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Relato erótico “Forzando a Paulina” (POR ROGER DAVID)

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Forzando a Paulina
Edgar era un muchachón que recién había cumplido los 18 años, de carácter huraño e introvertido.
Su aspecto tampoco lo acompañaba mucho, era extremadamente gordo y mórbido, que lo obligaban a siempre vestir camisetas deportivas de talla extra grande, con zapatillas deportivas, y pantalones de mezclilla también grandes para su porte como todo un rapero, un poco bajo de estatura 1,55 mts., a lo más, con una cara llena de acnés de volcanes enrojecidos y amarillentos en sus cráteres dando la impresión que estos en cualquier momento erupcionaban su asquerosa materia orgánica.
En la familia y de entre todos sus primos era el menos popular, ya que a pesar de su edad este aun no terminaba sus estudios secundarios.
En clases la cosa no era muy distinta, el insociable joven era incapaz de llevar una buena y sana convivencia con sus pares, eran muchas las ocasiones en que mandaban a llamar a sus padres para notificarles su mala conducta y por andar agarrándose a trompadas con sus propios compañeros, o por intentar tomar fotografías bajo las faldas de sus compañeras de aula, y por distintos tipos de faltas de respeto hacia sus profesores, además que sus malas calificaciones ya evidenciaban que nuevamente iba a perder el año escolar, pero esta situación al joven le daba exactamente lo mismo.
Lógicamente tras esa notoria hosca personalidad y a pesar de su edad el muchacho continuaba con las hormonas más que alborotadas ya que no paraba de masturbarse impulsiva y frecuentemente.
A cualquier hora del día se encerraba en su cuarto para hacerse una o dos chaquetas consecutivas, sin mencionar que incesantemente por las noches sufría acalorados sueños húmedos, que en un principio estos tenían como protagonista principal a la única chava que había tenido por novia y que tras un traumático y fallido intento de mantener relaciones sexuales con ella y debido a la brutalidad e inexperiencia del salido muchacho la pobre chamaca  termino su noviazgo con él dejándolo con la calentura que se le salía por los ojos.
Pero estos sueños ya eran pasado, últimamente la única dueña de sus deseos y sus pajas era ni más ni menos que con una hermosa hembra hecha y derecha, desde su niñez siempre la vio como una joven muy bonita y de modales agradables, que lo regaloneaba con caramelos y con innumerables presentes ya sea para navidad o para su cumpleaños.
En el tiempo en que el gordito Edgar ya era todo un jovenzuelo e hiso la primera comunión fue esta atractiva joven de entonces 18 años quien quiso ser su madrina. El chamaco en esos tiempos no cabía de gozo al saber que la más jóvenes y atractivas de sus tías y la misma que desde siempre lo había consentido en todo ahora era su propia madrina, sentía que esta situación lo conectaban aún más a ella, incluso en forma inocente aun ya veía como si la curvilínea chica realmente le perteneciera.
Ya en esos años la joven tía, hermana de su madre, era dueña de una belleza desbordante, y el  gordo sobrino ya se daba cuenta de ello, pero la felicidad le duro poco, la hermosa y consentidora hembra al año se casó y se fue a vivir con su marido a otra ciudad.
Si efectivamente, Edgar ahora ya con 18 años era con la misma hermana de su mamá que ya estaba de regreso con quien ahora en forma desvergonzada se pajeaba la mente y la tranca.
Después de todo no era del todo raro, pues el chamaco en el momento de saludarla al momento de su primera visita desde su llegada vio que su agraciada tía Paulina volvía convertida en toda una hembra, la veía igual de hermosa que antaño, pero ahora con un cuerpo mucho más atrayente, en esa oportunidad la tía Paulina llevaba puesto un vestido blanco con tonalidades floreadas para nada provocativo y que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas,  el caliente chamaco tras hacer sus comparaciones con el recuerdo de una hermosa joven de 18 años y con esta otra deliciosa y potente mujer de unos 27 años lo dejaron casi babeando de una extraña y prohibida calentura, dictaminando que su tía-madrina recién llegada estaba extremadamente buena.
Edgar tras el beso de saludo y el notar que su tremenda madrina no había hecho el menor gesto de asco ni nada debido a sus notorias y asquerosas espinillas se dio a estudiarla mientras ella le hacía preguntas sobre si tenía novia, y que como le iba en el colegio, que ya con 18 años era todo un hombrecito y que su conducta tenía que cambiar, y cosas por el estilo, en donde el salido chamaco solo contestaba entre balbuceos, ya que sus ojos y su mente estaban preocupados de poner atención en cada centímetro del endiablado y curvilíneo cuerpo de su atrayente familiar, notando así que era de piel canela clara, y que esta debía ser extremadamente suavecita debido a esa extraña forma de relucir, de cara bonita como lo fue siempre, con unos preciosos ojos color miel y con una naricita bien hechita perfecta para adornar su cara, de cabello castaño oscuro y lacio, y con un lujurioso físico que invitaba a cualquiera que se la comieran, fuese quien fuese, y Edgar pensaba que él no era la excepción para catar aquel cuerpo de 1.68 mts., de estatura y muy bien distribuidos, tetas bien paradas y grandes que para nada discordaban con su figura.
El obeso joven seguía mirando hechizado aquella diabólica conjunción de curvas y carne de hembra, todo ello embutido en aquel exquisito vestido blanco con flores, veía un vientre plano con una cintura pequeña y caderas pronunciadas, el vestido parecía estirarse aún más en aquella exquisita parte de su cuerpo se decía el muchacho para sus adentros, recorría  y no se cansaba de admirar esas piernas torneadas, imaginando abiertos aquellos soberbios muslos que debía tener su tía-madrina y para terminar se dio admirar un espectacular par de nalgas que se notaban duras por donde se les mirara.
Y así fue pasando el tiempo, si bien el muchacho tenía esa fantasía desde la llegada de su tía, sentía remordimientos por ello, pero ¿cómo no hacerlo?, pues ahora era asiduo a quedarse a dormir en casa de sus tíos pues ellos a su llegada habían comprado una gran casa con piscina, y era en  esas ocasiones en las que el aprovechaba para darse un “taco de ojo”, con el suculento manjar que era su tía.
Incluso en una de las tantas ocasiones en las que se quedaba a dormir en la casa de sus tíos, el muchacho se despertó a media noche con esa sed que te seca la garganta y te fuerza a ir a la cocina por un vaso con agua, pues resulta que regresando a su habitación, escucho unos ruidos extraños que venían de la habitación matrimonial, curioso, medio caliente y lleno de intriga se acercó a la puerta que estaba cerrada y se puso a escuchar lo que debía estar sucediendo al interior, los sonidos y crujidos que hacia la cama evidenciaban que sus tíos estaban en lo suyo, los sonidos de cuerpos que se sobaban y resortes que subían y bajaban continuaban en forma enloquecedora.
Edgar estuvo escuchando durante varios minutos su verga rápidamente se le había parado, escuchaba y sentía la potente cacha que se llevaba a cabo dentro de la habitación, con sus ojos cerrados y apoyado en el muro imaginaba aquel voluptuoso cuerpazo al desnudo que se gastaba su madrina, ya creía ver su bien formada figura, unas inmensas ganas de él también probarla se iban instalando en una parte de su mente, Edgar prácticamente se la estaba comiendo en su mente imaginándose que era el quien la cogía en forma desenfrenada, una de sus manos ya se refregaba la verga por sobre el pantalón del pijama.
Mientras aquel matrimonio seguía en su faena al interior de la habitación matrimonial el joven escucho la voz de su tío como empezaba a decir:
-Me corro Pauli…, me corroooo, te voy a llenar de lecheee!!!
-Avísame para salirme José… recuerda que aún no quiero quedar embarazada, le escuchaba decir entre jadeos a la excitada mujer a su esposo…
-Solo falta un poquito amor… yo te aviso para echarlo afuera…
El joven escucho como en esos momentos los movimientos debían ser más desenfrenados ya que por los sonidos que hacia la cama daba la impresión que está en cualquier momento se quebraba, pero Edgar solo seguía escuchando con los ojos bien cerrados y con un rictus en su cara como si el pobre chamaco estuviese sufriendo, de pronto escucho que su tío gruño de placer y que le decía a Paulina,
-Salte Paulina me corroooo!!!, el joven imaginaba a aquel pene dejando caer intensos chorros de esperma en el aire, a la vez que pensó que en cualquier momento la pareja se daría cuenta de su presencia al otro lado de la puerta y que podrían verlo, de inmediato se dirigió nuevamente a su habitación para encerrarse y tirarse al colchón mientras sacaba su pene erecto de entre sus pijamas y empezó a masturbarse como un desquiciado a salud de su tía.
Después de aquella gratificante experiencia, estuvo toda la noche masturbándose y divagando de lo grandioso que podría ser cogerse a su tía-madrina, mientras imaginaba que era el quien follaba a aquella suculenta hembra, el cansancio lo fue venciendo hasta que se quedó completamente dormido.
A la mañana siguiente y después de levantarse ya cerca del medio día el caliente y obeso sobrino bajo las escaleras para dirigirse a la cocina, de inmediato se percató de que su tía estaba sentada en el sofá, de espaldas a él y  viendo en su laptop, seguro que estaba trabajando desde la casa, ya que su tía era secretaria ejecutiva en una prestigiosa y renombrada corporación.
El resto del día transcurrió con normalidad como así mismo el resto de aquel prendido fin de semana, sin embargo unos días después al llegar desde la escuela a su casa se llevó la sorpresa de que cuando entro a su vivienda vio a su madre platicando con su tía Paulina, el joven nuevamente cayo en aquel erótico estado de ansiedad sexual en el cual quedaba por cada oportunidad en que estaba cerca de su deseada tía, y sobre todo en esta ocasión, ya que la hembra aquel día traía puesta un sugerente vestido amarillo de esos con tirantes al cuello, su largo pelo castaño lo traía tomado con una traba dándole un aire más fresco y jovial de lo que ya era, y para terminar este endiablado vestido era un poco más corto de los que habitualmente usaba, dejando ver a quien quisiese una buena parte de sus relucientes muslos color canela, la imagen de ver aquella monumental Diosa hecha para el pecado hicieron que su corazón y presión sanguínea del pobre chamaco se aceleraran a mil por hora.
Pues bien, resulta que ese día su tía había ido a verlo a él porque tenía fama de ser muy bueno con las computadoras y ella tenía problemas con su laptop personal, y por consiguiente quería que alguien le ayudara y quien mejor que una persona de confianza como su sobrino.
Edgar acepto ayudar a su tía gustosamente, al recibir en sus manos el notebook no pudo dejar de admirar aquellos magníficos melones que se escondían debajo de la parte superior del vestido, la imagen del nacimiento de aquellas suaves tetazas escondidas y que estaban solo a centímetros de su calentona mirada casi lo hacen soltar el ordenador y lanzarse hacia el cuerpo de aquel monumento de mujer para liberar el mismo aquellas tetotas para chuparlas y morderlas cuanto el quisiese, sin embargo el pobre chamaco tuvo que tomar aire y recomponerse, solo le dijo que tardaría algunos días en tenerla lista pues tenía que revisarla bien para evitar cualquier problema futuro, su tía sin problema alguno acepto y despidiéndose con un beso de su hermana y de su sobrino  paso a retirarse.
Después de cenar Edgar olvido por completo la computadora de su amor platónico y tras correrse una buena paja en honor a su tía y al vestido amarillo simplemente se durmió sin más.
Al día siguiente después de la escuela acompañado por su compañero de salón y compinche de andadas David, justo después estar varias horas escuchando Megadeth y fumando hierva a un lado de la ventana para no ser sorprendidos, la mama de Edgar entro a su habitación para recordarle que tenía que arreglar la laptop de su tía, sabiendo que no era nada grave, Edgar le dijo a David que encendiera otro porro mientras el arreglaba la laptop,  después de un rato y de haberla depurado, al muchacho le dieron muchas ganas de ir al baño, por lo tanto se dirigió al W.C.
Al regresar  vio como David ya estaba revisando la laptop de su tía, para Edgar no era nada malo, por lo cual no le dio importancia, sin embargo David rápidamente llamo la atención de Edgar diciéndole:
-¿Tu tía se llama Paulina?
-Sí, ¿porque?, contesto Edgar algo extrañado.
-dejo su Facebook abierto…
-Ah! déjalo así, mi tía es muy descuidada…
Sin embargo David no dejaba la laptop y permanecía en silencio, al menos hasta que nuevamente se dirigió a su amigo diciéndole:
-No mames cabrón…! tu tía ¿es estaaa?… si es así… esta buenísima…!!!
Edgar sabía que su tía era más que suculenta y muy apetecible, pero no imaginaba que por unas fotos de Facebook David se pusiera así, lentamente se fue acercando al ordenador y hacia su único amigo, y en efecto David miraba las fotos de su tía, con algunas amigas en donde efectivamente la hembra más llamativa era Paulina, o en las que aparecía en traje de baño en alguna playa con su flamante marido y en donde notoriamente ella estaba más joven, así estuvieron por espacio de unos buenos minutos admirando y comentando la buena que estaba la hembra, fue David quien nuevamente rompió el silencio que se había formado mientras ambos jóvenes calenturientos miraban las imágenes.
-Edgar tu tía esta que se cae de buena, maldito sátiro, seguro te la jalas pensando en ella…
Edgar por su parte no dejaba de mirar las imágenes, mientras su amigo continuaba el dialogo,
-Ni me haces caso viendo a tu tía pinche Edgar…
Pero David a pesar de tener la misma edad que Edgar y el ser también un joven problema en el colegio y en su hogar este era mucho más perverso y mal intencionado que su amigo, por lo que de inmediato tuvo lo que para él era una brillante idea, y de inmediato a sabiendas que necesitaría la complicidad de su amigo le dijo:
-¿Que pensarías si te digo que tenemos una oportunidad de culearnos a tu tía?
De inmediato Edgar volteo a ver a su amigo y con cara de incrédulo le contesto:
-No digas pendejadas imbécil, solo que la droguemos y nos la cojamos… y tal vez ni así.
Edgar al tener en aun en su mente el recuerdo de los exquisitos gemidos de placer de su tía favorita, como también las salidas palabrotas de su amigo, en su cabeza una lujuriosa necesidad de hacer verdad sus fantasías abrió una brecha para por lo menos intentar hacer realidad sus morbosas y desequilibradas ansiedades…,
-Y cual se supone que es tu idea…?, la morbosa idea que le había dicho su amigo a Edgar le había encantado, -No lo digo porque de verdad quiera hacerlo es solamente para saber, jejeje…
Para luego con una cara y una sonrisa triunfal David le revelo a su amigo su plan:
-No, eso de drogarla no será necesario, con lo que ya tenemos es suficiente para convencerla de que nos tiene que dejar cogérnosla… Edgar escuchaba atento los planes que tenía su amigo, David continuaba, -Mira con las mismas fotos de su face y con las otras que están en las carpetas podemos hacerle creer a tu tío, que su esposa le ha estado poniendo el cuerno…  desde tu pc harás un perfil de Facebook falso y comenzaras a mandarle mensajes a tu tía y yo desde la laptop de tu tía te contestare haciendo aparentar que tenemos algo y para que parezca real tú me pedirás fotos y yo te mandare estas en las que sale en traje de baño, tu sabes que días sale tu tío de viaje así que esos días serán los indicados para mandarle mensajes, incluso yo te mandare el primero para aparentar que tu tía quería verga, ya con eso le tomaremos capturas de pantalla a las conversaciones falsas con fotos y todo… Y con ese material chantajearemos a tu tía para poder cogérnosla un ratito, jejeje que tal te parece mi plan?
Edgar no podía creer lo que decía David, era un plan virtualmente perfecto al menos eso pensaba, pero el si es que cabía la posibilidad de chantajear y acostarse con su madrina no estaba dispuesto a compartirla, o no al menos por ahora así que de inmediato le dijo a su amigo:
-Tú si serás estúpido… estás loco de remate… mi tía está muy buena pero no por eso me la voy a violar contigo… creo que lo mejor por ahora es que te vayas… Le dijo finalmente Edgar a su amigo haciéndose el sentido,
-Pero amigo… no seas pendejooo… si tu tía está muy rebuena… yo pienso que deberíamos…
-Nadaaa!!! Fuera de mi casa hijo de putaaaa!!!…, Edgar no lo dejo terminar,
-Está bien… está bien… es que yo solo pensaba que tú también te la querías tirar…
Edgar había adoptado muy bien una actitud de hacerse el sentido con su amigo, pero la verdad era una sola, el llevaría a cabo el plan ideado por David pero lo haría solo, y si todo le resultaba como él quería y logreaba concretar la violación recién vería la posibilidad de pasarle a su tía a su amigo para que también la probara en honor a la amistad que existía entre ellos.
Una vez que David abandono la casa de Edgar el gordo muchacho se puso manos a la obra, con la insana idea en la cabeza de tener a su tía desnuda y abierta de piernas y decidido a llevarla a cabo a penas se le diera la oportunidad, el desquiciado muchacho se puso en campaña y empezó a crear aquella sórdida conversación apócrifa en la que haría aparentar que Paulina estaba deseosa de la verga de otro hombre que no fuera su esposo.
Las palabras que Edgar ocupo poco a poco se hacían más calientes, mientras las ideas fluían en su mente las  escribía, ocupaba las que le gustaría que le dijera su tía y cosas por demás sucias:
P-Ya tiene tiempo que no vienes a verme, necesito que estés aquí me siento sola,
F-¿Que tienes pedazo de zorra?, ¿quieres verga como la otra vez?,
P-Sí, quiero más, necesito que me cojas, como el otro día con esa tranca tan grande que te cargas,
F-No te creo, necesito pruebas, mándame algo para que me caliente,
P-¿Cómo qué?, dime que quieres ver,
F-Unas fotitos tuyas para que se me pare y me motives a ir a metértela.
En ese momento el salido joven puso las fotos de su tía en las cuales aparecía más ligera de ropas, escogió una que se había tomado especialmente para su marido, o sea en el caso que este ultimo las viera y que comprobara que efectivamente su mujer las había ocupado para enviárselas a otro hombre, este enloquecería de los celos, Edgar pensando en esto ya terminaba de enviar las fotos al Facebook falso que había creado haciendo aparentar que Paulina seguía las órdenes que le daban sin chistar.
La conversación falsa continuaba y el chico se explayaban poniendo cosas de cómo fue el último encuentro entre la hembra y aquel hombre que no existía, ocupando estratégicamente las fechas en que su tío no había estado en casa.
Después de eso a Edgar ya solo le hacía falta afinar detalles de cómo sería el momento en que le dieran la pesada noticia a la infortunada mujer que era el objeto de sus  insanos deseos.
El caliente muchacho estuvo durante toda la noche pensando en el asunto y decidió que ese mismo fin de semana era el idóneo, su tío no estaría pues habría salido de viaje de trabajo, y su tía Paulina  estaría sola, por eso mismo Edgar le llevaría la laptop y aprovecharía el momento para abordarla.
Tal como lo había pensado el ansioso muchacho fue a la casa de su deseada familiar, eran como las dos de la tarde y el joven sabía que su tía solo trabajaba hasta el mediodía de los días viernes.
Ya en la casa de Paulina Edgar le dio la laptop a su tía y le pidió permiso de quedarse a disfrutar la piscina, después de pensarlo durante un momento la suculenta y desprevenida  hembra no tuvo argumentos para decirle que no a su sobrino.
La idea no le parecía mucho a Paulina, se le hacía algo raro, estaría ella sola con su sobrino, de las oportunidades en que el chico se había quedado a dormir había estado su marido presente, pero sabía que era un simple adolecente que se encontraba algo desorientado, sin embargo durante toda la tarde no dejaba de sentirse incomoda pues se percataba de la forma lasciva en que este no la dejaba de mirar, lo había notado desde hace algún tiempo y ya creía sentir como su sobrino la desnudaba con la vista.
Por su parte el caliente muchacho al estar a las puertas de lo que sería un chantaje o una violación en todas sus letras, esta misma situación lo tenía en un angustiante  estado de nerviosismo, se comía el cuerpazo que se gastaba su tremenda tía quien en esos momentos estaba vestida con unos ajustados pantalones de mezclilla que daban la impresión que en cualquier momento se reventarían por lo ajustados que le quedaban, sumado a esas hermosas sandalias con taco que la hacían ver el culo más parado de lo que ya lo tenía, y que también mostraban en forma esplendorosa los hermosos deditos de sus pies.
Sin embargo el día transcurrió sin ninguna novedad, Paulina estaba convencida que debido a los ímpetus juveniles del gordo jovenzuelo este era el real motivo de su enajenante mirada hacia su cuerpo, además que el niñato ya llevaba un buen tiempo quedándose en su casa y nunca había demostrado tener alguna mala intención como se lo habían advertido algunos familiares.
Ya en el atardecer y mientras el salido mocoso se hacia el que veía películas, este vio cuando su tía estaba sentada en la mesa conectada a Facebook posteando con su marido, mientras miraba con ojos atónitos la belleza de aquella mujer que aún estaba lejos de realmente también el probarla, admiraba cada detalle de su cuerpo en tanto su excitación crecía, el deseo y la impaciencia  lo hacían de la misma forma, poco a poco aquel muchacho con características de Nerd  enojón decidió que una vez que ella saliera y se desconectara de la red seria el momento propicio para darle conocimiento de lo que él por pura casualidad se había enterado, y que mediría la reacción de la hembra para ver hasta donde él podría sacar provecho personal de aquella situación, sino se haría el loco, y le bajaría el perfil.
Paulina lo vio venir a sentarse a la mesa, le llamo la atención que este se sentó a un lado de ella, hasta que lo escucho hablarle,
-Tía… necesito que hablemos de algo…
Paulina solo lo quedo mirando extrañada, por lo general Edgar ya con 18 años de edad no era de los chamacos que hablaban, y ella muy bien lo sabía, por algo lo había hecho su sobrino favorito, su carácter tímido y retraído desde su  niñez la habían hecho sobreprotegerlo de los pergenios más brabucones, lo que no sabía la hermosa mujer de 27 años era el cambio de 180° grados que había sufrido el muchacho en estos últimos años y que ella no había visto debido a su larga ausencia, esa situación la había hecho confiarse.
-Dame unos minutos, termino de postear con tu tío y podremos hablar…
Una vez que Paulina  se despidió de su marido y se aprontaba a desconectar el face, escucho la vos de Edgar,
-No lo cierre tía… La mujer se lo quedo mirando extrañada, -Quiero mostrarle algo, continuo el muchacho. Paulina pensó que tal vez su sobrino quería mostrarle algún video cómico, o alguna publicación de importancia, pero más curiosa se puso al ver como el chamaco tomaba el mouse y se ponía a buscar en su lista de amigos, hasta que por fin lo escucho hablar nuevamente, -Explíqueme esto…
Paulina en un momento no entendía nada, solo leía con sus ojos a la vez que tomaba el mouse y hacia correr la conversación que supuestamente ella había tenido con un hombre extraño a su matrimonio, y que no sabía por qué lo tenía en su lista de amigos, la hembra no entendía nada, eran diversas conversaciones y en distintas fechas en donde ella había conversado como si fuese una puta con aquel indeseable, y para rematarla le había enviado fotografías de todo tipo a ese supuesto amante, Edgar había tomado la precaución de configurar y alterar las fechas del equipo, para que estas parecieran que esa adultera relación ya venía desde hace unos buenos meses.
Tragando saliva y tomándose la cabeza con sus dos manitas pudo decir al fin,
-Pero que significa esto Dios mío…!!
-No se pues tía… Encontré esto en su Face, y quería enseñárselo…
-Pero yo no conozco a ese hombre… no sé quién es…, la mujer no podía quitar su mirada de la pantalla y releer lo ahí escrito,
-Ya tía… no se haga la mensa conmigo está claro que desde hace un tiempo le pone los cuernos a mi tío… Tiene que ser más cuidadosa con su face para la próxima y cerrarlo… se imagina esto lo encuentra mi tío…?, el caliente chamaco estudiaba todas las reacciones de la hembra y ya la veía muy alterada,
-Gracias Edgar… gracias por avisarme… pero… pero de verdad que yo no he hecho nada malo… no sé de qué se trata todo esto…
-Jajajja como que no ha hecho nada malo, si ahí dice clarito que estaba deseosa de su verga, jajajaja…
Paulina dándose cuenta de la insolente forma en que su sobrino le estaba hablando, lo quiso frenar en el acto,
-No me hables así… recuerda que yo soy tu tía… además que la mujer que escribió eso no soy yo… es más bloqueare al instante a ese hombre…
-Bloquéelo… pero yo ya respalde todas las zorrerías en que Usted anda metida con quien sabe quién… además que yo mismo le diré a mi tío la forma en que puede desbloquear a su “amigo”, para que el mismo se dé cuenta de la puta que tiene por esposa, jejeje…
-Que no me hables así mocoso insolente!!!, Paulina no estaba dispuesta a dejar que su sobrino se sobrepasara con ella con su vocabulario, si hasta lo del Face como que pasaba a segundo plano al escuchar las groserías en que se estaba refiriendo ese mocoso, -Quien te hadado derecho para ha…
El niñato ataco al instante para no dejar pasar esa oportunidad,
-Y cómo quieres que te trate tía… si yo mismo vi y leí como le enviabas fotografías en traje de baño a tu amante, y se leía claramente que lo invitas a culear contigo cuando mi tío no está en casa… por eso hoy te la pensaste para que yo me quedara no es cierto…!? De seguro hoy tenías planeado acostarte con el…, jejejeje… pues bien me voy… pero desde casa llamare a mi tío y le contare todo, jajajaja!!!!
Paulina quien con todas las peladeces que le decía su sobrino ya estaba en estado de shock, lo vio dirigirse a la puerta de salida, automáticamente se interpuso entre él y la puerta en donde quiso explicarle que ella le decía le verdad, que lo que ahí estaba escrito no lo había hecho ella…
-Edgar!!… espera un momento… que le vas a decir a mi marido!!?
-Le diré la verdad… que cuando él se va a trabajar tú te pones a culear con el primero que va pasando, o eso fue al menos lo que entendí yo en tus conversaciones, y sé que él también lo captara al instante…
Paulina viendo las catastróficas consecuencias que todo aquel embrollo le traería a su matrimonio, dejo de lado sus primeras impresiones, además que pensaba que su sobrino con justa razón pensaba así de ella debido a lo que ya había leído también en su face, pero ella estaba dispuesta a aclarar la situación, después arreglaría cuentas con él por lo de su soez vocabulario,
-Mi niño… te lo juro… de verdad que esa no soy yo…
-Naaaaa de mi niñoooo!!! Ya no me digas así… ya no te creo nadaaa… solo eres una putaaa…! una autentica fulana sedienta de vergaaa!!! Jajajja!!!!
-Edgar no me trates así… yo no soy así como tú lo dices…, Paulina cambiaba de humor debido a la situación, ahora estaba enojada, para luego casi suplicarle al mocoso que la entendiera de una buena vez,
-Pus se nota lo contrario… pero ese no es mi problema… es problema del cornudo de mi tío… déjame pasar que ya me quiero ir…
-Edgar por favor no se lo digas…
-Ves! Ves cómo eres de puta… ahora me pides que no se lo cuente…, jajajaj…
-Te he dicho la verdad…!!!, le grito la hembra casi en su cara, -Es solo que nos ocasionarías un grave problema… como no entiendes!!??
-Pus no puedo entender lo inentendible, jejejeje…
-Dime necesitas dinero! Es eso acaso? Yo te puedo dar dinero pero no le muestres a José eso que dices tener…
-Ahhhh veo que podemos llegar a un acuerdo, le dijo el caliente muchacho quien ya estaba preso por la lujuria que se veía venir…
-Solo dime la cantidad… y este… este mismo lunes te hare un deposito…
-La verdad tía… Mmmm si quiero algo de ti… pero no es precisamente dinero, o al menos no por ahora…
-Solo dímelo Edgar… que es lo que quieres!?
El obeso y espinilludo chamaco se la quedó mirando de pies a cabeza, veía como esas tetas de concurso subían y bajaban producto del nerviosismo de su dueña, por lo que estimo que ese era el momento propicio para su desvergonzada propuesta,
-Escucha tía… de verdad que desde hace tiempo que te encuentro muy bonita…
-Ehhhh… Gracias… pero no entiendo que tiene que ver eso con lo que estamos hablando…
-De eso se trata madrinita que estas bien buena…
Edgar veía la expresión de su atractiva tía, de como ella lo miraba como no creyendo lo que el chico le estaba diciendo, así que finalmente y ya no habiendo más que hacer, se la soltó,
-Te prometo guardar el secreto… pero como ya te lo imaginaras… yo también quiero acostarme contigo… me conformo con hacértelo en las oportunidades en que mi tío debe viajar,
Paulina aun no creía estar escuchando aquellas infames palabras, y aun incrédula le pregunto,
-Que fue lo último que dijiste…!?
-Eso que escuchaste pues tía, yo también quiero cogerte… así de simple… tu culias conmigo y yo guardo en secreto todas tus puteadas, es justo no?
La hembra quien en su momento estaba muy preocupada por aquella extraña situación, en la cual su expresión de inquietud y pesadumbre se fue transformando poco a poco en la de una fiera en llamas, llena de cólera y enfurecida hasta mas no poder se paró en frente del obeso muchacho para violentamente asestarle una fuerte cachetada en el mofletudo rostro de su sobrino:
-Plaffff…!!! -Cómo te atreves a solicitarme semejante estupidez… chavo de mierdaaa!! Con quien crees que estas tratando pendejo desgraciado… si no te has dado cuenta soy tu tía, la hermana de tu madre y me debes respetooo!!!
El chamaco a quien la cachetada le daba lo  mismo ya que su agraciada tía no tenía las fuerzas necesarias como para amedrentarlo, más le causo gracia la actitud de la enajenada hembra, eran cuantiosas las ocasiones en que se había trabado a trompazos con sus enemigos del colegio, y a veces con más de uno, este sin inmutarse si quiera, le contesto,
-Entiendo… entonces me retiro… y vaya pensando en que le dirá a mi tío… llegando a casa le contare todo…
-Pues diceloooo… es más mira lo que hago, Paulina rápidamente se fue a su ordenador y cancelo su cuenta de Face, -Y ahora que le dirás chulito… no te crees tan vivo… si no hay cuenta… que le mostraras!?
-Jajajajaja!!!, A parte de puta… usted es tonta tía…, le dijo el caliente sobrino a su tía con un rictus de burla en su acnosa cara, -Le dije que yo tengo respaldos de todo lo que se decía usted con su amante… además que cree usted que pensara mi tío al saber que extrañamente y sin motivos usted cerro su cuenta después de yo darle a conocer la información que poseo?, o sea… si su situación ya era más que comprometedora ahora con lo que usted solita acaba de hacer esta peor, pero bueno Usted sabe lo que hace, me iré a casa caminando, piense en mi propuesta, o si no aténgase a las consecuencias, tengo todos los correos electrónicos de su trabajo y este mismo lunes todos sabrán lo zorra que es Usted cuando su marido no está en casa… Adiós…
Paulina viéndose ya sola en casa, solo se dejó caer en el sofá en donde había estado ubicado su sobrino regalón, sentada con las piernas juntas, con su espalda inclinada hacia adelante, y con una de sus manitas en la barbilla meditaba con todos sus sentidos alterados en lo extraño de toda esa situación, fugazmente pensó que tal vez había sido el mismo chamaco quien había intervenido su ordenador con semejantes atrocidades, pero no estaba segura que Edgar tuviera los conocimientos necesarios para armarle toda esas patrañas, y mientras seguía analizando su situación estimo que el chamaco tenía razón ahora que explicación le daría a su marido del motivo real de haber cerrado su cuenta de face en forma tan abrupta, se decía que inconscientemente ella misma se estaba incriminando y ahora sería más difícil dar las explicaciones si es que al endemoniado muchacho se le ocurría irle con chismes a su esposo.
Estando en eso la asustada hembra escucho claramente el sonido de su celular, como pudo se puso de pie y fue a contestar la llamada, con sumo nerviosismo entre las burbujas azules de su Galaxy comprobó que se trataba de su marido, intentando dejar de lado su preocupación se dio a contestarle a su esposo poniendo todo de su parte para que el no notara algo raro en su voz…
-Hola?, contesto Paulina de una buena vez,
-Hola cariño… que tal has estado?
-Ehhh… estoy bien… pero porque me llamas…? si acabamos de postear por el face?
-Y que tiene de raro que te llame… o acaso esperabas la llamada de otro hombre?
Un silencio sepulcral quedo en la línea telefónica, solo la pesada respiración de la hembra se escuchaba al otro lado de la línea…
-Jajaja… te la creíste… tu sabes que yo no soy celoso…jajaja… Mira me acaba de llamar Edgar dice que necesita hablar urgentemente conmigo, y cuando ya iba a seguir con su conversación se le corto la llamada… podrías llamarlo tú y ver qué es lo que necesita?, seguro que quiere algo de dinero para salir con alguna chava, así que si puedes ayudarlo en lo que necesite por favor apóyalo, me da pena ese chamaco…
Paulina pensaba en la situación, estaba claro que Edgar estaba dispuesto a cumplir con sus amenazas, en un momento pensó en contarle toda la situación a su marido, pero temió que este no le creyera ya que las pruebas que la condenaban aunque injustamente eran contundentes, en esas nebulosas, solo se dio a contestarle,
-Está bien José, le llamare para ver qué es lo que necesita…, pero ella ya creía saber que era lo que necesitaba ese condenado chamaco, si el mismo se lo había dicho sin asco, -Así que tú no te preocupes yo me encargo de la situación…
-Está bien cariño, ese chamaco está necesitado de afecto, y como tú eres su madrina eres la más indicada para sacarlo adelante…, Paulina pensaba con rabia como su marido hablaba como si aquel pendejo de mierda fuese una víctima, a la misma vez que se decía que ella también hasta hace poco rato pensaba lo mismo, pero fue su marido quien nuevamente la sacaba de estas extrañas cavilaciones, -Por cierto amor… después de colgarle a Edgar intente ubicarte por face, pero al hacerlo no me apareces en mi lista de agregados…
-Ehhh que extraño… no sé a qué te refieres (primera mentira), me conectare y veré cual pudo ser el problema…
-Ok mi vida… ve una buena película… recuerda que yo llego el lunes en la tarde…
-José…, Paulina a pesar de ella no haber hecho nada ya se sentía culpable con toda aquella situación…
-Qué pasa?, le contesto el marido a su mujer,
-Te amo cariño…
-Lo se… yo también te amo… Bueno estoy cansadísimo, así que te dejo… mañana a la noche te hablo por celu, o nos conectamos… revisa tu face…
-Así será amor… adiós…
Paulina una vez que toco el botón del celular para cerrar la llamada, su primera medida para normalizar su situación fue ir a intentar restablecer su cuenta de face, pero fue inútil, le aparecía un mensaje que le indicaba que no había posibilidad de restablecer la cuenta pasado 24 horas, así que ya no le quedó más remedio que aceptar la situación y ponerse a pensar como lo haría para hacer entender al muchacho que ella no se podía acostar con el bajo ninguna circunstancia.
(En una plaza algo retirada)
Mientras el nervioso muchacho cortaba maliciosamente la comunicación para ver cuál sería la reacción de su tía al momento en que su tío José la llamara para decirle que él le había llamado, solo se dio a sentarse a esperar en un banco de la plaza y a fumar, tenía unas leves esperanzas de que la buenota de su tía se desesperara y accediera a lo que él le había solicitado, ya estaba seguro que la hembra no sería capaz de abrir la boca diciendo que todo era una farsa, ya que aun así la más perjudicada seria ella misma.
Ya había pasado más de media hora desde que Edgar le había colgado la comunicación a su tío, las amarillentas luces de los focos de la plaza en la cual se encontraba ya lo iluminaban todo, y cuando el chamaco ya empezaba a pensar que quizás el plan de su amigo no había funcionado el zumbido de su móvil en el bolsillo de sus pantalones le avisaba lo contrario, al sacarlo y ver de quien se trataba, nuevamente su corazón empezó a latir a mil por hora, era su tía Paulina.
-Hola…? Veo que mi tío ya te hiso la llamada que yo pensé que te iba a realizar…
-Así es Edgar… y dime de una buena vez por todas… que es lo que pretendes con todo esto?
-Pus ya te lo dije tiita… tú estás muy rebuenota y quiero hacértelo, el muchacho ni él se la creía de la vulgar forma en que gradualmente ya se comenzaba a dirigir a aquella hembra de sus sueños, pero ya no había vuelta atrás…
-Edgar intenta moderar tu vocabulario por Dios!… además que eso que tú quieres hacerme es imposible… como no lo entiendes…, el muchachón recordando los consejos que le daban los unos viejos calientes con los que el conversaba los días domingos cuando iba a la cancha, determino que esta era unas de esas yeguas orgullosas y altaneras que necesitaban doma, según recordaba cómo le habían dicho, y siguiendo sus consejos se dio a contestarle,
-Escúchame zorra… tu sabes muy bien el tipo de material que poseo, y ya te habrás dado cuenta que soy capaz de hacérselo saber a toda la familia y en tu trabajo, con una simple llamadita a tu esposo y te cago la vida… así que si me estas llamando para continuar con tus zorrerías de poca monta no te hare caso, lo más bien que te acuestas y te refriegas la concha con otros tipos y no veo la razón por que no puedes hacerlo conmigo, así que decide… o me dices ahorita mismo que vaya para tu casa para que lo hagamos o simplemente cuelga y yo sabré cual habrá sido tu decisión…
Paulina quien no se atrevía a cortar la llamada sentía como las piernas le temblaban al imaginarse a ella en las catastróficas situaciones que le anticipaba su sobrino, pero aún no estaba dispuesta a darle en el gusto al muchacho,
-Edgar… debe haber otro tipo de solución… pídeme lo que quieras pero no me pidas que nos acostemos, es imposible soy tu tía por Dios!!!
-Eres mi tía, jajajja pero no estas muerta y con ese físico que te cargas es normal que un chico como yo quiera probar tus agujeros, jajajjaj…
-No me hagas esto Edgar… yo siempre te he querido mucho… Sniffsss!!!, La hembra viendo que su sobrino no cejaba en sus acaloradas y desquiciantes demandas sexuales simplemente se largó a llorar por el teléfono…
-Bien… me doy cuenta con tus lloriqueos que estas empeñada en salirte con la tuya… así que ya no hay nada más que hablar… adiós tía…
-Edgar!!! Esperaaa… no cuelgues… te lo repito… si de verdad alguna vez me quisiste algo piensa bien en lo que harás… te ofrezco lo que quieras… pero menos eso…
El muchacho por alguna razón sentía lastima de su tía, pero también sabía que ya casi la tenía lista, así que pensando a mil por hora en todas sus posibilidades le dio su dictamen,
-Me dices que harás lo que yo quiera?
-Siii… pero menos eso de acostarnos…
-Bien te daré una oportunidad…, el muchacho tomo aire y se dio a exponerle a su tía su extravagante solicitud, -Pues quiero que apenas me cuelgues el teléfono te vayas a tu dormitorio y escojas el mejor vestido que tengas en tu armario, te ducharas y te arreglaras como si fueras a ir a una cita con algún hombre que te caliente, como si tu misión fuese seducirlo a bajo cualquier costo, luego de eso saldrás a una dirección que yo te voy a dar,
Paulina quien no entendía nada, limpiándose las lágrimas de los ojos se dio a anotar las indicaciones que le daba su sobrino, aun así quiso preguntar,
-Pero para que quieres que yo haga eso y que vaya a esta dirección…
-Simplemente saldremos de juerga los dos solos, y tú actuaras como si fueses mi novia de toda la vida… si no me convences al final de la noche te arruino la existencia, si me dejas conforme me olvido del asunto y tu vida continuara normal como hasta ahora,
-Pero… pero… como voy a hacer cuenta que soy tu novia… si te conozco desde chamaco… no podre lograrlo…
-Tienes una hora para arreglártelas y superar tus traumas, jajajaja… si no llegas tú ya sabes. Con eso ultimo el desequilibrado muchacho simplemente corto la llamada y se fue a esperar sentado en la misma plaza en donde se realizaría el encuentro.
Paulina en total estado de conmoción una vez más pensó en el costo injusto que tendría que pagar por el silencio del muchacho, pero se conformaba el saber que si hacia bien las cosas al menos no se vería en la necesidad de tener que acostarse con él, solucionaría el rollo con el muchacho y después investigaría de como llego a su ordenador esa conversación que supuestamente ella tuvo con otro hombre.
Una vez que se bañó, se puso un hermoso vestido negro también con tirantes, medias color carne haciéndole ver sus torneadas piernotas aún más apetecibles de lo que ya eran, el vestido no era tan corto este le llegaba justo hasta la mitad de sus lustrosos muslos, pero si era lo suficientemente ajustado para hacer de su figura una femenina y despampanante imagen de hembra en todas sus letras.
Después de haber cepillado su cabello y estando al frente del espejo maquillando su cara se sintió como una verdadera idiota al estar tan esmerada en verse apetecible para la caliente mirada de un degenerado jovenzuelo de 18 años que aún estaba lleno de espinillas, y que para rematarla era su propio sobrino y ahijado.
El chamaco ya no daba más de la ansiedad, se paseaba de un lado a otro, ya eran cerca de las 10 de la noche, los minutos pasaban lentos y eternos en su angustiante espera, pero cuando se percataba que ya habían pasado 45 minutos y en el momento que levanto su mirada vio claramente que en la misma esquina de la plaza se acercaba una tremenda mujer con vestido negro a medio muslo, no lo podía creer, esa imponente hembra que irradiaba femineidad por todos sus poros que se acercaba a paso lento pero decidido y que llamaba la atención de casi todos los machos que a esas horas deambulaban por la plaza, era su misma tía Paulina… su Paulina!!!, se gritó para sus adentros.
Edgar viendo que la mujer de sus fantasías ya estaba solo a unos metros de él, tomo aire para no demostrarle nerviosismo ni pendejadas parecidas, le demostraría que él era todo un macho, tal como le enseñaban sus cincuentones amigotes futboleros, y que el también se la podía perfectamente con una hembra de su calibre y categoría.
Una vez que Paulina estuvo frente a frente con el obeso jovenzuelo, enojada con ella misma y mirando hacia cualquier parte, le dijo cruzada de brazos y con voz irónica,
-Bien aquí estoy… y ahora que desea el señor…
Edgar quien estaba apoyado en el respaldo de uno de los bancos que adornaban la plazoleta, y ya no aguantando más la necesidad de tocar con sus propias manos aquellas duras carnes que enfundaban aquella mística tela negra las poso tomando firmemente a su tía y atracarla contra su cuerpo…
-Esto es lo que he deseado desde hace mucho tiempo zorrita… jajaja… le dijo mientras con sus ojos cerrados tocaba y palpaba esas suaves y duras carnes por vez primera…
-Suéltame imbécil… acaso no te das cuenta que alguien nos puede ver!?, Paulina en forma desesperada miraba en todas direcciones intentando separarse del muchacho, y roja como un tomate, nunca espero que su caliente sobrino la tomara de aquella forma…
-No te preocupes tía… esta plaza está lejos de donde vivimos ambos, nadie nos conoce por aquí… así que tranquila… y recuerda que por esta noche somos novios… o en otras palabras eres mi zorra, jejeje… que hay con mi beso de bienvenida, jejejej…
-Edgar…por favor entiende… eso que tú quieres ahora tampoco puedo cumplírtelo… la hembra sentía como su sobrino la tenía agarrada firmemente desde su cintura, a la vez que lo miraba fijamente a sus ojos, ambos estaban muy juntos, para los ojos de cualquiera que los viera pensarían que ellos eran una pareja de novios disfrutando del frescor de la noche en aquella plaza…
-Paulina ya déjate de pendejadas… tu sabias muy bien a lo que venias, así que ahora me darás un apasionado beso en la boca o simplemente te subiré el vestido y te agarrare el culo delante de todos estos viejos que nos están mirando, jajaja!!!
-No… no lo hare!, además que no creo que seas capaz de…
La hembra sintió como en forma automática las regordetas manos de su sobrino bajaron para tomar su vestido y comenzar a subirlo, lo que la llevo muy en contra de su voluntad a cerrar sus ojos y estamparle un tímido beso en los labios, claro que sin abrirle su boquita, el beso duro solo unos 5 segundos, lo que para el feliz chamaco fue suficiente como para soltar el vestido y afianzarla contra su pecho en forma apasionada.
Una vez que Paulina se separó de la boca de su sobrino solo se dio a decirle,
-Ya está… ya te di lo que me pedias… ahora me podrías dejar tomar un poco de aire… la mujer sentía como el chamaco recorría con desesperación sus espaldas, sus manos regordetas parecían los tentáculos de un pulpo, para luego volvérselas a sentir que estas bajaban peligrosamente hacia sus caderas, pero cuando ya temía lo peor notaba como el muchacho volvía a subir por su espina dorsal recorriéndola toda.
Edgar por su parte sentía como el fresco aliento de su tía-madrina le impregnaba sus fosas nasales, no quería separarse ni un centímetro de ella, sus tetas se aplastaban contra su pecho, el chamaco estaba en la gloria, pero sabía que las cosas pintaban para bien así que después de agasajarla entre sus brazos todo lo que quiso por fin aflojo y se separó de ella,
-Uffff ese besito estuvo algo flojito, pero me gusto, le decía Edgar a Paulina pasándose su resbalosa lengua por los labios intentando retirar de ellos restos del brillo labial que había dejado su tía en estos.
-Qué bueno que te gusto… y espero que lo hayas disfrutado porque ese beso será el primero y el ultimo, me oyes!?, le dijo con semblante serio a la vez que de su bolso de mano sacaba un cigarrillo y lo encendía, la hembra intentaba parecer seria y que era ella quien dominaba la situación, pero en el fondo estaba muy nerviosa por todo lo que le estaba sucediendo en aquel extraño día.
-Te equivocas zorrita… esto es solo el comienzo, ya verás que dentro de un rato si nos estaremos besuqueando como Dios manda, este primer beso fue solo un preámbulo a lo que será esta noche, jejejjeje…
-Edgar…!, Paulina nuevamente se estaba comenzando a exasperar con las insolencias de su aprovechado sobrino, -Esto que estamos haciendo está mal… muy mal…, y yo ya no te daré pie para que tú te salgas con la tuya…
-Escúchame tía Paulina…, le corto el chamaco no dándole opción para que ella se empoderara de la situación, -Tú tienes un trato conmigo… debes olvidarte que yo soy tu sobrino y actuar como si fueras mi puta… ahora si no quieres que nos besemos en público perfectamente nos podemos ir a tu casa y acostarnos, jejejeje allí nadie nos vera y tu estarás más tranquila y así tu reputación estará a salvo,
La tía Paulina engalanada como estaba solo se dio a fumar su cigarrillo en silencio, pensaba que el chamaco se estaba poniendo de lo más odioso, ya no encontraba las palabras necesarias para hablarle, ya que por cada intento que hacía este le salía con una salida blasfemia aun peor,
-Está bien!, le dijo finalmente, -Hare todas las pendejadas que se te ocurran, pero solo será por esta noche, pero ni se te ocurra llegar más lejos de los besos y corridas de mano… si yo cumplo con mi parte de aquí a lo que termine la noche… me dejaras en paz?
-Por supuesto que sí “Paulina”…, el chamaco recargo su voz al pronunciar el nombre de su tía para luego continuar, -Escúchame bien… te lo repetiré nuevamente, desde este minuto te comportaras conmigo como toda una zorra, te olvidaras que soy tu sobrino consentido y me harás todas las puteadas que a mí se me ocurran, si lo haces bien… te doy mi palabra que toda esta pesadilla para mañana ya será pasado, jejejej tenemos acuerdo?
La hembra aun desconfiando lo quedo mirando de pies a cabeza, ahí estaba su sobrino regalón, con la misma polera que lo había visto desde su llegada ya casi hace 6 meses atrás, con los mismos desgastados pantalones y con unas viejas zapatillas.
-Me das tu palabra?, le dijo la joven familiar al caliente sobrino a la vez que le daba una última aspirada al cigarrillo que se estaba fumando…
-Ya la tienes, le contesto Edgar quien ya a esas alturas su mirada era de calentura absoluta…
-Y bien que se supone que haremos ahora?, le consulto Paulina a Edgar mirándolo a la cara, ella estaba puesta aun lado del chamaco también apoyada en el respaldo del banco, esta era la primera vez que se fijaba en las repulsivas y amarillentas espinillas que el muchacho tenía en su cara por doquier.
-Iremos a un pub… nos tomaremos unos buenos tragos y bailaremos, recuerda actuar en todo momento como si fueses mi mujer, y para estar seguro de ello quiero que ahorita mismo y aprovechando que ya tienes muchos admiradores nos besemos en forma apasionada por algunos minutos, cuando me sienta satisfecho nos largaremos, jejeje…
El muchacho se había percatado que ya eran varios los señores que merodeaban alrededor de ellos ya sean de la mano de sus esposas o haciéndose los que iban pasando por ahí, la verdad era que aquel monumento de mujer que estaba acompañada de un muchacho gordo los tenían en el verdadero limbo de una exquisita calentura, aquella atractiva mujer que vestía un ajustado vestido negro y de zapatillas con taco tenía un cuerpazo inigualable que rayaba en la perfección según estimaban con sus calientes miradas cuando pasaban cerca de ellos.
Paulina quien ya vislumbraba que no tenía otra alternativa, en forma muy desganada se puso al frente del chamaco posando sus dos manitas en los hombros del que sería su seudo macho por esa noche, para luego de cerrar sus ojos e imaginando cualquier cosa reclino su cabeza uniendo al fin sus sensuales labios con los gruesos labios de su mórbido sobrino.
El beso entre tía y sobrino en un principio fue desganado, Edgar quien se sentía en el séptimo cielo al estar en aquella plaza y en tales condiciones con la hermana menor de su madre y que estaba para comérsela, a los pocos segundos empezó a abrir su boca intentando meter su lengua en la fresca boca de ella, por su parte Paulina sentía como su sobrino en forma desesperada intentaba invadir su cavidad oral con aquella caliente lengua que ya se paseaba por sus labios, ella se negaba a abrirle su boca, pero cuando sintió como el atrevido jovenzuelo posaba sus dos manazas una en cada nalga, intento ponerse a reclamar ocasión que el intrépido chamaco aprovecho para inundarle la boca con sus propias salivas y pasear su lengua desde el paladar hasta las mismas amígdalas de la chica.
Paulina viendo que esa batalla ya la había perdido y que el joven al tomar por asalto su boca este subió sus manos hacia sus caderas, la pobre simplemente dio un suspiro de angustiante aceptación y dejo que aquel caliente y degenerado mocoso se saliera con las suya.
Estuvieron besándose deliciosamente (al menos para Edgar) por espacio de unos 10 minutos, en los cuales el chico de vez en cuando dejaba la boca de Paulina para dedicarse en forma apasionada a recorrer con sus labios el perfumado y desprotegido cuello de quien era su mujer en aquellos momentos.
La aun asqueada hembra solo se dejaba hacer, y cuando notaba que el entusiasmado muchacho peligrosamente se acercaba con su bocota hacia sus tetas era ella misma quien en protección de estas buscaba con sus complacientes labios la boca del chamaco en donde nuevamente se fundían en otro apasionado besuqueo en el cual la mujer notaba claramente el intercambio de salivas que su sobrino le imponía con sus frenéticos y ardientes besos.
A Edgar le costó trabajo separarse de la boca de su tía, pero sabía que aún quedaba mucha noche por delante así que una vez ya separado de ella pero siempre teniéndola bien agarrada de su esbelta cintura, le dio conocimiento de lo que se venía a continuación,
-Bien… antes que nada besas exquisito Paulina, jejeje… ahora nos largaremos a un local que queda por aquí cerquita, allí seguiremos con nuestra fiesta… vamos?
La tía quien aún sentía el repugnante sabor de la boca de su sobrino no lo quedo más remedio que acompañarlo adonde él quisiese llevársela, abrazados tal cual como si de una pareja de enamorados se tratara juntos caminaron hacia el local en donde seguiría la juerga.
Paulina solo caminaba dejándose llevar, su mente lidiaba con un sinfín de emociones encontradas, se preguntaba adónde iba a parar todo aquello, de lo que si estaba muy clara era que una vez que pasara la noche por fin se libraría de las idioteces que la estaban obligando a realizar, como también había sentido las tremendas ganas de agarrarlo de las mechas y darle una buena zurra por mal enseñado, pero ya a estas alturas que iba a hacer si ya hasta se habían besado en la boca y con harta lengua.
Luego de caminar unas cuantas cuadras la suculenta hembra comenzó a notar el notorio cambio de ambiente, los locales que estaban abiertos y que habían en aquellas sórdidas calles por donde la llevaba su sobrino solo eran ordinarios antros de mala muerte, en donde la música imperante solo era de cumbias y pachanga, como así mismo Paulina también se daba cuenta que los locales que a esas horas ya estaba cerrados solo eran de repuestos automotrices, de bicicletas y diversos talleres ya sean mecánicos y de toda índole.
-Edgar… tú conoces este sector…!? Yo nunca había andado por estos lugares, le decía con sus ojos bien abiertos y mirando la gran cantidad de puestos de fritanga que habían en las veredas, como a si mismo veía que en cada esquina por la que pasaban en estas habían numerosos grupos de jóvenes con aspecto de ser maleantes y que más encima se drogaban a diestra y siniestra, como si por aquellos lugares no existiera la policía, por cada paso que daba la asustada mujer se afianzaba más al grueso cuerpo de su sobrino, como si realmente necesitara de su protección,
-Cállate zorra tu solo camina yo sé lo que hago, Edgar aprovechaba de dirigirse de la forma más ordinaria y vulgar posible a la persona de su tía, ya que la veía asustada y sabía que esta era una oportunidad única, y si todo no le salía como él lo estaba planeando quizás nunca más se le iba a dar una oportunidad más o menos parecida.
Hasta que por fin llegaron al local escogido por Edgar, este era tan ordinario como los otros que habían visto en su recorrido según lo que los ojos de Paulina corroboraban, y muy popular por cierto, el ambiente era festivo y en aquellos momentos tocaban una tanda de música reggetonera, el piso era de baldosas antiguas y la gran mayoría estaban quebradas, las mesas eran cuadradas y con las típicas silla plásticas de color rojo que tenía el logo de Coca-Cola en sus respaldos, una vez que llegaron a una mesa desocupada y cuando por fin ya estuvieron sentados el salido chamaco se ubicó a un lado de ella poniendo una de sus grasientas manos en uno de los relucientes muslos de quien era su mujer por aquella noche, su tía quien se quedó mirando la mano de su sobrino puesta en una de sus piernas y entendiendo de que aquello era parte de la tarifa, simplemente y con un rictus de molestia en su cara poso una de sus manitas sobre la de él.
Estuvieron sentados por algunos minutos mirando el ambiente, la ensimismada hembra veía que la pista de baile estaba repleta de parejas que se meneaban al ritmo de Américo, y que tras la barra del antro un negrito con cara de simpático preparaba tragos moviendo la coctelera como si también estuviera bailando, mientras sentía como el chamaco con uno de sus brazos la mantenía bien abrazada y con su otra mano no se cansaba de masajearle las suavidades de sus piernas enfundadas en medias,  a la espera de ser atendidos por uno de los mozos.
Ya varios hombres que andaban solos en aquel tugurio en busca de acción con alguna chiquilla suelta de cascos, estos ya habían puesto atención en la atrayente y llamativa mujer que había entrado al lugar acompañada de un gordito.
Hasta que por fin un mozo se acercó a atenderlos, el desprevenido hombre quien llego algo molesto por la gran cantidad de pedidos que tenía, ya que el local estaba abarrotado de clientes, este se quedó boquiabierto viendo a aquel ángel que tenía ante sus ojos, el hombre que era flaco y de pómulos salientes con una camisa blanca y corbatín negro cambio su semblante de enojo y molestia en el acto y los atendió como si fuese el mismo rey de la simpatía, pero por dentro dictaminaba que esa tremenda hembra que estaba ante sus ojos era mucha mujer para el pendejo barrigón que la acompañaba.
-Que vas a tomar Paulina, le consulto Edgar a su tía en su perfumada oreja…
La pareja debía hablarse y casi gritarse en el oído uno del otro, la música ya era muy fuerte,
-Solo tomare un agua mineral… yo bebo solo para divertirme y te digo que en estos momentos no lo estoy haciendo, si he venido a este antro es solo por seguirte el juego en tus estupideces,
-Jejejej no te preocupes tiita yo hare que te diviertas…, le volvió a decir el muchacho junto al oído,
-Lo dudo!!!, le volvió a contestar Paulina de la misma forma al muchacho.
El mozo quien ahora esperaba pacientemente juraba de guata que aquella extraña pareja se estaban poniendo de acuerdo en que tragos pedirían para beber, sin disimulo alguno miraba aquellas fabulosas piernotas de ensueño que se cargaba la fantástica mujer
-Tráigase un Chivas Regal de 12 años y una hielera…, le soltó el muchacho que acompañaba a semejante beldad…
Mientras la tía y el sobrino esperaban que le trajeran el pedido, el caliente muchachote a sabiendas que eran varias las miradas masculinas que le estaban tasando el curvilíneo pedazo de carne que él tenía por compañera, se daba a besuquearla en el cuello y en la boca para que todos lo vieran, y los que efectivamente estaban al pendiente de ellos se extrañaban de ver como la mujer se dejaba hacer todo lo que quisiese aquel regordete muchacho.
Una vez que el mozo trajo la botella solicitada por Edgar este puso la cuenta en la mesa en el lado de Edgar, el chamaco separándose de su “novia” tomo la boleta y viendo el total a pagar, simplemente le dijo a su mujer…
-Acá está la cuenta hay que pagarla…
Paulina lo quedo mirando extrañada cayendo en cuenta que más encima seria ella quien tendría que pagar las locuras de su descocado sobrino…
-O sea… me traes a este tipo de lugares y más encima andas sin dinero…
-Pues si no lo recuerdas puta… yo no trabajo… y aun voy a la escuela… además que tú tienes dinero de sobra… y por ultimo pagaras esta botella porque yo te lo estoy ordenando!! Te queda claro zorra!!??
Paulina quien ya no daba más de cólera, de malas ganas tomo su bolso y saco dinero para cancelar el consumo, el joven casi se lo arrebato de sus manitas para luego dárselo al mesero y con aires señoriales le dijo,
-Quédese con el cambio…
La primera media hora de la pareja en aquel vicioso y vulgar antro, se la paso sentados en su mesa, Edgar casi forzó a su tía a que bebiera wiski junto con él, Paulina sentía bajar por su garganta el ardiente brebaje, además de sentir los continuos manoseos del caliente muchacho en cualquier parte de su cuerpo…
-Esta cosa es asquerosa Edgar… por lo menos me hubieses pedido un trago más suave, decía Paulina pasando una de sus manitas por su garganta,
-Ya te acostumbraras zorrita, jajaja… que tal si vamos a bailar!?
La notable tía del muchacho a sabiendas que estando en aquel lugar por lo menos sus partes íntimas no correrían peligro alguno acepto a regañadientes la invitación de su sobrino, se pusieron de pie y juntos se encaminaron a la pista de baile que en esos momentos la alegre música le daba con todo a una tanda de merengues de Juan L. Guerra.
En un principio la hermosa y curvilínea Paulina bailaba como una autómata, pero poco a poco se dio cuenta que el muchacho a pesar de su aspecto sebosamente sedentario era muy ágil para llevar ese tipo de baile, la daba vuelta como él quería y cuando ella creía que en cualquier momento salía volando para ir a azotarse a cualquier lado ahí estaba el brazo de su sobrino para recibirla y devolverla a la pista de baile, recordó del largo tiempo que no bailaba este tipo de música, ya que su marido si bien le hacía empeño no era un gran bailarín y se aburría rápidamente.
Una vez que la tanda termino tía y sobrino quedaron frente a frente, ella con sus brazos entrelazados en el cuello del gordo Edgar, y el con sus grasientas manos en la cintura de ella, ambos agitados por los frenéticos zangoloteos que se habían mandado en los casi 30 minutos de bailoteo, muertos de la risa y descubriendo que ambos si tenían algo en común se encaminaron hacia la mesa, el muchacho se sorprendió al ver que era su misma tía quien llenaba ambos vasos con hielo para luego hacer lo mismo pero ahora con wiski, y cuando ya comenzaba ahora otra nueva tanda de salsa, fue Paulina quien de un puro trago vació su vaso y agarro de la mano al chamaco para llevárselo a la pista de baile, Edgar noto al instante que por ahí tal vez estaba la clave para poder encamarse esa misma noche con su tía.
Comenzaron a bailar aquella sensual danza, Edgar ya se había percatado de la excelente bailarina que era su tía, pero aparte de estar pasándosela muy bien bailando salsa con Paulina, lo que él quería verdaderamente era llevársela a bailar otro tipo de danza, pero esta debía ser encuerados y acostados en una cama.
Mientras se sucedía la tanda de salsas, Paulina quien se lo estaba pasando realmente bien con su sobrino noto como de vez en cuando su esbelto cuerpo se rozaba involuntariamente con la mórbida figura de Edgar y cada vez que eso sucedía un extraño escalofrío recorría su espalda. No sabía si era por lo bien que bailaba el muchacho o porque el alcohol le estaba causando estragos en su mente, pero en aquellos momentos le apetecía muchísimo arrimarse y bailar más apretada junto al grotesco cuerpo de Edgar.
Después de estar bailando un poco más acaramelados durante unos diez o quince minutos decidieron regresar a la mesa, ya que estaban algo cansados, la hora avanzaba y las luces dentro del local las habían bajado, situación que el acalorado chamaco aprovecho para nuevamente darse a probar aquellos sabrosos labios que tenía su tía.
Paulina no entendía el porqué, pero mientras sentía como su sobrino la besaba y manoseaba como un desesperado y por donde él quería, la situación era que ya no le molestaba tanto, además que sabía que en un par de horas ya todo habría terminado y estaría en su casa ya sana y salva, por lo que simplemente debido a esta sensación de seguridad, dejo que Edgar tocara todo lo que quisiese.
Entre besuqueos, fumadas de cigarrillos y manoseadas por doquier la pareja le había ido dando el bajo a la botella, o al menos eso era lo que creía Paulina, ya que el astuto chamaco cada vez que su tía miraba para algún lado este mequetrefe botaba el contenido de su vaso a un lado de la mesa, para hacer creer a la mujer que él estaba bebiendo a la par con ella.
Estando Paulina algo estimulada por la bebida y por un extraño acaloramiento en su cuerpo, nuevamente tomo al muchacho y le dijo que quería bailar con él, esta vez bailaron algo más arrimados uno al otro, los roces eran muy frecuentes y Edgar pensaba que estos roces ya no eran por pura casualidad, pero Paulina a sabiendas que si ella como la mujer adulta que era no ponía atajo a las ricas sensaciones que ya creía sentir en los brazos del aprovechador de su sobrino quizás qué tipo de barbaridad podría resultar de todo eso, se acercó a la oreja del muchacho para decirle,
-Edgar aunque no me lo creas lo pase muy bien contigo… te deje tocarme y nos besamos tal como tú lo querías… ya he cumplido con mi parte… y creo que ya es hora que volvamos a nuestras realidades, diciéndole esto último se separó del muchacho y regreso a donde estaban ubicados.
El chamaco quedo estupefacto mirando como ese perfecto cuerpo de mujer lo dejaba plantado en la pista y volvía a la mesa, el creía que ya casi la tenía lista, con una angustiante pesadumbre volvió a la mesa en donde la encontró sonriente y esperándolo…
-Qué te pasa campeón… porque esa cara?, acaso creíste que la noche no iba a tener un final?, -Jijiji… como te dije en la pista, yo ya cumplí con mi parte y espero que tu hagas lo propio. Paulina se lo decía mirándolo a los ojos y bebiéndose otro vaso de wiski que ella misma se había preparado mientras esperaba a su sobrino para medir la reacción de este, Edgar se daba cuenta de la seguridad en que le hablaba su tía Paulina, pero también sabía que esta misma ya estaba algo alcoholizada, y justo en el momento en que el chamaco le iba a contestar cualquier cosa para dilatar la estadía de su tan deseada familiar, una ronca voz interrumpió a la pareja,
-Discúlpeme señorita… Usted sería tan amable de querer bailar conmigo!?, aunque se lo estaban pidiendo por favor, la voz se notaba entre chulesca y autoritaria.
Edgar y Paulina quedaron mirando al extraño que se les había acercado a la mesa, era un negro con pinta de chulo y que a lo lejos se notaba que estaba drogado, el mal viviente había estado oteando a la pareja desde su mesa, y el cuerpazo que se gastaba aquella tremenda hembra lo tenían más que caliente,
-No gracias estoy muy cansada y con mi novio ya nos retirábamos, contesto Paulina en forma de recompensar al muchacho por lo bien que lo había pasado bailando junto a él, Paulina era de esas típicas mujeres que se vuelven locas bailando y como que pierden los sentidos.
-Jajajajaj así que este gordo con cara de tarado es tu novio!?, pues eso a mí no me importa… Vi que te comportas como toda una zorra, de seguro que eres una puta camuflada…, así que agarra tus cosas porque te vas conmigo, jajajaja… le dijo a la vez que la tomaba fuertemente por unos de sus brazos…
Paulina quien con ese brusco cambio de personalidad de aquel siniestro hombre quedo paralizada y sintió con las fuerzas desmesuradas en que este la tomo y la levanto de su asiento haciéndole daño,
-Suéltala pendejo…! Fue lo primero que atino a decirle Edgar al delincuente que pretendía llevarse a la que había sido su mujer aunque sea por un rato…
-Jajajaja… así que te la vas a dar de machito conmigo!!?? a ver muéstrame de lo que eres capaz bola de manteca, le dijo el negro sacando de entre sus ropas una afilada cuchilla, Paulina quedo aterrada y temía por la integridad de su sobrino, Edgar que tampoco era un santo cuando salía de andadas con sus amigotes, sin pensársela dos veces tomo la misma botella de Chivas que estaba en la mesa y sin más se la planto en plena cabeza al negro quebrándosela y dejándolo automáticamente fuera de combate, pero en ese mismo momento sintió una fuerte patada en su espalda que lo hicieron irse al suelo, pero como él era gordito prácticamente reboto en el piso de baldosas, y cuando su nuevo agresor ya se le venía encima lo esquivo como obra de magia y aprovechando el mismo impulso de este lo tomo desde sus ropas y lo azoto contra el canto de la mesa, esa le salió de pura suerte, pero la cosa fue que este otro negro que era aún más horripilante que el primero y compinche del mismo quedo sangrando y llorando como una Magdalena.
Paulina quien vio todo en primera fila fue a socorrer a su sobrino que aún estaba arrodillado en el suelo, pero fue Edgar quien reacciono más rápidamente que ella…
-Toma tu bolso zorra…!! Nos largamos…!!!, junto con esto al ponerse de pie la tomo de la mano y aprovechando la batahola que se formó en el tugurio prácticamente saco a rastras a su tía de aquel tugurio…
-Como estas Edgar… te duele tu espalda… vi que te pegaron una patadaaa… estas bien…?, le consulto mientras caminaban rápidamente alejándose de aquel tugurio, Paulina aparte de estar bajo los efectos del alcohol también estaba muy preocupada,
-Solo camina putaaa…! no ves que nos pueden seguir…!
Cuando ya estaban algo alejados del local en donde ocurrió la pelea, la mente de Edgar trabajaba a mil por hora, sabía que ya estaban a salvo y que nadie los siguió, pero él no quería separarse de aquel portento de mujer que caminaba a su lado media ebria y muy agarrada de su brazo.
Paulina vio que el chico de pronto se había quedado parado y con los ojos fuertemente cerrados llevando una de sus manos a su espalda en señal de dolor,
-Qué te pasa Edgar…te sientes bien!?
-Dueleee!!, se quejó el chamaco ahora apoyándose en un árbol…, y volviendo a actuar para confundir aún más a su apetitosa familiar,
-Pero si yo misma vi cómo te patearon en la espalda… puedes caminar!?, Paulina a pesar de ir algo ebria ahora estaba más preocupada que hace un rato…
-Necesito recostarme… me duele muchooo…
-Caminemos a tomar un taxi… debe haber alguna calle más o menos concurrida por aquí, no?
-No… no la hay… y menos a estas horas…
-Y entonces que hacemos?
-Yo creo que lo mejor es que busquemos un lugar donde quedarnos…, el caliente chamaco ya hasta cruzaba los dedos de sus pies para que la treta le resultara.
-Pero… pero… tú dices quedarnos juntos!?…pero adonde?
-En un hotel… donde más…?
-Hay… no creo que sea una buena idea…, le contestaba le hembra mordiéndose los labios de puro nerviosismo, lo que para Edgar resulto fascinante,
-Además que estaremos más seguros recuerda que esos drogos en cualquier momento nos pueden salir a buscar… Auchhh mi espalda… me dueleee…!
-Vale…vale… busquemos uno… pero solo será para que te recuestes Ok…
-Y para que más podría ser, si tenemos un acuerdo no?, esto último el calculador chamaco solo lo dijo para que la mujer se confiara y no le hiciera problemas al momento de entrar a cualquier pocilga de las que por allí habían. -Caminemos por aquí cerca debe haber uno… Auchhh… mi espaldaaa…
Paulina media lucida y media ebria nuevamente se puso en camino hacia donde el chamaco quisiera llevársela, sabía que estaba haciendo mal y muy mal, pero su sobrino con sus últimas palabras le había dejado en claro que el también estaba presto en cumplir con lo acordado, así que tal vez no era tan malo que ella estuviera en camino a ir a encerrarse a un hotel con el muchacho, si lo estaba haciendo era solamente porque él estaba adolorido, y más encima por defenderla a ella.
Edgar había hecho muy bien el papel de estar adolorido al extremo de no poder caminar, pero la verdad en aquellos momentos era una sola, y era que estaba más que recaliente y ansioso por llegar lo antes posible a cualquier motel que pillara por el camino, sabía que estaba solo a minutos de estar a solas con su tía y adentro de una habitación con una cama para el poder descansar, reía para sus adentros.
Tras caminar solo una cuadra de donde estaban llegaron a una ancha calle de dos vías con un bandejon central, los ojos de la hembra veían que por ambas veredas habían numerosos letreros con luces rojas o amarillas que parpadeaban con la vistosa palabra “Motel”, u “Hotel”, aparte de ver que en las veredas de ambos lados habían muchas mujeres que vestían en forma escandalosa y que por cada auto que se detenía estas se acercaban a él como abejas a un panal, Paulina se sintió aterrada era la primera vez en su vida que veía en vivo y en directo a verdaderas meretrices de todas las edades ejercer su inmemorial y sacrificada profesión.
-Edgar adonde estamos…? quienes son todas esas mujeres?, le consulto a su sobrino con un dejo de preocupación en su voz, mientras caminaban por la misma vereda de las putas,
-Jajaja… estamos en la calle de las putas por si no te habías dado cuenta,
-Y por qué me traes para acá!?
-Es la única calle en donde encontraremos donde quedarnos, pero tranquilízate, yo conozco este sector…
-Mejor busquemos un taxi…, la muy nerviosa mujer ya se estaba arrepintiendo de ir a quedarse con su sobrino, pero por más que buscaba con sus ojos algún taxi no pudo ver ninguno,
-Tranquila… si ya llegamos…, le dijo Edgar al casi adivinar lo que estaba pasando por la mente de su mujer…
Cuando por fin la hembra vio que su sobrino la introdujo dentro de uno de esos hoteles escucho la rancia voz de un viejo pelado y de lentes que solo se dirigía a Edgar,
-Solo me quedan habitaciones simples…
-Está bien tomaremos una…
-La puta que lo atenderá anda con sus papeles al día?, no quiero problemas con la policía…, consultaba el vejete mientras abría un libro de registros,
Cuando Paulina quiso hablar para poner en su lugar a ese viejo desgraciado y decirle que ella no era ninguna puta, Edgar contesto rápidamente,
-No se preocupe… anda con todos sus papeles al día y también tiene sus vacunas…
-Bien… necesitare su identificación y también la de la puta… para registrarlos, Paulina nuevamente quiso poner en su lugar al viejo, pero viendo que este ni siquiera se limitaba a mirarla, simplemente le paso su identificación muy de malas ganas.
Una vez ya dentro de la habitación y cuando Paulina una vez más tuvo que pagar por adelantado la estadía de ambos en ese otro antro pero ahora con una cama, la hembra recriminaba al muchacho,
-No tenías para que haberle corroborado que yo era una puta, según creía ese viejo!
-Ja…! solo fue una broma… Auchhh mi espalda dueleeee!!!
-Recuéstate… recuéstate un rato… se te pasara de a poco…
Paulina ya más relajada y tranquila se sentó a un lado de la cama, el muchacho estaba recostado mirándola,
-Edgar… ehhh… quería darte las gracias… lo que hiciste allá en el antro fue muy atrevido… esos tipos pudieron lastimarte…, le dijo a la vez que se servía uno de los tragos que les habían llevado a la habitación como atención por cuenta de la casa…
-No es nada… tenía que hacerlo… si se querían llevar a mi zorra…!!
-Ya no me llames así… yo cumplí con mi parte ahora tu cumple con la tuya…
-Yo te hablo como quiero puta… el trato era por toda la noche y recién son las 3.30 am, así que recuéstate un ratito… y no te preocupes… mi espalda está muy mal… en este estado no veo que sea capaz de hacerte nada…
Tras la atrevida solicitud Paulina se dio a estudiarlo, el muchacho era bastante ancho de pecho y espaldas, su panza subía y bajaba como la de un animal en reposo, y al mirarle su cara llena de espinillas le dio risa tenerlo ahí tirado todo adolorido y por culpa de ella, extrañamente se sentía protegida por el chamaco, y algo en su confundida mente le decía que en el fondo la situación de como su joven sobrino la había defendido de dos delincuentes le había gustado… y mucho, por lo que decidió que en forma de agradecimiento seguiría un ratito más con el jueguito del mocoso, así que dándole otro sorbo a su vaso, le consulto…
-Así que se querían llevar a tu zorra!!??, le pregunto poniéndole a propósito una cara de picardía… y que más harías por tu zorra!?
-Lo que me pidas…!! Le contesto el chamaco tragando saliva, no sabía si su tía Paulina estaba diciéndole esas guarradas por encontrarse ebria  o por querer tomarle el pelo…
La mente de Paulina más se confundía a medida que pasaban los minutos, ella solo quería jugar con el niñato, tal como lo había hecho muchas veces cuando los hombres se creían que a lo mejor tendrían alguna oportunidad con ella, pero ahora era distinto, el ver con la vehemencia en que le contestaba su sobrino, esa forma en que la había tenido en sus brazos cuando bailaron, de cómo la defendió y ese extraño brillo de desesperación que veía en sus ojos por querer tocarla, sabía que aquel brillo eran de deseo, pero ella era casada y para rematarla el pendejo ese era su sobrino, hasta que ya bombardeada por tantas emociones, le dijo…
-Me recostare un ratito a tu lado… pero nada de cosas raras… solo puedes tocar…, y a penas empiece a aclarar nos vamos… ok?
-Pierde cuidado tía Paulina… le contesto el caliente muchacho haciéndole un lado a aquella curvilínea hembra que ya estaba presta a recostarse a su lado en la cama.
Apenas Paulina estuvo recostada en el viejo camastro, con su cabeza y sus cabellos desordenados apoyados en una de las amarillentas almohadas de aquella inmunda habitación de motel mirando fijamente a los ojos del exaltado muchacho, este mismo no hallaba que hacer ni como comenzar, a pesar que su papel de macho dominante le había salido espectacular en el transcurso de los acontecimientos de la noche, la verdad era una sola, él nunca pudo hacérselo a la única novia que había tenido, en otras palabras se podría decir que a pesar de los motivos y el condicionante que había solicitado esta nueva ninfa, esta era la primera vez que el pobre y nervioso chamaco estaba meramente acostado con una hembra de verdad.
Recostado a un lado de la desorientada mujer, por culpa del alcohol ingerido, y que ahora ella prácticamente se le ofrecía sin remilgos para lo que él quisiera hacerle, pero menos eso otro, Edgar casi se sobaba las manos por al menos intentar hacérselo, y agradeciéndole a los Dioses por su buena suerte se dedicó por algunos minutos a contemplar por unos momentos la figura de la mujer que tanto había estado deseando.
El caliente sobrino contemplaba de muy cerca aquellas perfectas y proporcionadas tetas que ya casi se asomaban por debajo del vestido negro de su tía, en donde estas parecían estar esperando ser manoseadas y chupadas por alguien y que ese alguien seria el mismo, se decía ya casi babeando el caliente chamaco, mientras la hembra aun esperaba ver cuál sería su primera reacción.
Edgar ya no aguantando más se lanzó a besarla tal como lo había hecho en las ocasiones anteriores de aquella acalorada noche, mientras la besaba sentía aquella boquita ahora tibia y con un fuerte aliento a hembra y a alcohol, por lo que supo que su tía aún estaba ebria, dictaminando así que si realmente sabía calentarla como corresponde ella le cedería eso que el tanto deseaba.
Paulina se dejó nuevamente besar por su sobrino-ahijado, al tiempo de ir ella entregándose cada vez más a ese ardiente y desesperado beso que el chamaco le estaba brindando, por lo que ella misma subió su otra mano para abrazarlo y mover sus manos sobre su mantecosa espalda, intentando en forma cohibida acariciarlo para hacerlo sentir bien y que captara de lo muy agradecida que estaba ella por haber sido defendida hace algunos momentos.
Así pasaban los minutos hasta que de pronto y sin darse cuenta la semi confundida hembra estando ya casi extasiada comenzó a abandonarse entre los brazos y los ardientes besuqueos de su sobrino, con su lengua buscaba e intentaba en forma desesperada juntarla y enredarla con la de él, mientras ahora le acariciaba sus desordenados cabellos en una forma más que maternal.
-Ohhh tía estas tan buena le decía el caliente chamaco en uno de sus oídos casi comiéndoselo, provocándole a Paulina una serie de exquisitas sensaciones las cuales se traducían en oleadas de escalofríos que la recorrían entera, mientras sentía como su sobrino ya le sobaba las tetas por sobre el vestido, pero cuando ella quería poner cierta resistencia su mente le acordaba que ella tenía un trato con el chico, y que aún no amanecía.
Edgar notando la pesada respiración de su compañera de cama y dándose cuenta de la pasividad de esta para el poder hacerle lo que quisiese, de un momento a otro le soltó la boca para comenzar a rozar con sus labios su aromático cuello y empezar a lamerlo y besarlo en forma exasperada  a sabiendas de ambos que su camino era uno solo, este era hacia sus tetas.
A todo esto Paulina seguía entregándose cada vez más y poniéndole menos restricciones al chamaco,  además que ya eran tantas las emociones del momento que ella por cada minuto que pasaba se sentía menos culpable por lo inapropiado de aquel tipo de tocaciones que ahora su sobrino intentaba sobre su cuerpo ya que este poco a poco le iba subiendo el vestido, este lo hacía de a centímetros para no espantar a la mujer, pero ella animada quien sabe por qué cosa sentía que todo aquello le estaba gustando demasiado y sin querer proponérselo le notifico su aprobación en el cometido dejando salir de sus labios un suave y genuino gemido de calentura que el muchacho capto al instante.
Enardecido por aquel erótico mensaje que le había emitido Paulina, Edgar dejo para luego lo del vestido y dirigió su boca a la de ella  abriéndosela y metiéndole nuevamente su lengua lo que más pudo como si literalmente se la estuviera comiendo, fueron intensos minutos de salivoso besuqueo, el chamaco la recorría entera, desde su boca, su cuello y el nacimiento de aquellas montañas de carne y viceversa dejándola vistosos y brillosos caminos  de saliva, para luego volver a un frenético atraque de bocas en donde Paulina le correspondía los besos como si ya verdaderamente le perteneciera al gordo de su sobrino.
La temperatura en aquella habitación de motel por cada minuto que pasaba era más intensa, por ahora solo se escuchaba el sonido de bocas que se comían y de lenguas que se probaban y enredaban una contra la otra, acompañados de tímidos rechinidos de la cama debido a los leves movimientos que hacían sus ocupantes para acomodarse mejor.
Mientras todo esto ocurría al interior de la habitación, Paulina sin tener muy en claro que ya estaba caliente, muy caliente, situación que le impedía pensar de una forma más clara y sensata, simplemente parecía estar ya en otra dimensión de la cual ella no quería salir, le estaba permitiendo a su sobrino que hiciera cuanto quisiese, mucho más de lo que ella horas atrás había acordado, pero estaba sintiendo todo aquello tan rico que se dio a permitirle a su cuerpo que mandara sobre su mente solo un ratito más, sabía que si el chamaco intentaba intensificar sus avances ella sabría como detenerlo.
Pero el obeso muchacho por cada momento que pasaba, por cada tocación de suaves y tibias carnes femeninas este se iba calentando cada vez más, su joven virilidad ansiosa por entrar en combate ya rosaba en forma más que sugerente la cadera de la casi entregada hembra, o al menos así le parecía a él, mientras que Paulina por su parte ahora empezaba a sentir como la dura apéndice del muchacho se incrustaba en su cuerpo, pero ella sabía que aún estaba protegida por su vestido, a sabiendas que todo aquello apuntaba a una sola cosa la embriagada mujer abría sus ojos para mirar hacia la ventana y viendo que el cielo por ahora se negaba a clarear y que todo estaba oscuro sencillamente cerraba sus ojos y se daba a seguir sintiendo todo aquello que le estaban haciendo en forma tan deliciosamente prohibida y a la vez enajenante.
El muchacho notando las lamentables condiciones en que se encontraba su tía, termino por decididamente ahora si subirle el vestido, sus temblorosas manos tomaron la tela negra y la fue corriendo hacia arriba descubriendo y desenfundando aquella endiablada figura llena de curvas lujuriosas, sus ojos se quedaron clavados en aquel atrayente y pequeño triangulo blanco que protegía la sagrada intimidad de aquella Diosa entregada, todo eso cubierto por las finas medias transparentes que llevaba puesta la joven mujer, el chamaco siguió subiendo el vestido hasta pasarlo por encima de las tetas de la pasiva y lujuriosa Diosa, sus ojos y su mente se llenaron con la imagen casi desnuda de aquella hembra que solo lo miraba sin saber cómo atinar ante aquel anti natural y erótico momento.
No dándole tiempo de reacción a su tía Edgar nuevamente se abalanzo a besarla ahora con más frenesí, a la vez que su nerviosa mano se posó en el tibio vientre de ella sobándoselo despaciosamente a la vez que alternaba sus caricias con los enfundados muslos de la mujer, haciéndose estas cada vez más atrevidas ya que su mano centímetro a centímetro se iba acercando a la zona prohibida.
En un momento de lucidez Paulina quiso poner término a toda aquella deliciosa locura, entre susurros le dijo a su sobrino…
-Ed…gar… esto… esto no está biennn…
El muchacho solo se dio a chuparle su oreja a la vez que le decía,
-Tranquila putita…slurpsss… slurpssss, así sonaban los sonidos de lengua en la oreja de la aturdida mujer, -Si no te estoy haciendo nada, solo te estoy… slurpssss… besando y tocando…slurpsss…tal como tu dijiste… slurpssss…
Paulina estando con sus ojos cerrados sentía como esa cosquilleante lengua bailaba en su oído otorgándole ahora oleadas de escalofríos que la hacían sentir más rico que antes, mientras advertía como la sudorosa mano de Edgar bajaba por su vientre en franca dirección hacia lo más íntimo de su ser, a la vez que ahora este le apuntalaba la cadera con más ímpetus que antes, y en el momento en que noto que al chamaco solo le faltaban centímetros para tomar posesión de su fisura prohibida apenas cubierta por su pequeña ropa interior blanca y las medias, rápidamente bajo sus manitas para protegérsela a la vez que le decía…
-No Edgar… por favor… ahí nooo…
-Tranquila zorritaaa… le dijo el caliente chamaco que ahora se movía en su cadera como si verdaderamente ya la estuviera culeando, -Tu dijiste que podía tocar todo lo que quisiera, y hasta el momento es lo único que he hecho, jejeje solo estoy tocando, le decía a la vez que el mismo le retiraba las manos de su zona intima, y estando esta ya nuevamente desprotegida, poso su sebosa mano en aquella erótica curvatura para comenzar a mover su dedo medio en la caliente rayita que el chico ya creía sentir…
Paulina quien escucho la explicación del muchacho pensó erróneamente que este tenía razón, solo estaba tocando por lo que simplemente lo dejo y envalentonada por la caliente morbosidad del momento se atrevió a recoger sus piernas e ir abriéndoselas para que su sobrino la tocara más a gusto, Edgar por su parte ya hasta se babeaba sin darse cuenta de ello, llevaba unos buenos minutos masturbando y besando a su tía, la fricción que hacían sus dedos en aquella exquisita parte lo tenían en la estratosfera, sentía en sus dedos el suave roce de sus medias contra sus calzones, e increíblemente sintió la erótica humedad que expelía desde la más recóndito de aquella sabrosa curvatura.
Por su parte la excitada Paulina solamente emitía unos ricos gemidos de placer, pero cuando salido muchacho intentaba meter la mano por debajo de la fina tela de las medias ella se lo impedía con sus dos manos, pero él quería más y sabía que tenía que ser moderado, su tía en cualquier momento podría caer en la cordura y ahí sí que todo se podría ir al traste sin el haber concretado lo que tanto deseaba, así que estratégicamente retiro la mano de la íntima hendidura de quien ya con seguridad iba a ser su mujer, simplemente se montó sobre aquel curvilíneo y semi desnudo cuerpo de Diosa.
Paulina sintió el peso del muchacho sobre su delineada figura quien no le dio tiempo para cerrar sus muslos, así que ahí estaban con ella abierta de piernas y con Edgar montado sobre ella y aun vestido, cuando la confundida chica quiso saber que era lo que pretendía el chamaco este nuevamente la asalto con su boca, a lo que ella se entregó casi al instante al tener en cuenta y solapando su calentura en que el muchacho aún estaba vestido así que no podría hacerle nada.
Edgar mientras la besaba en forma asquerosa, como pudo metió sus manos por debajo de sus espaldas para destrabar el sujetador, Paulina por más que quiso poner resistencia a esto no lo pudo lograr, ya que al estar bajo el pesado cuerpo del muchachón nada pudo hacer para impedirlo, solo vio cuando su brassier salió volando y fue a caer a una esquina de la habitación, para luego ver al frente de sus ojos como el muchacho le subía el vestido hacia los hombros para terminar de retirárselo haciendo que ella, sin oponer mucha resistencia, levantara sus brazos, este fue a caer a cualquier parte.
-Ohhhh tiaaa…!! tienes las medias tetasssss!!!!, le dijo el chamaco cuando se separó de la boca de Paulina para admirar aquellas enormes y duras chichotas que estaban a solo a segundos de que el mismo se las comiera, y volviéndose a acomodar sobre las abiertas piernotas de la hembra, poniendo sumo cuidado que su ya bien parada verga aun cubierta por sus ropas quedara apoyada en la misma vagina de su tía con la intención de que ella se la sintiera, vagina que también ya estaba solo a minutos de quedar al aire.
Edgar se lanzó a lamer esos duros melones de ensueño ensalivándolos y apretándolos con sus dos manos, no dándole tiempo de reacción a la mujer que como podía miraba extrañada como su mismo sobrino la tenía con las tetas al aire y chupándoselas como si de verdad quisiera sacarle leche de estas,
-No Ed…gar no ha…gas eso… no me chu…pes las te… tas… le decía con un hilillo de voz y en forma entre cortada…
-Solo disfruta zorraaa… estas tetas son mías… le dijo a la vez que se las volvía a zampar y comenzaba a moverse sobre su cuerpo paseando su duro paquete por toda la zona vaginal…
-Nooo… no te muevas así… no… que haces…!?
Pero el ya encendido chamaco no le contestaba nada y no le hacía caso simplemente se movía en forma ondulatoria sobre su esbelto y tonificado cuerpo, Paulina quien todavía estaba en el limbo, solo le decía todo eso como parte del ritual erótico en donde la hembra debe oponer cierta resistencia antes del momento del apareamiento.
Edgar quien ya estaba decidido a culearsela si o si, con una teta en la boca bajo sus manos hacia su paquete y comenzó a desabrocharse los pantalones, una vez que lo pudo lograr como pudo se los fue bajando, el trabajo era de por si infructuoso debido a su obesidad, la mismo hiso con sus calzoncillos, y ya con su verga afuera simplemente comenzó a moverla de arriba y hacia abajo por sobre las delgadas telas que aun protegían la entrada intima de su tía.
Paulina quien estaba tan caliente como aterrada por todo lo que estaba sucediendo y tal vez también por lo que ya casi era un hecho inminente no hizo nada por detener a su sobrino.
En el sulfurante momento en que sintió el roce de la verga de Edgar con sus dos únicas prendas íntimas y comprobando ella misma como estas hacían contacto directo con la piel de su vagina fue invadida por una extraña sensación de eroticidad que la animaban a que lo hiciera con su sobrino, y no supo cuál fue el momento en que se vio a ella también moviendo su pelvis para buscar con esta la cabeza de aquella herramienta que tan gratificantemente le friccionaba su ya muy mojada ropa interior con las carnes de su ya bien mojado coño.
Ya ambos sudaban moviéndose tal cual como si ya estuvieran culeando, se besaban y se recorrían con las manos, el gordo Edgar sentía que en cualquier momento era su último minuto, así que ya decidido de una buena vez por todas a hacérselo a su tía, nuevamente bajo sus manos hasta las caderas de la hembra quien se mantenía con los ojos cerrados dejándose hacer.
Paulina sintió las dos manos del muchacho puestas cada una a un lado de sus caderas y como este intentaba retirarle las dos últimas prendas que protegían su esbelta humanidad, inexplicablemente y notando el nerviosismo del chamaco que le costaba trabajo llevar a cabo aquella ardiente tarea fue ella quien voluntariamente junto sus piernas y apoyo la punta de sus pies en la cama elevando sus caderas para que el chico pudiera más fácilmente despojarla de las dos últimas prendas que le quedaban puestas en su cuerpo, que también una vez que se las sacaron medias y calzones fueron a dar a otra esquina de aquella viciosa habitación, para luego ella volver a abrirse de piernas y quedar lista para el incestuoso acoplamiento. A Paulina la tenían totalmente desnuda y entregada.
Fue en ese preciso momento en que una leve chispa de cordura la hicieron ver la cruda realidad, estaba totalmente encuerada y solamente a minutos de que su propio sobrino se la metiera, y cuando vio a este enderezarse y quitarse la camiseta dejando a su vista sus rollizas carnes y tetillas caídas todo el pudor que hasta ese momento había estado ausente le volvió la conciencia de sopetón para semi inclinarse en la cama y decirle,
-No Edgar… ya basta… esto… esto no es correcto… salte de encima que me voy a vestir…
El muchacho que estaba con sus ojos enrojecidos por la lujuria que se veía venir se la quedó mirando incrédulo, pero consiente de las condiciones en que la tenía, su tía aún estaba debajo de el con sus muslos bien abiertos, Paulina quien ya sabía que si no hacía algo rápido ya sería tarde intento mirar si había algo de su ropa al alcance de su mano, hasta que su vista se topó con la verga del chamaco, esta era mucho más grande que la de su marido, nacía desde debajo de la panza del chamaco donde todo era oscuro debido a un enjambre de pelos negros, era una cosa larga y gorda que tenía un grueso nervio interior que la cruzaba en toda su extensión llegando hasta el glande que en esos momentos estaba semi cubierto por el forro de piel, esta grotesca cosota palpitaba ágil e impaciente de arriba y hacia abajo, estando ella accidentalmente casi ensimismada estudiándole la terrible herramienta a su sobrino sintió como este nuevamente se echaba sobre su cuerpo aplastándola y haciéndola quedar tirada de espaldas…
El chamaco dándose cuenta que su tía ni pestañeaba al momento de estar mirándole su tranca se dio a decirle,
-Te gusta mi verga zorraaa, jajajaja… mide 24 centímetros exactos cuando está bien parada, ya me la medí en los baños del colegio y soy uno de los que la tiene más grandota… jajajaja!!!!
-No Edgar… no… no por favor… no me lo vayas a hacer…, esa cosaaa… esa cosaaa… no me cabraaa!!!, le exclamaba ahora en forma suplicante Paulina a su sobrino, o sea no si quiera tenía que hacer comparaciones, ya que las medidas vergales de su sobrino eran simplemente animalescas,
-Jajajaja… Si tía… te la voy a meter… si mira no más como estamos…, le decía el salido chamaco mientras se seguía acomodando para llevar a cabo la penetración entre medio de esos brillosos muslos de ensueño,
-Esto es un error Edgar por favor salte de encima mío… de verdad que yo no quiero hacerlo, le decía Paulina lanzándole manotones en el pecho…
-No te creo, jajajaja si recientito no más te movías como una fulana, le decía el chamaco mientras ya con una de sus manos se agarraba la verga y paseaba la cabeza de esta por toda la línea vaginal de su tía recordando que en su única experiencia de esta naturaleza en aquella ocasión le había ganado la ansiedad, pero ahora sería cuidadoso no estaba dispuesto a dejar escapar a esta nueva zorrita, y menos sabiendo de quien se trataba…
-Noooo sácala de ahí… no debemos hacerloooo!!!, le gritaba Paulina notando como la cabeza de aquella monstruosidad hacia leves contactos con su expuesta vagina…
-Si lo haremos putaaaa!!!, yo no te obligue a estar en las condiciones en la que te encuentras, además solo hace unos minutos nada más estabas meneándome la zorra buscando la punta de mi verga… ya no te hagas…
-Pero… peroooo ahora yo ya no quiero hacerlooo…!!!
-Jajajaja… me da lo mismo, si es así entonces tendré que hacértelo a la fuerza, jajajaja!!! -Ohhhh!!!!, bufo el chamaco casi en la misma cara de su tía, -Los pelos de tu zorra son suavecitos putaaa!!!, le dijo cuando sintió en su glande las sedosidades de los pelitos íntimos de la que muy pronto iba a ser la primera mujer de su vida.
-Ya bastaaa…! –Edgar… te juro que si me lo haces te voy a denunciar por violación!!!…
-Jajajaja…! -Déjate de decir webadas puta de mierda…!!! Si no te has dado cuenta estas metida en un motel en donde solo se culean a las putas, quien va a creer que una decente mujer de familia se la van a venir a encamar en forma obligada a un antro como este, recuerda que aquí hay cámaras y tu entraste solita y hasta te identificaste en la recepción… así que ahora relájate y déjame meterte la verga…
En el momento en que el muchacho se levantó para echarle un último vistazo a la preciosa flor que él se iba a comer con su verga sus ojos vieron un precioso triangulo de finos pelos negritos, bien encrespados y brillosos que parecían estar bordados a la piel de su hembra, este momento lo aprovecho Paulina para intentar levantarse de la cama y poder vestirse, pero fue tomada por Edgar quien no estaba dispuesto a dejar pasar esta oportunidad, y viendo como forcejeaba la desesperada mujer tratando separarse de la cama no le quedo más opción que echarse sobre ella con todo su cuerpo, Paulina nuevamente sentía el peso del muchacho sobre su anatomía,
-No Edgarrr… ya párale si… por favor nooooo me lo hag…
El chamaco haciendo caso omiso a las demandas de su tía acomodo su vibrante verga en la entrada de la vagina, Paulina quien ni siquiera alcanzó a terminar de decirle lo último cuando exhalando un suspiro, la angustiada tía sintió la firme y caliente carne del miembro abusivo de su sobrino entrar en contacto con su entrada intima, pensó que ya la tenían lista para metérsela,
-Ya estoy listo mi vida… prepárate que te la voy a meter…
-Noooooooo…!! Grito Paulina en forma desgarradora cuando sintió el accionar de las fuerzas de Edgar violando su tajito que hasta ese día solo había sido abierto por la verga de su marido, -Noooooooooooo… no me la metas imbécil… sacalaaaa… soy tu tiaaaaaa!!!!. Fue lo último que le grito Paulina a Edgar cuando sintió que la barra de carne caliente de su sobrino iba deslizándose y entrando hacía en interior de su cuerpo, queriendo lograr con esto que el muchacho se detuviera, siendo que contrariamente a sus pretensiones que ella fuera su tía era lo que más le calentaba al enardecido chamaco, que era a la misma hermana menor de su madre a quien se lo estaba metiendo.
Edgar seguía metiendo su miembro con los ojos cerrados no haciendo caso a los empujones y arañazos que Paulina le daba, sintiendo por primera vez en su vida como su gruesa verga en esos momentos estaba siendo abrazada y recibida por las tibias carnes y caldos interiores de una mujer y que estas eran las de su atractiva tía materna, ella por su parte en forma forzada dimensionaba como su cuerpo albergaba una nueva verga que no era la de su esposo sino la de su propio sobrino y ahijado, a los pocos segundos la desesperada hembra en contra de su voluntad caía en cuenta que su vagina había terminado por comérsela entera, la sentía grande y gruesa, palpitante y caliente.
Edgar al sentirse clavado en lo más profundo del cuerpo de su tía Paulina, y ayudándose con los dedos de sus pies le mando un fuerte empalamiento para que ella supiera que se la tenía metida hasta las bolas,
-Ahhhhhhhhyyyyy…! Aaaaahhhhgggg!!, gimió Paulina con su boca abierta y con su mirada puesta en el techo de la habitación, sentía como le tenían abierta su entrada vaginal, y en esta ya estaban ensartados casi 25 cms., de gruesa verga, el caliente chamaco sin proponérselo ni pensando en el estado de la mujer que estaba torturando con su animalesca herramienta estaba casi partiéndola en dos, se la había abierto casi hasta la última instancia que aguantarían las femeninas e íntimas carnes de Paulina sin llegar a rajárselas.
-Estooo… esto es el cielooooo…! Decía Edgar que sus ojos estaban bien abiertos y enrojecidamente resquebrajados por estar sintiendo valga la redundancia todo ese femenino calor que el interior de la vagina de Paulina le brindaba a su verga por primera vez en su vida, para luego pensar que lo que tenía aquella hembra entre medio de sus piernas no era una vagina, era fuego… un exquisito fuego que lo abrazaba desde su verga y que lo consumía entero.
Por su parte la hembra se había quedado estática, sintiéndose empalada y clavada hasta lo más recóndito de su ser, el muchacho se la había metido de una y sin consideraciones, la tenía agarrada por debajo de los hombros afianzándose así con más ímpetus a su figura, solo sentía su agitada respiración a un lado de su cara, sentía unas tremendas ganas de llorar por la tremenda estupidez que ella misma había permitido que ocurriera, si bien su estrecha vagina estaba adolorida y maltrata ante la bestial irrupción, su mayor dolor en aquellos momentos era la falta cometida, la imagen de su trabajador marido le machacaban la mente, el honor de la familia y todo eso, a todo esto se sumaba que no importando el motivo ni como se sucedieron los acontecimientos, la cosa era que ella estaba en un motel acostada desnuda y a segundos de que se la empezara a culiar un hombre que no era su esposo, y lo más estúpido de todo aquello era que ese hombre que prácticamente ya se la estaba cogiendo era su mismo sobrino y ahijado.
Estando en estos pensamientos la desdichada Paulina sintió como su sobrino empezaba a mover la verga dentro de su cuerpo, la sintió deslizarse hasta la mitad de su extensión para nuevamente volver a experimentar como se la metían con más fuerzas que la primera irrupción, para luego volver a padecer el mismo tratamiento pero ahora con más energías e igual de doloroso y lacerante, el cual al paso de los segundos estos se volvían mas repetitivos.
Mientras el chamaco se movía haciendo entrar y salir su verga en el curvilíneo cuerpo de su tía, este ponía todo de su parte para alargar el momento de eso tan rico que estaba sintiendo, tal cual como lo hacía cuando se masturbaba, pero esto… esto era mil veces mejor se decía mientras volvía a empujar hacia adentro experimentando todas aquella más que gratificantes sensaciones que le otorgaba aquella sabrosa y resbalosa rajadura que poseía Paulina en lo más íntimo de su anatomía.
Edgar metía, sacaba, empellaba y volvía a meter como un verdadero animal, sus movimientos se habían ido haciendo cada vez más acelerados a medida que creía que por cada fuerte estocada que plantaba en las carnes de su tía su tranca parecía ser succionada por aquella caliente y jugosa vagina, hasta que acordándose que aquel hoyo vaginal tenia dueña levanto la parte superior de su cuerpo, para ponerle en conocimiento todo aquello que estaba sintiendo…
-Ohhhhh… Tía… eres… eresss… estassss… muy bue… naaaaa!!!, le decía entre jadeos y arremetidas, los cuales Paulina recibía con sus ojos cerrados y en señal de dolorosa y no consentida aceptación, (no sé si entiende) –Te gus… taaa!!?? Te gus…taaaaa!!??? Le preguntaba ahora intentando metérsela lo más profundo que podía…
Paulina quien escuchaba todo lo que su sobrino le bufaba en su misma cara solo se mantenía con sus muslos bien recogidos y abiertos ya que debido al peso de semejante animal este la tenía prácticamente inmovilizada, deseaba con todo su ser que el muchacho terminara lo más rápido posible con aquella incestuosa tortura para poder ella por fin tomar sus ropas, vestirse y largase de aquel mugriento y barato hotel en donde la estaban mancillando, pero el chamaco no daba muestras de cansancio y seguía dándole batalla como un enajenado.
Casi 30 minutos ya llevaban desde que el chamaco se lo había metido a su tía, en la habitación solo se escuchaba el rítmico crujir de la cama productos de los bruscos movimientos que hacían sobre ella, acompañados de unos leves y quejumbrosos gemidos de hembra usurpada que se entremezclaban con sonoros gruñidos de placer desesperado por parte del joven y gordo macho, pero la bestial cacha que le estaban pegando continuaba, la hembra quien ya estaba toda sudada producto de los frenéticos movimientos que hacían sobre su cuerpo, y también por estar ella aguantado el peso de toda aquella mole de masa corporal, fue en eso que sintió lo que menos esperaba sentir en aquella desquiciada copulación, era testigo de cómo su propio cuerpo empezaba a reclamarle los placeres que ella se negaba a reconocer, sentía como su almeja se mojaba a cantaros por cada distención de esta misma ante las brutales apuntaladas que le estaban propinando.
Sin siquiera ella misma darse cuenta creyó comenzar a sentir como el  miembro de su sobrino palpitaba y crecía en su interior llenándola toda conforme a como el caliente y obeso muchacho aumentaba la profundidad e intensidad de sus embestidas al interior de su tajo íntimo, con todas estas acaloradas sensaciones a la hembra no le quedó más remedio de comenzar a moverse al mismo ritmo que lo hacia su chamaco regalón.
Edgar debido a su inexperiencia aun no era consciente de que aquella tremenda hembra que era objeto de deseo de muchos hombres ahora gemía y meneaba su cintura en busca de su verga, pero si lo fue cuando Paulina ya no se resistió mas de tanta calentura que le estaba haciendo sentir esa tremenda cosa que se gastaba su sobrino, simplemente comenzó a balbucear,
-Mmmmmm… me… te… me…laaa…! mas…!! me… te… me…la más a… den… trooo!!
La hembra sentía como el chamaco en cualquier momento terminaba por rajarla y se preguntaba que hacia ahí ella animándolo a que tal vez lo hiciera, pero el gusto que le estaba haciendo sentir era extraordinario, aquel enorme tronco entraba y salía de su cuerpo en una forma resbalosamente exquisita estremeciéndola y queriendo que aquello no acabara nunca, que esa verga monumental y que ella ya había comprobado que su vagina se la podía perfectamente con su largo y grosor no la abandonara nunca.
Paulina seguía sintiendo esa caliente verga como lo violaba todo en su interior y ya era consciente de como su zorra se había adaptado perfectamente relamiendo y aceptando su largura, notaba como esta entraba entera en su estómago, sintiendo los testículos del muchacho como estas chocaban en la parte baja de sus nalgas, a la vez que admitía que nunca en su vida había sentido tanto placer en toda la extensión de su cuerpo como así mismo tampoco en su alterado sistema neuronal. 
Fue en eso que su propia y femenina naturaleza la iba a poner a prueba, y esto era que por cada relación sexual que ella mantenía con su marido tomaban la precautoria medida de que este acabara fuera de ella para no dejarla embarazada, ya que por ahora no querían tener hijos pero en este momento y sintiendo que su propio orgasmo se acercaba al igual que el del muchacho debido a los bufidos de desesperación que este pegaba, esa natural medida anticonceptiva para ella simplemente en estos momentos no existía, es más ni siquiera le importaba,
-Aahhhhhhhhhh…!!! Uuuuuuuuuffff !!!!, Paulina gritaba como loca, le estaban taladrando las entrañas y a ella le encantaba, a la vez que por cada segundo que pasaba y por cada apuntalamiento de carne que le ponían ella creía que era su último momento, el placer que le daba aquella caliente y gruesa vergota era verdaderamente mayúsculo, sentía que un violento orgasmo se  aproximaba y esto le llegaba a poner la piel de gallina,
-Uuuuuuufffff…!! Ayyyyyyyy…!!! Edgar dale…!!! Dale… más… fuerte…!!! Más fuerte que me corrooo!!!!, me corrooooo!!!! Métela más para adentroooo!!! Dios… Dios… me estoy corriendoooo!!!!
La hembra se meneaba como una poseída, aminorando los movimientos de a momentos para luego con su pelvis ella misma volver comerse la gruesa verga del chamaco que la culeaba tan exquisitamente, para otra vez volver a calentarse más y más, y así corriéndose ella misma una y otra vez, bañándole la verga con sus jugos íntimos, y una vez que experimentando en su curvilíneo cuerpo múltiples orgasmos se atenazo desesperadamente con brazos y piernas al grotesco cuerpo de su sobrino que en esos momentos estaba dando su vida en perforar lo más profundo que podía el cuerpo de aquella celestial y caliente Diosa que le había enseñado los placeres de la carne.
Edgar quien mientras seguía perforando a su tía con fuerzas descomunales sintió como ella se afianzaba a su cuerpo abrazándolo fuertemente con brazos y piernas, y sintiendo en su verga una plena sensación de felicidad soltó un ronco bufido de placer como jamás en su vida lo había dado, ni siquiera cuando como gritaba celebrando un gol,
-Arrrrrrrggggggggghhhttttttsss!!!!!! Fue el atarzanado grito de excelso placer que sintió el enardecido chamaco, mientras seguía bombeando bestialmente el entregado cuerpo de quien había sido su hembra, sintiendo sus tremendas y resbalosas tetas como se comprimían contra su pecho, metiendo y sacando toda la extensión de su tranca en el cálido agujero de su tía Paulina, quien también ella le exprimía la verga al momento de recibirle su duro y gigante miembro, hasta que estando ambos cuerpos, femenino y masculino bien pegados y solamente moviendo sus pelvis, los músculos del muchacho  se tensaron y en un último vaivén de adentramiento dejó toda la ardorosa vergota metida hasta el fondo de aquella mística e íntima grieta de amor que le habían ofrecido, y tuvo una larga y potente corrida de condensado e hirviente semen, llenando todo el interior de la mujer con su vigoroso simiente.
Paulina quien con sus ojos cerrados y con una viciosa cara de vulgaridad  notaba como su sobrino eyaculaba semen a raudales al interior de su cuerpo, por cada espasmo en que este le inyectaba una buena cantidad de prolífica esencia, ella comprimía sus músculos vaginales con la insana intención de exprimirle desde la verga hasta la última gota de mocos que este tuviera en su conducto vergal, soltándole ella misma de sus jugos a la vez en que él la apretaba contra su pecho, sus cuerpos sudaban y brillaban uno pegado al otro con la respiración agitada producto del inmenso placer experimentado por ambos, ya todo había acabado, a Paulina se la habían culeado en toda ley.
Era cerca del mediodía cuando una adolorida Paulina se despertó desnuda sobre la cama de un mugriento cuartucho de hotel con un inmenso dolor de cabeza, hasta que su mente se comenzó a aclarar y le vinieron los estremecedores recuerdos de lo que había sucedido solo hacia unas horas, lo primero que recordó fue la imagen de la sudada cara de Edgar subiendo y bajando sobre sus tetas junto con esto percibió un intenso dolor en su vagina, con espanto cayo en cuenta que había fornicado con su sobrino y ya casi adivinando lo peor llevo una de sus manitas hacia su vagina en donde con espanto sintió en ellas unos cuantiosos restos de semen ya coagulado y que se había estado secando a la entrada de su violada hendidura, estos eran los que había escurrido hacia afuera luego de ella caer en un profundo sueño después de la bestial cacha que le habían plantado.
Así pudo comprobar que el infeliz de su sobrino aparte de habérsela culeado estando ella ebria, mas encima el pendejo mal nacido había acabado en su interior, en su mano tenía  la muestra de ello el semen ya estaba casi seco.
Con su mente en total estado de conmoción se dio a recoger sus ropas que aún estaban tiradas en los rincones de la habitación, cuando ya se disponía a ponerse su prenda interior vio que desde sus tetas hasta su vagina el muy sinvergüenza había escrito con su mismo lápiz labial: “Esta zorra es mía”, con una significativa flecha apuntando hacia su vagina, fue en ese momento que cayó en cuenta que el desgraciado de Edgar a parte de haberse aprovechado de ella, el muy hijo de puta se había ido dejándola a ella en aquel antro de putas.
Sintiéndose humillada y vejada hasta mas no poder la joven mujer de 27 años se vistió, con su cara bañada en lágrimas hiso abandono del “Hotel”, siendo vista por una gran cantidad de hombres que a esas horas de la mañana ya habían abiertos sus locales y talleres para iniciar otra jornada laboral, en donde al ver la suculenta yegua que venía saliendo de aquel vicioso antro la agasajaron con todo tipo de peladeces e invitaciones indecentes convencidos todos que ella era una puta en plena finalización de sus servicios sexuales, Paulina simplemente se alejó de ese sector hasta que por fin pudo tomar un taxi que la llevaría hasta la seguridad de su hogar.
(Continuara) 
 
 
 

Relato erótico: “Una amarga y repugnante tortura” (POR PERVERSO)

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UNA AMARGA Y REPUGNANTE TORTURA  
Antes de continuar pido una disculpa por la tardanza, también permítanme agradecerles por las más de 25 000 lecturas que la primera parte alcanzó en su primer mes, sé que no es la gran cosa pero son muchas más de las que yo esperaba, también a todos los que comentaron y valoraron el relato, independientemente la valoración y el comentario que fuese, aquí les traigo la segunda parte, como dije, es un poco más cruda y asquerosa, de una vez advierto.
Considero que este relato queda más en la categoría de No Consentido que la de Sexo con Maduros
SEGUNDA PARTE
Mar y el viejo salían del improvisado estacionamiento del cine, durante el transcurso del viaje Mar intentó inútilmente escapar del viejo, para esto se desesperaba tratando de abrir la puerta del copiloto pero esta no cedía, el viejo riéndose de sus fallidos intentos y de su desesperación e impotencia le dijo:
-jajajajaja, ay mamita esa puerta esta atorada, ni siquiera yo he podido desatorarla apoco crees que tu vas a poder con esas manitas tan débiles-
-señor, por favor, déjeme ir, le juro que no diré nada a nadie pero déjeme ir, mi padre debe de estar preocupado- decía Mar, como si esas palabras fueran a conmover al viejo.
-nada, a mi no me vengas con eso, eso debiste de haber pensado antes de salir de jarra, chamaca purija, y luego juran que no son putas, así que vele avisando a tu papacito que vas a llegar tarde porque vas a coger con un verdadero macho- decía el viejo con su rasposa voz.
Mar veía por la ventana con sus ojitos vidriosos y su rostro preocupado como las calles luminosas, pavimentadas y llenas de gente poco a poco iban siendo reemplazadas por calles oscuras, en pésimo estado y en donde pocas almas caminaban muy deprisa buscando la protección de sus hogares.
Llegaron a una zona ubicada en una parte de la ciudad muy peligrosa y desconocida para nuestra protagonista, un lugar que ni los más valientes se aventurarían a ir, las calles sin pavimentar, poco alumbrado y muchas cantinas y bares de mala muerte a los alrededores, mucho vago se veía en las calles, prostitutas en cada esquina, pero no de buen ver, prostitutas gordas usando vestidos tan ajustados que las hacían parecer tamales mal envueltos y hacían verles vientres muy abultados como si estuvieran embarazadas, la autoridad brillaba por su ausencia ya que la zona era controlada por una célula delincuencial de la que el viejo era parte y la misma policía recibía una buena tajada para seguir dejándolos operar.
El viejo estacionó su coche enfrente de una bolita de malandros, estos al verlo bajar y avanzar hacia ellos solo se abrieron pero a la vez contemplaron el pedazo de hembra que sacó del auto jalándola del cabello, pues se le había puesto algo rebelde en el transcurso del viaje, ella forcejeaba con el viejo y aun así no dejaba de caderearse coqueta gracias a sus tacones, Mar intentó liberarse del viejo pero le era inútil, el viejo se enojó y empujó a la joven haciéndola caer de culo sobre el suelo, cuando cayó abrió ligeramente las piernas volviendo a mostrarle su intimidad apenas cubierta por su húmeda tanguita, podía apreciarse todavía restos de jugos vaginales que aun no se secaban, productos del orgasmo que vivió en el cine, el viejo le dijo:
-mira hija de la chingada, si no te portas bien conmigo te dejo aquí afuera con estos pendejos, para que te hagan lo que ellos quieran, tú decides si después de que te metan sus vergas por  todos tus agujeros quieres que tus padres encuentren tu cuerpecito tirado en las vías del tren, así que, ¡o te comportas o te comportas!- dijo el viejo muy convincente, los malandros se acercaron un par de pasos hacia donde se encontraba tirada la joven, amenazando con empezar a rodearla.
Mar volteó tímidamente hacia donde se encontraban los vagos, si bien no eran tan viejos ni gordos si eran lo suficientemente feos y desarrapados como para que una muchachita tan limpia y perfumada se dejase manosear por ellos, y se les veía una cara de arrechos que ni ellos se aguantaban, que le quedaba a la pobre Mar que seguir en posesión del viejo, al menos estando al lado de él estos no se le acercaban, así que dejaría de luchar, se levantó acomodándose su vestido y solita se acercó al viejo mientras miraba asustada a los vagos, sabía que estaba a merced del viejo, escapar era imposible.
Mar sabía que independientemente del bando que escogiera, ya sea el viejo o los malandros, terminaría follada, pensó “el viejo por lo menos es uno, a lo mejor se emborrache y se quede dormido y me dé algo de tiempo para escapar, y en caso de que me vea, como esta obeso debe de ser lento para correr”, veía a los vagos y con la simple intuición aseguraba que ellos posiblemente la matarían durante la copulación, ya que estaban bajo la influencia de drogas, alucinógenos y aspirando líquidos corrosivos, se veían extremadamente agresivos, uno estaba hasta echando espuma por la boca y otro tenía una especie de machete en la mano, el viejo solo estaba bajo el efecto de un par de latas de cervezas.
-que le ven a mi hembra hijos de puta, váyanse a la verga, vayan a verle el culo apestoso a su madre,- decía el viejo mientras tomaba a Mar de su cintura y la pegaba a su obeso cuerpo, una cintura tan fina que casi podía ser abarcada por ambas manos y seguida por unas prominentes caderas y un orgulloso culito marcados perfectamente por el entallado y cortísimo vestido, un vestido de color blanco que ya presentaba algunas manchas de mugre debido a las sucias manos del viejo; los malandros no les quedó de otra que retirarse, a pesar de su estado y su superioridad numérica no eran lo suficientemente pendejos como para meterse con el viejo, sabían que estaba muy bien apadrinado.
-parece que ya vas entendiendo tu papel, putita rica, esta noche eres mi hembra, y si me gusta como coges te quedas conmigo,entendiste- dijo el viejo y plantó un beso asqueroso a la asustada chiquilla, ella lo correspondió pero no porque le gustara, sino por temor al viejo, pensó que si lo rechazaba este la golpearía, o peor aún, la echaría a los vagos, el viejo intentaba dentro de su boca enrollar su lengua con la de la joven pero esta se negaba, ya de por si era mucho estar soportando el pútrido aliento del vejete, el viejo dejó de besarla después de haberle llenado la boca de saliva asquerosa y emitió un sonido como aquel que degusta una bebida refrescante.
El viejo caminó junto con Mar, la había abrazado con uno de sus peludos brazos pasándolo por sus hombros y la llevaba como si se tratara de su pareja, la silueta obesa del viejo al caminar y moverse de manera gelatinosa y amorfa hacia contraste con la silueta perfecta de Mar, al caminar coqueta y mover su cuerpo de una forma tan seductora gracias a la vestimenta que portaba, Mar llevaba una cara de asco, primero por la desagradable sensación en su boca después del beso y segundo por el hedor que salía de la axila del viejo que al llevar el brazo en esa posición quedaba a escasos centímetros del rostro de Margarita.
El viejo y la chica llegaron a una de las tantas cantinas que formaban parte del colorido paisaje de la zona, detrás de este negocio estaba la casa del viejo, para llegar a ella se podía rodear la cantina, pero el viejo quiso atravesarla, sabía que muchos compinches suyos posiblemente ahí estarían y quería impresionarlos con el mujeron que llevaba.
-oiga yo no voy a entrar ahí,- dijo Mar
-como de que no perra barata, si es donde deberías de estar, órale- dijo el viejo y de un empujón la lanzó adentro del malsano lugar.
Adentro todo era desagradable, olor a cerveza, a cigarro, sudor, gritos, risas de cantineras, música de narcocorridos provenientes de un stereo a todo volumen, Mar pudo contemplar sobre la espesa niebla de humo de cigarro muchos borrachos de la misma calaña que su acompañante, gordos, feos y muy repugnantes.
Las meseras que atendía a tan selecta clientela eran chicas jóvenes y de buen cuerpo, si bien Mar reflejaba un rostro de vergüenza y timidez al estar en semejante situación, las chicas reflejaban un rostro de impudor y cinismo al estar atendiendo a los borrachos o estar sentadas junto a ellos, era como si estuvieran orgullosas por desempeñar este trabajo, aunque solo se trataba de un cascaron, por dentro estas pobres chicas guardaban tanto o quizás más asco que el que Mar sentía, pero lo que más indignó a Margarita fue ver entre los clientes un trío de policías, tomando y con una de las chicas en las piernas de uno de ellos, Mar poco a poco comprendía que ese mundo de justicia color de rosa que tanto le hacían creer en la tele y las noticias en realidad no existía.
El viejo y Mar avanzaban hacia la barra, mientras caminaban el viejo era saludado por un número considerable de personas, incluidas las chicas que fungían como meseras, los caballeros se dedicaban a admirar al trozo de carne que llevaba a su lado, digo trozo de carne porque para ellos Mar solo se trataba de eso:
“un trozo de carne, un par de melones para manosear a su antojo hasta que las manos duelan de tanto apretar y salgan cayos, un culo andante que solo sirve para ser penetrado hasta reventarlo, una boquita cuya única función es la de mamar y sacar la leche de vergas calientes y una panocha que su principal uso es el de utilizarla para penetrarla salvajemente hasta vaciarse dentro de ella al punto de quedarse seco, Mar había llegado a un mundo en donde todas sus cualidades, aptitudes y virtudes que hacen a la mujer un ser intelectual no tienen valía”.
Durante el trayecto, Mar pudo sentir sobre su exquisito cuerpo todo tipo de miradas lujuriosas y calientes, uno que otro viejo borracho se atrevía a lanzarle cantidades de piropos subidos de tono, sin importarles la presencia del viejo, además se escuchaban frases como:
-otra Pancho-
-que hembra te cargas Pancho-
-Pancho, porque no me prestas tantito a esa hembrita- dijo uno de los borrachos más ancianos ahí presentes, y aprovechando que Mar pasó cerca de él, le alcanzó a dar un pellizco en una de sus nalgas, haciendo que la chica pegara un brinco y volteara a verlo enojada al tiempo que se sobaba la nalga, varios borrachos comenzaron a reírse y alabar al viejo por semejante acto de valentía, siendo el viejo Pancho uno de los que reían.
-jajajajaja, será mejor que no te me despegues, si te quedas atrás te hacen cachos- decía el viejo Pancho, Mar solo apretaba el paso para alcanzar al que parecía ser su única defensa.
A pesar de que la distancia entre la entrada de la cantina y la barra no superaba los 30 metros, para Mar se le hizo una eternidad atravesar ese camino y fue en ese lapso cuando más veces acomodó su vestido intentando tapar un poco sus piernas, ya que por la forma en que la miraban sentía que caminaba desnuda.
-no te tapes mamita, esas piernas están para comérselas- decía un viejo
-que se lo quite, que se lo quite- decía otro
-me quiero orinar sobre esa zorra- decía uno cayéndose de borracho
En la barra estaba otro viejo, más longevo que el viejo Pancho, de aspecto horrible y vomitorio, era casi calvo, solo unos pocos cabellos canos y largos peinados hacia atrás cubrían su coco, desde que Mar entró la miró con una sonrisa enferma, mostraba dientes amarillos llenos de caries y muy mal acomodados, encimados unos con otros, algunos salían de su boca aun teniéndola cerrada debido a su deforme dentadura, un bigote completamente canoso y mal cuidado, podían apreciarse varios pelos que asomaban de sus fosas nasales al igual que de sus orejas, su pabellón de la oreja estaba lleno de cerilla, sus axilas habían manchado de sudor su vieja camisa, dicho viejo se encontraba limpiando un vaso con una especie de franela sucia y utilizaba escupitajos para despegar las manchas.
El viejo Pancho colocó a Mar entre su cuerpo y la barra, en esta posición podía repegarle todo su paquete es sus carnosas nalgas y lo hacía descaradamente, sentía la suavidad y tersura de ese trasero perfecto mientras que Mar sentía una autentica barra de fierro que no era otra cosa más que la verga del viejo en todo su poderío, en la mente de Mar solo se escuchaba “y todo eso me piensa meter”, el viejo de paso aprovechaba para llenarle de babas su nuca, cuello y todo lo que alcanzara, la pobre Mar solo se movía de un lado a otro intentando zafarse pero era inútil, el viejo la tomó de las caderas y hasta parecía como si estuvieran bailando por la forma en que ambos de culebreaban, el viejo Pancho llamó al viejo de la barra para pedirle un par de cervezas.
-Pancho el jefe me llamó la atención porque no le hemos dado su cuota del mes?- dijo el viejo de la barra (que se llamaba Felipe).
-fíjate que ando sobre una chamaca hija de un empresario, no se pero presiento que a ese si le vamos a sacar una buena feria, como para pagarle al jefe todo un año, además la chamaca esta rebuena, también podemos divertirnos un rato con ella y a lo mejor se le regresamos a su papito con sorpresa dentro- ambos viejo explotaron en una carcajada burlona mientras era vistos con temor y rabia por Mar después de haber escuchado sus maquiavélicos planes.
-y tú que vergas ves, no vas a tomarte esa cerveza,- reclamó el viejo a nuestra protagonista.
-no, no tomo cerveza señor- dijo Mar tímidamente.
-no tomo cerveza (decía el viejo arremedándola), quítate lo mamona y tómatela, ora- y dicho esto el viejo agarró la cerveza y se la empinó a Mar obligadamente haciendo que parte del amargo líquido cayera sobre su blanco vestido.
-y de que putero sacaste a este culito Pancho?- preguntó el viejo Felipe
-estaba en el cine porno de allá del centro, yo pase por ahí y me metí para jalármela un rato y allí me la encontré,- respondió Pancho.
-ahh, y como se llama?- preguntó el viejo Felipe
-no sé, deberás puta, cómo te llamas?- preguntó el viejo Pancho a Mar
-M… Mar….. Margarita- dijo la jovencita con un miedo que la hacía tragar saliva.
-ahh, Margarita, así se llamaba una novia que tuve cuando era joven, que tiempos aquellos, no que ahora estoy viejo y feo, las niñas ya no se fijan en mi, solamente obligándolas a coger conmigo, y dime Margarita, por donde te gusta más que te den, a mi me gusta más por la almeja, porque una vez le metí la verga a una niña casi de tu edad por el culo y se lo desgarré, y que desagradable es eso, que se te embarre de sangre, y luego estar soportando sus chillidos.- dijo el viejo Felipe, mientras Mar se quedó callada tratando de asimilar lo que había escuchado y que seguro era lo que tenían preparado para ella.
-y dime Margarita, cuántos años tienes?- pregunto el viejo Felipe
-dddd… diii….. dieciocho,- respondió Mar tímidamente
El viejo Felipe empezó a hacer cuentas en su mente y movía sus dedos como si estuviera realizando una sumatoria hasta que habló:
-18, osea que naciste cuando yo tenía 49 años, lo que son las cosas a Pancho, jajajajajaja, no cabe duda que ya estoy viejo jajajajaja- casi 70 años se cargaba el vejete y todavía andaba de culion.
-cuanto es de las cervezas?- preguntó el Pancho
-son 50 pesos,- respondió Felipe
-ora tu, Margarita, págale, págame mi cerveza, yo estoy acostumbrado a que las hembras me paguen las cosas- dijo Pancho
-oiga yo no voy a pagar eso- dijo Mar un poco mas envalentonada, sin embargo lo valiente se le fue cuando el viejo nuevamente volvió a amenazarla con golpearla y dejar que todos los presentes la cogieran si no pagaba las cervezas.
-ten, creo que es tuya, la recogí en el cine cuando te acomodabas tu vestido- el viejo dio a Mar su cartera, la pobre chica la creía perdida.
-págamela, o te meto esta botella por el culo- amenazó el viejo Pancho enseñando a Mar la botella de cerveza de 355 ml.
Mar resignada abrió su cartera y se dio cuenta de que estaba vacía, el viejo Pancho le había sacado el poco dinero que la joven llevaba, ese dinero que a Mar tanto trabajo le costaba ganarse, y que a pesar de trabajar en un negocio en donde se vendían bebidas alcohólicas y tener un poco de experiencia en la forma de cómo se comportan los hombres cuando están borrachos, estos no tenían nada que ver con los que ahora estaban a su alrededor, tipos tan despiadados de esos que no se tocan el corazón a la hora de quitarle la vida una persona, y que tenían armas de fuego arriba de las mesas sin importar que estuvieran a la vista de los policía que ahí se encontraban, aun así Mar sacó fuerzas quien sabe de donde para reclamar al viejo por su dinero.
-nooo, no tengo, devuélvame mi dinero viejo ratero,- decía Mar nuevamente rompiendo en llanto ante la impotencia de no poder hacer nada.
-devuélvamelo que es lo único que tengo y es para ayudar a mi papá,- decía insistentemente.
-devuélvamelo o le digo a la policía- decía Mar
-a cuales, a esos que están ahí,- señalo Felipe a los tres policías que estaban hasta el culo de pedos,
-no creo que te hagan caso putita, les estoy invitando las cervezas por protegernos y servirnos jajajajajajajajajajaja- reía el viejo Felipe
-devuélvamelo por favor- decía Mar ya casi sin fuerzas.
-ah que necia, yo no tengo nada, ehh, me dices ratero, quieres que te rompa el chipo perra desgraciada?,- dijo el viejo Pancho con una risa sarcástica y levantó un brazo amenazando con golpearla, rápidamente el viejo Felipe se interpuso y alcanzó a agarrarle el brazo.
-tranquilo Pancho, no te encabrones, espera, con dinero no es la única forma en que esta niña puede pagarme, porque no me la prestas para que me arregle allá atrás con ella,- dijo Felipe que con solo haber dicho esas palabras ya tenía la verga bien parada.
-si llévatela, para que se eduque, ya le pase muchas, ya le hace falta un escarmiento,- dijo Pancho
-jejeje, si no te preocupes yo se lo daré- dijo el viejo Felipe quien llevaba todas las intenciones de penetrarla y vaciarse dentro de ella.
-no me gusta tu risa Felipe, mejor te acompaño, no vaya a ser que te vengas dentro de ella, ese privilegio solo es para mí- dijo Pancho adivinando sus pensamientos pues conocía lo desalmado que podía llegar a ser su amigo.
El viejo Felipe dejó encargada la barra a otro viejo, tomó del brazo a Mar, la chica comenzó a forcejear pero el viejo Pancho que iba detrás de ellos la calmó poniéndole la punta de la navaja en su espalda baja, haciendo que la chica sintiera un escalofrío recorrer toda su columna vertebral y que su presión arterial se bajara hasta casi desmayarse.
-mira niña, acompáñanos y calladita- dijo Pancho
Los viejos y la jovencita atravesaban una puerta a la que solo el personal tenía acceso pero fueron vistos por una señora gorda y chaparra que fumaba un cigarro, la encargada de las chicas que atendían a los borrachos.
El trió llegó a un pequeño cuarto, donde solo estaba un deteriorado sillón, el viejo Felipe se sentó y se desabrocho el pantalón y lo bajó hasta los tobillos, exhibiendo unas piernas muy peludas y delgadas, en contraste con su voluminosa panza, su calzoncillo amariblanco dejaba ver un enorme bulto de color oscuro escondido debajo, además el calzón estaba un poco mojado exactamente en donde descansaba la cabeza de su miembro.
Mar estaba junto al viejo Pancho, intentaba no ver esa desagradable escena pero muy a su pesar y tratando de que ninguno de los dos viejos se dieran cuenta, volteaba tímidamente a ver el bulto que se cargaba el viejo Felipe, también recordaba el grosor del miembro del viejo Pancho cuando se la mamó en el cine, se pensaba que si acaso estaba en un mundo en donde los viejos más repugnantes y morbosos eran los que se cargaban los miembro más grandes y gruesos, sus pensamientos se revoloteaban en su mente y se los imaginaba penetrando los apretados coñitos de jovencitas tan hermosas como ella, hasta que su mente le jugó una mala pasada y la colocó a ella siendo penetrada por uno de ellos y gimiendo como una reverenda puta, Mar no supo en qué momento su sexo se empezó a mojar.
El viejo Pancho dio un ligero empujón a Mar, haciéndola llegar casi a donde se encontraba el otro anciano.
-ora puta, has tu trabajo, para lo que sirves, la única función para la que veniste a este mundo- ambos viejos rieron orgullosos
-ve niña, ya quiero sentir tus labios en mi trozo- decía Felipe
Mar estaba estática, era de suponerse que no debía mostrar su curiosidad hacia lo que el viejo Felipe escondía entre sus calzoncillos, pero el estar ahí parada en medio de ellos y vestida de esa manera hacia que su cuerpo tuviera reacciones tanto de repudio a los dos gordos como de excitación, un calor intenso recorría todo su cuerpo y sentía como si una mano invisible rascara su sensible conchita, el viejo llevaba una camisa sucia y se la había subido a la altura del ombligo, demostrando que también era un hombre peludo.
Mar dio un paso, pero más que por decisión propia fue por haber sentido nuevamente la navaja del viejo Pancho en su espalda, dio otro tímido paso y paró para tragar saliva al mismo tiempo que todo su cuerpo se erizaba demostrando el estado de nerviosismo en que se encontraba.
-rápido puta, si se ve que te estás muriendo por comerte esta verga- gritó el viejo Felipe de forma autoritaria asustando a Mar quien reaccionó del trance en que estaba, Mar avanzó hasta llegar a donde el viejo estaba sentado.
-arrodíllate,- ordenó el viejo Felipe, Mar se resistía a obedecer esa orden permaneciendo parada con una cara de no saber qué hacer y volteando constantemente a los alrededores, en donde no había nada que ver solo paredes y frases groseras escritas con plumón negro.
-que te arrodilles que no oyes,- dijo el viejo Pancho y presionó los hombros de Mar haciendo que se arrodillara ante el otro anciano.
-no por favor señor respéteme, no puedo hacer esto, yo no soy lo que ustedes creen, por favor, se lo ruego, déjeme ir por lo que más quiera, se lo suplico, solo quiero ir a mi casa, por favor- decía Mar en medio del llanto y escondiendo su bello rostro entre las desnudas y peludas piernas del viejo, las lagrimas habían cubierto sus hermosos ojos verdes y pensaba que con esto convencería a los viejos de dejarla en paz, mientras el viejo Felipe veía como la cabecita de la niña había quedado a escasos centímetros de su verga.
-jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja, oye Pancho tu le crees a esta puta, anda exigiendo respeto y mira nada mas como se viste, ora si me hiciste reir; no niña, tu eres una puta y yo te voy a enseñar a reconocerlo, todas las mujeres son unas putas, lo llevan en la sangre, basta con un empujoncito de verga en sus panochitas para que acepten lo que son, por lo que veo eso te falta a ti, por eso sales en las noches vestida de esa manera pidiendo riata verdad?, pues no te preocupes, si no te la han dado yo te la voy a dar, ahora mámamela, y no quiero volver a repetirlo y ya no me salgas con estupideces de que no eres puta, si casi casi lo traes escrito en la frente,- dijo Felipe
-mámasela puta, sino les hablo a todos para que te vengan a coger hasta que te revienten de tanta leche dentro,- dijo Pancho
Mar se secó sus lagrimas con sus muñecas, tenía mucho miedo, pero seguía sin ceder a la orden aun después de la fuerte amenaza y las crudas palabras, entonces el viejo Pancho se enojó y avanzó hacia ella.
-sabes que, ya me canse de esto- dijo Pancho sacando su navaja y apretándola con su mano, agarró a Mar de los cabellos y le puso el objeto punzocortante en su cuello, Mar podía sentir el frio del arma en su piel, un frio que quemaba, sus ojos se nublaron hasta el punto de no ver nada y otro frio intenso se apoderó de su cuerpo, sin duda la muerte la estaba abrazando, sin embargo su cuerpo se recuperó gracias a que dejó de sentir la navaja en su cuello, el viejo Felipe había detenido a su amigo Pancho.
-espera Pancho, cabrón, no mames, no sé cómo esta niña ha sobrevivido contigo, primero que me pague las cervezas, ya después haces con ella lo que quieras; mira niña, no seas orgullosa, se ve que eres una putita muy difícil de domar, pero sé que ante todo esto prefieres chuparme la verga antes de que Pancho te clave esa navaja en la tráquea, verdad, nadie quiere eso y mira que te la estoy poniendo fácil, no hagas las cosas más difíciles, de todas maneras nosotros si quisiéramos ya te estuviéramos cogiendo, y te vamos a coger a la fuerza si no me pagas esas cervezas, y créeme que no te va a gustar por las malas, así que abre la boca y mámamela hasta que me corra, si no lo haces todos los tipos que viste allá afuera vendrán y te llenaran tu panocha de leche,- decía el viejo Felipe mientras con una de sus manos agarraba a Mar de su mentón y le apretaba ligeramente los cachetes, haciendo que los labios de la nena tomaran forma de chipo de pescado.
Mar escuchaba atenta las palabras del viejo, sus bellos ojos miraban fijamente a los de Felipe, sus sensuales labios mostraban un brillo que los hacía ver mojaditos, y sus delicadas manos se apoyaban en las peludas piernas del viejo.
-como se- un par de palabras se escaparon de los sexys labios de Margarita.
-como se que ustedes no me violaran a la fuerza, después de que se la chupe, que garantía tengo Don Felipe,- dijo Mar en un intento de negociar con dos de las personas más tramposas y embusteras de la cuidad.
-jajajaja, eres lista putilla, hasta que conozco a una puta que sabe usar su cerebro y no nada más su culo, bueno niña, de ti depende que me dejes seco, que me pegues una mamada tan intensa que mi verga no vuelva a pararse en días, que me saques unos dos litros de leche, así que todo depende de ti, y por mi parte te prometo que si me mamas la verga, ninguno de esos pendejos de allá afuera se meterá contigo, estarás bien apadrinada te lo aseguro, podrás caminar tranquilamente por estas calles sin que nadie te moleste- dijo Felipe presumiendo que era el representante directo del jefe de la zona, la única persona que conocía en persona al jefe del que tanto hablaban, un grado más arriba que el mismo Pancho, el que podía decir quien vive y quien muere, y por tanto, la única persona que podía dar inmunidad.
-es más, si me mamas la verga, prometo no penetrarte, ni ninguno de allá afuera, ni Pancho, verdad Pancho?- decía Felipe
-ehhh, si, lo que sea- dijo Pancho sin ni siquiera escuchar lo que Felipe dijo
Mar reflexionaba, sabía que el viejo tenía razón, prefería mamar esa pestilente verga que ser abusada violentamente por más de una docena de tipos macuarros y horribles, pero algo dentro de ella sabía que no debía de confiar al 100% en estos tipos, aun así tímidamente tomó con sus manitas el calzón del viejo y poco a poco lo fue bajando hasta los tobillos, ante ella una verga enorme aparecía en estado de semiereccion, rechoncha y arrugada, un glande baboso, brilloso y una peste a esencia de verga sucia, los pelos resecos que cubrían su base eran enormes y canosos, pequeñísimos ácaros negros caminaban entre esa espesa selva blanca.
-vamos putita abre la boca- decía Felipe
Mar tímidamente abrió su boquita, sintió su propio aliento, ese aliento pulcro que tenía cuando salió de su casa esa misma tarde había desaparecido, ahora su aliento apestaba a verga sucia y aliento de viejo, acercó sus sensuales labios hacia esa otra pestilente verga, cuando llegó a ella cerró sus ojos y estiró un poco su lengua, hasta que sintió que había tocado la cabeza del miembro, nuevamente probó el salado sabor del líquido preseminal que se desbordaba de la verga del viejo Felipe, puso cara de asco pero volvió a estirar su lengua.
El viejo Felipe veía esa niña probar su carne, su rostro sin duda era el más bello que había visto en su cobarde y corrupta vida, ni siquiera las chicas que atendían la cantina poseían un rostro tan bello y un cuerpo tan perfecto como el que poseía Margarita, además todas esas putillas rebasaban los 25 años de edad y muchas de ellas con embarazos a cuestas, en cambio Mar recién había cumplido los 18, era casi una niña, su rostro aun mostraba facetas infantiles.
Mar daba ahora tímidos lengüetazos, recogiendo el líquido lubricante que impregnaba la cabeza del viejo, una sensación aceitosa imperaba dentro de su boca, poco a poco las lamidas aumentaban su velocidad y fricción, el viejo Pancho permanecía como un espectador recargado en la puerta, viendo como esa niña se comía la verga de un viejo para nada agraciado, incluso a Pancho le daba asco la escena, para calmar su malestar estomacal volteaba a ver el culo de Mar, quien al estar arrodillada su vestido se le había subido y dejaba ver buena parte de sus nalgas, su tanga había desaparecido entre esos carnosos atributos.
El viejo Felipe estaba que no cavia de la emoción, sentía las lamidas y se daba cuenta de la falta de experiencia de la jovencita, Mar lamia el tallo, la cabeza  e intentaba enrollarla con su lengua, el viejo tomó su verga y la empezó a tallar en el rostro de Mar, la chica no opuso resistencia, el viejo tallaba esa gruesa vara que ya había alcanzado su máximo, unos 18 centímetros de dura carne maciza morena, la verga empapaba de lubricante el bello rostro de la jovencita, quien solo permanecía con los ojos cerrados, su cara se llenaba de saliva y líquido preseminal hasta alcanzar un aspecto brilloso.
-continua- dijo el viejo Felipe
Mar como no queriendo pero teniéndolo que hacer comenzó a lamer nuevamente esa barra caliente, a Mar le llamaba la atención su grosor, su manita apenas y podía abarcar semejante tallo, a pesar de estar lamiendo la verga con una voluntariedad forzada Mar no estaba excitada, se decía ella misma que si iba a estar así los próximos minutos por lo menos tenía que excitarse para hacer más corto su suplicio, así que sin importar que los viejos se dieran cuenta subió un poco mas su vestido y abrió ligeramente sus piernas y con la mano que le quedaba libre se comenzó a estimular su sexo, exactamente los puntos más sensibles y de los cuales ya tenía conocimiento, cuantas veces no se masturbaba en su cuarto arrancándose orgasmos cuando su padre no estaba.
-pero que puta saliste chiquilla- dijo el viejo Pancho, Mar escuchó, pero no puso atención a los insultos, ya de por si había recibido bastantes que ya hasta se estaba acostumbrando, ella debía de concentrarse en hacer correr al viejo lo más rápido posible, que caras le estaban saliendo el par de cervezas.
Mar también sabia que con lamidas nunca se iba a correr el viejo, así que procedió a meterse a su boquita ese grueso mástil, lo enrolló con su lengua y procedió a realizar ese movimiento mamatorio que su exnovio le enseñó pero sin sacarse el miembro de su boca, el viejo echaba su cabeza hacia atrás y ponía sus manos sobre la cabeza de la joven, una sola de sus manos abarcaba por completo el cráneo de Margarita.
-que rico la mamas chiquilla, no cabe duda que las niñas de hoy en día son mejores que las viejas de nuestra época, verdad Pancho?- preguntaba el viejo Felipe
-así es,- respondía el viejo Pancho de forma seca, no había aguantado semejante panorama y ahora se había sacado la verga para masturbarse, a pesar de que al principio sintió asco, ese asco se le había trasformado en auténtico morbo, la situación ahí expuesta nunca la vería en ninguna película porno, un viejo que ninguna jovencita follaría con él ni por todo el dinero del mundo, que solo obligando y chantajeando a las mujeres era como podía disfrutar de ellas y que hasta las putas de la cantina lo veían con repulsión, ahora una muchachita por demás bellísima y con un cuerpo que cautivaría al mismo Papa, estaba arrodillada mamándole la verga a este viejo repulsivo quien gemía y reía altaneramente, y encima la niña se masturbaba, lo que hacía pensar a los viejos, que la joven lo estaba disfrutando.
Igual que en el cine, Mar dejaba caer saliva constantemente, poco a poco los pómulos de Mar se enrojecían, más que por la mamada era por la intensa masturbada que ella misma se estaba dando, incluso empezó a ahogar tímidos gemidos en su garganta ocupada por la verga de viejo, su clítoris se había hinchado y Mar atacaba ese botoncito sin tregua.
-levántate el vestido hasta la cintura perra malparida, enséñame el culo, anda, enséñame el culo de putona que te cargas- dijo Pancho mientras daba otro sorbo a su cerveza que aun la llevaba consigo, Mar obedeció y se levantó el vestido hasta la cintura, enseñando sus carnosas nalgas desnudas, su pequeña tanga había desaparecido casi por completo, solo los hilos laterales y un pequeño triangulo en la parte de atrás era lo único que intentaban tapar ese suculento manjar que la jovencita tenía por culo.
El cuerpo de Mar lucia exquisito, su espalda baja hacia una curva perfecta y daba nacimiento a un tremendo culazo, además había dos hoyitos en la parte baja de su espalda, los cuales vemos a muchas niñas de hoy en día presumir con sus blusitas ombligueras, sus caderas se engrosaban y daban lugar a unas bien cuidadas y firmes piernas, sus pantorrillas se veían carnosas y muy femeninas, el viejo Pancho podía ver la pequeña manita de Mar haciendo esos movimientos masturbatorios, el viejo hacia un gran esfuerzo para no arrojársele ahí mismo y penetrarla.
Mar comenzó a aumentar la velocidad, su boca bañaba de saliva la gruesa verga del viejo, de esta, chorros de lubricante no dejaban de salir, a menudo Mar sacaba esa gruesa verga para jalar aire, o como ya dije, para escupir el exceso de salivación, el viejo Felipe se acercó al rostro de la joven solo para hacer lo mismo que Pancho, lanzar un escupitajo al rostro de Margarita, ella lo recibió con asco, pero ya que le quedaba, el viejo en otro escupitajo junto tanta saliva e hizo un sonido raro con sus fosas nasales para arrojar otro cargado de gargajos, los cuales cayeron sobre el angelical rostro de la joven Margarita, todavía el viejo con su verga comenzó a esparcir esos asquerosos fluidos sobre la suave y delicada piel y así, llena de flemas, se la volvió a meter a Mar en la boca.
El viejo empujaba la cabeza de Mar como queriendo hundirla en su obeso vientre, haciendo que la muchachita se tragara de un solo bocado los 18 centímetros de su trozo, los carnosos labios de la joven llegaban a tocar el abultado y peludo vientre bajo del viejo, y ahí la dejaba hasta que veía que el rostro de Mar cambiaba de rojo a morado, liberando a la pobre chica ya cuando veía que sus ojos se ponían blancos, haciendo que Mar se alejara para jalar aire, tocia a más no poder, de su boca gruesos hilos de saliva caían hasta el suelo, sin embargo a el viejo poco le importaba y volvía a repetir la grotesca acción.
Mar resistía las ganas de llorar, no quería mostrar debilidad a ese par de viejos panzones, asquerosos, marranos, hijos de puta, esos viejos que si llegara a tener la oportunidad de matarlos no lo dudaría, aunque a estas alturas pensaba que hubiera preferido mejor que le ensartaran esa navaja en su cuello, lo único que la mantenía con ganas de seguir era su padre y todo lo que hizo el solo por sacarla adelante.
-abre la boca putita- dijo el viejo Felipe.
Mar abrió su boquita y dejo ver hilos de saliva que unían sus carnosos y mojaditos labios, el viejo le metió la verga dentro de su boca literalmente penetrándola por su cavidad bucal, el viejo elevaba su cuerpo para que la penetración fuera intensa, Mar solo recibía los empujones y movía su cabeza al ritmo de las embestidas, permanecía con los ojos cerrados recibiendo semejantes estocadas, se podía escuchar un sonido de glup glup glup glup, escaparse de la boca de Mar, saliva en forma de burbujas y cayendo por sus comisuras, risas de los dos viejos, y bramidos de toro que hacia el viejo Felipe solo para dejar en claro la superioridad del macho sobre la hembra.
El viejo aumentó su velocidad, una velocidad endiablada que hizo que los ojos de Mar comenzaran a lagrimarse, el viejo no dejaba de escupir sobre el bello rostro de la joven, además cada que sacaba su verga de la boquita de la joven la ponía sobre el rostro de ella, embarrándosele aun mas de saliva, Mar hasta parecía como si estuviera bizca, pues trataba de ver la verga que descansaba sobre su cara, exactamente en medio de sus ojos.
El rostro de Mar estaba irreconocible, lleno de saliva y babas asquerosas, de su barbilla caía una gran cantidad de saliva producto de la rudeza con que el viejo prácticamente se la cogía por la boca, el viejo solo veía a Pancho las risas, y con el rostro sudado a grasoso, pelaba los dientes en señal de la fuerza con la que profanaba la boca de la jovencita, la risa del viejo era asquerosa pues dejaba ver su mal formada dentadura.
-así quiero que me la chupes, te queda claro- decía el viejo Felipe
Mar asintió con un ligero movimiento de cabeza, de manera asquerosa se metió nuevamente dentro de su boca esa verga de viejo agrio en sudor, comenzó a chupar primero lento, pasaba su lengua por todo el glande, dio un ligero respiro para tomar aire y prosiguió con su labor, el viejo solamente veía la cabeza de la chica subir y bajar, la chica se sentía asquerosa haciendo esto, además sentía todas esas babas en su rostro secarse y pegársele como una mascarilla, sentía que apestaba a viejo, tanto asco que le daban los viejos morbosos y mas los desaseados, y ahora le mamaba la verga a uno y le enseñaba el culo a otro, que diría su madre, su padre o su exnovio al verla en esta situación.
Mar aumentó su velocidad, comenzaba a dolerle la mandíbula de tanto mamar, sin embargo en su masturbada había logrado estimular su clítoris de manera muy placentera, y no dejada de manosearse hasta que sintió nuevamente algo que estaba por venir dentro de ella, esa sensación tan deliciosa que le hacía imposible dejar de tocarse, sin importar que ambos viejos estuvieran viéndola hacer algo que solo hacía en su privacidad.
Los gemidos de Mar se hacían cada vez más notorios e intensos, no comprendía como el estar en esta situación y después de soportar tan despiadado trato podía sentir placer al estimularse, a pesar de que sentía asco de ella misma también reconocía que la masturbada tenía algo especial, algo que la estaba haciendo llegar al clímax mas rápido de lo normal, algo que nuca había sentido en su joven existencia, quizás ese algo es lo que se llame morbo, a lo mejor todo este trato estaba despertando en Mar ese morbo que permanecía dormido y que desarrollaría en ella una atracción hacia las personas y situaciones desagradables.
El cuerpo de Mar se calentaba en cada toqueteo, empezó a moverse muy sugestivamente mientras permanecía arrodillada y con la verga del viejo en su boca; continuo hasta que de repente apretó con todas sus fuerzas sus piernas, contrajo todo su cuerpo y sus gemidos comenzaron a salir cada vez más sonoros, hasta que apareció ese gemido que indicaba que Mar se había corrido.
El rostro de Mar se descompuso en un gesto orgásmico, sus cejas se fruncieron,  su respiración se aceleró, sus pómulos estaban colorados, y sacando la pestilente verga de su boquita se derramó en un intenso orgasmo, dejando escapar de sus labios un:
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH-
Y se dejó caer sobre las piernas del viejo, su tanguita goteaba el liquido que Mar eyaculó segundos antes proveniente de sus glándulas de Skene, el viejo Pancho quedó con la boca abierta al igual que el viejo Felipe, una jovencita casi niña se había masturbado enfrente de ellos hasta correrse como una autentica puta, será que después de tantas veces que los viejos la llamaban así, Mar estaba empezando a creérsela, aunque recordar que se empezó a masturbar para darse placer y soportar un poco la desagradable labor a la que fue sometida.
-puta, te has vaciado, no tienes poca madre, y sin que te hayamos metido la verga, desgraciada casi haces que me corra con solo verte, vamos, vamos nenita, sácame la leche, ordéñame, ordéñame- decía el viejo Felipe
-si es que la pide a gritos, ni te conté Felipe, que me la encontré en el cine porno y también ahí se estaba tocando la muy puerca, que puta eres- dijo el viejo Pancho
Mar levantó su rostro completamente ruborizado, su mirada era distinta a la niña tímida que entró a la cantina, se notaba una lujuria que había estado escondida y que se asomaba de sus verdes ojitos, solita agarró la verga del viejo y se la llevó a la boca sin dudar, comenzó a succionarla y chuparla, por momentos casi parecía que quería arrancarla del obeso cuerpo del viejo, manoseaba los huevos del viejo, tan grandes como los de un toro, pesados y bien cargados de leche.
Mar estaba como desesperada, quería acabar con esta inmunda labor, la saliva que escurría desde su boca recorría todo su cuello y bajaba en forma de un pequeño arroyo hasta perderse en medio de sus voluminosos encantos que se asomaban más de lo que debían a través del provocativo escote del vestido, ni en su pesadilla mas retorcida se imaginó que acabaría así después de asistir a un cine porno, recordaba que justamente esa tarde había demorado un chingo para alistarse y arreglarse a manera que ese día fuera el que más radiante se viera, y como no, si quería causar impresión en un chico que era muy popular entre la chamacada femenina.
Ahora ese cuerpo de diosa griega estaba siendo disfrutado por dos perversos viejos panzones, feos, y que se dedicaban al repudiado e infame acto del secuestro, -ahhhhhh- gemía el viejo al sentir los suaves labios apretarle la cabeza de su miembro de forma exquisita, Mar sabía que era cuestión de tiempo para que el viejo se corriera, ya que podía sentir el aumento del palpitar de su miembro en su boca, las venas se habían engrosado y la verga se había puesto caliente hasta el punto de quemar, la boca de Mar apestaba tanto como la verga del viejo si no es que mas.
Mar sacó la verga de su boca y se dedicó a masturbarla con su mano al mismo tiempo que miraba al viejo a los ojos, con su boca comenzó a lamer las bolas del viejo, jalaba el escroto hasta casi arrancarlo, se metía las bolas a la boca y jugaba con ellas, sintiendo su sabor rancio y rasposo, entonces metió su mano hasta casi llegar al culo del viejo y comenzó a dedearlo, la verga del viejo se levantó como un resorte, su piel se estiraba hasta más no poder, con su fino dedo rascaba el culo del viejo y lograba arrancarle auténticas costras de mierda que tenia pegadas debido a su pésima higiene.
Mar nuevamente volvió a meterse la verga a la boca de forma golosa, viciosa, aunque con un odio y asco escondido muy en su interior, pero tenía que fingir para que el viejo se la creyera y se viniera pronto, detrás de ella, el viejo Pancho se masturbaba frenéticamente, su verga estaba tan babosa que se había cubierto de una especie de babilla blanca.
-aahhhh, puta que rico la mamas- decía el viejo moviéndose muy sugestivamente en el sillón, sudaba de su horrible cara, sus manos se aferraban a la tela de terciopelo que cubría el mueble, comenzaba a hacer los clásicos movimientos orgásmicos que hace un hombre cuando esta por correrse, sin embargo la leche no salía.
Mar estaba desesperada, ya quería acabar con esto, así que procedió a meterle el dedo al viejo en el culo, sintiendo como se embarraba de mierda y con todo el asco del mundo comenzó a moverlo en forma de círculo, el viejo no pudo evitar lanzar un suspiro.
-cabrona, quien te enseño eso- dijo el viejo con voz débil, la gruesa e intimidante voz del viejo había logrado ser acallada por una jovencita tan frágil y casi inexperta en cuestiones sexuales, sin embargo había visto uno que otro video en internet y además contaba con la experiencia de su amiga Mary, una verdadera experta en estos temas y quien le había contado que el meterle el dedo a los machos por el culo hacia que se les levantara la verga más rápido y que se corrieran de inmediato, y a quien le debía el estar en esta situación.
Mar movía su dedo en forma de círculo dentro del viejo, logro sacarle una flatulencia tan apestosa que hizo que Mar casi desmayara, sin embargo soportó ese mefítico gas, ya estaba tan cerca de conseguir su objetivo que una flatulencia no debía de desmoronarla,  sin embargo el hedor era tal que lo podía sentir en cada poro del cuerpo, lastimaba su respingada nariz, incluso la del mismo viejo Felipe, incluso Pancho tuvo que salir de ahí para no respirar ese putrefacto aroma a mierda reseca y frijoles agrios con huevo güero.
Mar succionaba el pedazo de carne que se alojaba en su boca, comenzó a chupar solamente la cabeza, sabía que era su parte más sensible, el viejo hacia sonidos extraños, su verga estaba que reventaba dentro de la boquita de la jovencita, las piernas del viejo temblaban sudorosas, en eso Mar movió su dedo dentro del culo del viejo y le causó una sensación tan intensa y electrizante, y como reacción en cadena, la verga del viejo comenzó a escupir semen dentro de la boquita de la joven.
-ahhh puta me corro, recibe tu premio- gritó el viejo
Mar sintió el primer chorro chocar violentamente dentro de su boca, un chorro muy potente y cargado que salió a una velocidad agresiva, como si de una pistola de agua se tratara, los ojos de Mar se abrieron como plato, intentó zafarse pero el viejo alcanzó a agarrarla para que no se sacara la verga de su boca, el viejo reía de manera aberrante y empujaba con más fuerza la cabeza de Mar para que la niña se tragara todos sus mocos, el viejo Pancho ya había regresado y se dedicaba a mirar sonriente y victorioso como esa pequeña putita que tanta resistencia estaba poniendo era vilmente humillada por un viejo mucho más longevo que él, quien le estaba dando su merecido.
Después de ese primer chorro de esperma, salieron otros tres de igual intensidad, seguidos por otros cuantos de menor carga y velocidad, Mar con lágrimas en sus ojos, sentía ese desagradable sabor en su boca, la pestilencia del esperma salía por sus narices, el sabor era desagradable, el líquido estaba muy caliente y espeso, además se pegaba a las paredes bucales y no podía ser quitado solo tragándolo, unas ganas de vomitar la invadieron, las arcadas no tardaron en aparecer y cuando el viejo soltó toda su leche dentro de la boquita de la joven y la liberó, Mar dejo caer una gran cantidad de esperma pestilente de viejo nauseabundo, un esperma que en vez de verse blanco, presentaba una tonalidad amarillenta verdosa desagradable.
El viejo Felipe se enojó al ver a Mar desperdiciar su valioso líquido, Mar tocia y tocia y parecía que se iba a vomitar, incluso logró sacar un poco de vomito al no poder controlar una arcada, sentía ese líquido grumoso pegado a su lengua, intentaba quitarlo con su mano pero solo lo desbarataba y esparcía aun mas, más que semen, el esperma del viejo tenia la consistencia de leche cuajada.
-pero que te crees que estás haciendo puta hedionda, perra asquerosa, maldita hija de puerca, mira nada mas, mira nada mas, que bruta eres,- dijo el viejo levantándose y empujando a Mar con uno de sus pies como si se tratara de un perro.
-que hizo Felipe- preguntó Pancho
-mira nada mas, esta hija de puta, se atrevió a escupir mis mocos, no sabes lo que acabas de hacer, ora si te cargó tu madre pendeja- dijo el viejo y se subió los pantalones para poder quitarse un cinturón desgastado.
-levántala, levántala con tu lengua o te agarro a cinturonasos, ora hija de la verga- amenazó el viejo y dio un cinturonazo al suelo que resonó por todo el cuartito.
Mar no tuvo de otra que sorber del suelo el esperma combinado con saliva y vómito para que el viejo no le pegara, lo hacía de manera asquerosa, con lágrimas en sus ojos, su culito se erigía orgulloso pues el vestido continuaba levantado arriba de su cintura, el viejo no contento con la forma en que Mar levantaba el semen del suelo con su lengua le dio un cinturonaso en sus carnosas nalgas, quedando marcado el golpe.
-levántala, pero que se vea que te está gustando, recuerda que a partir de hoy eres una puta, así que compórtate como lo que eres, Pancho, que pedazo de zorra te has encontrado, mira como le gusta la leche, jajajajajajajajaja- ambos viejos reían parados al lado de Mar, mientras ella seguía arrodillada limpiando el suelo, para mala suerte de Mar, el viejo Felipe se sacó nuevamente la verga y se la empezó a jalar de nuevo, su verga no estaba del todo flácida.
Mar limpio el suelo hasta no dejar ni una sola gota, volviendo a mostrar ganas de vomitar otra vez, pero las aguantaba, sabía que el viejo la obligaría de nuevo.
-que boquita, solo falta que te acostumbres a tragar leche para que no le hagas eso al jefe, si le llegas a hacer lo mismo te corta la lengua, jajajaja-
El viejo Pancho veía sonriente la escena, su verga estaba erecta al máximo y casi reventando, pero aguantaba, su verga únicamente podía reventar dentro de la panocha de Mar, quien a decir de ella, seguía en el suelo, ligeramente arrodillada y apoyada con uno de sus brazos, con su rostro mirando abajo, sollozando.
No así el viejo Felipe que después de meneársela en rato expulsó otra cantidad de semen, aunque menor, sobre el voluptuoso cuerpo que yacía arrodillado, cayéndole sobre su vestido y parte de sus piernas, y quedando el viejo ahora si fuera de combate, hasta sus huevos parecían haberse reducido de tamaño después de las potentes eyaculaciones.
-chamaca puta, quiero que me limpies la verga hasta dejarla como nueva,- dijo el viejo Felipe, en forma de burla, sabía que la chica estaba anímicamente destrozada.
Mar no tenía cara para mirar al viejo, su orgullo y autoestima estaba en los suelos después de hacerle semejante bajeza, Mar movía uno de sus dedos como si estuviera dibujando un círculo en el suelo, el viejo Felipe la miró y al ver que Mar no tenia orgullo ni para negarse optó por retirarse no sin antes decirle:
-eres una puta cualquiera; ah, y la cervezas que me debes, como no me dejaste lo suficientemente satisfecho, solo te descontaré una, jajajajajajajaj- y soltó una carcajada limpia.
-si Felipe, ahora debe tres, porque pienso agarrar otras dos para llevármelas a la casa- dijo Pancho
-si agárralas, la puta paga, jajajajajaja,-
El viejo Felipe salió del pequeño cuarto y Pancho fue a recoger su maltrecha muñequita, Mar lloraba en silencio, sus rostro mirando al suelo y tapado por su castaña cabellera, cubierto de saliva, flemas y semen de cuando lo recogió del suelo, su vestido sucio, su orgullo destrozado, su cabello alborotado y su boca aun con el sabor de semen agrio, pero aun faltaba el viejo Pancho, lo único que podría decirse aliviaría a la joven es que Pancho a pesar de ser agresivo, no sería tal salvaje con ella, este viejo, con ayuda de otro se dedicarían a arrancarle orgasmos a Margarita hasta dejarla inconsciente.
-vamos putita, levántate, que todavía falto yo, y yo si pienso meterte la verga hasta el intestino,- dijo Pancho
Mar reaccionó del estado en que se encontraba y con voz baja y mirando al viejo con unos conmovedores ojos que a cualquiera le inspirarían ternura, dijo:
-p…. pero, me prometieron que si le mamaba la verga a Don Felipe, ustedes no me cogerían- decía Mar
-ay mi amor, se me olvido decirte, yo cruce los dedos, jajajajajajajajajaja-
Continuara…….
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Relato erótico: “Di por culo a la puta de mi cuñada en una playa” (POR GOLFO)

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PORTADA ALUMNA2El culo de una cuñada es el sumun del morbo, no creo que haya nadie que no sueñe con follarse ese trasero que nos pone cachondos durante las interminables cenas familiares. Muchos de nosotros tenemos a una hermana de nuestra mujer que además de estar buenísima, nos apetece tener a nuestra disposición. En otras ocasiones, nuestra cuñada es una zorra manipuladora que nos ha hecho la vida imposible durante años y para vengarnos, nos encantaría tirárnosla.
Mi caso abarca ambas situaciones. Nuria, además de ser quizás la mujer más guapa y sexual que he visto, es una cabrona egoísta que me ha estado jodiendo desde que me casé con su hermana.
Para empezar, la forma más fácil de describirla es deciros que esa guarra sin escrúpulos parece salida de un anuncio de Victoria Secret´s pero en vez de ser un ángel es un engendro del infierno que disfruta humillando a todos los que tiene a su alrededor.  Con una melena morena y unos labios que apetece morder, esa puta tiene una cara de niña buena que para nada hace honor a su carácter. Los ojos verdes de esa mujer y las pecas que decoran su cara mienten como bellacos, aunque destilen dulzura y parezca ser un muchacha indefensa, la realidad es que ese zorrón es un bicho insensible que vive humillando a diestra y siniestra a sus semejantes.
Reconozco que la llevo odiando desde que era novio de su hermana, pero también que cada vez que la veo, me pone como una puñetera moto. Sus enormes pechos y su culo en forma de corazón son una tentación irresistible. Noches enteras me las he pasado soñando en que un día tendría entre mis piernas a esa monada y en que dominada por la pasión, me pidiera que la tomase contra el baño de casa de sus padres. Ese deseo insano se fue acumulando durante años hasta hacerse una verdadera obsesión. Desgraciadamente su pésimo carácter y nuestra mala relación evitó que siquiera hiciera algún intento para intimar con ella. Nuestro único trato consistía en breves y corteses frases que escondían nuestra enemistad a ojos de su hermana, mi esposa.
Inés, mi mujer, siempre ha ignorado que la detestaba desde que una noche siendo todavía soltero, estando de copas con unos amigos, me encontré con ella en un bar. Esa noche al ver que Nuria estaba borracha, pensé que lo mejor era llevarla a casa para que no hiciera más el ridículo. Tuve que llevármela casi a rastras y ya en el coche, se me empezó a insinuar. Confieso que animado por el par de cubatas, caí en la trampa y cogiéndola de la cintura, la intenté besar. Esa guarra no solo se rio de mí por creerla sino que usando la grabación que me hizo mientras intentaba disculparme, me estuvo chantajeando desde entonces.
Su chantaje no consistió en pedirme dinero ni tampoco en nada material, fue peor. Nuria me ha coaccionado durante años amenazándome en revelar ese maldito material si no le presentaba contactos con los que pudiera medrar. Ambos somos ejecutivos de alto nivel y trabajamos en la misma compañía, por lo que esa fría mujer no ha dudado en quitarme contratos e incluso robarme clientes gracias a que una noche tuve un tropezón.
La historia que os voy a contar tiene relación con todo esto. La empresa farmacéutica en la que trabajamos realiza cada dos años una convención mundial en alguna parte del planeta y ese año, eligió como sede Cancún. Este relato va de como conseguí no solo tirarme a esa puta sino que disfruté rompiéndole el culo en una de sus playas.
Todavía me parece que fue ayer cuando en mitad de una reunión familiar, Nuria estuvo toda la tarde explicándole a mi mujer, el comportamiento libertino de todos en la compañía en esa clase de eventos:
-Y no creas que tu marido es inmune, los hombres en esas reuniones de comportan como machos hambrientos, dispuestos a bajarse los pantalones ya sea con una puta o con una compañera que sea mínimamente solícita.
-Manuel no es así- respondió mi mujer defendiéndome
-Nena, ¡A ver si te enteras!: solo hay dos clases de hombres, los infieles y los eunucos. Todos los machos de nuestra especie se aparean con cualquier hembra en cuanto tienen la mínima oportunidad.
Aunque estaba presente en  esa conversación, no intervine porque de haberlo hecho, hubiera salido escaldado. Al llegar a casa, sufrí un interrogatorio tipo Gestapo por parte de mi señora, donde me exigió que le enumerara todas y cada una de las compañeras que iban a esa convención. En cuanto le expliqué que era de carácter mundial y que desconocía quien iba a ir de cada país, realmente celosa, me obligó a contarle quien iba de España.
-Somos diez, pero a parte de tu hermana, las dos únicas mujeres que van son Lucía y María, las cuales, como bien sabes, son lesbianas.
Más tranquila, medio se disculpó pero cuando ya estábamos en la cama, me reconoció que le había pedido a Nuria que me vigilase.
-¿No te fías de mí?
-Sí- contestó- pero teniendo a mi hermana como tu ángel guardián, me aseguro que ninguna pelandusca intente acostarse contigo.
Sin ganas de pelear, decidí callar y dándome la vuelta, me dormí.
 
 
 
 
 
La convención.
Quien haya estado en un evento de este tipo sabrá que las conferencias, las ponencias y demás actividades son solo una excusa para que buscar que exista una mejor interrelación entre los miembros de las distintas áreas de una empresa. Lo cierto es que lo más importante de esas reuniones ocurre alrededor del bar.
Recuerdo que al llegar al hotel, con disgusto comprobé que el azar habría dispuesto que la hija de perra de mi querida cuñada se alojaba en la habitación de al lado. Reconozco que me cabreó porque teniéndola tan cerca, su estrecho marcaje haría imposible que me diera un homenaje con una compañera y por eso, asumiendo que no me podría pegar el clásico revolcón, decidí dedicarme a hacer la pelota a los jefes. Mr. Goldsmith, el gran sheriff, el mandamás absoluto de la empresa fue mi objetivo.  Desde la mañana del primer día me junté con él y estuve riéndole las gracias durante toda la jornada. Como os imaginareis, Nuria al observar que había hecho tan buenas migas con el presidente, me paró en mitad del pasillo y me exigió que esa noche se lo presentara durante la cena. No me quedó duda que su intención era seducir al setentón y de esa manera, escalar puestos dentro de la estructura.
Con gesto serio acepté, aunque interiormente estaba descojonado al conocer de antemano las oscuras apetencias de ese viejo. La hermana de mi mujer nunca me hubiera pedido que la contactara con ese sujeto si hubiera sabido que ese pervertido disfrutaba del sexo como mero observador y que durante la última convención, me había follado a la jefa de recursos humanos del Reino Unido teniéndole a él, sentado en una silla del mismo cuarto. Decidido a no perder la oportunidad de tirarme a ese zorrón, entre dos ponencias me acerqué al anciano y señalando a mi cuñada, le expliqué mis planes.
Muerto de risa, me preguntó si creía que Nuria estaría de acuerdo:
– Arthur, no solo lo creo sino que estoy convencido. Esa puta es un parásito que usa todo tipo de ardides para subir en el escalafón.
-De acuerdo, el hecho que sea tu cuñada lo hace más interesante. Si tú estás dispuesto, por mí no hay problema. Os sentareis a mi lado- y por medio de un apretón de manos, ratificamos nuestro acuerdo.
Satisfecho con el curso de los acontecimientos, le llegué a esa guarra y cogiéndola del brazo, le expliqué que esa noche íbamos a ser los dos los invitados principales del gran jefe. No creyéndose su suerte, Nuria me agradeció mis gestiones y con una sonrisa, dijo en tono grandilocuente:
-Cuando sea la directora de España, me acordaré de ti y de lo mucho que te deberé.
-No te preocupes: si llegado el caso te olvidas, ¡Seré yo quien te lo recuerde!
Os juro que verla tan ansiosa de seducir a ese, en teoría, pobre hombre, me excitó y apartándome de ella para que no lo notara, quedé con ella en irla a recoger a las nueve en su habitación. Celebrando de antemano mi victoria, me fui al bar y llamando al camarero, me pedí un whisky. Estando allí me encontré con Martha, la directiva con la que había estado en el pasado evento. Sus intenciones fueron claras desde el inicio porque nada más saludarme, directamente me preguntó si me apetecía repetir mientras me acariciaba con su mano mi pierna.
Viendo que se me acumulaba el trabajo, estuve a punto de rechazar sus lisonjas pero al observar su profundo escote y descubrir que bajo el vestido, esa rubia tenía los pezones en punta, miré mi reloj.
“Son las cinco”, pensé, “tengo tres horas”.
Al comprobar que teníamos tiempo para retozar un poco antes de la cena, le pregunté el número de su habitación y apurando mi bebida, quedé con ella allí en diez minutos. Disimulando, la inglesita se despidió de mí y desapareció del bar. Haciendo tiempo, me dediqué a saludar a unos conocidos, tras lo cual, me dirigí directamente hacia el ascensor. Desgraciadamente, no me percaté que mi futura víctima se había coscado de todo y que en cuanto entré en él, se acercó a comprobar en qué piso me bajaba.
Ajeno a su escrutinio, llegué hasta el cuarto de la mujer y tocando a su puerta, entré. Martha me recibió con un picardías de encaje y sin darme tiempo a reaccionar, se lanzó a mis brazos. Ni siquiera esperó a que la cerrara, como una salvaje comenzó a desabrocharme el pantalón y sacando mi miembro, quiso mamármelo. No la dejé, dándole la vuelta, le bajé las bragas y sin más prolegómeno, la ensarté violentamente. La rubia chilló moviendo sus caderas mientras gemía de placer. De pie y apoyando sus brazos en la pared se dejó follar sin quejarse. Si en un principio, mi pene se encontró con que su conducto estaba semi cerrado y seco, tras unos segundos, gracias a la excitación de la mujer, campeó libremente mientras ella se derretía a base de mis pollazos.
No os podéis hacer una idea de lo que fue: gritando en voz alta se corrió cuando yo apenas acababa de empezar y desde ahí, encadenó un orgasmo tras otro mientras me imploraba que no parara. Por supuesto queda que no me detuve, cogiendo sus pechos entre mis manos, forcé mi ritmo hasta que su vulva se convirtió en un frontón donde no dejaban de rebotar mis huevos.
-¡Dios mío!- aulló al sentir que cogiéndola en brazos, la llevaba hasta mi cama sin sacar de su interior mi extensión y ya totalmente entregada, se vio lanzada sobre las sábanas. Al caer sobre ella, mi pene se incrustó hasta el fondo de su vagina y lejos de revolverse, recibió con gozo mi trato diciendo: -¡Fóllame!-
Sus deseos fueron órdenes y pasando mi mano por debajo, levanté su trasero y cumplí su deseo, penetrándola aun con más intensidad. Pidiéndome una tregua, se quitó el picardías, dejándome disfrutar de su cuerpo al desnudo y moviendo su trasero, buscó reanudar nuestra lujuria. Alucinado por la perfección de sus pezones, llevé mis manos hasta sus pechos y recogiendo sus dos botones entre mis yemas, los pellizqué suavemente. Mi involuntario gesto fue la señal de inicio de su salvaje cabalgar. Martha, usando mi pene como si fuera un machete, se empaló con él mientras berreando como una loca me gritaba su pasión. Azuzado por sus palabras, marqué nuestro ritmo con azotes en su culo. Ella al sentir las duras caricias sobre sus nalgas, me rogó que continuara.
Pero el cúmulo de sensaciones me desbordó y derramándome en su interior, me corrí salvajemente. Agotado, dejé que mi cuerpo cayera a su lado y seguí besándola mientras descansaba. Cuando mi amiga quiso reanimar mi miembro a base de lametazos, agarré su cara y separándome de ella, le expliqué que tenía que ahorrar fuerzas.
-¿Y eso?-
Aunque pensaba que se iba a cabrear, le conté mis planes y que esa noche me iba a vengar de mi cuñada. Contra toda lógica, Martha me escuchó con interés sin enfadarse y solo cuando terminé de exponerle el asunto, me soltó:
-¿Por qué no le dices al jefe que me invite a mí también? Estoy segura que ese cerdo dirá que sí y de esa forma, podrás contar conmigo para castigar a tu cuñada.
No tardé ni tres segundos en aceptar y cerrando nuestro trato con un beso, decidí vestirme porque todavía tenía que contactar con Arthur y preguntarle si le parecía bien el cambio de planes. Lo que no esperaba fue que al salir al pasillo, Nuria estuviera cómodamente sentada en un sofá. Al verme aparecer de esa habitación todavía abrochándome la camisa, soltó una carcajada y poniendo cara de superioridad, dijo:
-Eres un capullo. ¡Te he pillado!
Incapaz de reaccionar, tuve que aguantar su bronca con estoicismo y tras varios minutos durante los cuales esa maldita no dejó de amenazarme con contárselo a su hermana, le pedí que no lo hiciera y que en contraprestación, me tendría a su disposición para lo que deseara. Viendo que estaba en sus manos y haciéndose la magnánima, me soltó:
-Por ahora, ¡No se lo diré! Pero te aviso que me cobraré con creces este favor- tras lo cual cogió el ascensor dejándome solo.
Al irse me quedé pensando que si el plan que había diseñado se iba al traste, me podía dar por jodido porque esa puta iba a aprovechar lo que sabía para hacerme la vida imposible.  Asumiendo que me iba a chantajear, busqué a m jefe y sin decirle nada de esa pillada, le pedí si esa noche podía Martha acompañarnos. El viejo, como no podía ser de otra forma, se quedó encantado con la idea y movió sus hilos para que esa noche, los cuatro cenáramos al lado. Más tranquilo pero en absoluto convencido de que todo iba a ir bien, llegué a mi cuarto y directamente, me metí a duchar. Bajo el chorro de agua, al repasar el plan, comprendí que era casi imposible que Nuria fuese tan tonta de caer en la trampa. Por eso, mientras me afeitaba estaba acojonado.
Al dar las nueve, estaba listo y como cordero que va al matadero, llamé a su puerta. Nuria salió enseguida. Reconozco que al verla ataviada con ese vestido negro, me quedé extasiado. Embutida en un traje totalmente pegado y con un sugerente escote, el zorrón de mi cuñada estaba divina, Sé que ella se dio cuenta de la forma tan poco filial que la miré porque poniendo cara de asco, me espetó:
-No comprendo cómo has conseguido engañar a mi hermana tantos años, ¡Eres un cerdo!
Deseando devolverle el insulto e incluso soltarle un bofetón, me quedé callado y galantemente le cedí el paso. Encantada por el dominio que ejercía sobre mí, fue hacia el ascensor meneando su trasero con el único objetivo de humillarme. Aunque estaba indignado, no pude dejar de recrearme en la perfección de sus formas y bastante excitado, seguí sus pasos deseando que esa noche fuera la perdición de esa perra.
Al llegar al salón, Mr Goldsmisth estaba charlando amenamente con Martha. En cuanto nos vio entrar nos llamó a su lado y recreando la mirada en el busto de mi acompañante, la besó en la mejilla mientras su mano recorría disimuladamente su trasero. Mi cuñada comportándose como un putón desorejado, no solo se dejó hacer sino que, pegándose al viejo, alentó sus maniobras. Arthur, aleccionado por mí de lo zorra que era esa mujer, disfrutó como un enano manoseándola con descaro.  Cuando el maître avisó que la cena estaba lista, mi cuñada se colgó del brazo de nuestro jefe y alegremente, dejó que la sentara a su lado.
Aprovechando que iban delante, Martha susurró en mi oído:
-No sabía que esa guarra estaba tan buena. ¡Será un placer ayudarte!
Sonreí al escucharla y un poco más tranquilo, ocupé mi lugar. Con Nuria a la izquierda y la rubia a la derecha, afronté uno de los mayores retos de mi vida porque del resultado de esa velada, iba a depender si al volver a Madrid siguiera teniendo un matrimonio. Durante el banquete, mi superior se dejó querer por mi cuñada y preparando el camino, rellenó continuamente su copa con vino, de manera que ya en el segundo plato, observé que el alcohol estaba haciendo estragos en su mente.
“¡Está borracha!”, suspiré aliviado, al reparar que su lengua se trababa y que olvidándose que había público, Nuria aceptaba de buen grado que el viejo le estuviera acariciando la pierna por debajo del mantel.
Estábamos todavía en el postre cuando dirigiéndose a mí, Arthur preguntó si le acompañábamos después de cenar a tomar una copa en su yate. Haciéndome de rogar, le dije que estaba un poco cansado. En ese momento, Nuria me pegó una patada y haciéndome una seña, exigió que la acompañara hasta el baño.  Al salir del salón, me cogió por banda y con tono duro, me dijo:
-¿A qué coño juegas? No pienso dejar que eches a perder esta oportunidad. Ahora mismo, vas y le dices a ese anciano que lo has pensado mejor y que por supuesto aceptas la invitación.
Cerrando el nudo alrededor de su cuello, protesté diciendo:
-Pero, ¡Eres tonta o qué! Si voy de sujeta-velas, lo único que haré es estorbar.
 Asumiendo que tenía razón, lo pensó mejor y no queriendo que mi presencia coartara sus deseos, me soltó:
-¡Llévate a la rubia que tienes al lado!
Tuve que retener la carcajada de mi garganta y poniendo cara de circunstancias, cedí a sus requerimientos y volviendo a la mesa, cumplí su orden. Arthur me guiñó un ojo y despidiéndose de los demás, nos citó en diez minutos en el embarcadero del hotel. El yate del presidente resultó ser una enorme embarcación de veinte metros de eslora y decorada con un lujo tal que al verse dentro de ella, la zorra de mi cuñada creyó cumplidas sus fantasías de poder y riqueza.
El viejo que tenía muchos tiros dados a lo largo de su dilatada vida, nos llevó hasta un enorme salón y allí, puso música lenta antes de preguntarnos si abría una botella de champagne. No os podéis imaginar mi descojone cuando sirviendo cuatro copas, Arthur levantó la suya, diciendo:
-¡Porqué esta noche sea larga y divertida!
Nuria sin saber lo que se avecinaba y creyéndose ya la directora para España de la compañía, soltó una carcajada mientras se colocaba las tetas con sus manos. Conociéndola como la conocía, no me quedó duda alguna que en ese momento, tenía el chocho encharcado suponiendo que el viejo no tardaría en caer entre sus brazos.
Martha, más acostumbrada que ella a los gustos de su jefe, se puso a bailar de manera sensual. Mi cuñada se quedó alucinada de que esa alta ejecutiva, sin cortarse un pelo y siguiendo el ritmo de la música, se empezara a acariciar los pechos mirándonos al resto con cara de lujuria. Pero entonces, quizás temiendo competencia, decidió que no iba a dejar a la rubia que se quedara con el viejo e imitándola, comenzó a bailar de una forma aún más provocativa.
El presi, azuzando la actuación de ambas mujeres, aplaudió cada uno de sus movimientos mientras no dejaba de rellenar sus copas. El ambiente se caldeó aún más cuando Martha decidió que había llegado el momento y cogiendo a mi  cuñada de la cintura, empezó a bailar pegándose a ella.  Mi cuñada que en un primer momento se había mostrado poco receptiva con los arrumacos lésbicos de la inglesa, al ver la reacción del anciano que, sin quitarle el ojo de encima, pidió más acción, decidió que era un trago que podría sobrellevar.
Incrementando el morbo del baile, no dudó en empezar a acariciar los pechos de la rubia mientras pegaba su pubis contra el de su partenaire. Confieso que me sorprendió su actuación y más cuando Martha respondiendo a sus mimos, le levantó la falda y sin importarla que estuviéramos mirando, le masajeó el culo. Para entonces, Arthur ya estaba como una moto y con lujuria en su voz, les prometió un aumento de sueldo si le complacían. Aunque el verdadero objetivo de Nuria no era otro que un salto en el escalafón de la empresa, decidió que por ahora eso le bastaba y buscando complacer a su jefe, deslizó los tirantes de la rubia, dejando al aire sus poderosos atributos.
Mi amiga, más ducha que ella en esas artes, no solo le bajó la parte de arriba del vestido sino que agachando la cabeza, cogió uno de sus pechos en la mano y empezó a mamar de sus pezones. Sin todavía creer que mis planes se fueran cumpliendo a rajatabla, fui testigo de sus gemidos cuando la inglesa la terminó de quitar el traje sin dejar de chupar sus pechos. Ni que decir tiene que para entonces, estaba excitado y que bajo mi pantalón, mi pene me pedía acción pero decidiendo darle tiempo al tiempo, esperé que los acontecimientos se precipitaran antes de entrar en acción.
No sé si fue el morbo de ser observada por mí o la promesa de la recompensa pero lo cierto es que Nuria dominada por una pasión hasta entonces inimaginable, dejó que la rubia la tumbara y ya en el suelo, le quitara por fin el tanga. Confieso que al disfrutar por vez primera de su cuerpo totalmente desnudo y confirmar que esa guarra no solo tenía unas tetas de ensueño sino que su entrepierna lucía un chocho completamente depilado, estuve a punto de lanzarme sobre ella. Afortunadamente, Martha se me adelantó y separando sus rodillas, hundió su cara en esa maravilla.
Sabiendo que no iba a tener otra oportunidad, coloqué mi móvil en una mesilla y ajustando la cámara empecé a grabar los sucesos que ocurrieron en esa habitación para tener un arma con la que liberarme de su acoso. Dejando que mi iphone perpetuara ese momento solo, volví al lado del americano y junto a él, fui testigo de cómo la rubia consiguió que mi cuñada llegara al orgasmo mientras le comía el coño. Nunca supuse que Nuria,  al hacerlo se pusiera a pegar gritos y que berreando como una puta, le pidiera más. Martha concediéndole su deseo metió un par de dedos en su vulva y sin dejar de mordisquear el clítoris de mi cuñada, empezó a follársela con la mano.
Uniendo un clímax con otro, la hermana de mi esposa disfrutó de sus caricias con una pasión que me hizo comprender que no era la primera vez que compartía algo así con otra mujer. Mi jefe contagiado por esa escena, se bajó la bragueta y cogiendo su pene entre las manos, se empezó a pajear. En un momento dado, mi cuñada se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo y saliéndose del abrazo de Martha gateó hasta la silla del anciano y poniendo cara de puta, preguntó si le podía ayudar.
 Pero entonces, Arthur me señaló a mí y sin importarle el parentesco que nos unía, le soltó:
-Sí, me apetece ver como se la mamas a Manuel.
Sorprendida por tamaña petición, me miró con los ojos abiertos implorando mi ayuda pero entonces sin compadecerme de ella, puse una sonrisa y sacando mi miembro de su encierro, lo puse a su disposición. Nuria, incapaz de reusar cumplir el mandato del anciano y echando humo por la humillación, se acercó a mi silla se apoderó de mi extensión casi llorando.  Mi pene le quedaba a la altura de su boca y sin mediar palabra abrió sus labios, se lo introdujo en la boca. No pudiendo soportar la vergüenza, cerró los ojos, suponiendo que el hecho de no ver disminuiría la humillación del momento.
-Abre los ojos ¡Puta! Quiero que veas que es a mí, a quién chupas-, le exigí.
De sus ojos, dos lágrimas de ignominia brotaron mientras su lengua se apoderaba de mi sexo. De mi interior salieron unas gotas pre-seminales, las cuales fueron sin deseo, mecánicamente recogidas por ella. No satisfecho en absoluto, forcé su cabeza con mis manos y mientras hundía mi pene en su garganta, nuestro jefe incrementó su vergüenza diciendo:
-Tenías razón al decirme que esta perra tenía un cuerpo de locura pero nunca me imaginé que además fuera tan puta.
Intentando que el trago se pasara enseguida, mi cuñada aceleró sus maniobras y usando la boca como si de su coño se tratase, metió y sacó mi miembro con una velocidad pasmosa. Sobre excitado como estaba, no tardé en derramar mi simiente en su garganta y dueño de la situación, le exigí que se la tragara toda. Indignada por mi trato, se intentó rebelar pero entonces acudiendo en mi ayuda, Martha presionando su cabeza contra mi entrepierna le obligó a cumplir con mi exigencia. Una vez, había limpiado los restos de esperma de mi sexo, me levanté de la silla y poniéndome la ropa, me despedí de mi jefe dejándola a ella tumbada en el suelo, llorando.
Antes de irme, recogí mi móvil y preguntando a Martha si me acompañaba, salí con ella de regreso al hotel. Ya en mi habitación, la rubia y yo dimos rienda suelta a nuestra atracción y durante toda la noche, no paramos de follar descojonados por la desgracia de mi cuñada.
 
Rompo el culo a mi cuñada en una playa nudista.
 
A la mañana siguiente, Martha tenía que exponer en la convención y por eso nada más despertarnos, me dejó solo. Sin ganas de tragarme ese coñazo y sabiendo que mi jefe disculparía mi ausencia, cogí una toalla y con un periódico bajo el brazo, me fui a una playa cercana, la del hotel Hidden Beach. Ya en ella, me percaté que era nudista y obviando el asunto, me desnudé y me puse a tomar el sol. Al cabo de dos horas, me había acabado el diario y aburrido decidí iniciar mi venganza. Cogiendo el móvil envié a mi cuñada el video de la noche anterior, tras lo cual me metí al mar a darme un chapuzón. Al volver a la toalla, tal y como había previsto, tenía media docena de llamadas de mi cuñada.
Al devolverle la llamada, Nuria me pidió angustiada que teníamos que hablar. Sin explicarle nada, le dije que estaba en esa playa. La mujer estaba tan desesperada que me rogó que la esperase allí. Muerto de risa, usé el cuarto de hora que tardó en llegar para planear mis siguientes movimientos.
Reconozco que disfruté de antemano su entrega y por eso cuando la vi aparecer ya estaba caliente. Al llegar a mi lado, no hizo mención alguna a que estuviese en pelotas y sentándose en la arena, intentó disculpar su comportamiento echándole la culpa al alcohol. En silencio, esperé que me implorara que no hiciera uso del video que le había mandado. Entonces y solo entonces, señalándole la naturaleza de la playa, le exigí que se desnudara. Mi cuñada recibió mis palabras como una ofensa y negándose de plano, me dijo que no le parecía apropiado porque era mi cuñada.
Soltando una carcajada, usé todo el desprecio que pude, para soltarle:
-Eso no te importó anoche mientras me hacía esa mamada.
Helada al recordar lo ocurrido, comprendió que el sujeto de sus chantajes durante años la tenía en sus manos y sin poder negarse se empezó a desnudar. Sentándome en la toalla, me la quedé mirando mientras lo hacía y magnificando su vergüenza, alabé sus pechos y pezones cuando dejó caer su vestido.
-Por favor, Manuel. ¡No me hagas hacerlo!- me pidió entre lágrimas al ser consciente de mis intenciones.
-Quiero ver de cerca ese chochito que tan gustosamente le diste a Martha- respondí disfrutando de mi dominio.
Sumida en el llanto, se quitó el tanga y quedándose de pie, tapó su desnudez con sus manos.
-No creo que a tu hermana, le alegre verte mamando de mi polla.
Nuria, al asimilar la amenaza implícita que llevaban mis palabras, dejó caer sus manos y con el rubor decorando sus mejillas, disfruté de su cuerpo sin que nada evitara mi examen. Teniéndola así, me recreé  contemplando sus enormes tetas y bajando por su dorso, me maravilló contemplar nuevamente su sexo. El pequeño triangulo de pelos que decoraba su vulva, era una tentación imposible de soportar y por eso alzando la voz, le dije:
-¿Qué esperas? ¡Puta! ¡Acércate!.
Luchando contra sus prejuicios se mantuvo quieta. Entonces al ser consciente de la pelea de su interior y forzando su claudicación, cogí el teléfono y llamé a mi esposa. No os podéis imaginar su cara cuando al contestar del otro lado, saludé a Inés diciendo:
-Hola preciosa, ¿Cómo estás?… Yo bien, en la playa con tu hermana – y tapando durante un instante el auricular, pregunté a esa zorra si quería que qué le contara lo de la noche anterior, tras lo cual y volviendo a la llamada, proseguí con la plática –Sí cariño, hace mucho calor pero espera que Nuria quiere enseñarme algo…
La aludida, acojonada porque le revelase lo ocurrido, puso su sexo a escasos centímetros de mi cara. Satisfecho por su sumisión, lo olisqueé como aperitivo al banquete que me iba a dar después. Su olor dulzón se impregnó en mis papilas y rebotando entre mis piernas, mi pene se alzó mostrando su conformidad. Justo en ese momento, Inés quiso que le pasase a su hermana y por eso le di el móvil. Asustada hasta decir basta, Nuria contestó el saludo de mi mujer justo a la vez que sintió cómo uno de mis dedos se introducía en su sexo.
La zorra de mi cuñada tuvo que morderse los labios para evitar el grito que surgía de su garganta y con la respiración entrecortada, fue contestando a las preguntas de su pariente mientras mis yemas jugueteaban con su clítoris.
-Sí, no te preocupes- escuché que decía –Manuel se está portando como un caballero y no tengo queja de él.
Esa mentira y la humedad que envolvía ya mis dedos, me rebelaron su completa rendición. Afianzando mi dominio, me levanté y sin dejar de pajear su entrepierna, llevé una mano a sus pechos y con saña, me dediqué a pellizcarlos.  Nuria al sentir la presión a la que tenía sometida a sus pezones, involuntariamente cerró las piernas y no pudiendo continuar hablando colgó el teléfono. Cuando lo hizo, pensé que iba a huir de mi lado pero, contrariamente a ello, se quedó quieta  sin quejarse.
-¡Guarra! ¿Te gusta que te trate así?
Pegando un grito, lo negó pero su coño empapado de deseo la traicionó y acelerando la velocidad de las yemas que te tenía entre sus piernas, la seguí calentando mientras la insultaba de viva voz. Su primer gemido no se hizo esperar y desolada por que hubiera descubierto que estaba excitada, se dejó tumbar en la toalla.
Aprovechándome de que no había nadie más en la playa, me tumbé a su lado y durante unos minutos me dediqué a masturbarla mientras le decía que era una puta. Dominada por la excitación, no solo dejó que lo hiciera sino que con una entrega total, empezó a berrear de placer al sentir como su cuerpo reaccionaba. No tardé en notar que estaba a punto de correrse y comprendiendo que esa batalla la tenía que ganar, me agaché entre sus piernas mientras le decía:
-He deseado follarte, zorra, desde hace años y te puedo asegurar que antes que acabe este día habré estrenado todos tus agujeros.
Mis palabras la terminaron de derrotar y antes de que mi lengua recorriera su clítoris, Nuria ya estaba dando alaridos de deseo e involuntariamente, separó sus rodillas para facilitar mi incursión. Su sabor azuzó aún más si cabe mi lujuria y separando los hinchados pliegues del sexo que tenía enfrente, me dediqué a comérmelo mientras mi víctima se derretía sin remedio.  Su orgasmo fue casi inmediato y derramando su flujo sobre la toalla, la hermana de mi mujer me rogó entre lágrimas que no parara. Con el objeto de conseguir su completa sumisión, mordisqueé su botón mientras mis dedos se introducían una y otra vez en su interior.
Ya convertida en un volcán a punto de estallar, Nuria me pidió que la tomara sin darse cuenta de lo que significaban sus palabras.
-¿Qué has dicho?
Avergonzada pero necesitada de mi polla, no solo me gritó que la usase a mi gusto sino que poniéndose a cuatro patas, dijo con voz entrecortada por su pasión:
-Fóllame, ¡Lo necesito!
Lo que nunca se había imaginado ese zorrón fue que dándole un azote en su trasero, le pidiese que me mostrara su entrada trasera. Aterrorizada, me explico que su culo era virgen pero ante mi insistencia no pudo más que separarse las nalgas. Verla separándose los glúteos con sus manos mientras me rogaba que no tomara posesión de su ano, fue demasiado para mí y como un autómata, me agaché y sacando la lengua empecé a recorrer los bordes de su esfínter mientras acariciaba su clítoris con mi mano. Ilusionado comprobé que mi cuñada no me había mentido porque su entrada trasera estaba incólume. El saber que nadie la había hoyado ese rosado agujero me dio alas  y recogiendo parte del flujo que anegaba su sexo, fui untando con ese líquido viscoso su ano.
-¡Me encanta!- chilló al sentir que uno de mis dedos se abría paso y reptando por la toalla, apoyó su cabeza en la arena mientras levantaba su trasero. 
La nueva posición me permitió observar con tranquilidad que los muslos de la mujer temblaban cada vez que introducía mi falange en su interior y ya más seguro de mí mismo, decidí dar otro paso y dándole otro azote, metí las yemas de dos dedos dentro de su orificio.
-Ahhhh- gritó mordiéndose el labio. 
Su gemido fue un aviso de que tenía que tener cuidado y por eso volví a lubricar su ano mientras esperaba a que se relajase. La morena moviendo sus caderas me informó, sin querer, que estaba dispuesta. Esta vez, tuve cuidado y moviendo mis dedos alrededor de su cerrado músculo, fui dilatándolo mientras que con la otra mano, la empezaba a masturbar. 
-¡No puede ser!- aulló al sentir sus dos entradas siendo objeto de mi caricias.
Venciendo sus anteriores reparos, mi cuñadita se llevó las manos a sus pechos y pellizcando sus pezones, buscó agrandar su excitación. Increíblemente al terminar de meter los dos dedos, se corrió sonoramente mientras su cuerpo convulsionaba bajo el sol de esa mañana. Sin dejarla reposar, embadurné mi órgano con su flujo y poniéndome detrás de ella, llevé mi glande ante su entrada: 
-¿Estás lista?- pregunté mientras jugueteaba con su esfínter. 
Ni siquiera esperó a que terminara de hablar y tomando por primera vez la iniciativa,  llevó su cuerpo hacia atrás y lentamente fue metiéndoselo. La parsimonia con la que se empaló, me permitió sentir cada rugosidad de su ano apartándose ante el avance de mi miembro. Sin gritar pero con un rictus de dolor en su cara, prosiguió con su labor hasta que sintió la base de mi pene chocando con su culo y entonces y solo entonces, se permitió quejarse del sufrimiento que estaba experimentado.
-¡Cómo duele!- exclamó cayendo rendida sobre la toalla.
Venciendo las ganas que tenía de empezar a disfrutar de semejante culo, esperé que se acostumbrara a tenerlo dentro y para que no se enfriara el ardor de la muchacha, aceleré mis caricias sobre su clítoris. Pegando un nuevo berrido, Nuria me informó que se había relajado y levantando su cara de la arena, me rogó que comenzara a cabalgarla. 
Su expresión de genuino deseo no solo me convenció que había conseguido mi objetivo sino que me reveló que a partir de ese día esa puta estaría a mi entera disposición. Haciendo uso de mi nueva posesión, fui con tranquilidad extrayendo mi sexo de su interior y cuando casi había terminado de sacarlo, el putón en el que se había convertido mi cuñada, con un movimiento de sus caderas, se lo volvió a introducir. A partir de ese momento, Nuria y yo dimos  inicio a un juego por el cual yo intentaba recuperarlo y ella lo impedía al volvérselo a embutir. Poco a poco, el ritmo con el que la daba por culo se fue acelerando, convirtiendo nuestro tranquilo trotar en un desbocado galope. Temiendo que en una de esas, mi pene se saliera y provocara un accidente, hizo que cogiera con mis manos sus enormes ubres para no descabalgar.
-¡Me encanta!- me confesó al experimentar que con la nueva postura mis penetraciones eran todavía más profundas.
-¡Serás puta!- contesté descojonado al oírla y estimulado por su entrega, le di un fuerte azote. 
-¡Que gusto!- gritó al sentir mi mano y comportándose como la guarra que era,  me imploró más. 
No tuvo que volver a decírmelo, alternando de una nalga a otra, le fui propinando sonoras cachetadas marcando el compás con el que la penetraba. El durísimo trato  la llevó al borde de la locura y ya  con su culo completamente rojo, empezó a estremecerse al sentir los síntomas de un orgasmo brutal. Fue impresionante ver a Nuria, temblando de placer mientras su garganta no dejaba de rogar que siguiera azotándola:
-¡No dejes de follarme!, ¡Por favor!- aulló al sentir que el gozo desgarraba su interior. 
Su actitud sumisa fue el acicate que me faltaba y cogiendo sus pezones entre mis dedos, los pellizqué con dureza mientras usaba su culo como frontón.  Pegando un alarido, perdió el control y moviendo sus caderas, se corrió.
Con la tarea ya hecha, decidí que era mi momento y concentrándome  en mi propio placer, forcé su esfínter al máximo con fieras cuchilladas de mi estoque. Desesperada, Nuria aulló pidiendo un descanso pero absorto por la lujuria, no le hice caso y seguí violando su intestino hasta que sentí que estaba a punto de correrme. Mi orgasmo fue total. Cada uno de los músculos de mi cuerpo se estremeció de placer mientras  mi pene vertía su simiente rellenando el estrecho conducto de la mujer.
Al terminar de eyacular, saqué mi pene de su culo y agotado, me tumbé a su lado. Mi cuñada entonces hizo algo insólito en ella, recibiéndome con los brazos abiertos, me besó mientras  no dejaba de agradecerme el haberla hecho sentir tanto placer y acurrucada en esa posición, se quedó dormida. La dejé descansar durante unos minutos durante los cuales, al rememorar lo ocurrido caí en la cuenta que aunque no era mi intención le había ayudado a desprenderse de los complejos que le habían maniatado desde niña.
“Esta zorra ha descubierto su faceta sumisa y ya no podrá desembarazarse de ella” pensé mientras la miraba.
¡Estaba preciosa! Su cara relajada demostraba que mi querida cuñadita por primera vez  era una mujer feliz. Temiendo que cogiese una insolación, la desperté y abriendo sus ojos, me miró con ternura mientras me preguntaba:
-¿Ahora qué?
Supe que con sus palabras quería saber si ahí acababa todo o por el contrario, esa playa era el inicio de una relación. Soltando una carcajada, le ayudé a levantarse y cogiéndola entre mis brazos, le dije:
-¡No pienso dejarte escapar!- 
Luciendo una sonrisa de oreja a oreja, me contestó:
-Vamos a darnos un baño rápido al hotel porque Mr. Goldsmith me ha pedido que te dijera que quiere verte esta tarde nuevamente en su yate.
-¿A mí solo?- pregunté con la mosca detrás de la oreja.
-No, también quiere que vayamos Martha y yo- y poniendo cara de no haber roto un plato, me confesó: -Por ella no te preocupes, antes de venir a la playa, se lo he explicado y está de acuerdo.
Ya completamente seguro de que esa zorra escondía algo, insistí:
-¿Sabes lo que quiere el viejo?
-Sí, te va a nombrar director para Europa y desea celebrar tu nombramiento…- contestó muerta de risa y tomando aire, prosiguió diciendo: -También piensa sugerirte que nos nombres a la rubia y a mí como responsables para el Reino Unido y España.
Solté una carcajada al comprobar que esa zorra, sabiendo que iba a ser su jefe, maniobró para darme la noticia y que su supuesta sumisión solo era un paso más en su carrera.  Sin importarme el motivo que tuviera, decidí que iba a abusar de mi puesto y cogiéndola de la cintura, volví junto con ella a mi habitación.

Si quieres ver un reportaje fotográfico más amplio sobre la modelo que inspira este relato búscalo en mi otro Blog:     http://fotosgolfas.blogspot.com.es/

 

¡SEGURO QUE TE GUSTARÁ!

 

Relato erótico “El viaje a la playa” (POR SARAGOZAXXX)

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El viaje a la playa.

Hacía ya unos días que mi marido puso rumbo a la playa con los niños. Por suerte él pudo disfrutar de sus vacaciones antes que yo, aunque posteriormente coincidiríamos quince días juntos. Este año habíamos alquilado un apartamento en primera línea de playa. Esta última semana, sin los niños, sola en casa, se me había hecho eterna, y máxime cuando tuve turno de guardia el sábado hasta tarde. He de decir que soy enfermera y trabajo en un hospital de mi ciudad. No veía llegar la hora en que disfrutar bronceándome tumbada en la sombrilla, y de bañarme en el mar junto a mi familia.
Así que allí estaba yo, conduciendo el mercedes de mi esposo rumbo a mi destino. Dadas las circunstancias mi marido se había desplazado con mi monovolumen, pues era más práctico para cargar con todas las maletas y cachibaches de los niños. Normalmente era el vehículo que yo conducía en la ciudad para llevar y traer a los niños del cole, o la compra del supermercado. En cambio mi marido, se desplazaba todos los días hasta el despacho de abogados en el que trabaja, en el nuevo mercedes que habíamos comprado. Esta vez prefirió que fuese yo quien se desplazase hasta la playa en su coche.
.-“Viajarás más segura yendo tu sola” me dijo cuando planeamos el viaje.
Para los que no me conocen decir que me llamo Sara, y tengo treinta y un años. Llevo un tiempo casada con mi esposo, el cual ha sido el único hombre en mi vida hasta el momento. Podéis saber más sobre mí, y ver algunas fotos si consultáis mi blog, cosa que agradecería muchísimo: http://saragozaxxx.blogspot.com.es/
Como decía, era mediodía, y llevaba un tiempo conduciendo por una nacional en la que apenas circulaban coches, cuando una luz roja se encendió en el salpicadero del coche. Al parecer se había encendido un testigo en el cuadro de mandos del automóvil y parecía algo importante, entre otras cosas porque me indicaba que detuviese inmediatamente el vehículo. ¡No me lo podía creer!. El coche estaba casi nuevo.
.-“Seguro que no es para tanto” pensé para mí, y me detuve a un lado en el arcén de la carretera a llamar a mi esposo, y tratar de averiguar de que podía tratarse. Comprobé que quedaba poca batería en el móvil cuando intenté realizar la primera llamada. No lo cogían.
.-“Maldita sea, porque no lo coge” pensaba cada vez que marcaba su número de teléfono. Lo intenté varias veces, hasta que un mensaje de que quedaba excasa batería apareció en mi pantalla. Decidí conservar la poca batería que quedaba a la espera de que mi esposo viese las llamadas perdidas, pues sabía que cuando aparecía el dichoso mensaje en la pantalla de mi móvil, realmente quedaba poco para que se apagase definitivamente.
No me quedaba otra que poner los dichosos triangulitos de señalización, pese a que hacía un tiempo que no pasaba nadie por allí. Luego me dispuse a leer el manual de instrucciones del coche por si podía solucionarlo yo misma.
“Luz de testigo del motor” ponía en las primeras páginas del librito según un dibujo explicativo, y al lado te remitía a otra página, la 223. Me dirigí a esa página con la esperanza de encontrar alguna solución. “¿Cómo actuar en caso de encenderse el testigo?” pude leer en el manual mientras me felicitaba por mi propia suerte, al parecer debían de indicar la solución a mi problema. “Detenga inmediatamente el vehículo y diríjase a su concesionario mercedes lo antes posible”.
Menuda desilusión, desde luego se notaba que ese tipo de manuales están hechos por tíos y para tíos, solo a un imbécil se le ocurriría escribir ese tipo de indicaciones.
.-“¿Dónde hay un concesionario mercedes abierto en domingo?, eh listillo” insulté mentalmente al guionista del manual maldiciendo mi mala suerte.
En esos instantes sonó el móvil, pude ver en la pantalla el número de mi esposo, me alegré de que hubiese visto mis llamadas perdidas y que me llamase, pero para mi desgracia antes de que pudiera descolgar el teléfono éste se apagó definitivamente, se había quedado sin batería, totalmente muerto.
.-“Mierda, esto no puede estar pasándome a mi. ¡Pero que mala suerte!. Esto no puede ser peor”, pensé para mí mientras trataba de buscar una solución. Mi marido se habría quedado preocupado. Pero no había forma de encender de nuevo el móvil.
Tras resignarme y comprobar que desde hacía un rato no pasaba nadie por esa carretera, al final, opté por cerrar el coche y andar hasta el pueblo más cercano tratando de buscar ayuda. No me quedaba otra alternativa. Aunque llevase puestas unas sandalias con medio tacón, no muy cómodas para andar, me decidí a caminar por el arcén de la carretera.
En un principio no pensaba que tuviese que caminar, pero las sandalias me quedaban bastante bien y conjuntaban, con el vestido blanco de tela liviana y fresquita, muy veraniego, que había elegido para conducir.
Llevaba tan sólo cinco minutos caminando, cuando pude ver una señal que indicaba un área de descanso de esas con mesas y árboles.
“Espero que pueda haber alguien, o al menos una fuente. Tengo sed “ pensé mientras aceleraba el paso con cierta esperanza.

Por suerte había un vehículo rojo bajo un árbol, aunque algo viejo, que se dejaba ver desde lo lejos. Creo que era un ford scort. Me dirigí hacia él con la esperanza de que hubiese alguien en su interior. Me alegré cuando advertí que había alguien dentro pese a tener los cristales traseros tintados, pues aprecié movimiento en su interior.
Los últimos metros me aproximé corriendo esperanzadora y golpeé con ímpetu el cristal trasero correspondiente al lado del piloto. Me arrepentí de inmediato…
.-“¡¡Me cagüen to!!” se escuchó una voz nada más golpear el cristal.
La puerta del coche se abrió de par en par y apareció un tipo con el torso descubierto, totalmente cubierto de tatuajes, blandiendo una navaja en una mano, mientras se acomodaba sus atributos masculinos en el interior de un viejo chándal con la otra mano.
Pude ver como en el interior del vehículo una chica se cubría los pechos rápidamente con una camiseta. Indudablemente les había interrumpido en plena faena. Yo al ver la navaja me asusté.
.-“Se puede saber ¿qué es lo que coño quieres princesa, como para interrumpirme?” dijo el tipo enfurecido mientras me repasaba de arriba abajo y me apuntaba con la navaja a cierta distancia entre ambos.
.-“Yo…, esto…, siento interrumpir…” dije muerta de miedo y de vergüenza, a la vez que no podía apartar la mirada de la navaja en su mano.
.-“Vamos, ¡habla!” me dijo bastante enojado. Esta vez pude fijarme en los tatuajes que decoraban su torso, apenas quedaba un trozo de su piel sin tintar. Me llamó la atención un Jesucristo crucificado que cruzaba su torso de brazo a brazo, y armándome de valor acerté a pronunciar…
.-“Esto verá…, el coche me ha dejado tirada a unos metros de aquí, tan sólo buscaba a alguien que pudiera echarme una mano” dije revolviendo mi pelo en evidente estado de nerviosismo.
.-“¿Quién es esta Johnny?” escuché la voz femenina del otro lado del coche.
.-“Tranquila Chony” tan solo es una niña a la que la ha dejado tirada el buga, dijo el personajillo ahora más relajado.
.-“Pues que llame a la grúa y nos deje en paz” dijo la acompañante femenina a la vez que salía del otro lado del vehículo y se ajustaba una minifalda de leopardo. Por un momento pensé que era una puta de esas de carretera, luego supuse que era la pareja del tipo que todavía blandía la navaja en mano.
.-“Esto veras…, me he quedado sin batería en el móvil, y no veo forma de cargarlo, si pudierais dejarme el móvil, yo…, os lo agradecería muchísimo” dije tratando de explicar la situación.
.-“¿¿Tenemos cara de tener saldo en el móvil??” dijo el tipo algo mosqueado por mi petición. Estaba claro que no tenían dinero ni para recargar el móvil. Preferí no hurgar en la llaga.
.- ¿Qué piensas hacer Johnny?” preguntó la chica mirando expectante a su amante desde el otro lado del coche. El tipo me repaso de nuevo de arriba abajo con los ojos abiertos como platos, esta vez me hizo sentir incómoda.
.-“Voy a ver de que se trata” dijo el tipo como si fuese el jefe de una banda.
.-“Toma las llaves del coche y vete a casa del Jeque a descargar, sino he aparecido en un tiempo vente a buscarme” pronunció a la vez que le tiraba a la chica un manojo de llaves sacado de un bolsillo de su chándal.
.-“¡Vamos!, llévame hasta tu coche” me dijo mientras guardaba la navaja en un bolsillo y se ponía una camiseta de esas fosforito.
Yo comencé a caminar. En un principio traté de situarme a su lado con la intención de entablar una conversación con él, sobretodo tratar de averiguar si debía temer algo cuando viese que el coche era un mercedes, temí que en vez de ayudarme quisiese robarme.
.-“Siento mucho las molestias” dije una vez emprendida la marcha y tratando de ser amable.
.-“No te preocupes muñeca” dijo mientras me miraba fijamente a los ojos.
.-“Ya sabes, me dirigía a la playa, estaba de paso, y siempre tiene que ocurrir estas cosas cuando menos te lo esperas…Tú ¿eres de por aquí?” le pregunté tratando de obtener información y de averiguar sus intenciones. El tipo se echó a reír.
.-“Ja, ja…, sí, llevo un tiempo viviendo por aquí, la gente me conoce bien” dijo con cierta ironía. Y luego continuó diciendo…

.-“Tranquila muñeca, antes era mecánico, me gustan los coches, te echaré una mano” y dicho esto se encendió un cigarrillo. Sus palabras me tranquilizaron.
.-“¿A qué te dedicas ahora?” quise preguntarle para romper el hielo al hilo de lo anterior. De nuevo se echó a reír.
.-“¿De verás quieres saberlo?” yo asentí con la mirada.
.-“Me caes bien preciosa, verás…, me dedico a hacer chapuzas, ya sabes una cosa por aquí, otra por allá. Lo que surja” dijo dando una profunda calada al cigarrillo y haciéndose el interesante, como tratando de impresionarme.
.-“¿Y tú, muñeca?, ¿a qué te dedicas?” dijo repasándome una vez más con la mirada. Esta vez pude advertir que mi vestido blanco se transparentaba al trasluz del sol de mediodía, y que mi figura se adivinaba a través de la fina tela del vestido.
Yo también presté atención a su cuerpo. Estaba bastante delgado, con el pelo a media melena algo dejado, y grasiento. No podía evitar fijarme en sus tatuajes.
.-“Soy enfermera” pronuncié sabiendo que las profesiones sanitarias son muy respetadas por este tipo de personajes. Ya casi habíamos llegado, se podía ver el mercedes al final de una larga recta.
.-“Mira aquel es el coche” dije señalando el vehículo de mi esposo.
A pesar de su aspecto tenía cierto matiz en su mirada que me decía que no era tan mal tipo como aparentaba. Seguramente su aspecto estaba desencadenado por la mala suerte en su vida. Por un momento me dio pena. Me fijé mejor en su cara, y seguramente bien arreglado hasta podría resultar atractivo. Tenía un no sé qué en la mirada que lo hacía tremendamente masculino y varonil. Me dio algo de lástima.
.-“Vaya, vaya, con la enfermerita. Menudo buga. ¿Es tuyo?” preguntó algo incrédulo.
.-“En realidad es de mi esposo” dije ya casi a la altura del coche.
.-“¿Y a que se dedica tu esposo? Si puede saberse”. Preguntó muy cerca del vehículo.
.-“Oh!!, es abogado” dije tratando de impresionarlo. No sé porqué me salió la vena clasista, como diciéndole entre líneas “te falta mucho como para optar a una chica de mi clase”. Aunque yo realmente no suelo comportarme de esa manera, surgió como un instinto de defensa para mi, el marcar bien las diferencias. Él hizo un gesto de desaprobación. Pero enseguida, su rostro se transformó como el de un niño, cuando presioné el mando del coche, y este se abrió con el característico “bip, bip” y las luces intermitentes. Abrió la puerta, se sentó en la posición del conductor, y acariciando el volante como si estuviese soñando despierto dijo:
.-“Siéntate aquí y sigue las instrucciones que te diga” pronunció al tiempo que abría el capó y se dirigía al motor. Yo hice cuanto me ordenó, me senté en el asiento del conductor y esperé a que me realizase sus indicaciones. Él desapareció un rato tras el capó del coche hurgando en el motor.
.-“Pisa el embrague varias veces” escuché su voz oculta tras el capó del coche. Y así lo hice, hasta que al poco tiempo apareció junto a mi posición.
.-“Hagamos un trato” dijo acercándose hasta mi ventanilla.
.-“¿El qué?” dije yo algo sorprendida.
.-“Si logro que arranques el coche y funcione, me dejarás dar una vuelta para probarlo” dijo con media sonrisa en su cara.
.-“Esta bien, me parece justo” dije con relativo entusiasmo de poder reanudar mi viaje.
.-“OK, dale al contacto” gritó al tiempo que bajaba el capó sonriente. Yo introduje la llave del vehículo y pulsé el botón de start del motor. El coche arrancó a la primera y ningún testigo de emergencia se iluminaba en el cuadro de mandos. Parecía que el problema se había solucionado. Me alegré de poder reanudar la marcha. El tipo se acercó hasta mi lado y abriendo la puerta dijo:
.-“Lo prometido es deuda”. Por mi parte preferí cambiarme de asiento saltando por encima del brazo central, que abandonar el vehículo encendido. El tipo se sentó en el asiento del piloto y se puso en marcha picando rueda, tratando de impresionarme.
Al poco rato ya no me fijaba por dónde circulaba, de hecho me pareció que pasamos por el mismo cruce un par de veces, tan sólo quería que aquel tipo disfrutase sus minutos de gloria y luego me dejase continuar mi viaje.

El tipo estaba como un chico con juguete nuevo. Se le veía feliz. Seguramente sería la única vez en su vida que podría conducir un coche de esa gama. Había gasolina de sobra y tiempo, a pesar de que ya llegaría seguramente de noche a mi destino. Por unos momentos, mientras me hablaba de caballos, potencia y velocidad, me sentí como un hada madrina que satisface los deseos de aquel pobre diablo.
De repente escuché una sirena que se aproximaba por la parte trasera del vehículo. Miré por mi retrovisor. ¡Mierda! era un coche de policía que se dirigía hasta nosotros. Miré el cuenta kilómetros del coche y para mi consuelo el tal Johnny apenas superaba el límite de velocidad permitido de la carretera. Si era por nuestra causa por la que el coche de policía se aproximaba, como mucho sería una pequeña multa que podría justificar ante mi marido.
Mis temores se hicieron realidad cuando el coche patrulla nos alcanzó e hizo señas a mi acompañante para que detuviera el coche unos metros más adelante, dónde aguardaban otros dos coches patrulla.
Nos obligaron a detener el vehículo, al tiempo que un guardia civil con una barriga prominente, calvo y aspecto descuidado para ser un agente de la autoridad, se dirigía hasta nuestro coche. El agente golpeó el cristal del conductor con los nudillos. Johhny bajó la ventanilla.
.-“Buenas noches sargento Ruipérez” dijo mi acompañante con cierto temor en sus palabras. Deduje que se conocían.
.-“Me cago en la leche Johnny, ¿a quién has robado este coche?. ¿Acaso has dado algún golpe importante sin que yo me entere?, Y ¿quién es la furcia que te acompaña esta vez?” dijo escupiendo el palillo que tenía entre los dientes al suelo.
.-“¡Oiga agente un respeto. No le consiento que me hable de ese modo!!” grité desde mi posición. Johnny me hizo gestos para que me calmase. Me dí cuenta, que por algún extraño motivo que no acertaba a comprender, estabamos rodeados por agentes de la guardia civil. Mis palabras enojaron evidentemente al agente de la autoridad. Aunque, en realidad fueron un pretexto para sus intenciones.
.-“Dime Johnny…., ¿dónde está escondida?. Con este coche el envío debe ser grande ¿eh?” dijo el agente que parecía al mando mientras hacía señales para que otro agente, escoltado por un perro pastor alemán, se acercase hasta donde estaba el auto. Luego con tono autoritario dijo:
.-“Haced el favor de bajar del coche” dijo al tiempo que abría la puerta del conductor y le hacía señas a mi acompañante para que abandonase el vehículo. Otro agente abría mi puerta de par en par y me ofrecía amablemente bajar del auto. Yo obedecí como una autómata sin reaccionar, ni entender lo que estaba sucediendo.
Todo ocurrió muy deprisa, nada más bajar del vehículo pude ver como el perro policía husmeaba por todo el interior y los asientos hasta detenerse ladrando señalando el salpicadero del coche. Casi a la vez, y totalmente resignado por los acontecimientos, pude ver al tal Johnny al otro lado del coche con las manos apoyadas sobre el techo, en evidente postura de detención y registro.
A lo que quise reaccionar, un agente me retorcía el brazo por detrás de mi espalda sujetándome por la muñeca, y apoyando mi cuerpo también contra el coche, a la vez que separaba mis piernas con sus botas.
Los golpes en los tobillos para separarme las piernas, aparte de dolor me hicieron reaccionar.
.-“¡¡¡Pero que coño se han creído!!!. ¡¡Oiga!! no tienen ningún derecho” comencé a gritar sobretodo mirando hacia el agente gordinflón que parecía estar al mando. Este pareció enfurecerse ante mis gritos. Pude ver como se aproximaba a la espalda del tal Jonnhy que continuaba inmóvil contra el vehículo con las piernas separadas, como si estuviese acostumbrado a este tipo de vejaciones, y le decía…
.-“Menuda putilla te has echado esta vez, eh Johnny…, pero dile que se calle o la reviento” le susurró en la nuca a la vez que le daba un pequeño estirón de oreja a mi ocasional acompañante, sometiéndole en señal de autoridad
.-“Será mejor que te calles” me dijo el tal Johnny agachando la cabeza resignado.
Ahora, aquel hombre que horas antes parecía que se iba a comer el mundo, se resignaba a que pisasen sus derechos como ciudadano totalmente humillado. Yo no estaba dispuesta a soportar esa situación.
El otro agente alertado por los ladridos del perro, abrió la guantera de mi coche. Encontró unas jeringuillas y unos botes de diazepan líquido. Los había cogido del hospital porque los necesitaba para mi suegra, llevaba muchos, lo suficiente como para pasar los quince días de vacaciones sin comprar en la farmacia. No venían en caja ni había prospecto, eran tan sólo los botes de medicina. El agente entregó un botecito a su superior, quien mostrándoselo al tal Johnny le preguntó:

.-“¿Qué coño es esto Johnny?”. Johnny se encogió de hombros y dijo su verdad.
.-“No tengo ni idea agente” y nada más decir estas palabras el guardia civil le propinó un porrazo en los riñones que le hicieron ver las estrellas a mi desgraciado compañero. Yo no pude evitar gritar de pánico ante lo que veía.
.-“Dios mío!!” se me escapó por la boca tras un agudo chillido, a la vez que el agente a mi espalda me elevaba el brazo hasta mis homoplatos retorciéndome de dolor, y me empujaba apretándome aún más contra la chapa del coche para que cerrase la boca. El jefe del grupo me lanzó una mirada con la que me fulminó.
.-“Te he preguntado que es esto” volvió a preguntarle a Johnny el guardia al mando.
.-“No lo sé, se lo juro” volvió a repetir Johnny, al tiempo que recibía un nuevo porrazo en el otro costado que le hacía retorcerse de dolor. Yo volví a gritar inevitablemente.
.-“Socorro” se me escapó esta vez totalmente horrorizada. La mirada del superior se cruzó con la mía por encima del techo del coche. No olvidaré jamas la forma en que me miró mientras rodeaba el coche y se aproximaba cargado de furia hasta dónde yo estaba. Pude fijarme que llevaba barba de varios días y unos dientes amarillentos que destacaban en su asquerosa sonrisa.
Perdí su mirada cuando se situó justo detrás de mí. Pude sentir como el agente que antes me retenía, ahora me liberaba el brazo, su jefe se apresuró a situarse en mi espalda. Lo tenía tan pegado a mi cuerpo que podía sentir su barriga en mi espalda, y su aliento en mi nuca. Olía a alcohol.
.-“¿Quién es la puta que te acompaña Johnny?, ¿para quién trabaja?” preguntó al tiempo que me tocaba el culo descaradamente.
.-“¡Oiga!, no le consiento de ninguna manera que me trate de esta forma. ¡Conozco mis derechos!” le espeté en la cara mientras trataba de girarme y escapar de allí.
Aquel agente al mando, barrigón y calvo que olía a alcohol, me lo impidió volviéndome a colocar contra el coche. Me empujó con todo el peso de su cuerpo. Esta vez pude notar como restregaba claramente su entrepierna por mi culo. Aquello me dió verdadero asco. Estaba aplastada por su cuerpo contra el coche. De repente pude notar como oprimía mi rostro con su fuerza, contra la chapa del coche, y con su asqueroso aliento clavado en la nuca me susurró en mi oreja.
.-“¿Cuanto le cobras a este desgraciado so puta?” pronunció muy bajito sus palabras mientras me tocaba el culo, de tal forma que posiblemente solo pudimos oírlo él, yo, y el pobre Johnny que observaba al otro lado del coche. Yo me quedé paralizada por unos segundos, estaba totalmente consternada por lo que estaba sucediendo. A la vez que un sentimiento de profunda tristeza se apoderó de mi cuerpo. Nunca antes me había sentido así, y menos cuando pude escuchar como el asqueroso agente se cuadró solemnemente hacia el compañero de su derecha, y en voz alta y nítida para que lo escuchase todo el mundo dijo:
“Por la presente, Cabo Ramírez, le informo que de conformidad con el artículo 25.1 de la Ley Orgánica 1/92 sobre Protección de la Seguridad Ciudadana, y dadas las pruebas encontradas en el vehículo de la sospechosa, procedemos a su detención y registro, y conforme a la legislación vigente, a su ingreso en prisión hasta pasar a disposición judicial, para que así conste en su informe, lo que comunico a los efectos oportunos” y nada más pronunciar estas  palabras pude escuchar un click en mi espalda, que retenía mis muñecas esposadas.
Estaba apoyada contra el coche, por primera vez pude percatarme del frió de la chapa del vehículo en mi pecho, pues estos se erizaron al notar el contacto, y en parte también debido al miedo que comenzaba a apoderarse de mi cuerpo.
Tenía al maldito agente Ruipérez detrás de mí dispuesto a cachearme. Lo tenía tan pegado a mi espalda que podía oler su asqueroso aliento a alcohol. Comenzaron a temblarme las piernas.
Procedió removiendo mis cabellos en busca de no sé qué, ante la atenta mirada del resto de agentes que permanecían inmóviles. Se regocijó despeinándome, sabía que yo ya no me sentiría tan segura de mi misma con el pelo revuelto. Incluso me dio algún que otro tirón de pelo, como si supiese que esos pequeños detalles me hacían perder fuerza y orgullo.
.-“No” pronuncié llena de angustia. No acababa de asimilar lo que estaba pasando.
Simuló mirar por mis orejas, pero era otra excusa para propinarme algún que otro tirón de orejas y hacerme daño. Luego, introdujo un par de dedos en mi boca, los introdujo hasta la campanilla provocándome arcadas.
.-“Cough, cough” tosí al sentir mi boca liberada.
El muy cabrón sabía perfectamente que todos esos detalles minaban mi resistencia, como si ya lo hubiese comprobado con anterioridad en otras mujeres. Luego simuló rebuscar bajo mis axilas, pero se trataba tan sólo de un pretexto para introducir su asquerosa mano entre la tela de mi vestido y mi sujetador, y sobarme las tetas a conciencia.
.-“No, por favor” comencé a suplicar en voz baja. Me sentía ultrajada. Esposada con las manos a la espalda como estaba contra el vehículo, ¿qué otra cosa podía hacer?.
Luego, el muy cerdo procedió a sobarme las tetas por encima de la tela del vestido. Amasó mis pechos a su antojo cuanto quiso. Estaba claro que estaba disfrutando humillándome de esa manera delante de sus compañeros.

.-“No puede, por favor, hagan algo, por favor” sollozaba a media voz, tratando de despertar la conciencia del resto de agentes.
En varias ocasiones  puso la palma de su mano bajo mis pechos tratando de adivinar su tamaño. Los sopesó un par de veces. Aquello terminó por derrumbarme y comencé a llorar.
.-“No por favor, no lo haga” suplicaba una vez más entre lágrimas contenidas.
.-“Que tetas más blanditas tiene la muy puta” pronunció mientras miraba a Johnny que no apartaba la mirada al otro lado del coche.
Llegó a pellizcarme un par de veces en mis pechos retorciéndome de dolor. No sé cuanto tiempo estuvo disfrutando de sobar mis tetas, pero me pareció una eternidad. Cuando se cansó de ellas, continuó deslizando sus manos por mi cintura levantando levemente la tela del vestido, hasta detenerse en mis caderas. Luego me sobó el culo, me pellizcó unas cuantas veces. Lo sobó cuanto quiso. Incluso refrotó su paquete por mis cachetes unas cuantas veces. Y lo que más asco me dio, fue comprobar que el muy cerdo la tenía completamente dura. Estaba claramente excitado.
Pude sentir como recorrió mis piernas por encima de la tela del vestido por ambos laterales a la vez, semiarrodillándose a mi espalda, hasta llegar al final de mi falda. Para luego meter las manos por debajo de mi falda acariciando de nuevo mis piernas, pero esta vez sintiendo el contacto de sus ásperas manos en mi piel, y arremolinando mi falda en mi espalda. Yo a esas alturas no paraba de llorar en silencio. Se me escapó alguna lágrima ahogada.
Para mi vergüenza, mi culo quedó totalmente descubierto a la vista del resto de agentes debido al tanga que llevaba puesto. Yo estaba totalmente paralizada sollozando sin acabar de creer lo que me estaba sucediendo. Antes de que pudiera decir nada noté una cachetada que seguramente enrojeció mi culito. Luego pude escuchar las risas del resto de agentes. A esas alturas el rimel de mis ojos se habría corrido por mis mejillas confiriéndome un aspecto que debía de ser patético.
.-“Menudo culito más rico tiene la muy puta, seguro que disfruta cuando se la clavan por el culo” dijo en alto para regocijo de sus espectadores. Luego escuché mas risas.
.-“Splash!!!” otra cachetada resonó en mi piel. Aquello me hizo reaccionar, traté de defenderme, me giré y quise propinarle un rodillazo en sus partes.
Mi intento por lastimarlo fracasó, y antes de que pudiera hacer nada, el agente a su lado, a modo de guardaespaldas, me sujetó por un brazo, mientras su jefe le ordenaba enfadado mi ingreso en prisión ante mi sorpresa. Ocurrió todo muy rápido.
.-“¡¡¡Llevátela!!!” indicó a su compañero  al tiempo que levantaba la mano conteniéndose de darme un bofetón.
Sin acabar de creer lo que estaba sucediendo me introdujeron en los asientos traseros de un coche patrulla.
Durante el trayecto, poco a poco fui asimilando lo sucedido, pasé de sentirme humillada y consternada, a sentir una rabia e indignación creciente. Estaba llena de ira. Dejé de llorar para volver a gritar.
.-“¡¡Se están equivocando!!. ¡¡Menudo paquete les van a meter a todos!!” y muchas otras cosas por el estilo que chillaba una y otra vez detrás de las mamparas, a los agentes que conducían el vehículo de camino a no sé dónde.
Poco pude ver del acuartelamiento en el que entramos, pues accedimos por una puerta de garaje, y todo estaba bastante oscuro. Además, nada más abandonar el vehículo me pusieron una capucha en la cabeza que me impidió ver nada más allá del garaje.
Sólo sé que recorrí unos cuantos metros andando y que bajé unas cuantas escaleras, hasta que me quitaron de nuevo la capucha. Estaba en un cuarto pequeño, bien iluminado, y  rectangular, en el que tan sólo había una mesa alargada en el centro. Me dolió un poco la luz. Yo me encontraba en un extremo de la estancia, y al otro lado de la mesa, había una puerta por la que desaparecieron los agentes que me habían llevado hasta allí, después de liberarme de las esposas. Colgado en esa misma pared opuesta había un reloj de agujas que marcaba algo más de las siete de la tarde.
.-“¿Cómo ha pasado el tiempo?” pensé algo aturdida, cómo si eso fuese lo más importante en ese momento, mientras trataba de aliviar con mis manos el dolor en mis muñecas producido por la marca de las esposas .
Al poco rato de permanecer allí en píe en aquel cuarto, apareció el desagradable agente Ruipérez con un portafolios y una bandeja de plástico. Depositó ambas cosas encima de la mesa al otro lado de donde yo me encontraba, y sentándose en una silla dijo:
.-“Esta bien señorita Sara, vengo a informarle de los cargos que se han presentado contra usted…” no pude dejarle acabar su frase, me salió de lo más profundo:
.-“¡¡Pero que coño esta diciendo!!” grité con toda la rabia de mi cuerpo. Él; muy impasible; como saboreando su tiempo, me dijo:
.-“Le aconsejo que se calme y escuche atentamente los cargos” dijo imperturbable ante mis palabras.
.-“Por la presente le informo que se han presentado contra usted los cargos de tráfico de estupefacientes y de prostitución…”, yo no podía creer lo acababa de escuchar.
.-“¿Pero qué esta diciendo?, todo esto es una tontería” dije sin dar crédito a lo que estaba escuchando…
.-“¡No tienen ninguna prueba!” terminé gritando airadamente.
.-“Cálmese señorita, así no conseguirá nada” y continúo diciendo…
.-“Quiero recordarle que se han hallado estupefacientes en el vehículo en el que se encontraba, además…” de nuevo no pude más que interrumpirle…
.-“Ya se lo dije a los agentes en el coche de camino hasta aquí, soy enfermera, y las sustancias encontradas en la guantera del vehículo son medicamentos para mi suegra” dije tratando de hacerle entender lo sucedido.
.-“Además…” continúo diciendo con voz solemne como si no hubiese escuchado mis explicaciones.
.-“Además poseemos la declaración jurada del señor Raimundo Jiménez Gabarre, alias Johnny, en la que testifica que las sustancias encontradas son de su propiedad, y que además usted le ofreció sus servicios, lo que constituye un claro hecho delictivo” concluyó su frase.
.-“¡Qué cabrón!” me salió del alma golpeando la mesa con la palma de mi mano, al entender que mi virtual acompañante había salvado su culo firmando la declaración que seguramente el asqueroso agente Ruipérez le había dictado.

.-“Es todo mentira, mi marido es abogado, en cuanto me saque de aquí se le va a caer el pelo” grité una vez más encolerizada.
.-“Señorita Sara, le recuerdo que ha sido vista en compañía de un conocido traficante de drogas y proxeneta de la zona, que se han hallado estupefacientes en el vehículo en el que se encontraban circulando, y del que todavía queda esclarecer la propiedad, y que existe una declaración jurada de su acompañante en la que se la acusa expresamente de prostitución, por todo ello, le comunico que pasará a nuestras dependencias hasta disposición judicial” dijo mientras tiraba desde el extremo de su mesa el informe para que pudiera ojearlo.
Comencé a leer los cargos que se me imputaban en el maldito expediente, estaba redactado meticulosamente, para que efectivamente todo pareciese un delito de cara a un juicio de faltas. En esos momentos pensé en mi marido.
.-“Quiero hacer una llamada” dije depositando el informe encima de la mesa y mirando desafiante al maldito agente Ruipérez, orgullosa de que mi marido sabría como sacarme de allí, y de que lograría que inhabilitaran de por vida a ese estúpido agente.
.-“Todo a su debido tiempo” dijo como si nada le inmutase, y esta vez arrojó la bandeja de plástico hasta mi posición.
.-“De conformidad con el protocolo vigente en caso de detención por los cargos que se le imputan, le comunico que debe depositar sus objetos personales en esa bandeja. Debo informarle también que la presente actuación está siendo grabada conforme a procedimiento, por lo que le ruego pronuncié alto y claro los objetos que vaya depositando en la bandeja” dijo girándose hacia el reloj de la pared detrás suyo, dando a entender que había una cámara grabando. Luego permaneció en silencio deleitándose en el miedo que comenzaba a inundar mi cuerpo al empezar a entender que todo eso iba muy en serio.
Comencé por quitarme los pendientes, luego el colgante, más tarde la pulsera y finalmente el reloj, mientras los describía al dejarlos en la bandeja. Lo hice despacio, tratando de pensar en una forma de salir de allí, pero solo podía pensar en la llamada a mi esposo. Aunque quise evitarlo a toda costa, se hizo evidente que me temblaban las manos mientras me despojaba de mis objetos personales. A esas alturas estaba echa un manojo de nervios. Era evidente que me iban a detener y que iba ir al calabozo.
.-“Un reloj de oro rosa marca Guess” concluí enseñando el reloj a la cámara, dejando así todos mis objetos en la bandeja. El agente Ruipérez me miró de arriba abajo saboreando el momento y dijo:
.-“Los zapatos, si son de tacón también deben dejarse en la bandeja” pronunció impasible. Yo mirándolo a los ojos me quité los zapatos lentamente hasta dejarlos en la maldita bandeja.
.-“Si el sujetador lleva aros debe depositarse también en la bandeja” dijo observando mi reacción.
.-“Oiga no creo que …” y antes de que pudiera terminar mi frase me interrumpió:
.-“Según el protocolo de actuación en estos casos debemos evitar que pueda lastimarse con cualquier objeto con el que ingrese en nuestras dependencias” y luego se hizo un silencio en la sala.
Estaba claro que el muy cerdo estaba disfrutando. Yo lo miré desafiante a los ojos. Me sostuvo todo el tiempo la mirada. Por suerte pude quitarme el sujetador sin quitarme el vestido. Logré sacar mi prenda por las aberturas de las axilas del vestido, y lo deposité en la bandeja junto al resto de objetos. Pude apreciar como se fijaba en los motivos de encaje de la prenda al dejarla en la bandeja.
Se quedó un tiempo observándome al otro lado de la mesa, regocijándose en la escena, y admirando mi cuerpo. Luego, con una sonrisa en la boca dijo:
.-“Señorita, Sara Goza, de conformidad con el artículo 163 de la Ley de Ejecución Penal, y dado los cargos que se le imputan, le informo que se procederá al registro “Habeas corpus” por el personal facultativo correspondiente, en este caso la matrona oficial al cargo” dijo al tiempo que apoyaba la espalda contra la pared del fondo en el que se encontraban el reloj y la puerta de acceso. Fingió abrir la puerta y salir del cuarto, al tiempo que entregaba la bandeja a otro compañero y se quedaba apoyado contra la pared, bajo el maldito reloj. Estaba claro que no quería salir en el encuadre de la cámara que grababa cuanto acontecía en la sala.
Al mismo tiempo entró en la sala una mujer gorda con el uniforme de la guardia civil y una bata blanca por encima.
Yo no entendía nada de lo que estaba pasando. El maldito agente Ruipérez permanecía ahora pegado inmóvil a la pared, ocultándose definitivamente del encuadre de la cámara de seguridad oculta en el reloj, mientras la supuesta matrona avanzaba hasta mi posición ajustándose unos guantes de latex en sus manos.
Pude fijarme mejor en ella cuando se situó a mi lado, la verdad es que era una tipeja gorda y fea, se había dejado con los años. Yo no acababa de entender su presencia en la sala, pero cuando terminó de ajustarse los guantes  dijo:
.-“Según le habrá informado mi compañero, estoy aquí para proceder a un exámen tocoginecológico de su cuerpo debido a los cargos que se le imputan. Le ruego que se desnude” yo me quedé helada, sobretodo cuando pude observar que el agente Ruipérez sacaba un móvil de su bolsillo y procedía a grabar lo que ocurría en la sala.
Estaba claro que sabía que desde esa posición no podía grabarlo la cámara. El muy cerdo pretendía grabar como me desnudaba ante él. Yo por mi parte quise tomarme mi tiempo antes de hacer nada. Sabía que debía mostrarme cauta y tratar de ser más lista que aquel agente gordinflón y descuidado. Debía recopilar cuantas pruebas fueran necesarias para incriminar semejante abuso de autoridad.
.-“¿Está disfrutando?” pregunté en voz alta mirando al asqueroso agente Ruipérez, tratando de que me respondiese el muy estúpido, y demostrando así que permanecía en la sala violando la supuesta ley de enjuiciamiento. Él, por su parte, permanecía inmóvil y en meticuloso silencio. Fue su compañera y cómplice quien salió en su ayuda.
.-“Señorita, es mi trabajo” dijo como si no hubiera nadie más en la sala. Y antes de que pudiera decir nada más, la muy bruja pronunció como con voz maternal:
.-“Quiero recordarle que negarse al registro es interpretado como obstrucción a la autoridad, lo que constituye un hecho delictivo añadido, penalizado directamente con la cárcel” pronunció esta vez tratando de aconsejarme que no ofreciese resistencia y me desnudase. Yo no podía creer lo que estaba sucediendo, miré desconcertada a la supuesta matrona, y ella asintió con la cabeza como aconsejándome que me decidiese por hacer lo correcto.
No me lo podía creer. No sé porque lo hice. Comencé por quitarme los tirantes del vestido, aguanté la tela con mis manos sobre mis pechos antes de mostrarlos. Una vez más quise mirar a la cara del hijo de puta que me grababa sin perder detalle y relamiéndose. Me armé de rabia y valor y al fin dejé caer mi vestido. Al haber entregado mi sujetador con anterioridad, quedé tan solo con mi tanga en medio de aquella sala, con el vestido que yacía a mis píes.
¡¡Dios mio, que vergüenza!!, en mi vida me había sentido tan mal, sin embargo no quise darle la satisfacción de llorar ni mostrarme débil. Lo que no pude evitar fue tratar de cubrirme los pechos con las manos. Pero lo peor aún no había llegado, trataba de cubrirme como podía cuando escuche a la matrona decir en voz alta y seca:
.-“Le he pedido que se desnude completamente” dijo en un tono serio y amenazador. Yo la miré desconcertada. Ella ante mi pasividad gritó esta vez…
.-“¿Acaso tengo que repetírselo?. He dicho que se desnude” dijo mirándome a los ojos desde mi lateral. Yo quise fulminarla con la mirada, creo que nunca he mirado con tanta rabia a otra persona, como la miré a ella en ese momento. Y a pesar de mi rabia y  mi ira, no me quedó más remedio que despojarme de mi prenda más íntima. Deslicé mi tanguita por mis piernas con ambas manos a la vez hasta deshacerme de ellas, primero un pie y luego el otro, dejándolo caer en el suelo sobre mi vestido.
Ahora estaba muerta de vergüenza tratando de tapar como podía mi rasurado pubis y mis pechos. Me lo había afeitado para sorpresa de mi marido. Ya me lo había afeitado en otras ocasiones, aunque no muchas, siempre que quería sorprender a mi esposo con motivo de algo especial, y para mi desgracia, ahora debía mostrar mi desnudez en tan humillante situación.
No me atreví a levantar la mirada del suelo, ni a apartar mis manos de mi pubis. No era capaz de mirar a la cara del asqueroso tipo que ocultaba su presencia en aquella estancia.
La matrona, tras alguna reticencia por mi parte, me hizo extender los brazos, primero hacia delante y luego en cruz. Mi pubis quedó expuesto y ahora sí, pude comprobar como el maldito agente realizaba un zoom con su cámara a esa parte de mi cuerpo. En esos momentos pensé que podría llegar a matarlo con mis propias manos de la rabia contenida. Pero debía esperar. Era mi única salida, esperar a que todo pasase y proceder posteriormente a mi venganza. La inhabilitación sería poco para ese capullo.
Mientras, la sanitaria realizó un raspado en la uñas, y luego procedió a mirarme en la boca con una pequeña linterna. Todo bajo la atenta  mirada del agente Ruipérez, que al otro lado de la sala, no paraba de grabarlo todo con su móvil.
El momento más temido llegó cuando observé como la matrona extraía una crema lubricante del bolsillo de su bata y procedía a untársela sobre el latex de sus dedos. Yo permanecí inmóvil, pero mi mirada reflejó terror, sobretodo cuando la escuché pronunciar:
.-“Le aconsejo que apoye los brazos sobre la mesa y separe las piernas” dijo al tiempo que se situaba detrás mío.
Yo hice lo que me aconsejó, apoye mis antebrazos sobre la mesa de la sala, puse mi culo en pompa, y separé mis piernas. Mis pechos colgaban ante la atenta mirada del agente Ruipérez, al que pude ver tocándose en sus partes por encima del pantalón del uniforme. Agaché la cabeza entre mis brazos y cerré los ojos con fuerza rezando para que todo aquello terminase cuanto antes. Además, seguramente que así, mi pelo taparía en parte mi cuerpo ante las cámaras.

Estaba totalmente concentrada y muerta de miedo. Pude sentir el latex de una de las manos de la matrona posarse en mi culo, y acto seguido unos dedos que trataban de abrirse camino entre mis labios vaginales para penetrarme en lo más íntimo de mi cuerpo.
A pesar del gel lubricante, aquello me dolió. Ahogué mi grito como pude, aunque seguramente quedaría grabado para deleite de los presentes. Pude sentir como la matrona movía los dedos en mi interior rozando por todas y cada una de las paredes de mi vagina. Yo trataba de morderme los labios tratando de no emitir ningún sonido.
Al fin pude notar como sus dedos abandonaban mi interior. Resoplé aliviada. Traté de incorporarme, pero la voz de la mujer, gorda y fea, que había explorado mi interior me dijo:
.-“Le ruego que no se incorpore, aún no hemos concluido” dijo al tiempo que se quitaba el guante impregnado de mis fluidos y se ajustaba otro guante en esa misma mano.
.-“¿Cómo que aún no hemos terminado?” pregunté aturdida alzando la cabeza en la misma posición, sin imaginarme lo que iba a suceder a continuación.
.-“Debo proceder a la exploración anal” dijo la muy cerda como si nada, y procediendo de nuevo al ritual de lubricar sus dedos con el gel de su bata, se situó de nuevo detrás de mí. No me dió tiempo a replicar más.
.-“aaaAAAH!!” chillé en que pude notar como uno de sus dedos me abría el esfínter. Me dolió realmente, lo hizo sin ningún tipo de consideración. A propósito. Yo me retorcía de dolor cuando pude notar que un segundo dedo se abría paso. Inevitablemente unas lágrimas brotaron de mis ojos.
.-“Noooh, noooh, eso noooh,” gritaba mientras procedía con la exploración. Pero la matrona me sujetaba con una mano mientras procedía con la otra.
Por suerte no duró mucho, aunque a mí me había parecido una eternidad. No tuve valor para mirar al agente Ruipérez, pues había evidenciado que era virgen por el ano. Permanecí un rato como encogida sobre la mesa, tratando de ocultar como podía mis pechos y mi pubis, hasta que la muy cerda dijo:
.-“Hemos terminado, puede vestirse. Mis compañeros acudirán para llevarla hasta las dependencias de detenidos” y dicho esto se quitó los guantes de latex que tiró a una papelera y procedió a abandonar la sala. El agente Ruipérez salió con ella.
Al quedarme sola rompí a llorar como una niña. Toda mi rabia explotó en un llanto seco y desesperado. Procedí a vestirme con torpeza, casi no atinaba a ponerme mi tanga ni el ridículo vestido. Sólo pensaba en salir de allí como fuese, pensé en salir corriendo y un montón de tonterías, hasta que una pareja de agentes entró en la sala y cogiéndome cada uno por un brazo me llevaron hasta una pequeña celda.
Poco recuerdo del trayecto desde la sala hasta la celda, estaba como conmocionada por los acontecimientos. Tan sólo que bajé unas escaleras hasta un sótano y que me dejaron en el interior de una pequeña estancia rodeada por tres paredes y una reja, con un pequeño camastro a un lado.
No pude dejar de llorar acurrucada sobre un extremo del camastro y me quede dormida. Caí totalmente agotada y exhausta por los acontecimientos.
Cuando desperté no tenía noción de cuanto tiempo había transcurrido. Poco a poco, comencé a asimilar lo que me había sucedido, y en que estado me encontraba. Pensé en mi marido, tenía derecho a una llamada y quería hacerla. Quería que me sacase de allí cuanto antes. Quería terminar con aquella pesadilla. Conforme el cuerpo se fue despertando y mi cabeza daba vueltas, me entraron ganas de orinar. No veía dónde hacerlo en aquella celda, así que comencé a gritar…
.-“Agente, agente, tengo ganas de orinar, por favor, tengo ganas de orinar” grité una vez tras otra durante bastante tiempo. A poco me lo hago encima. Hasta que al fin, pude escuchar como se abría la puerta del pasillo que accedía a las celdas. Para mi desgracia apareció el malnacido del agente Ruipérez.
.-“Vaya, vaya, así que la putilla tiene ganas de mear. Ven te acompañaré” dijo al tiempo que abría mi celda, y me giraba sobre mi cuerpo empujándome contra una de las paredes para proceder a esposarme las manos a la espalda. Una vez me tuvo esposada contra la reja, me dió un pequeño pellizco en el culo y me dijo:
.-“Me muero de ganas por ver de nuevo ese coñito tan rico que tienes” me susurró en la oreja apestando a alcohol. Luego, me condujo por un pasillo en el que pude ver un reloj de pared marcando las 23:00 horas.
.-“Mi marido estará preocupado” pensé, y mientras caminaba por el pasillo sujeta del brazo delante del agente Ruipérez, le pregunté:
.-“¿Puedo hacer una llamada?” le pregunté sin girarme si quiera. Pero no escuché ninguna respuesta por su parte.
Al fin llegamos hasta los servicios, había varios retretes separados por finos paneles de madera, pero sin puertas. El agente Ruipérez me llevó hasta el último de ellos y me preguntó:
.-“¿Así que quieres hacer la maldita llamada?” preguntó al tiempo que me daba media vuelta para desposarme y que pudiera hacer mis necesidades en su presencia. Yo volví a girarme para mirarlo a los ojos suplicante. Una vez estuve frente a frente me dijo:
.-“Veis demasiadas películas, dime, ¿por qué iba a dejarte hacer una llamada?” me preguntó al tiempo que se relamía.
.-“Es mi derecho” dije bajando la cabeza. El se rió de manera muy fingida.
.-“Mira preciosa, se te ha asignado un abogado de oficio, él te informará y defenderá, pero hoy es domingo, así que tendrás que esperar hasta mañana, seguramente tendrás un juicio rápido en el que abogado y fiscal te recomendarán firmar un acuerdo de culpabilidad. ¿Dime por que iba a dejarte hacer la llamada?” repitió la pregunta. Esta vez permanecí en silencio.
.-“¿Acaso tienes algo que ofrecerme?” dijo acariciando un mechón de mi pelo. Yo continuaba en silencio aterrorizada.
.-“Para ser una puta de carretera estas realmente buena” dijo al tiempo que deslizaba su mano de mi pelo hasta mi pecho. Mi silencio lo envalentonó a continuar con sus caricias. Yo me retiré un poco hacia atrás impidiendo que continuase. Me miró fijamente y me dijo…
.-“Hagamos un trato, dame tu tanga y te prometo que podrás hacer la maldita llamada” dijo expectante a mi reacción
-“¿Me dejará llamar?” le pregunté totalmente nerviosa.
.-“Pues claro mujer, sólo tienes que ser un poco amable conmigo” dijo al tiempo que me arrinconaba frente a frente contra la pared del habitáculo, y deslizaba su mano por el interior de mis piernas hasta acariciar mi pubis subiéndome las faldas del vestido.
Yo sujetaba su mano con mis manos, sin llegar a impedirle que lograse acariciar mi depilado pubis, pero poniéndole toda la resistencia que podía. El, por su parte, se abalanzó sobre mi con todo su peso, y empezó a besarme por el cuello mientras me acariciaba.
.-“¡Vamos!, dame tus braguitas” me decía mientras me acariciaba el interior de mis muslos a la altura de mi tanga y me besaba por todo el escote.
.-“¡Esta bien!” dije tratando de apartarlo. Y antes de que pudiera hacer nada por impedirlo se arrodilló enfrente mío, y deslizando sus manos por mis piernas bajo la tela del vestido, alcanzó los laterales de mi prenda más intima, tirando de ella hacia abajo y arrastrando mi tanga desde mi cintura hasta mis pies. Luego se incorporó con mi tanga estrujado en su mano, lo esnifó comprobando mi aroma de mujer, y con mucho mimo lo guardó en un bolsillo de su uniforme. Luego dijo…
.-“Está bien, dime el maldito número de teléfono, veré lo que puedo hacer” dijo al tiempo que sacaba un boli y una libreta de uno de sus bolsillos.
Yo le dije el número al que quería llamar, que era el móvil de mi esposo, mientras él lo anotaba en una hoja. Cuando lo apuntó me dijo:
.-“Haz lo que tengas que hacer, voy marcando el número que me has dicho, y cuando vuelva por ti podrás hablar. ¿Esta bien así?” preguntó esperando mi aprobación. Yo afirmé con la cabeza. Desapareció cerrando la puerta de los servicios con llave.
Sentí alivio al poder orinar y quedarme sola por unos momentos aunque fuera en esos servicios. Pude comprobar que estaban limpios. Cuando terminé tuve que esperar a que me abriesen la puerta, de hecho golpeé la puerta varias veces comprobando que estaba cerrada.
Tras escuchar el sonido de la cerradura, señal de que abrían la puerta, apareció de nuevo el agente Ruipérez quien procedió a esposarme de nuevo a la espalda.
.-“Tu marido está al otro lado del teléfono” dijo mientras me conducía por un interminable pasillo, y al final del cual se podía ver un antiquísimo aparato de teléfono de esos de pared, estaba descolgado. Me alegré de poder hablar al fin con mi marido.
Sin ninguna prisa el agente Ruipérez me desposó, yo lo miré a los ojos como indicándole que la conversación era privada, pero para mi sorpresa, cuando fui a coger el aparato y hablar con mi esposo, el maldito agente pulsó el botón que colgaba la llamada y ponía fin a la comunicación.

.-“¿Pero que hace?” pregunté sorprendida.
.-“¿Teníamos un trato?” volví a preguntar inocentemente.
.-“Mira, preciosa, tu llamada ya se ha realizado. Siento decirte que tu marido ha sido muy amable con la encuesta de satisfacción de su compañía de móvil, que el cree que acabamos de realizarle. Lo que importa es que a efectos legales consta una llamada desde esta comisaría a un teléfono de un familiar tuyo directo. Ante el juez ya has ejercido tus derechos, nosotros hemos cumplido con la ley. Ahora vuelve a la celda y espera a que llegue tu abogado de oficio” y dicho esto volvió a esposarme con las manos a la espalda dirigiéndome de nuevo a la celda.
.-“Maldito hijo de puta, teníamos un trato” grité ante semejante tomadura de pelo. Pero lo único que conseguí a cambio, fue un bofetón con el que me cruzo la cara. El tortazo hizo que enmudeciese hasta encerrarme de nuevo en la celda.
El tiempo transcurrió sin que nada pudiese escuchar o advertir en la celda. Al final caí adormilada sobre el oxidado camastro, pensando una y otra forma de salir de allí.
El sonido de la cerradura me despertó. De nuevo entró el agente Ruipérez en la celda quien hizo el ritual de esposarme de nuevo, con la clara intención de trasladarme a otro lugar.
Otra vez por el pasillo con el reloj de pared, pude apreciar como marcaba las dos de la madrugada.
.-¡Dios mío cuanto tiempo llevo encerrada en este maldito lugar!” pensé al ser consciente de la hora, y me dí cuenta del cansancio acumulado en mi cuerpo. Sólo deseaba que esa pesadilla terminase cuanto antes.
El agente Ruipérez me introdujo ahora en una sala algo más mugrienta y oscura que la primera, pude advertir que las paredes estaban como acolchadas, y que en la sala tan sólo había dos sillas algo viejas y anticuadas, y una mesa alargada muy similar a la que había en la otra sala de interrogatorios. Me hizo indicaciones para que me sentase en una de las sillas, con las manos todavía esposadas a la espalda. El permaneció en pie detrás de mi.
.-“¿Sabe como llamamos a esta sala?” me preguntó. Obviamente yo no conocía la absurda respuesta, me encogí de hombros.
.-“Es la sala de los locos” dijo ante mi pasividad.
.-“La llamamos así porque cuando detenemos a un tarado, no dejan de chillar y de darse golpes contra la pared, prefieren que los tengamos que custodiar en un hospital a tener que estar encerrados en una celda. Tenemos que evitar a toda costa que se lastimen, y por eso las paredes están acolchadas” dijo sentándose ahora en la otra silla enfrente mío.
.-“Por supuesto las paredes están también insonorizadas” me dijo, yo no entendía porque me contaba todas esas cosas.
.-“¿Sabes porque te he traído aquí?” me preguntó.
.-“No” respondí queriendo saber el motivo.
.-“Necesitaba un poco de intimidad, un sitio en el que poder hablar sin que nadie nos escuche” dijo mirándome fijamente a los ojos. Yo permanecía totalmente callada dejándole hablar.
.-“Sabes,… he estado investigando un poco por mi cuenta, ya sabes…, tu abogado defensor siempre hace algunas preguntas de oficio, pura rutina. El caso es que ambos tenemos un problema….” lo notaba algo nervioso. Pero continuó explicándose…
.-“El caso…, el caso es que he estado investigando tu DNI, la matrícula del coche, y algunos datos más, y efectivamente me consta que eres enfermera, que el vehículo figura a nombre de tu marido, y que me temo se ha producido una grave equivocación….” yo al escuchar estas palabras respiré aliviada, al fín terminaría todo aquello y podría regresar a casa. Esperaba que me quitase las esposas y me dejase marchar cuanto antes al darse cuenta del agravio cometido. Pero para mi sorpresa se hizo un silencio incómodo que no lograba entender.
.-“¿A qué está esperando para liberarme entonces?” pregunté poniéndome en pie esperando que me quitase las esposas y me dejase marchar.
.-“Ese es el problema” dijo haciéndome gestos para que me volviese a sentar, aunque yo preferí permanecer en pie.
.-“No puedo dejarte marchar así” dijo incorporándose y poniéndose también en pie. Luego continuó diciendo…
.-“Mira, si te dejo marchar ahora, en que le cuentes lo ocurrido a tu marido tengo mis días contados”, su rostro se oscureció, y luego continuó diciendo…
.-“A mi favor tengo que te sorprendimos con abundante diazepan en la guantera del coche, una sustancia que el fiscal se encargará de explicarle al juez, que mezclada con alcohol produce efectos psicóticos. Se vende con frecuencia en las discotecas, además la cantidad intervenida es bastante considerable, y para tu desgracia no llevabas receta, lo que demuestra que las sustrajiste del hospital en el que trabajas, y que no te deja muy bien parada que digamos. Supongo que te costará una discusión explicarle a tu marido que hacías con el tal Johnny dando vueltas en su coche, un conocido proxeneta y traficante de la zona. Es cierto que su declaración me facilitará la labor de tratar de involucrarte en una red de traficantes, además he cambiado tu reloj de marca por otro falso y un montón de tonterías más por el estilo, pero aún con todo….” hizo una pausa para mirarme a los ojos.
Adivinó que mis ojos encerraban una alegría contenida, conocedora de que mi marido sabría darle otra vuelta de tuerca a todos esos argumentos y poner las cosas en su sitio. Por eso quiso hacer la pausa.
.-“Pero aún con todo…, no me parece suficiente como para salvar mi culo de todo este embrollo” dijo algo nervioso y agitado.
.-“No, nada de eso va a ocurrir, si me deja marchar prometo olvidarlo todo y no decir nada” dije tratando de engañarlo. El me miró fijamente a los ojos.
Luego me propinó un bofetón en la cara del que a poco me caigo. Me quedé completamente aturdida por su reacción.
.-“¡¿Te crees que soy idiota?!” gritó bastante enojado. Y dicho esto sacó su móvil del bolsillo.
.-“¿Qué crees que pasará cuando toda la adjudicatura vea estas imágenes?” dijo reproduciendo el vídeo grabado en el que se procedía a mi registro corporal. Yo puse cara de pánico al recordar lo sucedido, no había contemplado esa posibilidad.
.-“¿Sabes lo que creo que sucederá en que este vídeo circule por internet?” dijo mirando mi aterrorizada cara.
.-“Tu marido será el hazme reír de la abogacía, y me gustaría ver la cara que ponen algunos de tus compañeros de trabajo cuando lo vean, ya sabes que siempre hay un imbécil en estos casos…” dijo observando mi reacción.
Yo la verdad no había pensado en todo eso, y lo cierto es que la idea me aterrorizaba más que cualquier otra cosa.
.-“Y qué es lo que propones?” dije tratando de buscar una salida consensuada.
.-“Mira…, no pienso jugármela legalmente contra tu marido, es bastante bueno por cierto, así que necesito otro tipo de pruebas para salvar mi culo” dijo sin esclarecer nada aún por su parte.
.-“¿Y?” dije tratando de terminar con eso cuanto antes.
.-“Debo tener algún arma lo suficientemente poderosa como para que no se te ocurra abrir la boca” dijo observándome de arriba abajo mientras se acercaba a mi invadiendo mi espacio personal.
.-“No, no entiendo” tartamudeé muerta de miedo. El recogió mi pelo en una coleta con una sola mano y tirando de mi hacia el suelo, obligándome a arrodillarme a sus pies debido al dolor, dijo…
.-“Mira preciosa, desde el primer momento en el que te ví me entraron ganas de metértela por esa boquita de zorra que tienes. Siempre me he tirado a las novias del Johnny y de verdad que me alegré mucho cuando te ví con él. Menuda putilla tan rica pensé. Tú sólo haz bien tu trabajo y te dejaré marchar”, dijo al tiempo que se bajaba la cremallera de su pantalón, mientras me retenía sujeta por el cabello arrodillada a sus pies.

Yo lo miré horrorizada. No me podía creer lo que estaba viendo. Estaba como paralizada, en shock, no reaccionaba ante lo que estaba sucediendo.
.-“Hay dos formas de hacer esto…” me dijo al tiempo que rebuscaba entre su bragueta. Yo continuaba aturdida y arrodillada, sin reaccionar ni ofrecer mucha resistencia.
.-“Por las buenas o por las malas, tú eliges” dijo al tiempo que se sacaba su miembro del pantalón, y restregaba a la fuerza mi cara por su entrepierna.
Un olor asquerosamente fuerte y nauseabundo despertó mis sentidos. Su polla se mostraba flácida ante mis ojos. Él restregó su miembro por mi cara al tiempo que me dijo…
.-“Vamos putilla comienza. Conmigo no tienes porque hacerte la estrecha. Sabes que no tienes otra alternativa, disfrutala” decía al tiempo que con una mano me retenía por el pelo y hacía fuerza para refrotarme su polla por toda mi cara, y con la otra mano me daba pequeñas bofetadas a uno y otro lado de mi cara.
Yo por mi parte no podía oponer resistencia significativa. Sin duda aquel tipo era mucho más fuerte que yo. Permanecía arrodillada con las manos esposadas a la espalda, sin poder resistirme de otra manera que tratando de mantener mis labios cerrados, mientras el movía mi cabeza tirando del pelo a su antojo. Las bofetadas en la cara comenzaron a ser más fuertes, me hacían daño.
.-“Vamos puta abre esa boquita de zorra que tienes” dijo mirándome a los ojos mientras sujetaba mi cara presionando en ambas mejillas con su mano para que separase mis labios. Pero yo no abría la boca por nada del mundo.
Entonces, procedió a taparme la boca y la nariz con su enorme mano, dificultando que pudiese respirar, a poco me ahoga, fue en el momento justo en el que comenzaba a faltarme el aire cuando me liberó. Yo abrí la boca instintivamente para poder respirar, y él aprovechó el preciso instante para introducirme su miembro en la boca.
Lo hizo sin compasión alguna, y una vez logró su objetivo, retuvo mi cabeza con las dos manos y comenzó a follarme la boca. Yo apenas podía respirar y cuando lo hacía, el nauseabundo olor de sus partes me provocaba unas inevitables arcadas que a poco me hacen vomitar.
Para colmo tampoco podía tragar saliva y babeaba incontrolablemente. Creí morirme de asco, máxime cuando pude comprobar que su miembro crecía y se endurecía en el interior de mi boca. Pero nada podía hacer en las manos de ese bestia.
Yo era como un saco de patatas en sus manos. Quise morirme cuando comprobé que sacaba su móvil del bolsillo y comenzaba a grabarme mientras me forzaba por la boca.
Debido a que ahora me retenía tan sólo con una mano, pude levantarme en un momento en el que concentrado como estaba en su faena se descuidó. Logré propinarle un rodillazo en sus partes, y correr hasta la puerta.
.-“¡Socorro, socorro!” grité en que alcancé la puerta. Pero nada ocurría del otro lado.
Por su parte el agente Ruipérez se recuperaba del dolor que le propiné en sus huevos, y acercándose lentamente hacia mí me dijo:
.-“Ya te he dicho que esta sala está insonorizada, y que nadie acudirá en tu ayuda. Sólo tienes que ser un poco amable conmigo y te dejaré machar. Depende de ti.” dijo al tiempo que se meneaba su polla mientras se acercaba.
.-“No por favor, no me hagas daño” comencé a llorar.
.-“Tranquila putita, tan sólo quiero que me la chupes un rato, seguro que sabes hacerlo muy bien, y te dejaré marchar” dijo al tiempo que se aproximaba. Yo temía que me lastimase cuando de nuevo me agarró por el pelo.
.-“Esta bien, esta bien, pero no me hagas daño” dije totalmente temerosa de sus intenciones.
No sé por que lo hice, supongo que el pánico a lo que pudiera hacerme ese bruto era mayor que mi raciocinio, pero yo misma me arrodillé y me introduje su miembro en la boca con la clara intención de acabar con todo ello cuanto antes. Pensé que saldría de allí si lograba que se corriese cuanto antes.
Así que aprisioné su asqueroso miembro entre los labios de mi boca y comencé a chupársela lo mejor que supe. Creo que se notó que no era una práctica que realizase a menudo en mi intimidad, lo que terminó por excitar aún más a esa bestia.
Primero me lo introduje en la boca, movía mi cabeza arriba y abajo a lo largo de su miembro. Después me la sacaba de la boca para recorrerla en toda su longitud con mi lengua. He de reconocer que por un momento me pareció de mayor tamaño que la de mi marido. Luego aprisionaba los pliegues de su prepucio entre mis labios arrancándole gemidos de placer.
.-“Uuuhmmm, pero que bien lo haces” comenzó a decir el muy hijo de puta disfrutando como un cerdo.
.-“Quiero ver como sacas la lengua y me le chupas” dijo al tiempo que levanté la mirada por un instante y pude comprobar que lo estaba grabando todo con su móvil. Yo tan solo quería que se corriese de una maldita vez para escapar de allí.
El muy cerdo comenzó a acariciarme el pelo con un mano, mientras yo permanecía arrodillada a sus pies con las manos esposadas a la espalda en plena faena.
No se conformó con acariciarme el pelo, y bajo su mano acariciándome el cuello hasta deslizar el tirante de mi vestido a un lado de mi hombro, desnudando un pecho para deleite de su vista, que se apresuró a acariciar.
.-“Qué tetas más blanditas tienes” dijo al tiempo que deslizaba el otro tirante de mi vestido por el hombro y desnudaba mis pechos por completo ante su vista grabándolo todo.
Se quedó un rato observando mis pechos desnudos, hasta que me obligó a detener mi felación. Depositó el móvil encima de la mesa de tal forma que continuaba grabando lo que sucedía, y estrujando mis pechos entre sus dos manos, procedió a introducirme su polla por el canalillo entre mis tetas.
Yo contemplaba atónita como la punta de su polla asomaba entre mis pechos golpeando casi mi barbilla.
.-“Oh Dios, que ricas. Tienes unas tetas muy suaves, princesa” decía mientras movía su culo delante de mis ojos.
.-“Vamos cabrón, correte” dije llena de ira al verme utilizada a su antojo. El continuaba estrujando mis pechos con sus manos y moviendo su cadera con su miembro aprisionado entre mis tetas.
.-“Eso es cabrón, correte, correte venga” le gritaba al verlo próximo a su eyaculación.
Se detuvo por un momento, sorprendido por mis palabras.
.-“Joder, a ver si lo estas disfrutando y todo” dijo al tiempo que me incorporaba y me colocaba de espaldas al borde de la mesa. Yo no entendía porque se había parado y me sentaba ahora sobre la mesa. No era ese tipo de reacción lo que quise provocar con mis palabras.
Separó mis piernas y se abalanzó sobre mi cuerpo directo a lamer mis pechos. Primero succionó mis pezones con fuerza llenándome de saliva mis aureolas. Luego jugueteó con su lengua mientras los estrujaba a su antojo. He de reconocer que yo tengo los pechos muy sensibles, y que su brusquedad me arrancó un ahogado grito que él interpretó como un gemido.
.-“Te gusta ¿eh?, ya sabía yo que eras una zorra” dijo al tiempo que ahora sus manos acariciaban mis piernas por la parte exterior mientras su cabeza permanecía hundida entre mis pechos. Yo abrí los ojos para poder contemplar su ridícula calva moverse bajo mis ojos.
De repente una de sus manos comenzó a recorrer el interior de mis muslos en busca de mis intimidades.
.-“No” dije tratando de detener el avance de su mano, presionando con mis piernas alrededor de su cadera y reteniéndola como podía con mis propias manos.
.-“Seguro que no quieres que compruebe lo mojada que estas, ¿verdad puta?” dijo al tiempo que me miraba a los ojos y su mano avanzaba hasta alcanzar mis intimidades. Yo me temí lo peor. Traté de revolverme con fuerza, y durante el forcejeo caí tumbada boca arriba en la mesa, aprisionando mis manos entre mi espalda y el conglomerado. Su cuerpo separaba mis piernas, y sus manos arremolinaban mi vestido en la cintura desnudando mi pubis ante su vista. Se le caía la baba al contemplar mi cuerpo.
.-“Que buena estas pedazo de zorra” pronunció sin quitarme la vista de encima.
Muy a mi pesar hundió su cara entre mis piernas y comenzó a darme pequeños besitos en mi pubis, justo en la zona en la que debían hallarse mis recién afeitados pelillos. Yo reaccioné y comencé a revolverme como una yegua por domar. El me retenía con sus manos rodeando mi cintura, hasta que pude sentir su lengua recorriendo mis labios vaginales de arriba abajo.
Al sentir por primera vez en mi vida semejante caricia me quedé inmóvil, expectante. Un segundo lengüetazo terminó por separar definitivamente mis labios vaginales y se entretuvo en los pliegues superiores buscando mi clítoris. Yo cerré los ojos abandonada y pude notar su lengua describiendo círculos en la zona superior donde concluyen mis labios mayores. Al fin pudo lamer mi clítoris. Esta vez no pude evitar emitir un tímido gemido de satisfacción.
.-“Uuuhmmm” se escapó de mis labios ante aquella maniobra desconocida para mi.
.-“Ya sabía yo que te gustaría. Seguro que el imbécil de tu marido no te lo ha comido como es debido” dijo al tiempo que volvía a hundir su cabeza entre mis piernas. No quise reconocerlo pero aquel cabronazo tenía razón. Estaba logrando que me excitase aunque me horrorizaba el hecho de pensarlo. Además el también lo estaba notando.
.-“¡Pero si te estas mojando como una guarrilla!” escuché mientras aprisionaba su calva entre mis piernas.
Desperté de mis pensamientos cuando pude notar como uno de sus dedos se abría camino entre mis labios vaginales penetrándome. Su dedo me pareció enorme, pues pude notar como separaba las paredes vaginales en mi interior. Algo me dolió.
.-“Aaayhh” grité esta vez.
Un segundo dedo se abrió camino en mi interior mientras el se incorporaba y contemplaba con excitación mi mueca de dolor. Comenzó a mover sus dedos dentro y fuera a un ritmo frenético.
.-“No para, por favor” grité mientras trataba de aguantarme el dolor y de incorporarme. Pero el me impedía que pudiese levantarme, a la vez que continuaba moviendo sus dedos con más ímpetu.
.-“No, para por favor, me haces daño, para” gritaba yo mientras trataba de impedir el frenético  movimiento de sus dedos en mi interior. Pero para mi desgracia mientras con una mano me penetraba, con la otra comenzó a pellizcarme los pezones. Creí morir de dolor.
.-“NooooOOOh, NOOHHH” gritaba yo ahora desesperada.
.-“Parare si me pides que te la meta” dijo observando mi reacción.
.-“¡¡¿¿Qué???!!!” grité yo sin imaginarme lo que pretendía.
.-“Quiero oir como suplicas que te la meta” dijo al tiempo que agarraba uno de mis pezones y tiraba de él hacia arriba. Yo creí que alcanzaba las estrellas de dolor.
.-“Noooh” grité muerta de miedo al pensar por vez primera que quisiese violarme. Comenzó a golpearme los pechos. Eran como bofetadas en la base de mis tetas, a una y otra alternativamente.
.-“Quiero que me pidas que te folle” dijo volviendo a los pellizcos.
.-“Noooh” volvía gritar una vez más. Y de nuevo se dedicó a torturar mis pechos, los cuales creí que me iban a estallar de dolor.
.-“Esta bien” dije muerta de dolor.
.-“Esta bien ¿Qué?” dijo él al tiempo que me pellizcaba esta vez en mis labios vaginales retorciéndome de dolor.
.-“Esta bien quiero que me folles” dije tratando de que parase en mi tortura, no podía creer lo que acababa de decir.

El por su parte me ayudo para que mis pies se apoyasen encima de la mesa, me acomodó con los talones de los pies sobre la mesa próximos a los cachetes de mi culo, con las piernas bien abiertas y mis intimidades expuestas ante su vista. Luego cogió el móvil y enfocando a mi cara volvió a decirme…
.-“Pídemelo otra vez” dijo al tiempo que enfocaba mi cara con su móvil en una mano y con la otra me pellizcaba algo más suave que antes en mis labios vaginales.  Yo muerta de pánico por el dolor que me había provocado antes dije presa de terror:
.-“Métemela” susurré ante la cámara.
.-“Dilo otra vez” dijo al tiempo que me pellizcaba de nuevo en mis labios vaginales retorciéndome de dolor y enfocaba sólo la parte de mi cara.
.-“Por favor, fóllame” dije suplicante porque cesara el dolor.
.-“Así me gusta, pero quiero que te la metas tu misma, como la puta que eres” dijo al tiempo que enfocaba con su móvil a mis intimidades. Esta vez me pellizcó de nuevo en los pezones, siempre fuera de cámara, para que no tuviese la menor duda de que sería capaz de provocarme más dolor.
Si hay algo que no soporto es el dolor, por eso cogí su polla entre mis manos y la guié hasta la entrada de mis labios vaginales. Por un momento se me ocurrió la extraña idea de que si refrotaba su miembro entre mis labios vaginales y lograba excitarlo, a lo mejor se corría sin llegar a penetrarme. Para su sorpresa así lo hice. El no paraba de grabarlo con la cámara totalmente excitado, hasta que se cansó del juego, y dejando el móvil a un lado, dijo:
.-“Creo que ya estas preparada” y dicho esto apartó mis manos, guió su polla hasta la entrada de mis labios vaginales, y de un solo golpe de riñón empujó hasta el fondo sin compasión.
.-“aaaAAAHHH” grité al sentir como me penetraba.
Creí rasgarme por dentro. Me dolió, me dolió mucho. No pude evitar comenzar a llorar de nuevo. Fui consciente de que me estaba follando. Su cuerpo cayó sobre el mío, abalanzándose de nuevo sobre mis pechos. Yo trataba de arañarlo en su espalda, pero aquello no lograba más que excitar aún más a esa bestia.
El muy cerdo se movía deprisa y con fuerza, con cada embestida parecía que pretendía llegar a lo más profundo de mi ser. Creo que caí conmocionada del dolor y de pensar que estaba siendo forzada sin mi consentimiento. Así que apenas ofrecía resistencia. Mi violador se dio cuenta, y era como si mi pasividad no le excitase. Por eso, antes de que pudiera darme cuenta se salió de mi, y volteándome sobre la mesa, me acomodó boca abajo a su antojo, tiró de mis piernas hasta situar mi culito en el extremo de la mesa, y permanecer así  totalmente expuesta a su merced.
Pude notar como escupía sobre mi culito, y extendía su saliva sobre mi esfínter. Estaba claro lo que iba a suceder, pero yo estaba tan conmocionada que no hice nada por impedirlo. Luego aproximó su capullo hasta mi ano y comenzó a presionar para que este se abriese camino.
.-“aaaAAAGGGGHHHH” un chillido desgarrador salió de mi boca al notar que su punta había dilatado mi esfínter y comenzaba a abrirse camino.
Pude notar como sacaba su prepucio de mi ano para repetir de nuevo la operación.
.-“aaaaaAAAAAAAAGGGGGHHHH” de nuevo un chillido aún más fuerte surgió de mi boca, al notar que esta vez su polla se abría camino en mis entrañas y lograba avanzar.
De un nuevo golpe de riñón me la clavó hasta el fondo. Pude notar como sus huevos golpeaban en mis nalgas.
.-“Uuhmmm, que culito más estrecho tienes putita” dijo mientras se recostaba sobre mi espalda y disfrutaba el momento. Yo por mi parte trataba de morderme los labios y de no chillar para su satisfacción.
.-“Quiero que sepas que es el culito más rico que me he follado nunca” me susurró en el cuello. Yo cerré los ojos tratando de que todo acabase de una vez.
.-“Seguro que más de un juez, o algún abogado compañero de tu marido se hace una paja si ven este video” dijo al tiempo que se incorporaba lo suficiente para coger de nuevo su móvil y grabar como estaba siendo sodomizada.
.-“Yo desde luego pienso hacérmelas cada vez que lo vea” decía martilleando mi conciencia. Y acto seguido me propinó un manotazo sobre una de mis nalgas que seguro se enrojeció. Yo no podía soportar más dolor.
.-“Aaayh” grité sorprendida por su manotazo. Y acto seguido me dio otra cachetada en mis nalgas.
.-“aaagggH” chillé de nuevo. Y ahora se sucedieron varias nalgadas seguidas cuyo dolor traté de sobrellevar lo mejor que pude.
Por suerte unos bufidos de mi violador indicaban que estaba a punto de correrse y de que terminaría aquel tormento.
.-“Oh siiH, me corroooOOh. Me corro putaaaaaaAAAH” pude escuchar que gritaba al tiempo que notaba como sacaba su  polla de mi interior y se corría sobre mi espalda.
El asqueroso agente Ruipérez permaneció un tiempo recostado sobre mi espalda descansando. Un sepulcral silencio contrastaba con los chillidos de hace unos momentos. Luego con total normalidad sacó un pañuelo de su bolsillo y me limpió los restos de su semen en mi espalda.
Yo ni podía ni quería incorporarme, preferí permanecer tumbada boca abajo sobre la mesa a la espera de lo que hacía mi violador. Pude escuchar como se subía los pantalones, se abrochaba la cremallera, sacaba unas llaves y procedía a liberarme las manos a la espalda.
Antes de abandonar la sala dijo:
.-“Puedes irte, dejaré abierta la puerta de emergencia de aquí al lado para que nadie te vea salir. Tu bolso y algunos de los objetos personales están en el contenedor de basura que tienes justo enfrente al salir a la calle. Por mi parte romperé tu expediente, no quedará ninguna prueba de que has estado en esta comisaría. Ah, tu colgante y tu reloj han servido para comprar el silencio del Johnny. Olvídate, de pensar que puede testificar a tu favor. Si se te ocurre contar algo de esto a tu marido, o te atreves a denunciarme, créeme cuando te digo que difundiré el video por toda la adjudicatura del país, de tal forma que tu marido sea incapaz de ejercer de nuevo. Lo mejor será que lo olvides todo, de lo contrario tu pesadilla no habrá hecho más que empezar” Y dicho esto abandonó la sala dando un pequeño portazo.
Rompí a llorar en que abandonó la sala pensando en cuanto me había dicho. A duras penas pude cubrirme con el vestido cuando salí corriendo de aquella sala. La puerta que conducía al interior del resto de la comisaría estaba cerrada, por el contrario la puerta que daba a la calle vía salida de emergencia estaba abierta.
Rebusqué entre la basura del contenedor que había en la calle y encontré mi bolso y mis zapatos. Me dí cuenta que en esa misma explanada, en una zona oscura y poco iluminada estaba el mercedes de mi esposo. Me subí en el y abandoné aquella casa de los horrores cuanto antes. Pude cambiarme de ropa y arreglarme un poco antes de llegar hasta el pueblo en el que estaba mi familia. Nunca le conté nada de lo sucedido a mi esposo. Acude todas las mañanas a ejercer su profesión con el orgullo característico.
Desde entonces, siempre navego por Internet con temor a encontrar un video en el que yo sea la protagonista


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Relato erótico: “UNA HERMOSA JOVENCITA CONTRA DOS OMINOSOS DEPRAVADOS” (POR PERVERSO)

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UNA HERMOSA JOVENCITA CONTRA DOS OMINOSOS DEPRAVADOS
Advirtiendo que el relato conserva un poco lo burdo y desagradable de su predecesora y agradeciendo a los que comentan, valoran y siguen esta retorcida historia, disculpen la extensión, lo modifique lo mas resumido posible.
TERCERA PARTE
Mar seguía arrodillada y sin ganas de levantarse, con uno de sus brazos se sostenía del suelo y el otro apoyaba su sudada frente, su apetitoso cuerpo descansaba maltrecho recargado del suelo por sus prominentes caderas, el desagradable sabor del esperma de Felipe aun continuaba en su boca, sus rosáceos labios presentaban una amarillenta capa proveniente del enfermo líquido que el viejo descargó en su boquita, Pancho se acercó e intentó levantarla pero su ayuda fue rechazada por Margarita con un jalón de brazo que la liberó de la sucia mano del gordo.
-¡suélteme cerdo!,- dijo Margarita entre sollozos.
-¡viejo asqueroso, lo odio maldito!- decía Mar al viejo Pancho.
-jejejejeje, no te pongas berrinchuda pinche mocosa que yo no te hice nada,- decía Pancho intentando volver a levantarla.
-¡que me suelte que no oye, viejo desgraciado!- dijo Mar y lanzó un escupitajo combinado con restos de semen de Felipe al viejo Pancho pero este cayó a escasos centímetros de donde ella se encontraba, escupir no era lo suyo.
-y me escupes, parece que no has aprendido a respetar a tus mayores, ¡TOMAAAAAA!- gritó el viejo Pancho y valientemente regaló una bofetada al bello rostro de Margarita, la niña cayó al suelo sobándose su cachete, llorando por la rudeza del golpe.
-eeeesfff, esssffff un bruto- dijo la sollozante Margarita.
-y agradece que no te pegue con el puño, a ver, vuélveme a escupir, vuélveme a escupir y te muelo orita a golpes, jajajajajajajajaja- retaba el viejo sabiendo que Mar había entendido quien mandaba, la jovencita lo miraba con ojos de odio y con una mano en su adolorida mejilla.
El viejo Pancho la levantó de sus cabellos y la llevó de nueva cuenta a donde los viejos; la vieja proxeneta encargada también de las cantineras veía cuando Felipe salía de la puerta a la que solo el personal tiene acceso, lo veía sudado, agitado y acomodándose la cremallera de su pantalón, desde luego que supuso la situación que se llevó a cabo ahí adentro, y más aun, cuando vio a Pancho tomando del brazo a una jovencita con su vestido sucio, subido prácticamente mostrándolo todo y un rostro deshecho en donde lo último que se veían eran ganas de seguir viviendo.
La vieja cantinera se acercó a la pareja, Mar la divisó con un caminar para nada coqueto, más bien cascorvo, era fea de la cara y muy cachetona, tenía una nariz larga y afilada, exageramente maquillada con combinaciones de colores que ni al caso, su cabello era color rubio oxigenado y estaba muy reseco y maltratado, una verruga con pelos cerca de su nariz, cejas postizas a simple vista y mal acomodadas, y cerca de su boca una espinillota muy madura, blanca de la parte de arriba, casi reventándose por sí sola, ni siquiera los kilos de maquillaje podían cubrir esa imperfección, además de un cuerpo algo robusto casi rayando en lo masculino, traía puesto un vestido negro que no le favorecía en nada.
-pero mira nada mas, pobre muchacha, que le hiciste puto Pancho?,- decía la vieja cantinera con un acento de preocupación muy convincente.
-yo nada, Felipe le llenó la boquita de leche, jejejejeje- reían enfermamente el viejo Pancho y sin que Mar lo viera hizo una seña al viejo que se había quedado en la barra en sustitución de Felipe, dicha seña era la clave para la preparación de un afrodisiaco brebaje.
-ay mija que te hicieron estos animales, a ver, acomódate tu vestidito- la señora muy humanitaria le acomodaba el vestido a la tremenda chamaca.
El gordo Pancho se dirigió hacia una mesa, platicaba muy interesante con el viejo que se atrevió a pellizcarle las nalgas a Margarita cuando recién llegó a este elegante sitio, se alcanzó a ver como el anciano casi de la cuarta edad pasaba disimuladamente cuatro billetes de 500 pesos a las callosas manos del gordo Pancho y este rápidamente se los metía a su bolsillo.
-señora por favor, ayúdeme, ese tipo me quiere violar y….. sepa dios que otras cosas quiera hacerme, ya le dije que solo quiero irme a mi casa y no me deja irme………. por favor ayúdeme, sáqueme de aquí…….. se lo ruego por lo que más quiera,- hablaba desesperada la jovencita quitándose la pena, sin saber que se lo decía a una vieja tan corrupta como Pancho y que ya conocía el protocolo que lleva a cabo el gordo cada que trae una hembra a sus aposentos, pues Margarita no era la primera que amanecía violada por tan fino caballero.
-shhh, baja la voz niña, te va a oír, voy a hablarle a alguien para que te lleve a tu casa sin que se dé cuenta ese bruto, mira nada mas, tan bonita chiquilla y que te quiera violar ese viejo tan feo- decía la vieja.
La vieja sacó un celular carísimo y fingió teclear un conjunto de números para después sacar todos sus dotes de frustrada actriz y convencer a Mar que estaba hablando con alguien y que le decía que tenía a una muchachita que quería regresar a su casa, obviamente Mar no pensaba revelar la ubicación exacta de su vivienda a otro desconocido así que en su ingenua y confiada mente ya se estaba imaginando en qué lugar bajarse.
-listo, dice que en menos de media hora pasa por ti, ahora mientras lo esperamos que tal un trago,- decía la vieja.
-señora, su amigo es de confianza?- preguntó Margarita.
-claro mi niña, es de confianza, es el que lleva a estas muchachas a sus casas cuando se les hace tarde, no te preocupes es incapaz de faltarle al respeto a una mujer, no como ese pinche gordo depravado, ahora tomemos un trago mientras llega- decía la vieja.
-lo siento señora, pero no tengo dinero, ese desgraciado me robó- decía Mar con unos ojitos medio empañados.
-no te preocupes hija, este yo lo invito- insistía la vieja
-no señora, muchas gracias de todos modos, pero no bebo- rechazaba la oferta la jovencita.
-ay mija, no seas apretada, en este lugar vendemos puro alcohol no juguitos, además después de lo que te hizo ese desgraciado de Felipe lo que necesitas es algo que raspe y que te quite el mal sabor de esa porquería- decía la prostituta.
-bueno, está bien- dijo Mar, pensando que con una copa no pasaría nada, la señora se levantó y se dirigió hacia la barra.
Mar volteaba a su alrededor, la frescura e inocencia de esa hermosa muchacha no encajaba con lo vulgar y corrompido del lugar, si bien estaba sentada sola, con sus manos recargadas en la mesa y sus carnosas y brillosas piernas cuidadosamente cruzadas comprendía que no podía salir huyendo así como así, aunque la posibilidad la tenía pues nada le impedía llegar a la puerta de esa cantina apenas a unos 15 metros de ella, en primera no sabía exactamente en qué parte de la cuidad se encontraba, si es que todavía seguía en su cuidad pues Mar vivía en una urbe tan grande que comprendía la unión de tres ciudades, en segunda los vagos que había afuera representaban un peligro mayor que los mismos viejos que la mancillaron, eso sin pensar la posibilidad de caer en manos de algún loco sádico que la violara y después le sacara los órganos para venderlos ya que lo único que le faltó ver en todo su turístico recorrido al llegar a este distinguido sitio fue gente que aparentara decencia, y por último veía en esta señora una ligera esperanza para poder librase de este tormento.
La señora regresó con dos vasos, uno para ella que utilizaría para disimular y el otro para la chiquilla seguramente aseados a partir del proceso de calidad certificado por la ISO que realizaba el viejo Felipe, puesto que fue él quien los limpió pues ya había regresado a su labor y no dejaba de ver burlonamente a la dulce Margarita, además de admirar ese exquisito cruzado piernas que mantenía la joven y mandarle besos cada que sus miradas se cruzaban, dentro de su pantalón su asquerosa herramienta ya rugía otra vez por volver a meterse dentro de esa fina boquita, la muchachita lo veía de reojo y cuando notaba la mirada del tipejo desviaba la suya y ponía cara de enojo.
-anda niña toma- dijo la vieja y puso el vaso al alcance de la jovencita, lo que Mar no sabía era que su bebida era una combinación exótica de whisky barato, agua mineral, un raro energetizante y un poderoso, costoso y muy difícil de conseguir afrodisiaco, todo esto para que la niña se mostrara un poco mas complaciente y con suerte disfrutara lo que se le avecinaba, además la bebida contaba con un ingrediente secreto, un escupitajo del viejo que ayudaba a Don Felipe.
Mar se tomó esa pócima de un jalón, tenía sed y le resultó agradable al paladar, además era cierto que borraba el desagradable sabor de la corrida del viejo Felipe.
-quieres más?- preguntó la vieja
-otro y ya por favor- contestó la nena.
La vieja demoró un poco y regresó con otro vaso igual de cargado, pero ahora, en vez de escupitajo, la bebida venia adicionada con unos cuantos grumos de la corrida que el ayudante se había tirado al ver para quien iban dirigidos los tragos y de nueva cuenta Mar se la bebió de un jalón, lo que si notó fue algo espeso correr por su garganta pero no dio importancia.
-si quieres puedo ir por otro?- dijo la vieja.
-no señora, ya no, gracias, no vaya a ser que se me suba,- respondió la nena esbozando una leve sonrisa.
“esa es la idea chiquilla estúpida” decía la vieja en su mente
-cómo te llamas niña?- dijo la vieja mientras le agarraba la mano a la preciosa jovencita.
-Margarita- respondió la jovencita alejando un poco su suave mano.
-sabes Margarita,- la vieja se levantó y caminó hasta quedar de espaldas a la chica, depositando sus viejas manos en los desnudos hombros de la nena.
-eres muy bonita, te pareces a una sobrina que tengo- decía la vieja mientras jugaba con los castaños cabellos de la joven y acercaba su boca con aliento a alcohol a la oreja de Margarita.
Mar se incomodó un poco y se tensó, sintió ese acercamiento con otras intenciones mas allá de hacer una simple plática amistosa, esto fue notado por la vieja quien se acercó más a su oído para susurrarle:
-que te pasa?, te pongo nerviosa? jejejejejeje,- dijo la vieja esbozando una sonrisa tan espantosa que haría llorar a un niño pequeño, mientras aplicaba un suave masaje en los hombros de la engalanada joven.
-no, no es eso, es que……- Mar comenzó a sentir un rico calorcito, además de una especie de oleaje creado por el aire que por ahí circulaba y que chocaba deliciosamente con su sexo, y que estaba haciendo que se humedeciera.
-entonces?,-dijo la vieja mientras se sentaba en la silla que estaba al lado de Margarita, la vieja colocó descaradamente una de sus arrugadas manos en el desnudo muslo de la chiquilla y ahí lo dejó.
-tienes un cuerpo muy bonito, con razón volviste loco al Pancho, eres exactamente como le gustan, güeritas, piernuditas, nalgoncitas y chichoncitas- decía la doña, dando a conocer que el viejo tenía muy buenos gustos.
Mar tragó saliva y comenzó a sentir ese calor proveniente de su vagina esparcirse rápidamente por todo su cuerpo y en un acto de reverenda calentura abrió sus piernas para sentir más intenso el supuesto roce que el aire mantenía contra su sexo, eso sin contar las intensas ganas que tenia de tocarse que hacían que sus manos se retorcieran arriba de la mesa por no poder aguantarlas.
-tienes unas bonitas piernas Margarita, haces ejercicio?- preguntó la vieja mientras apretaba levemente los muslos de la joven, haciendo que la chica volteara al lado contrario y exhalara un leve suspiro para cerrar sus piernas mientras las friccionaba entre ellas.
Margarita volteaba a su alrededor, muy nerviosa, empezó a sentirse más incomoda con la señora que con el viejo, su respiración se empezó a acelerar y su todo su femenino cuerpo comenzó a traspirar, de su sexo comenzó a rodar una gotita de flujo que terminó por impregnarse en su tanga y que no pasó desapercibida por la calenturienta chiquilla.
-seño, donde está el baño?- dijo la estimulada muchacha.
-allá a la vuelta- dijo la vieja señalando otro corredor diferente por el que anteriormente la habían llevado.
“esta pendeja sí que anda urgida, tan rápido y ya se calentó” pensaba la señora.
La muchachita se levantó y llegó a la puerta del baño en cuestión de segundos, se extraño porque solo vio una puerta, dos viejos que se encontraban ahí intercambiando barajas con imágenes de muchachas en poca ropa rápidamente se abalanzaron sobre la espectacular chiquilla.
-híjole, buenaaaaaaas, muuuuuy buenas noches,- dijo un viejo en tono morboso.
-trabajas aquí chamaca?, no te habíamos visto antes- dijo el otro y comenzaron a acercarse lentamente a Margarita.
-señor, disculpe este el baño de mujeres?- decía la nerviosa y excitada joven haciendo movimientos extraños con su exquisito cuerpo.
-no, es el de hombres- dijo uno de los viejos, mientras el otro se le acercaba peligrosamente por detrás y le repegaba su deforme cuerpo.
-busco el baño de mujeres,- dijo Margarita.
-también es ese, lo ocupan hombres y mujeres para hacer sus necesidades, jejejejeje- decía el otro viejo quien se acercó a Margarita por enfrente y la tomó de su breve cintura, agarrando un par de pliegues del vestido y empezándolo a levantar muy lentamente.
-es el mismo?- preguntó la acorralada joven, quien no hacia esfuerzo por alejar de su cuerpo esas chaqueteras manos y seguía moviéndolo apretadamente.
-sí, el mismo, para eso querían igualdad de género, no?, aquí compartimos todo,- decía el viejo de enfrente y descarado metió su sucia mano (con la que hace poco se había masturbado) dentro del sexo de Margarita, notándolo muy mojadito y moviendo circularmente uno de sus callosos dedos.
-ahhhhhh- Margarita abrió su boca muy seductoramente y emitió un pequeño gemido.
-uuuuuuuuuuuuuuuuuyyyyyyyyyyy, parece que esta niña quiere que le den pa´dentro- el viejo empezaba a desabrocharse su cinturón.
-señor suélteme,- dijo Margarita, ahora si empezando a poner resistencia aunque fuera solo verbal.
El viejo que tenia pegado por atrás comenzó a restregarle el paquete sobre sus tremendas nalgotas, haciendo que el vestido se levantara hasta casi tener expuestos la mitad de sus glúteos, al pobre viejo casi se le salen los ojos al contemplar la redonda perfección de esos dos carnosos atributos.
-a ver niña, que tienes aquí?- preguntó el viejo de atrás y jaló el hilo de la tanga de Mar, haciendo que esta se ajustara perfectamente a su sexo, llegándose a ver la húmeda rajita de la jovencita.
-mmm, señor, no haga eso- dijo Margarita, esbozando otro leve gemido.
-y aquí que tienes?- dijo el otro viejo y deslizó uno de los finos tirantes del escotado vestido por el hombro de la joven.
-no por favor, no me violen- decía la chamaca.
-oye eso es una buena idea, vamos para mi casa, llevémonos a esta pendeja calenturienta, ya que no la aprovecharon vamos a aprovecharla nosotros,- decían los jariosos viejos haciéndole prácticamente sándwich a la curvilínea Margarita.
-siiii, además dicen, que las mujeres cuando dicen no, es siii, entonces si quiere verga jejejejejejejejeje- dijo un viejo jalando el hilo hasta casi romperlo.
-a donde creen que van con esta puta?- dijo la vieja quien había ido a ver porque tardaba tanto la jovenzuela.
-que te importa pinche Lencha, quítate no estorbes- decía uno de los viejos.
-esa putita vino con Pancho, si se la quieren llevar llévensela, pero a ver como les va cuando los vea que salen con ella- amenazó la vieja.
-es de Pancho?- dijo el otro de los viejos, liberando el hilito haciendo que le pagara a los glúteos de la chica como una liga.
-ehhhh, creo que mejor me voy- volvió a decir el viejo.
-sí, es lo más prudente, además como que ya es algo tarde y mañana tengo que trabajar- dijo el otro
-viejos collones,- decía Lencha, los dos viejo salieron rápidamente sin voltear a ver a tan espectacular hembra.
-y tu ven acá, te voy a quitar lo arrecha- dijo la vieja agarrando a Mar de un brazo.
La vieja la llevó adentro del asqueroso y maloliente baño, ahí adentro la recargó sobre el lavabo y maliciosamente acercó su boca a la de la chiquilla para darle un lento y sensual beso, Mar solo se sonrojó pues nunca en su vida había sido besada por otra mujer, sentía la lengua de la vieja recorrer cada centímetro de su boca y retorciéndose entre su prefecta y blanca dentadura, la vieja encontró la lengua de Mar y ambos órganos se entrelazaron para seguir fundiéndose en un caloroso beso que hizo que Mar sudara de su hermoso rostro, la chiquilla a pesar de que quería no podía dejar de besar a esa vieja tan fea, al separase ambas bocas seguían unidas por un espeso hilo de saliva, el cual se rompió pues ambas bocas se iban alejando poco a poco, cabe mencionar que en el tiempo que duro el lésbico beso Margarita no mostró incomodidad alguna.
La vieja ahora metía mano dentro del sexo de Mar y con uno de sus dedos comenzó a aplicar un leve roce, estimulada se abrió de piernas a tal punto de permitirle el acceso entre ellas al robusto cuerpo de la doña, la vieja aprovechó la docilidad de la muchachita y literalmente se enterró entre las torneadas piernas de la chica, comenzó a realizar obscenos movimientos copulatorios como si de una pareja heterosexual se tratara.
-lástima que no tengo mi dildo princesa, te la ibas a pasar muuuuuuy bien- dijo la vieja guiñando un ojo.
Mar cerró sus ojos e hizo hacia atrás su cabeza, dejando vulnerable su femenino cuello, la vieja se acercó a él y procedió a lamerlo con mucha maestría, babeaba toda la extensión de esa fresca piel a la que podía tener acceso, fue en este momento cuando su mano comenzó a moverse muy profesionalmente en forma de círculos sobre la depilada panochita de la joven, Mar empezó a emitir gemidos cada vez más intensos y a apretar sus manos en contra del lavabo mientras su humedad vaginal aumentaba, las bocas de ambas féminas se mantenían abiertas muy cerca la una de la otra pero sin llegar a besarse, aunque poco les faltaba, estaban tan cercanas lo que permitía que cada una pudiera sentir el caloroso aliento proveniente de la excitada respiración de la otra.
La vieja Lencha se apoderó de las espectaculares piernas de la joven e hizo que se enrollaran en su masculina cintura, Mar apoyó sus carnosas nalgas aplastándolas sobre el lavabo que parecía querer doblarse al soportar el pedazo de culote que se le formaba a la niña en dicha posición y que parecía querer romper el vestido.
La lésbica pareja fue detenida por un grito que venía del nacimiento del corredor,
-¡Lencha, donde vergas estas?!- gritó el descomunal Pancho.
Rápidamente la vieja dejó de manosear a la chamaca y se salió de entre sus piernas, Margarita se cerró de piernas y se acomodó el vestido, pues se le había subido bastante.
-ni modo mi amor, tendremos que dejarlo para otra ocasión- dijo Lencha guiñándole un ojo a la sensual muchacha.
-¡Lencha, pa´ la verga!- el viejo decía casi a dos metros de la puerta del baño.
-qué quieres Pancho?, aquí estoy, y si buscas a tu hembra está ahí en el baño- decía la mujerzuela.
Margarita seguía recargando su despampanante cuerpo en el lavabo y con sus piernas bien juntas, su mente meditaba la situación “¿Por qué?, ¿qué me pasa?, ¿porqué estoy tan…… mojada?” su mente era una nube de confusión que estaba alterando sus sentidos así como elevando su calentura, los deseos carnales aumentaban a cada segundo, a estas alturas Mar sentía la necesidad fisiológica de aparearse con alguien lo más rápidos posible, pero lo que más preocupaba a la caliente chiquilla era la idea de mostrase igual de dócil con el repulsivo gordo, el solo pensar eso le entraban unas ganas de vomitar, sin embargo con ese pensamiento su conchita dejó escapar una buena cantidad de lubricante vaginal.
Mar se echaba agua en su hermoso rostro para ver si así se le pasaba lo caliente, en verdad que sentía unas ganas bárbaras por tener sexo, ni siquiera se daba cuenta del espectacular meneo de caderas que había adoptado haciendo que se moviera su culo de manera tan provocativa que cualquiera pensaría que la chiquilla estaría haciendo una invitación a penetrarla, su mente rápidamente buscaba una respuesta hacia esa repentina cachondez, aunque no era fácil pensar en ese momento en otras cosa que no fuera meterse algo por su vagina, sin embargo, como un chispazo se le vino a la mente la pócima, “la bebida” pensó la muchacha “esa maldita vieja le echó algo a la bebida”.
Pancho se metía al baño y le dijo a su amada:
-apúrate, apúrate, que nos están esperando-
-señor, no me siento bien- decía la muchacha agarrándose su frente.
-orita te vas a sentar bien pero arriba de mi verga, órale- el viejo Pancho al ver que Mar se hacía tonta tratando de retrasarlo lo más que pudiera la jaló del brazo sacándola a la fuerza, Mar se detuvo frente a Lencha y le dijo:
-señora, entonces su amigo, el que iba a venir por mí, no…..-
-así es mi niña, nadie va a venir por ti, que eso te sirva, nunca confíes en desconocidos jejejejejeje- decía la vieja mostrando una burlona sonrisa.
El viejo Pancho tomó las cervezas que dijo que agarraría y salió con una sumisa muchachita por la puerta trasera del negocio, mientras caminaban Pancho se iba imaginando cualquier cantidad de porquerías que podría hacer con la chamaca en la cama, esto permitía que su verga se revolcara como un ser vivo dentro de su pantalón casi queriéndolo romper para poder salir y meterse lo más adentro de la apretada vagina de la muchachita, mientras ella en cada paso sentía como su íntima prenda se mojaba mas y mas, además la vieja se la había dejado mal acomodada, metiéndosele dentro de sus labios vaginales y cosquilleándola de manera exquisita.
El rostro de Margarita lucia descompuesto, sabía lo que le esperaba y ya estaba resignada a ello, a pesar de que el viejo prácticamente la llevaba empujándola, aun así no perdía las esperanzas de que a última hora ocurriera un milagro que la liberara de ese viejo, con todo este embrollo de la bebida y la calentura que iba creciendo en ella hacían que los aromáticos olores del viejo que hace rato la incomodaban hasta el punto del vómito ahora no le resultaban tan desagradables que digamos, además estos dos factores desarrollaban en Mar una sugestividad nunca vista en ella ya que realizaba el menor movimiento con la mayor femineidad posible con que su desarrollado cuerpo se pudiese comportar.
Llegaron a la casa de Pancho, ubicada detrás de la cantina, dicha casa estaba protegida por una barda de block de 3 metros de altura con vidrios de botellas y alambre de púas recorriendo todo el perímetro, una auténtica fortaleza, antes de entrar la jovencita comenzó a gritar pidiendo auxilio pero era más que obvio que nadie la escucharía, los vecinos mas decentes que antes por ahí residían ya se había marchado tenía tiempo debido a los numerosos asaltos y robos a casa-habitación que empezaron a suceder cuando el anteriormente tranquilo barrio se empezó a llenar de escoria humana, quedando solamente los más cínicos y deshonestos habitantes quienes se habían acostumbrado y resignado a convivir con este tipo de gente.
Una vez dentro la inusual pareja encontró a un singular personaje.
-vaya Pancho ya era hora,- decía el viejo que le había pagado 2000 pesos por tener un poco de diversión y que había podido accesar gracias a una copia de la llave de Pancho.
-esta puta que se le ocurrió ir al tocador cuando le dije que tú también ibas a estar- dijo Pancho.
Mar se llenó de coraje al ver que ese otro viejo era el que se atrevió a pellizcarles las nalgas.
-oye niña, es cierto, te pusiste bonita para mí? Jajajajajajajaja- reía el malsano anciano.
Mar no dijo nada, solo permanecía parada enfrente de esos dos viejos calientes, con su silueta perfecta digna de concurso ligeramente recargada a un costado, ese vestido a la que la suciedad le había dado un aspecto más morboso y se ceñía insinuantemente, sus carnosas y femeninas piernas estilizadas gracias a las zapatillas, esos senos que se balanceaban provocadores ante el mas mínimo movimiento de la chamacona y que asomaban más de la cuenta por el sugerente escote lo que hacía casi imposible para cualquier mortal verla directamente a los ojos, unos labios rosáceos que nada extrañaban el brillo del lápiz labial embarrado en las vergas de Pancho y Felipe, sin duda Margarita era la femineidad en su máxima expresión, era tal el efecto de descomposición lasciva que despertaba Margarita en las neuronas masculinas que incluso si el mismo Dios estuviera presente encarnado en el cuerpo de un hombre, lo más seguro era que en vez de ayudarla, él también pagaría por tener un rato de diversión.
-mira todo lo que te vas a comer chiquitita, jejejejejeje,- decía el anciano agarrándose vulgarmente sus genitales y lanzando aullidos, lo que hacía ver lo mentalmente dañado que se encontraba.
Mar no pudo evitar voltear a ver el paquete del viejo, un bulto enorme que se marcaba por debajo del sucio y holgado pantalón de vestir, una poderosa erección que se pensaría imposible en un cuerpo tan viejo y oxidado, una persona a la que la vida le estaba regalando tiempo extra en este mundo, privándonos del cada vez más escaso oxigeno.
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En otro lado de la ciudad Mary y Cruz se preocupaban por su desaparecida amiga, ya tenían rato que habían abandonado el cine porno pero cuando llegaron a la camioneta vieron que la chiquilla no se encontraba, y eso que habían dejado pasar más de una hora esperándola afuera, por sus mentes pasaban toda clase de ideas y posibles lugares en donde podría encontrarse su amiga, pero nunca, que estuviera a punto de ser abusada sexualmente por dos depravados, Mary marcaba a cada rato al celular de su amiga, sin saber que este vibraba debajo de una butaca del cine porno al que asistieron.
-no contesta- decía preocupada Mary a su afeminado amigo.
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Mar reaccionó cuando sintió que una mano bajaba el cierre trasero de su vestido, poco a poco se iba abriendo dejando expuesta una perfecta y breve espalda cubierta solamente por la tira del bra, quiso impedir pero algo dentro de su cuerpo la paralizaba, el cierre seguía bajando muy lentamente hasta llegar a donde la espalda pierde su nombre, una casi extinta tanguita aparecía ante los amorfos ojos del viejo Pancho.
El anciano que estaba sentado en la cama se bajo su pantalón, no traía calzones, así que no era difícil ver un poste que se erigía como cual vela de barco, húmeda de la parte de arriba, venuda, muy deteriorada pero con una firmeza que comprobaba que todavía podía satisfacer a una dama, obviamente estaba haciendo trampa, el viejo se había tomado una sildenafil de 100 mg que para su edad ponía en riesgo su vida, poco le importaba, como él decía: “que mejor morir que clavándome a una deliciosa putita”
-otra vez tomándote esas pastillas pinche Taco- decía Pancho
-es que si no, no paraguas- decía el anciano Eustaquio.
-a ver que día caes de un paro, pinche viejo rabo verde jejejejejeje- dijo Pancho.
El viejo Pancho se quitó su camisa, mostrando un cuerpo lejos de lo marcado, pero de dimensiones muy exageradas, sus brazos eran gordos e imponentes capaces de sacarle un susto a cualquiera y cubiertos de grotescos tatuajes de todo tipo que lo hacían ver más intimidante, su masa corporal era tan tosca que casi comparaba un cuerpo tipo Mark Henry, solo que con mas panza, y con su casi 1.95 de altura le daban un aspecto muy respetable cuando salía a la calle.
El gordo Pancho llegó a la parte del vestido en donde acaba el cierre, con sus manos lo arrancó dejándola en ropa interior, Don Eustaquio al ver ese despampanante cuerpo semidesnudo que estaba por poseer comenzó a pelarse la verga muy vulgarmente, a una velocidad exagerada, moviéndose más su cuerpo que el viejo aparato, emitiendo una risa enferma y mostrando una falsa dentadura, sus labios estaban casi desaparecidos, su huesuda mandíbula de dibujaba perfecta sobre ese cuero viejo.
Pancho llevó a la cama a la joven, sentándola exactamente en medio de ambos disparejos cuerpos, uno gordo intimidante, y el otro seco y de apariencia quebradiza, si no fuera por el sostén se diría que Mar estaba completamente desnuda, pues la tanga desaparecía entre las frondosas carnes de la jovencita al estar sentada y con sus piernas bien cerradas.
-qué bonita niña,- dijo el anciano poniendo una de sus arrugadas manos en el suave muslo de la joven, ella se corrió pero solo se arrimó más a Pancho, el alcoholizado olor de ambos viejos no afectaba la nariz de la joven.
Pancho fue el primero, el gordo tomó a la nena de los cachetes y se abalanzó sobre sus carnosos labios como un desesperado, besándola mientras emitía sonidos extraños, al mismo tiempo Eustaquio lamía las piernas de Margarita, nada que ver al comparar las carnosas piernas de la nena en contra de los flacos palillos del anciano, esta vez Mar no hizo por luchar, ya que sus manos no llegaron a repeler las cochinas caricias, se quedaron quietas y poco a poco bajaban recargándose en el peludo pecho del viejo, la pobre niña recordaba su posición y sabia que si seguía negándose le podía ir muy mal, así que se había resignado y esperaba a que todo esto pasara rápido, comprendía que debía de mostrarse algo complaciente para evitar despertar la ira de esta mole humana y no terminar con su hermosa carita desfigurada.
Después de ese fogoso beso, el viejo Pancho se separó, mostrando sus labios humedecidos por su propia saliva y la de la jovencita, en la misma condición se encontraban los de Margarita, ella se separó dando la impresión de que había disfrutado el beso pues su lengua recorrió tímidamente el contorno de sus labios como si quisiera llevarse a su boquita la asquerosa saliva que los empapaba, el anciano seguía en su labor lamiendo cada centímetro de esas interminables piernas, su negra lengua resbalaba por toda la aterciopelada piel como una especie de gusano escurridizo.
-así me gusta puta, que sean mansitas- dijo Pancho y atoró dos de sus dedos en el bra de la chica, y de un jalón su prenda de encaje tuvo la misma suerte que su vestido liberando esos perfectos atributos, Pancho al ver los pezones paraditos, rosaditos y con un brillo espectacular se abalanzó sobre ellos, con una de sus manos amasaba uno y con su boca chupaba el otro, Mar gemía delicadamente  sintiendo dos babosas lengua actuar en diferentes partes de su cuerpo, sus manos en vez de intentar separar a los depravados se acercaban a su boquita tapando disimuladamente sus labios al gemir.
Rápidamente el otro viejo, Eustaquio, con ayuda de una navaja cortó ambos laterales de la tanga de Mar y la jaló de la parte de enfrente, sintiendo la pobre muchacha como su prenda resbalaba por entre su culito al abandonarla, quedando completamente desnuda ante este par de degenerados.
Ambos viejos se pusieron de pie, desnudándose completamente en fracciones de segundos y dejando expuestas sin ningún pudor ni respeto sus malolientes vergas, la del viejo Eustaquio con una aceptable longitud de 17 centímetros aunque delgada pero muy venuda y con una cabeza más puntiaguda que redonda, la del gordo Pancho lucia colosal, con sus 22 centímetros, gruesa, muy morena, con una grandísima vena morada surcándole por en medio casi tan gruesa como el dedo meñique de Margarita y una brillante cabezota que casi parecía una manzana, ambas húmedas por efecto de la lubricación.
-mámalas puta,- ordenó Pancho, Mar veía esos dos trozos apuntándola amenazantemente, ambas vergas parecían bajar pero casi al instante recuperaban su poderío por medio de pulsaciones, las del gordo Pancho casi parecía reventar por lo desmedido de sus punzadas.
Los hermosos ojos de Mar tímidamente veían esos mutantes instrumentos, su boquita se torcía de forma curiosa, ese calorcito rico que invadía su cuerpo aun no desaparecía y los olores jugosos de los machos hacían que su cerebro trabajara para que ese calorcito aumentara, la manita derecha de Mar se levantó y se aferró a la verga de Pancho, podía sentir sus pulsaciones en su suavecita manita, acercó su boca tímidamente y sin pensárselo la engulló de manera golosa y ahí la retuvo, su mente casi no le daba para pensar, simple y sencillamente seguía sus instintos más bajos, como si la parte racional de su cerebro se hubiese apagado y solo quedara funcionando aquella que responde a estímulos carnales, entonces sin mostrar ningún tipo de asco a ese tipo que prácticamente la secuestró y que se había portado con ella como el peor de los patanes, comenzó a mover su salivada lengua delicadamente por toda la apestosa cabeza de esa desproporcionada verga.
-jejejeeeehhhhhhh,- reía fanfarronamente Pancho.
-acá chiquilla, acá hay otra- dijo Eustaquio.
La mano izquierda de Mar se apoderó de la verga del otro hombre, si es que todavía se le podía llamar hombre a esa auténtica reliquia viviente, y comenzó a masturbarla, dicha verga comenzó a escurrir en líquido preseminal hasta parecer como si estuviera orinando.
-ahhhhh, que mano de suavecita, ni un solo callo- decía Eustaquio.
Poco a poco la boca de la jovencita se inundaba de lubricante de la verga de Pancho, hasta que llegó un momento en que su bucal capacidad cúbica fue incapaz de retener tanto salado líquido, teniendo de esta manera que tragar todo esa babosa secreción para evitar ahogarse, observándose por su garganta como bajaban los sorbos acompañados de su saliva con destino a su estómago.
-y deberías de sentir su boca, jajajaja- decía Pancho
-pues qué esperas pásamela- Pancho sacó su verga de la boca de Margarita de manera dificultosa ya que la chica dio la impresión de no querer desprenderse de ella.
-mámasela a este pobre viejito, jejejejejejejeje- la chica solo veía a aquellos dos animales que se estaban dando un agasajo con su boca.
De la misma manera Mar se metió el trozo del anciano, empezando a recoger el grueso hilo preseminal que colgaba de él hasta llegar a su glande y enroscando su lengua alrededor suyo, Taco al sentir el comprimir de semejantes labios casi se corre, aguantando su vaciada teniendo que apretar el mismo su verga, tenía mucho que no le chupaban su podrido aparato con esa golosidad que estaba utilizando la joven Margarita que del puro gusto movía una de sus piernas en un movimiento similar a como cuando un perro menea su pata cuando se le rasca la panza.
-jejejejejeje, que puta eres, se ve que te encanta la verga, y la verga vieja, mira que en una sola noche mamársela a tres, no cualquiera- dijo Pancho
Margarita no escuchaba todos los insultos dirigidos a ella, estando tan concentrada en su labor y con el efecto del afrodisiaco poniendo de su parte, sus ojos estaban idos, como si no mirara a ningún lado, solo su boca al emitir ligeros gemidos, murmullos succionadores, mojados sonidos y su cabeza al moverse mientras realizaba sus chupadas eran las únicas señales de vida que mostraba.
Ahora procedía a masturbar la verga de Pancho con su mano, ambos órganos masculinos desprendía un olor insalubre, sin embargo los sentidos de Margarita estaban tan distorsionados por el efecto de la bebida que ni siquiera los sentía, al contrario, se relamía los labios cada vez que podía sintiendo el sabor del líquido preseminal, pasaba su boca de un miembro a otro, ensalivándolos y mezclando dentro de ella el sabor hediondo de ambas vergas, la saliva comenzó a caer y prácticamente bañaba sus enormes pechos que parecían haberse hechos más grandes.
Los desnudos viejos permanecían parados al lado de la joven, Eustaquio con los brazos sobre la cabecita de la niña y temblando de sus piernas y Pancho su masa corpórea casi inamovible y con sus brazos agarrando su enorme cintura, una cintura tan abultada que parecía que tenía una llanta de tractor como lonja.
-que ganas tengo de mamarle la pepita a esta chiquilla- dijo Eustaquio
-no se la mamas porque no quieres- respondió Pancho.
– jejejeje, acomódamela- dijo el vejestorio.
-a ver putita vamos a acomodarnos- dijo Pancho.
-nooo, Donn- dijo Margarita, sin embargo recordó lo violento que podía ponerse el marrano si no se hacia lo que el quería.
Pancho levantó a Margarita, dada su fortaleza no le costó mucho, como levantar un muñeco de trapo, y la acomodó en la cama, acomodándose él detrás de ella y sujetándole ambos brazos con sus toscas manos y aprisionando su breve cintura con sus peludas pantorrillas, la pobre niña para su sorpresa se abrió de piernas como un acto reflejo, mostrándole a Eustaquio su exquisita panochita ya brillosa por sus fluidos vaginales.
Eustaquio comenzó a mover su mandíbula de manera graciosa, acomodando su postiza dentadura dentro de su sepulcra boca y hundió su anciano rostro en la mojada intimidad de la joven.
-ahhhhh, que rico, ya se me había olvidado como huelen las niñas,- aspiraba Eustaquio levantando su horrenda cara empapada en jugos vaginales llenando sus podridos pulmones de ese femenino aroma que se desprendía del sexo de la nena.
El viejo comenzó a lamer de manera obscena la panochita de la joven como un perro tomando agua, pasaba su lengua por toda la extensión haciendo que Mar comenzara a derretirse en gemidos debido a las placenteras sensaciones que le regalaba el apuesto caballero, poco le importaba gemir y revelar su nivel de calentura, la joven y más que nada su sexo reconocían que este viejito estaba haciendo bien su trabajo.
Eustaquio casi enterraba su podrida boca dentro de esa bien cuidada vagina, dejándola llenas de babas y absorbiendo los jugos que de ella salían, su postiza dentadura se le movía constantemente y tenía que acomodarla a cada rato, entonces el viejo con aprobación de Pancho se acomodó entre las carnosas piernas de Margarita con la intención de penetrarla.
Margarita veía con terror como ese auténtico muerto viviente se acercaba cada vez más a ella (su anciano rostro parecía como de un zombie acercándose al cuello de su víctima) pero no podía hacer nada para evitarlo, sus manos estaban inhabilitadas, el viejo llevó su negra boca y le robó un malsano beso a Margarita, su lengua se metía hasta casi llegar a la campanilla, haciendo que las ganas de vomitar en Mar tuvieran presencia, parece ser que el efecto del afrodisiaco ya estaba pasando o será que ni ese brebaje podía ocultar el asco a un anciano como este.
Una de las arrugadas y temblorosas manos de Eustaquio agarró su acorazada verga y empezó a tallarla en ese húmedo sexo, las talladas iban de izquierda a derecha haciendo que los muslos internos de la niña se llenaran de lubricante formando un puente lúbrico entre ellos, casi parecía que Taco le quería comer la boca a la niña, el viejo estaba tan desesperado que también besaba y lamía de manera repulsiva el rostro de la joven, llenándolo de babas que escurrían por toda su cara, Margarita ya debería tener unas tres capas de babas cubriendo su hermoso rostro.
El desnivelado viejo intentaba meter su lengua en las fosas nasales de la jovencita, ella solo ladeaba su colorada cara tratando de evitar esa zafada acción pero el viejo era tan insistente que terminaba acorralándola, en un movimiento hábil para la edad del cadavérico logró meter a su inmunda boca la respingadita nariz de Margarita y la absorbía como si quisiera tragarse su mucosa, el viejo Pancho apoyó a su compañero y con sus manotas tomó el rostro de Margarita de los costados de manera que impedía cualquier movimiento lateral del rostro de la joven mientras que sus peludas piernas se habían enrollado en los frágiles brazos de la joven cajera.
-que asqueroso eres Taco, ya métele la verga de una vez o te la quito- dijo Pancho
-no Pancho, no me la quites, es….. es que…..esta niña esta rebuena, como quisiera tener una así en mi casa, me la cogería todo el tiempo, cuanto quieres por ella?, te la compro, te la compro- dijo el cerdo asqueroso de Taco, tratando a Margarita como un objeto que se vende.
-nada Taco, esta putita no está en venta, esta es para mi uso personal, pero si me llegó a encontrar otra así ya veremos jejejejejeje- dijo Pancho
El viejo Taco volvió a profanar la ya no tan aseada boca de la niña, en un arranque de desesperante besuqueo su dentadura cayó dentro de la boca de Mar, ella intentaba sacarla pero sus brazos estaban sometidos por Pancho con sus piernas en una especie de llave de lucha libre, la prótesis dental se le fue mal y hacia que Mar pareciera como si se estuviera ahogando, a pesar de que la pobre joven trataba desesperada de quitarla con su lengua esta no tenía la fuerza ni equilibrio suficiente como para liberar su boquita de tan cochambroso aparato, el viejo Taco se carcajeaba y aplaudía por la escena para el cómica mostrando una boca cubierta solo de dientes inferiores y se abalanzó sobre ella a comerle nuevamente la boca y hacerle prácticamente una transfusión de saliva, teniendo la niña que tragarla para no ahogarse.
-creo que ya con esto chiquilla, ahora te perforare ese tamalito, jejejejejeje- reía el vejete, el viejo dijo esas palabras tan cerca de la boca de la necrofílica Margarita, sintiendo la nena todo el aliento a muerto.
“Dios mío que sea rápido” rezaba la nena.
Los ojos de Mar se abrieron al máximo, el asqueroso viejo la había penetrado de un solo empujón todo gracias a la lubricación de ambos órganos reproductivos, le había metido esa verga (con todo y pelos) casi en estado de descomposición lo más profundo que le pudiera llegar, sin dejar fuera de esa vagina ni un milímetro de esa podrida pija llena de manchas hepáticas, el viejo como pudo se empezó a menear, pareciera que era el solo el que se movía pues las embestidas de su flacucho cuerpo no tenía la fuerza suficiente como para mover la voluptuosa anatomía de su compañera de cama, incluso el viejo tomaba impulso con sus pies y simulaba estar escalando la perfecta anatomía de la chamaca.
-mírame puta, mírame, mira el podrido rostro del viejo que te está metiendo la verga,- ordenaba el perturbado Taco mientras jadeaba como un perro y realizaba sonidos similares a rebuznos.
Mar obedeció al viejo y aunque ella no lo hacía a propósito miró a ese decrépito y ojeroso rostro con esa verde hermosura que forzosamente tenían que mostrar sus ojos, era imposible no ser cautivado por semejante mirada, excepto estos viejos que pareciera que la juvenil mirada solo los desequilibraba mas, Pancho retiró con asco la dentadura del otro vejete de la boca de Mar haciendo que la chica tosiera.
-que puerco Taco, con razón ya ni pagando cogen contigo-
El vejete sudaba más que un caballo, su arrugado abdomen escurría en sudor mientras penetraba a Margarita como un perro excitado, Pancho se había apoderado de la boquita de Mar y le metía su babosa lengua hasta la campanilla, la chiquilla solo deseaba que ya fuera el otro día.
-te gusta verdad putita- decía el viejo pancho al oído de su sensual víctima.
Margarita podía sentir el eco de esas palabras dentro de su cabeza.
-lo estas disfrutando verdad, jejejejeje, te encanta la riata,-
Eustaquio no paraba de penetrara a la jovencita, quien sabe de donde sacaba toda esa energía, su ritmo cardiaco había rebasado por mucho la media, la cueva de Margarita era un auténtico lago y cada embestida que recibía era acompañada por un morboso sonido húmedo que podía ser escuchado por el desproporcionado trío.
-nooooooo, ustedesss  aaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhh, dan ascooooooooooooooommmmmmmmmmmm- decía a medias la pobre Margarita quien sufría las vulgares embestidas.
-asco, y porque estas tan mojada?- dijo Pancho.
– y porque gruñes como una puerca? Jejejejejejejeje- dijo Taco
-no seeeeeeeeeee hhhhhhhhhhhhhhhmmmmmmmm, aaaaayyyyyyy déjenmeeeeeeeee por favooorrrrrrrrrrr-
-cállate puta, jejejejejejeje, esto es mejor que metérsela a la muñeca inflable que tengo en la casa, ahhh, tenía mucho tiempo que no la metía en una pepa tan calientita- dijo Eustaquio, y aceleró aun mas sus animalescos movimientos.
Mar trataba sin éxito de retener los gemidos, las embestidas eran tan intensas que parecía como si estuviera siendo cogida por una especie de máquina que no necesita descanso, el viejo llevaba algo de tiempo que no bajaba el ritmo, se escuchaba el golpeteo de ambos cuerpo sudados, risas de ambos viejos burlándose de esa pobre mártir, y pujidos de dolor consecuentes a los movimientos del viejo tan violentos y que lastimaban a Margarita por dentro al meterle la verga de manera torcida.
Eustaquio llegó a un punto que su verga se deslizaba a una velocidad tremenda, arrancándole suspiros a la joven apoyándose de su cintura mientras la penetraba, la verga comenzó a rozar de manera tan apasionada su sensible e hinchado clítoris, los labios de Mar permanecían en cada momento abiertos solo emitiendo gemidos cada vez más orgásmicos, indicando que el clímax estaba cerca.
“no puede ser me voy a correr, me voy a correr, noooooooooo, estooooo se sienteeeeee……………………. ricooooo”, pensaba la chiquilla quien a pesar de ser un moribundo viejo la estaba haciendo correrse como una burra.
-te vas a correr verdad zorra, te estás apretando- dijo el sofocado viejo.
-ahhhhh, nooooooo, pareeeeeeeeeeeeeeee, ahhhhhhhhhhhhhh- gritaba la orgásmica joven, mientras intentaba mover sus brazos para impedir que Taco le regalara un orgasmo, obviamente no podía, Pancho la estaba inmovilizando.
-sigue Taco, acábatela, dale duro, dale duro, ya la tienes,- alentaba el viejo Pancho.
-aaaaahhhhhhhhhhhh, me vengoooooooooooooooo, malditooooooooo viejooooooooooooooo me vengooooooooooooooooooooo aaaahhhhhhhhmmmmmffffffffffffffff- Margarita se vino en un bestial orgasmo y producto de la fuerza de su corrida apretó sus potentes piernas contra el debilucho cuerpo del vejete, los músculos de las piernas de Margarita se contraían tanto que casi parte en dos a su violador, para poco a poco volver a ponerse flojita y exhalar un prolongado suspiro.
Taco estaba feliz, parecía como si la vida le hubiera regresado a su decadente cuerpo, como si se hubiese nutrido con los fluidos vaginales de la chica que se regaban por toda su apestosa verga y gran parte de la cama, sacó su verga que no había perdido dureza, el putrefacto miembro goteaba en flujos y se mantenía más roja que nunca, al igual que la sensible vagina de Mar.
-Pancho, Pancho viste, viste como hice que se corriera, y aquellas putas cantineras que no me creen que todavía puedo, anda sácame una foto para enseñárselas anda y acomódamela de perrito, le quiero dar como la perra que es- decía el zafado vejete.
Pancho sacó la foto con el viejo Taco posando como un campeón, la niña al escuchar el flashazo despertó de su orgásmico estado.
-nooo, q… que hace?, no me tome fotos- decía la nena dificultosamente, sin embargo el viejo no le tomó la palabra, los femeninos puntos de vista no eran tomados en cuenta por tan machista sujeto.
-cállate, deja de ladrar perra caliente, jejejejeje perra caliente jejejejeje, si yo fuera tu dueño te tendría prohibido hablar y solo te permitiría ladrar como la perra que eres, y te metería una correa por el culo y solo podrías moverte como una vil perra, y harías tus necesidades como las perras, porque para mí no eres más que una perra que solo sirve para preñarla y que nos de mas perritas, entendiste, es más las perras valen más que tú- decía el desequilibrado anciano a una jovencita con unas ganas inmensas por llorar ante tales palabras.
-basta de pláticas-dijo Pancho.
Pancho acomodó esa sensual anatomía femenina, ahora el viejo Taco se acomodaba detrás de ella, y de un empujón metió nuevamente su miembro en la conchita de Mar.
-ayyyyy,- dijo Mar al sentir nuevamente esa verga dentro de ella, a pesar de estar hechizada sabía perfectamente lo que le estaban haciendo y recordaba el orden exacto de las anteriores y crudas palabras, por eso sus ojos comenzaron a dejar caer lágrimas de impotencia por no poder hacer nada, y más que eso por dejar que un bastardo así la penetrara, haber disfrutando de la anterior cogida y haberse corrido como una perra.
-jejejejejeje, eso perra, aúlla, aúlla, aaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu- decía Taco volviendo a mostrar que su cerebro tenía alguna especie de desorden psicológico.
Taco empezó a bombear nuevamente a la joven moviéndose desesperado como si quisiera que su verga le saliera a Mar por la boca, las perfectas nalgas de la joven (que aun marcaban el cinturonazo que le dio Felipe hace poco más de una hora) chocaban contra ese despellejado cuerpo, el desnutrido viejo golpeaba las frondosas posaderas de la jovencita dejándoselas mas rojas aun y haciendo ademanes como si estuviera montando a caballo, el viejo aullaba y gritaba como un loco (como si le estuvieran metiendo a él un palo por el culo), Pancho reía al ver lo trastornado de su amigo.
Pancho aprovechó su posición para meter a la boca de la niña su enorme palanca, los viejos llegaron a efectuar por un prolongado momento una perfecta sincronía, es decir, mientras Taco penetraba a Mar por su panocha, el viejo Pancho lo hacían de la misma manera pero por su boca, los ojos de la niña se ponían blancos y enormes ríos lagrimales escurrían de ellos ya que la fuerza de Pancho era muy superior a la del otro violador, la enorme verga morena desaparecía por completo dentro de esa rosácea boquita, los pelos púbicos que cubrían la base del miembro llegaban a meterse y enredarse con los finos vellos que protegían las fosas nasales de la mujercita, debido a la potencia de los masculinos embates llegaba a formarse un ligero bulto en la garganta de Mar cada que el viejo Pancho embestía a tan preciosa jovencita ya que su verga se deslizaba alegremente encorvándose hacia la garganta.
Hubo un momento en que Pancho hacia que Mar se ensartara en la verga de Taco; es decir, el viejo Taco se dio cuenta de que los empujones de Pancho tenia por mucho más fuerza que los suyos, así que se quedó quieto con su verga dentro de la joven panocha admirando el perfecto culo de la nena, esa exquisita forma que el cuerpo femenino adquiere en la perruna posición, Pancho embestía la boca de la niña con tanto vigor que hacía que ella misma echara su cuerpo hacia atrás debido a la fuerza del impacto, lo que hacía que solita se ensartara en la verga del otro viejo sin querer, y cuando la joven intentaba desatorarse de Taco ya estaba recibiendo otro empujón que la hacía volver a clavarse.
Pancho sacó su maloliente verga de la húmeda boca, Mar emitió un quejido casi de parto cuando se liberó, la saliva era el elemento viscoso más presente en esa inmunda cama ya que cayó como cascada de la carnosa boquita, de repente Mar empezó a gemir nuevamente, pues Taco aceleró sus enfermos movimientos, el difunto la tomó de los cabellos y la atraía hacia él, mientras Pancho le volvía a comer su boquita sin importar que su verga hubiera estado alojada ahí segundos antes, la niña presa de la calentura movía su lengua tratando de llegar lo más lejos de la boca de tan desagradable sujeto a la vez que con una de sus finas manos masturbaba la poderosa verga del seboso queriéndolo vaciar lo antes posible con la esperanza de que este no la penetrara, podía sentir ese aliento característicamente alcohólico en ella, incluso al humear en sus amarillentas encías la jovencita quitaba restos de comida alojada entre las cariadas piezas dentales del gordo, prácticamente haciéndole un lavado a esa pútrida boca.
El viejo Taco penetraba sin misericordia esa castigada panochita, comenzaba a gritar y a balbucear palabras que no se podían entender debido a las babas que inundaban su chimuela boca y a una especie de espuma que se formaba por tanta bacteriana saliva que sin detenerse su producción caía hasta el cuerpo de la nena resbalándose por su espalda.
Pancho posicionó a Margarita, prácticamente enterrando el rostro de la joven en la sucia cama, el viejo ejercía presión en la espalda de Mar, inmovilizando en este acto el cuerpo y los brazos de la nena que se sometían cruzados por su breve espalda, Taco se encargó de mantener elevado ese provocador culo, penetrándolo sin tregua, era la única parte de Margarita que seguía levantada, y así continuo hasta que Margarita no pudo más y se desbordó en otro orgasmo, quedando con sus sudados glúteos levantados y sometida debajo del monstruoso cuerpo de Pancho, respirando entrecortadamente.
El anciano Eustaquio continuo penetrándola sin importarle su estado, comenzó a bajar el nivel de intensidad pues sentía su corrida próxima, fue en uno de estos periodos en que el viejo no pudo evitar retrasar su eyaculación por más tiempo y se corrió dentro del fértil útero de Margarita mostrando una cara de esfuerzo como si estuviera levantando algo extremadamente pesado, una gruesa vena se le marcaba en su delgado cuello producto de la dedicación que exigía mientras expulsaba semen añejo casi agusanado dentro de la joven, el anciano apretaba su verga con crudeza y la exprimía como queriendo sacarle hasta la última gota lechosa de el más alejado reducto testicular, Margarita reaccionó ante tal depravado acto.
-nooooooooooooooooo, por……. porqueeeeeeeeeeeee, porque se ha venido adentroooo?- dijo una cansada y casi sin fuerza muchachita.
-jejejejejejeje, tranquila chiquilla moquienta, no hay de qué preocuparse, mi leche ya no pega, jejejejeje- dijo el cansado Taco secando con su mano el sudor que corría en su frente y embarrándolo en el cuerpo de la joven, Pancho aprovechó para inmortalizar a la desnivelada pareja con otra comprometedora foto.
Taco sacó su flácida verga, completamente vomitada en semen, su espumosa boca se dirigió al ano de Margarita y lo lamio aplicándole un sonoro masaje rectal para después con su lengua penetrar ese reducido conducto (dicha lengua se movía serpenteantemente mientras intentaba alojarse dentro del apretado agujero) y por ultimo pegarle una mordida a sus nalgas, el viejo podía oler la fragancia masculina de su esperma aun fresco y que se asomaba tímidamente por el sexo de Margarita.
-nooooo, pare, pooooor  ahí nooooooooooo- dijo Mar asustada de que el viejo loco intentara penetrarla por su culito.
Afortunadamente para ella el viejo se detuvo para incorporarse y dejarse caer en un sillón, sacando de su pantalón una cajetilla de cigarro y llevándose uno a la boca, festejando su triunfal batalla, ya contaba con otra anécdota para relatar a sus nietos.
-ahhhhhh, que cogida te pegué niña, Pancho, de veras no quieres venderme a esta chamaquita, dime, te doy 15 000 ahorita, dime cuanto quieres por ella?- dijo Eustaquio.
Un poco de la historia de Eustaquio, el viejo Taco era un ex diputado con grandes amistades en la alta política, y que siempre veló por los intereses de grupos criminalísticos, y que ahora en su retiro de las cámaras, seguía conviviendo con estos desalmados, quienes sin olvidarse de sus aportaciones como fiel contacto y nexo político, cada cierto tiempo le ofrecían culitos de seleccionada manufactura, claro que no dé a gratis, pero al menos se las amansaban.
El viejo Taco seguía recibiendo pensiones exageradas por parte del gobierno, jubilarse en un alto puesto político en México significa casi asegurar un pedazo de lote en la tierra prometida, por eso siempre se la daba de que podía comprarlo todo, un diputado con mucho poder que toda su vida fue corrupto y ambicioso y que todavía seguía codeándose con espectaculares mujeres con las que muchos solo podemos soñar y que como persona era visto por sus familiares, vecinos (su residencia no se ubicaba por esa malandra zona), amigos y conocidos como un hombre pulcro y recto, todo un caballero, sin imaginarse lo perturbado que se encontraba la garrocha andante.
-no está en venta……………………………….. por ahora- respondió Pancho.
– a ver putilla, no te duermas que ahora voy yo- dijo Pancho y acomodó a la joven otra vez boca arriba, metiéndosele entre sus sudados muslos a manera de predecir otra morbosa sesión de sexo oral.
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En otra parte de esta gran ciudad, Mary y Cruzito ya habían llegado a casa, estaba preocupados por su amiga porque no contestó ninguna de sus llamadas.
-y si le marcas a su papá, a lo mejor se haya chocado de esperarnos y se vino sola y ya esté en su casa- decía Cruz
-no manches, y si no está, que vamos a decir si se supone que se quedaría a dormir conmigo- contestaba Mary, si algo tenía el papá de Margarita es que era muy reglamentario con su única hija y si Mar no se encontraba en el lugar en donde le había dicho que estaría, era capaz de ir a buscarla y traérsela de los cabellos, sin embargo le había dado permiso de quedarse a dormir con Mary pues consideraba a esta chica como una jovencita seria, desconociendo la fama que poseía esa chiquilla.
-ay mana, que problema- decía el amariconado.
-ay Mar, en dónde andarás?,- se preguntaba Mary preocupada volviendo a marcar al número de su amiga.
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El viejo había comenzado con lamidas sutiles, sus dedos le servían para abrir esa entrada que poco antes había sido cobardemente penetrada, podía aspirar el aroma de esa vieja verga impregnado en el joven sexo de la chica, saboreaba el repulsivo semen que se encontraba embarrado en todo el sexo de la joven y con su lengua lo empujaba para que no abandonara su recinto vaginal.
La lengua del viejo se movía como si tuviera vida, el viejo procedió a lamer no solo su sexo, sino también la parte que se encuentra entre el sexo y donde inicia el muslo, regresó a su sexo para seguir lamiéndolo pero pronto cambio y ahora con su boca cubría toda la panochita, lo succionaba tragándose la gran cantidad de fluidos que de la vagina de Mar se escapaban, succionaba como si estuviera succionado el jugo de una naranja, el chipo del viejo había adquirido una forma similar a una nariz de cochino.
Con un movimiento brusco e involuntario Mar dio un grito y de igual modo acomodó sus piernas para enrollarlas en la cabeza del viejo, este dejó de succionar pero sin cambiar la posición de su boca metía su lengua dentro de la húmeda cuevita de Mar, moviéndola en forma de circulo y penetrándola a una velocidad brutal, la chica empujó la cabeza del viejo apretándola con sus potentes piernas, al mismo tiempo su cuerpo se enroscaba presentando contracciones orgásmicas, señales evidentes de que el viejo estaba haciendo que nuevamente se corriera.
-nooooooooooo, señoooooorrrr, no me chupeeeeeeeeeeeeeeeeeeee- grataba la ardiente chiquilla, pero al viejo poco y nada le importaba, el seguía degustando ese manjar prohibido, ese suculento batido de flujos y que lo animaban a continuar, y menos se detenía al contemplar el hermoso rostro fruncido orgásmicamente de una muchachita preciosa que recién acababa de conocer.
“nooo, otra vez noooooooooooooooooooooo” dijo Mar para después desplomarse en otro orgasmo.
Mar enrolló sus piernas por sobre la nuca del viejo y expulsó una gran cantidad de fluidos que fueron a parar a la boca de Pancho quien saboreaba hasta la última gota de tan peculiar caldo, escupía sobre el sexo de Mar y volvía a tragar la exótica mezcla compuesta también por restos de semen de aborrecible Taco.
El viejo se incorporó y colocó su poderosa herramienta venuda sobre los frágiles labios vaginales de Mar, la talló por encima de ellos arrancándole suspiros a la muchachita y poniendo más que colorados los pómulos, cachetes y zona T del hermoso rostro de la joven, la piel de todo su curvilíneo cuerpo se erizó, el viejo comenzó con un movimiento muy lento como si estuviera penetrando a la chica pero su verga no se incrustaba dentro de su sexo, solo se tallaba por encima de esa zanjita que sudaba a chorros, la verga se paseaba por el clítoris de la muchachita en toda su morena extensión, todo esto continuo hasta que la verga del viejo fue prácticamente abrazada por los labios vaginales externos de Margarita.
El viejo juntaba saliva para después dejar caer una gran cantidad sobre el sexo de la joven, ella gemía con solo sentir la saliva bajar como un río de sus labios vaginales hasta caer a la cama o desviarse hacia donde empieza su culito.
El viejo tomó la cabeza de su verga y la acomodó a manera que quedara a la entrada del sexo de Mar, poco a poco el viejo fue ejerciendo presión, la panochita de Mar resistía todo lo que podía negándose a ser penetrada por ese repugnante sujeto, la verga del viejo era demasiado gruesa para ese canal a pesar de haber sido recién penetrado sin embargo el viejo de un fuerte y seco movimiento de cadera logró penetrarla hasta el fondo, arrancándole un grito a Mar moviéndose desesperada para poder liberarse, el viejo solo se reía de los vanos intentos de la pobre muchacha quien sufría un momento muy fuerte y perturbante para ella.
 “me la está metiendo, este viejo asqueroso me la está metiendo, que ascoooooo” decía Mar en su mente como respuesta a la retorcida, anormal e irrazonable copulación que se llevaba a cabo en ese momento en la casa de un viejo malnacido.
-ah, qué rica estas chamaca, que apretada tienes tu panocha, ni porque te la metió Taco- dijo el gordo.
-eehhh, esa perra ya se volvió a cerrar, pa´ la otra le meto un bate de beisbol- dijo el distinguido Taco.
-jejejejeje, lo que pasa es que la tienes flaquita, verdad putita, que se siente tener hasta dentro una verga de verdad, ehh?- dijo Pancho, Mar no contestó nada, solo su nariz hacia señales de que estaba conteniendo el llanto.
El viejo arremetía muy despacio, disfrutaba del momento, de la espectacular vista del cuerpo de la nena cubierto por millares de gotas de sudor recién salido y que olían a esencia pura de mujer, su sudor era una especie de perfume natural; sus pechos se levantaban como montañas, el viejo disfrutaba de ver esa breve cintura al igual que ese abdomen completamente plano y levemente marcado por las contracciones abdominales que hacia la niña contrastando en comparación con su obeso cuerpo peludo, disfrutaba el ver como su grueso y moreno aparato se perdía entre los delicados y rosaditos labios vaginales de Mar y cuando la gruesa vara venía de reversa podía verse como salía empapada en jugos lubricantes, abriéndose más los labios vaginales cuando la cabezota estaba por salir, pero, sin sacarla completamente, el viejo volvía a enterrársela repitiendo otra vez el procedimiento.
El viejo aceleró un poco sus movimientos, ahora con sus manos se apoyaba de la breve cintura de Mar, atrayéndola hacia él en cada una de sus embestidas, haciendo que el femenino cuerpo se moviera y por ende sus senos comenzaran con un provocador danzar logrando que algunas gotas de sudor que los cubrían comenzaran a rodar cuesta abajo.
El viejo ya había acelerado otro poco su mete y saca, ahora apoyaba sus brazos en la cama, entre sus poderosos brazos quedaba el apetecible cuerpo de Margarita, el viejo había echado un poco su obeso cuerpo hacia adelante para apoyarse mejor, sus brazos yacían sosteniendo esa pesada masa marcándosele todo un sistema de venas que los hacían ver más intimidantes, el sudor de su grasoso rostro corría como pequeños riachuelos buscando caída y logrando encontrarla principalmente en su nariz y barbilla, cayendo hacia el frágil cuerpo de Margarita, formándosele en su vientre un pequeño lago de sudor.
Los ojos negros y rojos por el efecto de la cerveza del viejo se cruzaron con los verdes y seductores de Margarita, ambos se vieron directamente a los ojos por pocos segundos, hasta que los de Mar voltearon a otro lado debido a la mirada tan pesada que tenía el viejo y a lo incómodo de la situación.
Mar se estaba reconociendo como una hembra en celo que disfrutaba lo que estaba viviendo, a pesar de lo desagradable de la masculina persona era imposible que con esa maestría culiadora la jovencita no sintiera estimulantes descargas de júbilo y éxtasis que muy difícil se logran ocultar, poco a poco su rostro se descomponía en facetas placenteras y risueñas que por más que la joven quería esconder simple y sencillamente no podía, y más repugnante, estaba reconociendo al macho que la estaba poseyendo sin importar que se tratara de un despreciable sujeto, machista, cobarde, y que se valía del sufrimiento de otras personas para sacar la mayor cantidad de provecho que pudiera sin importar los momentos tormentosos que hacía pasar a sus víctimas, pero por otro lado lo veía como un macho bruto, fuerte, dominante, en parte lo feo también ayudaba a que su morbo aumentara mas; contrario a ella, una muchachita tan femenina y débil, que sin importar lo que hiciera nunca iba a poder contra la fortaleza del viejo, esa sensación de sometimiento sumado a los efectos de la bebida la habían derrumbado a tal grado de abrazarse tímidamente a tan desagradable persona.
El viejo llevó una de sus manos al cuello de Margarita para apretarlo levemente (según él) pero con la fuerza suficiente como para que Mar sintiera dificultosa su respiración, la sometida joven llevó ambas manos aferrándose del brazo del viejo, intentando liberarse pero le era imposible, la joven volteó a ver al viejo y veía un rostro desbordado en la depravación, este apretaba sus dientes y de sus fosas nasales auténticos humos de calor salían al tiempo que bufaba como un toro.
-s…. seeeñoorrr m…. asfixiaaa….. cooooooffffffff, coooffffffffff- dijo Margarita.
El viejo colocó sus brazos ahora rodeando y aferrándose al cuerpo de Margarita, pegando su sudado cuerpo al de ella, quien solo se dejó aferrar por esos venudos y poderosos brazos, el viejo comenzó a penetrarla nuevamente, el rostro que ponía la niña denotaba que estaba sintiendo la penetración hasta el fondo casi tocándole con el glande la pared uterina y revelaba el grado de excitación que la envolvía, poco a poco sus piernas fueron enrollándose alrededor del seboso cuerpo del viejo.
Pancho con una de sus manos levantaba la cabeza de Mar apoyándola por sobre su nuca, sus dedos se perdían entre los castaños cabellos de la joven, y la otra mano levantaba el curvilíneo cuerpo de la parte de sus caderas, esas caderas tan desarrolladas que hacían ver a Mar una hembra que había llegado al punto ideal para la concepción, prácticamente se la cogía en el aire.
Su fértil útero recibía al desagradable intruso y se llenaba de líquido preseminal, ya que el miembro del viejo babeaba este líquido a chorros, Mar no comprendía cómo es que un viejo tan feo, gordo, sucio, borracho y lépero podía coger con esta maestría, sentía un placer nunca antes experimentado que la estaba llevando al borde de otro orgasmo que la dejaría rendida y a merced de un viejo completamente desconocido que esa misma noche la suerte le había sonreído y todo le había salido a la perfección al grado que ya tenía a la jovencita en su cama, desnuda, estimulada y con su oloroso trozo dentro, muy adentro de ella.
El viejo llevó su séptica boca hasta los senos de Mar, esos globos de carne que se movían en cada embestida del viejo y que ya tenía rato que lo estaban provocando visualmente, los succionaba y jugaba con sus pezones moviendo su lengua en forma de círculo, Mar sentía esa lengua babosa y caliente recorrer cada centímetro de sus pechos, estas caricias y la penetración la tenían totalmente entregada, por momentos gemía mientras sus labios denotaban una especie de morbosa risa.
Los gemidos de Mar y el viejo resonaban por todo el cuarto, era lo único que se podía escuchar además de el golpeteo que provenía de las embestidas que hacían chocar ambos cuerpos sudados que por momentos alcanzaba velocidades tan agresivas escuchándose un sonido similar como si una señora estuviera haciendo tortillas a mano, lo que hacía que Mar se diluyera en quejidos y aferrara sus manitas a la sudada sábana que cubría la vieja cama de Pancho.
La verga del viejo hacia maravillas en el colorado botoncito que casi parecía querer salir disparado de tan hinchado que se encontraba, Mar se mordía su labio inferior al mismo tiempo que seguía gimiendo tan fuerte que casi dejaba sordo al gordo, su cuerpo se convulsionaba de nuevo avisando que sería sacudida por otro orgasmo, esta vez jaló la sábana prácticamente tapando su voluptuoso cuerpo junto con el del viejo, haciendo que Taco por un momento dejara de observar la panorámica vista a cambio de una sábana que se movía fornicadoramente.
-te gusta puta, te gusta sentir mi verga dentro verdad?, nada mas con verte se da uno cuenta de que te encanta la verga- preguntaba el ya algo cansado viejo mientras no dejaba de perforarla.
-aaaah, aaaahh, aaaahhh, aaaahhhh, mmmmmmmmmmmhhhhhhhh,- era lo que el viejo tenía como respuesta por parte de Margarita.
-te gusta, dime que te gusta mi verga, dímelo, puta hija de la mierda- decía Pancho, Mar en un completo estado de depravación y en un abandono total de coherencia y cordura grito:
-siiiiiiiiiiiii, me gusta, me gusta su verga, maldito viejoooooooooooooooooo, lo odiooooo  uuuuhhhhhhhhhgggggggg…………. lo odio p………. pero ahhhhhhhhhhhhhhhh, – decía Mar presa de la morbosidad.
-entonces que vergas te estoy haciendo según tuu, vas a ver te voy a dejar bizca de tanto vergazo pedazo de culooooo- dijo Pancho acelerando sus movimientos endiabladamente.
Cada vez que Margarita era ensartada un sonido similar como si un cuerpo macizo chocara con un charco se escuchaba, así como un salpicar de fluidos salían disparados fuera de su vagina producto de la catastrófica colisión de entre ambos órganos reproductivos, los golpes que el viejo daba eran tan bravíos que Margarita debería de tener mucha suerte si su pelvis no resultaba con alguna fractura después del encarnizado y desnaturalizado ayuntamiento carnal.
-no creo poder aguantar mucho puta malnacida, siento que ya viene, aaaaaaaaaahhhhhhhh, no he descargado en casi un meeeeeeeessss- decía el viejo algo forzado.
Los ojitos de Mar veían al viejo pronunciar esas palabras, estaba preocupada porque sabía que el viejo se correría dentro de ella, pero también era imposible no desear llegar a otro orgasmo, el viejo seguía penetrándola y nuevamente la mente de la joven se nublaba por la excitación y la sumisión, no le importaba el trato y todas sus asquerosidades, se aferraba al cuerpo del viejo sintiendo toda su obesidad en su esbelto cuerpo, la cama rechinaba por la fuerza en que era penetrada y parecía que se iba a despernancar, de por si esa cama se había movido unos 30 centímetros de su ubicación inicial gracias a la fuerza que el macho desempeñaba.
-ahora si putita ahí viene mi lecheeeeeeeeeeeeeeee- bramó el viejo.
-n…, noooo, dentro noooooooo, me va a embarazaaaaaaaaaaaaaaaaaaarrrr- alcanzó a gritar Margarita, sin embargo ella misma fue quien enrolló sus piernas como serpiente en el obeso cuerpo del viejo con toda la intención de sentir dentro de ella el correr del apestoso líquido.
-¡siiiiiii Pancho, préñala! ¡quiero cogérmela panzona!, ¡si la preñas te doy lo doble que pagué orita!, jejejejejejejeje- gritaba extasiado el viejo Taco y meneaba más rápido su semierecta verga.
Las piernas de Mar se habían quedado abrazadas al viejo mientras esperaba la descarga, pero también sintió en su cuerpo un calor infernal que provenía de su intimidad, de pronto su cuerpo se tensó mientras ella comenzó a moverse de arriba hacia abajo con la verga del viejo dentro de ella, por más que Margarita quiso impedir su orgasmo el viejo muy hábil meneaba su verga dentro de ella, cosquilleándola por dentro y haciéndola correr una vez más.
-mee vengooooo, meeee vengoooooooooooooooooooo, meee vengoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo- gritaba Margarita sin importar al tipo de hombre que se lo decía.
Todos los músculos del cuerpo de Mar se contrajeron principalmente los de su vagina, la chica se ahogó en un intento por jalar aire que casi le resulta imposible, para explotar en un orgasmo descomunal, una corrida que expulsaba fluidos de su sexo todavía ocupado por la verga del viejo como si de una presa desbordada se tratara, el moreno miembro resistió heroico el apretón que la chiquilla le dio, logrando retrasar otro poco su corrida, el viejo tuvo que realizar un esfuerzo sobrehumano para no venirse.
Mar se retorcía y temblaba en la cama, boca arriba, exhausta y tapada con esa andrajosa sábana, el viejo también se veía agotado, aunque más entero que Mar, comenzó a retroceder sacando su verga lentamente del encharcado sexo de la joven cuidando que un roce traicionero le hiciera derramarse en ese momento.
-te corriste Pancho?, te corriste?- preguntaba Eustaquio.
-no, aun no- decía el agitado Pancho.
El viejo sacó su ciclópeo barreno completamente brilloso dejando el coño de Mar muy abierto, un enorme agujero estaba ahora en donde antes eran dos labios vaginales apretadísimos y se podía hacia adentro sin ninguna dificultad, sin embargo su panochita volvía a recuperarse y a través de exquisitas pulsaciones su sexo se volvía a cerrar casi en cámara lenta.
-uuuuhhhhhhhhhhhhh, que bruto, que cogidas pega esta chiquilla, y según ella no sabe, jejejejeje- dijo Pancho.
-debería de pasarle la receta a las chiquillas de la cantina, para que estén igual de cerraditas como ella- dijo Taco
-voy a acabarla de una vez- dijo Pancho.
-siiii, pero préñala Pancho, préñala, hazle una chamaca y cuando nazca me la vendes, jejejejejejeje, la voy a tener bien cuidadita para que crezca igual de tronca que la puta de su madre- decía ese desperdicio de ser humano.
-jejejeje, veré que puedo hacer- dijo Pancho
El viejo se acomodó al lado de la casi desmayada Margarita, quedando ella de espaldas a él, el viejo llevó su brazo derecho por debajo de la cabeza de la semiinconsciente chica, de esta manera la aprisionaba y podía manipular su rostro y sus senos, su brazo izquierdo bajaba por toda la espalda de la joven hasta llegar a manosear sus partes, meter un poco sus gruesos dedos dentro de la adolorida panochita y poner su verga en la entrada de su vagina.
La enorme verga se volvía a alojar entre esos canales vaginales, arrancándole nuevamente gemidos a Margarita, ella pegaba su cuerpo al del viejo sintiendo su calor y llenándose otra vez de su sudor, el cuerpo de Mar, el cual estaba libre de cualquier vello ahora se veía en partes peludo por los vellos que se soltaban del cuerpo del viejo y se pegaban a ella.
El viejo la penetraba con fuerza, podía sentir el perfecto culito femenino chocar contra su abultado vientre, mordía la espalda de la joven y por momentos la daba un fuerte abrazo que apretaba el cuerpo de Mar contra el de él, prácticamente haciéndole crujir sus frágiles huesos para que la chica sintiera el poderío de un verdadero macho.
Pancho se daba gusto observar a Mar, le excitaba su breve espalda, sus hombros estaban cubiertos por varias pecas que respetaban la perfección de su rostro y se negaron a salir sobre su cutis, le excitaba ver ese rojo culito castigado cubierto de gotas de sudor, su cabello que aunque no era muy largo si lo suficiente como para tener ese seductor movimiento que le daba cada una de las estocadas del viejo, pero lo que más llamaba la atención del viejo era ver esos dos hoyitos que se marcaban en la parte baja de la espalda de las muchachas y que muchas gustan lucir, hoyitos que por supuesto se marcaban en la espalda baja de Margarita.
La joven, entregada, confundida y sin explicarse que le pasaba buscó con desesperación los labios del viejo y cuando los encontró le regalo un amoroso beso, si bien el viejo besaba a la chica con depravación y asquerosidad, la chica lo besaba con inocencia y ternura.
El viejo volvió a tomarla de la cintura, las nalgas de la joven chocaban contra su bofa panza, Pancho al estar en esa posición, detrás de Mar, no podía ver el rostro de la chica, pero si podía escuchar todos sus gemidos provocados por la cogida que le estaba dando, el viejo apretaba los dientes a cada embestida que le daba a la afortunada chica, su rostro estaba totalmente descompuesto, los ojos rojos, sudado, la grasa de su cara lo hacían parecer como si le hubieran untado una especie de aceite, su frente mostraba venas muy saltadas que parecían iban a reventar debido a la fuerza que estaba utilizando.
Mar en cambio mantenía su muslo izquierdo levantado para facilitar la penetración, fue en este momento cuando Mar pronunciaba otras imprudentes palabras.
-ayyyyyy, Doooonnn Panchoooooooooo, mmmmmmmmmm que ricooooooooooo,- dijo la muchacha y rápidamente llevó una de sus manos para tapar su boca, esta vez había recapacitado, se había dado cuenta de lo bajo que había caído.
-jejejejeje, dime Pancho o papacito- respondía el viejo con voz agotada.
Entonces el viejo mientras la penetraba dejó de tomar la cintura de la chica y con su mano izquierda estimulaba el clítoris, movía su mano muy rápido hasta que con ese movimiento y la penetración logró arrancarle otro orgasmo que hizo que Mar se retorciera primero y luego tallara su cuerpo en el del viejo, la vagina de Mar se contrajo nuevamente, hasta que hubo un momento en que el conducto vaginal tomó por sorpresa al morado glande mientras se introducía y lo rosó de manera tal que lo obligó a eyacular.
-ahhh cabrona, esa no me la sabia, ¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!- gritó el viejo
Su verga se hinchó para de repente empezar a soltar cantidades exageradas de una asquerosa secreción amarillenta dentro del útero de la chica, los bombeos eran tan grumosos que hacían que los conductos deferentes del viejo tuvieran que ampliarse para permitir la salida de ese apestoso fermento, la uretra se expandía hasta la desproporción para dejar salir los voluminosos grumos espermáticos que casi parecían pequeños cálculos renales y que acompañaban al esperma en forma más cercana a líquido, Mar al sentir los potentes chorros chocando contra sus paredes uterinas cerró los ojos y su rostro se descompuso en una especie de gesto gozoso, las paredes del útero eran repelladas por ese pastoso líquido, el viejo en cada chorro también daba otro empujón para hacer que este llegara hasta el fondo, el útero literalmente se llenó de esperma formándose una poza calórica y amarillenta dentro de el y buscando el orificio que lo llevaría a inundar las trompas y ovarios de tan apetitosa chica para así consumar el propósito que tiene la unión sexual entre un macho y una hembra, la preservación de la especie.
El útero de Margarita estaba invadido por semen aun fértil, costras de semen yacían pegadas en la parte superior y no caían debido a lo pegajoso del líquido, el viejo dejó su verga dentro haciendo el efecto de tapón y levantaba ligeramente la femenina pelvis con la finalidad de que su semilla se fuera hasta lo más hondo, Margarita debería de tener mucha suerte si esperaba no quedar embarazada.
Una vez vaciado el viejo bajó el muslo de la fecunda chica quien quedó acostada de ladito abrazada por el viejo quien todavía no sacaba su verga, la sacó hasta que sintió que ya no salía nada, aun así no se le desinfló del todo y seguía en estado de semierección, Mar se quedó quieta, sus ojos se cerraban mostrando lo cansada que estaba, de su sexo salían pequeñas cantidades de esperma, así como un pestilente olor a semen la invadía, un hediondo aroma que llegaba hasta las narices del viejo Taco.
Pancho se despegó de Margarita con mucha dificultad pues ambos cuerpos parecían estar unidos por una especie de velcro que no era otra cosa que el sudor reseco de ellos, el ventoso Pancho se paró de la cama solo para ponerse su viejo calzón y sucio pantalón, mientras Taco reía al haber presenciado el desagradable acto inhumano de apareamiento que se llevó a cabo dentro de ese sucio cuartucho, nuevo hogar de la dulce Margarita.
-ahhh, que rico coges putita, creo que siempre si te vas a quedar a vivir conmigo, jejejejeje,-dijo Pancho
Mar reaccionó asustada
-¡queeeeeee! señor no, por favor ya me cogió, ya por favor déjeme ir- decía de manera dificultosa debido a su agotamiento jalando aire en cada oración pronunciada.
-ehhh, dejarte ir, no putita, me arriesgo demasiado, además ya conoces el camino hasta aquí y eso no me conviene- dijo Pancho.
-señor, le juro que no diré nada, por favor, déjeme ir- decía Mar rompiendo en llanto y respirando todavía algo cansada.
-cállate puta, deja de chillar porque ora si te rajo tu puta madre, mira que no está Felipe para que te defienda- dijo Pancho.
-siiii, pégale, agárrala a golpes hasta molerla,- dijo el mentalmente dañado Eustaquio.
-señor, por favor, no puede hacerme esto, tengo que regresar a mi casa- rogaba la chiquilla.
-desde ahora esta es tu casa, a partir de hoy eres mi nuevo juguete, solo servirás para dos cosas, para limpiar y para coger, esas serán tus dos funciones aquí, entendiste- dijo Pancho.
-señor no, usted está loco, no me haga esto, por favor- la pobre chiquilla ya no sabía que mas decir.
-jejejeje, siiii ya dije, así que presta mucha atención a lo que te voy a decir, como primera tarea, quiero que limpies esta pocilga, no sé cómo le vas a hacer pero quiero que quede reluciente, no tengo jerga así que agarra ese cochino vestido para trapear, ahhh, y si te sobra tiempo te duermes un rato para que agarres fuerzas, porque en la noche vamos a seguir cogiendo y quiero que ora si me des mas batalla, jajajajajaja- dijo Pancho.
-noooooo, por favor, no me haga estooo, pooor favooor, cuantas veces le tengo que decir que no soy una putaaa,- Mar rompía en llanto, poco le importaba mostrar su lado más débil a este par de desalmados a los que parecían no conmoverse con nada.
Pancho y Eustaquio salían con dirección a la cantina a seguir conviviendo y presumir sus valientes logros con la chiquilla dejando a Mar encerrada en la cama, desnuda, sudada y muy cansada, la joven lloraba desconsolada pero también resignada, a pesar de que intentó inútilmente abrir la reforzada puerta golpeándola hasta que sus finas manitas no pudieron mas, desilusionada se regresó a la cama, se enrolló en la sudada sábana para cubrir su desnudez, se recostó con los ojos cerrados pensando que esto era una pesadilla y que pronto despertaría en su casa, gracias al cansancio ni siquiera se dio cuenta cuando se quedó dormida.
Horas después……
Ya había amanecido, los hermosos ojos de Margarita se abrían gracias a tenues rayos de luz que los iluminaban, por un momento había olvidado donde estaba y todo lo que le había sucedido hasta que reconoció el cuarto y volvió a sentir el mancillar en su cuerpo, su espectacular anatomía estaba llena de moretones, su vestido yacía tirado en el suelo completamente roto, lo que hace unas horas era una tanga blanca ahora eran solo dos inservibles hilos tirados en el piso.
La hermosa chica se levantó enrollada en la sucia sábana que cubría la apestosa cama para evitar su desnudo andar, no sin antes sentir un molesto dolor de caderas y una punzada en su vientre, levantó su vestido y vio que estaba completamente roto, observó un viejo ropero, lo abrió y sacó una camisa propiedad del viejo Pancho, no dudó en ponérsela pues la sábana que traía era algo traslucida y además apestaba a toda clase de fluidos corporales, la prenda le quedaba grandísima, las mangas cubrían por completo todo el largo de sus brazos, pero para ella era perfecta para cubrir sus endemoniadas curvaturas.
Observó un pequeño cuarto que la noche anterior no había visto, entró y vio un baño, buscó la taza y sin importar su precario estado se vomitó tras recordar lo sucedido, el efecto del afrodisiaco había desaparecido y ahora si sentía asco de lo acontecido y de ella misma por haberlo disfrutado y permitido.
Buscó algún jabón de tocador y encontró uno muy desgastado y cubierto de pelos, jaló la rechinadora perilla y afortunadamente si servía, así que procedió a desvestirse, a pesar de la ausencia de luz podía observa tímidamente un clavo para colgar la camisa.
Revisó todo el pequeño cuarto, tratando de descubrir alguno de esos bichos desagradables que suelen habitar los baños descuidados, al no percatarse de ninguno procedió a bañarse.
La fría agua de la regadera caía sobre el voluptuoso cuerpo de la chica, haciendo maravillas en ese maltratado cuerpo, regresándole la frescura perdida, mientras ella con la coquetería que distinguía cada uno de sus movimientos tallaba el jabón por toda su femenina piel, podía sentir que junto al agua cayendo por su cuerpo también caían todos esos restos de babas y fluidos asquerosos que la cubrían.
La jovencita quitaba todos esos líquidos repulsivos de su rostro, e intentaba sacar toda esa porquería que se había alojado dentro de su vagina pero le era inútil, sabía que estaba en días fértiles, lo único que le quedaba era que el semen del moreno y gordo viejo ya no fuera tan potente, como en forma de río un pequeño chorro de agua caía por su blanco monte Venus, su alborotado cabello adquirió un alaciado perfecto gracias al agua de la regadera, y gracias a lo frío del agua sus labios tomaron una tonalidad rojiza que los hacía ver muy comestibles, sin mencionar que sus puntiagudos pezones reaccionaba de la misma manera.
Mar terminó de bañarse dejándose como nueva, lo único que no pudo quitar fue el semen alojado en su interior y los numerosos moretones que cubrían su piel, se vistió con la misma camisa y con un coqueto pero acostumbrado caminar se dirigió de nuevo a la cama, allí se sentó y no pudo evitar llorar por todo lo que le había pasado y por lo que imaginaba le faltaba pasar.
En ese momento, en la cantina, Pancho platicaba con Felipe y otros tres hombres, de edad y corpulencia similar a él e igual de feos, se habían puesto de acuerdo para platicar sobre la persona a la que espiaban, un hombre de buena posición económica.
-bueno caballeros el jefe me está presionando porque no le hemos dado su cuota mensual, lo malo es que ustedes no reciben los regaños, está insiste e insiste que casi lo tengo metido en el culo, a ver, quien me da opciones,- decía Felipe.
-por suerte yo tengo ubicado a un cabrón que casi nos va a sacar de pobres- decía el moreno Pancho.
-quién Pancho?- preguntó uno de los rufianes.
-su nombre es Gustavo Fuentes, un importante empresario- dijo Pancho.
-ese puto viejo yo lo conozco, es bien caliente con las hembras, yo lo he visto como entra a bares finos de gente rica y sale con putas bien buenas directo a los moteles,- dijo otro viejo
-yo digo que entremos a su casa y violemos a su esposa enfrente de él y de paso también se la metamos a él por puto- dijo otro viejo
-no, tampoco podemos hacer tanto escándalo, tiene que ser limpio y solo a él, y si no quiere cooperar entonces secuestramos a su hija, mira que le tengo unas ganas a esa escuincla, con lo que me calientan las chiquillas altaneras,- dijo Pancho.
-sí, esas altanerillas siempre son las más putas, se tragan unas vergotas como la mía, jejejejeje- decía uno de los depravados enseñando un bulto considerable mientras todos los demás reían.
-Pancho, pero como podría ser entonces, y porque no quieres escándalo, la poli ya sabe como trabajamos- dijo otro viejo.
-tampoco hay que llamar tanto la atención, mira que hay mucho policía nuevo que aun no saben quién manda aquí, además que tal si los perros andan sueltos, te les vas a poner al brinco a ellos?- decía Pancho refiriéndose a los militares, quienes ya empezaban a hacer recorridos en otras zonas bajas.
-pues mira, ese pendejo tiene cierta debilidad por las putas, pero putas de buen ver, hay que aprovecharnos de eso, no sé, podemos contratar una puta que esté tan sabrosa que no pase desapercibida para él, y que esta piruja lo lleve a un motel alejado, que nos mande un mensaje o llamada en donde se encuentran y el número de la habitación donde están, entramos y lo trabamos, todo en menos de cinco minutos,- dijo uno de los viejos.
-aja, y donde vamos a conseguir una puta de esas, si mira que la Silvia y la Citlalli serán las más buenas del bar pero ya se les ven lonjas, y ya caminan bien abiertas, ahora no pensaras llevarle a la Lencha- dijo Felipe.
-jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja- todos los viejos rieron a carcajadas.
Todos los demás se quedaron callados, pensando, sin embargo no daban con una muchacha de tanto calibre, hasta que Pancho habló.
-jejejeje, tengo una, la acabo de secuestrar, una a la que ese vejete no podrá resistirse, está tan buena que es capaz de levantarle la verga a los muertos,- dijo Pancho mostrando una sonrisa presumida.
-la Margarita?- dijo Felipe.
-esa mera- dijo Pancho mientras los demás viejos ponían cara de ignorantes pues no conocían a tan escultural fémina.
-y crees que se preste, que tal si aprovecha que la soltamos tantito para escaparse- dijo Felipe.
-para eso debemos de tener algo que la amarre a nosotros, algo que haga que esa puta a pesar de que la dejemos en otro Estado regrese a nosotros por decisión propia- dijo Pancho.
-algo como qué?- preguntó otro.
-algo como………  su jefecito, jejejeje, tengo pensado hacerle una visita hoy a mi suegro- dijo Pancho.
-eres malo Pancho- dijo Felipe
-lo sé jejejeje, es mas orita mismo voy a convencer a esa hija de puta, jajajajajajajajajajajajajajajajajaja- reía Francisco.
Margarita estaba acostada en la cama, la visión era impresionante al verse con una camisa de manga larga húmeda (ya que al no encontrar una toalla no se había secado) trasparentando su apetitoso cuerpo, con sus interminables piernas arqueadas e imaginarse que debajo no llevaba ningún tipo de ropa interior, claro está que la niña tenía sus piernas cerradas y utilizaba la camisa para tapar sus íntimos encantos, su cabello aun continuaba mojado y al ser castaña y estar a contra luz aparentaba un hermoso tono rubio rojizo, la belleza natural de esta niña era simplemente inigualable.
Estaba distraída pensando como escapar mirando como las ventanas tenían angostas protecciones por donde nunca cabría cuando un duro jalón a la puerta la despertó, era el viejo Pancho que venía a explicarle su nueva tarea como carnada de viejos verdes y ricos.
-mira nada más, ahí te ves bien, acostadota, porque no has limpiado el cuarto?- dijo Pancho.
-váyase al diablo viejo asqueroso, yo no voy a ser su chacha- dijo Margarita.
-jejejejeje eso lo arreglaremos después, mira chiquilla bolluda, por hoy pospondremos lo de la cogida, necesito que te emputescas porque esta noche nos vas a ayudar a capturar a un importante hombre de negocios- dijo Pancho.
-queeee?- dijo Mar
-escuchaste bien, o que, la cogida de ayer te dejó sorda?- decía el gordo.
-yo no me prestare a hacer esas cosas, yo no soy una……….- dijo Mar
-¡ah no quieres?!, mira chiquilla, aquí tengo tu credencial de elector (el viejo mostraba la cartera de la joven) que me dice la dirección exacta donde vives, y gracias a ello puedo hacerle una visita al maricón de tu jefe, y no será una visita agradable,- amenazaba el viejo.
-nooooo, no haga eso, le juro que lo mataré si hace eso- decía Margarita envalentonada mostrando un rostro enojado.
-jejejejeje, tu, matarme a mí, cuantos cabrones no lo han intentado y ninguno lo ha conseguido y ahora me dices que tu, una putilla cualquiera, una chiquilla mugrosa, una…………… escuincla pendeja, me va a matar a mí, a ver, eso es algo que quiero ver, ora inténtalo- retaba burlonamente el viejo Pancho haciéndole a dar a Margarita su navaja para que mandara el primer golpe.
Margarita se llenó de impotencia al darse cuenta de que sus fuerzas no eran lo suficiente como para hacerle daño al viejo, ella reconocía que el viejo podía aplastarle la cabeza en cuanto se le diera la gana.
-entonces que chamaca, vas a venir con nosotros sí o no?, ya sabes lo que pasará si te niegas- dijo Pancho.
-sí, lo haré- dijo la resignada joven, su rostro se empañaba nuevamente y uno de sus ojos dejaba caer una fría lágrima por la responsabilidad que se acababa de echar.
-más fuerte que no te escuché- dijo Pancho.
-dije que sí, lo haré, haré todo lo que me diga a cambio de que no lastime a mi papá- dijo una desamparada muchachita.
-eso, así me gustan, pendejas y obedientes jejejejejeje- dijo Pancho.
El risueño Pancho salió del cuarto dejando nuevamente encerrada a la chamaca, la había engañado, la visita que tenía pensada hacerle a su padre no la había cancelado, Margarita sollozaba por el ahora nuevo trabajo que desempeñaría, una actividad que ella siempre vio de personas cobardes e incapaces de ganarse el dinero dignamente, una actividad que solo practicaba la escoria de la sociedad, ahora ella formaría parte de ellos; ella, una preciosa y elegante muchachita de recién 18 años, seria y de buenos sentimientos junto a cinco bastardos y depravados animales, si es que los animales se merecen tal insulto.
Continuara……………
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Relato erótico: “Una tentadora distracción para un acaudalado viejo” (POR PERVERSO)

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UNA TENTADORA DISTRACCIÓN PARA UN ACAUDALADO VIEJO
Cuarto relato de Margarita, la joven tendrá que seducir a un rico empresario iniciándose de esta manera con la banda delictiva, descubrirá ciertos beneficios al pertenecer a esta, después de su primera participación Pancho la recompensará con una desgastante noche.
Unas 10 horas aproximadamente antes del debut de Margarita……
Don Pablo (el padre de Margarita) se despertaba con un punzante dolor de cabeza, una intensa resaca lo acompañaba pues era también un aficionado a la pachanga y la cerveza después de un duro día de trabajo en la fábrica en donde se desempeñaba, tomando su frente en respuesta al dolor intentaba que su vista se recuperara y regresara la claridad que cambiara esas sombrosas formas que medio visualizaba pero que estaba seguro de que se trataban de los muebles de la casa.
Avanzó con un caminar dificultoso gritando el nombre de su preciosa hija pero recordó que esta le había pedido permiso para quedarse a dormir en casa de su llenita amiga, razón por la cual el también aprovechó para llegar algo tarde esa noche.
-buenos días- una gruesa voz lo sacó de su estado crudesco.
El padre de Margarita volteo rápidamente hacia donde provenía esa tenebrosa voz y observó en la sala de su casa un enorme hombre gordo y moreno sentado en un sillón mecedor que poco faltaba para desmoronarse debido al exceso de peso, Don Pancho quien vivía de forzar las cerraduras de las casas poco le había costado abrir la de esta vivienda.
-quue, quien es usted?, como ha entrado?- dijo el padre de Mar un poco asustado.
-tranquilo viejo, solo vengo a hablar con usted sobre su hija- el viejo se relamía los labios con el hecho de articular las peladeces con las que se expresaría ante este hombre.
-mi hija?, que tiene mi hija?,- Don Pablo se hacía lentamente hacia atrás intentando llegar a la barra que separaba la sala de la cocina, algo le decía que este gordo traía malas noticias, lo analizaba y veía las fachas de malviviente que se gastaba el porcino.
-tu hija está bien, un poco adolorida ya que anoche le pegamos un cogidón, pero nada del otro mundo, se menea chingón arriba de las vergas la condenada, jejejejeje, la dejé bien llenita de leche- decía el viejo Pancho.
-queeee?, que peladeces dice gordo cabrón, mi hija está en casa de una de sus amigas- decía Don Pablo sudando producto de la adrenalina que le advertía de algo malo a punto de suceder.
-jejejejeje, así que eso te dice esa chiquilla culona cada que sale a putear, deberías de tenerla más vigilada, nunca se sabe qué tipo de personas se podría encontrar en los lugares que frecuenta, jejejeje, nunca se sabe que verga se le podría meter dentro de su panocha- reía el viejo mostrando sus abultados y negros labios de batracio.
-oiga, le pido que deje de expresarse así y que abandone mi casa si no hablaré a la policía,- decía Don Pablo y su mano se acercaba disimuladamente hacia un porta cuchillos de madera.
-no me amenaces viejo!!!!!! (le decía Pancho aunque el padre de Mar era más joven que él), aquí no estás en condiciones de amenazar a nadie!!!!!- gritó el gordo, su cuerpo había adoptado una postura de superioridad y mamarracheria y se meneaba gelatinosamente ante el menor movimiento, el padre de Mar se asusto como cual niño regañado debido a la tenebrosa voz que brotó de la garganta de Pancho.
-mire, la verdad yo no sé de qué me habla, así que por favor le pido que se vaya, créame que conozco muy bien a mi hija y con todo respeto ella nunca se acostaría con un…….. sapo como usted, creo que usted está confundido- dijo Don Pablo agarrando un poco de valor.
-jejejeje, nada de eso, mira pendejo, sabía que no me creerías por eso traje pruebas, de casualidad no es esta la putona de tu hija,- dijo Pancho y lanzó un celular hacia las manos de Pablo, este lo cachó y pudo contemplar con horror como su hija era sometida por un asqueroso y flacucho anciano, y pensaba que el viejo gordo que tenía en frente era el afortunado fotógrafo para después visualizar otra foto en donde el mismo anciano hacia acto de presencia junto a su hermosa hija mientras ambos se expresaban con un gesto orgásmico, esto hizo pensar por un momento al malaventurado padre que su hija se acostaba con viejos en sus ratos libres.
No pudo aguantar semejante repulsiva prueba y cayó en un estado de nauseas, vomitando en la sala por lo desagradable del vejestorio de la fotografía, pensaba que como era posible que su bella hija estuviese teniendo sexo con un viejo casi en estado de descomposición, sus manos temblaban intentando sostener el dispositivo móvil.
-jejejeje como no la grabé para que escucharas las leperadas que gritaba esa perra, ay métanmela, métanmela, lléneme de leche, préñenme me vale madres, que el pendejo de mi padre se encargue de mantener también a mi cria, jejejejeje, préñenme las veces que quieran- decía el malvado viejo imitando la voz de una mujer.
El papa de Margarita no pudo más y enfurecido tomó un cuchillo.
-gordo hijo de puta, mi hija nunca haría eso, ustedes la violaron,- dijo envalentonado y se abalanzó sobre la grotesca humanidad de Pancho, sin importar que Pancho le sacara una considerable altura y unos aproximadamente 60 kilos de diferencia, pero todo ese valor se congeló cuando vio al viejo gordo sacar de entre sus pantalones un revolver 357 apuntándolo hacia él.
-quieeeto, o te sorrajo el culo a plomazos- dijo Pancho.
El padre de Margarita se paralizó y no advirtió cuando otro de los malhechores se metía a su vivienda, Pablo se dio cuenta de ello cuanto este le acertaba un estate quieto en la cabeza con un bate de beisbol que utilizaban para anestesiar a sus víctimas, Don Pablo cayó aun consiente y semiconvulsionante, tocándose la parte golpeada de su cabeza y sintiendo como un líquido caliente comenzaba a brotar a partir del golpe, pero fue Pancho quien se encargó de hacerlo dormir mientras le recordaba lo buena que estaba su hija.
-tu hija nos va a hacer ganar mucho dinero esta noche, cabrón hijo de puta, además pretendo llenarle otra vez su panochita de leche hasta que le haga queso jejejeje- dijo Pancho moviendo su lengua muy vulgar y asestó un poderoso golpe que mandó a dormir al padre de Margarita.
-mira pendejo, quédate aquí hasta nuevo aviso, y si llega alguien más te lo hechas- dijo Pancho dándole un arma de fuego al joven que golpeó a Don Pablo, uno de los tantos muchachos que sirven a esta y otras tantas bandas delictivas pero que no tienen el reconocimiento suficiente.
Una vagoneta modelo no muy nuevo y con vidrios polarizados esperaba en las afueras, ahí otro de los viejos la encendía una vez que Pancho subía el cuerpo inconsciente del papá de Margarita, a pesar de que el atroz momento fue en la mañana, con gente que caminaba por los alrededores y varios negocios cercanos ya abiertos, como ocurre en estos casos, nadie se dio cuenta de nada.
——————————————————————————–
Eran alrededor de las 07: 00 pm, el estómago de Margarita rugía como un león, sus tripas se comían prácticamente unas con otras pero a ella poco le importaba, veía un pedazo de vidrio roto tirado en el piso y por un momento pensó hacer una estupidez, pero recordó la propuesta del viejo y pensaba especialmente en su papá.
Minutos después la puerta de esa casa nuevamente se abría, apareciendo la obesa figura de Pancho al que al parecer que ni el mismo Morfeo se atrevía a visitarlo, pero esta vez no venia solo, venía acompañado de una muchacha quien cargaba lo que parecía ser una bolsa con ropa y un plato de comida, la jovencita traía todo lo necesario para transformar a Margarita en una puta irresistible, quien de por sí ya en esas fachas de semidesnudez y sin maquillaje se veía irresistible.
-come puta, no vaya a ser que te nos desmayes en tu primer día, jejeje- dijo Pancho.
-no quiero nada que venga de usted- dijo muy enojada, cuál sería la cara de esta jovencita si supiera lo que el gordo había hecho hace unas cuantas horas.
-jejejeje, bien que anoche si me la pediste jejeje, pos si quieres comer come, si no no comas, nada más que si te desmayas y nos hechas a perder la jugada, en ese mismo momento voy a tu casa y me muelo a golpes a tu papacito y a todo el que me encuentre, ahí te la encargo Silvita- dijo Pancho y se dirigió a la cama y encendió el televisor, aunque no le prestaba atención a lo que veía en el monitor pues en poco tiempo se podían escuchar los bestiales ronquidos que el gordo hacia.
Silvita o Silvia, una muchacha de 23 años, con un cuerpo aceptable aunque con pancita, Silvia es de esas muchachas que aun desvían miradas en la calle y mas con su cara bonita , madre de un niño hijo de uno de los tantos muchachos que servían como ojos para esta y otras organizaciones, y que siempre eran utilizados como distractores cuando las cosas se ponían feas, de modo que terminaban siendo estos muchachos los que acababan por enfrentarse a los policías o bandas contrarias mientras estos viejos huían y se escondían como ratas, a cambio los jóvenes solo recibían si bien les iba inmunidad para ellos y para su familia, pero si se atrevían a hacer otras cosas que no estuvieran dentro de las órdenes de los jefes como vendiendo información simplemente desaparecían.
-hola, me llamo Silvia y tú?- dijo Silvia en un tono amistoso, un saludo tan natural como si se tratara de dos estudiantes que recién se conocen en un salón de clases.
-Margarita- dijo la nena estirando su mano en forma de saludo, dicha mano cubierta completamente por la manga de la camisa del viejo.
-bueno Margarita será mejor que comas algo para que empieces a embellecerte, aunque no se en que más te puedes embellecer, eres muy bonita- decía Silvia sin ese morbo con el que se expresó horas atrás la vieja Lencha.
-gracias- dijo Margarita esbozando una leve sonrisa mientras se disponía a degustar de los sagrados alimentos, otro animalesco ronquido hizo que las dos chiquillas voltearan hacia donde el gordo, solo para ver como la voluminosa y peluda panza se elevaba lentamente en cada respiración.
-yyyy, trabajas en la….. el bar?- preguntó Margarita.
-sí, ya voy para tres años, solo que ayer no vine, me sentía mal, tu eres la muchacha del vestido blanco?- preguntaba Silvia mientras sacaba todo un arsenal de pinturas faciales acomodadas en un práctico estuche.
-bueno traía uno blanco pero ahora es ese trapo sucio que ves ahí, porque?- dijo Mar señalando su vestido tirado en el suelo.
-digo, parece que ayer robaste cámara, varios clientes me han preguntado por una muchacha de vestido blanco, que quien era, que si trabaja ahí, y concuerdas con la descripción física que me dieron- dijo Silvia, aunque “muchacha” no era el adjetivo calificativo verdadero con el que los borrachos se referían a la curvilínea Maguito quien solo sonrió por lo que dijo Silvia.
-tienes familia Margarita?- preguntó Silvia.
-sí, un papá,-
-y tu mamá?- preguntó Silvia.
-mi mamá nos abandonó, cuando yo era muy chica, tan chica que no me acuerdo de ella, solo la conozco por una foto que aún conserva mi papá- respondió Mar.
-lo lamento-
-pierde cuidado y que me cuentas tu?- preguntó Margarita.
-me escapé de la casa a los 20, me vine a vivir con un muchacho que conocí en mi anterior trabajo, un casino, tengo un niño de 10 meses, es mi todo, la razón por la que aguanto este trabajo que en ocasiones me desespera, pero por otro lado me va bien, y más cuando me mandan a un table propiedad también de Felipe que está en una zona muy acaudalada, ahí si te sacas un buen varo en una sola noche, los viejos de allá te llenan la tanga de billetes jijiji- reía Silvia.
Margarita solo escuchaba lo que decía esta otra muchachita, parecía como si se sintiera orgullosa de estar contando este tipo de anécdotas a una chiquilla como Mar que hace apenas unos días veía esto como de prostitutas, sin embargo comprendía que en parte Silvia tenía una razón para hacerlo (su niño) hasta que se le vino a la mente su esposo.
-y tu esposo no te dice nada porque trabajes en esto?- preguntó Mar.
-mi esposo, mi esposo tiene………… tiene casi el año que lo mataron- respondió Silvia.
-lo siento- dijo Mar completamente apenada por recordarle tan doloroso acontecimiento.
-no te preocupes, el tuvo la culpa, el muy estúpido se atrevió a robarle dinero a Felipe porque se quería fugar con otra a la que también había empanzonado, ahora apúrate que no tenemos mucho tiempo- dijo Silvia en un intento de no seguir tocando el tema.
Margarita comenzó a maquillarse, sin embargo como ella casi no lo hacía o lo hacía pero muy discreto no gustó a Silvia la forma en que lo hizo.
-um, no, no es lo que me pidió Pancho, si me permites te puedo ayudar- dijo Silvia.
-bueno- contestó Margarita.
Silvia comenzó a aplicar levemente ese polvo antibrillo sobre el perfecto rostro de Margarita, aplicaba el rímel cuidadosamente concentrada en su labor, sacaba por momentos la lengua para demostrar el nivel de concentración digno de un escultor intentando crear una verdadera obra maestra, Margarita cerraba los ojos para que Silvia aplicara ese sensual juego de sombras y así darle más vista a esos hermosos ojos verdes,
-qué bonitos ojos tienes, son naturales?- preguntó Silvia.
-gracias, si, son naturales, herencia de mi mamá, bueno al menos eso dice mi papá- respondió la muchachita.
La joven teibolera continuó con su labor, planchó el castaño cabello de la chamacona y aprovechó la manejabilidad de este para recrearle un esplendido y coqueto peinado.
-listo, ahora ponte esto- dijo Silvia y dio a Margarita la bolsa, que por lo poco que abultaba ya casi se imaginaba lo provocativo que debían de ser las prendas.
Margarita metió la mano dentro y encontró algo que parecía ser un hilo minúsculo, sacándolo, estirándolo y enseñándolo a Silvia dijo:
-y esto quieren que me ponga?, si quieren mejor me voy desnuda- ambas muchachas reían entretenidas, mientras Pancho se daba la vuelta y se acomodaba boca abajo, a medida que una sonora y prolongada flatulencia era emitida ante la presencia de las muchachas seguida por un ruidoso ronquido, ambas se vieron entre ellas mientras que Silvia tapaba su nariz.
Margarita se dirigió al baño y se desabotonó la extra grande camisa, lentamente la camisa comenzó a rodar acariciando cada centímetro de su tentadora piel, la camisa cayó hasta el piso y con un ligero movimiento de pie similar a un taconcito la joven la hizo más para allá, saco la pequeñísima tanga, levantó delicadamente un pie y lo metió entre la prenda, para así continuar con su otro pie, se inclinó un poco sacando su culito para con ambas manos comenzar a estirar delicadamente la minúscula prenda hacia arriba, mientras la tanguita avanzaba y sus hilos laterales se enroscaban se podía notar como esta poco a poco se iba ajustando debido a que había llegado a donde las piernas comienzan a ensancharse, Margarita tenía que estirarla un poco para que pudiera subir y cubrir su delicada zona íntima, la tanga se apretó contra esos carnosos labios vaginales adquiriendo externamente la forma de estos, los hilos laterales apretaban esas caderas al punto de casi quererse enterrar en ellas.
Posteriormente tomo el minivestido y se lo embutió bajándolo cuidadosamente pues su voluptuoso cuerpo era visiblemente apretado por esa alicrada tela negra, la jovencita se acomodó su cabello pues al meterse el vestido el peinado se le descompuso un poco, Mar terminó de bajar el vestido moviéndose tambaleantemente para que su curvilíneo cuerpo fuera semitapado por el atuendo, sus muslos quedaban expuestos a la intemperie al igual que buena parte de sus senos ya que el vestido poco podía hacer para tapar estas partes de su cuerpo, Margarita terminó de acicalarse con accesorios, perfume, brillo labial y unos zapatillas de plataforma que la hacían aumentar considerablemente de estatura.
Pancho era despertado por Silvia, el gordo abría sus venudos ojos y vio a su cautiva con una emputecida hermosura que nunca se había visto por los alrededores, el solo verla a ella dirigiéndole sus hermosos ojitos hacia su obeso cuerpo lo hizo transpirar como un cerdo, rápidamente sus axilas comenzaron a empapar su camisa y un semicírculo de sudor cubrió la parte de sus caídos pectorales.
-que sabrosa te ves chiquilla, tengo la verga a mil- dijo Pancho haciéndosele agua la boca y masajeándose su escandaloso paquete.
-uyy yo mejor me retiro- dijo Silvia.
La sexy Margarita se movía ensayando su caminar por el cuarto enfundada en un ajustado vestido negro que casi hace que el pobre viejo perdiera sus ojos de tan salidos que se le pusieron, su verga se levantó haciendo crecer una titánica hinchazón sobre el pantalón, algo que no paso desapercibido para ambas féminas quienes disimuladamente volteaban a ver ese descomunal bulto que casi parecía querer romper el cinturón, el bulto se había extendido desde el lugar que le correspondía hasta casi llegarle al viejo al ombligo.
-estoy lista, cumpliré mi parte y espero que usted cumpla la suya- dijo Margarita adoptando una pose muy atractiva y hasta exagerada y acalorándose un poco al descubrir su inmenso potencial para levantarles el autoestima a los hombres, para después salir junto con el viejo y reunirse con el resto de la pandilla.
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La banda estaba formada principalmente por cinco hombres maduros, Felipe y Pancho ya conocidos, el resto lo conformaba Lucio, igualmente moreno y el mas chaparro del grupo, con una cara alargada como de caballo, cejas sumamente pobladas y sin división para distinguir la izquierda con la derecha, feo al grado de lastimar la vista con solo verlo, no era gordo pero si estaba muy panzón, era el más cobarde de todos, broncudo solo cuando se sentía con la protección del resto de sus compañeros o cuando tenía un arma entre sus manos, sin estas dos ventajas era tan indefenso como un corderito, un fino espectador de los curvilíneos cuerpos femeninos jóvenes cubiertos por apretados y minúsculos atuendos, y cuando se tenía la oportunidad de abusar de una indefensa jovencita simplemente no la desaprovechaba.
Raúl era otro de los que conforman esta pequeña organización, con un cuerpo casi tan gordo como el de Pancho solo que una menor estatura, su masa corpórea hacia ver a sus piernas muy cortas en proporción al resto de su cuerpo, una nariz gorda y levantada permitiendo ver las enormes fosas nasales mientras se expandían y contraían dándole una faceta porcinesca, demasiado cachetón, gustaba usar la barba en forma de candado, de todos Raúl era el único de tez blanca así como el mejor vestido, pantalones finos, camisas a cuadros, botas vaqueras, sombrero, usaba un collar con un colmillo de cocodrilo según el de buena suerte.
Ciriaco, el último de los integrantes, el más malo de todos ya que era el que se encargaba de las ejecuciones en caso de llegar a tal extremo, no le importaba si en su lista estaban mujeres, ancianos o niños, era como la muerte en persona ya que no distinguía de raza, género, edad ni estatus socioeconómico, para eso se le pagaba, no conocía la dignidad ni la misericordia, poseía un cuerpo rollizo y unos brazos sumamente musculosos, posiblemente sería el de mayor fortaleza de todos aunque no el de mayor altura, ese primer puesto lo tenía Pancho, un rostro lleno de cicatrices que mostraban las huellas de mil batallas, gustaba raparse casi a ras de coco, en pocas palabras un hombre bruto y cavernícola aunque con la única diferencia que lo marcaba del resto era que Ciriaco tenia entrenamiento militar, por un buen tiempo había servido al ejército desertando junto con otros miembros de la élite castrense, este personaje vivía prácticamente escondido, solo saliendo a la sociedad cuando se le necesitaba, era buscado por los altos mandos militares, desertar del ejército no se castiga con cualquier cosa.
Pancho llegaba junto con su femenina escultura, estacionaba su viejo auto enfrente de un edificio abandonado de tres pisos propiedad de Felipe, allí la misma vagoneta con la que habían secuestrado al padre de Mar los esperaba, rápidamente los hombres ahí presentes desviaban su mirada a ese rostro de combinaciones angelicales e infantiles pero con un aire a puta importada gracias al maquillaje, el gordo se bajó primero y delicadamente tomó la mano de su encantadora para ayudarla a salir del auto, la nena en ese acto enseñó todo su redondito trasero al resto de la pandilla ya que tenía que agacharse para salir por la puerta del piloto (la puerta del copiloto aun seguía sin ser destrabada).
-caballeros, les presento a la nueva integrante- dijo Pancho ayudando a salir del auto a Mar mientras ella se acomodaba su vestido pues se le subía demasiado.
Los cuatro viejos se quedaron en estado de shock, como si hubieran recibido un mazazo en la cabeza al ver descender de la camioneta a tan deslúmbrate mujer, Margarita vestía no provocativamente, mas bien obscenamente, empezando con un vestido negro que se ajustaba a su cuerpo como si fuera una segunda piel, sus senos casi reventaban ese insinuante escote y exhibían tres cuartas partes de ellos al exterior, el vestido era tan corto que con el menor movimiento para agacharse Margarita podría enseñar más allá del nacimiento de sus posaderas, sus carnosos labios estaban decorados con un exquisito color rojo casi invitando a darles una mordida, además la niña estaba calzada con unas zapatillas de plataforma más altas de las que acostumbraba usar, los petrificados viejos vieron cuando esa diosa descendía cuidadosamente llevando una de sus delicadas manos para taparse y de esta manera impedir que su tanga quedara a la vista de ellos.
-chingada madre Pancho, que cacho de hembra, habla español?- dijo Lucio, el primero en romper el hielo.
-mamita cuántos años tienes?- volvió a preguntar Lucio para quitarse el mismo esa duda mientras se acercaba a la preciosidad a la vez que sin ningún tipo de disimulo se masajeaba su grueso instrumento por sobre su pantalón.
-ehhh, tranquilo Lucio, no me la mallugues, recuerda que esta noche es de Gustavo- dijo Pancho.
-sabes Pancho, tiene mucho tiempo que no estoy con una mujer,- volvió a hablar Ciriaco acercándose a Mar y acariciándole suavemente su orejita, mientras ella mostraba rostro de incomodidad y se alejaba un poco a la vez que en un acto de defensa enrolló sus femeninos brazos en los morenos y peludos de Pancho.
Raúl fue el único que mostro un poco de decencia con la chamaca, aunque eso no impido que le diera un buen repaso desde los dedos de sus pies hasta su cabello y que su verga se lubricara.
-esta puta se llama Margarita, a partir de hoy trabajara para nosotros, ninguno de ustedes bola de pendejos tiene derecho sexual sobre ella a menos que yo lo autorice, ni siquiera pueden hacerse chaquetas mentales a salud de ella, de lo contrario les corto los huevos, está claro?- dijo Pancho.
-Raúl, todo en orden, estamos listos?- dijo Pancho para cerciorarse de que todo estuviera en su lugar.
-si Pancho- respondió Raúl, dándole a entender que algunos chamaquitos ya estaban en sus pociones para alertar a la banda en caso de que algún imprevisto o ronda por parte de militares se presentara.
-perfecto, caballeros a la vagoneta, Raúl maneja tu, yo le explicare a la putita esta lo que tiene que hacer- dijo Pancho.
El desproporcionado quinteto (Felipe se quedó esperando su regreso pero con Mar volvían a ser cinco) se subió haciendo que la vagoneta resintiera el exceso de peso, Margarita volvió a hacerlo con mucho cuidado de no enseñar su semitransparente prenda intima a esos animales que bufaban y rebuznaban como burros calientes que no habían tenido sexo en años y que morían por descargarse sobre el cuerpo de la muchachita, incluso Lucio se quedó a lo último para admirar los carnosos glúteos de la nena cuando esta se subía.
Ya arriba y con la camioneta en marcha Pancho explicaba a Mar su actividad.
-mira putita, pon atención, este es tu hombre (Pancho enseñó una foto del viejo a Mar), necesito que te comportes como la más puta de las putas, ya sabes, que ese pobre viejo crea que te interesa, que te quieres acostar con el- Margarita ponía atención pero al mismo tiempo se le revolvía el estomago, el tipo de la foto era otro viejo con pinta de rabo verde, aunque al menos no estaba tan gordo.
-pon atención (Pancho daba un cocotazo a la joven), porque si nos descubren por tus estupideces me hecho a tu papacito hoy mismo, entendiste, la vida de tu padre también juega, mira lo que tienes que hacer es platicar con él, no sé, platícale puterías tuyas, que se motive, me entiendes?- dijo Pancho.
-que se motive cómo?- preguntó Margarita.
-ahhh sí serás pendeja, que se le levante la verga para que entiendas, tengo que hablarte en tu idioma para que captes, caliéntalo, dile que te gusta sentirte puta y cosas por el estilo, que te gusta la verga, recuerda que para los hombres solo eres una puta que sirve para desahogar tensiones así que compórtate como eso que eres- dijo Pancho mientras Mar no comprendía cómo es que un día de distracción para ella pudo acabar de esta manera.
-ahora, ese viejo va a querer irse contigo a un motel porque de eso vive, de coger putas, tu vas a aceptar, nada de que no quiero como me has dicho a mí, salen y te fijas bien el nombre del motel a donde te lleve, que no se te vaya a pasar el nombre porque te dejo ahí con él y mientras él te coge yo me cojo a tu familia, ahh y el número de habitación, mientras llegamos le cachondeas, le haces las puterías que ya sabes hacer, le mamas la verga y cosas por el estilo y una vez que nosotros entremos y le carguemos su madre tú te vas a comportar como si no nos conocieras, nada de mamadas de Pancho, no nada de eso, tu no me conoces y yo no te conozco, nunca nos hemos visto, así es como trabajamos y te tienes que acostumbrar, entendiste?- dijo Pancho.
-si señor- contestó Margarita
-ten este celular, nos vas a mandar un mensaje al número que esta anotado atrás de la tapa, guárdalo bien guardadito jejeje- dijo Pancho y sumió el celular entre las carnosas tetas de Margarita haciendo que estas abrazaran con su femenino calor al frio dispositivo móvil.
La vagoneta seguía avanzando, Mar veía como esos hombre aspiraban un raro polvo blanco haciendo gestos extraños con sus narices mientras ella solo permanecía ahí sentada con sus piernas bien cruzadas y sus manos tapándose muy bien entre ellas, veía que el viejo Lucio no le quitaba su pervertida mirada de encima mirándola descaradamente y riéndose morbosamente, enseñando una putrefacta dentadura y una boca muy desaseada.
-qué rica estas chiquilla, ya llegará mi turno jejejeje- dijo Lucio y estiró su mano para apretarle el muslo a la nena, ella solo se enconchó y quitó con asco la morena mano.
-ehh, Lucio, que les dije- dijo Pancho.
-perdón, Pancho, es que me deje llevar- se disculpaba Lucio mientras quitaba su mano y volteaba a ver a Mar cerrándole el ojo.
La banda llegó a su destino y estacionó el vehículo cerca de ahí pero en una ubicación que les brindara privacidad, un luminoso y conocido antro se veía cerca, muchas parejas principalmente de jóvenes hacían su entrada, en eso, un niño como de aproximadamente 15 años se acercó al vehículo.
-Don Pancho, Don Pancho, está ahí adentro, el señor que busca acaba de llegar no tiene mucho, ya entró, viene solo- dijo el jovencito todavía con voz chillona.
-bien hecho mocoso toma,- dijo Pancho estirándole una bolsita de ese extraño polvo blanco y descomponiéndole sus cabellos con una fuerte sacudida de mano.
-bueno puta ahora es tu turno, Raúl te acompañará a la entrada- dijo Pancho.
-Don Pancho, no me va a acompañar usted?- preguntó la joven, ya que viéndolo desde otro punto, Pancho era con el que tenía más confianza, ya que estos otros viejo la veían como si fuera un filete.
-no putita, no puedo acercarme ahí desde hace tres días, jejejeje, orita que veas al guardia verás porque, ahh, se me olvidaba, ten este bolso, adentro solo hay pinturas y cosas de esas que usan las putitas, no tiene dinero por si pensabas escapar pero de todos modos pide una bebida, el viejo la va a pagar, lo conozco, jejejeje, te cuidas que tenemos algo pendiente- dijo el gorilesco hombre y descaradamente dio un salivoso beso a la nena ante la envidia de sus compañeros, y más porque vieron que la nena en vez de empujarlo posó delicadamente sus manitas en el sudado pecho de este a la vez que por su cuello bajaban los tragos de saliva que llevaba a cabo Mar para no ahogarse.
-ya putita, no quiero que se te apeste la boca jajajaja- dijo Pancho separándose de ella, al parecer la pintura de labios era indeleble pues no manchó los inflados labios del gordo.
-vamos Maguito,- decía Raúl, nuevamente la nena se bajaba con sumo cuidado de no enseñar de mas y acomodaba su vestido en reiteradas ocasiones.
La chica tomaba al enorme hombre del brazo como una pareja, gracias a las zapatillas caminaba exquisitamente sensual, el movimiento de sus caderas llamaban poderosamente la atención de cualquiera que las veía, cuando llegaron a la entrada Mar vio al descomunal guardia que cuidaba la misma con una gasa cubriéndole toda su amoratada nariz, el viejo Pancho se lo había despachado tres días atrás cuando lo sacaron por borracho pesado.
-ahí está tu hombre niña, ya sabes que hacer- dijo Raúl ya una vez adentro y acto seguido la dejó sola y se fue a sentar a otro lado de la barra.
Margarita avanzó lo mas coqueta posible, sin dejar de mirar su objetivo quien platicaba alegremente con otro caballero acompañado de una mujer de buen cuerpo pero ya algo madura, a su paso Mar robaba las miradas de toda la fauna masculina sin importar que estos fuesen acompañados, así como todas las envidias de sus congéneres que veían el cadenciosos andar de la nena quien pareciera les estaba dando una cátedra de cómo se debe mover una hembra.
Pareciera que algo en la mente del viejo Gustavo lo había dicho que volteara hacia donde venía caminando la nena, a partir de ahí no pudo quitar la mirada de encima a tan perfecta fémina, incluso se atrevió a poner su mirada mas galanesca, digna de un actor de telenovela a pesar de que el viejo no presentaba atractivo físico ni rostro agraciado que pudiera cautivar a una mujer como Margarita, cautivaba pura mujerzuela interesada por lo que el viejo pudiera llevar en su cartera, sin embargo a él nadie le quitaba lo guapo.
Margarita llegó a la barra y se recargó de ella con ambas manos, arqueando un poco su cuerpo y sacando un poco mas su culo que ya de por si lucia escandaloso, el vestido se subió un poco y llegaba casi a ras de las nalgas, educadamente pidió al barman un beso de ángel y volteó de reojo a ver a su hipnotizado espectador regalándole una coqueta y gótica mirada mientras con una de sus manitas jugaba con sus castaños y bien planchados cabellos.
El viejo empresario olvidándose de la pareja con la que platicaba hace apenas unos segundos admiraba lo ajustado de ese vestido sobre el curvilíneo cuerpo y acercó su físico hacia donde la nena, quien ya se había sentado en uno de los bancos y esperaba su bebida cruzada de piernas y mirándose en un pequeño espejo de bolso como comprobando su perfección facial, la jovencita levantaba un poco su rostro mientras se miraba mostrando unos aires de altanería y fineza, como indicando a todos los que la veían que no cualquiera se podía hacer ilusiones con ella.
-buenas noches hermosa señorita, dichosos los ojos aquí presentes que tiene la fortuna de visualizar a un ángel sin necesidad de ir al cielo- dijo Gustavo, Margarita volteo para ver quién era el emisor del tan cordial saludo aunque ya sabía que se trataba del viejo verde.
La joven regaló al viejo una verdosa mirada, además de una coqueta sonrisa con esos carnosos y rojos labios que casi invitaban a morderlos como una manzana.
-buenas noches,- dijo Margarita, quien a pesar de hasta ahora estar actuando muy bien, en el fondo no podía dejar de sentirse muy nerviosa, la vida de su papa también estaba en juego.
-discúlpeme por inmiscuirme pero que trae a una hermosa jovencita como usted a un lugar como este y sola, acaso espera usted a alguien?- preguntó el viejo mientras se recargaba muy fanfarronamente en la barra, dándole completamente la espalda a la pareja de amigos suyos con quienes platicaba.
-sale un beso de ángel- dijo el joven Barman quien también quedó impresionado con la joven pero con otras redondas partes de su cuerpo.
Margarita no contestó nada a la pregunta de Gustavo, solo sonrió sin mirarlo y coquetamente comenzó a degustar de su bebida recién servida, aunque después de saborear la dulce mezcla volteó a ver a Gustavo, mirándolo a los ojos y sonriéndole le contesto:
-señor, creo que no nos hemos presentado-
-válgame dios, discúlpeme en verdad, donde están mis modales, discúlpeme pero es que con todo el respeto que se merece, su belleza me ha dejado perplejo- respondió Gustavo, Margarita reía tímidamente mientras uno de sus dedos recorría toda la circunferencia de su vaso.
-no se preocupe- contestó Mar quien se empezaba a ver tímida.
-mi nombre es Gustavo, Gustavo Fuentes para servirle (por un momento el nombre y el apellido le pareció familiar a Margarita), sería un placer conocer el nombre de tan hermosa jovencita- dijo el viejo mientras tomaba delicadamente a Mar de su mano y la daba un caballeroso beso.
-Margarita, Margarita Ortiz- dijo Mar, aunque después pensó que no había sido correcto haber dicho su verdadero nombre pero los nervios se la estaban comiendo.
-hermoso nombre, al igual que la flor de quien proviene,- dijo el viejo mirándola seductoramente y escaneándole las piernas aprovechando que la nena desvió su mirada.
-y dígame Margarita, espera a alguien?-
-no, solo vengo a distraerme un rato, a conocer amigos y usted señor Gustavo?- respondía la bella princesa.
-de la misma manera, distraerme después de un duro día de trabajo, y porque no, conocer a alguien- dijo el viejo mientras acercaba su asiento quedando de frente a la deslumbrante joven, la pareja con la que dialogaba anteriormente ya se había puesto a platicar sobre sus asuntos.
Varios hombres veían envidiosos como aquel viejo tenía una plática amena con esa preciosidad, algunos ya sabían que se trataba de uno de los viejos más acaudalados de la región, otros quienes ya habían dado algún avance hacia la barra para ver si podían sacarle algo de plática a la joven tuvieron que retroceder al ver que un viejo ya se les había adelantado, y aunque lo hubieran intentado Margarita nunca les hubiera hecho caso ya que ella se interesaba en un solo hombre.
-en que trabaja Don Gustavo?- dijo la nena mientras se acomodaba a manera de verse interesada en la plática, una de sus cruzadas piernas había adquirido un movimiento pendular y hacia casi juntar su pie en la piernas del viejo.
-jejeje, no me gusta presumir pero, soy dueño de una cadena de negocios, nada importante, hoteles, restaurantes, gasolineras, tiendas de conveniencia (fue aquí donde Mar recordaba haber escuchado ese apellido en la tienda de conveniencia para la que trabajaba, al parecer un socio mayoritario para la empresa en la que anteriormente laboraba), también acabo de adquirir acciones de una marca cervecera, todo eso me hace andar de allá para acá y pues tanto ajetreo me trae exhausto,- decía el viejo presumiendo todo sus bienes activos.
-también formo parte de varias obras benéficas de caridad que ayudan a niños huer…. que se han quedado sin padres así como animalitos callejeros, pobrecitos como sufren- decía el viejo, sin embargo esto último era mentira, era solo para hacer ver a la joven que tenía un buen corazón ya que esto le había traído buenos dividendos a la hora de ligar, siendo esto último, lo de los niños huérfanos y animales callejeros lo que menos importaba a este vejete.
-ahh, muy interesante, que buena persona es usted Don Gustavo- dijo Margarita mientras tomaba un popote y le daba un sorbo a su bebida sin dejar de mirar al viejo a su arrugada cara, el viejo veía boca abierta como el dulce líquido subía por el popote hasta llegar a su tentador destino.
-y tu a que te dedicas Margarita, ah disculpa, puedo hablarte de tú?- preguntó el viejo moviendo sus dedos en señal de la acalorada situación en la que se iba envolviendo.
-sí, puede llamarme como guste,- respondía Margarita con un coqueto movimiento de cejas, mientras el viejo imaginaba en su mente cogiéndosela y llamándola puta.
-estudio,- volvió a responder Margarita, otra mentira ya que ella después de la prepa abandonó la escuela.
-ah sí, que estudias?- preguntó el viejo.
-ee.. enfermería,- respondió Margarita coquetamente, sin embargo el mentir le costaba bastante.
-ohh, interesante carrera,- decía el viejo quien poco le importaba los gustos y estilo de vida de Margarita, el viejo estaba tan concentrado en tratar de mantener su compostura con respecto a la joven y no lanzársele ahí mismo, hacia verdaderos esfuerzos para no desviar su mirada a las brillosas piernas de la joven y al sugestivo escote que a duras penas cubría sus redondos atributos y que apretaban exquisitamente un celular, su verga dentro de su pantalón ya se había parado y cada que veía a la dulce nena tomar intencionalmente sensual su bebida del popote se imaginaba su verga en la envidiable posición del utensilio plastificado.
Margarita sabía muy bien que debía avanzar, imaginaba que este viejo también la tachaba de puta, y que no se había tragado esas patrañas de niña estudiante de enfermería cuando en realidad iba vestida como la más selecta prostituta disponible solo para lo más alto de la aristocracia, así que comenzó a seducir al viejo sin importarle verse tan puta, de todos modos ese era su trabajo ahora.
Empezó con un suave recorrido de su pie por sobre la pantorrilla del viejo cubierta por la tela de casimir del pantalón, el viejo sintió el toqueteo y se dejo hacer, mientras Margarita lo veía risueña y con su lengua jugaba con el popote disimulando que no podía capturarlo con su boca, la verga del viejo estaba que reventaba teniendo él que cambiar varias veces de posición sobre el asiento en que se encontraba y jalando su corbata frecuentemente como queriendo desatársela del nudo.
-no sé que pienses tu Margarita pero como que ya me aburrí de este lugar, no te gustaría ir a un lugar más…… cómodo,- preguntó el viejo, Margarita solo sonrió y se acercó al viejo para decirle muy despacio a su oído.
-sabe Don Gustavo quisiera preguntarle algo pero me da pena- dijo Mar.
-con confianza puedes preguntarme y pedirme lo que tú quieras- dijo Gustavo.
-verá, acabo de pelearme con mi novio, discutimos por que no le gustaba que yo me vistiera así como vengo ahorita, dice que parezco una……. una puta, en verdad parezco una Don Gus- dijo Margarita muy coquetamente, su voz se endulzó y feminizó a tal grado de casi hacer correr al viejo con solo hablarle.
-eehh, la verdad, jumm, no sé qué decir, ora sí que me has agarrado en curva, pero si me permites decirlo tu novio debió de haber sido un imbécil al llamarte así, que falta de respeto hacia una mujer, de verdad que no comprendo cómo puede haber hombres de mente tan cerrada, no entiendo como se expresan así de las mujeres si todos los hombres provenimos de una mujer, la verdad ese tipo de hombres que tratan a las mujeres como si fueran una vulgares putas me enferman, discúlpame mi niña pero es que cuando me enojo no me controlo- dijo el viejo.
-no se preocupe, aunque tengo que confesarle algo- respondió Mar.
-que princesa?-
-verá, no se por donde empezar- Margarita jalaba aire como para relajarse.
-tranquila tómate tu tiempo- dijo el viejo.
-pues mire, cuando me dirigía a tomar el taxi para venir para acá pase por una obra en construcción donde todavía se encontraban laborando algunos albañiles y nada más me vieron y empezaron a gritarme obscenidades, al principio me pareció sucio pero conformen los piropos avanzaban de intensidad sentí algo dentro de mí que me……, me calentó, incluso hasta empecé a pararles mas mi colita, imaginé que me metía a la construcción con ellos y me hacían lo que querían, me puse mojadita, así como estoy orita-  dijo Margarita nuevamente al oído de Don Gustavo y apretó sus piernas pero esta vez permitiendo que el viejo las viera, el viejo sin duda ya pensaba que la niña que tenia ante sus ojos sí que era una puta pidiendo verga, de esas putas que no les importa si el tipo es guapo o feo, ellas lo que les importa es que tengan un buen trozo con que llenarlas, y el viejo según él, lo tenía.
-cof cof cof jumm, jumm, sí, y que mas sentiste?- el viejo tocia y se relamía los labios a medida que se acercaba mas a la escultural chiquilla, ella cruzó aun mas sus piernas dejándole expuesto al viejo prácticamente todo el muslo, las rodillas de ella se juntaron con las de él y por momentos Margarita abría un poco sus piernas dejando ver al sudado viejo su minúscula prenda interior.
-Don Gus, si bien discutí con mi novio por llamarme así, lo cierto es que cuando hacíamos el amor, algo dentro de mi le pedía que me llamara, que me utilizara, que me rebajara al grado de una puta, un objeto que solo sirviera para su disfrute mientras yo lo imaginaba como si fuera uno de esos macuarros albañiles, a veces imaginaba que en vez de mi novio me cogía un viejo feo y gordo (la nena apoyó una de sus manitas a escasos centímetros de la pulsante verga de Gustavo), es una fantasía que tengo, ayy la verdad no sé que estoy haciendo aquí contándole esto a usted si apenas y nos conocemos, que ha de pensar de mí, no que pena, discúlpeme tengo que ir al baño, debo limpiar mi exceso de humedad- dijo la nena y se levantó de su asiento para dirigirse a los sanitarios esta vez limpios y perfumados mientras no dejaba de mover esas prominentes caderas que casi parecían querer romper el vestido y a la vez era observada por todos los caballeros que tenían la dicha de posicionarse cerca de ella.
El viejo Gustavo se quedo impávido ante las declaraciones que le había expresado la que hace unos momentos parecía una inocente niña, pero después de haberse confesado ante el viejo ahora la veía como la más puta entre las putas.
“ahhhh, mira que chiquilla, yo comportándome como un caballero y esta puta casi me está rogando por verga” dijo el viejo mientras acomodaba su paquete dentro del pantalón.
La nena regresó del tocador, caminaba ahora más sensual que hace rato, la situación a la que se expuso a pesar de no estar acostumbrada la habían de cierto modo exaltado, aires de nerviosismo combinados con excitación y morbo la invadían, la jovencita volvió a sentarse junto al fino caballero esta vez demasiado cerca de él.
-Don Gus,-
-si princesa- dijo el viejo.
-creo que mejor me retiro,- dijo Mar
-pero, si aún es temprano,- respondió el viejo.
-sí pero como usted dice, este lugar está muy aburrido, ya se, quiere bailar?- preguntó Margarita volviendo a tallar su entaconado pie en la delgada pantorrilla de Gustavo y como vio que este viejo no decía nada ella misma lo tomó de la mano y lo llevó a la pista.
La pareja bailaba de lo más natural, el viejo hasta cierto punto se comportaba, sin embargo en un movimiento que realizó Gustavo para darle una vuelta a Margarita la nena aprovechó y quedó bailando de espaldas a él a la vez que el viejo sacó partida para repegarle todo el paquete en sus tentadoras nalgas, mientras Margarita con sus manos alentaba al viejo a acariciarle todo su exuberante cuerpo, el viejo no se hizo del rogar y comenzó a pasar sus arrugadas manos por toda la extensión de la apetecible anatomía de la nena, hasta que una mano bajó y acariciaba sin pudor uno de sus desnudos muslos, obviamente las babeantes miradas de varios espectadores no se hicieron esperar y muchos bailaban con sus parejas sin dejar de ver el erótico espectáculo protagonizado por Margarita y el viejo Gustavo.
Mar sacó un poco su culito y lo movía cadenciosamente en forma de círculos, repegándoselo a Gustavo muy descaradamente, el viejo se dejó llevar y empezó a realizar con su pelvis un movimiento similar al de la nena, la verga de Gustavo se revolvía incontrolable por debajo del pantalón, el viejo aprovechó que la nena lo tapaba pues su miembro formaba una pequeña carpa y podría ser notada entre los presentes, Margarita comenzó a mover sus caderas de izquierda a derecha sintiendo en sus carnosas nalgas esa pequeña protuberancia que se había formado debajo de los pantalones del viejo, moviéndose como cual barco es mecido por las olas mientras la nena recostaba su estrecha espalda en el pecho del viejo a la vez que poco a poco regresaba a su posición quedando de frente a él, Mar enrolló sus brazos en el cuello del viejo al mismo tiempo que lo veía y se reía de manera traviesa, acercaba sus labios muy peligrosamente para comentarle al viejo sobre lo bueno que era para bailar, el viejo le respondía de igual manera acercando sus delgados labios a los de la nena y sin más la pareja se fundió en un apasionado beso mientras el viejo bajaba una de sus arrugadas manos y apretaba uno de los tentadores glúteos de la jovencita, ante la envidia de los presentes.
-ay niña, te das cuenta de que hiciste que se me levantara el ánimo- Mar del mismo malicioso modo respondió:
-no es lo único que le puedo levantar Don Gus- dijo Margarita en un acento tan emputecido como si llevara años dedicándose al arte de seducir varones, que viéndolo bien ella los seducía sin ni siquiera decirles palabra alguna, bastaba con ver su encantadora figura y sus femeninos movimientos para caer hechizado ante esa beldad, la joven acercó más su apetitoso cuerpo hacia el del viejo para susurrarle.
-Don Gustavo, esta plática que tuvimos, la bebida, el baile, el beso y el estar ante un macho como usted……. me ha puesto caliente, estoy escurriendo- esto último lo dijo casi en susurro mientras sus manitas recorrían peligrosamente la zona pélvica del viejo.
El viejo sin perder tiempo tomó a Margarita del brazo y se la llevó a la barra, hizo la seña al barman y le dijo:
-por favor amigo mi cuenta junto con la de la señorita-
El viejo Gustavo no cabía de la emoción, esta chiquilla prácticamente le había confesado que quería tener sexo esta noche, hacia más de tres años que Gustavo frecuentaba este sitio por su buen ambiente y seguridad (el viejo no contaba con guaruras ni cosas por el estilo, el hombre se creía un maestro del Kung Fu al practicar desde hace apenas unas semanas esta disciplina), pero durante estos tres años nunca llegó a encontrarse a una dama del calibre de Margarita, además todas con las que se había ido a la cama le habían costado mucho más que una simple plática y una breve danza, Margarita le había salido mucho muy accesible.
Ni por un segundo le pasó por la cabeza el hecho de que se tratara de una trampa, nunca se imaginó lo que le esperaba, con su “galanura y encanto” para conquistar a las mujeres se decía que estaba hecho para llamar la atención de cualquier mujer, y más considerando lo facilitas que salían las jovencitas con las que tenía el placer de convivir, si sabrá él, que tenía una hija dos años mayor que Margarita y ya se había tirado a tres de sus amigas y el mismo viejo reconocía que su encantadora hija también iba por ese camino, a pesar de tener una esposa hermosa y con un cuerpo muy buen cuidado, Gustavo tenía una cierta debilidad por las jovencitas y más si contaban con la voluptuosidad que presentaba Margarita.
Margarita salió con el viejo tomándolo de su hombro, recostando levemente su cabeza en él, Don Gustavo era completamente opuesto al resto de la pandilla con la que ahora trabajaba la nena, Don Gustavo no apestaba a sudor ni nada de eso, usaba perfumes de lo más caros y vestía elegantemente formal; en la barra, tomándose una cerveza, Raúl informaba a través de un radio que la pareja se había movido.
La inusual pareja bajó por unas escaleras que darían a un estacionamiento privado, solo para clientes VIP, el ruido de los zapatos del viejo era fácilmente opacado por los tacones de la nena cuando caminaba, el viejo desde una distancia de unos seis metros apretó el seguro del auto, Margarita vio como un Audi R8 color blanco chillaba encendiendo sus focos.
-Don Gus, que bonito coche- Dijo Mar sorprendida por los lujos del viejo.
-te gusta, es el de los sábados- decía el viejo dándole a entender a su nueva conquista que tenía un auto para cada día de la semana.
-sí, está muy bonito, quizás algún día quiera enseñarme a manejar, es difícil- dijo Mar coquetamente.
-nooo, lo único que debes de saber es mover muy bien la palanca- respondió el viejo punteando pélvicamente a la tentadora chiquilla.
-umm, se oye difícil- respondió la nena llevándose un dedo a la boca.
-noo, podemos empezar a practicar aquí afuera- dijo el viejo recargando a Margarita en el coche a manera de que quedara de frente a él, admirando ese hermoso rostro que tenia a escasos centímetros.
-que hermosa eres, como es que nunca antes nos habían presentado, yo tengo muchos contactos que me presentan hermosas jovencitas, soy miembro de clubes privados, me invitan a pasarelas, he asistido a Nuestra Belleza México, pero nunca me había topado con un ricura como tu- decía el morboso viejo mientras tomaba a la joven de su estrecha cintura.
-jejeje, usted es todo un conquistador Don Gustavo, tal vez le faltó asistir a las universidades, también puede encontrar ahí mucho material- dijo Margarita mientras con uno de sus delgaditos dedos recorría el smoking del viejo a la altura de su pecho.
El viejo ya sintiéndose con derechos sobre ese pecaminoso cuerpo se aplastó contra él, quedando Margarita aplastada entre el viejo cuerpo y la fría lámina de aluminio, lentamente el viejo acercaba sus delgados labios a los cuales les había aplicado una especie de brillo hacia los carnosos labios de la joven para ambos fundirse nuevamente en un apasionado beso de lengua, la dulce Margarita suspiraba besando al feo viejo mientras cerraba sus hermosos ojos al mismo tiempo sus brazos se enrollaban en su cuello, el viejo aprovechó la fogosidad de Mar y bajó sus manos para depositarlas en las caderas de la joven.
El viejo presa de la calentura y de tener a un mujerón como Mar, así como también alentado por los salivosos besos y placenteros suspiros que de ambas bocas se escapaban decidió refregar su sexénico cuerpo entre las frondosas piernas de Mar, ella instintivamente se abrió de piernas, su vestido se levantó un poco y esto hizo que su monte Venus se marcara perfectamente por sobre su micro vestido, la dulce jovencita no sentía asco estar besando a un tipo de casi 60 años y de tener una pinta de estirado que no podía disimular, a pesar de que Margarita intuía perfectamente que estaba ante un tipo que solo fanfarronean con tal de llevarse a una mujer a la cama no se incomodaba y se podría decir que disfrutaba sus besos, reconocía que el viejo sabia besar muy bien, su lengua le regalaba exquisitas cosquillitas dentro de su boca, además el viejo olía rico y su aliento no apestaba como el de los otros viejos gordos a los que ya les había hecho uno que otro favor.
La verga del viejo suplicaba por su liberación, así como la conchita de Margarita comenzaba a humedecerse, ambos amantes seguían besándose y pareciera que ninguno de los dos quería separarse, el viejo Gustavo comenzó a subir lentamente el vestido de su compañera hasta que apareció una semitransparente y humedecida tanga, el viejo se asomaba por encima de los hombros de Mar para poder ver el trasero de la nena separando de estas manera sus labios de los de ella y pudo visualizar los desnudos glúteos de la señorita, pues la tanga se le había metido entre sus carnosas nalgas.
-ay niña, de verdad que tu novio fue un estúpido al desperdiciar todo esto- dijo el viejo mientras apretaba descaradamente los glúteos con sus arrugadas manos y las cernía descaradamente.
-ex novio por favor, y ya no me lo recuerde,- dijo Margarita cerrándole el ojo coquetamente.
-que te parece si calentamos los músculos aquí,- dijo el viejo.
-calentar, creí que me iba a enseñar a mover la palanca- dijo Mar realizando un gesto parecido a un puchero.
-también, pero antes tenemos que revisar que tal andas de lubricante- dijo el viejo mientras dos de sus dedos se tallaban impúdicamente en la conchita de la nena.
-aquí, ay no Don Gus que cosas dice, nos pueden ver- Mar volteaba tímidamente a los alrededores mientras sus labios se apretaban entre ellos.
-nadie nos ve, solo los que revisan los videos de las cámaras- dijo el viejo y señaló una cámara de seguridad que estaba apuntando hacia ellos.
-además me gusta regalarle uno que otro video a los de seguridad, en este momento debe de estar jalándosela el afortunado que está en turno jejejejejejeje- dijo el viejo.
Efectivamente detrás de esa cámara un gordo vigilante aprovechaba el hecho de que estaba solo y se había sacado su morada verga para masturbarse al contemplar lo desproporcionado en años que presentaba la pareja, así como la deslumbrante anatomía de la fémina y la situación tan juntita en que se encontraban.
-pues que le parece si le regalamos otro poquito, Don Gustavo cúbrame con su traje- dijo Margarita quien estaba irreconocible, el viejo se desabotonó su traje y lo expandió a manera de tapar a Margarita, la jovencita levantó su vestido y lenta y eróticamente movía sus caderas como si estuviera danzando a medida que bajaba los hilos de su tanga.
-ay me caigo jijiji- decía Margarita entre risas mientras apoyaba su desnudo trasero en el vehículo para evitar caerse al tiempo que sacaba su tanga por una de sus piernas.
Margarita se desprendió completamente de su semitransparente prenda mostrándola a la cámara y arrojándola arriba del cofre de un auto vecino, mientras el viejo se quitaba su traje y quedaba solo en camisa blanca de vestir manga larga y su corbata, el vigilante al ver semejante acto de exhibicionismo estaba que se desprendía su verga de su cuerpo la cual ya babeaba lubricante toda su gorda mano y pantalones talla extragrande, su enorme papada sudaba a cantaros y los lentes que usaba se habían empañado teniéndoselos que quitar para poder observar la escena.
-un regalo para el guardia- dijo Margarita
-pensé que me la ibas a regalar a mi jejeje- dijo Don Gustavo
-a usted le puedo regalar otra cosa- dijo Margarita y se abrió ligeramente de piernas mientras ella misma llevó la mano del vejete hacia su empapada vagina, el viejo no se hizo del rogar y comenzó a tallársela mientras el guardia aumentaba el zoom a la cámara para poder ver mejor la fogosa panorámica.
-revíseme como ando de lubricante Don Gus- decía la nena mientras sus labios emitieron una especie de gemido.
-será un placer jejejeje- dijo el caliente viejo quien no paraba de tallar.
-ahhhh, la está dedeando puto viejo, si le chupo los dedos a ese viejo hijo é puta- decía el guardia moviéndose vulgarmente y cuidando de que no se fuera a caer con todo y silla.
Los dedos del viejo se alojaron muy al interior de esa húmeda cueva, moviéndose rítmicamente dentro de ella mientras la chica comenzaba a gemir y en su excitación jaló de la corbata al viejo acercándolo a ella para besarlo nuevamente, Margarita no actuaba, no fingía, en realidad estaba excitada y disfrutando de la situación tan comprometedora y exhibicionista en que se encontraba, ella que siempre negó a su ex novio cualquier toqueteo en vía pública ahora lo hacía con un viejo que apenas y conocía su nombre.
-no pues estas bien lubricada putita rica,- el viejo tenía sus dedos completamente empapados en jugos.
El viejo utilizó otro de sus dedos para estimular el botoncito de la joven que ya se asomaba alegremente, Margarita al comenzar a sentir descargas de adrenalina correr por su cuerpo empezó a mover su pelvis al ritmo del viejo, hasta que parecía que era ella quien prácticamente se enterraba en los lubricados dedos del vejete quien permanecía parado volteando de vez en cuando a sus alrededores para advertir de cualquier otra presencia pero a la vez sintiendo la humedad en sus dedos y escuchando los femeninos gemidos de una chiquilla que se aferraba con sus manitas a su camisa al punto de desgarrarla y enteraba su hermoso rostro en el anciano pecho para ahogar los gemidos que salían con mayor intensidad.
El viejo rasgaba con sus dedos las paredes vaginales internas, deformaba sus dedos como si quisiera atorarlos dentro de esa caliente panocha, la nena esta vez sin necesidad de un brebaje estaba dejándose manipular por un vejete que bien podría ser su abuelo, otro caliente viejo que desde chiquita siempre se la sentaba en las piernas con la intensión de sentir ese trasero que ya predecía las perfectas proporciones que tendría pero que afortunadamente para ella desde que la abandonó su mamá también dejó de saber del viejo que nunca se llevó con su padre.
-Don Guuuuuussssss- dijo Margarita entrecortadamente.
-que mi pequeña putita- el viejo ya se sentía con el derecho de llamarla así, y como no, si apenas la primera noche y ya le había metido los dedos.
-me vengoooooooooooooouuuuuuuummmmmmmmmm- dijo Margarita ahogando el grito de su corrida en el pecho del viejo, mientras este le tallaba sus cabellos y daba mojados besos en la sudada frente de la temblorosa chiquilla.
Los líquidos que la joven expulsó corrían por todo el brazo del viejo, mojando la tela de su camisa así como también por los muslos de ella, el viejo lentamente sacó sus dedos y otros cinco gruesos goterones cayeron y fueron a parar al pavimento, las piernas de la chica temblaban y parecían querer doblarse, sin embargo ella se apoyaba del viejo y del vehículo, detrás de la cámara el vigilante gordo hacía su cuerpo hacia atrás y al no controlar su peso caía al suelo pesadamente mientras su verga vomitaba semen por todo el suelo.
-aahhh me lleva la verga!!!!!,- decía el obeso guardia muy molesto por haber manchado de leche su uniforme laboral.
El viejo Gustavo se llevó ambos dedos a la boca a degustar el sabor de los pletóricos líquidos que la nena expulsó, volvió a meterlos pero para ahora darle a degustar a ella sus propios fluidos, la joven Margarita como buena putita los aceptó y chupó como si se trataran de una verga, pasaba su lengua por toda su arrugada extensión mientras lo veía a los ojos y regalaba comprometedoras miradas y mostraba hasta los mínimos movimientos linguales que realizaba, el viejo se prendió con este tipo de escena así que procedió a decirle a su amante:
-chúpamela,-
-aquí?- respondió la nena.
-si aquí, ahora, chúpamela, vamos que esperas- decía el desesperado viejo, su educada voz había cambiado de repente.
-sí, pero tiene que decírmelo bien- respondió la joven.
-déjate de mamadas niña- volvió a decir el viejo.
-nooo, Don Gus, que ya se le olvidó como me gusta que me digan- dijo Mar.
-chúpamela puta- dijo el viejo en tono malicioso.
-pues más o menos, me gusta que sean sucios conmigo- dijo Mar quien pareciera que ya se había acostumbrado a recibir cualquier cantidad de peladeces y ahora necesitaba de ellas para poder calentarse.
-mira niña no estoy para pendejadas así que chúpamela como la perra barata que eres, y como de seguro lo era la puta de tu madre- dijo el viejo.
La dulce Margarita solo sonrió y lentamente fue bajando su escultural culo hasta quedar en cuclillas, desabrochó el pantalón del viejo y lo bajó hasta las tobillos, la misma suerte tuvo su slip pero algo decepcionó a la emputecida joven, algo que hizo que toda esa calentura carnal que invadía a la jovencita casi desapareciera, cuando Mar bajo el slip se dio cuenta de que Don Gustavo no compartía las características armamentistas de los otros viejos que habían tenido la dicha de disfrutar alguna parte de su exquisito cuerpo, una tímida verga de aproximadamente 12 centímetros y muy delgada se asomaba ya en todo su esplendor, sin embargo el viejo la veía imponente, reía con un auténtico orgullo de macho, Margarita quería reír al ver esa amenazadora cosita sin embargo su educación lo impidió.
-que te parece mi reina, no hay mujer que se le resista a este pepino- decía el viejo agitando corrientemente su miembro.
-ehhh, ya veo, es….. es… la más grande que he visto Don Gus, y mire que he visto muchas, jejejejeje- dijo Mar.
-sí, se nota pedazo de puta, se ve que nada mas andas por ahí pidiendo verga al primero que se te cruce, que esperas, mámala, mámala puta hedionda- decía el viejo mostrando leves signos amenazadores a la vez que de sus labios se escapaban gotas de saliva.
Margarita se metió ese trocito a su boca, de una sola chupada su boca se lo comía todo y aun faltaba mucha cavidad bucal por rellenar, sin embargo ella como buena actriz comenzó a suspirar como si esa verga fuera lo más delicioso que se metía a la boca, el sabor no era repulsivo, si bien el lubricante caracterizaba el aroma a miembro, el instrumento del viejo estaba muy aseado, nada que ver con las pestilentes vergas del día anterior, esta incluso olía a jabón y perfume.
A pesar de las condiciones de pulcritud e higiene, Margarita en cierto punto se decepcionó en parte por la longitud y principalmente por lo aseado, su boca inexplicablemente extrañaba esas saladas y babosas características de los pestilentes miembros que había tenido la oportunidad de disfrutar, no sabía porque comenzó a sentir la necesidad de tener entre sus labios una asquerosa tranca que oliera a rayos y fuera ella misma la encargada de quitarle ese desagradable sabor con su lengua y que ese sabor se quedara impregnado formando parte de su aliento.
Margarita siguió regalando caricias linguales a esa verga, pasaba su lengua por toda la corta extensión del miembro y lo tragaba hasta que su respingada nariz sentía las cosquillitas de una blanca y podada mata de pelos.
El guardia, quien ya se había incorporado y limpiaba su traje, podía ver como la dulce princesa hacía para adelanta y para atrás su cabecita, mientras el viejo Gustavo apoyaba sus brazos en la mollera de ella y echaba su cuerpo hacia atrás a la vez que chillaba como un puerco lo que denotaba que sentía al máximo el mamadón de verga que le estaban pegando, el vestido de la chica se levantó tanto que dejaba ver toda su espectacularidad desnuda y así continuo hasta que el viejo se corrió en su boca en cuestión de minutos, no sirviéndole el viejo ni para el arranque.
-ahhh, le está sacando la leche, que vieja mas puta- decía el guardia mientras seguía masturbando su flácida tranca y sudando en grandes cantidades.
Tres escasos chorros chocaron débilmente dentro de la boca de Margarita y se embarraban en su húmeda y esponjosa lengua, ella como buena dama de compañía retuvo dentro de sus fauces el blancuzco líquido para después abrir coquetamente sus rojos labios, mostrándole al viejo como su esperma se deslizaba entre su boca revolviéndose con su saliva metiéndosele entre sus perfectos dientes, para después cerrar la boca y de un solo trago llevarse esa acuosa sustancia hasta su estómago, todavía la inocente mujercita aun arrodillada sonrió al vejete mientras una de sus manitas masajeaba delicadamente su vientre.
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Afuera del fino antro, Pancho y Lucio desesperaban al ver que su amigo Raúl no salía, justo estaba Pancho por mandar al Lucio cuando vieron a Raúl que salía de lugar, asintiendo con la cabeza entendiéndoles que la pareja se había marchado.
El orgásmico viejo, todo sudado y con su respiración acelerada se recuperaba de una de las mas prodigiosas mamadas de verga que había recibido, caballerosamente el viejo tomó a la nena de su pequeña manita ayudándola a incorporarse, a la vez que ella se levantaba de la posición encuclilladora en la que se encontraba, mostrando en todo su esplendor el impresionante cuerpo de hembra bien desarrollada apretada en un micro vestido negro lo suficientemente escotado como para perder la vista en esas perfectas glándulas mamarias, la nena bajaba su vestido para cubrir sus íntimos encantos mientras movía su fecundo cuerpo lo más sugestivo que pudiera menearlo.
Una vez lista la nena, el viejo caballerosamente la cubrió con su traje y le abrió la puerta del auto, para que ella femeninamente depositara su espectacular cuerpo en el asiento del copiloto y de paso llenara con ese perfume embriagador y su vaporoso calor orgásmico femenino todo el espacio interno del auto, Mar aprovechó el espejo retrovisor para verse, verificando que siguiera tan deslumbrante como siempre y checando que no hubiera restos de semen en su rostro.
El viejo rodeó el auto para subirse al sitio que le corresponde, lo encendió y partió rumbo a un motel alejado y distinto al que siempre iba, esto era una costumbre más que nada de seguridad, no podía ir tan seguido al mismo motel ya que levantaría sospechas y revelaría su posición y sus gustos a personas de baja calaña como los compañeros de su princesita, él mismo sabia de lo feo que se habían puesto las cosas en materia de seguridad ya que muchos conocidos por él y del mismo estrato social ya habían sido víctimas de la delincuencia.
Una vez que la pareja abandonó el lugar hizo su aparición el gordo vigilante, con una velocidad lenta avanzó hacia donde el auto que tenia la traslúcida prenda, rápidamente la tomó entre sus grasientas manos y la llevó a su desparramada nariz, todo el olor de Margarita fue a parar a los pulmones del grasoso para posteriormente guardarla en su pantalón como recuerdo y como motivación para futuras masturbaciones.
En el camino el viejo no dejaba de ver las piernas de la dulce Margarita, ella reía lujuriosamente y las cruzaba a manera de mostrarle todo su brilloso esplendor y dejándose tocar cada que este quitaba su arrugada mano de la palanca de velocidades y la posaba sobre los carnosos muslos de la nena.
-Don Gustavo a donde me lleva?- dijo la nena en forma chiqueona.
-vamos a un lugar en donde estemos solos, quiero gozar de ese cuerpecito que te cargas chamaca putita- contestó el viejo.
-ay Don Gus, por que se expresa a si de mí- respondía Mar muy coquetamente.
-no te hagas la muy santa chiquilla caliente, yo portándome como un caballero contigo y resulta que eres una vil puta,- dijo el viejo algo enojado.
-ay don Gus, yo solo vengo a conocer amigos- respondió Mar siguiéndole el juego al viejo.
-pues ya verás que de ahora en adelante tu y yo vamos a ser muy buenos amigos- el viejo en su desesperación abría una gaveta del auto para buscar un paquete de condones, usaría uno con esta chiquilla pues al verse tan facilita pensaba en la numerosa cantidad de hombres que de seguro ya habían pasado por ella.
La pareja llegó a un discreto motel ubicado en una de las orillas de la cuidad, las impresionantes luces color neón llamaron poderosamente la atención de Margarita, nunca había asistido a un lugar como este y le resultaba irónico tener que hacerlo con un viejo que apenas y conocía su nombre, ella que desde un principio mostro repulsión a los viejos verdes que siempre intentaban sacarle algo de plática cuando trabajaba como cajera llegando al punto de chocarla y gritarle sus verdades a uno que otro ahora estaba en la antesala de la lujuria con uno de ellos.
Una vez que la pareja salió del estacionamiento, ella tomada del brazo del viejo y él caminando con la mas presumida sonrisa, avanzaron hacia la recepción, al entrar un adorno de viento advirtió de la presencia de ellos al joven recepcionista, este se incorporó y al momento quedó petrificado ante la imagen de una preciosa jovencita jugando coquetamente con sus cabellos, a la vez que la veía mirar para todos lados inspeccionando la pequeña oficina, el muchacho tuvo que disimularla pues notó la incomodidad del hombre pasado en años con respecto a las miradas del joven hacia la tierna muchachita.
-bu.. bu… buenas noches- dijo el nervioso joven, ese saludo de cortesía llamó la atención de la dulce Margarita quien regaló al joven una hermosa sonrisa con esos labios que se apretaban entre ellos.
-buenas noches, una habitación por favor, la mas cómoda que tenga- dijo Don Gustavo.
-sí, si permítame, un momento- el chavo buscaba los papeles de registro en donde el viejo tendría que firmar, tirando todo a su paso por lo nervioso que se encontraba, y era obvio, en todas las noches que se desempeñaba como recepcionista nunca había admirando a un ser tan perfecto como esta niña, y para aumentar el morbo acompañada de un viejo tan feo.
-ee, señor, por favor, necesito que me firme eeeste papel, su nombre y su firma, por favor-dijo el nervioso joven quien miraba disimuladamente el rostro de la nena y más abajo al momento que acercaba al viejo una pluma moviéndola temblorosamente.
-que le parece amigo mío, si nos olvidamos del nombre y se queda con el cambio- dijo el viejo sacando un billete de 1000 pesos de su cartera y dándoselo al joven bajita la mano, no queriendo dejar ningún rastro de que él estuvo ahí.
-sí, sí, señor, lo que usted diga- dijo el joven pasando su mano hasta alcanzar el billete, revisándolo que no fuera falso y llevándoselo a la bolsa de su pantalón.
-la llave por favor,- dijo el viejo.
-ahh, ohh, si la llave, ehh la llave, la llave,- el pobre muchacho había olvidado que las llaves las tenia colgadas justo detrás de él.
-están ahí atrás- dijo Margarita, revelándole al joven la casi celestial voz que tenia la nena, una voz parecida a como cuando un ángel habla a un agonizante advirtiéndole que es hora de partir.
-si aquí están,- dijo el joven y las depositó en las arrugadas manos del envidiado viejo.
-con permiso- dijo el viejo y tomando de la cintura a su hembra procedió avanzar por el pasillo que accesan a los discretos cuarto.
El muchacho observaba como ese pedazo de hembra contorsionaba sus caderas al ritmo del sonido que sus tacones hacían en el suelo, el chico no perdía detalle del comestible trasero el cual se dibujaba descaradamente sobre el microvestido y que podía ser admirado debido a que Mar no llevaba correctamente bajado el traje del viejo, el joven veía también como se podía notar a la perfección la curvatura de sus glúteos y la ubicación exacta de la línea que forma la separación de estos y que regalaban un exquisito hundimiento por sobre el provocativo vestido, con la ausencia de la tanga el trasero se marcaba perfectamente.
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Una vez en la habitación, el viejo se tiró en la cama, mientras llamaba a su hembra quien permanecía inmóvil enfrente de él, la verga del viejo ya había tímidamente reaccionando de su letargo y volvía a mostrarse aunque con menor voluminosidad sobre el fino pantalón del viejo.
-un momento Don Gus, tenemos toda la noche, hoy mis padres no me esperan en casa, antes quiero ir al baño- dijo la nena
-está bien, pero te lavas bien la panocha que te la voy a chupar bien chupada- decía el viejo al tiempo que movía vulgarmente sus labios y su lengua adquiría un movimiento gusanesco.
“viejo cochino” pensó Margarita mientras caminaba seductoramente de manera intencional para mantener estimulado al viejo.
La joven Margarita entró al baño y sacó de sus enormes tetas el celular que ya se encontraba calientito y que prácticamente había desaparecido entre ellas, tecleó el mensaje con el nombre del motel y la calle donde se ubicaba así como el número de habitación en la que se encontraba y lo mandó al número que estaba anotado en un papel pegado en la cubierta trasera del dispositivo móvil, su rostro ahora ya era de preocupación, sus facetas lujuriosas y emputecidas que bien pudo actuar la habían abandonado y ahora yacía esperando a que todo pasara rápido y sin contratiempos.
Llegó un momento en que la niña tuvo que salir del baño pues el tiempo ya era de más, caminó sensualmente hacia donde estaba el viejo acostado, no sin antes bajarle al excusado para despistar al viejo de que si había utilizado el baño realmente.
-ay Don Gus, no estoy muy segura de lo que quiera en estos momentos, pienso en mi novio, no se merece esto- dijo Mar.
-cállate pendeja, a mi me vale verga tu novio, así que encuérate para empezar a gozarte- respondió el viejo.
-y por qué tanta prisa Don, no le gustaría jugar un ratito?- preguntó Mar.
-si me gustaría pero no puedo desvelarme, tengo una casa a la cual llegar y una esposa a la que también tengo que satisfacer jejejeje- dijo el viejo.
-para todo hay tiempo Don,-
Dijo la nena mientras se subía como una gatita en celo a la cama y acomodaba el cuerpo del vejete entre sus carnosas piernas, ella le bajó su pantalón y lo dejó en slip, Mar subió un poco su vestido a manera de que el viejo contemplara su íntimo tesoro, la joven acopló su sexo en esa verga para proceder a moverse lentamente, de atrás para adelante, tallando su sexo contra la tela del slip en donde una protuberancia asomaba y palpitaba, poco a poco la tela del slip se iba impregnando de jugo que la nena soltaba ya que los movimientos eran tan exquisitos que comenzaron a humedecer el sexo de Margarita.
La exquisita niña se meneaba pendularmente arriba del viejo, sus tremendas caderas se movía deliciosamente como si estuviera danzándole al viejo al mismo tiempo que su sexo mojaba esa verga que ya había adquirido su máxima dureza, el viejo tuvo que meter mano para acomodársela debido a que se había erigido de manera torcida.
-Don Gustavo que rico se siente- suspiró la nena, sin embargo esto no era parte de la actuación, en verdad la nena estaba sintiendo deleitable refregar su sexo contra la caliente y palpitante verga del hombre, su piel se había puesto chinita y los finísimos vellos que cubrían sus brazos se levantaban como si una corriente de estática hubiera pasado sobre ellos.
-ahhhh, nena, te mueves como los ángeles, y eso si hablamos de una angelita muy puta- decía el viejo.
-de veras Don Gus,- dijo la nena y comenzó a friccionarse más endemoniadamente en contra de esa masa de carne, la cual deseaba aumentar sus medidas para así poder satisfacer como se debe a una hembra como Margarita.
La jovencita levantó un poco mas su vestido, al grado de dejar al descubierto más de la mitad de su cuerpo, estaba tan acalorada que por un momento cruzó por su mente las ganas de quitarse ese vestido, sin embargo lo dejó ahí, a medio cuerpo, el viejo en tanto estaba tan excitadísimo que solo con ese roce se le avecinaba otra corrida.
-así mamita ráscate, ráscate mmmm- decía el caliente viejo, sus manos pellizcaban constantemente la suave sábana de la cama.
-te gusta papito, te gusta cómo me unto en ti?- dijo Margarita sacando sus carnosos labios de forma por demás erótica.
-si mi amor, que niña más rica- el viejo estiraba sus piernas a más no poder y con sus pies quitaba sus zapatos.
-rica la verga que me estoy tallando, porque no me la metes- dijo Mar presa de la calentura ya que para ella esto no era parte del plan pero aun así le pareció muy atrevido jugar con el viejo de esta manera y para aumentar la motivación de anciano comenzó a chupar uno de sus deditos como si se tratara de una verga y repasar su lengua por toda la extensión de sus dedos.
-faltaba más- dijo el caliente viejo que casi sacaba humo por las orejas.
Don Gustavo se incorporó y rápidamente se empezó a desabrochar su fino pantalón, dejándolo caer y mostrando unas piernas flacas pero correosas y muy peludas, Margarita a pesar de estar excitada volteaba a ver a la puerta esperando a que esta se abriera y aparecieran esos despreciables seres que tanto odiaba pero que en estos momentos fungirían como sus salvadores, pues como una extrema opción estaba dejarse penetrar por este viejo, ya era mucho con lo que había pasado la noche anterior, aunque por lo menos la aliviaba el hecho de que Gustavo utilizaría protección.
Gustavo empujó a la nena haciendo que esta cayera boca arriba en la cama mostrándole todo su vaginal encanto, Margarita veía como el viejo estaba abriendo de manera desesperada el sobre para poder sacar el condón, al verlo le dijo:
-espero Don, porque no me baila un ratito, ahora le toca a usted calentarme un poquito jijijijij- dijo la coqueta Margarita.
-déjate de mamadas pendeja, eso es de putas calientes no de caballeros refinados como yo- respondió el viejo.
-pues yo creo saber un poco de eso, permítame- dijo Margarita aprovechando este momento para ganar un poco mas de tiempo y se incorporó para, al ritmo de una pegajosa melodía contenida en su cabeza comenzar a mover sus prominentes caderas mientras sus manos tocaban sin pudor el resto de su cuerpo a la vez que miraba y sonreía coqueta a su primer cliente.
El viejo Gustavo al ver ese exquisito meneo que Margarita perfeccionó en las discos y fiestas escolares se sentó en la cama al tiempo que meneaba vulgarmente su baboso instrumento, otra de sus manos movía de un lado a otro su corbata buscando desatarla, Margarita con los ojos cerrados se movía como su llevara años bailando para los hombres, en un arranque de lujuria llevó sus manos para acariciar sus bamboleantes senos apretándolos y sintiendo su dureza, sentía ella misma la fineza y tersura de sus redondos encantos y reflexionaba, si ella que era la poseedora de esos atractivos atributos sentía rico estarlos tocando comprendía el porqué los viejos se desvivían al estárselos chupando y manoseando, reconocía que sus senos tenían una tersura adictiva, y más para este tipo de viejos como con los que trabajaba que sin duda nunca habían manoseado unos de semejantes medidas y perfectamente levantados.
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Justo en ese momento una vieja vagoneta hacia su aparición afuera del motel, ahí el joven recepcionista se preparaba para sacar los papeles que los clientes que según él venían arriba del vehículo debían firmar, dentro de la camioneta Pancho, Lucio, Raúl y Ciriaco se ponían cada uno mascaras de personajes ficticios de terror.
-bueno Ciriaco tú te quedas con el pendejo que esté en recepción, si se mueve ya sabes que hacer- ordenó Pancho.
-espero y haga algo estúpido- dijo Ciriaco mientras cargaba su arma.
Las luces altas de la camioneta le daban en todo su esplendor al pobre muchacho, con lo que le castraba que un coche se estacionara enfrente de él y lo cegara y su dueño no apagara las luces, al ver que nadie bajaba se decidió ir a hacerse menso a la puerta para ver que sucedía, justo cuando iba saliendo de su mostrador aparecieron cuatro sombras negras y desparramadas caminando lentamente, Pancho entró primero y al ver al joven le apuntó con su revolver a la altura del pecho.
-quieto hay mocoso- resonó la intimidante voz del viejo.
El joven rápidamente se hizo para atrás poniéndose blanco de la impresión, solo para atinar a decir casi orinándose del miedo más por la impresión de la corpulencia del viejo que del mismo revolver:
-nooo, por favor, llévese lo que quiera pero no me mate-
-tranquilo chiquillo, no venimos a matarte, parece que tienes hospedado a un cliente muy importante para nosotros así que con tu permiso, y cuidadito y hagas alguna estupidez porque te la meto por el culo- dijo Pancho ya con todos sus compinches adentro.
-Ciriaco, vigílalo- volvió a ordenar Pancho.
Los demás viejos se dirigieron rápidamente a los cuartos del modesto motel, Margarita estaba en su baile cuando de repente escuchó un fuerte golpe que abrió la puerta, dos de los viejos (Pancho y Raúl) entraron mientras Lucio se quedó en la puerta para ahuyentar a los chismosos, una joven pareja que ahí se encontraba cometió la osadía de asomarse pero fueron asustados por Lucio apuntándoles con un arma.
-que vergas están viendo, pa´ dentro órale- la horrible cara de Lucio era motivo suficiente como para no querer volver a asomarse.
-peroo que…. quienes son ustedes- preguntó Gustavo mientras Margarita se acomodaba su ropa al mismo tiempo que hasta la calentura se le bajaba.
-oiga pero que, que forma de entrar así, se me van en este mismo momento o llamo a la policía- dijo el viejo Gustavo acomodándose sus pantalones.
Margarita puso un rostro asustado, como si en verdad no supiera nada y se arrinconó a una de las paredes, el viejo Pancho puso de su parte y se dirigió a ella.
-mira nada más, que puta más rica te ibas a cenar hoy Gustavito- dijo Pancho apretándole los cachetes a la nena.
-oiga como sabe mi…..- preguntó Gustavo sin embargo no terminó de decir su pregunta.
-creo que he decidido llevármela a ella en vez de a ti- dijo Pancho mientras lamia obscenamente el cuello de la nena y ella cooperaba poniendo cara de asco, aunque esta faceta no le costaba para nada fingir debido a lo asqueroso de las lamidas del viejo que dejaban anchos caminos salivales en el cuello de la nena.
-sí, llévesela, yo ni la conozco, llévesela pero no me haga daño,- dijo el viejo asustado rogando por su vida pues era apuntado amenazantemente por uno de los viejos.
-Raúl anestésialo- ordenó Pancho mientras ya tenía a Margarita contra la pared y empezaba a manosearle los senos, ella en cambio ponía rostro de vómito para verse más creíble, aunque en realidad si sentía asco el que nuevamente la manoseara un tipo tan feo.
-noo suélteme viejo asqueroso, hijo de puta, maldito cerdo malformado- dijo Margarita aprovechando que el viejo pensaría que estaba actuando pero sacando todos esos insultos que quiso desde el principio decirle al gordo y que vio esta oportunidad perfecta para sacarlos.
-calla perra, te voy a enseñar a respetar a los machos- dijo Pancho sometiéndola de los cabellos al grado de lastimarla.
-noo, me lastima maldito viejo gordo- se quejaba Margarita.
Gustavo, al ver acercarse a Raúl se puso en posición de ataque pero al mandar su marcial golpe, este fue detenido por Raúl sin problema alguno, y como respuesta el malhechor le soltó un puñetazo por media nariz, dejándosela completamente rota para después soltarle otro en la sien noqueándolo y cayendo desplomado en la cama.
El pequeño grupo bajaba de regreso, Pancho aferrando del brazo a la jovencita, mientras Raúl cargaba al inconsciente Gustavo, Lucio atrás de ellos cuidando las espaldas, todos bajaban con destino a su guarida cuando en eso escucharon un disparo proveniente de la recepción, al llegar vieron como Ciriaco mostraba una placentera sonrisa mientras el joven recepcionista sentado en el suelo recargado de espalda en la madera del mostrador agarraba con ambas manos su estómago, de entre sus dedos se podía apreciar sangre comenzando a brotar abundantemente, una mirada ida y un hilo de sangre saliendo de su boca anunciaban su inminente deceso, poco a poco comenzó a caer hacia un costado mientras su boca vomitó en sangre, el joven temblaba como si un frio extremo lo invadiera.
-se movió- dijo Ciriaco descaradamente.
Un sentimiento de impotencia invadió a la joven al ver como estos despiadados seres reían como si estuvieran orgullosos de lo cometido, como estos seres sin ningún tipo de beneficio terminaban con la vida de un muchacho quizás tres años mayor que Margarita y que por lo menos se ganaba la vida dignamente y no como ellos, una madre mas que no recibiría otra vez a su hijo en casa para abrazarlo, el grupo hacia acto de abandono del lugar pues de seguro en cuestión de minutos el lugar estaría lleno de policías, Margarita veía con tristeza como este muchacho enconchaba su cuerpo hasta que su rostro tocó el suelo.
Veía el rostro del joven completamente desvitalizado y volteaba a ver a los demás viejos solo para ver como carcajeaban entre ellos, incluso Lucio parecía hasta excitado, la joven se daba cuenta de que había caído con seres de lo mas bajo.
-vámonos, vámonos, camina puta, queee, nunca habías visto un muerto?- dijo Pancho, Mar solo movió su hermoso rostro en señal de negación.
-pues acostúmbrate jajajajajajaja- decía el viejo mientras la tomaba del brazo y la jalaba hacia afuera.
Ya arriba de la camioneta y alejados del motel Pancho discutía con Ciriaco.
-a ver Ciriaco, que paso ahí, no quedamos que todo limpio y sin escándalos-
-pues que querías, al mocoso le sonó su celular y eso me puso nervioso- dijo el asesino de Ciriaco buscando el primer pretexto.
-bueno ya, lo que importa es que todo salió bien- mientras tanto Margarita sentada en el lugar que corresponde al copiloto se maldecía por haber participado en la captura de Gustavo y maldecía a sus compañeros por haber terminado con la vida de un joven que solamente trabajaba para ayudar en la economía familiar, sin embargo algo en su mente ocupaba un primer plano, ella misma se preguntaba el porqué había sentido rico estar provocando a Gustavo, porque se había mojado, y lo que más le asustaba el porqué había deseado que una verga pestilente hubiera sido la que se alojara en su boquita.
La vagoneta llegaba donde Felipe los esperaba y una vez dentro el vehículo el viejo cerró la cortina de lámina del edificio.
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El viejo Gustavo despertaba con un balde de agua bien fría mientras todos los viejos aun cubriendo su identidad reían, el empresario estaba completamente atado y amordazado.
-jejejejeje, para que se te quite lo caliente viejo rabo verde- dijo Pancho dándole una cachetada.
-jejejejeje, puto viejo, la gente como tú me da asco- dijo Lucio sin morderse la lengua y asestó un fuerte puñetazo al rostro del amordazado hombre, para después asistir otro que lo tiró con todo y la silla a la que se encontraba amarrado, Lucio fiel a su costumbre solo golpeaba cuando el contrincante presentaba algún tipo de desventaja pues continuo pateándolo en el suelo.
Margarita veía desde una distancia considerable como los viejos se divertían golpeando a un indefenso hombre, sus brazos yacían cruzados y su boquita se torcía en señal de desaprobación, su vestido se pegaba exageradamente a su curvilíneo cuerpo mientras esperaba su siguiente orden.
-muchachos, muchachos, póngame atención, por esta noche dejaré que se diviertan practicando golpes con este viejo, nada más que no me lo vayan a mallugar mucho jejejeje, recuerden que lo tenemos que regresar reconocible porque no lo pueden confundir con otro, Felipe aun no avises a la familia, yo me voy a celebrar con mi hembra así que no quiero que me molesten- dijo Pancho.
-déjanos a tu hembrita también con nosotros- dijo Lucio.
-jeje, a ti te voy a dejar esta- respondió Pancho haciendo un movimiento obsceno de pelvis.
-oye Pancho siéntate ahí para que veas cómo le pegamos- dijo Felipe.
-me quedaría a seguir jugando albures con ustedes pero traigo unas ganas de coger que que bruto, todo el día he andado bien caliente, parezco burro en primavera, se me nota?- dijo Pancho agarrándose el abultamiento que se formaba entre sus piernas y moviéndolo descaradamente, quería llegar a saciar su calentura con la tierna chiquilla ya que desde que la vio como se arregló una calentura animal lo invadía.
-bueno, nada mas no la vayas a desmadrar porque recuerda que aun me debes tres cervezas- dijo Felipe, Gustavo a pesar de no estar vendado no podía visualizar a Margarita, ya que ella estaba oculta entre la oscuridad de un rincón, de igual manera no sabía de quien hablaban estos viejos.
-no te preocupes solo serán dos palos y nada más, si creo que los aguante jejejeje, oye orita que dices eso también le debo dinero a la Nauyaca y al Nigeriano, crees que quieran cobrarse con otro tipo de pago jejejeje- el viejo Pancho se refería a otros dos viejos malvivientes de la zona famosos por tener miembros descomunales razón por la que se habían ganado tales apodos.
La nena solo escuchaba las vulgares expresiones con las que estos viejos se comunicaban.
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Nuevamente Pancho llevaba casi a rastras a la bella joven directo a su cuarto para otra vez protagonizar una encarnizada cópula, la niña ya sabía que gritar era en vano, que resistirse también, entonces lo único que le quedaba era exprimir la apestosa verga de ese viejo lo antes posible????.
-noo, suélteme por favor- rogaba la nena.
-nada puta, estas bien antojable con ese vestido que mereces que te haga gruñir como las puercas- dijo Pancho.
Una vez adentro Pancho la arrojó sobre su cama, la pobre niña salió disparada chocando contra el sucio colchón mostrándole al viejo su esplendoroso trasero desnudo pues el vestido se le subía exageradamente con el menor movimiento.
-déjeme en paz por favor, se aprovecha por qué no puedo defenderme,- reclamaba la nena ante la impotencia de no poder hacer nada.
-jejejeje, me aprovecho porque eres mi vieja y como tal estas obligada a satisfacerme en todo lo que se me antoje- dijo el viejo.
-váyase al diablo, como puede ser tan malo aprovechándose de los más débiles, dejar a ese pobre hombre a merced de sus matones y usted bien tranquilo queriendo cog……. abusar de mi- dijo la nena mientras recomponía su posición en la cama, sentándose y apretando sus carnosos muslos para proteger su desnuda intimidad pues recordó que no traía calzones.
-mira niña, se ve que tú no sabes nada de este negocio, nosotros no secuestramos muertos de hambre ni a ninguna blanca paloma, ese viejo se ha hecho rico gracias a sus corruptas mañas para dejar gente pobre en las calles, aquí todos tenemos cola que nos pisen, hasta tu, porque te prestaste a engañarlo para hacérnosla más fácil, jejejejeje, así que no reclames y encuérate- dijo el viejo comenzando a desabotonarse su camisa.
-pero yo lo hice porque usted me obligó, yo no quería, usted me amenazó, es un bastardo, unfff, unfff- la voz de la nena comenzaba a quebrarse.
-mira niña,- el viejo se acercó a la joven y la tomo de su mentón, ella hizo por alejar su rostro pero el viejo la sostuvo firmemente.
-parece que tu y yo empezamos con el pie izquierdo, sabes, tú podrías conocerme y descubrir que no soy tan malo como tú piensas- el viejo Pancho levantaba a la joven y rápidamente la tomaba de la cintura mientras le hablaba pero mirándola a sus carnosos atributos.
-señor, le voy a repetir por última vez- la nena exhalaba por la boca tratando de tranquilizarse para que sus palabras salieran lo más claras posible tratando de lograr que este pedazo de bestia comprendiera por fin que ella tenía otro estilo de vida.
-por favor espero que me comprenda, se lo suplico, déjeme ir, yo no pertenezco aquí, mire le garantizo que no diré nada de lo que he visto y me ha hecho pero déjeme ir, necesito saber cómo esta mi papá, debe de estar preocupado además de que en la casa solo vivo con él y yo le cocino, lavo la ropa y mantengo esa casa limpia, además tengo un trabajo decente y ya falté un día por su culpa y mañana serán dos, sabe lo que significa eso, me descuentan el poco dinero que gano, dinero que usted me robó cuando llegué aquí- dijo Mar mirando al abatraciado viejo muy seria.
-jejejeje, dinero, dinero, todas las putas viejas tienen esa palabra metida en su cabeza, mira niña, para que veas que no soy tan malo y para que no estés preocupada por eso del dinero voy a recompensarte con una parte del botín,- dijo el viejo sin soltar a la mujercita de su estrecha cintura.
-una parte del botín, no entiendo- dijo Margarita.
-si putita, una parte del botín o sea dinero, por lo que estas peleando,- dijo el viejo.
-mira para que veas que no soy tan malo aquí está tu parte del botín para que no estés preocupada por eso del dinero, toma- el viejo dio a Margarita la cartera del viejo Gustavo.
Margarita la abrió y vio dentro una buena suma de billetes en perfecto estado y de las más altas denominaciones, en solo unas cuantas horas se había hecho acreedora a una suma monetaria casi comparada a lo que ganaba en varios meses como cajera, eso sin contar el dinero en sus tarjetas de crédito, obviamente Margarita sabia que las tarjetas no podían ser utilizadas por su seguridad, por un momento su mente de mujer la hizo fantasear con esa jugosa cantidad de dinero en efectivo, su femeninos deseos adictos a comprar cosas la llevaron a imaginarse cantidad de blusas, pantalones, vestidos, accesorios, zapatillas, bolsas y todo lo que siempre había querido comprar y que muchas veces se había quedado con las ganas, para después recapacitar y considerar ese dinero como sucio.
-es muy generoso de su parte Don Pancho pero no puedo aceptarlo- dijo Mar sin quitar la vista de la billetera y mordiéndose su labio inferior.
-vamos niña, te lo mereces después de todos los malos tratos por los que te hemos hecho pasar y de todo lo que te arriesgaste esta noche, aprovéchalo es tuyo, además ese viejo posiblemente se lo hubiera gastado en putas y yo a lo mejor me lo gaste en cerveza y… en putas- dijo Pancho.
-el dijo que ayudaba a un orfanato y que aportaba a organismos que recogen animales callejeros- dijo Mar pensando que ese dinero era para solventar gastos para esas instituciones.
-que vergas, eso es mentira, solo busca su beneficio, y a lo mejor a lo del orfanato se refiera a las niñas que bailan semidesnudas en un table propiedad de él, mucho más lujoso y grande que el que tiene Felipe, entonces que, lo vas a aceptar sí o no?- dijo el gordo.
-pero……. aunque lo acepte……. en que podría gastarlo, si usted no me dejaría salir ni a la esquina- dijo Mar.
-no te dejaría salir sola, pero podemos salir juntos, sé que estoy refeo y te doy asco pero por otro lado el que te vean conmigo te puede ayudar a ganar mucho respeto por estos alrededores, además este barrio así como lo ves de malviviente también tiene negocios donde puedes encontrar chacharitas de buena calidad, como ropa que te hace falta, tengo un amigo que me debe dinero y puedo cambiarle su deuda por ropa para ti- dijo el viejo.
-eehhhh- Margarita pensaba, una parte de su cerebro decía “no lo agarres, no es tuyo, es dinero ganado ilícitamente”, mientras la otra decía “imagínate todo lo que podrías comprar con ese dinero”.
-bueno, lo aceptaré- dijo la nena, su mente había sucumbido al dinero y a las compras.
-que bueno, ahora déjame sacar una botella que tengo guardada por aquí y unos vasos, vamos a brindar por lo de esta noche- dijo el viejo sacando una botella de vodka que había robado a Felipe.
-no, señor no es necesario, estoy cansada, quiero dormir- Margarita recordaba que exactamente con unos tragos la habían drogado al punto de entregarse a dos viejos repulsivos.
-como de que no, ora toma, con confianza, esta no tiene nada jejeje- decía el viejo descarado sabiendo que la nena se acordaba de lo sucedido.
Margarita recordaba la bipolaridad de este viejo, si bien le sorprendía que se estuviera portando educado con ella y que le hubiera pagado por sus servicios cuando hace apenas unas horas le había robado el dinero con el que había salido a distraerse, el temor a que cambiara su estado de ánimo estaba latente, así que aceptó de mala gana el vaso de vodka, el viejo se sirvió su vaso y lentamente aplastó su enorme trasero sobre la cama haciendo que este mueble casi se doblara, la hermosa Margarita poco a poco se fue sentando también al lado de él, aun permanecía con sus zapatos puestos y su minivestido negro, el apretar de sus antojables pechos formaban una línea exquisita entre ellos ya que el vestido traía anexado un bra que se ajustaba perfectos ese par de melones.
-yyy, me dices que te llamas Margarita verdad?- dijo el viejo tomándose de un sorbo su bebida y sirviéndose otro vaso, un fuerte eructo salió de su boca mientras pesadas gotas de baba caían por sus abultados labios.
-así es señor, y usted Francisco?- dijo Mar mientras daba un tímido y delicado sorbo a su bebida a la vez que sus ojos miraban los enormes tatuajes que cubrían los gordos brazos del viejo, muchas de ellos mujeres con rostros emputecidos.
Margarita veía esos intimidantes brazos de oso y los comparaba con los suyos, sin duda la diferencia era bestial, con razón la otra noche a pesar de que intentó liberarse nunca pudo, además esos brazos eran por mucho muy superiores a los de su padre y su exnovio, el vaso se perdía en esa mano casi del tamaño de un guante de béisbol, los grotescos dedos eran tan mas largos y gruesos casi más que la verga de su ex, solo con los puros dedos le costaría deflorar a una virgen.
-sí, pero dime Pancho, y tienes 18 años?- preguntaba Pancho tomándose otra vez de un jalón su vaso y sirviéndose otro.
-sí, y usted?- preguntaba Margarita mientras ahora quitaba la mirada del sapo y la dirigía a sus manitas como haciendo una comparación con las del viejo.
-yo tengo…. cuántos me calculas?- preguntó el viejo quien ya babeaba al imaginarse el suculento cuerpo de hembra desnudo y ensartado en su estaca.
-ummm, como 50- dijo Mar tomándose por completo el líquido depositado en su vaso y poniendo una faceta extraña por el sabor.
-casi, tengo 55, te sirvo otro?- dijo el viejo y Mar de manera increíble acercó su vaso al viejo para que este le sirviera otro trago, sin embargo la nena estaba confiada, su idea era que el viejo se emborrachara y se quedara dormido para de esta manera buscar como escapar y al verlo beberse el vodka como agua pensaba que era cuestión de tiempo para que se desplomara, Mar no contaba con que este viejo necesitaba de más de una botella de licor para derrumbarse y subestimaba la capacidad embriagante del vodka en una primeriza como ella ya que se lo estaban tomando limpio.
La desproporcionada pareja siguió hablando de cosas sin importancia, entre tanto trago y el trascurrir de los minutos la botella ya iba un poco más de la mitad, casi la mayoría degustada por el viejo, Pancho quien vivía de tomar estaba más que acostumbrado a esto y se veía entero, casi no había hecho efecto el licor en su cuerpo solo una leve sonrisa atravesaba su horrenda cara, Mar por el contrario ya empezaba a sentirse un poco mareada, la cabeza le daba vueltas y se la tomaba constantemente, empezaba a reír de las estupideces que el viejo decía, aunque a cualquier persona le parecerían chistes sin gracia alguna, a la medianamente alcoholizada chica la parecían de buen humor.
El viejo veía como la alegre chica tomaba y tomaba sin llenarse, él, muy hábil empezaba a hacer que le daba sorbos a su vaso pero sin probar nada de nada hasta que vio como la nena poco a poco cambiaba las risas por prolongadas carcajadas, los movimientos que la nena hacia cuando se reía hicieron que su vestido se le subiera considerablemente pero ella no hizo nada por bajarlo, regalándole al viejo una impresionante visión de sus torneadas piernas, estaba tan felizmente ebria que no le daba importancia a eso.
-señooorr, antes de seguir platicando quisiera poner bien en claro algoo, usted se la ha pasado diciéndome puta has esto, puta has aquello, pero quiero decirleee, jijijiji, perdón, quiero decirle, que yooo no soy ninguna putaaa, que le quede claro, ayy, esto ya se me está subiendo- decía Margarita mientras expresaba un hipo.
-jejejeje, pues que querías que pensara, entro al cine y te veo ahí vestida como una rica putita pidiendo verga, y encima con tu panocha toda mojadita, querías que pensara que eras una monja?- dijo el vulgar viejo jugando con sus toscos dedos con los lacios cabellos de la nena.
-jejeje, si verdad, lo que pasa es que había quedado de verme con un chicoo, pero el muy estúpidoooo, se atrevió a dejarme plantada, a mííííííí, usted cree, a mííííí, dejó plantado todo esto- Margarita se levantó dificultosamente para girar su cuerpo para que el viejo admirara esa apenas cubierta y sugestiva anatomía de diosa que poseía que otro había dejado escapar.
-nombre si estas rebuena, yo no sé cómo se puede ser tan imbécil- el viejo admiraba el apretar de ese vestido sobre esas desarrolladas caderas y levantando su voluminoso cuerpo tomó de la fina cintura a tan despampanante chiquilla quien no se intimidó por la acción del gordo.
-y una amiga, que ella si es una putaa, me llevó al cine, donde me encontré con usteeed, pero yo no quería ir, yo le decía que no y ella que siii, yo que nooo y ella que sii- dijo Mar dando otro trago a su vaso.
-Margarita que bonita te ves borrachita, déjame darte un beso- dijo el viejo admirando el hermoso rostro ruborizadamente alcoholizado de la nena.
-un beso?- preguntó Mar, le sorprendió que esta morsa, quien se había cansado de humillarla y aventajarse de su debilidad, ahora le pidiera de manera respetuosa dejarse dar un beso.
-si un beso- dijo el gordo Pancho mientras le quitaba algunos mechones de su cabello que cubrían su angelical rostro.
-pero, nooooo, usted está muy feo, sabe, si bajara un poco esa panza a lo mejor no estaría tan mal- dijo Mar mientras su dedo se tallaba en la grotesca panza del viejo, la nena ya se había olvidado que hace unas cuantas horas el viejo la había utilizado como un anzuelo y ahora hasta parecía que disfrutaba de la compañía de tan horroroso ser, ella se tambaleaba debido al efecto del alcohol y repegaba su exquisito cuerpo en el del viejo para evitar caerse.
-déjame darte un beso- volvió a decir el viejo y ahora tomaba fuertemente a la nena de su cintura pegándola a su obeso cuerpo, la nena sintió el apretar de esos poderosos brazos en su femenina anatomía, nuevamente esa sensación de sometimiento, de vulnerabilidad, de macho rústico apretando poderosamente a una frágil mujercita, esa sensación de no poder hacer nada para impedir que un viejo de lo más despreciable disfrutara de su cuerpo aparecieron excitando inexplicablemente sus hormonas femeninas.
-noooo- dijo la descalzonada nena, Mar podía sentir entre sus muslos un calorcito enajenante y un cosquilleo rico que hicieron que también sus pezones se erizaran, además de que advertía en su vientre la poderosa erección con la que la verga del viejo era capaz de manifestarse.
-entonces me obligas a dártelo a la fuerza- dijo el viejo y acto seguido plantó un salivoso beso a la hermosa jovencita, Margarita reaccionó ya tarde, el viejo ya tenía su lengua alojada dentro de su boquita moviéndose desesperadamente, el vaso de Mar fue a dar al suelo mientras la niña recibía las exuberantes cantidades de saliva emergidas de la apestosa boca del vejete.
La jovencita intentaba apartar su curvilíneo cuerpo de el del viejo, sus prominentes pechos se aplastaba contra de obeso cuerpo de su captor pero ese sentimiento la estaba calentado de sobremanera preparándola para la inminente entrega, el viejo llevó una de sus tenazas al sexo de Margarita para desesperadamente introducir dos de sus dedos dentro de su sensible vagina.
La joven reaccionó con un gritito, pues los toscos dedos del viejo mantenían un grosor considerable y mas al tratarse de dos, los callos friccionaban con las suaves paredes vaginales regalándole a la nena cosquillas nunca antes sentidas.
-noooo suélteme, viejo degenerado- decía Margarita quien golpeaba el pecho del viejo, pero lo que el viejo no sabía era que la alcoholizada niña jugaba con ella misma, decía esas palabras sabiendo que el viejo nunca la soltaría y de esta manera ponerle un morbo extra a la situación, además el hecho de llamarlo degenerado, pervertido, asqueroso o demás la excitaba tremendamente, no sabía porque pero así era.
El viejo obviamente no hacía caso y lentamente comenzó a mover sus enormes y gordos dedos a una velocidad inexplicable haciendo que los jugos de Margarita comenzaran a brotar como rocío de las mañanas, la niña gemía delicadamente para de vez en cuando jadear como los perros y contraerse debido a las placenteras manoseadas que el viejo cuerpo de sandia le estaba dando.
El viejo Pancho procedió a lamer con esa maestría que lo caracteriza la orejita de la nena, ella ladeaba su cabeza pero el viejo siempre lograba acorralarla, fue en uno de estos momentos en que el viejo volvió a meter su lengua dentro de la boquita de la joven, ella ya no hizo por luchar y estimulada por los manoseos y el efecto del alcohol correspondió delicadamente el beso dado por un hombre horroroso, sucio, con visibles desequilibrios mentales y que se dedicaba a una de las prácticas mas reprobadas por la sociedad.
El gordo viejo seguía atrayendo a su humanidad a la joven, con uno de sus poderosos brazos la aprisionaba de su cintura mientras ella tímidamente se abrazaba a él, el viejo movía su estimuladora mano muy rápido mientras los fluidos ya hacían acto sonoro de presencia, resbalaban por ambos muslos de la fémina así como también por el moreno antebrazo del viejo, la jovencita comenzó a gemir mas audible pues las sensaciones iban en aumento al punto de acalorarla como si estuviera en un baño sauna empapando completamente el minivestido con su sudor femenino.
-no pare- Margarita dejó escapar estas palabras en forma de suspiro, sus carnosos labios eran repasados constantemente por su lengua y repetitivos mmmm se escapaban de ellos, al parecer estaba disfrutando de las manoseadas de un viejo sin ningún tipo de atractivo, el viejo solo se rio al escucharla y siguió dedeándola.
Los estimuladores dedeos comenzaron a hacer temblar las carnosas piernas de Margarita, ella comenzó a repasar su lengua por todo el mugroso cuello del viejo llevándose a la boca cualquier cantidad de sabores rasposos y salados hasta que en una de esas sus piernas se juntaron de las rodillas para dejar escapar una gran cantidad de fluidos fuera de su vagina.
La orgásmica Margarita se recostó sobre la morena masa del viejo, sus labios se abrían temblorosos para dejar caer saliva sobre el amplio pecho del viejo, este sujeto en otro acto tomó el vestido de la nena para desgarrarlo sin el menor esfuerzo dejando expuestos para sus rojos ojos los enormes senos de Margarita para posteriormente levantárselo desde abajo sacándoselo completamente y arrojándolo a cualquier parte, volviendo a dejar a la chiquilla como Dios la trajo al mundo.
-ay mamacita, estas rebuena, que te daban de comer para que te pusieras así- dijo el viejo admirando el femeninamente imponente cuerpo de su encantadora.
El viejo estiró una de sus toscas manos hacia uno de los cajones del ropero y sin soltar a la nena sacó un paliacate con el que anteriormente se sonaba la nariz, así y con todo y mocos secos vendó los ojos de la niña mientras le decía a su oído a la vez que de su boca gruesas gotas de saliva salpicaban.
-jejejeje, quédate quieta mi putita, esta noche no voy a ser tan malo, esta noche te trataré como toda una reina,- decía el viejo mientras también tocaba esa acalorada panochita y paseaba su lubricada verga por todo el canalito de su culo.
-acuéstate- dijo el viejo.
-Don Pancho que me va a hacer?- preguntaba algo asustada la vendada nena.
-tú solo acuéstate no te voy a hacer nada que no te vaya a gustar jejejejeje,- reía morbosamente el viejo.
Margarita se asustó pero aun así acostó boca arriba todo su esplendoroso cuerpo haciendo babear al viejo con solo verla acostadita con sus senos bamboleantes y sus muslos humedecidos y ligeramente abiertos, mostrando una panochita depilada pero con algunos tronconcitos de vello púbico que ya empezaba a brotar y que indicaban a la nena que se acercaba otro cuidadoso aseo vaginal.
El viejo tomó la botella de vodka y aprovechando el vientre plano de la jovencita y las hendiduras que se le formaban en esta parte de su cuerpo comenzó a regar el líquido de esta manera formando pequeñas posas licóricas las cuales procedió a lamer con mucha devoción, Mar comenzó a sentir ricas cosquillitas a partir de las depravadas lamidas de perro que elevaron su calentura corporal mientras mordía levemente sus labios y por momentos parecía querer reír.
El viejo terminó de degustar la encantadora bebida repasando su babosa lengua por donde aún quedaban unos minúsculos restos, dejando el marcado abdomen de la nena completamente brilloso en babas, para después subirse a la pobre cama y posicionarse entre los muslos de la chiquilla, el viejo los abría mientras Mar no impedía que la abrieran de piernas, entonces el viejo dejó caer otro chorro de vodka sobre la panochita de la bella princesa, ella sentía el roce del líquido sobre su sexo, cosquilleándolo para después sentir como la obscena lengua del viejo se deslizaba por toda la extensión de su territorio vaginal.
-agggggggg, sssshhhhhhhh, sssssllllllllluuuuuuupppp, aggggghhhhhhhhhhhh,- el viejo hacia sonidos animalescos al momento de estar chupándole nuevamente a la nena su acalorada vagina, Margarita tomaba sus manos y las utilizaba para echarse aire en su chapudo rostro y así intentarse quitar un poco el agobiante calor corporal.
Pancho colocaba una fina copa y la hundía contra el sexo de la nena, vaciaba mas de ese licor y de esta manera recogía la bebida alcohólica mezclada con los jugos vaginales de la nena, una vez llena la copa el viejo procedió a tomársela degustando esa exquisita bebida que aun no se comercializaba en ningún sitio.
-ahhhh, exquisito, debería de ser pionero en este tipo de bebidas y tu chiquilla la materia prima, ganaría millones, superarías a todas esas marcar francesas de champagne y cognac- dijo el viejo.
El viejo volvió a hundir su fea cara de reo trastornado entre los delicados labios vaginales de la nena, su lengua se movía asquerosamente por todo alrededor de las partes intimas de la joven y metiéndose dentro de esta, Mar en tanto comenzó a emitir leves gemidos placenteros mientras se quitaba la venda y alcanzaba a visualizar una cabeza moviéndose de manera repulsiva con pelos enmarañados y pajudos y en la coronilla una visible marca de iniciante calvicie.
-señor, que consteee jijijijijiji que no soy una puta como usted dice- decía Margarita entrecortadamente, estaba siendo penetrada ahora por una viscosa lengua que la llenaba de babas hasta que la capacidad vaginal no resistió mas y la vagina de Mar comenzó a desbordarse en saliva, el viejo la recogía y con su lengua y dedos trataba de que sus asquerosas babas no se perdieran y se quedaran impregnadas en la piel de la joven o rellenando su canal vaginal.
-shhhh, cállate puta,- dijo el viejo y metió sus dedos medio y anular dentro de la oceánica vagina de la joven, comenzó con una serie de chapoteantes movimientos que iban de arriba a abajo mientras sus dedos adquirían una forma de gancho dentro de su sexo buscando ese punto en donde las niñas se corren como mangueras.
Margarita comenzó a sentir los cosquilleos cada vez más bravíos, se meneaba hasta que sus piernas se arqueaban y levantaron uniéndose rodilla con rodilla y apretando con sus muslos la grasienta mano de Pancho, ella trataba con sus manos de impedir esos endemoniados movimientos pero le era inútil, el viejo se daba mañas para eso.
-nooooo jijijijijijijji- decía la estimulada jovencita al presentir contracciones algo fuera de lo común.
Sin embargo el viejo ya predecía las contracciones orgásmicas de la nena, era testigo de cómo prácticamente la vagina de la nena le comía los dedos, el viejo sentía delicioso y lo alentaba a seguir torturándola manualmente.
-me vengoooo, me vengoooooooo- decía la nena mientras se convulsionaba entre la cama al tiempo que de su sexo brotaban abundantes líquidos lubricantes que salían disparados y chocaban contra la aterradora cara de sapo del viejo quien mantenía su boca bien abierta.
El viejo sin meterle su monstruoso barreno ya la había hecho correr dos veces, este viejo estaba concentrado en hacerla correr cuantas veces fuera necesario, en satisfacerla de la mejor manera, como una verdadera hembra de su voluptuosidad y beldad debe de ser satisfecha, mientras tanto la nena se revolcaba arriba de la cama aferrando sus manitas a la sucia sábana y temblando ligeramente debido al orgasmo vivido.
El viejo quien nunca sacó sus gruesos dedos volvió a menearlos de manera rústica, agresiva, sin embargo nuevamente los chapoteantes sonidos vaginales volvían a escucharse para deleite del despreciable, la jovencita balbuceaba palabras extrañas, su hermosos ojitos se cerraban y sus cejas se mantenían emocionalmente fruncidas demostrándole al viejo su grado de salvaje excitación que la envolvía.
El viejo ponía empeño, pesadas gotas de sudor resbalaban y escurrían por entre sus arrugas que casi formaban un lavadero en su frente, los dedos del viejo se llenaban de lubricante como si los hubiera metido al agua, el entorno ya estaba completamente ambientizado con fragancias puramente vaginales.
La jovencita se preparaba para ser sacudida por otro orgasmo, todo el retorcido cuerpo de la nena ya se cubrían de gotas de sudor, el viejo seguía en su lucha por hacer correr nuevamente a la nena mientras la otra de sus manos recorría el perfecto vientre de ella como un artesano que acaricia una verdadera obra maestra, el viejo movía sus dedos frenéticamente mientas sus ganchudos dedos daban una especie de masaje en la parte superior interna del sexo de la nena.
Mar se aferraba del tubo del respaldo de la cama, mientras su cuerpo se convulsionaba nuevamente y gemía y pujaba descontroladamente, el viejo emitía una risa presumidamente triunfadora cuando sintió el calor orgásmico que se avecinaba como fuego saliendo de su húmeda cueva y cuando un chorro salió disparando una potente cantidad de lubricante que llegó a empapar su obeso cuerpo de barril mientras este ya lo esperaba gustoso.
El potente chorro empapó toda la peluda panza de Pancho, sendos arroyos formados a base de lubricante vaginal corrían por toda la barriga del hipopótamo mientras la chica desgarraba su garganta en gritos y pujidos orgásmicos los cuales fueron escuchados por un borracho que pasaba por el lado contrario de la barda.
-shhh, cállate putita van a pensar que te estoy matando, jejejeje, y eso que todavía no te la meto- dijo el Pancho.
Margarita se privó en una serie de ondulaciones infernales y agusanables que demostraban su nivel de fogosidad, los temblores de la nena eran tales que parecía que sufría de alguna rara anormalidad en sus nervios en versión distorsionada.
-eeesss, queeee, se sienteeeee, tan ricooooooo- dijo la nena dando la impresión de que quería llorar de tan orgasmeada que estaba, además su voz se escuchaba de igual modo temblorosa.
Al viejo pareció gustarle la forma tan enérgica en que la nena se había corrido, así que sin sacar sus dedos de nuevo volvió a moverlos con la idea de que esta chica volviera a derretirse lúbricamente, esta vez los sonidos húmedos rebasaban la normalidad, la chamaca quien seguía aun en estado orgásmico recibía nuevas sensaciones calóricas de aproximación orgásmica, el gordo viejo estaba haciendo recompensar de la mejor manera a Margarita por todas las cosas que hasta el momento la había hecho pasar.
Los grotescos dedos volvían a rascar levemente la pared vaginal de tan hermosa jovencita exactamente ese punto en donde las descargas de éxtasis nacen con mayor violencia, las placenteras sensaciones hacia que Mar volviera a descomponerse enrollando su cuerpo con la vieja sábana, el viejo comprobaba por medio del tacto el exagerado calor que cubría todo el escultural cuerpo de Margarita, la muchachita gritaba ahora debido a las descomunal corrida que estaba por venir.
-pareeeee, señor me voy a orinaaaaaaaaaarrrrrrrrrrr!!!!!!!,- decía la nena pues no sabía si lo que venía eran jugos u orines, intentaba con sus delicadas manos detener al viejo pero le era imposible.
-méate cabrona, méate- dijo el asqueroso porcino.
-no, pareeeeeeeee!!!!!!- gritaba la nena mientras intentaba detener al viejo con sus débiles manitas, el viejo no paraba, al contrario aumentaba su velocidad hasta que consiguió que Margarita alcanzara el clímax y esta vez como ella lo había advertido se vino en una combinación de lubricantes con orines.
-Dooon Panchoooooooo, me meeeeoooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!- gritó la nena sin recato alguno, en tanto el borracho que escuchaba los gritos de Margarita se sacaba su asquerosa verga completamente orinada y se ponía a masturbársela descaradamente en uno de los callejones que funcionaban como arterias de esa cuadra.
-jejejeje, las perras están en celo,- decía el viejo vagabundo mientras su percudida verga se empezaba a erigir.
Margarita se volvió a revolcar arriba de la cama, de la excitación no aguantó y tomó una apestosa almohada para morderla y jalarla queriéndole arrancar ese pedazo, su cuerpo se tensó para después estirarse como si quisiera ganar más altura, sus gritos y pujidos hacían pensar a cualquiera que la escuchara que la nena estaba pariendo, los potentes chorros salían disparados casi como un aspersor, Mar nunca pensó que su vagina pudiera producir tanto jugo, eran tales las cantidades que fácilmente hubiera ya llenado una jarra.
El viejo reía al ver la escena, una casi niña con un cuerpo descomunal convulsionándose como una poseída y completamente sudada de su rostro y su cuerpo y que se corrió varias veces en ese mismo periodo de tiempo; entonces el viejo sacó muy lentamente sus dedos que abrían esos exquisitos labios completamente brillosos y rosaditos, los toscos dedos salían empapadísimos mientras en cada centímetro que retrocedían le cosquilleaban a la nena tan delicioso que la obligaban a temblar y expresarse de manera lastimosa.
-ahhh cabrona que rico te vienes, si es cierto eso que dicen de las viejas con los hoyitos en su espalda baja jajajajaja- decía el viejo sacudiendo sus empapados dedos.
La nena no conforme con los orgasmos que le regalaron bajó su manita derecha para ella misma rascarse el exceso de comezón que imperaba en su orinada conchita, a pesar del éxtasis la nena estaba consciente de la aborrecible persona quien tenía a su lado y en su mente estaba la idea de no dejarse penetrar nuevamente por él, o por lo menos mostrar resistencia.
-Don Panchoooo, ya fue sufucienteeeee, estoy cansadaa, quiero dormiiirrrr por favorrrr- decía la nena tomando aire constantemente y todavía mordiendo la sucia almohada.
Pero sin que ella se diera cuenta, el viejo se levantó de la cama y se desnudó a una velocidad sorprendente, rápidamente regresó a su posición entre las piernas de la jovencita, ella seguía rascándose con sus hermosos ojitos cerrados sintiendo la tibieza y humedad de su vagina, sus dedos se metían entre sus labios vaginales y de tanta excitación metió uno de ellos en su conchita y lo movía circularmente, entonces el veloz viejo viendo que la nena pedía verga apuntó su descomunal trozo entre las calientes carnes de la jovencita.
De una sola estocada le metió los 22 centímetros de su asquerosa tranca morena llena de sedimentos blancuzcos y pelos enroscados hasta el fondo, la nena reaccionó con un noooo, pero ya era demasiado tarde, el viejo la había atravesado, a pesar de haber estado excesivamente lubricada no pudo evitar sentir como la toresca introducción del venudo aparato le abría forzadamente su canalito.
Pancho se movía fornicadoramente dentro de ella aferrando de la cintura a la suculenta muchachita, ella no le quedó de otra que llevar sus manos a las grotescas muñecas del voluminoso, el viejo empujaba brutamente su venudo miembro hasta el fondo, ambos sexos chocaban descontrolada y chapoteantemente intercambiando los lubricantes que los empapaban, Pancho parecía un simio o una especie de animal cuyo escaso intelecto lo llevaba solamente a meter y sacar rústicamente su tieso tronco.
El viejo tomó ambas piernas de Mar y las subió abriéndolas por completo para después doblárselas hasta enfrente tomando una posición contorsionante para la nena ya que sus rodillas quedaban en los costados de su cabeza, los músculos de sus piernas eran expuestos a una elasticidad demandante, Pancho veía desde ahí arriba como su venuda tranca se enterraba en la carnosa panocha de la joven abriéndola al punto del desgarro, ella se tocaba su botoncito ya que las oleadas de placer que de ahí provenían le ayudaban a relajar sus estirados músculos, a pesar de tener la idea en un principio de no dejarse coger por el viejo panza de balón playero, ahora presa de la calentura y el morbo se dejaba penetrar por este viejo asqueroso.
-ahora si lo estas disfrutando verdad pinche puta caliente- decía el viejo.
-siiii, siiii,siigaaaaaa!!!!!- dijo la alegre Margarita quien recordaba las confesiones que le había hecho a Gustavo y ahora era víctima de una oscura fantasía.
-jejejeje, no te preocupes que de ahora en adelante te voy a dar caña todas las noches- decía el viejo acelerando sus bestiales movimientos pélvicos que resonaban por todo el cuarto y hacían rechinar la cama y esta a través de las vibraciones hacia crujir los vidrios de la ventana más cercana.
El gordo Pancho aprovechó su redonda forma y se dejó rodar de espaldas sin salirse de Margarita, al mismo tiempo que tomaba de los brazos a la chiquilla, esto hizo que la nena fuera jalada por el contrapeso de su captor y quedó ensartada ahora ella arriba del viejo, la voluminosa panza del viejo casi era una segunda cama para Mar, el viejo tomó a la nena de sus nalgotas y las fue ensartando completa en su desmesurada verga, la sensible vagina de la nena poco a poco se fue comiendo el resto de esa morena tranca, hasta que su lampiño y blanco culito se unió con el abultado y peludo vientre del moreno viejo y se aplastó contra este en un ensamble perfecto, solamente los huevos de toro quedaron fuera de esa rosadita vagina mostrando esa magnificencia que los caracterizaba en toda su arrugada y peluda circunferencia.
Margarita no pudo evitar dejar salir un quejido placentero cuando tuvo dentro de ella todos los centímetros del viejo, el viejo comenzó a moverse muy despacio tomando de las manos a su bella secuestrada, entrelazando sus callosos dedos casi acorazados con los delicados deditos de Mar, la enorme panza se movía como gelatina y chocaba contra el delicado cuerpo de su amante siguiendo un movimiento similar a la marea de los océanos, ella recibía los poderosos golpes de la panza del viejo que parecían enormes olas y que hacían moverla arriba del rechoncho león marino y por consecuencia el cuerpo de la borracha chiquilla se movía arriba de la monstruosa herramienta, la apestosa verga se encarnaba dentro de esa aun apretada conchita y llenaba todo el ducto vaginal con su viscoso lubricante y su pestilente aroma.
-queeee ricoooo- una ensalivada oración se escapó de los carnosos labios de la nena, el viejo alcanzó a escucharla y comenzó a moverse más rápido.
-así te gusta putita- dijo el viejo.
-siiiiii así mas rápido viejo asquerosoooo!!!!!, aaaahhhhhhhh, mas rápido y más durooooooooooo!!!!!!, quiero sentirla hasta dentrooooooooo!!!!!, la quiero todaaaaaaaaaa!!!!!, como usted dice hasta los intestinoooommmmmm- decía la corrompida nena totalmente fuera de sí y hambrienta de verga mientras su boquita dejaba caer cantidades de viscosa saliva en el peludo pecho de su grasoso amante.
Margarita comenzó a sentir deliciosas descargas de éxtasis a partir de ese ondulatorio movimiento, ya que la venuda verga empezó a cosquillearla por dentro como una especie de pluma que se movía cadenciosamente, Mar apretó con fuerza las manos del viejo, aunque sus leves apretones no le hacían ni cosquilla a las rudas manos del viejo.
-me llena, su verga me llena por dentroooooo!!!!!!!!, ahhhh diossssss sientooo que me estira el úteroooooo!!!!!!!- gritaba la nena completamente abandonada por su razonamiento.
-pinchee cochina te estás dejando clavar por un viejo feo como yooo jejejejeje- mugía el toro.
-siiii, siiii, clávemela hasta adentro maldito viejo cara de sapooooooo!!!!!!!!, lo que tiene de feooooo su verga lo tiene de grandeeeeeee!!!!!!!!!- gritaba la nena presa de la calentura manoseándose sus bamboleantes senos.
Poco a poco la nena por voluntad propia fue bajando y subiendo tímidamente sobre esa colosa tranca, cada vez que ella elevaba su culito una delgada membrana se asomaba proveniente del interior de su sexo apretando la morena extensión del miembro abrazando amorosamente a la venuda palanca, cada vez que Margarita subía y bajaba una infernal calentura se apoderaba de ella y más cuando tímidamente abría sus hermosos ojitos y visualizaba la retorcida y deforme faceta de satisfacción que el viejo expresaba, esto en vez de degradar a la nena la calentaba aun mas y la hacía aumentar la velocidad de las ensartadas que se daba, pensaba como una muchachita tan hermosa como ella se dejaba coger por un viejo tan feo y pervertidamente intentaba visualizarse ella misma en tan comprometida situación.
Intentaba construir ese infartante imagen de ella, como se vería su curvilíneo cuerpo arriba del seboso hombre y con su enorme tranca bien metida dentro de su papayita.
-clávate, clávateee tu sola puta asquerosa- mugía el viejo ya que también empezaba a sentir el cansancio de tener una hembra arriba de él moviéndose frenéticamente.
-ricoooo, que ricoooooo!!!!!!, no me la saque nuncaaa maldito viejo hijo de la gran putaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena obscenidades alentada por la calentura y el alcohol que corría por sus venas y llegaba al cerebro inutilizándolo temporalmente.
-pincheeee putaaaa de mierdaaaaa!!!!!!!!, como osas……… faltarme al respeto reverenda ramera!!!! Ahhhhhhh, vas a ver cuando termine te voy a moler a golpes!!!!!!!!!!- amenazaba el viejo frunciendo su rostro como un verdadero perro rabioso sin embargo a la nena poco le importaba,  ella estaba concentraba en sentir hasta el menor cosquilleo que esa verga de proporciones astronómicas le estaba regalando.
Afuera de ahí las groseras confesiones eran demasiado para el pobre borracho quien se vació sobre el pavimento, pero no conforme con esto seguía masturbando su lechosa verga esperando que esta reaccionara para un segundo episodio.
-siiiii despuessss pero orita siga cogiendomeeeee, sígame metiendooooo su vergaaaa!!!!!!, su trancaaaaa!!!!!!, su cañaaaaaa!!!!! y todas las palabras como se le digaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena estimulada dejando caer su pesado trasero en esa recta palanca, sus senos subían y bajaban descontrolados, botaban como auténticos balones de basquetbol, el viejo se entretenía viendo este espectáculo que los pechos de la joven le bridaban y que él era espectador en primera fila y comenzó a estrujarlos como si se trataran de plastilina y quisiera formar algo con las chiches de la joven.
La verga del viejo se masturbaba en cada uno de los subes y bajas de la nena, el brilloso glande quedaba apretado por dentro de la estrecha vagina de Margarita, el miembro expulsaba cantidades inimaginables de líquido preseminal que iban a embarrarse en toda la extensión del conducto vaginal y parte del útero de la nena y que ya salían hacia el exterior al no encontrar más capacidad vaginal que los contuviera.
Margarita ya se movía desesperada arriba de la verga del viejo, apoyaba sus manos sobre el amplio pecho peludo del viejo, al hacer esto sus brazos se juntaban y apretaban sus carnosos senos haciéndolos más voluminosos y mostrándolos sin tapujos exponiéndole sus rosaditos pezones que de los cuales parecía escurrir un tenue hilo de lechoso líquido, Mar sentía el nacimiento de otro orgasmo, el viejo aferró sus manotas de la cintura de la nena tomándola con fuerza para que esta no se saliera pues se estaba comenzando a ensartar tan rápido que era cuestión de tiempo que la verga del viejo se saliera de tan calientito lugar y le preocupaba más que nada que la joven se desacoplara y diera un sentón que no atinara a ensartarse nuevamente produciéndole daño en su sensible aparato.
La sudada nena paró por un momento para enrollar sus manos en la nuca del viejo y sacar más su culito para de esta forma con excelsos movimientos pélvicos ensartarse nuevamente en esa garruda verga, los movimientos de la nena eran tan perfectos que hacían ver que solo su culito era lo único que subía y bajaba metiéndose toda la extensión del venudo miembro, en cada embestida se podía apreciar como el golpe hacia vibrar los peludos huevos de avestruz que poseía Pancho.
La nena al sentir las callosas manos tomar posesión de una de las partes de su cuerpo más suaves y delicadas comenzó a ensartarse con más pasión, por momentos se detenía pues sentía que nuevamente se derretiría en jugos sin embargo en uno de esos momentos el viejo vio que la nena trataba de retrasar su orgasmo así que comenzó a penetrarla él a una velocidad incrédula dada su voluminosidad, el pesado cuerpo del viejo se levantaba de sus grasas caderas, la nena solo recibía las brutales embestidas que hacían que se levantara casi hasta sacarse la verga sin embargo su trasero volvía a caer pesado sobre la verga del vejete ensartándosela hasta el fondo escuchándose los plafff, plafff, plafff plaffff que indicaban el brutal choque tectónico entre ambos cuerpos sudorosos, la nena se derretía en placenteros gemidos mientras gruesos hilos de baba no dejaban de caer de su carnosos labios, su rostro estaba completamente descompuesto en gestos orgásmicos y retorcidamente placenteros, su cabello se alborotaba en cada movimiento y se pegaba a su sudado rostro y varios mechones llegaban a colarse dentro de su boca, sus nalgas se adornaban con varios pelos enroscados que se desprendían del seboso vientre de Pancho.
La jovencita intentaba retener el orgasmo naciente, su cuerpo se contraía de manera extrema, sus labios intentaban liberar un gemido que se veía sería escandaloso y que ella trataba de impedirlo, pero en eso el viejo comenzó a dedear su botoncito hasta que ella no pudo retenerlo más, temblorosamente contraída y con lágrimas de éxtasis brotando de sus verdes ojitos se derramó en un desgastante pero muy placentero orgasmo que expulsaba una cantidad inconmensurable de agridulce líquido lubricante vaginal bañando la descomunal verga del viejo, la jovencita se retorcía espasmódicamente mientras las bien cargadas corridas se desprendían de su cuerpo dejándola prácticamente deshidratada, los bracitos de la nena se arquearon formando una especie de escuadra al mismo tiempo que apretaba sus manos en forma de puño, la nena desplomó todo su apetecible cuerpo arriba de esa mole humana quedando semidesmayada.
El viejo se levantó junto con su desecha princesa, sin despegársela de su cetáceo cuerpo, y así con todo y ese femenino cuerpo labrado por los dioses se incorporó de pie cargando sin dificultad alguna a su bella amante quien se sostenía con sus brazos y sus piernas a esa amorfa humanidad, sin embargo con una capacidad estimuladora inigualable.
La jovencita respiraba entrecortadamente, sus frágiles brazos se enrolaban como culebras en el negro y lleno de mugre cuello del viejo, las gotas de sudor que corrían de esta parte del cuerpo del gordo en vez de verse trasparentes se veían con un color achocolatado mugriento, el gordo apretaba la cintura de la nena con uno de sus peludos brazos y con la otra mano mantenía levantado el carnoso y blanco culito, sus dedos hacían una especie de red alrededor de ese prominente trasero cargándolo casi con una mano
Pancho comenzó a moverse copulatoriamente, dado su volumen lo hacía muy dificultoso sin embargo pudo lograr que la nena se embistiera en su grotesco animal viviente que llevaba pegado entre sus piernas, la panza se movía asquerosamente y al ser tan prominente obligaba a la nena a arquearse ligeramente para que su barriga tuviera el suficiente espacio para moverse.
Nuevamente los plaff eran los sonidos de ambos abdómenes chocando, la tímida Margarita poco a poco se fue aferrando con sus piernas a la grotesca anatomía del viejo, esto lo hizo debido a que creyó caerse y de esta manera buscaba sostenerse de algo, el viejo en tanto seguía penetrándola y cargándola sin el menor esfuerzo, sudaba mas por efecto del calor corporal de la chiquilla que por estar cargando ese curvilíneo cuerpo, su peso a pesar de ser insignificante para el viejo, a un hombre de proporciones normales le hubiera costado un poco levantarla y después de tanto tiempo cargándola lo más seguro es que sus piernas ya se estuvieran doblando.
El viejo aumentó su velocidad, la nena ahora se aferraba de los pajudos cabellos del despreciable mientras repegaba su carita sobre el peludo y sudorosamente oloroso pecho del viejo, el sonido a humedad proveniente de ambos sexos cortejándose se podía escuchar casi en igualdad de volumen que los constantes quejidos y gemidos de Margarita al igual que los bramidos, relinchidos y mugidos del viejo, poco después el viejo comenzó a mover muy hábilmente sus grasosas caderas de forma pendular haciendo que Margarita se ensartara por inercia en esa desmedida verga, gruesos hilos conformados por la combinación de ambos lubricantes naturales caían pesados hasta el suelo formándose un pequeño charco de fluidos mezclando lo agridulce de la nena con lo salado del viejo.
La nena comenzó a sentir nuevamente que se orgasmeaba, sus glándulas de skene comenzaron a trabajar descontroladamente, el flujo que se estaba formando era tal que en cada meneo se podía escuchar como si se agitara un recipiente lleno de agua, la nena apretaba las grasosas carnes del viejo sintiendo como algo acuoso se formaba dentro de ella mientras una excesiva sensación de calor la invadía en todo su sugestivo cuerpo, como si un calor tartáreo solo girara en torno a ella.
-me vengooooooooooo, Donn Panchoooo me vengooooo otra vezzz, que brutoooooo que machoooooo es usted, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!- en un acto reflejo proveniente de su más recóndito y oscuro lugar de su mente gritó la desequilibrada chiquilla moviendo su cabeza y cerniendo sus cabellos como una posesa, el viejo aprovechó para metérsela hasta el fondo mientras hacía fuerzas descomunales en su verga para que esta se endureciera al punto de parecer impenetrable, su cabeza se esponjó al grado de expandir el conducto vaginal que la abrazaba.
El confiado viejo no contó con que otra vez la muchachita o más bien su sexo le apretara la cabeza como mordisqueándola, el viejo sintió nuevamente la vaciada que se pegaría dentro de ella, sin embargo con las mismas fuerzas de endurecimiento en su verga que este aberrante sujeto realizaba tratando de retrasar su asnal corrida logró retrasar según él su descarga soportando ese primer ataque por parte de Mar, el viejo creído que ya habían pasado esas ganas de vaciarse aflojó su cuerpo, sin embargo volvió a sentir otros exquisitos apretones en su glande provenientes de otra femenina corrida lo suficiente como para hacerle sacar al viejo dos poderosos, cuantiosos y muy prolongados chorros de prolífico esperma que fueron a parar hasta lo más profundo de ese útero que se encontraba en sus mejores días para ser fecundado.
Sin embargo dicha corrida no fue lo suficiente como para dejar fuera de combate esa monumental verga, la jovencita se recargó exhausta sobre el peludo y moreno pecho, sus oreja le permita escuchar los potentes latidos provenientes del corazón del viejo, con solo esos dos chorros de leche su matriz quedó lo suficientemente rebosante en líquido altamente reproductivo, su respiración entrecortada era notoria, el viejo reía satisfecho por estar disfrutando nuevamente de ese portentoso ejemplar de hembra y por haber depositado nuevamente dentro de ella su viril esencia.
-ahh, que rico te vienes putita, no sé donde aprendiste eso pero es maravilloso, jejejeje, haces que uno quiera vaciarse dentro de ti- dijo el viejo.
El viejo llevó a su amada a la cama, acostándola cuan larga es pero dejando sus piernas colgando fuera del colchón, Pancho penetró a la nena de un solo golpe, un pujido se escuchó proveniente de la nena quien solo se volvió a desplomar quedando prácticamente fuera de combate, el viejo comenzó desesperado a atravesarla como si su vida dependiera de ello, la fricción copulatoria hacia ver ambos órganos reproductores cubiertos de una coloración roja, una intensa sensación de calor invadía solo ese espacio en donde ambos órganos reproductivos se enfrascaban en una encarnizada lucha.
-señor por favor no se venga dentro me va a embarazar,- decía la nena a medias, casi no tenía fuerzas ni para hablar, ni siquiera podía ver al viejo claramente.
-tranquila chiquilla, esta vez voy a bañar tu cuerpo de leche- dijo el viejo.
-nooo que asco- respondió la nena pero ahora sus gritos se habían extinto, solo palabras en forma de suspiros salían de su boca.
-siii, quieres eso o correrme dentro tuyo puta malparida?,- dijo el viejo.
-noooooo, aaaahhhhhhhhgggggggg- la nena nuevamente se convulsionaba malsanamente arriba de la cama, sus desarrolladas caderas se elevaban majestuosas hasta casi adquirir un ángulo de 45 grados.
La verga del viejo nuevamente estaba a punto de reventar, de tanto meterla y sacarla el poderoso miembro había batido el semen que se encontraba adentro y había creado una especie de espuma que lo cubría y salía burbujeante fuera del sexo de Mar, las ondulaciones de la nena la hacían moverse circularmente pero sin poder liberarse de esa tranca, Mar en una última descarga de júbilo se corrió abundante sobre la verga, hidratándola con sus jugos mientras ella ya no tenía fuerzas ni para apretar sus carnosos muslos que temblaban retorcidamente y los sentía tan pesados como piedras, Margarita cayó a la cama completamente sudada, cansada y con su vagina prácticamente deshecha.
El viejo sentía el resto de su corrida ya casi en la punta de su glande, comenzó a retirar su inmensa verga lentamente  sosteniendo solo con la fuerza de su venudo miembro las desarrolladas caderas de Margarita a medida que dentro de ese conducto vaginal la venuda tranca comenzaba a soltar abundantes y fecundas descargas de espesa semilla espérmica dentro del útero de la chica, ella nuevamente sentía como esas bestiales descargas chocaban poderosas contra la pared uterina para pegarse como un repello adhiriéndose a él y uniéndose con los otros dos chorros que inundaban su interior sin nada que pudiera quitar ese apestoso fermento que hervía dentro ella y liberaba los gametos reproductivos para que buscaran el preciado óvulo en caso de no haber sido fecundado con la corrida anterior.
El viejo logró sacar su verga completamente solo para que esta soltara otro poderoso chorro que fue a caer sobre la nena, formando un surco blancuzco desde sus pechos hasta el nacimiento de su monte Venus, el miembro dejó caer otros dos tupidos ríos que aumentaron el volumen y espesidad a la línea blanca que ya se encontraba sobre la nena, la verga por último comenzó a arrojar débiles descargas sobre el esbelto vientre de la joven Margarita, el viejo se movía raramente debido a la desnaturalizada corrida que expulsó semen como si de una industria espermática de capacidad colosal se tratara, y para desgracia de la protagonista, tan fértil como el esperma de un muchachito de veinte años.
La jovencita se movía sensualmente, sus manos recorrían su cuerpo recién poseído nuevamente por un viejo repugnante y vil hasta que llegaron a tocar el espeso liquido y comenzó a untárselo como si se tratara de la más eficaz crema humectante, repasándolo por todo su vientre, abdomen, pechos y cuello, sus dedos quedaron impregnados por ese baboso liquido y no conforme con la cantidad de semen alojado en su útero llevó sus deditos bañados en leche para metérselos en lo más profundo de su vagina, sacándolos completamente limpios y sin rastro de esperma para después recoger otro poco pero este llevándoselo a la boca lamiendo el dedo como si se tratara de un caramelo.
Lentamente el pesado cuerpo sudado de Pancho se fue acostando al lado de su bella amante y la fue aferrando con sus gordos brazos, pegándola a su anatomía de morsa, la curvilínea espalda de Margarita ensamblaba perfectamente con la abultada y peluda panza del viejo y la verga de este palpitaba débilmente entre los carnosos glúteos de la jovencita.
Margarita se fue quedando dormida pero más que por su cansancio fue por el nivel de sofocación al que los constrictores brazos de Pancho la llevaron después de esta bestia decidió darle un fuerte apretón con toda su fortaleza lo que impidió que la sangre le subiera al cerebro provocando su desmayo
-así mi putita, siente el poderío, la fuerza de un verdadero macho- decía el viejo con su repugnante aliento cerca de la orejita de la aun consiente Margarita y apretando poderosamente sus brazos marcándoseles toda una red de grotescas venas alrededor de ellos.
Una de las callosas manos del vejete se apropiaban del vientre de la inconsciente fémina como si predijera la formación de un nuevo ser dentro, mientras la otra tomaba uno de sus voluminosos senos reclamándolo como propiedad suya, sin embargo el viejo a pesar de tener como rehén a la más bella flor del ejido no podía dejar de pensar en la hija de Gustavo, una muchachita tan hermosa como Margarita solo que mas libertina en cuanto a comportamiento, el viejo la había conocido mucho antes de conocer a Mar y siempre le había traído unas ganas de desmadrarla y cuando al viejo se le metía una muchachita en la cabeza esta pobre alma siempre terminaba con su panocha llena de su apestosa crema.
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El pobre hombre secuestrado esa noche había sido golpeado hasta la inconsciencia, solo lo dejaron en paz los desalmados porque Lecha tuvo que ir a calmar a la incontenible turba que se había formado alrededor de él diciéndoles que los gritos de auxilio llegaban hasta la cantina y empezaban a alterar a la clientela.
En la susodicha cantina, pero en un piso subterráneo construido como guarida para estos animales otro hombre encerrado y amarrado de piernas y brazos se arrastraba como gusano en todo el espacio que su andar le permitía, Felipe se acercaba a él con un plato de comida.
-come perro- dijo Felipe y colocó el plato de comida en el suelo, el hombre, quien se trataba del padre de Margarita se desgastaba insultándolo y gritando pero el cuarto al estar bajo tierra y con muros y techos cubiertos de materiales aislantes no le permitían que sus gritos fueran escuchados.
Pablo desconocía la situación en que se encontraba su hija, no la había visto desde que lo trajeron y por supuesto que ignoraba que su esplendoroso retoño acababa de ser nuevamente poseído por un viejo tan repugnante como Pancho y que encima de todo la lechosa nena dormía cómodamente al lado del hombre que la había secuestrado a ella y a él, descansado abrazada por este como si se tratara de su marido y que muy posiblemente ya llevaba una semilla dentro de su vientre germinando todo gracias a las densas corridas que el viejo descargaba dentro de su sexo.
-cállate, gritas como una perra en celo, como la perra de tu hija cuando se la dejan ir hasta dentro, jejejejeje,- decía el viejo y pateó el plato de comida para según él acercárselo al hombre, la comida salió desperdigada por todo el piso.
-jejejejejeje, me pasé- Felipe salía las carcajadas, su asquerosa dentadura solo reflejaba asco y putrefacción, el viejo salía del cuarto para dirigirse a su puesto de trabajo y desempeñar su labor sin el menor cargo de conciencia.
-espere maldito viejo, donde esta mi hijaaaa, Margaritaaaaaaaaa!!!!!!- gritaba Pablo mientras las luces de ese cuarto se apagaban dejándolo en la oscuridad.
-tu hija en estos momentos deben de estarle pegando otro cogidón jejejejeje, como los que solo a ella le gustan- fue lo último que dijo Felipe antes de abandonar el lugar.
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Lejos de ahí, en una elegante casa, una mujer madura pero de mucha belleza y un físico muy bien cuidado llamaba insistente al celular de su esposo, ya se había hecho tarde y este no llegaba, la hermosa mujer ya lista para dormir vestía solo en un discreto camisón que se pegaba a su escultural cuerpo; en una habitación continua otra hermosa jovencita de veinte años de edad descansaba semidesnuda después de un duro día en la universidad privada a la que asistía, sus sueños estaban muy alejados de la situación que se estaba por venir para ella, ni en cuenta para esta hermosura que ya era blanco de estos pervertidos seres quienes habían puesto sus ojos en sus tremendas nalgas y desarrollados senos.
Continuara……
 
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vordavoss@outlook.com
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Relato erótico: Entre mi esposa y yo, nos follamos a la inquilina (POR GOLFO)

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no son dos sino tres2
Si alguien me dijera hace dos meses que se podía sacar algo bueno de esta puta crisis, con seguridad le hubiera sin-titulomandado a la mierda. No solo había perdido el trabajo sino que, debido a lo exiguo del paro, me estaba quedando sin ahorros.  Previendo que de seguir así la situación no íbamos a poder pagar la jodida hipoteca, me senté con mi mujer para decidir qué hacer.
-Deberíamos ir pensando en vender la casa- con dolor le informé.
Maite, consciente de nuestra pésima situación económica, se echó a llorar. El dolor por perder ese piso era mutuo, a mí tampoco me apetecía desprenderme de nuestra única posesión pero no se me ocurría nada más. Afortunadamente cuando ya habíamos acordado la venta, mi esposa llamó a su hermano y él le dio otra solución:
-¿Porque no alquiláis la habitación del fondo?
En un principio, Maite se negó en rotundo porque meter a un desconocido en casa significaría perder nuestra privacidad, pero entonces Javier le hizo cuentas:
-Por lo que me dices os faltan cuatrocientos euros al mes pues, antes de malbaratar la casa, alquila ese cuarto por esa cantidad y cuando las cosas mejoren, lo echas y sigues manteniendo tu hogar.
Visto desde esa óptica, tenía toda la puñetera razón por lo que antes de colgar el teléfono, Maite estaba convencida. A mí en cambio, la idea me gustó desde el principio por lo que al día siguiente colocamos una serie de carteles por el barrio. Durante una semana, nadie se interesó y cuando estábamos a punto de perder la esperanza, una mañana recibimos la llamada de una muchacha.
Recién llegada a Madrid por motivos de trabajo, necesitaba un sitio donde vivir y como no podía pagarse un piso para ella sola, cuando leyó nuestro anuncio decidió llamarnos. No que decir tiene que quedamos con ella ese mismo día. Al aparecer, nos quedamos de piedra:
¡La tal Rocío era un bombón!
Con veinticinco años y un metro setenta de altura, parecía sacada de una revista y para colmo su acento andaluz, le confería un gracejo que difícilmente pasaba desapercibido. Asumiendo que meter una preciosidad semejante en casa, no era buena idea, separando a mi mujer, le dije:
-Podemos esperar a otro inquilino.
Maite se me quedó mirando y extrañada, me preguntó el motivo de mis reticencias. Al escuchar que la única razón es que estaba demasiado buena, me contestó:
-Si lo que te preocupa son mis celos, olvídate. Confió en ti- tras lo cual cerró el trato con la morena.
Mientras lo hacía, no pude evitar comparar a esas dos mujeres. Ambas eran atractivas a su manera. Aunque mi futura inquilina era una autentica belleza andaluza, alta, guapa y dotada por un par de pechos de locura, mi esposa no tenía nada que envidiarle. Mas baja y con unas caderas mas prominentes, tiene un culo cojonudo y unas piernas todavía mejores. Aun así, al observarlas, preví problemas. Dos hembras semejantes con un solo macho no serían fácil de sobrellevar.
Mientras las miraba, llegaron al acuerdo y dándose un beso de despedida, quedaron en que al día siguiente traería su ropa.
-Te estaremos esperando- le contestó mi esposa mientras cerraba la puerta.
Nada más hacerlo, me soltó:
-¡Esa zorra te ha puesto cachondo!
La cara de viciosa que puso me recordó nuestra única experiencia en un lugar de intercambios donde conocimos a una pareja que tras una breve charla, acordamos irnos con ellos a un reservado. Una vez allí, mientras el marido nos miraba, nos follamos entre los dos a su mujer. Aunque Maite nunca le habían gustado las mujeres, al terminar me confesó lo mucho que había disfrutado viéndome follar con una extraña y si nunca repetimos, no fue por ganas sino porque nunca se dio otra oportunidad.
Estaba todavía rememorando esa escena, cuando acercándose a mí, se arrodilló a mis pies y sin mas prolegómenos, me bajó la bragueta. La necesidad que mostró, me calentó de sobremanera y cogiéndola en brazos, la llevé hasta nuestra cama.  Ni siquiera tuve que desnudarla, al verse sobre las sabanas, mi querida esposa comportándose coo una verdadera puta se quitó la ropa, mientras me decía:
-¡Estas deseando follarte a esa guarra!
Sin pensar en las consecuencias, le contesté que sí. Contra todo pronóstico, se echó a reír y llamándome a su lado, me contestó:
-¡Tendrás que conformarte conmigo!-
Ver a mi mujer, tirada en la cama y totalmente desnuda, fue más de lo que pude soportar y despojándome de mi ropa, me reuní con ella de inmediato. En cuanto me tumbé y como si lo tuviese programado, me cubrió de besos comportándose como la dulce amante a la que estaba habituado. Contagiado por su pasión, llevé sus pechos a mi boca. Maite gimió al sentir mi lengua jugando con su areola y tratando de forzar que la tomara, llevó mi pene hasta su pubis.
No llevábamos ni un minuto sobre el colchón y ya quería que sentir mi pene en su interior. Comprendiendo que para ella era morboso el imaginarme con otra, decidí forzar su ilusión y mientras mis manos recorrían su piel, le dije al oído:
-¡Qué ganas tenía de follarte! Rocío.
Al oir que la llamaba con el nombre de la otra, ni pudo reprimir un gemido de placer. Ante su entrega, le separé las rodillas y pasé mi mano por sus bordes sin tocarlo. Mi mujer se mordió los labios cuando sintió que uno de mis dedos separaba sus pliegues y que lentamente iba en busca de su clítoris. Cuando lo encontré, el botón ya estaba esperando mis caricias. Duro y mojado, su dueña se retorció sobre las sábanas cuando le dediqué un leve pellizco. Satisfecho por la calentura que demostró, me deslicé por la cama y acercando mi boca a su sexo, probé su néctar.  Sacando mi lengua, tanteé sus pliegues y al ver su respuesta, bebí de su flujo sin hartarme.
La cueva que tanto conocía, se convirtió en un manantial inagotable. Inbuida de una pasíon desbordante,  cuanto más bebía, más brotaba de su interior. Para entonces, Mi mujer estaba desesperada y cerrando sus puños, me rogó:
-Fóllate a tu Rocío.
Venciendo mis ganas de hacerlo, proseguí horadando su agujero con mi lengua. No tardé en oír como se corría y buscando prolongar su éxtasis, metí un par de dedos dentro de ella. Maite al notar la caricia, empezó a aullar de placer mientras su cuerpo convulsionaba sobre las sábanas.
-Por favor- me imploró: ¡Lo necesito!-
Al ver que no le hacía caso y que seguía enfrascado en mi particular banquete, Mi esposa se levantó y poniéndose a cuatro patas, me miró. La rotundidad de su trasero me terminó de convencer y pasando mis manos por sus nalgas, supe que era lo que realmente me apetecía hacer.
Aunque no era lo que mas le gustaba, no le di opción y separando sus cachetes descubrí que esa entrada trasera que tanto me gustaba y tan poco visitaba. Al observar que no se quejaba, embadurnando mi dedo en su flujo, empecé a recorrer las rugosidades de su ano. Juro que me extrañó que no hubiera resistencia por su parte y más  cuando suspirandoy con la voz entrecortada, me rogó:
-Házmelo pero con cuidado-
Solté una carcajada al escucharlo. Las otras veces que había hecho uso de su culo le había dolido y por eso en esta ocasión, decidí ir con mucha lentitud. Alternando mis caricias entre su sexo y su ojete, conseguí relajarlo y solo cuando estuve convencido que no le iba a doler, introduje una de mis yemas en su interior. Al no  retirarse, comprendí que había conseguido mi objetivo y tanteando sus paredes, fui aflojando aún más su resistencia mientras, centímetro a centímetro y falange a falange, enterraba mi dedo en ese terreno tantas veces vedado.
-¡Dios!- escuché que decía al empezar a sacar y meterlo por entero.
Convencido de haberlo dilatado suficiente, repetí la operación con dos. Maite protestó con un quejido pero no se apartó, al contrario, meneando su cadera, buscó ayudarme en la labor. Agradecí con sonoro azote su entrega y pegándome a su espalda, le pregunté si podía empezar.
-Sí, mi amor-

Cogiendo mi pene lo embadurné con su flujo, antes de hacer cualquier intento de acercarme a su ojete. Mi esposa al ver lo que hacía, poniendo cara de puta, me soltó:
-Mételo antes en mi coño-
Como su sexo estaba empapado, me pareció una idea cojonuda de un solo empujón lo embutí hasta el final de su vagina. Maite se retorció como una loca al sentir mi verga en su interior y me pidió que siguiera penetrándola de esa forma.
-Ni de coña- respondí y haciendo caso omiso a sus deseos, se la saqué.
Tras lo cual, puse mi glande en su orificio trasero y con un breve movimiento, lo desfloré.
-Ahhhh-, gritó sin moverse.
Sabiendo que debía dejar que se acostumbrara a tenerlo dentro, no me moví durante unos segundos. Cuando observe que su dolor había disminuido, le acaricié la espalda mientras enterraba mi pene en su interior. Poco a poco, sus intestinos terminaron de absorber mi extensión.
-Rocío, quiero verte masturbando- susurré.
Obedeciendo, bajó su mano a la entrepierna y se empezó a masturbar con un frenesí que me dejó asustado. Aullando como loba, me pidió que comenzara. Imprimiendo un lento ritmo fui sacando y metiendo mi falo, mientras ella no dejaba de torturar su clítoris.
-¡Cómo me gustaría que te follaras a esa puta!- me dijo totalmente descompuesta mientras movía sus caderas.
Sus palabras me hicieron comprender que se le había en la cabeza que nos tiráramos a nuestra inquilina. Vista su calentura, decidí incrementar mi vaivén y lo fui acelerando hasta que se convirtió en un loco cabalgar. Para aquel entonces, la respiración entrecortada de mi mujer me confirmó que estaba a punto de correrse y profundizando su excitación, cogí sus pechos con mis manos. Usándolos como punto de apoyo, me lancé en busca de mi propio placer.
-Dame duro
Su permiso me dio alas y apuñalando con mi pene su culo, prolongué su orgasmo. Nuevamente sus aullidos llegaron a mis oídos y mientras mis piernas se llenaban del flujo que brotaba de su cueva, eyaculé en su interior. Agotado, caí sobre ella. Maite nada más recuperarse, me besó y abrazándose a mí, me soltó:
-¡Esa niña no sabe dónde se mete!
 
Rocío empieza a vivir en casa.
A la mañana siguiente, nuestra nueva inquilina llegó a la hora acordada. Tal y como había quedado trajo con ella su ropa y demás enseres de forma que a partir de ese día empezó a vivir con nosotros. Nada me hacía presagiar que su estancia en un principio provisional se iba a convertir en definitiva. Por otra parte os tengo que reconocer que en cuanto le abrí la puerta y la vi vestida con ese top y esa falda, recordé la fijación de mi esposa con que hiciéramos un trío con ella.
“Mira que está buena”, pensé mientras le cedía el paso.
La morenaza ajena a que su casero le estaba mirando el culo, alegremente se dirigió a su habitación. Maite, mi esposa, tratando de agradar la ayudó a desembalar sus cosas aunque por la expresión de sus ojos supe que en realidad la estaba estudiando. No me cupo ninguna duda de que en esos momentos estaba analizando a esa cría buscando alguna debilidad para explotarla. Cómo yo solo podría estorbar, decidí darme una vuelta por el barrio para hacer tiempo hasta la comida.
“Tengo que conseguir trabajo”, me dije mientras salía de casa, “me estoy convirtiendo en una seta”.
La falta de actividad me estaba pasando factura. Mis días eran la mera repetición de los anteriores. Me levantaba, daba un paseo, comía, tele, cenaba, más tele y a dormir. Por eso aunque no fuera más que por la novedad, la presencia de esa monada me alegró y digo esto porque tenía el convencimiento de que mi esposa se iba a quedar con las ganas de tirarse a esa cría.
“¡Tiene que tener novio!”, sentencié al ser imposible que nadie le hubiese echado el lazo.
Dos horas después y con un par de cañas y un pincho de tortilla en mi interior, volví a mi piso. En él, me encontré a mi mujer y a mi inquilina charlando animadamente en su interior. La camaradería que parecía existir entre ellas, me hizo dudar si al final mi señora tendría razón y más cuando después de comer y mientras echábamos un polvo vespertino, me informó:
-Creo que al final va a ser fácil, la he pillado mirándote el culo.
Muerto de risa, contesté:
-Y yo, devorando tus tetas con los ojos.
Desgraciadamente, durante las siguientes dos semanas, la realidad nos bajó los humos. Por mucho que tanto mi mujer como yo intentamos un acercamiento a esa mujer, nos chocamos con su indiferencia y eso que en cuanto se sintió en confianza, Rocío comenzó a lucir noche tras noche una serie de sensuales camisones que nos hacían desearla cada vez mas.
Era alucinante, a la hora de cenar, esperábamos con ansia verla aparecer porque olvidándose de que no éramos más que unos desconocidos, esa cría se ponía unos modelitos que más que ocultar, realzaba su estupenda anatomía. Si algo tenían en común, era que nos obligaban a observarla con creciente desasosiego. Os juro que me resultaba difícil no saltarle encima y violarla sobre la mesa del comedor cuando llegaba moviendo su pandero con sus tetas apenas cubiertas mientras disfrutaba luciéndose ante nosotros dos.
-¡Es una calientapollas!- le dije  a mi mujer después de que una noche, la andaluza nos hubiese deleitado con la versión mas porno de sus camisones.
Sin ningún tipo de recato, se había sentado a cenar con un picardías traslucido a través del cual podíamos claramente distinguir los negros pezones que decoraban sus enormes pechos. Era una cosa tan descarada que, bajo mi pantalón, mi miembro se levantó como un mástil y lo peor es que nuestra inquilina se percató y luciendo su mejor de las sonrisas, me pidió que le pasara la jarra de agua, diciendo:
-¿No tienes calor?
Maite dándome la razón y mientras recogía entre sus manos mi dureza, me contestó:
-Lo sé y si se cree que puede jugar con nosotros, ¡Va jodida!
Al escucharla, comprendí que había decidido dar otro paso pero nunca imaginé que al día siguiente le tuviese preparada una encerrona.
 
Maite la droga:
Aunque era evidente que mi mujer había planeado algo, os juro que no creí que fuera algo tan brutal y menos que fuese tan pronto. Todavía recuerdo que la noche siguiente a nuestra conversación, Maite se comportó especialmente cariñosa durante la cena con nuestra inquilina, llegando incluso a servirle ella misma el café. Os confieso que creí que estaba intentando nuevamente seducirla pero no tardé en darme cuenta de lo que equivocado que estaba porque no debíamos llevar ni cinco minutos de sobremesa cuando Rocío se disculpó diciendo que estaba cansada y que se iba a dormir.
La reacción de mi mujer me dio la primera pista de que algo había hecho, porque sin ningún motivo la acompañó hasta su cuarto. Aún estaba limpiando los platos de la cena, cuando Maite volvió a la cocina con una sonrisa en sus labios:
-Ven –dijo con tono misterioso.
Sin saber a qué atenerme, la seguí por el pasillo. Y cuando ya creía que íbamos a nuestra alcoba, la zorra de mi mujer me metió en la habitación de la muchacha.
-¿Verdad que está guapa?- me soltó señalando a la andaluza que dormía plácidamente en la cama, totalmente tapada por las sábanas.
En voz baja respondí que sí. Fue entonces cuando soltando una carcajada, Maite me preguntó:
-¿Te gustaría verla desnuda?
Sin darme tiempo a responder, se acercó donde la cría dormía y lentamente empezó a destaparla. Os juro que me quedé petrificado al ver lo que hacía pero más al comprobar que la morena estaba en pelotas.
-¡Menudos pechos tiene la jodía!- soltó mi mujer al dejar al aire los senos de la muchacha.
Absorto contemplando esa dos maravillas, no estaba preparado páralo que vino a continuación. Maite, agachando su cabeza, cogió unos de esos melones y sin hablar se lo metió en la boca.
-¿Qué haces?- pregunté angustiado al darme cuenta de que la cría estaba sedada.
Mi querida esposa sonriendo contestó:
-Lo que debíamos haber hecho hace tiempo. Vamos a follárnosla.
Aunque debía haberme negado a hacerlo porque no iba a ser más que una violación, no pude evitar ponerme como una moto cuando bajando un poco más la sábana, Maite me mostró el sexo totalmente depilado de la muchacha:
-¡Fíjate qué coño tiene la puta!- dijo separando sus rodillas.
La visión de su entrepierna  ya de por sí era algo morboso pero incrementando mi calentura, mi señora me miró diciendo:
-Quiero que te la folles.
Reconozco que debí hacerla entrar en razón pero estaba demasiado excitado para intentarlo y por eso, en vez de oponerme, lo único que pude decir fue:
-No seas bruta. Si me la follo sin que esté lubricado su coño, mañana amanecerá escocida.
Mi mujer, con un brillo malvado en los ojos, me respondió:
-Eso se puede arreglar.
Y sin esperar mi respuesta, se agachó entre sus piernas. Como loca, sacó la lengua recorriendo la raja de la morena mientras con dos dedos  retiraba los labios del inerte sexo de la cría y suavemente se concentró en el bulto semi-erecto que descubrió. Al principio, lo hizo con pequeñas aproximaciones pero luego le dió una lamida profunda con la que poco a poco fue lubricando ese coño. Ya totalmente convencida de violarla, buscó prepararla metiendo un dedo en su vagina mientras seguía con la lengua torturando insistentemente su clítoris. Supe que mi esposa estaba disfrutando de la indefensión de la rubia, cuando empezó a gemir totalmente excitada.
-¡Qué rico lo tiene la muy puta!- exclamó poseída por la lujuria al percatarse de que aunque estaba sedada, su vulva estaba respondiendo a su mamada.
Como si fuera consciente, su coño se empapó al ser estimulado. Mi esposa al saborear su fluido, comprendió que estaba lista.
-Fóllatela.
No estoy orgulloso pero no pude negarme y bajándome la bragueta, saqué mi miembro de su encierro. Maite se rio al ver que estaba erecto y saliendo de la cama, me dejó en su lugar. Ni que decir tiene que poniéndome entre sus piernas acerqué mi polla hasta su sexo y de un solo empujón se lo clavé hasta el fondo. Os confieso que me encantó sentir lo estrecho de su conducto y olvidándome de que era un delito, me empecé a follar a esa preciosidad sin parar.
Estaba a punto de correrme cuando al notarlo Maite, me obligó a sacarla diciendo:
-Ni se te ocurra eyacular dentro de esta guarra.
Comprendí que de hacerlo dejaría un rastro, por lo que en contra de lo que me pedía el cuerpo, se la saqué. Mi mujer al verla totalmente erecta y empapada, no pudo esperar y arrodillándose frente a mí la buscó con desesperación. Como una obsesa, se dedicó a recoger el flujo de la muchacha con su lengua mientras me decía:
-¡Me ha puesto brutísima verte con ella!- tras lo cual se la embutió hasta el fondo de la garganta.
Excitado, disfruté de cómo mi mujer se metía y se sacaba mi falo de su interior mientras con la lengua presionaba sobre mi piel. Era tal su maestría que logró que pareciera que en vez de su boca fuera su sexo en el que se lo encajaba.
-Eres una zorra- le dije acariciando su melena.
Mis palabras le sirvieron de acicate y cómo si su vida dependiera del resultado, aceleró su ritmo de forma tal que mis huevos empezaron a rebotar contra su barbilla. No contenta con ello, llevó la mano a su entrepierna y sin ningún tipo de recato, se masturbó ante mi atenta mirada.
-¡Qué guarra eres!- le espeté al comprobar que metiéndose tres dedos, mi esposa buscaba correrse antes que yo.
Decidido a que no me ganara en esa loca carrera, la cogí de la cabeza y forzando su garganta, la empecé a usar sin contemplaciones llevando mis penetraciones hasta el límite. Sé que debía de haber tenido más cuidado pero actuando como un perturbado, follé su boca salvajemente hasta que explotando dentro de ella, me corrí. Por lógica, Maite debería de haberse indignado por el trato pero mi brutalidad le encantó y acompañándome en mi orgasmo, se dejó llevar por su pasión mientras se bebía con auténtica ansia el semen que estaba esparciendo dentro de su faringe.
Todavía no satisfecho y muy excitado, la levanté del suelo y llevándola hasta la cama, la tumbé sobre las sábanas. Sin pausa, me desnudé y mientras lo hacía, al mirarla, me di cuenta que mi mujer me miraba hambrienta desde el colchón.
-¡Estoy verraca!- me soltó y poniéndose a cuatro patas, me pidió: -¡Fóllame!-
Ni que decir tiene que acercándome hasta ella, se la metí hasta el fondo. Maite, al sentir su interior hoyado por mi herramienta, gimió de placer y sujetándose a una columna del dosel, me pidió que la tomara sin piedad. Su entrega me volvió a ratificar que mi mujer se había sobreexcitado con y por eso, usando su melena como rienda, la cabalgué con fiereza. Mi pene la empaló una y otra vez llevándola al borde del abismo pero ella, lejos de quejarse, bramaba como una yegua al ser cubierta por un semental.
-¿Te ha gustado ver cómo la violaba?- pregunté dejando caer un sonoro azote en sus glúteos.
-¡Sí!- chilló y alzando todavía más su trasero, soltó: -¡Pero ahora necesito que me folles!
Al oirla, incrementé aún más e mis embiste siguiendo el compás de los azotes. Nalgada tras nalgada, fui asolando sus defensas hasta que con su trasero enrojecido mi esposa se dejó caer sobre la cama aullando de placer.

-¡Me corro!- gritó al sentir que  se licuaba por dentro.

 

Azuzado por su lujuria, la cogí de sus pechos y despachándome a gusto, la seguí acuchillando con mi pene pero debido al cúmulo de sensaciones de esa noche, no aguanté más y pegando un grito, eyaculé en el interior de mi amada.
Una vez saciada nuestra mutua calentura, nos quedamos tumbados en silencio, sabiendo que a partir de esa noche íbamos a seguir aprovechándonos de nuestra incauta inquilina.
 
Violarla se convierte en una rutina.
 

A partir de esa noche, confieso que nos comportamos como unos drogatas. Sin darnos cuenta, la sensación que sentimos al violar a esa cría se convirtió en una obsesión y por eso a los tres días, Maite no pudo aguantar más y volvió a drogarla. Nuevamente, nos la follamos aprovechando su estado pero esta vez ni siquiera llegamos a nuestro cuarto. Sin importarnos en lo más mínimo que fuera su habitación dimos rienda a nuestra locura, fornicando como salvajes junto a ella.
No sé si fue el saber que, de descubrirnos, podíamos acabar en la cárcel pero lo cierto es que el morbo que nos daba nos hacía ser cada vez mas imprudentes. Si entre la primera vez y la segunda habían pasado tres días, la tercera fue al día siguiente. De forma que al cabo de una semana, era rara la noche en que no nos la follábamos.
Nuestra obsesión era tal que un domingo, llegamos incluso a drogarla durante la comida y aprovechando la siesta, dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos. Rocío, por su parte, parecía que no era consciente de ser usada, llegando incluso, durante una cena, a decirnos que era increíble lo bien que dormía en nuestra casa.
Cuando la escuché decirlo, se me pusieron los pelos de punta y menos mal que mi mujer entrando directamente al trapo, le contestó que se debía a que llegaba muy cansada del trabajo.
-Eso será- respondió la morena cambiando de tema.
Lo lógico es que esa conversación nos pusiera en alerta pero lo único que consiguió fue que durante dos noches, no nos la folláramos pero comportándonos como unos inconscientes, a partir de la tercera, reiniciamos nuestras fechorías.
El mes siguiente, por lo menos cuatro veces a la semana, drogamos a nuestra inquilina, de forma que llegamos a ver como algo natural, que después de cenar la forzáramos una y otra vez. Desgraciadamente todo tiene un final. Un viernes en la tarde, Rocío llegó a casa con dos botellas de champagne, diciendo que tenía algo que celebrar pero por mucho que Maite intentó sonsacarle que era, no lo consiguió.
Todavía recuerdo, mi cara al verla salir esa noche de su habitación. No pude reprimir una exclamación al verla aparecer vestida con un picardías negro super sensual, el mas indiscreto hasta esa fecha. Aunque estaba acostumbrado a sus modelitos, me puso cachondo el observar sus negros pezones a través de la tela. Tampoco ese camisón le pasó desapercibido a mi esposa que aprovechando un momento en que nos quedamos solos, me soltó:
-¿Has visto como viene la zorra? Te juro que estoy deseando ver cómo te la follas- dando por sentado de que esa noche iba a drogarla nuevamente.
Pero tal y como se desarrollaron los acontecimientos, ni siquiera tuvo la oportunidad de hacerlo porque mientras estábamos terminando la cena, Rocío se levantó y descorchó una de las botellas que había traído, diciendo:

-Ya es hora que os cuente porque estoy tan feliz, pero antes quiero que veáis algo- tras lo cual se acercó a la tele y puso un dvd.

Juro que me quedé aterrorizado en cuanto empezó, pues la película no era otra cosa que una grabación de lo ocurrido ese lunes en su habitación. Si poder casi ni respirar, vi a mi mujer descojonada decirme que la zorra ya estaba lista y para demostrarme que estaba totalmente dormida, pegarle un doloroso pellizco en uno de sus pezones. No me hizo falta ver nada mas. Rocío nos tenía en sus manos, por lo que antes de que en la televisión me viera violando su inerte cuerpo, le pregunté cómo se había enterado.
La muchacha soltó una carcajada y sirviéndose una copa, me soltó:
-Habéis sido unos imbéciles. Desde el primer día me di cuenta que os atraía y que ambos querías llevarme a la cama, pero de pronto dejasteis de acosarme y eso unido a la forma en que dormía me dio las pistas de que algo estabais haciendo. Por eso decidí grabar mis noches….- para entonces mi mujer intentó disculparse llorando pero la morena soltándole un guantazo, la obligó a callarse tras lo cual prosiguió diciendo: -Os podréis imaginar que me 
enfadó ver que me violabais… pero tras ver varias veces la grabación decidí sacarle provecho.
La expresión de su cara delataba una seguridad tal que me puso la piel de gallina y mas cuando, terminando su copa, le exigió a mi esposa que la rellenara diciendo:
-Putita mía, sirve un poco más de champagne a tu dueña.
Maite se la quedó mirando y sumisamente, se la rellenó. La andaluza soltando una carcajada, la cogió de la melena y obligándola a arrodillarse a sus pies, separó las rodillas y dijo:
-Quiero sentir como me comes el chocho, puta.
Sin levantar la voz, su orden no pudo ser más enérgica y excitado vi a mi esposa obedecer. Juro que me pareció excitante ver el modo en que acató sus exigencias y mientras lo hacía, pregunté:
-¿Qué vas a hacer?
Muerta de risa, me contestó:
-Disfrutar. Si no queréis ir a la cárcel, a partir de hoy seréis mis juguetes. Viviréis para darme placer y desde ahora os aviso: Si no estoy satisfecha, iré a la policía con la película.
-No tendrás queja, mi ama- contestó mi esposa desde el suelo.
Aunque debía de estar aterrorizado, contra toda lógica me excitó el ser suyo y con mi pito tieso, pregunté que deseaba de mí.
-Por ahora, vete desnudando. ¡Quiero ver en persona mi mercancía! 
 
 
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Relato erótico: “Dos muchachitas en situaciones de infortunio” (POR PERVERSO)

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DOS MUCHACHITAS EN SITUACIONES DE INFORTUNIO

Sin título—————————

En la residencia Fuentes un día después de los anteriores hechos……………

En la dicha mansión una vanidosa chiquilla se arreglaba para asistir a la escuela, una universidad particular a la cual asistían los hijos de las familias más acaudaladas de la zona y ciudades circunvecinas y en donde el uso de un uniforme escolar no era obligatorio así que tanto jóvenes como señoritas aprovechaban para sacar a lucir sus mejores y más caros atuendos procedentes de las más reconocidas tiendas departamentales.

La apetecible nena encendía su televisión con la finalidad de encontrar un canal con algo de entretenimiento para distraerse, cambiaba y cambiaba constantemente pasando por uno en donde un noticiero informaban sobre un supuesto asalto a un motel ubicado a orillas de la ciudad, la muchachita no prestó atención a lo que se decía y siguió cambiando de canal hasta encontrar lo que buscaba.

La jovencita, de cuerpo curvilíneamente formado a base de gimnasio, aerobics y bajo una estricta y demandante dieta supervisada por su propia madre, adornaba su excelsa figura con una delgada blusa blanca de esas que se amarran de la parte de atrás y que por enfrente solo sobresalen dos tiras de telas las cuales apenas y alcanzaban a tapar sus mayúsculos pechos tan grandes que uno solo era capaz de abastecer a una mano masculina, la jovencita no llevaba sostén por lo que parte de sus melones podía ser apreciada sin dificultad alguna por ambos laterales y como era de esperarse ante el menor movimiento presentaban un bamboleantemente infartante movimiento capaz de hacer desatender a los varones de cualquier tarea que en ese preciso momento estuviesen realizando.

Con esta misma prenda la chiquilla dejaba en claro su gusto por lucir su bien formado y femeninamente marcado vientre sin el más minúsculo rastro de grasa ni piel de naranja, exhibiendo esa hipnotizante curva que se forma solo en las estilizadas cinturas femeninas y que cada vez se va ampliando más hacia abajo para formar las tremendas caderas de hembra en perfecto desarrollo.

La adinerada chiquilla se colocaba un calzón muy sexy que se ajustaba perfecto a su orgulloso trasero y a ese depilado tesoro que la nena resguardaba entre sus muslos y en esas semidesnudas condiciones buscaba y se agachaba sin cuidado alguno (pues sabía que nadie la veía) tratando de encontrar los complementos perfectos para su insinuante vestuario sin imaginarse el tremendo culo de diosa que se le formaba, las tremendas nalgas lucían a simple vista duritas y suavecitas pudiendo provocar un daño craneoencefálico a aquel que tuviera la dicha de verla en esas precarias condiciones ya que su tremendo culo solo hacía ver aún más breve de lo que ya era su estrecha cintura, la nena a pesar de no estar acostumbrada a usar en la calle ropas tan insinuantes pues sabia de lo plebeyos que podían resultar los hombres que conformaban el fáunico ambiente allá fuera lo hacia esta vez no solo porque quisiera verse ese día más llamativa de lo que ya era.

La razón era que esta chiquilla había quedado junto a algunos amigos incluidos su novio, un joven y apuesto galán con un físico atlético que atraía las miradas de casi todas las féminas del instituto, de ir a un recién inaugurado antro según muy fino y sin restricciones y querían comprobar lo dicho, para esto la nena ya había pedido permiso a sus padres siendo concedido por estos (para sorpresa de ella) y fiel a su vanidad quería verse muy llamativa, sus padres habían cedido al permiso pues consideraban al novio de su hija Dulce Lissette como un muchacho serio y responsable, pero sobre todo con un futuro próspero y asegurado por venir de buena familia sin imaginar que este muchacho como muchos de estos jovencitos que no cuentan con una supervisión paternal adecuada había comenzado en secreto a consumir drogas, cosa que su adorada novia ya sabía pero no se atrevía a contar ni a sus padres ni a los de él, lo que si es que esta condición ya había causado algunos problemas en la joven pareja de enamorados, a pesar de ser algo libertina la muchachita Dulce aun no contraía este mal visto hábito.

La recién bañada y semivestida chiquilla se terminaba de retocar por demás meticulosa, pintaba sus uñas cuidadosamente, planchaba su dorado cabello hasta que no se sintiera que este fuera casi de seda, un poco de rímel alrededor de los ojos y un combinado juego de sombras dándole más vista a sus modestos ojos azules, no había necesidad de usar pestañas postizas para resaltarlas ya que hasta en eso esta nena era perfecta, con esa brocha que utilizan las mujeres colocaba maquillaje en toda la superficie de su rostro para que este no brillara en ningún momento, perfumaba su cuerpo con las esencias más caras y deliciosas que su padre le pudo haber conseguido, todo debía de ser perfecto ese día como cualquier día en que salía a divertirse sin la presencia de sus padres, observaba en un espejo su por demás bello rostro heredado de su hermosa madre (ahora modelo retirada pero quien veía en su hija su viva imagen), Dulce era una copia exacta de cuando su madre tenía esa edad y ese cuerpo que por mucho tiempo exhibió orgullosa en las pasarelas (lugar donde conquistó al viejo de Gustavo).

De hecho la muchachita tenía dos años que se dedicaba al modelaje, no al modelaje profesional pues solo participaba como edecán en eventos de alcurnia en las empresas donde su padre, pero ya su mamá aun con contactos en este glamoroso mundo había estado forjando los cimientos de lo que sería el inicio formal de la carrera de su hija, además de que en dichos eventos la jovencita había logrado acaparar las miradas de los viejos empresarios interesados en disponer del “talento” de tan jugosa chiquilla y de igual modo interesados en patrocinar la despegante carrera de tan hermosa promesa.

Pero toda esta perfección física y todo este mundo novelesco, todo este encantador rostro y sugerente cuerpo pertenecían a una nena por demás altanera y berrinchuda. La jovencita Fuentes siempre, desde pequeña, fue una niña presumida, siempre por lo general grosera con la servidumbre a disposición de su familia, incapaz de valorar el trabajo de los demás, despreciar o criticar a las personas solo porque estas no tenían los mismos lujos y oportunidades para salir adelante, negándose rotundamente a considerarlos como semejantes, todo esto alentada por su padre quien desde pequeña le dejó bien en claro que ellos pertenecían a una estirpe superior, su madre si bien no enseñaba ese tipo de cosas a la chiquilla tampoco le importaba inculcarle valores como el respeto, era una mujer que aún no reconocía sus responsabilidades como madre aun cuando su nena ya contaba con recién cumplidos 19 añitos.

En materia sexual la joven Dulce no era muy activa, no había tenido muchos encuentros amorosos con su novio (único en su vida) debido que al pertenecer a tan reconocida y pudiente familia la cual siempre estaba presente en las más selectas reuniones y exquisitas congregaciones no dejaban tiempo suficiente para que la nena saliera muy seguido a distraerse como una jovencita de su edad lo demanda, su vida se limitaba a aburridos simposios de familias honorables las cuales se reunían para discutir el porqué de sus logros y el cómo hacerse más ricos, a los cultos llegaban personalidades tan reconocidas como miembros de la política en servicio al pueblo o jubilados, importantes accionistas o algún inversionista extranjero interesado.

La nena además de estudiar en tan distinguida institución también contaba con maestros particulares que ocupaban más tiempo que bien podría ella utilizar para dedicar a alguna actividad propia de su juventud, incluso también sus padres pareciera que querían convertir a la nena en una especie de máquina traductora pues pagaban exageradas cantidades de dinero a maestros idiomáticos quienes atareaban a la niña con extenuantes clases principalmente de inglés, alemán, italiano y la siempre favorita de ella, el francés.

Todo esto no dejaba mucho tiempo a la joven pareja para entretenerse en cuestiones amorosas, limitándose a solo besos, abrazos y apapachos con su prometido, en alguna ocasión el joven macho tuvo la oportunidad de llegar hasta el coito pero debido a las prisas y a su inexperiencia en estos campos, a su duda si con su arma podría lastimar a su doncella, al estrés que le brindaban sus desgastantes estudios y su participación directa en los negocios de su (de él) padre ni siquiera recuerda bien si llegó a desvirgar a su novia como se debe, cosa que después de una serie de complicados acontecimientos y mitos machistas llevaron a una casi desintegración de la pareja, en estos momentos buscando la reconciliación.

La nena una vez terminada de vestirse, habiendo escogido una minifalda compuesta aparentemente por lentejuelas rosas que le daban un aspecto brilloso, bajó para despedirse de su madre quien se encontraba en la sala tomando un café y pensando en cual sería ahora la excusa que su esposo le daría por no haber llegado a dormir la noche anterior, no era la primera vez que el viejo no llegaba a dormir pero esta vez la joven esposa se notaba seria y enojada.

-mamá ya me voy- bajaba la chiquilla con ese atuendo muy llamativo, esto no era molesto para su madre ya que se veía en su hija recordando sus buenos tiempos, no es que la señora Fuentes fuera un cuerpo ya en decadencia, a sus 40 años (ella inició en el modelaje muy joven, después de tener a Dulce no abandonó las pasarelas) lucia lo suficientemente joven y bella como para dar la impresión de ser una hembra de 30, y eso hablando de una treintañera de muy buen ver, aparentando de esta manera que el viejo Gustavo le llevaba más de los veintitantos años de los que en realidad era mayor que ella.

-hija que crees, tu padre otra vez no llegó a dormir anoche- decía la voluptuosa señora.

-umm, lo anormal sería que hubiera venido a dormir- respondía la nena al tiempo que veía como su madre al parecer tenía un compromiso pues estaba vestida para una situación elegante, la nena tomaba una postura insinuantemente coqueta, posturas que le salían naturalmente y solo resaltaban lo mejor de su anatomía.

-lo llamé pero nunca contestó, debió de haberse ido de fiesta con sus amigos- Mónica (la señora de la casa) sabía muy bien los gustos de su esposo, conocía de sus mentiras e infidelidades pero se mantenía en silencio para evitar un escándalo mayor.

Este tipo de familias suelen ser objeto de observación por parte de algunos metiches quienes se valen de eso para sacar algo de provecho o simplemente para vender alguna noticia que interese a los medios, además de las repercusiones que esto tendría y los desprestigios que se generarían en el seno de la familia Fuentes, que si bien todas las demás familias tenían cola que les pisaran en este tema solo esperaban a que una cayera para demostrar su hipócrita repudio ante tales situaciones, de por si Mónica no se casó con el viejo por amor, y si en algún momento le faltara amor y el viejo no se encontrara para proporcionárselo no hacía falta quien quisiera darle un poco de cariño.

-umm, sí que ha de ver estado buena la fiesta como para no llegar a dormir- decía la chiquilla en forma de sarcasmo, pues ya intuía en donde posiblemente se encontraba su respetable padre al tiempo que recargaba sus manos en un sillón y femeninamente sacaba más el tremendo culo que poseía, su faldita se subía a niveles infernales ya que se detenía a escasos centímetros de enseñar el nacimiento de sus carnosas nalgas, considerando que sus elevadas zapatillas también aportaban a la causa.

-sabes que hija?, hoy voy a ir a visitar a tu abuela y posiblemente no llegue a dormir, ¿si tu padre puede porque yo no?, ¿tengo entendido que vas a salir con tus amigos después de la escuela verdad?- dijo la señora.

-si mamá, acuérdate que voy a ir con mis amigas al antro, llegaré tarde- respondía la nena.

-ok, bueno hija me voy, cualquier cosa molesta a tu padre quieres- decía esto la señora saliendo por la puerta principal dejando a su hija en la sala esperando a su novio quien pasaría por ella.

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En un pequeño cuarto ubicado justo detrás de una cantina una discrepante pareja dormía plácidamente, ambos cuerpos desnudos y sudorosos se recuperaban después de una ardua noche de pasión en donde a base de gritos e insultos la pareja demostró su amor mutuamente, de esos dos el que más llamaba la atención era un tremendo cuerpo femenino que había quedado prácticamente desecho, un gigantesco gordo era el primero en despertarse para contemplar la visión de una verdadera belleza cuya melena castaña yacía revoloteada por todo su hermoso rostro, sus párpados aún se cubrían con ese juego de sombras con la cual fue maquillada la noche anterior, de igual manera sus labios aún se cubrían, aunque en menor medida, de ese atractivo color rojo que utilizó para adornarlos y reforzarlos como arma de seducción, dichos labios se veían extremadamente jugosos y muy carnosos, dignos de tener una verga entre ellos.

El gordo escuchó como la nena prolongaba una de sus respiraciones y emitía una especie de suspiro ronroneante al tiempo que ella misma cambiaba de posición y dormida acurrucaba su curvilíneo cuerpo aún más cerca del gordo mientras uno de sus bracitos se aferraba a la voluminosa bola de cebo de Pancho, quedando abrazada de este pelmazo.

El troglodita veía ese blanco y femenino bracito descansar arriba de su morena y grotesca panza completamente peluda y grasienta, dejándolo nuevamente empalmado con esa impactante visión de hembra desnuda y recién cogida contrastando tonos de pieles y apariencias anatómicas, aunque la barriga del porcino le imposibilitaba que pudiera verse su verga en esa posición, podía sentir el poderío de esta manifestándose en sus máximas prolongaciones, repegada a su cuerpo de lo rígida que se encontraba, todavía a partir de fuerza en su pelvis jugaba a moverla escuchándose el sonido de esta cuando caía y chocaba contra su grasoso vientre bajo sobrepoblado de pelos.

-Panchoo, Panchoo- alguien tocaba la puerta, el viejo escuchó y con toda la lentitud que lo caracterizaba se levantó buscando sus sucios pantalones dejando a la desnuda chiquilla aun dormida tendida en la cama para dirigirse a ver quién lo llamaba.

-que vergas quieres pendejo, no ves que estoy descansando- se trataba de su compañero Lucio quien venía a buscar al cetácico.

El otro bribón asomaba por la puerta su horrendo rostro de descendencia equina alcanzando a observar la acostada silueta de Margarita, quien aun semitapada la sábana no podía disimularle el tremendo culo que se gastaba esta otra chiquilla recién conocida por él, su mente no lograba razonar como este viejo gordo de Pancho tenia o pudo haber tenido la suerte de toparse con una jovencita de ese calibre y más encima de todo verla dormida y desnuda y a él todo sudado y apestoso a sexo y comprender como es que una nena tan hermosa como esa pudo haber tenido sexo con ese viejo tan repugnante, sin embargo el pensar las posibles cochinadas que este par pudo haber hecho en la intimidad no hacía más que pararle la verga a todo lo que esta daba y mantener viva la llama de la esperanza de poder lograr algo con esa hermosura, ya que si se acostaba con Pancho que estaba viejo y obeso lo más seguro es que también podría acostarse con él, eso es lo que pensaba este otro vejete considerándose no tan gordo ni viejo como el primero.

Y es que el deforme cuerpo de Pancho aún se impregnaba por los jugos vaginales que de la nena se escaparon como manguera y cuyo olor llegaba a las narices de este otro viejo despertándole una ganas tremendas por meterse ahí mismo y cogérsela hasta caer prácticamente muerto, del cuarto un reconocible y muy penetrante olor a sexo se escapaba por entre la puerta y la nena dormida boca abajo dejaba ver lo despeinada que se encontraba corroborando las posibles porquerías que se pudieron llevar a cabo en tan desgastante noche pasional, lo que indicaba que había tenido una noche muy agitada.

El verla toda despeinada y destrozada no causaba más que acrecentarle su morbo a este extraño hombrecillo, digo extraño por su formación corporal que más tarde relataré más a detalle, era un estímulo extra verla ahí acostadita recién cogida, admirar su perfección y justificar que el tipo de hembras como Margarita nacieron exactamente para lo que seguro Pancho le hizo, darle verga hasta por las orejas, hablando de Pancho este se empezaba a molestar al ver como Lucio, con su vista clavada en la chiquilla, comenzara a babear aparentemente solo por la calorosa visión y a reír de forma retorcida.

-y vienes a decirme algo o vienes a hacerte chaquetas mentales con mi vieja??- dijo Pancho quien veía enojado como Lucio no le quitaba sus lujuriosos y lagañudos ojos de encima a su atractiva hembra quien volvía a acomodarse ahora de lado adquiriendo una posición fetal lo que hacía marcar poderosamente sus caderas las cuales sobresalían más que notoriamente por sobre su cintura, además de exhibir aún más descarada la tremenda redondez de su provocativo culo.

-eehh…………………  jejejejeje……………… este……………… Felipe, te quiere ver- dijo Lucio quien en verdad estaba hipnotizado con la visión, hubiera pagado a Pancho para que este solo lo dejara ver como la nena dormía y masturbarse ahí al lado de esa pletórica ninfa sacada de alguna novela élfica, el gordo supuso que Lucio al parecer no traía ningún otro mensaje además de que ya casi atravesaba por él mismo la puerta así que se dignó a retirarlo.

-dile que en un momento voy- el oso volvía a meterse a su cuarto cerrando la puerta y dejando a Lucio con ganas de ver más, Lucio estaba atravesando por una crisis sexual, tenía algo de tiempo que no cogía y sus huevos reventaban en leche, estaba tan feo el pobre que ni siquiera las putas todas gordas y viejas aceptaban echarse un palo con él, aun ni pagándoles, este viejo solo tenía sexo violando a alguna pobre alma desamparada y hacía meses que no había tenido mucha suerte, y el ver a Margarita en semejante estado solo lo perturbaba aún más recriminando su maldita suerte.

Pero el chaparro viejo no se desanimaba y creía fervientemente que el día de su próxima cogida estaba cerca, y que esta afortunada señorita debía de ser nada menos que la voluptuosa Margarita.

“esa pinche vieja esta rebuena, me la tengo que coger si o si, me vale verga que el puto Pancho me corte los huevos, vale verga que sea una vil puta que se deje coger por dinero, esa hembra lo vale, es más, con el dinero que me den por mi participación en el secuestro me la trabo y me desaparezco jejejejeje” decía para sus adentros el empalmado Lucio ya masajeándose su verga de forma descarada por encima de su pantalón como si esta le picara, solo quedaba desearle a Margarita que saliera ilesa ante las depravadas intenciones de Lucio o de cualquier otro viejo que parece solo pensaban en cogérsela nada más con verla.

El delincuente de Pancho salía para reunirse con Felipe en su oficina.

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Mar se despertaba después de la desgastante cogida que el viejo Pancho le había pegado la noche anterior, toda adolorida de su rico cuerpo (principalmente de su pelvis) abría sus hermosos ojitos un poco rojos por efecto del alcohol, era tarde, casi las diez de la mañana, había dormido unas seis horas que en nada le habían ayudado, su cuerpo literalmente molido se revolvía tratando de incorporarse, podía sentir el colchón de la cama donde descansaba aun húmedo por toda clase de fluidos corporales tanto de ella como del gordo así como una esencia pegajosa y olorosa cubriendo toda su sensual anatomía, su vagina estaba muy apestosa a lubricantes y verga sucia así como unos cuantos vellos púbicos del viejo yacían pegados a sus labios vaginales, además sentía en su boca un raro sabor, su cabeza le dolía como respuesta después de haber ingerido alcohol toda la noche.

Después de expresar un profundo bostezo la jovencita se dio cuenta de su completa desnudez, así que con toda la femineidad que caracterizaba cada uno de sus movimientos se enrolló con la sucia sábana para cubrir su esbelto cuerpo, con una de sus manos llevó un extremo de la sabana para tapar sus apetecibles senos y con otro delicado movimiento logró cubrir sus prominentes caderas junto a su formidable trasero, buscó con su verde mirada al viejo pero este no estaba, nuevamente la había dejado encerrada, buscó su vestido negro pero al igual que el blanco estaba hecho un harapo.

Aprovechó el momento de soledad para darse un baño, se sentía asquerosa, ultrajada y no pudo evitar llorar mientras el agua de la regadera limpiaba su imponente cuerpo, con sus delicadas manitas refregaba su cuerpo y golpeaba su cabeza en la pared por haber sido tan estúpida y haberse dejado nuevamente coger por el desagradable y ruin villano “como pude ser tan estúpida”, decía la tremenda y encuerada chiquilla con el agua de la regadera resbalando por sus potentes nalgas.

A pesar de haber estado borracha la jovencita aun recordaba parte de la fogosa escena, y por supuesto recordaba algunas de las frases con las que ella misma alentaba a su grasiento compañero de cama a darle más, “yo no quise decir eso” decía la desconsolada chiquilla en una forma de autojustificarse por lo que había acontecido horas atrás mientras las ganas de llorar parecían derrumbarla.

Sin embargo, así como recordaba todas estas frases también recordó haber sentido ¿una especie de atracción hacia tal sujeto?, recordó las sensaciones tan placenteras que este le proporcionaba mamándole y masturbándole la panocha, cada orgasmo recibido y nunca antes sentido que la llevaron hasta la locura, a experimentar convulsiones y a chorrearse de una forma nunca antes disfrutada por ella, lo llena que se sentía al tener esa vergota dentro y como ella reaccionaba moviéndose ondulatoriamente secundándolo hasta el grado de rendirse ante un viejo que sin duda en otras condiciones vomitaría con solo imaginárselo penetrándola.

Si bien recordaba todo esto ella se negaba a reconocerlo, pero su sexo la hizo entrar más en confusión o le hizo ver lo inevitable, mientras recordaba todo esto ella se humedecía, se llevó su mano a su concha solo para ver como esta estaba mojada, muy mojada, y pensando en la posibilidad de que nada de esta excitación era cierto y solo se trataba del agua que caía de la regadera en una desesperada opción por constatar lo dicho por ella se talló su panocha y se llevó su mano a su nariz para comprobar como efectivamente lo que le escurría era lubricante vaginal.

-estoy mojada- dijo la nena sin creer hasta donde podía llegar su cuerpo, estaba nerviosa corroborando como su cuerpo se estaba excitando con solo pensar como el viejo le hacia el amor.

Intentó calmarse, quizás si pensaba en otras cosas su calentura desaparecería pero no pudo, las imágenes de Pancho arremetiéndola mientras sonreía victorioso se aclaraban casi al realismo y no hacían más que mojarla más, para colmo sus pezones se empezaron a erizar como púas así que llevándose un dedo a su boquita pensó.

“quizás solo sea una reacción normal por haber tenido sexo hace rato, quizás si me…. (la nena se abochornaba de su carita)rasco un poquito se me pase” dijo Mar cruzando sus piernas, colocando una por delante de la otra y comenzando con un delicado y muy femenino movimiento de fricción de sus muslos sobre su escurrida panochita.

Muy pronto Margarita comprendió que así nunca iba a lograr su propósito, así que separando un poco sus piernas y volteando a todos lados como si se sintiera observada por millones de ojos comenzó a llevar su manita cada vez más abajo, dejaba ver que no lo hacía muy decidida pues su manita avanzaba unos cuantos centímetros para retroceder otros pocos llegándose a quedar estancada haciendo un círculo sobre su ombligo mientras con su otra mano peinaba a mas no poder su cabello.

Al fin se decidió y con toda la pena del mundo comenzó a deslizar sus dedos muy levemente mientras su vista se dirigía a cualquier parte, como si le diera pena lo que estaba haciendo pero era más que nada la incomodidad de estarse tocando en una casa distinta a la suya, pero al parecer esto se le olvidó cuando muy sonrojada ya deslizaba uno de sus deditos por toda le extensión de su húmeda zanja.

“¿pero que estoy haciendo?” decía la nena ya una vez que su dedo se enterraba en tan gloriosa y deseada fuente de su mujeril néctar capaz de asosiegar a las bestias más salvajes sin embargo no paró ahí, a pesar de todo estaba sintiendo tan rico así que sin preocupación alguna ahora se dedicaba a masajearse la concha como lo dictan los cánones, la nena aún se encontraba en el baño, por un momento pensó en irse a tirar a la cama y abrirse de patas para seguirse tocando pero allá no podría alertar de la presencia del gordo en caso de que este entrara sino hasta que ya lo tuviera enfrente por lo que decidió continuar y terminar su labor adentro de ese descuidado baño todo sucio y con limo creciendo bajo las paredes.

La nena acomodó su cuerpo recargando su esbelta espalda en una de las dichas paredes, la que vio más limpia de esa verde esencia natural, manteniendo su cuerpo ligeramente angulado, comenzó a realizar los movimientos masturbatorios que ella ya conocía, primero con una mano pero después se fue incorporando la otra, ante sus vanos impedimentos comenzó a emitir cada vez más reconocibles y alargados gemidos a tal punto que estos en cuestión de minutos ya resonaban con todo y eco dentro de ese cuartito.

Fue aquí donde su mente volvió a ser asaltada por las deformes muecas de gozo que expresaba el porcino cada que tenía el placer de someterla, la conchita de Mar reaccionaba ante tales desequilibrados eventos y se escurría como pocas veces lo había hecho, los ríos de jugos recorrían buena parte de sus muslos bañando todo lo que encontraban a su paso, llegando hasta sus rodillas, algunos cayendo en forma de gotas a partir de ahí, otros bajando hasta sus carnosas pantorrillas femeninamente porporcionadas, y es que Mar no se daba tregua metiéndose ahora dos dedos, penetrándose como si de una verga se trataran, quizás la nena lo que quería era que una caliente y pulsante verga estuviera en esos momentos ocupando el lugar de sus delgados deditos y precisamente eran estos retorcidos pensamientos los que estaban haciendo que Mar no dejara de escurrirse.

Mar abrió por un momento sus ojitos, le pareció escuchar algo pero al comprobar que era un clavo lo que se cayó volvió a cerrarlos y siguió en lo suyo, sacó su jugosa lengua que recorría sus apetecibles labios mientras ahora movía su mano en forma de círculo justo arriba de su clítoris para continuar ahora con ligeras pero sonoras palpadas que daba sobre su colorada conchita, si bien la noche anterior aclaró al viejo no ser una puta en estos momentos se estaba comportando como una, su carita de pequeña viciosa salida era prueba de ello.

La mente de Mar siguió siendo atacada por horrendas imágenes cada vez más lúgubres y asquerosas, pero que asco era lo último que a esta nena le causaban, ella se imaginaba ahora en tales momentos y completamente poseída por una insana calentura comenzó a realizar movimientos copulatorios sin importar que en estos minutos careciera de pareja, pero en su mente imaginaba que la presencia del gordo estaba con ella acompañándola en dichos ajetreos, por un momento llegó a sentir, como si esto fuera cierto, la verga del gordo abriéndose paso por su reducido y cuidado conducto, sintiendo como el pesado cuerpo del hombre que la cogía la aplastaba hasta hacerla pegar su cuerpo a la pared, incluso llegó a pronunciar el nombre de tan despreciable ser que hasta hace poco la había secuestrado a ella y a su querido padre, la sencilla jovencita estaba imaginándose el ser cogida nuevamente por quizás la persona más repugnante para ella en estos momentos.

-Don Panchooo!!- dijo la nena en voz alta y sin recriminarse por eso siguió dándose ella misma hasta que su cuerpo comenzó a sentir las contracciones orgásmicas a las que estaba a punto de sucumbir.

Por nada del mundo paraba, estaba caliente, completamente en estado de celo y deseosa por terminar con tan gratificante tarea que estaba realizando debido a una repentina aparición periódica que liberaba hasta los niveles más insanos su sexualidad más mórbida.

El orgasmo que vendría sería terrible, casi al grado de doblarle las piernas haciéndola caer, por eso esa obsesión de terminarse ahí mismo, estaba en eso, su panochita ya empezaba a dejar descargar las primeras gotas de tan anhelado elixir pero justo cuando estaba por vaciarse un ruido en la cerradura de la puerta se escuchó, era el viejo quien había regresado.

El viejo, que traía cara de perro debido una fuerte discusión con Felipe, entraba asomándose como primera instancia hacia esa desgastada cama y al no ver a su hembra en ella solo atinó a gritar

-¿en dónde estás hija de tu puta madre?!!!!!!- pensó por un momento que su bella rehén se había escapado.

En milésimas de segundos Margarita reaccionó acomodando su cuerpo y apretando sus manos en contra de su sexo, queriendo impedir a toda costa que su orgasmo saliera y de este modo evitar también sus escandalosos gemidos que saldrían de su boca, alcanzó a gemir pero casi en silencio así que tratando de recomponer su voz habló, no muy audible pero si lo suficientemente entendible.

-ahhh, ahhhaaquie estoy, en el baño, no entre por favor- el gordo quien ya casi se estaba dando la vuelta para salir a buscarla a la calle sintió como su cuerpo inmediatamente dejaba de sudar.

La nena volteó para todos lados y afortunadamente para ella una vieja camisa colgaba de otro clavo así que sin pensarlo mucho la tomó para cubrir su cuerpo y no exponer sus desnudas carnes ante las pervertidas miradas de Pancho, pero el viejo no traía intención de acoplarse en estos momentos, estaba muy emocionado pues ya le habían dado el pitazo de que la hija de Gustavo estaría en un evento social sin supervisión de sus padres, ¿Cómo se enteró?, quien sabe, pero al parecer la explicación más lógica seria que los tantos muchachitos que trabajaban o tenían contacto con el gordo y podían mezclarse con tan distinguidos y adinerado personajes o que mantenían una constante vigilancia de estos a partir de lo que publicaban en sus redes sociales, posiblemente habían visto el estado o biografía del Face de tan despampanante chiquilla donde hacia descripción con lujo de detalle del lugar que se encontraría a tal hora del día, el día de la reunión y con cada una de las personas que la acompañarían, cada una (o) respectivamente etiquetada (o).

Así que el contento viejo se vestía, aunque aún no era la hora pronosticada para tales eventos quería verificar por el mismo de la misma boca de sus jóvenes secuaces si lo que decían era verdad, él no le entendía mucho a eso de las redes sociales, era como un cavernícola en los tiempos actuales pero quería que le explicaran más a detalle cómo se enteraron de eso, estos muchachos seguían a detalle cada movimiento de la jovencita Fuentes, estaba claro que por su hermosura y sus ganas de tenerla desnuda en la cama, pero sabían que Pancho estaba por mucho, niveles arriba de ellos, era como el macho alfa de una manada de leones cuyo propósito se remonta únicamente a fertilizar a las jóvenes leonas para así perpetuar la especie hasta que llegue otro miembro de la plantilla y lo destrone de su puesto.

-a dónde va?- dijo Mar pues veía al viejo metiéndose a su bolsillo la llave de su coche así como guardándose una pistola dentro de sus pantalones, justo a la altura de sus partes.

-que te importa pendeja,- respondió el viejo con su tenebrosa voz.

-usted me dijo que cumpliría su promesa, maldito viejo mentiroso- dijo Mar pensando que el viejo se dirigía a despacharse a su papacito y tímidamente se acercaba al viejo como si pudiera detenerlo, cabe mencionar que esta niña aun no sabía lo de su papacito.

-cállate puta asquerosa!!!, no voy a donde tú crees, voy a tratar otros asuntos,- dijo el viejo sacando de su refri una lata de cerveza, devorándola solo de tres tragos y arrojándola al piso.

-que asuntos??- preguntó Margarita frunciendo el ceño y retirando con una de sus manos un mechón de su fleco que yacía sobre su frente.

-uuuuggggggggg- Pancho lanzaba un tremendo eructo.

-jejejejeje, me da gusto que quieras involucrarte en los asuntos personales de tu macho pero son cosas de hombres, cosas que a ti no incumben, tu solo dedícate a limpiar en el día y a coger durante la noche, nada más, está claro??-

-a propósito porque no has limpiado?!!!!!!- bramó el viejo con la intención de amedrentar a la débil señorita.

-ya le dije, ya le dije que yo no soy su chacha- dijo la nena notándose cada vez más molesta pero sin dejar de sentir extrañas cosquillitas en su panochita debido al estar entablando una conversación precisamente con el hombre con quien había estado fantaseando y hasta masturbándose, ¿o será que las cosquillitas eran debido a que no se pudo consumar el orgasmo y por esta causa es que le comía tanto su sexo?, la mente de la nena se debatía entre estas dos posibles hipótesis.

El viejo vio como la nena le rezongaba, al parecer de tanta amenaza incumplida ya se sentía segura de que el viejo no le haría nada, que era pura boca, apretó el puño con la intención de dejarle bien en claro quién manda pero el notar algo inusual en ella lo hizo calmar, al parecer el viejo había notado en el aire como la pequeña hembrita estaba deseosa de contacto carnal, veía como su carita seguía enrojecida y como sus labios parecían apretarse como si fueran a soplar una vela (el viejo hizo un cambio drástico en su voz, de enfurecido a cachondo).

-yo no quiero pegarte mi amor, pero a veces me obligas, sabes, en este momento me dirigía a ver a un amigo que me debe dinero para cambiarlo por ropa para ti para que ya no andes con esos trapos, para que vistas como solo una hembra de Pancho merece vestir- dijo Pancho acercándose a su hermosa prisionera, esta se volteó dándole la espalda pues lo veía abultando sus asquerosos labios pidiendo beso, el viejo posó sus enormes manos sobre los hombros de ella y terminando de decir su frase le regaló una sonora nalgada que incomodó y sonrojó a la chiquilla pero que no hizo nada para mostrarle al viejo su incomodidad.

La nena al contrario, aprovechando lo romántico que andaba el viejo y al sentir sus caricias sobre sus posaderas (pues el viejo le estaba masajeando la nalga castigada) se atrevió a realizar una solicitud.

-Don Pancho, tengo mucha hambre- dijo la nena volteándose para impedir que el viejo la siguiera tocando y tomándose su estómago.

-mmm, veré que puedo hacer, si me haces el favor de limpiar el cuarto claro- el viejo al parecer había decidido cambiar su táctica de mandón por comenzar a tratar a la nena como un organismo pensante, una persona con garantías individuales y no como un par de agujeros que sirven solo para desestresarse (pues aun no le ocupaba el tercero).

-sí, lo haré- dijo la nena, a decir verdad estaba tranquila que ahora la tarea no consistiera en ofrecer a algún viejo alguna de sus lúbricas cavidades.

-bueno te lo encargo-, el viejo salía del cuarto dejando a la nena otra vez encerrada.

-oiga perooo!!- la nena desconsolada veía como nuevamente sus posibilidades de escapar se reducían, así que no le quedó más que ponerse a realizar la tarea que le dejó encomendada el viejo gordo.

Solo pasaron unos cuantos minutos cuando en eso tocaron a la puerta.

-¿Quién es?- respondió Margarita.

-soy yo, Silvia, abre la puerta-

-no puedo, est…………… no tengo la llave-

-te traigo algo de comer, como te lo paso entonces??- preguntó la joven bailarina.

-por acá, por la ventana- Margarita abría una de las ventanas, la otra chiquilla pasaba el alimento por entre los barrotes, Silvia ya había escuchado pláticas sobre el porqué de la estancia de Mar sin embargo decidió sacarse la duda por ella misma.

Por un momento dudó sobre los chismes que Lencha imprudentemente se había encargado de hacer correr entre las chiquillas que servían tragos en la cantina pues vio como la nena realizaba la limpieza como cualquier ama de casa, como cualquier esposa que quiere mantener limpia su estancia nupcial al lado de su marido, pero se aventuró a preguntar pues era raro que Pancho la dejara encerrada cada vez que salía.

-entonces es cierto?, estas secuestrada?- Margarita solo asintió con la cabeza mientras devoraba el alimento como desesperada, rápidamente vio en esta chiquilla si bien no un medio para escapar si la posibilidad de enviar un recado al exterior, veía como esta otra niña tenía total libertad de andar para acá y para allá, así que sin más se arriesgó.

-Silvia, por favor, necesito que me ayudes-

-no amiga olvídalo, créeme que me indigna tu caso y que de ser posible te ayudaría a salir pero me metería en problemas, de hecho tengo prohibido estar aquí platicando contigo- la joven cantinera incorporaba su cuerpo para hacer acto de abandono cuando en eso fue detenida nuevamente por Mar.

-noo, no te vayas espera, no pido que me ayudes a salir- dijo Mar.

-entonces- respondió Silvia.

-tienes un lápiz y algo donde escribir??- por azares del destino la chiquilla contaba en ese momento con un lapicero y la libretita donde tomaba las órdenes aunque no eran horarios de servicio, prestándoselos a la bella rehén quien escribía y escribía lo más rápido que podía hasta que terminó, arrancando la hoja y devolviendo las cosas a su dueña.

Lo que ambas niñas no sabían era que estaba siendo acechadas por el buitre de Lucio quien había visto como Pancho se retiraba en su cacharro y veía la oportunidad exacta para colarse y hacer suya a la castaña ojiverde, refiriéndose a lo más vulgar posible al decir hacerla suya.

-mira, porfa, solo quiero que lleves esto a la dirección que esta anotada ahí, porfa, es para mi papá, debe de estar preocupado, por favor dime que puedes-

-asu es que- era de pensar lo que le pedía Margarita a Silvia.

-mira te pago pero por favor- dijo la nena y sacó de la cartera de Gustavo (que aún estaba en su poder) dos billetes de 500, total ella no los ocupaba y sabía que algo así de arriesgado merecía un incentivo más que el solo agradecimiento.

-bueno te los aceptaré, a ver dame eso- Silvia al estar tan acostumbrada a recibir dinero de otras personas era algo común aceptarlo, tenía un niño y era hasta cierto punto un poco interesadilla, sin pensarlo los tomó pero le curioseó la procedencia de dicho dinero.

-y este dinero, no es de Pancho verdad?- dijo revisándolo de atrás y adelante.

-noo!!, ayer parece que debuté con esos depravados y pues Don Francisco me recompensó-

-jijijijiji, Don Francisco, que chistoso, debiste de haberle hecho una chamba muy buena a Pancho para que te pagara- dijo Silvia poniendo más que colorada a Margarita.

-oye y porfa, podrías comprarme algo para arreglo personal ya sabes, cepillo de dientes, pasta y…………… algo para ahí abajo- dijo la apenada de Mar.

-jijijiji sí, eso sí es más fácil, bueno ya, déjame y regreso, en la noche te aviso- justo en ese momento Lucio abordaba a Silvia.

-jejejeje, así que quieres ayudar a escapar a esta zorrita verdad, le voy a decir a Pancho- dijo Lucio más que nada por decir algo pues era pendejo hasta para hablar, lo único que quería era entrar y trabarse a Margarita quien lo traía caliente desde que la vio, cuantas manuelas quiso hacerse pero se había jurado que su leche no sería desperdiciada a menos si esta rellenara algún orificio de la joven castaña.

-usted que hace aquí viejo rabo verde?- preguntó Silvia.

-que te importa puta, porque mejor no te largas mientras yo y tu amiguita nos conocemos un poco más íntimo- dijo Lucio agarrándose su verga por encima de su pantalón.

-lárguese viejo cochino- Margarita trataba de ahuyentarlo desde adentro.

Lucio había visto que las nenas se pasaron algo, quizás un papel, y este seguía en las manos de Silvia, así que dio un manazo con la intención de arrebatárselo pero Silvia fue más rápida y sacando una navaja de bolsillo amenazó temblorosamente al horrible viejo quien al parecer venia envalentonado por exceso de caña.

No hubo necesidad de que Silvia dijera más, puesto que Lucio venia desprovisto y al verse en situaciones de desventaja optaba por retirarse.

-maldito viejo, es un depravado, ten cuidado Maguito, lo he escuchado en la cantina platicándole a otros que te trae unas ganas, que te va a…. ya sabes- dijo Silvia guardándose el punzocortante objeto.

Que tan peligroso debía de ser este barrio como para que una joven madre de 23 años tuviera que portar una navaja como defensa personal, hasta que nivel tan bajo de incompetencia, corrupción y descrédito habían caído nuestras “autoridades” como para que los mismos ciudadanos tuvieran que buscar la justicia por su propia mano.

-ja, ni que estuviera tan urgida, mejor un perro, pierde cuidado Silvia esas pulgas no brincan en mi petate- dijo Margarita.

Ambas féminas se despedían y regresaban a sus labores pero Mar estaba contenta de que su papá, a quien ya llevaba casi tres días sin ver, sabría algo de ella e intentaría alertar a las autoridades ya que en la nota Mar había escrito algunos datos suficientes para dar con su paradero, era una chiquilla inteligente, había memorizado el nombre de las calles, el nombre y número del establecimiento (la cantina) y algún negocio que referenciara, a todo esto Silvia le daba confianza pero aun así había maquillado el mansaje para que ni ella sospechara, sin saber que la nota no llegaría a su destino.

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Pasado prácticamente todo el día el monstruoso sujeto regresaba con unas bolsas, se elevó al ver como su hembra le había hecho caso y tenía la casa prácticamente limpia, ahora sí podría presumir que era su hembra y quizás esta noche le sacaría un rato de pasión ahora sin obligarla o tenerla bajo el efecto del alcohol o alguna droga.

Como todo un hombre de la casa llegó y se sentó en su sillón, encendió la tele y para su disfrute había una sensual escena con jóvenes actrices ataviadas en sexys vestidos, el viejo sacó su tremenda verga y sin disimulo comenzó a masajearla.

En tanto la chiquilla intentaba no prestar atención al viejo, ya sabía que se estaba masturbando sin pudor alguno y le incomodaba desviar la vista hacia esa posición, aunque podía escuchar los asquerosos sonidos que la verga del viejo hacía en cada una de sus despescuezadas debido a la exagerada humedad que de esta brotaba.

-oye tú!!, Margarita!!!- gritaba el viejo, no tanto por intimidar sino porque estaba medio drogado pues traía una rara bolsita aspirándola y eso le hacía encrudecerle la voz notoriamente.

-mande- respondió la nena sin mirarlo.

-ves esas bolsas, es ropa para ti, porque no te pruebas un vestido, anda modélamelo- dijo el viejo, estaba caliente por ver como las hembras de la televisión enseñaban pierna y quería ver a su musa hacer lo mismo, vestida de la misma manera.

-ora, y si me concedes ese favor mañana te llevo a ver a tu papacito jejejeje- dictó el viejo.

La jovencita no pudo evitar sorprenderse al escuchar como este viejo decía que le había comprado ropa y más aún, el decirle que la llevaría a ver a su papá, aunque esto último no se lo creyó pero aun así su rostro se iluminó y llevada por tal emoción dirigió su coqueto caminado hacia donde las bolsas. Aunque Margarita ya se imaginaba lo corto que debían de ser las prendas no dejaba de ser ropa para ella y aparte nueva, la camisa del viejo apestaba a sudor y eso la incomodaba pero mejor así que andar desnuda enfrente de tan baboso sujeto.

Tomó la bolsa y la abrió, en su interior un conjunto de cinco vestidos yacían muy bien doblados, los sacó y empezó a medírselos por encima, demostrando su gusto por uno negro al parecer con aberturas que quedarían en uno de sus costados, si bien reconocía que eran muy bonitos y que la calidad era pues no muy buena pero tampoco para quejarse también notó que eran extremadamente cortos y por su escote predecían que nuevamente enseñaría todo, exactamente como a este porcinesco sujeto le gustaba.

-ponte uno- ordenó en viejo, en sus ojos no había más que lujuria y morbosidad, aumentó sus movimientos manuales para de esta manera darle casi vida propia a su moreno instrumento.

La sensual chiquilla comenzó a desabotonarse la camisa, estaba muy nerviosa pues lo estaba haciendo enfrente del viejo quien no le quitaba su caliente mirada de encima, hasta ella se preguntaba porque se cambiaba ahí enfrente de él y no se había ido en primera instancia al baño, el temblor en sus deditos y lo colorado de su rostro eran prueba de su nerviosismo, si bien la noche anterior se había portado como toda una puta esto fue más que nada por el alcohol en su cuerpo y las exquisitas sensaciones que la verga del viejo le hicieron experimentar, pero ahora ya recuperada de sus sentido sentía que debía de moverse de manera graciosa y cachonda y en momentos se mostraba risueña pero sin atreverse a mirar al viejo, fue cuando las cosquillitas en su panocha aparecieron de nuevo recordando que no terminó su labor masturbatoria en cuanto el viejo se fue.

El viejo en tanto estaba con su asquerosa boca abierta, mostrando sus amarillos dientes y llenos de comida atorada entre ellos, su cabello lucia tremendamente seco y se esponjaba tipo afro, solo que con un enorme hundimiento en su coronilla y con visibles faltas de pelo en muchas partes.

Poco a poco Margarita iba dejando al descubierto más carne, su monte venus junto con su sexo se podían apreciar a la vista pues ella había empezado a desvestirse de abajo, la nena en un movimiento rápido se sacó la vieja camisa por sus hombros cayendo esta hasta sus tobillos y escogió el vestido que le había gustado.

La nena se colocó el prostivestido quedando su infernales curvas muy bien delineadas, se podría decir que su físico hasta resaltaba más, sus senos se apretaban escandalosamente ante ese apenas cubriente escote, no tenía tirantes así que el vestido se sostenía solo apretándose de sus enormes senos y dejaba a la vista sus hombros desnudos y ligeramente pecosos, y sus caderas eran comprimidas a tal grado que al vestido no se le hiciera ningún pliegue y se trazaran perfectos tanto sus muslos como su vientre, para desgracia del viejo las aberturas u orificios que el vestido tenia al costado hacían ver pieles de Margarita que con cualquier otro vestido convencional no se verían, a todo esto el viejo babeaba con sus ojos desorbitados y su verga derramando líquido preseminal, la nena sin fijarse en eso se calzó con unas exageradísimas zapatillas de plataforma también compradas, una vez lista se dirigió a modelar para el viejo.

-ya- dijo la nena equilibrándose pues la altura de los tacones era exagerado, además de jalar el vestido hacia abajo pues se le subía escandalosamente.

-pero qué bárbaro que mujeeer!!!!!- el viejo no se cansaba de admirar el cuerpo de Margarita, era tan perfecto que admirarlo era una bendición, era como estar en el paraíso y contemplar a un modelo mucho muy mejorado de lo que debió de haber sido Eva, con todos los errores corregidos y con la voluptuosidad mucho más aumentada.

Veía con sus ojos de sapo esas imponentes piernotas que se cargaba la nena, esas moldeadas pantorrillas tremendamente carnosas que parecieran pertenecer a una gimnasta olímpica, las curvilíneas caderas que se gastaba junto a su cintura perfecta le daban la silueta casi de una guitarra, el viejo se incorporaba para poder apreciar más de cerca los voluminosos pechos y como estos hacían creer que en cualquier momento saltarían ante sus depravados ojos, acercó su rechoncha nariz al cuello de tan espectacular hembra y dio una inhalación tan fuerte llevándose a sus nasales fosas todo ese olor natural de Margarita.

-ahhhhhhhh (al parecer casi tuvo un orgasmo con solo aspirar a la chiquilla), que rico hueles niña,- dijo el viejo mientras ella solo se mordía sus coquetos labios.

La chiquilla lucia algo sumisa, ya no respondía como solía hacerlo antes, no le contestaba al viejo de mala manera, evitaba las groserías y apodos hacia su obesa persona y evitaba también mirarlo con desprecio, ¿será qué se estaba acostumbrando a él?.

-ahora niña, me voy a ir unas horas pero cuando regrese quiero encontrarte así vestida entendiste, jejejeje, otra vez nos vamos a divertir tu y yo esta noche, está claro??- el viejo no dejaba de morbosearla principalmente a sus pechos mientras Margarita daba vueltas intentado proteger a sus gemelas de las pervertidas miradas, lo traían loco ver como estos se apretaban cada vez más, parte de ellos sobresalía carnosamente sobre el vestido a partir de donde terminaba la tela evidenciando que la parte contenida debajo del escote estaba siendo forzada a permanecer ahí.

-si Don Pancho,- respondió la nena desviando la mirada y cerrando sus ojitos pues el viejo ya estaba olfateándola en sus orejas, tocándolas con su grasosa nariz que solo le embarraba en su piel una sustancia aceitosa productora del brillo en la cara del viejo.

Margarita sentía ricas cosquillitas pero aun negaba reconocerlo, fue en esto cuando recordó que no traía puesto calzones pues su vagina nuevamente estaba escurriendo, el gordo la tomó de las nalgas sintiendo la suavidad y dureza de cada una de ellas, enterrando sus grotescos dedos entre las suaves pieles de ella y dando un fuerte apretón jalándola hacia él, juntando ambos vientres en ese movimiento, ella dobló sus bracitos y emitió un leve quejido mientras el viejo ya lamia su cuello de manera asquerosamente morbosa.

Los bracitos de Margarita poco a poco se iban enrollando entre las grasosidades del viejo quien se mostraba orgulloso de que la nena estaba sucumbiendo pues podía sentir el tremendo calor que brotaba de su cuerpecito y que indicaba que en pocos minutos la tendría abierta de patas, además de que su exquisito vestido que en este momento portaba no hacía más que alterarle las hormonas hasta la depravación absoluta, comenzando con una serie de punteos en contra de la grácil anatomía de tan esplendida joven quien yacía aferrada del marrano con sus ojitos cerrados y suspirando tratando de sacar toda su calentura acumulada sutilmente para que el viejo no se diera cuenta, calentura que contrario a eso, se acumulaba más.

El vestido poco a poco comenzó a elevársele debido a la posición y a los cada vez más bravos apuntalamientos, el despreciable y ruin villano dejó de lamerla solo para dirigir su alcohólica boca hacia los frescos y carnosos labios de la nena, por un momento estuvieron luchando en un juego por demás erótico en donde la boca del marrano intentaba alcanzarla pero la de la jovencita se escabullía, el viejo para esto había levantado uno de los potentes muslos de ella y lo tenía aferrado con una de sus manazas recorriendo todo su candor de arriba a abajo y viceversa, ella en tanto se aferraba cada vez más a tan abundante humanidad, llena de llantas y tatuajes por doquier y con las tetas más caídas que se habían visto.

Por fin la boca del viejo logró atrapar a la de Margarita para ambos comenzar a realizar dentro de ellas excelsos y muy profesionales movimientos linguales en donde más que nada la del viejo se encargaba de abarcar todo el espacio de ambos, la nena podía sentir todo el aliento apestoso a cerveza y a comida de la calle muy encebollada pero esto no hacía más que acrecentar su mórbida calentura, incluso no se disgustó al retirar de las amarillentas piezas dentales de Pancho un pedazo de cilantro que por ahí se encontraba.

La nena comenzó a hacer lo propio y con suaves ondulaciones empezó a secundar al viejo en una simulación coital más que perfecta, la desnuda vagina de ella chocaba directamente con el pantalón de él sintiendo como su verga ya estaba en las condiciones ideales como para proporcionarle el placer que una hembra de su distinción se merece, estaba por dirigir una de sus delicadas manitas para ser ella misma la que desabrochara el pantalón de su amante cuando el viejo, ajeno a estos movimientos que le nena se concentraba en realizar, decidió por parar con el caliente faje pues su modesto celular lo alertó de lo tarde que se estaba haciendo, así que sin despedirse de la nena solo la separó de ella y salió por la puerta dejándola nuevamente encerrada y más caliente que antes.

La nena tremendamente agitada y completamente colorada solo veía como su macho dueño de esa potente protuberancia saliente de entre sus piernas se retiraba dejándola a medias, pero recomponiendo su cordura acomodaba su cabello y vestido para ponerse a limpiar el exceso de humedad de su brilloso sexo, si bien podría Margarita justificarse que la noche anterior había estado borracha y por eso se dejó llevar por la emoción, ahora que explicación podría darse ella misma viendo como en pleno uso de sus facultades mentales reaccionaba cachonda ante cualquier insinuación por parte de Pancho y más que nada haberse masturbado pensando en él.

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La jovencita Fuentes bailaba muy pegada con otra de sus coquetas amigas, en el lugar había una concentración muy grande de chiquillas de muy buen ver, excelsas, hermosas, todas unas diosas luciendo sus más inmorales vestimentas utilizadas para embobar a algún chiquillo afortunado dispuesto a llevarlas a la cama, chiquillos precisamente de la misma estirpe del que hace unos días Margarita se disponía a conquistar con un coqueto vestido blanco.

-no mames wey me uuurge un piquete- decía Daniel o Dan, el novio de Dulce, a uno de sus amigos, quienes recargados en la barra veían como sus novias movían el culo muy sensualmente, se abrazaban entre ellas a veces realizando poses meramente para parejas heterosexuales pero que realizadas en dos niñas tan sabrosas como ellas no hacían más que alterar hormonalmente a todos los ahí presentes.

-jaja, pues yo te lo doy- dijo el también agraciado compañero adornado en ropas como un verdadero retrasado pero con la seguridad que le daba su autoestima y las descarriadas chiquillas de que se veía como todo un artista pseudocantante.

-no chingues, en verdad wey que no sé qué voy a hacer si no consigo una ahorita, vale madre lo que me dijo Dulce yo quiero una- el joven ya desesperado por su buena dosis comenzaba a sudar y exaltarse, cosa que lo ponía violento.

-mira wey, ¿ves esto?, (el otro muchacho enseñaba unas pastillas), es para alocar a las chavas, la voy a usar con Cindy, tu deberías aprovechar con Dulce, aprovecha que sus jefes no están y porque no te la clavas en su casa we- dijo el otro joven, Dan observó como este otro jovencillo guardaba la bolsita dentro de su chaleco.

-no mames donde, donde conseguiste eso?- preguntó el apuesto jovencillo.

-ohh, por ahí,- respondió.      –Cindy!!!- el muchachito gritaba a su novia, esta se separaba de su amiga Dulce quien seguía bailando ella sola mientras muchos no le quitaban la calorosa mirada de encima así como algunos celulares.

-que pasó amor- la nena llegaba donde su novio, recibía un vaso de whisky por parte de él sin saber lo que en realidad contenía, su novio veía muy risueño como la hueca chiquilla bebía hasta terminárselo.

Dan veía sorprendido como en pocos minutos esta parejita estaba en un semioscuro rincón comiéndose a besos y casi cogiendo con la ropa puesta, quiso poner a prueba eso que le dijo su amigo pero mientras se dirigía a este con la intención de pedirle una de esas mágicas pastillas fue accidentalmente tropezado por otro etílico chamaco, el muchacho se tomó a reto tal osadía y embravecido comenzó a tirar golpes por doquier sin impactar a su adversario, pero fue en uno de sus golpes que al no controlarse él mismo se dirigió colisionándose contra su inadvertido combatiente quien no se había percatado de nada hasta que sintió el empujón cayendo al suelo con todo y copa, ambos muchachos se levantaron solo para protagonizar una pelea alcanzando a deteriorar parte del inmueble del establecimiento hasta que fueron detenidos por personal calificado en este tipo de circunstancias.

La artística señorita pintada como toda una putilla se molestó, su novio le había prometido que sería una noche inolvidable, además le había asegurado que él no iba a tomar, no iba a drogarse y por supuesto no iba a pelear, así que el ver como su novio era dirigido junto con otro a responder por los daños se decepcionó y dio por terminada para ella la velada, además de que ella estaba un poco tomadilla y alguno de los empleados domésticos a su servicio viéndola llegar en tales condiciones le podrían contar a su madre quien la tenía extenuantemente cuidada para el futuro que le auguraba, ya habría tiempo para fiestas le decía ella.

Dulce buscó con la vista a sus demás compañeros pero no los halló, veía como un grupillo de hombres un poco mayores y con vestimentas extrañas adornados a mas no poder con cadenas y lujos estrafalarios, cinturones con hebillas grotescas y chistosos sombreros de los cuales asomaba una colorida pluma no dejaban de verla a ella y sus comestibles redondeces, así que optó por salir antes de que descubrieran que estaba sola, total que cerca estaba la carretera y podría pedir un taxi, era tarde pero confiaba con poder encontrar uno a estas horas, pudo haberse llevado el coche de su novio pero no contaba con las llaves y este no bajaba de donde lo llevaron, y no bajó por unos buenos minutos mientras ella muy nerviosa veía como uno de esos hombres, un negro, bailaba solo, pero con la reconocible mirada de que pensaba acercarse a ella.

La jovencita salía por la entrada principal, llevándose una buena cantidad de piropos por algunos muchachos que ahí se encontraban, caminó más deprisa pues uno se aventuró a seguirla unos metros pero gracias a ella eran jovencitos de su misma edad y se supone alguno de su mismo estatus social, así que ni eran muy leperos ni eran muy insistentes.

Pancho, quien había estado esperando algunas horas afuera alcanzó a divisar como la suerte estaba más que de su lado, el verla caminar sola y expectante para todos lados solo le indicaban lo desprotegida que se encontraba, era el momento para este gordo quien sin perder tiempo encendió su auto y se apresuró a alcanzarla, nunca pensó que la suerte y la casualidad fueran a convertirse en sus mejores amigas.

Dulce se detuvo y esperó unos minutos, siendo vigilada a lo lejos por el viejo, ella en tanto esperaba ver algún taxi pero para su suerte no fue así, aunque sin perder la esperanzas se dijo que posiblemente sea porque estaba alejada de la autopista, quizás si llegaba allá a lo mejor encontraría uno, era un verdadero manjar ver a esta voluptuosa nena vestida de esa manera caminar despacio por las oscuras calles de una ciudad insegura, el ruido de los tacones delataban la posición de la chiquilla al sonar con el concreto, fue el momento en que su mente le dictaminaba regresar a espera a su novio, “quizás ya salió” pensaba la futura modelo, pero ella había abandonado por decisión propia y era muy orgullosa para regresar derrotada, para ella no encontrar taxi seria la derrota.

Fue entonces cuando, mientras caminaba observó un viejo auto alcanzarle el paso, se asustó y apretó su andar pero le era imposible dejarlo atrás, apenas iba a gritar cuando en eso el viejo Pancho habló

-jovencita, no te parece muy tarde como para que una niña como tu ande sola, estas calles son muy inseguras, si me permites yo podría llevarte a tu casa- dijo el viejo mientras por su parte agarraba su astronómico paquete, estimulado ante la impactante visión de esta chiquilla sola, el escuchar como sus tacones resonaban y el verla vestida como esperando a algún cliente.

“estúpido viejo y que dijo, está ya se subió” –eso a usted no le incumbe señor, y por favor déjeme tranquila, aquí tengo mi cel y no dudaré en hablarle a la policía si usted no me deja en paz- dijo la nena deteniéndose en el acto, mostrando su lujoso celular al gordo mientras una de sus manos se apuñaba en su desnuda cintura pero a la vez inclinando ligeramente su cuerpo, dejando ver al gordo uno de sus hipnotizantes bamboleos de pechos.

El viejo en tanto recorría con una de sus manos su barbilla, había sido un monumental acontecimiento poder disfrutar por un momento de esos perfectos pechos, tan blancos y carnosos, se imaginaba lo rosado de los pezones y como estos debían de estar paraditos pues la noche estaba fresca, así que sin dejar que la nena avanzara continuo gruñendo.

-oye chiquilla, yo no te he faltado al respeto para que me contestes así, yo solo te ofrecía llevarte a tu casa o adelantarte por lo menos a que pasaras esos tipos que están allá enfrente y que parece ya te echaron el ojo- dijo el viejo encendiendo un cigarrillo.

-¿cuáles tipos?- preguntó la nena, detenidamente observó hacia la dirección que apuntó el gordo, ella, por ir pensando en sus cosas no advirtió la presencia de al parecer cinco sujetos recargados en una barda pero alejados aun como para poderla escuchar tanto a ella como a sus tacones, pero aun así el viejo no la convencía de subirse a su coche, y más por las fachas de vago con las que este contaba, con todo esto no pasaba ningún taxi por lo que decidió regresar con su novio para que este la llevara pero justo cuando había volteado a ver el camino por donde venía notó más presencia extrañas que se acercaban caminado en dirección a ella.

Estos traían un escándalo brutal, venían todos locos, por lo que asustaron a la chiquilla quien hasta esos momentos se daba cuenta de que estaba completamente indefensa, sola y en una de las calles más oscuras de la ciudad, en estos momentos la veía muy oscura.

-bueno yo ya me voy- dijo Pancho en un intento por presionar la decisión de la nena.

-noo!!, espere por favor, no quiero que me lleve a casa, puedo irme sola, pero por favor déjeme entrar a su auto en lo que pasan esos tipos de allá atrás, por favor solo entrar- dijo la nena escuchando como la marcha del casi destartalado coche de Pancho se había encendido.

El pervertido secuestrador se sentía como todo un robachico enseñándole una paleta a un niño, no cabía de gozo pero tuvo que guardar su estimulada verga la cual había sido masajeada todo este tiempo en que duró la plática aprovechando la oscuridad que lo favorecía, tanto que la nena ni siquiera alcanzó a contemplar muy bien lo feo de cara que era.

La jovencita observando que el viejo no tenía intención alguna por bajarse a abrirle la puerta se dignó a abrirla ella misma, ofreciendo en cada detalle cualquier cantidad de estéticos movimientos féminos como si estuviera en una pasarela, que igual a su caminar, eran perfectos, la jovencita entró por una de las puertas trasera, sentándose como toda una dama de sociedad, cruzando elegantemente las piernas y depositando sus manos en el lugar exacto donde se hacía un hueco que pudiera hacer evidente el color de su ropa interior.

Una vez dentro se dedicó a esperar que los tipos de atrás pasaran pero estos se habían detenido, estaban al parecer dialogando entre ellos y rebuznando cualquier cantidad de estupideces, aventaban botellas a donde sea exhibiendo su circo callejero, Pancho veía desde el retrovisor que la nena estaba asustada, era obvio pues a pesar de sus altanerías aún era una niña, pero se veía más maleada que la caliente Margarita, así que caballerosamente le ofreció un cigarro para calmar su temperamento.

-relájate chiquilla, en un momento se irán y podrás seguir tu camino-

-gracias- dijo la nena aceptando el cigarro y el fuego y poniéndose a fumar con mucha sutileza, una de sus manos echó para un solo lado el abundante y dorado cabello de la señorita modelo.

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Pero mientras el gordo esperó a que la nena saliera del antro, que pasaba en su cuarto que una joven cantinera se metía nuevamente a sus dominios…………..

-Mar, Maaaar- decía Silvia, había ido a verla con la excusa de volver a dejarle comida por órdenes de Pancho, con esto se quitaba a Lencha de encima.

Margarita yacía recostada y vestida exactamente como Pancho la había dejado, solo que ahora para cubrir su intimidad se había puesto una de las tangas que el viejo le había conseguido, o más bien unos pedazos de hilos que solo se cruzaban alrededor de sus caderas y entrepierna.

-amiga que pasó, viste a mi papá?, le diste la nota?- preguntaba la nena, pero Silvia primero decidió chulearla un poco por lo exclusiva que se veía.

-pero mira nada más que guapa jijijiji, como no te va a pagar Pancho así, pero ya……… a lo que vengo, Mar lamento decepcionarte pero no entregué la nota- dijo la otra chiquilla.

-pero como, Silvia tú me prometiste que- la chiquilla se molestaba, había pagado por eso y merecía una explicación lógica y creíble.

-si amiga, si fui, pero por más que toqué no salió nadie, (a partir de aquí la voz de Silvia se convirtió en un susurro) pero siento que hay algo raro en todo esto, pregunté a algunos vecinos y nadie me supo dar respuesta sobre tu papá, dicen que no lo han visto, además hay rumores en la cantina de que Pancho tiene a un hombre secuestrado en un edificio abandonado de Felipe, aquí a la vuelta, a media cuadra, pasando una llantera, no sé qué esté ocurriendo la verdad, nadie quiere dar más detalles- la ataviada Margarita escuchaba atenta.

-pero eso no es todo amiga, aquí va la parte fea, escuché a Lencha quejarse con Atilano (el viejo ayudante de Felipe quien le preparó a Margarita una bebida semenergética) que algo de llevarle de comer ya le estaba cansando a un tal papá de la zorrita esa, algo así escuché, te lo juro, ¿Desde cuándo Lencha es llevadora de comida?, ¿Por qué no envía a una de las chiquillas?, todo esto es muy raro, nada más que yo me hice la desentendida porque se dio cuenta de que yo andaba por ahí, la Lencha es mala, cuídate de ella, tiene toda la protección de Felipe y Felipe está hasta el cuello enredado con unos tipos que vienen cada mes, gente mala, amiga no será tu papá del que hablaba la bruja?- preguntaba la conmocionada Silvia.

-no, eso no es cierto, debiste de haber escuchado mal, ese hombre del que hablas posiblemente se trata de Gustavo, un viejo que secuestraron utilizándome como sebo- respondía Mar.

-ay amiga, la verdad no quise preguntar porque esas son cosas mayores, cosas donde ya no podría ayudarte, no sabes cuantas personas han matado últimamente por estos alrededores por andar de hocicones y preguntones, la verdad me da miedo, a veces quisiera irme pero a donde, y yo sola, si dicen que todo el país está igual- dijo Silvia.

-si amiga te entiendo, gracias-

-de que, si no te pude ayudar en nada- dijo Silvia enculillándose y recargándose en la pared de la casa, observando con sus negros ojitos como las estrellas adornaban el firmamento, cerrando muy bien sus también potentes muslos pues llevaba una faldita demasiado corta, de manera que Margarita perdía la visión de ella pero seguía escuchándola.

La mente de Mar reflexionaba, primero se preguntaba sobre su papá, posiblemente Silvia había ido cuando este se encontraba trabajando por lo que preguntó la hora y coincidió con su premisa, además su papá no era muy sociable con los vecinos, y por lo que respecta al hombre secuestrado estaba segura que se trataba de Gustavo, además no había lógica en lo que Silvia contaba, para que quería Pancho a su papá si ella ya había aceptado quedarse con ellos a cambio de dejar en paz a su progenitor, así que se resignó a pensar que la casualidad no le había favorecido en estos momentos.

-lo que si te traje son tus cosas, toma- dijo Silvia incorporándose, notando en Margarita ganas de llorar compadeciéndose de ella.

-que tienes amiga, no llores,-

-Silvia yo lo que quiero es salir de aquí, quiero irme a mi casa pero este…… gordo no me deja, bueno gracias como quiera, en verdad, te lo agradezco- dijo Mar volviéndose a acostar como toda una doncella que espera la llegada de su apuesto príncipe a rescatarla.

-espérame- Silvia desaparecía por un rato para después aparecer con una maceta y un cincel traídos de la bodega de Felipe a escondidas.

-toma, es lo mejor que te pude conseguir- dijo la joven cantinera, Margarita observó las herramientas y su carita se iluminó, con esto bien podría romper la puerta entera, con algo de trabajo pues era tan delicada que hasta le costaba levantar la bolsa donde venían dichos materiales.

-bueno yo me voy, no digas nada nadita, cuídate amiga- la cantinera se despedía.

-gracias amiga, tú también cuídate mucho-

Mar veía que era de noche, estaba oscuro y posiblemente el viejo regresaría pronto y podría encontrarla a ella ocasionando destrozos a su patrimonio y esto lo encabronaría sin duda alguna, así que la jovencita decidió por el momento esconder los utensilios en un lugar seguro y esperar a que amaneciera, la otra opción que rondaba la mente de tan apetecible ya mujer era que posiblemente el viejo regresaría muy tarde o con suerte no regresaría, quería huir pero aun recordaba los peligros que vagaban el barrio en las noches.

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Mientras tanto en el coche de Pancho…………

La nena ya se había terminado su cigarrillo pero los sujetos no se iban, veía desesperada como los minutos pasaban y la situación de estar en un auto todo oxidado y oliendo a mugre junto a un obeso desconocido con la cara del mismo diablo la tenían muy nerviosa, para colmo todo el asiento trasero del coche estaba en deplorables condiciones, el viejo notó la femenina incomodidad y le ofreció pasarse al asiento del copiloto, ella dudó un poco pero la aparición de una cucaracha sobre uno de sus bracitos la hicieron brincar y pegar un grito y sin darse cuenta ya estaba sentada al lado del gordo.

-señor por favor lléveme a mi casa,- dijo la chiquilla después de pasar por la inesperada escena, limpiándose su blanco bracito con un clínex mientras sus cabellos se le iban para adelante enseñando una apariencia muy llamativa.

El viejo lobo solo sonrió mientras encendía nuevamente el auto, pero antes de lograr esto hizo como que accidentalmente se le caía algo, dicho objeto cayó del lado de la principiante modelo quien educadamente comenzó con la realización de la búsqueda para dárselo al viejo pero justo cuando esta agachaba su azulada mirada fue asaltada por él, quien valiéndose de su fortaleza y de un trapo húmedo en cloroformo logró someter a tan encantadora fémina.

Pero que fácil había caído la nena, tantas veces en donde sus intentos fueron en vano y ahora cuando menos se lo esperaba estaba ahí, con el cuerpo de la inerte hembra acurrucado en su viejo auto, se la hubiera violado ahí mismo pero tenía otros planes y había muchos presentes.

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La encantadora Dulce se despertaba, después de haber estado acostada en un viejo sillón incorporaba su exquisito cuerpo para darse cuenta de que se encontraba en un lugar completamente desconocido, oscuro, muy sucio, y más se asustó cuando escuchó los chillidos de unas ratas que por ahí deambulaban, pero su temor fue mayor al contemplar a tres hombres exageradamente horribles parados al lado de ella y cada uno expresando una mirada y sonrisa casi satánica.

-quienes son ustedes??!!!- gritó la intimidada y joven promesa del modelaje al verse rodeada por tan desagradables sujetos.

-shhh, no grites ricura, solo queremos jugar un ratito contigo, se buena con nosotros y te prometemos que nada malo te va a pasar- dijo uno de los sujetos, la nena recordó entonces esa fea y cachetona cara, se trataba del gigantesco Pancho, volteo a ver a su segundo captor, un viejo feo y con una dentadura que sobresalía de su boca, dientes extremadamente chuecos y desnivelados, se trataba del anciano Felipe quien a sus casi 70 años aun tenia energías para coger, para su edad se notaba muy lleno de vitalidad, y por último un hombrecillo panzón y de cara alargada, el joven Lucio, joven comparándolo con estos otros dos antagonistas ya que su edad rasguñaba los 50.

La nena miraba con terror a estos pervertidos seres, quienes esperaban que la nena entrara en un ataque de pánico, suplicara por su seguridad o de plano intentara arremeter contra uno de ellos, pero ninguna de estas opciones ocurrió, la nena se tomó la situación de la manera menos pensada por este trio de malhechores.

-jaja…. Jajajaja…….. jajajajjajajajajajjajajaja- la jovencita Fuentes comenzó con un serio ataque pero de carcajadas para sorpresa de los tipejos quienes se veían extrañados el porqué de la reacción de la señorita.

-jajajajajajaja, esperen jajajaja, ya en serio, jajajaja, discúlpenme de verdad jaja, o sea, la verdad que que buena broma eh, miren hasta con disfraz de pordioseros y toda la cosa, y quien se supone que eres tu eh, cuasimodo?? jajajajja (decía la nena refiriéndose a Lucio), ya en serio amigos díganme, a donde está la cámara para sonreírle- la nena se ponía de pie en toda su perfecta y delineada carnación.

-te atreves a burlarte de nosotros perra estúpida- dijo el gordo y avanzó hacia la risueña chiquilla quien llevaba una de sus manitas a su carnosa boquita para disimular las ganas de seguir riendo, creía que el lenguaje soez era parte de la actuación.

-señor, no se haga, está más que obvio que esto se trata de una broma, o si no, no me explico que haría yo, Dulce Lissette Fuentes Ruvalcaba, heredera única de la fortuna Fuentes, una verdadera promesa del mundo del modelaje, o sea, cual Adriana Lima, cual Bar Rafaeli, yo!!!, Dulce Lissette, que haría en un lugar tan……. cochino como este y compartiendo el escenario con unos pordioseros como ustedes, o sea, sin ofender eh, es más tome, mi pañuelo, se lo obsequio, más adelante valdrá una fortuna- dijo la nena sin ofenderse por la forma vulgar de Pancho refiriéndose a su encantadora persona.

El viejo se encolerizó, como era posible que una muchachita se estuviera burlando de él tratándolo como un payaso, siendo él uno de los secuestradores más peligrosos y “buscados” por el Estado, así que sin más decidió dejar bien en claro la posición de ella.

-así que eres modelo chiquilla pendeja, más bien pareces actriz porno-

-sabias que el modelaje y la pornografía van de la mano?- dijo el marrano.

-a que se refiere?- preguntó la chiquilla.

-si pendeja, me refiero a que si no sabías que muchas modelos son también actrices pornos, de la misma manera muchas actrices pornos empezaron o siguen modelando-

-primero son edecanes en las empresas de sus papis, más tarde representantes de alguna marca de prestigio, se lanzan como modelos, después reciben una oferta para posar en alguna revista para caballeros primero de entretenimiento y luego nudista para posteriormente terminar haciéndole favores orales a patrocinadores para seguir en vigencia, y cuando ya pasaron sus añitos de inocencia debutan en alguna película porno de bajo presupuesto jejeje,- decía el pervertido sujeto, la nena escuchaba las parloteadas del viejo empezándose una discusión entre ellos.

-bueno, eso creo yo…… se da dependiendo de los gustos de cada una- decía la nerviosa chiquilla, se estaba empezando a inquietar pues veía la depravada mirada que el gordo le mandaba a cada curva que conformaba su cuerpo, como esa nariz de cerdo se expandía para llevarse hasta sus fosas nasales la mayor cantidad de perfume femenino y olor a mujer que de la nena se desprendía.

-nada pendeja, si te dedicas al modelaje llegará un momento en que tendrás que aflojar para que tu carrera suba, si no te estancas, pierdes terreno, te olvidan y terminas siendo desplazada por alguna de esas otras zorritas más jóvenes que vendrán detrás de ti, así es esto- Lucio escuchaba atento como el gordo croaba, pero a la vez no podía evitar recorrer de pies a cabeza la descomunal figura de la atractiva chiquilla, estaba tan caliente que ya comenzaba a masajearse su verga por encima de su pantalón, se decía que hoy volvería a probar carne tierna mientras le daba otro trago a su mula de caña y sonreía maliciosamente.

-eso no es cierto, hay muchas que……- apenas y la nena iba a mostrar su descontento cuando fue interrumpida por la superior y carrasqueña voz de Pancho.

-a mí no me rezongues!!!!, jejejeje, se nota que te hace falta mucha disciplina, y si no me crees lo que te digo porque no se lo preguntas a la puta de tu madre, ella cuando empezó a modelar tuvo que hacer ciertos favores a algunos productores para mantenerse vigente aun después de que te tuvo a ti, por lo visto no te dio pecho pues no se le han caído la chiches jejejejeje, no te dio pecho ti pero que tal a su representante- dictaminó el gordo, la nena se quedó sorprendida, al parecer estaba ante sujetos que la conocían a ella y a su familia.

-oiga y usted como sabe que mi mamá fue modelo?-

-jejeje, yo conozco mucha gente chiquilla……. Lo que yo te digo es cierto, así que porque mejor no empezamos para que te vayas acostumbrando al tipo de favores que a futuro tendrás que realizar, anda, ven, chúpamela, quizás y en una de esas tu carrera se desvíe a actriz de telenovela- decía el viejo mientras sacaba sus 22 centímetros de dura carne morena y recorrida por centenares de venas y arterias.

La nena al ver los vulgares comportamientos del viejo y que esto iba en serio decidió escapar, pero la única entrada y salida estaba justo detrás de estos animales, así que sin importarle nada trató de huir como si pudiera atravesarlos pero su cuerpecito chocó con la gruesa y grasosa mole de Pancho.

-a dónde vas putita?-

-iiiuuuu, viejo cochino suélteme está sudado, apesta!!- dijo la nena librándose de las garras de Pancho, retrocediendo un poco mandando manotazos.

-mi celular, mis cosas, dónde están?!!!!, dónde están???!!!!, auxilio!!!!!, auxilio!!!!!!, alguien que me ayude por favor!!!!!!!!!!!!!- gritaba la histérica nena, comenzó a temblar de todo su cuerpo, al parecer estaba entrando en un ataque de pánico, y como no, estaba a punto de ser violada y la habían despojado de sus posesiones de valor.

Pero pancho con toda la calma del mundo se acercó a ella y de una fuerte y sonora cachetada la hizo volver en sí.

-mira pendeja, puedes gritar todo lo que quieras que nadie te va a escuchar, pero eso sí, grita cuando no esté yo quieres, tengo mucho dolor de cabeza como para estar soportando tus berridos así que…….. Si en verdad aprecias esa carita de muñequita que tienes lo mejor será que te calles y seas obediente, entendiste?- dijo Pancho sacando una navaja y pasándola por el cuello de la mujercita, la nena al sentir el frio filo solo asintió con la cabeza, como por arte de magia sus lágrimas desaparecieron.

-sí, sí, pero por favor, por favor, no me haga nada, no me haga nada, mi familia tiene mucho dinero y puedo darles lo que quieran pero no me hagan nada- la nena hablaba demasiado rápido.

-shhhh, shhhhh, tranquila princesita, tranquila, nadie va a hacerte daño, lo único que tienes que hacer es chupar algunas vergas y dejar que estas te penetren hasta que se vacíen y ya, es más ni siquiera puede que seamos nosotros quienes te violemo…. Jejeje perdón juguemos contigo- dijo Pancho tallando los dorados cabellos de la casi modelo.

-ustedes no?, si ustedes no entonces quiénes???- preguntó la chiquilla.

-mira chiquilla, escucha bien, en este juego hay dos grupos, uno está conformado por nosotros tres y el otro son solo dos gentes, ahora sin ver al otro grupo tu tendrás que decidir, fíjate, hasta te estoy dando a escoger, tendrás que decidir quiénes serán los afortunados de iniciarte formalmente en el mundo del modelaje jejeje, recuerda nosotros somos tres, el otro grupo solo son dos personas- dijo Pancho, la nena podía aspirarle todo su apestoso aliento.

La nena se quedó aterrada, sería violada, de eso no había duda, utilizando al máximo sus conocimientos matemáticos dedujo que muy posiblemente sería más fácil contener a dos personas que a tres, ya que si Pitágoras y los deditos de su mano no le fallaban tres era un número mayor que dos, además veía a estos tres viejos extremadamente pervertidos y asquerosos, apestaban a sudor y estaban re feos, en especial el chaparro (Lucio) quien parecía el duende maldito, además ya de reojo había visto la verga de Pancho y estaba enorme, la partiría pensaba ella considerando la medida vergal de su apuesto y drogadicto novio, así que sin dudarlo escogió su decisión.

-el otro, si, el otro grupo- dijo la nena pensando que alguien más asqueroso que estos tres era imposible de encontrar, la nena no dimensionaba que estaba escogiendo a una pareja de hombres para que ¿la cogieran?, que desequilibrada está la juventud de hoy en día.

-segura chiquilla?, es tu decisión final?- preguntaba Pancho.

-sí, convencida, los otros dos, el otro grupo- decía la asustada chiquilla.

-qué pena, me hubiera gustado estar en el grupo ganador, Lucio!!, has pasar a los apuestos caballeros, ¡¡¡¡la reina ha escogido!!!!- ordenó Pancho.

La chiquilla veía con horror como por esa puerta entraban dos seres los cuales dudaba si estos podían calificar como humanos, se trataba de dos vagabundos que ya llevaban algunos meses deambulando por la zona, usaban ropas muy desgastadas y rotas, sucias, llegándose a ver como si estas fueran de color café o negro como tonos originales, uno de ellos era tan gordo y casi tan alto como Pancho, traía colgada una maleta en donde metía todas las latas y botellas que se encontraba y aplastaba en los basureros, usaba unos pantalones arremangados y unas chanclas de las cuales una ya estaba partida a la mitad, tenía una pata demasiado hinchada lo que hacía verlo caminar de manera dificultosa, chueca, hablando de su rostro era feo y no se podía distinguir cual era en realidad el color natural de su tez pues estaba cubierto por tanta mugre hasta el punto de parecer negro, con solo el desagradable olor de este sujeto la dulce fragancia femenina de la chiquilla se desvaneció, era tal el apeste que muy posiblemente cualquier animal doméstico hubiera huido de la zona despavorido, la razón de su olor se debía en mayor medida a que tomaba mucho y con frecuencia vomitaba en sus mismas ropas o limpiaba el vómito en su cuerpo con sus prendas, podía apreciarse algo parecido a camarones y papilla impregnadas en su extenso pecho, pero si este era asqueroso el siguiente estaba en otro nivel.

A diferencia del primero cuyo rostro aparentaba una edad de por lo menos unos 40 años, este segundo era un viejo, un anciano, traía en su cabeza un pasamontañas, barba ceniza y muy poblada, su rostro lleno de arrugas y verrugas, pero lo más espantoso era su boca, casi en su totalidad desprovista de dientes, solo se alcanzaban a visualizar cuatro piezas adornando su boca, de esta escurría baba y no solo eso, de sus fosas nasales escurría también una gran concentración de mucosa verde, este no era tan gordo, su cuerpo más bien tenía la forma de una pera, poco pecho y algo de panza, e igualmente vestido con ropas andrajosas y acompañado de un perro que no dejaba de ladrar, la razón por la que este otro viejo también apestaba era que venía cagado de sus pantalones, y una superpoblación de moscas tanto en sus nalgas como arriba de su cabeza adornaban a tan repulsivo sujeto.

-señor por favor creo que ha habido una confusión, permítame escoger otra vez quiere- la chiquilla se había echado para atrás al contemplar la inmunda atrocidad que le esperaba, hasta experimentaba un tip nervioso en su ojo izquierdo.

-nada chiquilla, tú escogiste, ahora cumple, bueno caballeros ustedes han sido los ganadores, ahora preséntese ante la señorita-

-la verga, yo vengo porque a mí me prometieron comida- dijo el más gordo.

-no seas pendejo Culandro, yo te decía que solo nos llamaron pa´ corretearnos con agua fría por lo de la otra vez- dijo el moquiento, aspirando su asquerosa mucosidad.

Don Culandro (el gordo) y Don Penesio (el anciano), no eran sus nombres reales pero así se hacían llamar y así les pusieron los vecinos, eran dos vagabundos que también tenían la maña de robar a quien vieran no pertenecía a los alrededores, acompañados de su fiel Rintintín, un aberrante y enorme perro negro sarnoso, pulgoso y rabioso, de raza desconocida o aun no clasificada, hasta por momentos se dudaba que eso en realidad fuera un perro.

-se equivocan caballeros, están ustedes aquí presentes para disfrutar de un dulce manjar, ven a esta niña, pues pueden hacerle lo que quieran, es una puta que hemos rentado para ustedes, como un obsequio por ser tan buenas personas y limpiar estas calles de toda la basura que arroja la gente, no se preocupen está domesticada, así que adelante, se vale meterle la verga, mamarle la panocha y vaciarse donde ustedes quieran y cualquier berrinche o negación por parte de esta francesilla pendeja se analizará para su respectivo castigo, así que adelante, sírvanse- invitaba el obeso de Pancho mientras él tomaba asiento en una silla ubicada enfrente del sillón donde esperaba la nena, ya Lucio y Felipe había tomado sus respectivos lugares.

-ohh, apoco es francesa?- preguntó Culandro.

-no, pero parece- dijo Pancho.

Los viejos errantes observaron detenidamente a la preciosidad ahí sentada, tenían mucho tiempo que no cogían, al menos Culandro, Penesio tenía mucha más experiencia en el ámbito sexual pero solo con perras pulguientas y así sin lavárselo guardaba su aparato entre sus pantalones cubierto por cualquier cantidad de extrañas fragancias y enemas caninos, ya que no había hembra humana en el mundo que quisiera tener un momento de lucidez con tan desagradable y cagado sujeto.

Por eso con el simple hecho de ver en primera fila a una perfecta ejemplar de hembra de su ahora sí misma especie no pudieron evitar experimentar una rara sensación en sus pantalones, algo entre sus piernas cobraba viva y se erigía poderosamente mientras iba casi desbaratando los trapos esos que ellos mismos llamaban pantalones así como desprendiéndose de costras de mugre que literalmente formaban una armadura que cubrían sus miembros y que se partían conforme las vergas resucitaban.

Los desagradables viejos se acercaban a la nena quien veía aterrada el aspecto visual y edades de los sujetos que disfrutarían de sus servicios, sus manitas comenzaron a sudar y su cuerpo se puso extremadamente tenso, cuando los viejos se sentaron junto de ella no pudo evitar expresar un gesto de vómito, y es que el olor era insoportable que hacia llorar sus ojitos, sintió como una de las tantas manos se posó sobre uno de sus pechos y comenzó a masajearlo, ella intentó retirarlo con su mano pero le fue inútil, otra mano había asaltado ese salvador bracito y de paso se lo había cubierto de suciedad, la futura modelo podía escuchar el zumbido que venía a partir del aleteo de todo el enjambre de moscas que revoloteaban para allá y para acá y que ya empezaban a pararse sobre su cuerpecito y friccionar sus patitas.

La cochina mano seguía masajeando ese perfecto, redondito y paradito seno mientras otra se posaba sobre la torneada y carnosa pierna de la fémina y principiaba un calloso recorrido hacia arriba dejando una impregnosa marca de suciedad y algunas flemas, Dulce sentía como ya eran tres manos las que tallaban su cuerpo, se preguntó por la cuarta, que estaría haciendo, así que desvió su azulada mirada para contemplar con terror como esta cuarta mano masturbaba una imponente verga, la verga de Don Culandro era enorme, gigantesca y muy gorda, de nada había servido que hubiera rechazado la de Pancho si esta estaba en igualdad de condiciones y longitudes.

-vamos zorra muéstranos tus chiches, anda!!- el pervertido de Penesio con todo y mocos en la cara y barba ordenaba, su aspecto era de lo más repugnante e intimidaba a la nena con solo saber que existía.

La nena conmocionada solo volteaba a ver al trio de depravados quienes bebían cerveza sentados como si estuvieran disfrutando de algún entretenimiento televisivo, pero a la vez veía una moruna en las manos de Felipe y recordaba sobre el supuesto castigo que tendrían sus negaciones, así que esperando unos minutos en donde disputaba sus sentimientos dentro de su avara cabecita llevó sus manitas atrás de su nuca, lentamente deshacía un nudo para de esta manera el sugerente escote fuera deslizándose hacia abajo hasta que aparecieron ante todos los presentes los carnosos pechos de la joven modelo, los cuales se mantenían exquisitamente levantados en una muestra por ofender o faltarle al respeto a la gobernante fuerza de gravedad.

A Lucio hasta le salió la cerveza por la nariz, nunca había contemplado en su vida unos senos desnudos tan perfectos, tallados por las mejores y más profesionales manos escultoras, lucían muy blanquitos, limpios, sin ninguna mancha o arruga o señal de flacidez, grano, verruga o algún vello o lunar que pudiera aparentar paño, adornados por un par de finos pezones y rodeados por unas hermosas y cautivantes aureolas rosadas y completamente erguidos ya que a raíz de que el escote fue retirado estos conservaban su misma posición en un afán por mentarle la madre a la poderosa fuerza de atracción; Pancho, al ver como esto empezaba a tomar formas decidió mandar a Lucio a cuidar la entrada del edificio por cualquier cosa que pudiera solicitársele tanto a él como a Felipe y de esta manera no subiera alguien más que pudiera interrumpirlos.

Lucio reclamó pues por nada del mundo quería perderse ese inigualable espectáculo tan insólito, y eso que apenas iba a sacarse la verga para masturbarla, pero fue silenciado por el portentoso sujeto.

-mira pequeña sabandija, está claro que no pueden ir ninguno de los invitados que en estos momentos disfrutan de la piruja esa, tampoco puede ir Felipe porque es el dueño del edificio y tiene ese derecho, así que solo quedamos tu y yo, dime, como podemos decidir quién de nosotros dos irá a cuidar y se perderá de este momento…………….. anda dime- dijo el descomunal sujeto levantándose de su asiento y sacando todo su pechaje, quitándose la camisa y mostrando cualquier cantidad de cicatrices y tatuajes, tantos que era casi imposible colocar uno más.

Lucio comprendió entonces que nada tenía que hacer allí, así que derrotado y humillado en cuanto a condiciones corporales salió cabizbajo por la puerta, maldiciendo al gordo y a su inferior genética corpórea.

La pornográfica escena se reanudó, como becerros ambos vagos se pegaron a cada uno de los senos, lambiéndolos, pasándoles sus asquerosas lenguas y de esta manera comenzar a impregnarlos con un maloliente brillo, mientras Culandro jugaba con su lengua revolviéndose en un pezón, Penesio con su babeante y chimuela boca succionaba el otro como si quisiera absorberle toda la carne que en él se encontraba, llegando a enterrar uno de sus venenosos dientes en esa suave y tersa piel.

La nena reaccionó con un grito e intento de evadir la horrenda cara, pero el solo ver al viejo le daba hasta asco tocarlo, le provocaba nauseas tocar esa cara incluso para retirarla mientras esto era aprovechado por el viejo para darse el mejor festín de su vida y devorar chiche como si esto fuera la única y exclusiva razón por la cual fue enviado a este mundo, estaba tan concentrado que ya comenzaba a ejercer movimientos representativos del acto carnal, impulsaba su pelvis y esta comenzaba a friccionar su babeante instrumento en las tremendas caderas de la joven hembra.

Ella se incomodó y alejó su cuerpo del desalmado y caliente viejo que se restregaba en su escultural figura próxima Miss México pero este movimiento solo hizo que se acercara al otro sudado sujeto que ya, junto con su compañero, habían agriado el ambiente con olores propios de las trocadas y zurradas provenientes de ambos.

-noo!!!, basta, esto es demasiado!!!- la nena se incorporaba ante el asombro de los presentes.

-que pasa puerca, apenas y te iba a dar un besito jejejeje- dijo Culandro.

-no puedo, por favor, esto es tan asqueroso, ustedes realmente apestan, moriré si respiro otros segundos más su hedor- decía la joven mientras tapaba con sus manitas sus babeados senos.

-por favor señor, no habrá otra forma de arreglar esto- decía la nena dirigiéndose a Pancho pero la verdad es que, ¿Qué era lo que la nena quería arreglar?, no les debía dinero, no estaba involucrada en nada, su único “pecado” se podría decir era haber salido tan buena, sentirse superior a los demás y haber caído en las malvadas garras de Pancho.

-así que nos dices apestosos, nosotros no tenemos la culpa de no ser finos como tú y poder bañarnos todos los días, si yo tuviera agua me bañaría, así que ven y siéntate con nosotros o si no Rintintín te enseñara a respetarnos- dijo el panzón de Penesio, mientras el amarrado Rintintín comenzaba a ladrar como el mismísimo Cerbero, tiraba de su cadena intentando liberarse llegando a mover el pesado mueble de donde yacía aprisionado.

-que te sientees!!!!!!!!- Culandro jaló a la desescotada nena de una de sus manitas y fue a caer nuevamente en medio de ellos.

-ahora vamos a darnos unos buenos besitos entendiste, y si me muerdes la lengua te suelto al Rintintín, que mira que él también tiene un tiempo que no ha probado hembra jejejeje- la nena era amenazada por el putrefacto de Penesio, quien se quitaba su camisa para estar parejo con Dulce.

La nena al escuchar esta aberrante amenaza se puso fría de todo su cuerpo, llegándose a ver hasta azul de su carita, y es que el simple hecho de pensar que la echarían a coger con ese perrote le ocasionaba un trastorno muy fuerte que quizás ni el mejor psicólogo con sus terapias propias podrían aliviar, el perro en cambio también tenía su roja verga bien parada, al parecer hasta él disfrutaba del momento.

El viejo Penesio dejaba contemplar a su preciosa amante una figura fofa, el viejo era moreno de la cara y brazos pero al liberarse de su atuendo dejó ver que de su cuerpo era más claro, en la parte que era cubierta por su trapo, un abundante bosque selvático adornaba solo en medio de sus pechos y una caída y arrugada panza bajaba hasta tapar el mecate que servía como cinturón de su pantalón, así fue como comenzó un forcejeo entre este viejo y Dulcecita pues él quería meterle su sucia lengua en su boca y ella por razones obvias lo impedía, mientras Culandro se dedicaba a lamer a la nena de sus magistrales pantorrillas; Dulce no era una modelo delgada, era más bien de esas modelos vulgarmente voluptuosas y cuyo cuerpo o mejor dicho caderas hacían estirar esa pequeña falda hasta el desgarro, notándose perfectamente donde acababan las nalgas y donde comenzaban las piernas.

-nooo, suélteme malditoo- la nena se resistía, pero vanos fueron sus intentos pues en poco tiempo el asqueroso de Penesio metió hasta dentro su por demás repulsiva y vomitoria lengua y comenzó con un remolinesco movimiento acaparando toda la fresca extensión bucal que pudiera conquistar de la señorita.

Ella tosía pues sentía su boquita llenarse de babas, las cuales comenzaban a escurrir por las barbillas de ambos amantes, desesperada luchaba ante la aberrante situación pues sumada al hedor le estaba resultando psicológicamente traumante, su boquita pronto se volvió a llenar de saliva pero ahora no podía escupirla pues los labios del viejo formaban un sucio tapón en sus rojos labios de actriz porno así que por reflejo no le quedó otra que mover su lengua, que más que para lograr algo era más que nada para estar en movimiento pues Culandro ya le había sujetado de las piernas, la lengua de Dulce se encontró con los pocos sobrevivientes dentales del pervertido, eran más grande de lo normal y pudo sentir como en cada roce de su órgano lingual se desprendía una rara concentración de algo por parte de estos.

En poco tiempo se comenzó a escuchar un desquiciante sonido húmedo, proveniente del constante choque de ambas lenguas cortejándose, que solo puso bien duros tanto a Felipe como a Pancho al imaginarse la fuente que producía dicho sonido, para esto el viejo Penesio con una de sus manos había aferrado la barbilla de la nena para de esta manera poder darle sus mejores y más obscenos besos de lengua, la nena mantenía un rostro entre asustado y asqueado pues era heroico estar soportando a ese viejo que muchas veces fue corrido de la cantina por andar faltándole al respeto a las empleadas de Felipe, la falda de la nena se había levantado hasta casi la mitad de su ejercitado trasero y dejaba ver los blancos y apretados calzones de la chiquilla formados por finos encajes en los laterales, Pancho y Felipe no daban crédito a lo que su cerebro procesaba mediante sus calientes miradas y empalmados masturbaban sus grotescas vergas listas para entrar en acción.

Culandro al ver la infernal imagen de esos blancos calzones apretarse exageradamente en ese ejemplo de culo bien hecho comenzó a realizar movimientos perrunos, rozando su monstruosidad entre las carnosas nalgas de dulce quien podía sentirla aun sabiendo que esta volvieron a refugiarse entre los pantalones del tipejo, de repente sintió como algo húmedo había chocado con su espalda, Culandro había arrojado un cuantioso y pegajoso escupitajo en ella y esta asquerosa secreción venia resbalando por toda la zanja y algunos músculos que se marcaban ligeramente en la femenina espalda de la joven edecán.

-no, no haga eso- decía la chiquilla quien para hablar tuvo que liberarse de la sucia boca de Penesio, pero este otro depravado volvió a llevar su boca hasta esos tentadores labios para volver a fundirse en un malsano beso de lengua, la nena poco a poco se iba sonrojando de su carita pero más que por sentir bonito era por la situación de alcanzar a observar a los otros dos viejos masturbarse con la visión de su cuerpo, llegándose a sentir como una especie de instrumento exclusivo para disfrute de machos, que ha decir verdad, eso es lo que representa esta nena en las pasarelas pero visto desde un punto más maquillado.

De repente la nena mordió el labio de su improvisado amante, este se emputó y le pegó una cachetada por tremenda osadía, Dulce no lo había hecho por asco, no fue esa su intención, fue porque Culandro había hecho a un lado su calzón, se había ensalivado dos de sus dedos todo con la finalidad de lubricar a la cálida chiquilla y había comenzado con un morboso refrego sobre su conchita, pero el viejo se llevó la sorpresa de que la nena estaba mojadita, su sexo se sentía calientito, así que continuo pues la experiencia para él era enloquecedora, ya ni recordaba cómo es que se sentía un sexo femenino en proceso de lubricación y este además estaba ausente de cualquier vellosidad por lo que su piel era tan suave casi comparado como acariciar un durazno.

-zorra hija e puta, me vuelves a morder y te muelo a golpes entendites- dijo el satanizado viejo mientras desabrochaba su mecate.

-ora si vas a ver hija e puerca, esta me la pagas- decía el dañado sujeto.

El viejo bajó sus sucios pantalones dejando ante la mirada atónita de Dulce su verga de 23 centímetros, morada tirándole a negra de su glande, lucia tremendamente brillosa, de su punta colgaba un hilo de una rara sustancia parecida o de consistencia similar a la clara de un huevo, su glande apestaba a verga no lavada en meses, estaba atascada de suciedad, era posible visualizar tremendos restos de cosas blancas y algunas amarillentas que muy posiblemente habrían sido blancas con anterioridad pero ahora estaban añejadas.

-no por favor eso no- dijo Dulce pues sabia las claras y maquiavélicas intenciones del dueño de sus besos, Penesio la iba a poner a mamarle la verga.

Pero la esculpida nena pronto se sintió desprendida de otra de sus ropas, y es que el bribón de Culandro había tomado sus finos calzones de cada uno de sus laterales y aprovechando que la nena se distrajo reverenciando la amenazante verga jaló la ajustada ropa interior de ella sacándosela por completo, ni siquiera le dio tiempo a esta chiquilla de cerrar sus muslos, cuando sintió ya enseñaba a este otro vago su cajeta completamente desprotegida.

El chueco Culandro tomó los calzones de la nena y los enseñó levantando la mano, como si este hubiera sacado de la piedra encantada a la mismísima Excalibur, y emitió un grito vencedor, pero Penesio quiso reclamar para sí tan anhelado trofeo, así que comenzó una serie de fuertes jaloneos por parte de los viejos peleándose por las pantaletas de la fémina y es que cada uno quería ser el primero en aspirar la caliente y lubricada esencia de hembra humana.

Era tal su desesperada contienda que ya habían roto la suave prenda de uno de sus elásticos, Dulce por lo tanto seguía en medio de estos dos animales, había adoptado una postura casi de perrito pues una de sus piernas se apoyaba del suelo, de esta manera podía sentir empellones en su culo por parte de Culandro en su riña, mientras la verga de Penesio al estar parada chocaba, punteaba y cacheteaba su carita debido a los bruscos movimientos del vejestorio, la nena no se daba cuenta que su hermoso rostro digno de aparecer en las portadas de las más reconocidas revistas estaba siendo embarrado por muchos de esos sedimentos blanco-amarillentos que escurrían de la verga de Penesio.

Fue en esta competición por conocer quién sería el ganador en donde ambos viejos totalmente desesperados jalaron la prenda y esta se estiró tanto del otro de sus elásticos que salió disparada de las manos de ambos, los viejos veían como esta deliciosa prenda casi en cámara lenta llegaba hasta los territorios de Rintintín, rápidamente el perro le puso una de sus patas encima y comenzó a olfatearla por un buen rato, con su espumoso hocico mordía y estira dicha prenda, jalándola y sacudiéndola como si hubiera atrapado algún tlacuache y sin más comenzó a masticarla mientras gruñía y enseñaba sus fieros colmillos ante la intención de alguno de los presentes por quitársela de sus fauces.

La señorita Fuentes, ahora solo vestida con sus tacones y su falda, aprovechó la distracción de los viejos para escurrirse como alimaña bajándose del sillón pero sus movimientos fueron advertidos por Culandro quien fue a su captura, agarrándola de los pelos casi queriéndole arrancar el cuero cabelludo.

-a donde hija de puta!!!!!!!, pendeja zorra creites que te nos ibas a escapar!!!- dijo el viejo mientras empezaba a jalarla como cual trapo viejo o jerga para trapear el piso hasta llevarla de nueva cuenta al viejo sillón nido de tarántulas.

-por favor suélteme, me duele- la nena solo pataleaba y aferraba sus delicadas manitas de princesa en contra del gordo brazo del recolector de botellas, una vez en el sillón el gordo Culandro sentenció.

-ahora pedazo de perra, me vas a dar las más sabrosas de tus mamadas o de lo contrario te echo a Rintintín pa´ que te coja, entenditeeessss!!!!!- rugió el depravado Culandro quien la miraba con sus ojos completamente sulfurados mientras la nena lo miraba con su carita de niña asustada y ojos vidriosos, temblando ante su visible inferioridad.

Mientras Culandro se iba desvistiendo la nena observaba como Penesio, con verga de fuera, se sentaba al lado suyo mirándola de manera retorcida, sonriéndole y enseñándole sus podridos dientes y como a partir de su sonrisa se escapó una putrefacta esencia que le llegó hasta su pequeña naricita. La nena apartó su mirada de tan horroroso sujeto solo para darse cuenta de que Culandro ya estaba listo, su ruda verga de 22 centímetros y apestando a rayos apuntaba directo a su boquita, esa boquita que tantos muchachos admiraban, que muchos llegaron a imaginarse pegada entre sus labios, intentado prefigurar el sabor de sus besos y que ahora dicha boquita sería mancillada por una verga que, para que describirla, si el lector ya anticipará las sépticas condiciones en que se encontraba.

-chúpamela perra, anda, chúpamelaaaaa!!!!!- decía el exasperado gordo ligeramente inclinado hacia un costado debido a su rara malformación en una de sus extremidades inferiores.

Dulce se resistía a realizar tan desatornillada labor, esto no era para nada estimulante ni gratificante, su panocha estaba mojadita pero era porque de por si siempre se humedecía debido a una extraña anomalía en cuanto a su lubricación, no porque estuviera excitada, la chamaca al ver como el viejo levantaba uno de sus brazos para darle una cachetada solo atinó a alegar.

-no espere, está bien, ya se la chuparé, pero por favor no me pegue-

-pues qué esperas!!, anda!!!, o te echo a Rintintín!!!!- el perro no dejaba de ladrar en cada momento en que era mencionado, como si también estuviera pidiendo su parte.

La nena tímidamente abrió su boquita, pero no llegó a engullir tan fétido aparato, retrocedió, volvió a abrirla pero de igual manera se echó para atrás, estuvo así otras cuatro ocasiones, en donde solo abría su boquita, que lo único que hicieron fueron impacientar al viejo Culandro, este tipejo al ver que la nena estaba de zorra calienta vergas decidió tomar cartas en el asunto, así que con un fuerte envión que tomó a Dulce por sorpresa mientras ella abría otra vez su boca, logró meterle más de tres cuartas partes de su cochambroso miembro hasta casi tocarle la campanilla.

Dulce peló los ojos pues el viejo prácticamente la había desvirgado de la boca, la entrada fue violenta, de no ser porque su verga se dobló hacia la garganta esta le hubiera salido por la nuca, Culandro la tomó ferozmente de su cabecita y comenzó a descargar todos sus años de sequía sexual en contra de la boquita de la joven modelo, los brutales azotes que el viejo proporcionaba a su bella sometida eran perturbantes, para poder tener mejor acomodo y de esta manera sus embestidas fueran más potentes apoyó uno de sus pies sobre el sillón dejando la pata mala apoyándose del suelo, para así continuar con su barbarie.

La pobre y malaventurada niña solo se limitaba a recibir las tremendas embestidas, sus modestos ojos azules apenas y podían apreciarse pues cada empellón los obligaba a cerrarlos, la nena solo podía abrirlos para contemplar como la grotesca panza del viejo se dirigía velozmente hasta su carita al punto de chocar con ella, sintiendo como esa grasosa bola de pelos raspaba su cuidado cutis, sintiendo como algo verdaderamente grueso hacia expandir su conducto esofágico, la nena comenzaba a experimentar una apresurada inundación producto del estanque salival que se estaba formando dentro de su boquita y que comenzaba a derramarse en forma de densas y enormes gotas de babas que caían hasta el precipicio.

-gluuppp!!!, ahhhgggggg!!!!,- la nena se ahogaba ante tales fieros movimientos sumados a la desmesurada medida vergal que se enterraba hasta lo más profundo de su garganta, cosa que la estaba haciendo casi desfallecerse.

El poseído sujeto estaba en un sueño epopéyico al estarse cogiendo la boquita de tan agraciada chiquilla, sus poderosas irrupciones hacían vibrar todo el potente cuerpo de la joven hembra, sus cabellos, sus manos, su cabecita, y más notoriamente sus senos eran sacudidos ante las salvajes acometidas de un hombre en completo estado de abandono racional, el anciano de Penesio no quiso quedarse sin su parte así que incorporándose hizo a un lado a su desnivelado amigo, si bien Culandro era gordo y este otro era un abuelo panzón, se podría decir que el nivel de fortaleza entre ambas bestias era similar.

Cuando Culandro sacó su barreno de esa boquita se impidió que Dulce pudiera cerrar su boca, ya que al contrario, su boquita quedó despilfarrando saliva y completamente abierta como si estuviera esperando que la verga que la mancilló se alojara nuevamente, en su interior podía verse su lengua revolviéndose entre las mezclas de babas y líquidos aceitosos, una gran cantidad de pelusas y residuos yacían naufragando entre dicho océano viscoso y muchos de estos desperdicios caían por efecto de catarata que adquiría la saliva una vez que llegaba al final de los labios de la nena.

El viejo Penesio se acercó a divisar tal hecho, o al menos esto se pensaba cuando acercó su feo rostro a la boquita de Dulce, pero lo que hizo este depravado enfermo fue mandarse uno de sus mejores y más potentes escupitajos el cual entró limpio dentro de la cavidad bucal de la edecán, la nena estaba tan desconcertada que no atinó a mostrar signos de repugnancia, se quedó toda selemba hasta que la nueva y aún más pestilente verga se alojó entre sus labios.

De esta manera el puerco anciano empezó de igual forma a masacrar la dulce boquita de la muchachita, sus manitas no luchaban, solo se mantenían asentadas en las piernas de su verdugo, hubo un momento en que Dulce sintió como algo muy pesado había caído en su pelo y bajaba a velocidades contantes por su frente y nariz, al principio se creyó que era baba del viejo lo que venía bajando debido a su emoción de meter esa verga (que por cierto era la verga que penetraba perras y recién no tiene mucho había penetrado a una) pero cuando a la acaudalada chiquilla se le ocurrió mirar hacia arriba para comprobar su teoría se dio cuenta de que se trataba de otro tipo de líquidos, una enorme cantidad de mucosa verdosa se había desprendido de la nariz del chimuelo y venia corriendo hacia abajo, la nena sentía como esta asquerosidad poco a poco se acercaba a su pulcra boquita pero cuando estaba analizando esta situación esa patógena sustancia ya se había fusionado con las babas que batían dentro de su boca, la verdosa esencia dejó en todo su recorrido un rastro similar al que dejan las babosas cuando se arrastran.

Por un extraño instinto de supervivencia o de defensa la adinerada modelo cerró sus labios, apretándolos contra la sucia herramienta, todo esto quizás en un intento por evitar que entrara más de esa mezcla proveniente de la nariz del viejo, ya que de sus fosas nasales se advertía un segundo e igualmente cargado desprendimiento, pero esta acción fue muy bien aceptada por parte del viejo, ya que sentía extremadamente delicioso que su verga entrara y saliera mientras era friccionada por los carnosos labios de Dulce, los cuales habían perdido toda prueba de su brillo labial, por el contrario habían adoptado una capa blancuzca, formada a partir del atoro de los desechos espermáticos que formaban el antihigiénico sedimento.

El viejo loco reclamaba y reconocía esa boca como suya y en un intento por completa colonización apretó con una fuerza demoledora la carita de Dulce contra su barriga peluda, la nena en un acto reflejo quitó sus manitas de las piernas del viejo para subirlas aún más llegando hasta las peludas y planas nalgas del sujeto pero sintiendo una rara consistencia amasada, espesa, impregnada en el trasero de Penesio ahora adhiriéndose en sus deditos, la pobre chiquilla no sabía que el anciano venía zurrado.

Pero Culandro quiso tener aún más de esa boquita de diosa y no estimando que la boca de dulce estaba albergando la descomunal barra de Penesio metió a marchas forzadas su desmedida vaina, con mucho esfuerzo el trozo de Culandro se iba abriendo paso entre los apretados labios de la nena los cuales se negaban a recibir dos vergas al mismo tiempo, posiblemente no le cabrían debido al inimaginable grosor de ambas, pero con mucho esfuerzo el gordo logró su cometido otorgándole a Dulce un agudo dolor en su mandíbula casi al grado de llegar a la dislocación, la nena ahora daba asilo a dos terribles y muy apestosas vergas que la ultrajaban a partir de severas estocadas proporcionadas de manera humillante y sincronizada, ahora la moquienta era ella pues de sus fosas nasales escurría este tipo de secreción.

Varios minutos más pasaron para que los viejos pordioseros pudieran estar fuera de la boquita de Dulce, la vejada chiquilla yacía sentada en el sillón con su mirada perdida, de sus labios se apreciaba que mucha saliva fue expulsada, de sus ojos bajaban muchas líneas negras debido a su rímel corrido, su cabello estaba más que alborotado pareciendo una peluca mal puesta, sus chiches al aire y sus piernas muy bien cerradas mientras aún conservaba tanto su falda como sus tacones, de la joven modelo de hace unas horas solo quedaba el potente cuerpo, mientras tanto los viejos estaban parados frente a ella, ya desnudos, con las piernas de ambos cascorvas, sus vergas señalando a la niña y cubiertas por una gruesa capa de saliva en donde varios colgajos de la misma formaban algo similar a estalactitas cavernarias

-bueno pues quien va primero- preguntó Culandro refiriéndose a la penetración vaginal.

-yo, yo iré, apártate gordo- Penesio se le adelantó, el viejo solo se mantenía vestido con su gorro pasamontañas.

Cuando la nena vio que uno de los viejos se acercaba nuevamente se dio a patalear y suplicar misericordia como si fuera el mismo Dios el que estuviera presente, pero el viejo poco le importaba, según ellos esta era una puta alquilada y se les había pedido una cooperación para su participación, dicha cooperación no era nada en comparación a lo que pedían las prostitutas gordas de allá afuera y con el rendimiento de que esta puta estaba mucho mejor que cualquiera de esas que cobraban exorbitantes cantidades por mercancía mallugada y agujeros en pésimas condiciones, sin mencionar lo viejas, gordas y feas.

El anciano mandó una de sus más fieras cachetadas para asosiegar a la nena, aprovechó el momento de desconcierto que en ella había causado el golpe para despojarla de su falda de la manera más bruta, colocó su mórbido cuerpo entre las esculpidas piernas de la modelo, acomodó su babeado instrumento en la entrada de la conchita de ella y sin más se dignó a mandarse el primer empujón, al parecer el viejo tendría un privilegio mayúsculo, que nadie sabía, de lo contrario el mismo Pancho hubiera reclamado para si ese derecho, y esto se constataba en la estoica defensa que la panocha de la nena estaba realizando en contra de tan nauseabunda verga.

-jejejeje, según tu muy vergas Penesio, y no puedes metérsela a esa putilla- decía en forma de burla Culandro.

-es que esta perra está bien apretujada, mi verga ni va a cabeeeeerrrrr!!!!!!- bramó el viejo al sentir como su glande empezaba a resbalar hacia adentro, al parecer los vaginales labios de la nena empezaban a sucumbir.

Por un rato el viejo Penesio estuvo en su faena penetrante, comenzó a sudar cantidades industriales y estas bañaban el cuerpo de la también sudada Dulce quien se aferró del viejo mientras su carita mostraba que efectivamente la verga hacia su entrada trigarante, hubo un momento en que la ya también mugrosa Dulce expresó un rostro de espanto, la pestilente verga de Penesio había entrado en toda su dimensión.

Felipe y Pancho, y más que nada Culandro, quedaron como unos pendejos al escuchar la escandalosa noticia que de los labios del viejo barbón se parloteaba como si se hubiese hecho el más grande descubrimiento científico, y es que lo que a continuación relató el anciano moquiento era algo que rebasaba todas las expectativas lógicas de la libertina chiquilla considerando precisamente eso, su libertinaje.

-jejejejejejejeje, jejejejejejejejejej, jejejejejejejejejejeje- primero una risa macabra proveniente del más bajo nivel del inframundo se escuchó pero después vociferar a todo pulmón lo virginal de la nena.

-es virgen (en voz baja), es virgen (un poco más fuerte), esta zorra era virgeeeeeennnn!!!!!!!! (Berrido)-

-esta zorra era virgen jajajajajaj!!!!!!!, y yo fui el primero!!!!!!!!!!- gritaba Penesio con lágrimas de felicidad en sus ojos.

Ninguno de los ahí presentes creían tan presumida afirmación así que sin más se acercaron para constatar lo dicho por el panzón anciano, a medida que se acercaban podían apreciar como efectivamente el viejo aun clavado pero mostrando parte de su aparato ensangrentado tenía razón, decía la verdad, ¿pero cómo si todos creían que Dulce era una zorrita que asistía a antros y fiestas?, la apenada y ruborizada Dulce mantenía sus dos puños cerca de su carita y pensaba en esa vez que su novio según la había desvirgado pero que ocasionó una fuerte pelea puesto que Dulce no sangró, llevando a esta pareja al borde de la separación debido a que el macho de Dulce desconocía que muchas veces una hembra no sangra en su primera vez, o quizás su arma era muy pequeña y no alcanzó a ocasionar tal daño.

El tener sus manitas tan cerca de su cara llevaron a Dulce a aspirar una rara y fétida fragancia, volteó a ver de qué se trataba comprobando que había mierda en sus deditos, “iiiiiuuuuuuu que asco, maldito viejo asqueroso” pensó y rápidamente los talló en el viejo sillón como si quisiera desprenderse de su misma piel.

Aun así Dulce sentía dolor, y más lo sintió cuando el viejo Penesio comenzó a embestirla, una fuerte punzada nacía en su vagina en cada uno de sus vulgares empalamientos y se extendía como si recorriera un gran nervio por todo su vientre, senos y así hasta llegar a su cabeza y manifestarse en forma de punzada, en pocas palabras, un doloroso camino que la surcaba a la mitad de su cuerpo, algo que la partía por dentro.

Y así con estos tres envidiosos viejos observando la penetraciones tan cerca que podían sentir el olor de la sangre virgen emanando de esa rajita es como continuaron una serie de desconsideradas y salvajes picadas de verga en contra de la suave y delicada vagina de Dulce, pero esto no solo era observado por Culandro, Pancho y Felipe, el cuarto donde se encontraban estaba cerrado con una pesada puerta metálica pero cerca de ella había un orificio lo suficientemente grande como para que un ojo humano pudiera evidenciar toda la pervertida escena, y esto era lo que precisamente estaba aconteciendo, había otra persona observándolo todo.

Pancho y Felipe regresaron a su posición, decepcionados, enojados y vencidos.

-puta verga Pancho para que vergas invitaste a estos pendejos, mira que desvirgar a Dulce no chingues-

-yo que vergas iba a saber, esa chiquilla se veía tan puta que yo pensé que ya le habían dado hasta por las narices- alegaba Pancho.

Mientras tanto Penesio seguía taladrando a la pobre y maltratada Dulce quien ya abandonada de toda esperanza se dedicaba a que todo pasara de la manera más rápida, recibía verga por su papaya por parte de este animal sintiendo como sus paredes vaginales se abrían forzadamente para recibirlo, por lo tanto la sangre se iba mezclando con los caldos lubricantes que escurrían bajando por las nalgas de la nena, el viejo tomaba dichas posaderas y las levantaba para tener mejor embiste, ahora si Dulce sentía todos los centímetros vergales en su acalorada y ensangrentada vagina.

Por acción natural el clítoris de la nena empezó a drenarse de sangre y de esta manera aumentó en tamaño y sensibilidad, los movimientos del viejo a pesar de ser inhumanos llegaban hasta tal lugar, llenando de extrañas sensaciones a la nena nunca sentidas con anterioridad cuando con su novio, dicha percepción estaba empezando a aumentar la temperatura en una nena que se negaba a aceptar que se estaba calentando, no por cómo era sometida, pero si en respuesta a una reacción natural por parte de su cuerpo debido a estar expuesta a los placenteros roces que la verga del viejo mantenía cerca de su clítoris.

-nooo, pare por favor- solicitaba la afamada edecán pues experimentaba algo inusual formándose en su vientre.

El viejo no hacía caso, solo estaba ahí embistiendo a la nena, con su horrible rostro sudado y regurgitando palabras obscenas en contra de la rubia chiquilla que tenía debajo, la cual yacía ahora patiabierta, con sus muslos bien expuestos en donde acoplaba como mandado a hacer el cuerpo del anciano, la nena aún conservaba sus tacones, única pernada que la acompañaba puesto que había sido despojada hasta de sus finos aretes, pulseras, cadenas y esclavas de oro por Pancho y Felipe cuando ella llegó aquí.

Pero las blasfemas palabras no era lo único que soltaba el viejo, además de sudor el viejo volvía a soltar una cuantiosa cantidad de mocos los cuales caían hasta el bello rostro de la chamacona llenándoselo por completo, quedando casi irreconocible, pero el viejo ajeno a este asco llevó su viciosa lengua hasta la boquita de la nena aprovechando que esta la tenía abierta y comenzó con una aguerrida lucha lingual en donde la perdedora siempre era la boquita de Dulcecita.

La aristócrata chiquilla sentía eso caliente formándose en su vientre casi de fuera, era una sensación rara y nunca antes experimentada por ella, sus vanos conocimientos la llevaron a deducir que se estaba meando y que si no hacía algo por impedir las penetraciones terminaría haciéndose, esto sería muy vergonzoso para ella pues todos la verían y se burlarían, así que empezó con sus manitas a querer librase de tan desagradable sujeto.

Pero este no cesaba, parecía no cansarse, ya llevaban un buen rato cogiéndosela y este viejo no bajaba su velocidad, al contrario la había aumentado pues el bollo de Dulce había aceptado el cortejo vergal de Penesio, de repente la joven se tensó de todo su cuerpecito, arqueó un poco su espalda exhibiendo toda la potencia y uniformidad de sus pechos, sintió como su vagina se cerraba dejando atrapada la verga del viejo ahí adentro para después destensarse y soltar una importante cantidad de líquido por su conchita.

-ayyy no, me meo!!- gritó la nena pero fue corregida por su mancillador.

-no seas pendeja hija de la chingada, te estas corriendo, te estas corriendo como las perras jejejeje-

-nooo!!, yo no soy……… ninguna perraaaaaa!!!! Aaahhhhmmmmm, que es estooooo!!-

-aaahhhhhh cállate!!!, te corres exactamente igual que unaaa!!!!- el viejo dio un doloroso manazo contra uno de los cachetitos de Dulce, pero ella ni se inmutó, estaba en pleno trance orgásmico que a poco le había sabido el golpe, entonces el macabro viejo barba ceniza le dio otro, y otro más, y uno con más fuerza, y ahora su otro cachete mientras esta nena estaba imposibilitada para ejercer cualquier tipo de reclamo o defensa.

Fue lo más tormentoso pero a la vez lo más delicioso que la nena pudo haber experimentado en su vida, a pesar del momento y la compañía disfrutó su primer orgasmo en casi el minuto que este duró, una vez después de que se corrió su cuerpo fue asaltado por una serie de ondulaciones infernales que hacían moverla como si estuviera siendo exorcizada, aun con verga dentro la nena se movía como pescado vivo metido al sartén.

-ya me toca- dijo Culandro quien había observado todo, Penesio accedió pero solo porque ya se estaba cansando.

-oigan!!!,vagabundos hediondos!!!, ni se les ocurra meterle la verga por el culo a esa puta!!!, ya que la desvirgaron de la panocha me corresponde a mi romperle el culo!!!- rebuznaba Pancho.

-que ahí de mí?- reclamaba Culandro.

-tú ya le desvirgaste la boca gordo trocao- relinchaba Pancho observando desde la silla.

-me vale verga, le voy a dar por el culo pinche pelota playera- dijo Culandro retando a Pancho, al parecer se avecinaba una auténtica lucha de colosos, un duelo de titanes, un choque de trenes, una colisión interplanetaria, la misma Laurasia y Gondwana dispuestas a tectonizarse para formar de nuevo a Pangea pues Culandro tenía casi las mismas medidas corporales que Pancho, quizás unos 10 centímetros menos de altura.

Pancho aun sin camisa se levantó, cuadrándose a la hora de caminar, dirigiéndose precisamente a Culandro quien desafiaba sus reglas, la indefensa Dulce, toda babeada y despeinada, veía la descomunal genética de las bestias allí reunidas dispuestas a disfrutar de sus encantos, era como estar en medio de un ambiente jurásico, en cada paso que daba las chiches de Pancho se elevaban como senos femeninos así como un horrísono crujido se podía escuchar en el suelo procedente de cada una de las pisadas del bárbaro sujeto, al fin llegó hasta su destino y se puso en posición intimidante.

-si te acercas más te echo a Rintintín,- el perro al escuchar se nombre comenzó a desgastar su garganta en ladridos y gruñidos, estaba furioso pues veía como uno de sus dueños era intimidado

-que me va a hacer ese cochino perro- dijo Pancho acercándose al can, mientras este lo miraba con ojos desafiantes, gruñía casi aventándosele al desproporcionado hombre con cuerpo de morsa, pero Pancho pegó uno de sus característicos y gorilescos gritos territoriales como ese que lanzó en el cine porno espantando a los presentes teniendo la misma reacción en la sarnosa mascota, la cual agachó sus orejitas y comenzó a chillar como un cachorrito al que le acaban de pegar.

-jejejeje, perro pulguiento-

-bueno ya, te dejamos el culo parado, pero que conste que no me doy un trompo contigo solo porque estoy malo de la pata- dijo Culandro, hasta cierto punto tenía razón.

Ya una vez resuelto el malentendido el chueco de Culandro se dirigió a la nena, la cual estaba desnuda y recostada en el sillón como la misma Maja de Goya, esta ya no luchó pues vio que la escena era casi apocalíptica, así que el viejo con toda la paciencia del mundo se fue acoplando en las carnosas piernas de la chiquilla mientras su miembro se fue enterrando dentro de ella lo más lento y doloroso posible, embarrándose esta también con la sangre que aun salpicaba su sexo, así hasta que ambos cuerpos se tocaron de sus pelvis.

Lo que a continuación sucedió fue una casi réplica de la cogida de Penesio, con la diferencia de que ahora este viejo obligó a la nena a chuparle su sangrienta verga mientras Culandro se la cogía de la manera más humillante posible, tratándola como una vil muñeca de trapo, como si esta fuera un juguete, un entretenimiento para su sádica diversión, un hoyo donde se mete la verga, uno de esos juguetes en forma de vulva que venden para disfrute de los solitarios hombres.

El gordo enterró sus dientes entre los alucinantes senos de la chiquilla los cuales se bamboleaban por los fornicadores movimientos soltando gotas de sudor a cada una de las direcciones cardinales, mientras Penesio literalmente la cogía por la boca, llegándola a jalar de manera que la cabeza de la nena quedara colgando del sillón y Penesio diera la impresión de darse de sentones sobre su carita enterrándole su verga hasta lo más profundo de su garganta, dejándola a un paso del asfixiamiento, que quizás hubiera sido lo mejor ya que era el momento en que el culo de Penesio quedaba lo más cerca posible del rostro de Dulce y recuerden, Penesio era el cagado.

La verga del desdentado se enterraba en esa castigada boquita, por momentos se quedaba mucho tiempo ahí clavándole hasta el fondo toda su irregular vaina mientras sus huevos se aplastaban contra la respingada naricita de la nena, impidiéndole el poder respirar libremente, comenzando ella a manifestarse con visibles arcadas que inflaban sus cachetitos lo que indicaban el alto grado de salivación que ahí se debía de estar creando, y cuando la verga era retirada, como lava emanando de un volcán salían las caudalosas corrientes de saliva regando a su paso el inmaculado rostro de la jovenzuela.

El gordo Culandro tomó a la nena y sin el menor esfuerzo la volteó boca abajo, acomodó su tembloroso cuerpo a manera que adoptara la posición de perra y una vez hecho esto se mandó otro poderoso envión que entró directo en esa adolorida panochita, la torturada chamaquita solo se quejó con un casi mugido, el viejo la tomaba de las caderas para equilibrarse comenzando una verdadera carnicería pues la nena más que gemir gritaba como si la estuvieran desmembrando, al viejo Culandro esto lo excitaba y lo alentaba a seguir, mantenerse constante y aumentar el ritmo de sus frenéticas y ferrocarrilescas embestidas de rinoceronte.

Poco después el viejo ya no se satisfacía en esa posición y ahora tomaba a la nena de su cuello, aplicando una especie de llave de lucha libre como si quisiera hacerla que esta se rindiera en un cuadrilátero, y de nueva cuenta principió con otra serie de mortales apuntalamientos los cuales en cada lanzamiento hacían crujir jugosamente la encharcada vagina, para esto Penesio ya había tomado nuevamente posesión de los terrenos bucales de la apetitosa carne que tenía a disposición, pero regresando a Culandro el muy valiente le había sacateado al trompo con Pancho, pero que tal aplicando llave de luchador con una indefensa y maltrecha muñequita.

Esta pose resultó ser más cansada, puesto que Culandro tenía que hacer mucha fuerza en esos constrictores brazos al aplicar su castigo, mientras la pobre nena ya casi sentía que le era desprendida su cabeza del resto de su cuerpo, un dolor y marca roja en su cuello quedaron como resultado de tan abominable martirio, pero no contó con que el gordo ahora se iría con su fino cabello, el mugriento y grasiento cerdo sin sacar su verga de la panocha de Dulce se aferró de los cabellos de ella, con una mano tomó un abundante mechón y con la otra pues otro, simulando algo parecido a las riendas de un caballo, una yegua, o mejor dicho una potranca a la que le ha llegado el momento para su domesticación.

De este modo se inició la más salvaje de las contiendas jamás vista por Pancho y Felipe, quienes completamente empalmados por los sonidos y olores a sexo reían y brindaban ante la animalesca situación compadeciéndose de ellos mismos de que por lo menos les quedaba disponible el culo de la adinerada, las velocidades de ataque por parte de Culandro aumentaron considerablemente, mientras el pobre bollito de la chiquilla era castigado hasta la saciedad al mismo tiempo que era jalada con fuerza desmedida de sus cabellos, su carita demostraba un aspecto como si no sintiera nada de esto pero claro que lo sentía, solo que el mismo dolor era tan fuerte que se había convertido en una misma anestesia, las nalgas de Dulce estaban al rojo vivo debido al catastrófico choque que mantenían contra la panza del viejo y más rojas se pusieron cuando este animal la soltó de uno de sus mechones para ajusticiársela con lacerantes nalgadas que no se sabían si hacían llorar, pujar o bramar a la hembra.

El que si pujaba era el gordo, se estaba quedando sin energías, su cuerpo estaba tan caliente hierro fundido pero no paraba pues sabía que, hasta quien sabe cuándo podría volver a presentársele una oportunidad así.

-jejeje, así es como tratamos por aquí a las francesitas presumiditas como tú,- bufaba el repugnante sujeto en los colorados oídos de la ocupada muñequita, pero cuando el cerebro de la nena estaba procesando dicha oración pudo distinguir que el que se dedicaba a cogerle la boca también alegaba.

-noooo, nooooo, aun nooooooo!!- justo en ese momento la entrante y saliente verga de Penesio se despanzurró dentro de la boquita de Dulce.

La nena sintió un asqueroso sabor amargo, probaba la flemática consistencia de esa inmundicia cuya capacidad de crear vida aún no se había perdido por completo, la nena se comenzó a trocar, a expulsar esa asquerosa sustancia que sentía le estaba llenando su boquita con su pegajoso hedor, lo que de su boca salió era la cosa más desagradable jamás vista en su joven vida, eso no era blanco, era completamente verdoso, y pensar que un trago de eso se la había ido directo hasta su estómago, volteó a ver al viejo deslechado solo para admirar la retorcida imagen que este poseía en su, si eso se podría llamar cara.

Penesio estaba muy contento, el ver a la nena con su boquita bien abierta y de esta escurriendo su semen era una situación digna de fotografiarse, enmarcarse, mandarle una copia a su madre y pegarla en el refrigerador de su casa, así que chiflando quien sabe que canción se metió su verga dentro de la boquita de la nena para comenzar a revolver el esperma de la misma manera que se revuelve la sopa, desde que la boquita de Dulce había alojado dos vergas esta aún no se había cerrado, para Dulce era imposible realizar esta acción, su mandíbula estaba aparentemente trabada.

Pero el hermoso rostro de la nenita nuevamente se fruncía, pues a pesar de tener impregnada la asquerosa mezcla salida de los testículos del viejo esto no impedía que ella pudiera orgasmearse por segunda ocasión, todo porque el pervertido de Culandro no había dejado de toquetearle el sensitivo clítoris, abriéndose ella de patas para dejar caer su néctar, el cual goteaba desde lo más céntrico de su rajita mezclado con algo de sangre y líquidos lubricantes del viejo.

La nena, como toda una muñeca de trapo, fue volteada a manera que regresara a su posición original o anterior, boca arriba, para nuevamente ser penetrada sagazmente por el despiadado de Culandro quien se había apropiado de ese bollito y más ahora que Penesio se había vaciado dando a entender que estaba fuera de combate.

La nena estaba toda desnuda, su cuerpo estaba muy sucio, lleno de mugre, cochambre, grasas cubriendo su cuerpo, así como vómito pues momentos antes a Culandro lo había atacado una arcada y alcanzó a vomitar llenando de camaroncitos mal desintegrados por sus jugos gástricos los enormes pechos de Dulce y en su rostro mucho semen y flemas embarradas, la modelo no se había dado cuenta cuando una gran cantidad de moscas mascotas de Penesio y Culandro ya la habían aceptado como un cuarto miembro y revoloteaban al lado de ella, aterrizando sobre su antes pulcra piel, pero aun así en estas arcaicas condiciones la nena siguió experimentado en contra de su voluntad repetitivos orgasmos.

Los orgasmos que la joven experimentó a partir de ahí la fueron dejando sin fuerzas hasta el casi estado de coma, miraba a Pancho y a Felipe masajearse sus vergas con la visible intención de unirse a la cofradía y reconocía que no soportaría tanta crueldad, estos viejos la matarían a orgasmos, miró al techo aun con la esperanza de ver algo que la salvara, quizás un ángel bajando del cielo; sintiendo como su vagina era reclamada para Culandro mientras esta reía de forma mórbida y chocaba esos cinco con su amigo Penesio mientras este sorprendentemente y en contra de todo pronóstico le llenaba nuevamente la boquita con su recuperada verga, de pronto un último orgasmo la abordó, la nena se corría al tiempo que gemía ahogando sus berridos en la verga de Penesio, su lengüita apenas y podía ser apreciada asomando tímidamente tallando el grueso mástil.

Sintió como algo caliente chocaba con sus paredes uterinas mientras escuchaba al viejo Culandro gruñir y repetir una y otra vez que se corría, cabe recordarles que Culandro tenía meses que no cogía ni se masturbaba así que tenía dentro de él todo un almacenamiento de esperma en sus testículos tan abundante como para en caso de una extinción masiva poder repoblar el planeta, y la cantidad de semen fue evidenciada al rellenar por completo la fértil vagina de Dulce.

Primero un ciclo de ininterrumpidas pulsaciones pudieron ser apreciadas atacando la verga de Culandro, indicando que en cada una, una potente ráfaga de prolífico semen era velozmente enviada hasta lo más recóndito de la matriz de Dulce, después de unas diez, doce o quizás quince inyecciones el líquido fue tanto que este comenzó a derramarse (la verga aún estaba dentro) debido a que ya había rellenado a la modelo por dentro, cayendo sobre el apestado sillón y formando una gruesa posa del mismo.

Por su parte Penesio hacia presión en su verga mientras esta alojaba solo el glande dentro de la boca de la recién fertilizada chiquilla para, en poco tiempo, comenzar a vaciarse también y nuevamente, demostrando las mismas pulsaciones vergales de su pepenador compinche, de igual modo la boca de Dulce no pudo soportar tanto semen y comenzó a desbordarse en este mismo debido a las regurgitaciones de la nena por mantenerse consiente, teniendo que tragarse ahora más porciones de este, sentía la cuantiosa y espesa secreción bajar lentamente por su garganta.

Los viejos experimentaron la más grande y épica corrida de sus vidas, los niveles espermáticos que expulsaron rebasaban lo convencional, el dolor sentido en sus vientres bajos los obligó a doblarse por la mitad y así tímidamente ambos ogros se fueron acomodando al lado y encima de su hermosa y desvirgada doncella, Pancho y Felipe se acercaban a comprobar si alguno de los tres seguía con vida pues ninguno se movía ni nada, los tres cuerpos amontonados lucían inertes y llenos de moscas que se despabilaban ante el acercamiento de Pancho, el ojo que había observado todo tenia ratísimo que se había ido, pero ¿de quién se había tratado?, ¿Quién había estado observando la enferma escena sin poder haber hecho nada?.

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Poco más de dos horas antes, en el cuarto de Pancho…..

La otra despampanante fémina, la Margarita encerrada se había decidido, utilizaría las herramientas que su amiga le dio para abrir la puerta que impedía su libertad, demoró algo pues la nena era tan femenina para sus cosas, delicada y no acostumbrada a este tipo de trabajos consistente en golpear el cincel con la maceta para que este rompiera la chapa, al final lo logró.

Para Margarita poner un pie fuera de su cautiverio debió de haber sido algo parecido a la experiencia que tuvo Neil Armstrong cuando se supone puso un pie en la Luna, avanzó sigilosamente entre las sombras, era de noche y su felino camuflaje negro le ayudaba a pasar desapercibida por donde un grupo de borrachos a lo lejos gritoneaban por algún malentendido.

Aprovechó que la cantina podía ser rodeada por un chapeado caminito cuyo final daba a la calle, una vez allí volteó para ambos lados, casi no había personas pero la verdad era que no sabía en qué parte de la cuidad estaba, esperó un rato a ver si algún taxi pasaba pero nada, al parecer la zona era tan peligrosa que ni los taxis entraba, la calle en uno de sus extremos comenzó a llenarse de vagos malvivientes de aspecto drogado y cholo, lanzando botellas de aquí para allá y golpeando coches y todo lo que encontraran a su paso, era un auténtico caos, algo parecido a cohetones se escuchó aún más lejos, o “¿habrán sido balazos?”pensó la nena.

Estaba pensando en regresar al cuarto, la verdad que no sería muy buena idea caminar por la calle en esas condiciones sumado a la provocativa forma que vestía, parecía una puta en todas sus letras, una actriz porno al inicio de una escena gangbang, en eso desvió su verdosa mirada hacia el otro extremo de la calle y descubrió un local que había servido de referencia para la mejor ubicación de un edificio en donde se supone se encontraba su papacito, aun no lo creía pero solo quería comprobarlo.

Así que valientemente y no importando lo que podría sucederle caminó lo más rápido que pudo, su excelso caminado más que para llegar deprisa a algún lugar parecía más para llamar las miradas de los machos que ahí se encontraban, que en esa esquina eran varios, todos borrachos, y se suscitó una chifladera acompañada de cualquier cantidad de peladeces en donde lo que más se escuchaba eran cosas que podrían hacerle a tan suculenta hembra a la hora de estar en la cama y de cómo sus agujeros podrían ser utilizados de maneras para ella nunca antes escuchadas, una hembra salida de las mismísimas entrañas del infierno y enviada a la tierra a seducir a los machos para de esta manera tenernos asegurados por toda la eternidad en el abismo.

La niña no hacía caso y seguía su camino, bajando su vestido constantemente pues el caminar se lo levantaba, pero Margarita pasaba por un dilema, el vestido era en extremo corto y carecía de tirantes sumado a los cada vez más grandes orificios que se alineaban a un costado de él, había escogido el más emputecido precisamente para salir esa noche, si lo bajaba intentando cubrir sus piernas este se bajaba de sus senos casi exhibiéndolos en su enorme y carnosa totalidad, de la misma manera si lo subía de su escote este se levantaba de la parte de abajo mostrando a todo transeúnte que por ahí circulaba el nacimiento de sus orgullosas nalgas, si se ponía atención, se tenía suerte y una perfecta ubicación se podía apreciar entre sus muslos una tonalidad negra tapando en donde claramente se encontraría ubicado su sexo.

La nena llegó al edificio buscado, veía que una de las puertas de las láminas estaba abierta así que entró, sin saber que el viejo Lucio, aquel que había perdido su derecho a participar en la anterior escena que en estos momentos aún no se llevaba a cabo, se dio por irse detrás de ella; el viejo dejó que la joven se adelantara pues no quería que advirtiera de su presencia, pero aun manteniendo una considerable distancia podía escuchar el desquiciante y alterante sonido que producían sus tacones en el piso de loseta.

La nena llegó hasta donde unas escaleras, algo le decía que debía de subirlas, que su papacito se encontraba arriba, en el último piso, su idea era liberarlo y escapar de ahí como fuera, subió esquivando cualquier cantidad de cajas viejas, aparatos electrónicos, eléctricos y electrodomésticos robados hasta que llegó al tercer piso.

Allí un largo pasillo con varias puertas encontró, colocó muy sensual uno de sus dedos en sus anhelados labios meditando en cual puerta podría ser, se dirigió a la primera, al parecer cerrada con llave, la empujó pero nada, aunque susurró la palabra “papá” nadie le respondió, caminó a la segunda y lo mismo, decepcionada intentó con la tercera y esta si accedió, pero encontró algo parecido a un salón de clases abandonado, un ruido y unos alegatos llamaron su atención, con la respiración profunda elevándole todos sus encantos caminó hasta allá, justo cuando se disponía a abrir la puerta la intimidante voz de Pancho la heló.

El gordo estaba ahí al parecer platicando con otro viejo, después escuchó que se trataba de Felipe y no solo eso, más voces así como un ladrido de perro se escuchaba, pensó que a lo mejor estarían maltratando al pobre animal, ella que tanto apreciaba a los animales en especial a los perros y se indignaba de este tipo de tratos, pensó en socorrer al pobre desamparado, pero como, sus fuerzas eran nulas comparadas con las del viejo quien al parecer tenia compañía, llegándose a pensar que se trataba de toda la banda ahí reunida.

Margarita pensó que sería mejor abandonar el lugar, si los viejos la descubrían posiblemente ahí mismo se la agandallaban, así que entristecida por el pobre animalito decidió irse de ahí, pero justo en ese momento descubría un orificio en la pared, “y si echo un vistazo” pensó, para de esta manera cerciorarse de lo que estaba sucediendo, así que agachándose muy sutilmente regalándole a Lucio una prefecta visión de su espléndido trasero aun virgen y levantado aún más con la ayuda de las exageradísimas zapatillas de plataforma que portaba asomó uno de sus verdes ojitos por ahí y comprobó lo que ya se venía relatando.

Un par de viejos desconocidos para ella maltrataban oralmente a una mujer, después por algunos movimientos de estos que le permitieron observar a la otra fémina se dio cuenta de que se trataba de una chiquilla quizás de su misma edad, muy hermosa, rubia y de cuerpo muy estilizado, por un momento se le vino a la mente el horrible suplicio por el que ella tuvo que pasar cuando llegó aquí, y enojada apretaba sus puños como queriendo meterse ahí mismo y poner en su lugar a todos para librar de ese sufrimiento a su congénere pero se dio cuenta de que nada podía hacer.

Decidió irse pero antes de despegar su ojito de ahí observó como la monstruosa verga de Pancho le quedaba a escasos dos metros, con solo verla la sentía casi adentro de ella, imaginando la última vez que la masacró empezó a sudar de la parte superior de sus labios, continuo en esa sugerente e invitante pose mientras el depravado de Lucio la veía a partir de donde terminaba la esquina de la pared, este desagradable sujeto ya estaba completamente borracho pero lo suficientemente consiente como para saber que hizo, que estaba haciendo y que quería hacer.

El sujeto de por si era espantoso, y en estado embriagado era lo que se podría decir lo más parecido a un zombie, no tenía mucho control en su cuerpo pero su verga estaba tremendamente embravecida, era de agradecer que este tipejo aun poseía su cabellera casi completa pero terriblemente desordenada, enmarañada y grasosa, sus abundantes cejas formaban una sola, contaba con unas piernas muy cortas en proporción a su cuerpo y demasiado rechonchas dando la impresión de poseer la complexión de un enano con una estatura un poco mayor, pues la altura de Lucio era la más corta de toda la banda, incluso la misma Margarita aun sin tacones era 5 centímetros más alta que él y ahora con las zapatillas de plataforma le parecía altísima cuando en realidad la nena apenas rasguñaba el 1.77 mts.

Margarita seguía toda ida, hipnotizada, viendo como Pancho masturbaba su brillosa herramienta, como aun con su callosa mano, que casi era un guante de béisbol, al abarcarla aún quedaba de fuera poco más de la mitad de la longitud de esa barra, de repente sintió su vaginita nuevamente escurrirse, se dio cuenta que aún tenía un orgasmo retenido y que su vagina estaba más sensible que nunca, sus caderas ya habían adquirido un sutil pero perceptible movimiento de balanceo.

Se dijo para ella misma que quizás podría masturbarse ahí, total que nadie la veía, así que tímidamente llevó su delicada manita derecha hasta donde se encontraba ese trastornante y aromático reducto vaginal, cuando la manita tocó su parte íntima fue capaz de experimentar la más caliente y mojada sensación vulval jamás recordada, su tanguita estaba empapadísima.

Sus muslos se abrieron para permitir mejor el acceso, estirando sus músculos y ligamentos al máximo, sus piernas se veían tremendamente trabajadas, como si la nena llevara años ejercitándolas, sus dedos lentamente llevaron a cabo el primer roce, fue exquisito, delirante, destellante, electrizante, y no pudo quedarse solo con ese, de ahí siguieron más, cada vez más recios e intensos hasta que sin darse cuenta, la caliente chiquilla ya se encontraba gimiendo delicadamente, hay que hacer mención que la nena no se masturbaba con la enferma escena carnal, ella tenía sus verdes ojitos fijos en la pulsante y babeante verga de Pancho, no existía otra cosa.

El equino estaba embrutecido, no podía creer lo que veía, la nena quería verga, se estaba tocando su pepa sin disimulo, y algunos gemidos eran tan audibles que llegaban a los llenos de cerilla oídos de este. Sabía que este era el momento que había estado esperando, quien sabe cómo vergas la nena había llegado hasta ahí, lo importante era que estaba, así que decidió salir de su roedor escondite dirigiéndose a esta muy lentamente, caminando de manera torpe debido a su alcoholizado estado y, una vez estando a escasos tres metros de la chiquilla vestida de prostituta dio un último trago a su mula de a litro para dirigirse a la fémina.

-que vergas haces aquí?!!- Margarita reaccionó dejando de hacer lo que hacía, quedándose callada.

-te pregunté, que que vergas haces aquí?!!- la nena veía a este viejo mirándola con cara de pervertido, una de sus manos limpiaba el escurrimiento de caña que de su asquerosa boca bajaba mientras la otra empuñaba una moruna como la de Felipe, el viejo chaparro venia armado.

-Don……… Don Lucio, buenas noches, yo estaba, este…… eh, este- la nena no tenía excusa para defenderse, sabía que venía desarmada y eso la ponía en gran desventaja.

-te voy a decir lo que estabas haciendo puta caliente, te estabas rascando la concha, tienes la concha caliente verdad jejejejeje- el impúdico sujeto le regalaba a la nena su sonrisa mas aberrante, cariada y repugnante.

-nooo, no, este yo- la colorada chiquilla había sido descubierta en una de sus zorrerías.

-me estás diciendo mentiroso??- gruñía el vetusto sujeto.

-no Don Lucio como cree, yo, ay no que pena-

-pues ahora mismo me vas a decir que es lo que estabas haciendo perra caliente, o te rajo el frijol (clítoris) con esto- dijo el viejo enseñando su moruna.

-yo, estaba viendo, solo estaba viendo lo que pasa ahí adentro pero ya me iba, adiós, con su permi..- la nena avanzaba hacia el viejo.

-cállate, eso no es cierto, me estas agarrando de pendejo verdad?- el viejo decía todo esto, pero sin gritar, sabía que ante un levantamiento de voz Pancho podría aparecerse y echarle a perder todos sus sueños e ilusiones.

-no no, Don Lucio por favor, guarde eso antes de que alguien pueda salir lastimado- dijo Mar pues Lucio comenzó a mandar morunazos al aire, escuchándose como el filo de la hoja cortaba el viento.

-así que estabas viendo?, nada más,- preguntaba el bastardo.

-sí, se lo juro-

-te diré algo, te dejaré ver otro poco con la condición de que yo pueda ver contigo, los dos juntitos jejeje,- la risa del viejo era por demás pervertida.

-no, ya me iba, gracias de todos modos-

-calla puta, no he terminado, si tu respuesta es sí, los dos veremos cómo se cogen a la otra puta que está ahí adentro, pero, ahí un pero, si tu respuesta es no, en este mismo momento te acuso con Pancho que andas afuera sin su permiso jejeje, y sabes que te va a hacer, una es que te agarre a cuerazos y la otra es que te ponga a que le ayudes a la zorrita con los apestosos esos, tú decides jejeje, que sea rápido- un silencio sepulcral reinó en el ambiente, un sudor frio comenzó a cubrir el carnoso cuerpo de Mar, una risa macabra atravesaba la caballuda cara de Lucio.

-está bien, puede ver conmigo, pero deje esa moruna ahí- dijo la nena pues no tenia de otra.

-y quien eres tú para poner condiciones, tu solo eres una puta que sirve para darle caña jejejeje- Lucio intentaba meter su sucia mano por debajo del vestido de Mar, ella como era de suponerse se lo negó.

-ahora, sigue viendo, diez minutos tú diez minutos yo y así nos vamos- Mar sabía que debía de obedecer, ya no quería seguir viendo pero si no obedecía al viejo lo más seguro es que este cobarde gritaría el nombre del coloso, así que sin más volvió a inclinar su tremendo cuerpo no sin antes dirigirle una mirada de enojo al hombrecillo centímetros mas chaparro que ella.

El casi enano veía como el cuerpo de Mar al agacharse estiraba todas las fibras del vestido hasta el desgarro, su culo era casi traslucido por el nivel de tensión que se generó en la prenda, veía la casi infantil espalda siendo claramente superada en anchura por las desarrolladas caderas, y que decir de ese medianamente tapado culo, el de Mar era casi comparado con el de una yegua mientras que el de Lucio era solo el final del espinazo, el viejo sería muy pendejo si solo se limitaba a mirar ese cuerpo sabiendo que estaba caliente, así que decidió acercar su rostro al de la mirona chamaca.

-jejeje, que está pasando ahí dentro?- dijo mientras se acercó tanto como para que Mar aspirara su caliente aliento, además de poner una de sus manos en una de las desnudas nalgas de ella, la nena puso cara de asco pero le contestó a su pregunta.

-están dos viejos, uno gordo y otro más panzón, hay un perro muy grande, una chava como ahhh- gimió la nena mordiéndose el labio inferior, Lucio se había atrevido, su mano había bajado por toda su nalga hasta su conchita y se la estaba masajeando, la sensibilidad de todas las yemas de sus dedos unidas en ese punto.

-qué te pasa culo, porque te detienes, sigue contándome- Mar siguió relatando lo que sus ojos veían, cabe decir que a partir de los expertos y vulgares manoseos la voz de la chiquilla se endulzó y sensualizó escandalosamente, y sus labios adquirieron una forma casi de mamadora profesional.

-ohhh, en serio, eso se oye muy sucio, tengo ganas de masturbarme, porque no me masturbas, anda, sácame la verga- dijo Lucio y como si Mar fuera un robot programado dirigió una de sus manitas hasta el abierto cierre del pantalón del casi pigmeo, pero esto lo hizo porque Lucio la invitaba a hacerlo golpeando uno de sus bracitos con la fría hoja de la moruna, veía a Lucio borracho y recordaba a su papá, a un hombre borracho mejor seguirle el juego ya que es capaz de hacer cualquier estupidez que en ese momento su retrasado cerebro puede llevarlo a realizar.

La nena tocó un tubo caliente y gordo, comenzó a inspeccionarlo como si quisiera detectar en el alguna rara tumoración, mientras Lucio estaba feliz sintiendo esos deditos apretujarle femeninamente la verga, según el fino tacto de la hembra la verga debería de ser también generosa así que sin importar todos los malos ratos que este viejo le había hecho pasar sacó la herramienta de tan verde viejo, lo que los ojos de Mar vieron fue algo indescriptible, excepcional, de esas vergas que vienen al mundo cada que termina un ciclo del calendario maya, quedó hasta boquiabierta al contemplar las desgarradoras medidas que se gastaba el más pequeño de la banda, la verga ahí presente debía de medir fácilmente unos 26 centímetros y aprovechando la reducida altura de Lucio y sus cortas piernas esta daba la impresión de llegarle hasta las rodillas.

-jjejeje, te quedaste hasta pendeja verdad?- dijo Lucio quien no dejaba de observar y estudiar cada una de las reacciones de la joven ex cajera.

-este, yo, Don Lucio- decía Margarita, se relamía los labios constantemente, casi babeaba al vislumbrar la bíblica herramienta que el viejo traía pegada entre sus piernas, era como una versión algo diminuta de la trompa de un elefante, pero mucho muy grande para la media de un pene humano.

Margarita después de recobrar la prudencia se dispuso a seguir observando pero sin dejar de mantenerse aferrada a la verga del viejo como si esta se tratara de la mano de su ex novio, Lucio en cambio sentía como esa pequeña manita casi de niña le apretaba su verga de manera exquisita, sintiendo como su palma estaba libre de cualquier tipo de callosidad, pero el viejo casi se vacía cuando esta misma manita empezó a realizar una especie de fricción en su carnal exageración, la nena sentía que esta pesaba aún más que la maceta que cargo minutos atrás, quizás su peso era aproximadamente kilo y medio.

-te gusta mi verga zorra caliente- dijo el etílico sujeto llenando el ambiente con su sudoroso aroma.

-sii- fue lo que sus oídos escucharon para su sorpresa, nunca esperó escuchar esa respuesta, un susurro débil que se constató en la forma de posicionarse de los labios de la fémina, de la caliente zorra, caliente porque Lucio seguía tallándola de su panochita con la tanga en estos momentos a un lado, enterrándose entre el muslo y la carnosa vagina.

-¿qué te parece sin dejamos de ver a estos pendejos, y nos vamos a un lugar más cómodo?- preguntaba el pervertido sujeto casi sintiendo como se le salía el corazón de la emoción de esperar que la respuesta fuera precisamente, después de unos minutos de controversia en la mente de Mar, lo que sus oídos escucharon.

-sí, vamos, lo sigo- el viejo tuvo que hacer un esfuerzo majestuoso para no caer ahí fulminado de un ataque cardiaco, pero con una gran concentración de saliva en su cogote se llevó a la nena de ahí, buscando ese lugar cómodo del que hablaba.

El desesperado sujeto con crisis sexual llevaba de la mano a la nena quien solo se dejaba hacer, caminando de la manera más escandalosamente sensual que su cuerpo pudo representar, su vestido iba subido enseñando parte de sus lúbricos tesoros medio tapados pero a ella poco le importaba, ella en estos momentos solo obedecía a una parte en su cerebro que le decía que debía de seguir y a su vez obedecer al viejo en cada cosa que él le exigiera.

La pareja de amantes llegó a un cuarto muy oscuro, Lucio encendió la luz para dejar ver un baño en deplorables condiciones, al momento de que se encendió la luz toda una localidad de cucarachas huyeron despavoridas ante la presencia de las dos sombras, el baño estaba muy socio, la tasa ya era color verdoso, dentro de ella había algo indescifrable, negro y café, con un olor fuerte y con algunos gusanos típicos de cuando algo se descompone ahí rondando, pero para el viejo esto era una penthouse y la abochornada de Margarita al parecer estaba del todo cómoda.

Lucio bajó el asiento y se mandó la primera orden,

-siéntate zorra, y sácate los calzones- la muchachita obedeció y de la manera mas coqueta y lenta que pudo aplastó su tremendo trasero contra el asiento, juntó sus piernas y metió sus delicadas manitas hasta que estas encontraron los hilos de su tanga, lentamente comenzaron a deslizar la microscópica prenda hacia afuera, recorriendo todo sus muslos, llegando a sus rodillas, todo esto sin separar un solo centímetro sus piernas, y levantando muy coqueta las gimnasticas pantorrillas para terminar el recorrido, hubo un pequeño imprevisto pues uno de los hilos se atoró en uno de sus tacones pero no fue nada que la nena no pudiera remediar.

Debido al constante cambio que Margarita ha sufrido en los últimos días, pasando por situaciones de lo más deplorables, estas han de cierto modo causado estragos en su comportamiento a la hora de aparearse, la nena está confundida a partir de esa noche con Pancho, ni ella sabe que le pasa, quizás se trate del síndrome de Estocolmo, en este momento es llevada por una extraña e inexplicable sensación en su cabecita así como una sarnosa comezón en su panochita solo obedeciendo a su más rústico y malsano pensamiento, algo que ya hizo con Pancho pero borracha, aquí está libre de cualquier toxina……..

-la quiere?- dijo Margarita mientras su tanga giraba en uno de sus dedos, el viejo Lucio hasta se pellizcaba para asegurarse que esto no fuera un sueño o alguna ilusión creada por efecto del alcohol, a él no le importaba la manera tan puta en que la nena se estaba comportando, él lo que quería era cogérsela y quería asegurarse que al aventársele encima la nena no se evaporaría.

El viejo no contestó, solo se dignó a arrebatar la tanga de Mar de sus manos pero esta nena también era más rápida, o Lucio estaba tan borracho que era muy lento, que impidió que el chaparro se la despojara, el viejo pensó que aquí la nena se levantaría y lo mandaría a la chingada, por pendejo se la había olvidado la moruna allá arriba pero su sorpresa fue enorme al ver como la misma chiquilla se metía su tanga a su boca para después decirle.

-guiguemega- dijo con su boca llena de tanga, el viejo se abalanzó desesperado sobre esos carnosos labios fundiéndose en un marrano beso en donde ambas lenguas intentaban encontrarse pero el cacho de tela se los impedía.

Los suspiros de Margarita no tardaron en aparecer mientras que los bufidos de Lucio hacían lo propio, él la tenía buen aferrada de su cintura mientras ella hacia lo mismo de su horrible cara de caballo, ella empezaba a abrirse de patas mientras él iba acomodando su verga en esa celestial entrada que precisamente hoy pasaría a ser una más de sus conquistas, uno de los más perversos y violentos violadores golpeadores de mujeres estaba a punto de disfrutar de los encantos de la bella Margarita.

Margarita recordó lo grande que era eso que se acercaba a su concha pero no le importó, quería experimentar en carne propia que se sentía tener alojada dentro de ella algo así de desmesurado, Lucio sacó victorioso la empapada tanga de la boca de Margarita y le pegó una potente aspiración llevándose hasta sus enfisémicos pulmones todo el aroma de la hembra caliente, casi metiéndose por sus narices la prenda de la nena.

Pero recordó que tenía otro propósito, así que sin perder más tiempo apuntó su tosca longaniza y poco a poco la fue introduciendo en la hecha agua concha de Mar, ella se aferró con sus manitas de unos mohosos tubos que pasaban arriba, en los lados, de donde ella estaba sentada, presentando algunas goteras que sabrá Dios que tipo de sustancia era lo que de allí caía, sin embargo dichos tubos adquirían una posición perfecta como si estos se tratasen de algún instrumento para hacer ejercicio.

-ahí te va zorra!!!.- fue el mugido de Lucio cuando este lanzó un mortal arponazo en contra de ella, la verga de Lucio atravesó a Mar como si esta fuera de algodón pero casi a la mitad de su larga extensión esta se quedó atorada, y es que en esta parte el miembro se hacía más grueso y venudo, era tal la cantidad de venas que quedaban encimadas unas de otras, Lucio no podía permitirse esto y juntó tanta fuerza en sus caderas para después sacar un poderoso ataque que envió esa verga hasta el fondo de la rebelde cuevita.

Mar pegó un grito apocalíptico, salpicando muchas gotas de saliva en ese berrido, y es que la irrupción había causado en ella prácticamente un segundo desquintamiento, resultaba increíble que esta no le hubiera traspasado el útero, Lucio comenzó a mover su protuberante arma, con secos movimientos pélvicos sacaba de ahí unos 17 centímetros para después volver a meterlos con más fuerza, cada nuevo embiste aumentaba en fortaleza, aferrándose de la cintura de su pareja para que estos fueran más fuertes, mientras tanto, en cada golpe, toda la zona pélvica y monte venus de Mar se sacudían, en el vientre de esta podía apreciarse un tumor que crecía cada que el viejo metía hasta el fondo su mortífera carne.

La pobrecita chiquilla sentía como si estuviera siendo corneada por un toro, a esto ayudaba que el viejo bufaba y esto hacia más realista su alucinación, el rostro de la bella señorita quien solo había venido a ver si era cierto que aquí se encontraba su papi lucia desbaratado, su cabello rápidamente se vino hacia adelante por más que ella lo echara para atrás, y cada nueva acuchillada se movía y gemía desesperada.

Lucio decidió apoyarse ahora de los tobillos de la nena, separándoselos lo más que pudo, en esta posición los muslos de ella era exhibidos en su máxima expresión mientras el viejo con un suave movimiento en donde solo pendulaba su pelvis lograba meter gran parte de su venuda verga, quizás solo faltaban tres centímetros, Margarita gritaba en cada penetración, pero sentía riquísimo esa verga del macho que tanto asco le daba, ese macho que se excitaba hasta con ver gente agonizando, por un momento pensó que demonios estaba haciendo ahí atravesada por tan repugnante sujeto pero cuando se decidía por avisarle al viejo que era suficiente este la regresaba a su lugar con otro fiero apuntalamiento.

Uno de los golpes fue tal que se pudo escuchar como el cuerpecito de la nena había chocado con la parte trasera del excusado, pero también tuvo repercusiones en las facetas pervertidas de Margarita, sus ojitos se pusieron blancos así como sus cejas se fruncieron exageradamente mientras sus labios se abrieron intentando gemir pero al perecer este sonido se quedó atorado en su diafragma, la gruesa verga de Lucio seguía atravesando a la delicada conchita.

Mar liberó una de sus manitas y la llevó hasta su masacrado sexo, comenzó a realizar esos movimientos de representación fiel que llevó a cabo en la regadera de su casa (la de Pancho) embarrando en esa parte tan íntima y cuidada de su cuerpo una rara concentración de algo de apariencia oscura proveniente de la tubería, que, por las ininterrumpidas penetraciones de Lucio se empezó a batir por todo el territorio vaginal tanto externo como interno pues la verga del viejo se encargó de llevar lo más profundo que pudo parte de esa inmundicia.

Margarita había dejado de tocarse, ahora solo se dedicaba a ser una simple espectadora de como se la cogían, miró al viejo que se encargaba de hacerla hembra, estaba sudado, se había quitado su camisa mostrando un cuerpo mitad fofo mitad marcado, muy moreno y con algunos tatuajes en su cuerpo, la depravada de Margarita incorporó de su cintura para arriba para poder llenar de besos, mordiditas y lamidas el descuidado cuerpo del viejo llevándose a su boca todo tipo de salados sabores.

Lucio decidió cambiar de posición, ahora se sentaba en el retrete mientras Margarita se sentaba arriba de él y de frente y lentamente fue bajando sus caderas, su vagina literalmente iba devorando esa tiesa verga hasta que quedaron perfectamente acoplados, nunca pensó que su cuerpo pudiera comerse algo de semejante manufactura, obviamente después de mucho sufrimiento; la sensual chiquilla se aferró de la nuca del viejo mientras este hacía lo propio de la cintura de ella porque lo que se venía se veía descomunal, y así fue, Margarita hizo a un solo lado todo su cabello para comenzar con un legendario movimiento de caderas que sepa Dios o el Diablo donde aprendió a realizarlo, movía sus caderas como una auténtica batidora para después cambiar estos endemoniados y ordeñadores movimientos por severos sentones tan agresivos que el mismo Lucio estaba sintiendo que posiblemente no podría controlar a tan salvaje yegua relinchando arriba de él.

Y es que la casi desfallecida Margarita comenzó a ensartarse cada vez más fuerte, las piernas de Lucio estaban siendo demolidas por la desquiciada chiquilla quien no dejaba de gemir y gritar como una posesa, los espeluznantes sonidos que hacían ambos cuerpos al chocar espantaban a todas las alimañas que por ahí se entretenían mirando a unos seres muy lejos de parecer humanos así como los violentos sentones hacían cimbrar toda la planta en que se encontraban.

La nena estaba que ardía, su calor quemaba a su chaparro amante, este estaba casi con los ojos de fuera soportando a la hembra convulsionándose sobre de él, por momentos le era imposible sostenerla con todas sus fuerzas pues los meneos eran tales que superaban la fortaleza que este viejo poseía, en un sentón tan poderoso que la nena se dio este pobre hombre casi sintió que se le habían caído los huevos al suelo, posiblemente no hubiera aguantado mucho antes de caer muerto pero fue gracias a que Margarita tuvo un orgasmo que pudo descansar, Lucio había subestimado a Margarita, una nena que le había dado ciertos problemas en la cama hasta al mismo Pancho por la forma tan ruda de moverse cuando llegaba a su límite.

Nuestra nena se había corrido y se meneaba como si estuviera retorciendo por dentro la verga del viejo, a nadie sorprendería que si Mar se levantaba la verga de Lucio saldría formando alguna figura exactamente como las que hacen los payasos globeros, la nena aun moviéndose comenzó a besar el pecho de su hombre, subiendo esos carnosos labios hasta el sudado y percudido cuello de este, lamiéndolo y mordiéndolo como una vampiresa, para después besarlo en la boca con fogosos enredamientos linguales, solo así el viejo mostró signos de vida, estaba todo desparramado y respirando agonizantemente pues los movimientos habían sido brutales.

Aun así el recuperado Lucio quiso más, experimentó por vez primera como la vagina de Mar mordisqueaba las vergas que la penetraban y eso le había gustado, lo que Pancho contaba y presumía en la cantina era cierto, la nena comenzó a moverse de nuevo, ahora más lento y masajeándose sus pechos, al verlos Lucio se les mandó como perro hambriento, comenzó a estrujarlos, apachúrralos, aplastarlos uno contra el otro, juntándolos hasta que el par de pezones se unía y ahí fue donde su lengua comenzó a darse el mejor banquete de su podrida vida, completamente desubicado mamaba esos pechos saboreando el sazón que estos tenían, su asquerosa lengua se revolvía feliz pasando de uno a otro, los mordía enterrando sus dientes como si en verdad se los fuera a digerir, se separó de ello para verlos como le regalaban la mejor danza jamás vista.

-escúpeme perra- dijo el demente abriendo su bocota

-que?- preguntó Margarita quien acariciaba su rostro y cabello (de ella) al tiempo que no dejaba de ensartarse.

-que me escupas, aquí en mi boca,- dijo Lucio sacando su lenguota.

Margarita no estaba en sus cinco sentidos como para extrañarse por tan raras solicitudes, así que juntando en su boca la mayor cantidad de saliva que pudo lanzó el cuantioso escupitajo en contra de la boca de Lucio, pero al no ser muy buena para realizar esta actividad de mal gusto su escupo quedó colgando de su barbilla, aunque esto no fue impedimento para que esas babas llegaran a su destino pues Mar las recogió con una de sus manitas y la llevó hasta tan fétido lugar.

-ahora voy yo, te voy a enseñar cómo se escupe!!!, abre la boca perra mal parida!!!- dijo Lucio ya con las babas de Margarita y las suyas mezclándose dentro de él.

Ella obedientemente separó sus canosos labios lo más abiertos que pudo para recibir de la manera más repugnante posible una mezcla de sus babas con las del apestoso sujeto, sintiendo claramente la chiquilla cuando estas chocaron contra su lengua.

-no te las tragues, junta más saliva y escúpeme ahora tú, hazlo bien- dijo Lucio a una escupida chiquilla, la sudada pareja había detenido un poco su acalorante labor para poder comunicarse con claridad.

Margarita escupía ahora una mayor cantidad de saliva, esta vez lo hizo bien, prácticamente llenado de babas la boca del viejo y aun dándose el gusto de que algunos hilos colgaran de su barbilla (de ella), Lucio hizo lo propio y juntando una gargarea cantidad de babas tan grande que inflaban sus cachetes se mandó esa repulsiva mezcla hasta lo más fondo de la garganta de la nena, escupiéndole a bocajarro, así continuo la pareja con este extraño ritual de apareamiento, al final una muy estructurada y sofisticada red de hilos de saliva en todos los grosores formaban una compleja telaraña de cristalinas uniones entre el feo y rasposo rostro de Lucio y el suave y hermoso rostro de Margarita, y aun así la pareja se seguía escupiendo, solo pararon porque Margarita comenzó a vaciarse otra vez pues el bribón nunca dejó de pellizcarle el clítoris.

El borracho de Lucio la orientó para que ella quedara de espaldas a él, y así comenzaron a acoplarse otra vez, una posición muy excitante en donde la morena verga de Lucio se veía desaparecer entra las rosadas pieles de la nena, primero fue Lucio el que comenzó a taladrarla para después secundarlo la chiquilla con enloquecidos movimientos de pelvis, la nena terminó por recargar su cuerpo contra el de su macho, no tardaron en aparecer una negras manos que se apoderaron de sus pechos, cacheteándolos o jalando de sus pezones mientras ella se comía esa desabrida boca, la nena dejó de besar al depravado solo para gemir más fuerte y en pocos minutos volver a venirse expulsando un pequeño chorro de jugos desde su vagina, dejándole una clara sensación de ir al baño.

La nena no haciendo caso a lo que su cuerpo le dictaminaba siguió ensartándose en la agraciada y completamente babeada verga de Lucio, la nena aceleró sus drásticas ondulaciones mientras intentaba ver, con sus ojitos casi cerrándose, cuál era el procedimiento utilizado por su bollito para poder albergar tanta carne, pero al parecer después de un rato la posición no fue lo bastante cómoda, ambos cuerpo se resbalaban debido a tanto sudor teniendo que acomodarse en varias ocasiones así que la nena decidió regresar a la pose anterior.

Lentamente se desacoplaba mientras veía como la verga del viejo a raíz que salía de ella se iba acostando en la panza de este, por la forma en que le iba saliendo casi parecía que Margarita estaba dando a luz a una verga, ella se acomodó con sus potentes piernas ya temblándole y procedió a enclocharse de nuevo, la pareja de amantes continuo en lo que estaba, los gritos y grosería hacia la persona de ambos era tales como:

-zorra de mierda!!! Sabía que eras una hija de la gran puta!!!!!- obviamente esto era gritado por el cincuentero.

-si- la nena suspiró esta afirmativa palabra, ella estaba atravesando por un estado emocional algo retorcido que haría que comenzara a desgastar su garganta en groserías que en sus cinco sentidos nunca diría.

-sí que perra asquerosa!!!!!- ladraba el repugnante.

-sí, si soy mmmmm- decía la agitada chiquilla.

-si eres que ramera barata!!!,- el viejo soltaba a la nena de su cintura y comenzaba con todo un ciclo de fieras nalgadas, en donde el sonido de la según última no hacia otra cosa que animar al viejo a mandarse una más, ella simplemente arqueó su cuerpo y paró más el culo.

-si, siiii, siiiii Don Lucito, soy una perraaaa, una perra asquerosaaaaa, soy la perra de todoooossss!!!!!- el viejo quedaba hasta con la boca abierta a raíz de las fuertes declaraciones y confesiones que su puta en turno realizaba.

-jejejeje, demuéstramelo ahhhhhh, ensártate más duro, házmela polvo!!!- bramaba el imperdonable.

-siii, ssiiii, uuhhhhgg su verga es miaaaa!!!, miaaaaa!!!!, aayyyy dioooosss que ricaaaaaa!!!!!!- la nena obedecía al sacrílego sujeto para mandarse sus más yegüinas empaladas en contra de la astronómica barra.

-es la más grade que he probado en mi asquerosa vida de putaaaaaaaa!!!!!!!!- gritaba la nena, o quien sabe quién lo hacía por ella, sin embargo estaba tan fuera de sí que quería algo más…………. sádico.

-Don Lucio uuhhhhggg, escúcheme, óigame!!!!!, escúcheme maldito violador de mierdaaaaa!!!!- la nena se expresaba con diálogos propios de las mujerzuelas.

-perra caliente, estas tan cachonda que no te mides en tus palabrotas!!!!!- de más está decir que Lucio con esto se ponía mas duro.

-escúcheme hijo de su puta madre viejo cabrónnnn!!!!,- ahora la endemoniada era la nena, estaba tan embravecida que ese sencillo grito había implementado un temor en Lucio creyendo que esta perra en cualquier momento se lo despacharía a cachetadas.

Pero la nena en vez de eso pidió su sádico tormento.

-péguemeeee!!!, péguemeeeee!!!, agárreme a cachetadas por haber salido tan putaaaaa!!!!- la aun ensartándose nena agarraba al viejo de los pellejos que colgaban terminando su cuello y lo azotaba ferozmente contra el retrete.

-estas segura zorra hija de puercaaaaa!!- bramó Lucio adolorido de esa parte, la cual la nena ya había comenzado a amoratarle por tan severos pellizcones.

-si segura, péguemeeeeee!!!, no le gusta eso viejo pendejo?!! (la nena le mandaba otro escupo impactándolo contra su equina cara), no vive de pegarle a las mujeres??!!!, que acaso no le excita pegarle a una mujer?!! Péguemeeeeeeeeeeeeee!!!- gritaba la nena.

-pues hay te voy puta!!!- gruñó el desequilibrado sujeto y con la palma de su mano mandó una aberrante cachetada que le dejó fotocopiada la mano en todo el pómulo de la nena, tan bestial que pudo haberle sacado algunos dientes, por fortuna para la belleza de esta nena su dentadura quedó intacta.

-más fuerte viejo marica, que no tiene fuerzas!!!- gritaba la caliente Margarita presa de una calentura nunca antes experimentada, Lucio desde luego se ofendió y encolerizado mandó uno de sus mejores golpes pero esta vez a puño cerrado, la nena veía como esa apuñada mano venia acercándose cada vez más a su rostro hasta que después de sentir un tremendo impacto su visibilidad quedó a oscuras.

El impacto fue tan brutal que dejó a Margarita en un cercano estado al knockout, la cabeza de la nena se balanceó como si esta estuviera hecha de goma, de una de sus fosas nasales comenzó a rodar una gota roja, a pesar de que Lucio era el más débil de la flotilla su fuerza en los puños era aún muy superior a la de la nena, quien había dejado de mal hablar a partir del golpe.

La pareja siguió en lo suyo, a estas altura Mar ya no mostraba coordinación en su cuerpo, menos en su cabeza, ni siquiera en sus labios, o al menos eso parecía pues una de sus manos subió a limpiarse esa gota de sangre que rodaba por ellos, la nena comenzó a sentir el nacimiento de otro orgasmo pero también sus ganas de orinar ya estaban casi de fuera, el viejo se dio cuenta y comenzó a castigar el clítoris de ella con fuertes golpes de dedo, tanto hasta que terminó vaciándose primero en líquidos agridulces, apretando sus labios con sus dientes tan fuerte que casi hace sangrar a estos también, mientras que sus ojos no se unieron solo porque tenían el nacimiento de su nariz en medio.

Ella misma quizás tan acostumbrada a que la dejaran encuerada cada que se la cogían intentó desgarrar su vestido, pero no pudo, sus fuerzas no eran tantas, pero aun no pasaban las contracciones orgásmicas del todo cuando sintió como una gran cantidad de orines venían bajando sin la menor intención de detenerse, así que rápidamente quitó a Lucio de donde estaba sentado para ella misma levantar la tapa del retrete, liberando el mefítico aroma de esas extrañas y agusanadas formaciones, se abrió de patas lo más que pudo de la misma forma que abrió con una de sus manos sus labios vaginales, apreciándose lo rojo y abiertos que estos estaban, para comenzar a dejar salir ese dorado líquido.

Los meados caían chocando contra las porquerías de ahí abajo, en dicho choque varias gotitas de algo negro brincaban y alcanzaban a pegarse en los blancos y temblorosos muslos de Margarita, ella en tanto mantenía su frente levantada para evitar que le saliera más sangre mientras Lucio veía ese par de nalgas liberadas del yugo del vestido y como de en medio de sus abiertos muslos caía el líquido.

Una vez que la nena terminó de mear dirigió su hermosa mirada al viejo, dicha mirada ya no era de esa niña viciosa y desfallecida que hace poco mero se telelea arriba de él, esta vez su mirada era tan inocente, tan tierna, tan distintiva de Margarita que hacía imposible creer que esta niña hace poco estuvo gritando tantas obscenidades y moviéndose como un remolino, debido a que ella aun portaba las zapatillas es que había una notable diferencia de altura entre ellos.

Sin que el viejo emitiera palabra alguna Margarita se agachó, tomo la verga de Lucio y se la metió a la boca, pero el gran error de esta nena fue creer que se metía la de Felipe o la de Taco, ella empezó muy alegre metiéndose esa monstruosidad, alojó lo más que pudo dentro de ella pero no pasaron ni cinco segundo cuando ya estaba trocándose en saliva, aun así se lo tomó a reto, volvió a engullirla lo más que pudo para comenzar a realizar movimientos en su cuello propios de sus mejores mamadas de verga pero de igual forma se volvió a vomitar en saliva, de nueva cuenta esta nena se metió otra vez casi un total de 22 centímetros, lo que medía la verga de Pancho, comenzó a chuparla como toda una puta pero esta vez la arcada no pudo ser controlada y se vomitó expulsando lo que Silvia le había llevado de comer algunas horas antes.

-ay- dijo la nena completamente apenada.

-ahh que puerca eres, deja eso, abre la boca que te los voy a echar todos- dijo Lucio, la nena solo sonrió mostrándole sus dientes superiores e inferiores muy juntos, esta vez no blancos pues estaban cubiertos de residuos de vómito.

La señorita abrió la boca lo más que pudo y sin más el viejo, después de haber tenido muchos meses sin coger, se desparramó en semen dentro de la boquita de Mar, la llenó completamente no viéndose dentro de ella otra cosa que no fuera líquido marfilesco, solo su lengua por momentos alcanzaba a salir a la superficie de ese mar de semen.

La nena con las piernitas muy juntas y sus manitas descansando en la rodilla de estas jugueteaba con el apestoso líquido, al parecer le había gustado el sabor pero después la sensación cambio a algo más desagradable por lo que recordando que el semen en la boca no se desperdicia sencillamente se lo tragó junto a los mal digeridos restos de su trocada comida.

Unos minutos después……………………

El viejo Lucio veía como la nena se acicalaba en el espejo del baño, al parecer para ella ya todo había terminado, peinaba su sudado cabello, tarareaba una dulce melodía, acomodaba su arrugado vestido y mantenía pegado en su nariz un pedazo de papel que ya se estaba llenado de sangre, pero el viejo aún seguía duro, lo suficiente para aguantarse otro raund, lentamente el viejo se acercaba por detrás, azotaba el rostro de la nena en el espejo del baño, por suerte este no se rompió sino los resultados en el hermoso rostro de Mar no hubieran sido tan hermosos, la nena por reflejo paró el culo, el viejo intentó nuevamente la penetración vaginal.

Sus largas e imponentes piernas aunadas a sus tacones imposibilitaban que Lucio pudiera penetrarla en dicha posición, su mediana estatura no era suficiente, no le llegaba, enojado el hombrecillo buscó algo para el ganar altura, por suerte encontró un par de blocks de construcción los cuales acomodó a manera que le pudiera llegar a la jugosa papayita de Mar, el viejo era capaz de quitarle los tacones a Margarita para ponérselos él con tal de llegarle, Lucio iba a mandar el primer empujón pero ya con verga en mano observó como el anal y virginal puntito de Mar pulsaba como pidiendo guerra, entonces preguntó.

-jejeje, te lo han hecho por el culo?- entonces la asustada Margarita defensora de su trasero dijo.

-no, por favor, por ahí no, dicen que duele mucho-

-ahh, eso no es cierto, no duele tanto, depende si el que te la coge te la sabe meter y yo si se jejeje- decía el viejo.

-es que, no sé, me va a doler- dijo Margarita, aún seguía caliente e inconscientemente comenzó a menearle el culo al viejo, una hembra cortejando al macho.

-no, no duele, anda, vamos a intentarlo- dijo Lucio ya punteando la entrada rectal de la chamaca.

-jijiji, no se Don Lucio- Mar también seguía el juego, ella hacía para atrás su culo para que ano y glande tuvieran un mejor contacto y así empezaran a conocerse, así estuvieron unos minutos en donde el culito de Mar ya se estaba acostumbrando a los besitos que le regalaba la verga del viejo, este pervertido al tener mayor altura apretó las nalgas de Mar en contra de su desmesurada verga, chaqueteándose su palanca con las carnosas posaderas de la niña, la tierna chiquilla ya suspiraba casi de amor con esos sucios movimientos, Lucio se dio cuenta y decidió preguntar de nuevo, caliente como un burro profetizaba que esta vez la nena aceptaría.

-entonces que putita, intentamos romperte ese culo que te cargas-

-ayyy Don Lucio jijijiji, romper es una palabra que se oye muy fea- dijo la coqueta nena.

-bueno, entonces, te gustaría que probáramos ese culito- Lucio le hablaba casi metiéndole la boca al oído, el viejo ya estaba casi que se volvía a vaciar en mocos.

-jijijiji, pero me promete que si me duele mucho, la va a sacar- decía la zorra de Margarita.

-si pendeja, si sientes que te está doliendo mucho me dices y te la saco- decía el viejo derritiéndose en sudor de la emoción de estar a punto de desvirgar un culo, y vaya culo.

-ehh, este, no puedo creer que vaya a decir esto pero si, está bien, quiero calar que se siente- dijo la nena arqueando su cuerpo, sacando aún más su culo y apretando sus dientes para resistir el seguro dolor que se avecinaba.

Pero justo cuando Lucio comenzaba a ejercer presión sobre ese culito la puerta del baño se abría, la pareja volteaba observando una enorme sombra negra, era Pancho quien miraba enojado como uno de sus compinches estaba disfrutando de su mercancía sin pagar y de cómo su mercancía le estaba dando el culo a este viejo, ¡¡¡¡¡le estaba ofreciendo la virginidad de su culo de a gratis!!!!!, algo que para el obeso sujeto era inconfesable, imperdonable.

-que se supone que están haciendo ustedes dos aquí!!!!!!!!- era como si el mismo Satanás los estuviera regañando.

Lucio parecía camaleón cambiando constantemente de color, mostrando casi todas las tonalidades en menos de medio minuto, mientras la pálida Margarita se acomodaba su vestido y se colocaba la babeada tanga.

-Pancho yo- dijo Lucio, a quien hasta lo borracho se le quitó, estaba más sobrio que nunca.

-nada cabrón hijo e puta, les dije muy claramente que tenían prohibido cualquier tipo de contacto con esta zorra, pero como veo que ya te me la disfrutaste tendrás que pagarme hijo e puta!!!, en este momento me pagas 15 000 mil pesos ya con intereses por haberlo hecho a mis espaldas, si no te corto los huevos aquí mismo- sentenció el viejo.

-y tu puta!!, que no te dejé encerrada!!, dime como vergas te saliste!!!, te ayudó este pendejo verdad!!!,- el viejo la jaló tan bruscamente de los cabellos tirándola al suelo y arrastrándola por todo donde se le podía, Lucio aprovechó el momento para salir corriendo completamente desnudo, como si lo fuera persiguiendo el mismísimo Diablo queriéndoselo coger por el culo con una verga de medio metro, dejando a la nena sola con el problema.

-esta si me la pagas escuchaste perra caliente, esta si me la pagas!!!!!- gritaba el endiablado sujeto echando lumbre por los ojos y engrosando las venas de su cuello, el viejo salió del cuartito pero no demoró en regresar con un cacho de tieso cable doblado a la mitad, aunque con voz más tranquila.

-en este mismo momento me vas a explicar cómo vergas te saliste o quien te ayudó a salir- dijo Pancho abarcando con su cuerpo toda la puerta y levantando el brazo en donde sostenía el cable, perdiéndose para los ojos de Mar en el brillo del foco, Margarita solo veía en el viejo toda la intención de darle la cueriza de su vida.

Continuara………………


Relato erotico: “Una desventurada chiquilla en un ambiente muy corrompido” (POR PERVERSO)

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Para el estimado lector/lectora.

Sin título«Las ideas y opiniones expresadas tanto en los diálogos de los personajes como en las situaciones que conforman la narrativa de la obra son responsabilidad de los protagonistas y no representan en ningún momento los puntos de vista del autor, por su comprensión, gracias».

UNA DESVENTURADA CHIQUILLA EN UN AMBIENTE MUY CORROMPIDO

Después de haber sido golpeada en su escultural cuerpo con un cacho de tieso cable, jaloneada y casi arrastrada de los cabellos por toda la cuadra (desde el edificio de Felipe hasta la casa del gordo delincuente) en consecuencia a la ofensiva falta a la fidelidad hacia el gordo y humillada a mas no poder por un viejo que la trataba inferior a él solo por la discrepancia de género, la maltratada chiquilla bañaba cuidadosamente su cuerpo procurando que la espuma del jabón no rozara o hiciera contacto en la menor medida con las diversas heridas que surcaban su delicada piel.

La situación se había salido de los preparativos originales, según Lucio después de que los viejos vagabundos disfrutaran de los favores sexuales de la joven Dulcecita tocaría turno a Pancho, Felipe, y por ultimo él, por eso la sorpresa del equino por verse a esa mole cuando pensaba romperle el culo a Margarita, pero una inesperada llamada alertó al gordo sobre un asunto importantísimo el cual debería de tratarse a la mayor brevedad y que adelantó todo lo planeado, quitando eventos en lo ya programado incluyendo la cogida que Pancho y Felipe pensaban darle a Dulce. De este modo Pancho tuvo que modificar su agenda teniendo que ir él a arreglar ese malentendido que había surgido en uno de sus prestamistas dejando a Felipe la tarea de pedir una cuantiosa suma de dinero por el rescate del viejo Don Gustavo y encargarse de asegurar el traslado de Dulce de vuelta a su casa.

Esto generó una fuerte tensión entre los dos vejetes ya que por un lado estaba la desilusión de un senecto por probar las tibias carnes de una hermosa jovencita de ojos azules y de 19 añitos aspirante a modelo y con un cuerpo esculpido por el mismo Diablo y por otro las constantes tomas de decisiones que Pancho realizaba sin tomar en cuenta las ideas de Felipe considerando que el verdadero líder de la célula debería de ser este último, pero debido a su edad era por demás visible que en poco tiempo el gordo heredaría su lugar, aunque el porcino ya se sentía el cabecilla, todo esto había generado que en los últimos días la relación Pancho-Felipe no pasara por su mejor momento.

-aprovecha que en estos momentos esa chiquilla esta inconsciente, llévate a alguien y déjenla lo más cerca de su casa, para esto ya habrás hablado a la vieja esa sobre el dinero, se claro y breve, adviértele solo una vez, que la próxima vez que marques será para avisarle sobre el lugar acordado para la entrega del dinero y que nada de estupideces… no te preocupes por esa pendeja que no dirá nada sobre lo ocurrido, siempre se quedan calladas y con más razón esta que quiere ser modelo jajaja- se mandaba la orden el gordo evidenciando una vez más que ya se sentía todo un jefe de sector, todo esto ocurría antes de que Pancho descubriera a Mar en tan comprometedora situación.

-ahh y tómale fotos, nunca se sabe cuándo nos puedan ser útiles jeje, dile a los vagos que le pongan sus vergas en la carita de puta- decía el gordo abandonando el caliente cuarto con extremo olor a sexo y sudor, sin saber que abajo se encontraría con su prometida ofreciéndole el culo a tremendo esperpento.

Ya después de los latigazos…

La sollozante Margarita recordaba los descarnados azotes que le fueron proporcionados por tan bruto verdugo, uno en su espalda baja, otro un poco más arriba, otro en una de sus piernas para finalizar con un último atravesándola de uno de sus costados, eso sin contar la fiera cachetada que aún mantenía al rojo vivo una de sus mejillas por habérsele puesto pesada en la calle mientras era llevada a rastras de sus cabellos. La impotencia para esta señorita era mayúscula, ni siquiera recordaba a su padre haberla dejado en tan deplorables condiciones, ni siquiera a su ex novio le permitía el menor levantamiento de voz y ni que decir que este la jaloneara, y se encolerizaba que este viejo, a quien no le debería de tener respeto alguno, llegara y le pegara como si ella se tratara de algún objeto de su propiedad, y encima de todo según él, porque ella se había ganado el cruel castigo.

Las heridas estaban tan frescas que la pobre nena sentía mucho ardor y dolor ante el ligero roce del agua fría, pero al mismo tiempo una sensación de frescura que le ayudaba a olvidar lo sucedido y que limpiaba su piel de las sustancias sudorosas que la cubrían, cerrando los ojos  intentaba superar la situación en la que se encontraba.

“maldito viejo, como es que a una persona así se le permite tener contacto social”, cavilaba la imponente chiquilla con sus cejas fruncidas a modo de notar su molestia dejando que el agua fría recuperara su tentador cuerpo.

Mientras tanto el gordo, muy enfadado, miraba las condiciones en que había quedado su puerta.

-pero mira nada más!!, mira nada más, chiquilla atarantada!!, con que vergas hiciste esto??, hija de la gran puta!!!, no si pa´ todo le hayan!!!- el viejo veía si lo ocurrido a su chapa tenia solución, tratando de armarla manualmente.

-hija de la chingada debería de dejarte dormir afuera para que se te quite lo pendeja!!, uno portándose bien contigo, hasta comprándote trapitos para que no andes encuera… y así me pagas!!, pero esto me pasa por pendejo!!- la tierna chiquilla escuchaba desde el baño los berridos y regaños del viejo, no quería salir, tenía miedo, se le podía ver en sus vidriosos y sulfurados ojitos, y en la tierna forma en la que ahora acomodaba sus cejas.

-ora esta maceta que yo recuerde ya se la había regresado a Felipe, maldita mocosa!!-

-y deja de chillar o entro orita mismo y te termino de acompletar!!!, hija de tu peeerra madre!!!- rebuznaba encolerizado el gordo al asegurarse que su puerta había quedado inservible.

El celular del viejo comenzó a sonar, Margarita desde el baño apenas y se asomaba tratando de visualizar los recorridos que realizaba el bastardo, lo veía en toda su rechonchez aun con el pedazo de cable en sus grotescas manos, se había quitado la camisa y dejaba ver su voluminosa panza sudada llena de tatuajes de todo tipo, principalmente de atractivas mujeres. Al verlo no podía sentir otra cosa que no fuera asco, náuseas y un profundo odio hacia esa redonda persona, el viejo tomaba su celular y comenzaba a dialogar.

-si bueno… cabrón que milagro, hasta que das signos de vida… si, si aquí estoy… si, si puedo, ¿dónde estás?, ¿por dónde vienes?… ok, entonces en diez minutos en la cantina de Felipillo… sale te apuras pendejo que tengo otro compromiso- finalizaba Don Pancho para dirigirse a su baño.

El moreno viejo asomó su espeluznante cara de gorila enrabiado dándole a su cautiva un sucio repaso de los pies a la cabeza, degustándose con cada curva tan perfectamente trazada y burlándose de las coloradas líneas que surcaban ese exquisito cuerpo tan finamente moldeado, poniendo una cara tan jacarandosa pero a la vez burlona que no hacía más que acrecentar las ganas en Margarita por tener algún objeto punzocortante cerca y abrirle la panza a tan despiadado sujeto.

-¿qué hace?, sálgase!!- se quejó la niña al ver la gruesa humanidad metiéndose sin permiso alguno en donde ella se limpiaba, ella con una de sus manitas alcanzó a medio cubrir sus amamantables senos y con la otra dio un estirón para jalar un viejo trapo ahí colgado y tapar sus amplias caderas, un trapo tan pequeño que apenas y le daba para conseguir su propósito.

El viejo se calentó con la imagen de la joven hembra semi protegiéndose, el verla a ella con su carita de miedo, su mejilla enrojecida debido al golpe que le dio rato atrás y enconchada en un rincón no hizo más que alterarlo insanamente mientras su verga comenzaba a manifestarse en sus terroríficas dimensiones, pronto este caliente aparato ya presentaba una anormal inflamación debajo de esos viejos y descoloridos pantalones la cual fue vulgarmente frotada por el corpulento sujeto mientras se relamía sus babosas bembas saboreándose el encantador cuerpo que tenía ante su presencia.

-estas rebuena chiquilla, todavía ni yo me la creo que te ande comiendo jeje- decía burlón el viejo.

La diferencia de cuerpos era terrible, una tremenda panza colgaba haciendo apenas posible a la vista de la nena la atroz malformación genital que estiraba la tela mezclilla hasta casi desgarrarla, el obeso cuerpo peludo del bovino se veía aún más moreno de lo que ya era comparado con la blanca y brillante piel de la jovencita, los temblorosos labios de esta chiquilla lucían exquisitamente carnosos y sonrosados debido a la temperatura del agua y deliciosamente mojados por la misma, al verlos el viejo no soportó y se lanzó a querer disfrutarlos nuevamente.

El asqueroso viejo, con la lengua de fuera y la trompa parada, intentaba darle uno de sus mejores besos a la asustada chiquilla quien trataba por todos los medios posibles de impedírselo, en su afán por empujarlo con sus manitas dejó caer el trapo que la cubría quedando completamente desnuda ante uno de los entes más calenturientos que hasta entonces hubiera conocido, como a su vez sus senos, al estar también sin protección, bailaban y botaban ante cada movimiento de defensa para deleite del moreno quien seguía jovial con sus enardecidos ojos la ruta danzante de los pezones.

-nooo!!, aléjese!!!, váyase… no me toque!!!- decía la nena ante los constantes acosos del pervertido, y es que el secuestrador, con la pura panza, ya la había acorralado contra la pared mientras la tomaba de la cintura, caderas o alcanzaba a apoderarse de alguno de los senos.

El viejo sin darse por vencido jorobaba su cuerpo con la finalidad de llenarle la boquita a la nena con su repulsiva y viscosa lengua, y es que así como la diferencia de cuerpos era contrastante también lo era la altura, si bien la nena ganaba mucha altura con las zapatillas de teibolera que el gordo le había comprado en esta ocasión la señorita andaba descalza, lo que hacía que la pobre chiquilla a duras penas llegara al velludo pecho de la fornida bestia.

El viejo desesperó ante lo histérica que se estaba comportando su mujercita y enojado dio otra sanguinaria cachetada mandándola al piso. El impacto que la chiquilla recibió fue tan inhumano que ahora ella misma se confundía observando a dos enormes monstruos viéndola penetrantemente para después, como si esas bestias se reprodujeran por vía mitosis, contemplar como a partir de cada una se despegaba otra en igualdad de proporciones quedando ahora cuatro oscuros hipopótamos tratando de comunicarle algo.

-perra desgraciada, como conmigo no quieres pero bien que te revolcaste con esa rata asquerosa, deja nada más que lo vea- el viejo una vez terminada esta frase tomó los castaños cabellos de la chamaca y los ennudó en su mano, jalándoselos con fuerza excesiva como si se los quisiera arrancar poniéndola de pie y acercándola lo más posible a su batracia cara para advertirle, la desnuda nena como única defensa solo pudo posar sus manitas en la muñeca del brazo castigador.

-como veo que en este momento estás indispuesta y que el tiempo no nos favorece para ponernos a coger como animales, me retiraré a la cantina, te aviso que… una vez que te vistas te quiero allá!!… conmigo!!… a mi lado… como lo que eres!!… mi vieja!!, y cuidadito y me rezongas o desobedeces allá enfrente de mis amigos porque soy capaz de agárrate a patadas ahí mismo!!!!, y si en determinado tiempo no llegas vendré a buscarte con un garrote, y en dado caso de que no estés aquí, saldré y te buscaré hasta encontrarte y en donde te encuentre te agarro a palos hasta cansarme!!, ¿está claro?!!!, jeje, recuerda que sé dónde vives- bramaba el coloso sujeto salpicando pesadas gotas de saliva en el rostro de la asustada muchachita cada que abría su descuidada boca.

La sollozante chiquilla con sus senos elevándose en cada una de sus respiraciones sentía la pesada esencia a aliento rancio y aguardentoso chocando contra su asustado rostro, analizaba la condena del gordo y concluía que, en caso de no ser ella la que recibiera tal castigo, bien podría ser su papacito el que la recibiera, así que con esto entendía que no debía huir ya que en caso de hacerlo lo más seguro era que el viejo llegaría más rápido que ella a su lugar de ex residencia.

-está claro?!!!!- berreó guturalmente el desalmado poniendo una cara más que diabólica, a la nena no le quedó más que asentir temerosa y temblorosa mientras era levantada de sus cabellos aún más alto, llegando a estar solo apoyada del suelo con la punta de los dedos gordos de sus pies.

El viejo salía del baño, se colocaba una camiseta gris y algo manchada de grasa de automóvil y abandonaba la casa, la nena salía cautelosa, volteando a sus alrededores comprobando que se había quedado sola, veía la puerta entrecerrada, sin ataduras que la aprisionaran, pero recordaba las desagradables sensaciones de dolor que sintió en su cuerpecito cuando fue castigada por el porcino y la malvada amenaza minutos antes dictaminada, así que por el momento no era buena idea desobedecerlo y más considerando que no podía intentar volver a escapar puesto que ya casi era la una de la mañana y no era recomendable rondar a esas horas por esos terrenos.

La encuerada muchachita abrió la bolsa que anteriormente trajo Pancho y comenzó a medirse sobre su cuerpo vestido por vestido, intentando descubrir el que más tapara sus provocativas curvaturas ya que sabía que al lugar que asistiría estaría lleno de selectos caballeros, encontró uno que si bien no era para nada lo que buscaba al menos no era tan corto como el anterior, aunque la diferencia fueran unos cinco centímetros, se trataba de un vestido gris de aspecto plisado pero muy entallado y adornado con una par de gruesos tirantes que a la nena le quedaban flojos pues se le resbalaban constantemente por sus pecosos hombros por más que ella se los acomodara, pero quizás ese era el detalle extra del vestido, que los machos admiraran un tirante caído y el coqueto movimiento de una nena acomodándose el tirante en cada momento.

Ni que decir del escote que se gastaba la voluptuosa chiquilla con ese provocativo vestuario, eran estos momentos cuando ella más deseaba no haberse desarrollado tanto mientras jalaba hacia arriba el escote de su vestido a modo que tapara lo mayor posible de sus melones, se calzó con las mismas zapatillas de hace rato y sin perder más tiempo se dirigió hacia donde su hombre le dijo que estaría esperándola.

Si bien la distancia que delimitaba a la cantina de la casa de Pancho equivalía a unos cuantos metros, este espacio fue suficiente para que la chiquilla meditara un poco su vida hasta ahora precisamente pensando en eso, en como el viejo se expresaba de ella como su mujer, la cálida jovencita siempre había pensado en algún día conocer al hombre destinado para ella, un apuesto muchacho que rondara su rango en edad, tierno y cariñoso con ella y que la tratara como toda una princesa, ahora sentía un profundo revolvimiento en sus tripas al pensar que el ganón de tan exuberante mujer sería nada menos que un viejo de casi sesenta años, gordo, extremadamente feo, de batracia apariencia, tosco, ordinario, encima delincuente, al parecer sin oficio lícito pues no recordaba haberlo visto trabajar en algo y que no se cansaba de decirle que para él solo era una puta.

Pero se recriminaba más ella misma con el hecho de reconocer que en algún momento llegó a sentir algún tipo de atracción hacia tal desagradable sujeto a quien se le notaba lo machista hasta en el caminado, aunque después se trataba de convencer de que no existía tal atracción y que todo era producto del drástico cambio de vida a la que fue sometida y el corto tiempo transcurrido para asimilarlo. También considerando que esa atracción bien podría traducirse en un tipo de amparo que el gordo representaba para ella en este nuevo y distorsionado mundo, ya que fue él a quien conoció primero, con quien compartía cama y que había mostrado en pocos momentos (pero los había mostrado) una consideración hacia ella entendiéndola como un organismo con metas y aspiraciones. Pero sobre todo porque él representaba esa protección para ella con los demás, de esta manera se sentía segura el llegar a la cantina y acompañar al gordo, sabía que los intentos por faltarle al respeto por parte de la hambrienta manada de lobos disminuirían con este obeso factor. Para este momento la nena ya estaba a unos pasos de entrar a tan lúgubre lugar.

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Minutos antes en la cantina…

El grotesco animal yacía recargado en la barra platicando con Atilano, el viejo ayudante de Felipe, tan feo como solo él mismo podía serlo, de aspecto rechoncho y chaparro con una gruesa espalda que casi parecía el caparazón de una tortuga. El nulo cuello, la pequeña cabecita y la ausencia total de cabellos en este peculiar sujeto, sumado a la rara forma que presentada en su rostro le daban la apariencia de ser un verdadero quelonio mutado antropomórficamente, y pensar que la bella Margarita ya se había comido sus mocos, sin saberlo.

Los viejos compartían opiniones sobre las hembras mas buenotas que habían visto ese día cuando en eso hizo su aparición entre las puertas de la cantina otro hombre de aspecto rudo y reglamentario así como de apariencia misteriosa, y quien al ver al robusto de Pancho se dejó ir hacia allá.

Una mesa fue rápidamente desocupada por Don Atilano para que Pancho, con el hombre en cuestión, se sentaran, Pancho estaba acompañado de nada más y nada menos que el oficial Climaco, el más alto mando de la justicia y defensor de los débiles por esas inhóspitas y abandonadas regiones que conformaban su sector.

-mi estimado Pancho, un gusto verte, cuéntame, que dice la buena vida?- el gordo conocía a este sujeto desde hace mucho, tenía perfectamente entendido la clase de fruta podrida que era y que por ningún motivo merecía portar el uniforme que representaba, un tipo de lo más ruin y corrupto que no se intimidaba a la hora de tratar con tan repulsivas escorias sociales.

La noche estaba fresca, así que el gendarme venia abrigado con una vestimenta que daba a suponer que no estaba en servicio, pantalón de vestir, botas, camisa de manga larga entreabierta mostrando una enmarañada mata de pelos cenizos, unos lentes oscuros que ocultaban la dirección de sus ojos y una especie de saco completando su fachoso vestuario, una tremenda verruga con tres pelos negros adornaba su rostro en su mejilla derecha.

-cual buena vida?, estoy hasta el culo de deudas, y he andado ocupado con unos asuntos, jeje- reía nervioso el gordo una vez acomodados en la mesa, la presencia y fanfarrona risa de su policiaco amigo no le gustaba mucho que digamos a Pancho, y es que el sargento no se molestaba el andar visitando prófugos de la justicia si no fuera para tratar un asunto de suma importancia.

-y esos asuntos, ¿no incluirán secuestro?- cada que Don Climaco hablaba tenía como costumbre un exagerado movimiento en sus manos, como todo un político que no sabe ni para que las mueve pero que trata de aparentar inteligencia con ello.

-jeje, hombre, que pasó, tiene mucho que me retiré de eso, ya estoy viejo, ahora soy un hombre de familia-

-jajaja!!!!, queee vergas!!!, ¿y quién es la afortuna que logró conquistar el corazón del buen Panchito?, ¿Alguna prima de Lencha? jajaja… bueno ya… dejémonos de chismes que no somos viejas y vamos al grano, acabo de regresar de unas bien merecidas vacaciones y me informan que el número de siniestros ha aumentado, o sea que uno ya no se puede dar lujo de ausentarse un tiempo porque enseguida no faltan los que hagan desorden- el justiciero recargaba su cuerpo en la silla al tiempo que cruzaba sus piernas para ponerse más cómodo mientras llevaba una de sus manos a su partida barbilla golpeándola sutilmente con su dedo índice.

-tengo una larga lista de desaparecidos, la mayoría sin mucha importancia… en estos momentos el que más me interesa es un tal… Gustavo Fuentes, ¿te suena?, al parecer su esposa ha levantado una denuncia a raíz de que el viejo no se ha presentado dos días al trabajo y de que se reportó uno de sus autos en las afueras de un motel en donde precisamente según algunas versiones de testigos una pareja fue… secuestrada, ahora, no me explico al buen Gustavo en un motel de tercera, ¿a qué iría?, ¿tú a que vas a un motel mi buen?-

-pos, a tronarme un culo- respondía Pancho.

-exacto, lo que me lleva a suponer que el buen Gustavo fue a tirarse a alguna mocosa compañera del culito que tiene por hija, ahora, yo sé que al viejo le gustan niñas como a todos nosotros pero… ¿te vas a tirar a una mocosa toda estúpida teniendo a esa yegua por vieja?, no sé tú pero yo después de habérmelo pensado supongo que esto fue planeado- el atento gordo se incomodaba, sabía que este pelafustán vestido de policía ya estaba enterado de todo o bien una parte, sino no se hubiera molestado en ir a debatir con él, seguramente había caído entre sus garras alguno de los tantos mocosos que se juntaban con el gordo y este le había divulgado algo de información, y si fue a verlo a él era porque precisamente le habían dado el nombre de Pancho.

-esa pinche vieja pendeja, en vez de que se abra de patas que es para lo único que sirve, se pone a investigar donde anda su marido, que vergas le importa!!!, ¿y de seguro ya sabes que yo lo tengo?!!!- el gordo levantaba un poco su voz, la estruendosa música al compás de bandas, corridos y narcocorridos permitía que la conversación llevada a cabo entre el gordo Pancho y el oficial Climaco fuera netamente privada, a decir verdad la cantina no estaba tan atiborrada de clientes como en otras noches, aun así, los finos comensales entre pláticas obscenas y juegos de barajas se entretenían sin el mínimo interés por prestar atención hacia la reservada mesa.

-tranquilo Pancho, calmado, ni que viniera a arrestarte, sabes que eso no es de amigos, vengo a hacerte una propuesta, bueno no, propuesta no, es algo que tendrás que hacer obligatoriamente- una risilla maliciosa era manifestada por tan ruin defensor, el gordo acercaba un poco su cuerpo recargando los codos sobre la mesa para poder escuchar mejor la supuesta proposición.

-de que se trata?- preguntaba interesado el gordo, exhibiendo en su cachetona cara un gesto como de perro confundido.

-nada difícil, mira Pancho tú mismo ya debes de saber de todas esas mamadas y noticias que deambulan en los medios sobre la ineficiencia y la corrupción en los cuerpos policiacos, a todos nos tienen como una bola de cerdos corruptos que se venden al mejor postor- oraba el protector.

-jaja, pues no están diciendo mentiras- reía el viejo rechoncho, abriendo una boca casi al estilo de los hipopótamos.

-Panchooo, tú más que nadie sabe que las cosas no son así, si yo quisiera en este momento me comunicaría para que me levanten a toda esta gente y me registren todas estas viviendas, en menos de diez minutos tendrías todo un regimiento volteándote la calle, pero las cosas no son así mi buen, unos necesitamos de los otros para formar esta perfecta simbiosis, todo tiene su contraparte, el bien existe porque existe el mal, la cura existe porque existe la enfermedad, sin la delincuencia ¿existiría la policía?- decía Don Climaco, Pancho intentaba mostrarse sereno pero lo cierto era que ya desde hace rato traspiraba con cerdo, quizás la actividad que más desempeñaba durante el día.

-y en donde entro yo en todo esto??- volvía a preguntar el rechoncho sudando a mas no poder de sus prominentes entradas, cara, axilas y pecho, su vieja camisa adornada con algunos hoyos se comenzaba a humedecer.

-tú mi viejo lobo, no tienes que hacer nada más que sacrificar a uno de tus perros, ¿en qué forma?, te preguntarás, bueno ahí te va… ahora que he regresado he visto mucha presencia militar en mi sector y la verdad mi amigo que eso no me gusta nada, no me gustaría que me dieran de baja por incompetente como han hecho ya con otros en otras partes y sean los militares los que comiencen a beneficiarse con mis territorios, cosa que no me conviene a mí y mucho menos a ustedes, la idea es hacer creer a la gente que la policía trabaja y que no somos ningunos vendidos- discurseaba el buen oficial, adoptando poses en su silla creyéndose el hombre más interesante del mundo, además, sus gestos sumados a su manera de mantener en movimiento sus manos lo hacía ver como si estuviera tratando de lavarle la cabeza a un determinado público con algún tipo de publicidad gobiernera.

-necesito que escojas a uno de tus hombres, el que menos te sirva, y me lo entregues el día del cambio, aquí mismo en este negocio vendría yo a buscarlo, todo esto para presentarlo y dar mi versión de los hechos quedando él como autor intelectual y de este modo la televisora lo presente, así la gente se sentirá un poco satisfecha y tranquila al saberse que un peligroso secuestrador está tras las rejas, ¿Cómo ves?, es algo que pensé ahora que estuve de vacaciones- Pancho escuchaba atento tallándose su gruesa y alijada barbilla así como su batracia papada.

-mm, no está mal, ¿pero que ahí de mi dinero?, estará asegurado??- preguntó el moreno.

-por eso no te preocupes, tú tendrás tu dinero, siempre y cuando se les regrese a su familiar sano y salvo para la gente el dinero pasa a segundo término, tú solo ténmelo todo listo que tu dinero seguirá intacto-

-interesante tu idea, muy ingeniosa, pero da la casualidad que el que menos me sirve por el momento está desaparecido-

-jaja, pues búscalo o consígueme otro porque ese día yo no me voy de aquí sin mi pichón, o si no, no hay dinero mi buen, y serán más de uno a los que me levante-

-¿me estás amenazando? hijo e puta, jeje- rebuznaba el gordo.

-tómalo como quieras mi gordito amigo pero tú y yo sabemos que tiene mucho que debiste haber vuelto a la cárcel- ambos sujetos intentaban intimidarse con burlonas risas amarillentas.

-si quisiera en este momento te metería un plomazo por media frente- la mano del gordo orbitaba arriba de donde, precisamente, se encontraba su arma de fuego junto a su arma de carne.

-sí, pero ya no tendrías la protección de mis muchachos, y con los nuevos elementos que están llegando tendrías que empezar a hacer méritos desde cero, quizás sea un poca más difícil echártelos a la bolsa ya que la nueva policía es, disque incorruptible- el tono del viejo oficial no expresaba más que sarcasmo.

-pero válgame Dios!, Pancho!, ¿y esa hembra?!!- el corrupto policía veía a lo lejos una muchachita castaña que apenada acomodaba su vestido tratando de tapar lo mayor posible sus carnosas piernas tan perfectamente estilizadas.

-jeje, esa mi oficial, es mi vieja, el bollo que me ando comiendo todas las noches- presumía el gordo inflando su grasoso pecho, sintiéndose orgulloso de la mujercita que le pertenecía.

-gordo cabrón, no creo que sea tanta tu dicha de llevarte a la cama a ese pedazo de hembra- dijo el corrupto servidor público recorriendo con su degenerada mirada todo el volumen anatómico que presentaba la muchachita recién aparecida ante él, y que solo podía ser comparada con las musas que se fotografiaban para sugestivos calendarios elaborados con la finalidad de complacer a la clientela masculina más exigente, considerando que en ocasiones dichas musas necesitan retoques pero viendo como esta, en persona, lucía perfecta.

-ahh no me crees?, mira, ehh, este… tú!!… (el gordo trataba de recordar el nombre de la mujer que compartía, desde hace poco, la cama con él), Margarita!!- Pancho hacia una señal con sus dedos, llamándola, como si la nena fuera una mesera dispuesta a tomar la orden de tan distinguidas personalidades.

Era de imaginar el gran desvió de miradas y levantamientos de vergas de todos tamaños, olores y formas que se suscitaron ante el coqueto caminado que la nena realizaba gracias a su escandalosa vestimenta y teibolero calzado mientras intentaba llegar hasta donde su hombre. Su exquisito cuerpo era literalmente devorado por la jauría de embravecidos machos que hace momentos disfrutaba de un rato de sano esparcimiento, la nena se daba cuenta de ello y caminaba muy apenada por la forma en que los viejos se perdían mirando sus curvas, con una de sus manitas se enroscaba un importante mechón de su castaño cabello, tratando siempre de concentrarse en no prestar atención a la bola de pelafustanes que cuchicheaban vulgaridad y media entre ellos, era como si los viejos no hubieran visto una mujer en años.

El grasoso maleante se incorporaba de su respectivo asiento una vez que la nerviosa hembrita llegaba hasta donde él, el viejo con total descaro y como si este fuera en verdad su marido le plantó un asqueroso beso de lengua que llegó a repugnar hasta al mismo poli, este otro caballero veía con esfuerzo pero a la vez con un tremendo morbo como el viejo panzón tomaba a la chiquilla de la cintura, acaparándosela con sus manos casi en su fina totalidad, la pegaba a él y le daba su buen besote con harta lengua, se podía escuchar al viejo manifestando placenteros quejidos a la vez que la nena realizaba ahogados gemidos e intentaba, sin mucho éxito, liberarse de tal asquerosa opresión, podía Don Climaco ver como los labios de la nenita yacían ligeramente abiertos mientras la lengua del gordo se apreciaba revolviéndose dentro de ellos.

Y es que la nena sentía todo el sabor diarreico proveniente de las babas del gordo que le generaban un profundo hundimiento en su estómago mientras estas le eran bombeadas a su boquita, por momentos el gordo movía su cabeza en repetidas oscilaciones reguileteándola para de este modo abarcar con su lengua toda la cavidad bucal de la niña, al tiempo que ella casi moría intoxicada debido al penetrante hedor a tabaco emanado de las podridas encías de Pancho.

Don Climaco prestaba singular atención a la forma en que ambos pares de labios se enfrascaban en una ardiente lucha por momentos siendo los de la nena los que desaparecían completos dentro de la voraz boca del gordo, veía como las callosas manos del viejo ahora bajaban y tomaban a la nena de cada una de sus potentes nalgotas y las apretaban y masajeaban para sentir su tibieza y dureza levantando un poco el ajustado vestido, sintiendo el gordo toda la perfecta tonificación en sus rasposas manos, el oficial veía como las elevadas nalgas daban lugar a unas carnosas y brillosas piernas visiblemente marcadas y estas se complementaban con una perfectas pantorrillas igualmente trabajadas y por demás estilizadas.

La nena por su parte con sus manitas trataba de bajar el vestido pues el gordo se lo había subido descaradamente, sabiendo ella que era más que obvio que estaba regalándole a los presentes una alucinante imagen de sus nalgas apenas surcadas por un diminuto hilo que se perdía entre ellas pero era este mismo rechoncho sujeto con papada de sapo croando quien se encargaba de volvérselo a levantar sin dejar de comérsela a besos, para esto el gordo ya subía una de sus manos y la depositaba en la nuca de la nena para atraerla más hacia él y de paso despeinarla de su cabello.

Don Climaco, junto a quien sabe cuántos más, tuvo la necesidad de meter su mano dentro de su pantalón para de este modo acomodar el bulto que se le estaba formando debido a que el beso que se estaba pegando la pareja de enamorados lo había calentado insanamente, el viejo ya no veía tan asqueroso ese buen morreo, y más porque el gordo ahora masajeaba a su beneplácito las tremendas nalgotas de la chiquilla al tiempo que le estiraba la tanga y seguía despeinando, la chiquillas por el miedo y los golpes recientes tenía que paladear su lengua con la del obsceno sujeto mientras sentía casi a la altura de su sexo la naciente erección del cochino Pancho que la punteaba constantemente. Don Pancho, con sus enormes ojos de sapo cerrados, no paraba de meter su lengua lo más profundo que esta llegara, por momentos gruesos hilos de saliva escurrían de entre ambas bocas hasta que después de una fogosidad de casi 10 minutos de chorreante besuqueo el gordo liberó a su hembra.

La primera reacción de Margarita después del beso fue limpiarse el exceso de babas con su manita así como el acomodo de tanga y vestido para mirar apenada a los alrededores ya que sabía que muchos espectadores no habían perdido detalle de como un viejo de cincuenta y pico años, gordo y feo, se había agasajado por un buen rato a una curvilínea, joven y hermosa chiquilla de hace no mucho haber cumplido sus dieciocho añitos.

-mi buen Climaco, te presento a mi vieja!!- dijo el orgulloso y contento Pancho todavía saboreándose las agradables y frescas sensaciones provenientes de la boquita de tan bella niña, ella en tanto ponía cara de confundida por lo rara que se sentía ante la presentación, y más porque el gordo la agarraba de la mano como un puberto enamorado que lleva a la novia a presentarla a sus padres.

El casi jubilado sargento iba evaluando la mercancía de pies a cabeza, cada una de las femeninas curvaturas eran morbosamente admiradas junto a un sátiro saboreo con la lengua por parte del judicial, se detuvo un poco en los grandes senos que se asfixiaban contra el vestido, Don Climaco casi puso sus manos en forma de querer apropiarse de ellos pero rápidamente recompuso su compostura, era todo un caballero y debía de comportarse como tal. Pero cuando llegó a la carita de la fémina pudo experimentar un jaloneo en su verga sin ni siquiera tocársela, estuvo a punto de correrse a lecherasos después de ver los apretaditos labios sonrosados y ligeramente brillosos por la saliva del gordo que la nena se cargaba mientras los gesticulaba como queriendo escupir, además de admirar esa perfecta naricita, ese cutis tan bien cuidado y sin brillo y eso que a simple vista se veía que la nena carecía de maquillaje. Todo esto, junto a los hermosos y tiernos ojitos verdes además del aire de inocencia de niña que no rompe ni un plato hicieron al viejo imaginar a tan despampanante mujer arrodillada ente él pegándole el mejor mamadón de verga jamás registrado en algún compendio o antología pornográfica mientras lo miraba mimosa con esos ojitos, pensando el viejo Climaco que con esos labios lo más seguro era que en pocos minutos él terminaría vaciándose esparciendo su nauseabunda semilla en toda la carita de la chiquilla con toda la enferma intención de formarle una mascarilla con ella, un bukkake.

-ehh, ejm, cof, cof, disculpen, muy buenas noches, mi bella señorita,- dijo el viejo una vez regresado de su obsceno trance tomando delicadamente la mano de Margarita y besándola salivosamente, más que beso Mar sintió como su mano fue literalmente bañada en babas, era como si un perro se la estuviera lamiendo, algo que obviamente le causó repulsión ya que se hubiera sentido más cómoda si hubiera sido un perro la que la lamiera.

-pendeja, ve y trainos unas cervecitas a mí y a mi amigo, de esas que me gustan, ¿ya sabes de cuáles verdad?, jeje, jeje- dijo el burlón sujeto volviendo a tomar asiento junto a su oxidado amigo, no sin antes dar a la chiquilla una escandalosa nalgada como si ella se tratara de una yegua a la cual esta es la única manera de echarla a andar.

-pero que cacho de culo mi buen, esas son viejas no como la que tengo en la casa jeje, ¿Cómo le hiciste para que esa chiquilla te pelara?, debiste meterle un buen susto- decía el sargento una vez retirada la nena, analizando a la nena entendía que esta mocosa debería de andar entre los mínimo diecisiete máximo diecinueve años, aun así el tema de la edad no le competía.

-lo que le metí fue otra cosa más grande y gorda y de ahí pa´ya no me la quito de encima, todas las noches quiere estar arriba del guayabo, se mueve pa´ya, se mueve pa´ca, me pela el plátano, y pa´que te cuento, hoy no acabo- decía el gordo.

La colorada jovencita se dirigió hacia donde se guardaban las bebidas, en ese momento mientras coqueta caminaba causando nuevamente admiración entre los clientes cruzó su hermosa mirada con la de Silvia quien sorprendida la veía ahí, según apenas no tenía mucho le había dicho lo asqueada que estaba de todo esto, y ahora la jovencita mesera veía como su cautiva amiga se había pegado un fogosísimo beso con un viejo que casi sería abuelo de ambas, hasta hace poco Silvia no pensaba que Margarita ya tuviera tanta confianza con Pancho.

Apenas cuando Mar intentaba sacar las cervezas sintió una caliente y sudada presencia detrás de ella, de pronto algo entre sus nalgas se le metía, algo de aspecto cilíndrico que parecía estar vivo y embonar perfecto entre la raya de su culo, volteó solo para ver la horrible cara bufante de Don Felipe, quien con todo y dientes de fuera (los cuales le eran imposibles esconderlos entre su boca) se le había repegado impúdicamente con la excusa de también él tomar una cerveza.

La nena sintió la mórbida presencia detrás de ella, inmediatamente le llegó un irrespirable hedor a sobacos, genitales, tabaco y aliento alcohólico. Vio como un grueso, peludo y moreno brazo se estiraba a la misma altura que el suyo, una pesada respiración le revolvía los cabellitos que sobresalían cubriendo su nuca.

-zorrita culona, que no se te olvide que tú y yo tenemos algo pendiente- dijo el anciano en voz bajita mientras ladeaba un poco su cabeza casi queriéndole pegar una mordida al cuello de la señorita, era el mismo viejo quien con sus chaqueteras manos acomodaba el tirante de la joven el cual estaba atorado en el bracito de ella, la muchachita pudo olfatear otra rancia esencia emanada de las podridas encías del repugnante vejestorio cuando este dialogaba sus oraciones, era como si este otro tuviera un animal muerto entre sus dientes y se estuviera agusanando.

La jovencita presa del miedo y cada segundo más asqueada hizo lo que tenía que hacer para regresar con los corruptos, Don Pancho ya con cerveza en mano continuó hablando con su viejo conocido, no sin antes sacar un poco las piernas para permitir que Margarita se sentara en ellas, la joven al recordar las llamadas de atención por parte de su actual pareja solo se acomodó arriba de él, Pancho la rodeó de la cintura con su poderoso brazo, depositando su mano en las suaves y tersas piernas de ella, tallándoselas.

-jejeje, Felipe parece chiquillo, ni porque ya casi le pega a los setenta años- dijo el servidor público alardeando de lo bien que se mantenía de salud el dueño de la cantina mientras este platicaba y se mostraba muy cariñoso con Lencha.

-seeee, ahí anda, el que no se le pare la verga es otra cosa, pero de que todavía anda, anda- el vacuno aprovechaba cada momento para darle un buen repaso manual a esas potentísimas piernotas que se le formaban a la nena y que sentada parecía tenerlas aún más potentes de lo que ya las tenía.

Ella en tanto deseaba que esta vergonzosa escena ya pasara, y es que estarse viendo como la vieja, la hembra (o como ella lo entendía, esposa) de un viejo por demás asqueroso no era tarea fácil, otra era tener que estar soportado su olor a sudor y descarados manoseos, por otra parte las atrevidas miradas de un viejo gendarme hasta ese momento conocido por ella que la incomodaban sobremanera, además de estar escuchando las albañilescas oraciones las cuales siempre estaban acompañadas por palabras como bollo, verga, culo, leche y demás, y por si esto fuera poco Don Pancho se atrevía a subirle el vestido hasta el punto donde casi se le viera la minúscula tanga.

Los intentos por detener a este enfermo era vanos, la hermosa muchachita veía como más viejos ahí presentes desatendían sus asuntos para admirarla a ella y principalmente como el viejo se la fajoneaba, algunos casi escurriéndole las babas de sus apestosas bocas, otros disimuladamente masajeándose el bulto escondido entre sus pantalones, pero todos con la misma cara de perros calientes. Ganas no le faltaban a la chica por pararse y darle al viejo una cachetada pero recordaba nuevamente las amenazas que este le hizo antes de venir y sobre todo, aun sentía el dolor en las heridas recién hechas con el pedazo de cable, pero de alguna manera tenía que demostrar su descontento.

-Don Pancho no haga eso, deténgase- dijo la nena, y es que el viejo le había metido sus gordos dedos dentro de la tanga y comenzaba a masajearle sus partes para disfrute del respetable, algunos de ellos ya habían alertado una línea rojiza atravesando una de las piernas de la chamaca.

La nena mostraba su incomodidad, le aborrecía que un viejo que no tenía mucho que la había maltratado ahora quisiera disfrutar de su cuerpo como si nada hubiera pasado, pero más la incomodaba la situación en público, muchos viejos presentes y sobre todo un viejo policía admirando la apretada telita semiprotegiendo su panocha.

-p… por favor Don Pancho, no… no haga eso- la nena se revolvía, bamboleaba su cuerpo y restregaba sus piernas tratando de impedir que el viejo la siguiera tocando, veía desesperada para todos lados buscando quizás alguien que se consternara con su situación y abogara por ella pero se encontraba con los rostros de asnos cachondos que poseían los finos caballeros en ese momento, la gran mayoría, por no decir todos, maduros de cuarenta para arriba y uno que otro fósil viviente.

-acuérdate lo que te dije zorra asquerosa, si sigues con tus mamadas vas a ver llegando a la casa- el viejo escondía su boca en la nuca de la chiquilla mientras repetía estas amenazantes palabras para después pasar a besarle sus pecosos y nuevamente desprotegidos hombros.

En ese momento los verdes ojitos de la exhibida muchacha se cruzaron con los negros de su hasta ahora única amiga, Silvia, quien yacía con una bandeja de meserear entre sus manos impactada con lo que estaba aconteciendo, viendo como Don Pancho literalmente le comía la oreja a su amiga mientras sus manos intentaban escurrírsele hasta lo más íntimo.

Para entonces, el Sargento Climaco podía ver algunos ríos de saliva correr por el cuello de la niña, pero sin perder detalle de como el delincuente no paraba de manosear ese delicioso sexo. Margarita de vez en cuando, en su lucha, se abría un poco de piernas mostrando al corrompido oficial, así como a una parte del público en general, su carnosa panocha apenas tapada por un pequeñísimo triangulo de negra tela, y por momentos el mismo judicial podía apreciar el nacimiento de tan carnosos labios vaginales, esto gracias a que Pancho en ocasiones movía la tanga de su lugar.

-jejej, Pancho como osas comer pan enfrente de los pobres- dijo el viejo oficial quitándose los lentes dejando expuestos unos ojerosos ojos, como si el viejo llevara trabajando de noche toda su vida.

-mira que mis amigos me están observando pendeja, no me hagas una escenita aquí, recuerda que me perteneces y puedo hacer contigo lo que me plazca- dijo el viejo dando una ligera mordida al cuello de la chiquilla.

Pero si bien la mente de la muchachita respondía negativamente ante estos depravados manoseos, su cuerpo decía otra cosa, y es que Pancho era un viejo lobo en estas cuestiones, no por nada llevaba toda una vida de sexo desenfrenado con cantidad de prostitutas y de tanto en tanto algo tuvo que haber aprendido, y es que las inquietas manos del infractor sabían muy bien donde estaban las partes más vulnerables de la chiquilla, que si bien no todas las mujeres son igual de sensibles en el mismo punto, la mayoría tiende a experimentar sensaciones parecidas, y en caso de no ser así el viejo explotaba otras zonas erógenas.

Poco después de que la nena medio asimilara su condición el viejo ya sentía las primeras humectaciones de ese mágico elixir que de la nena brotaba cálidamente desde el interior de su sexo, Pancho pasaba y repasaba sus dedos por toda la extensión de la depilada zanjita, sintiendo lo apretado de dichos labios vaginales y la sensible bolita arriba de ellos mientras dedicaba una mirada jocosa a su compañero de mesa, este le daba un sorbo a su cerveza sin dejar de mirar el exquisito cuerpo de la manoseada potranca, su corrompida mente era asaltada por visiones en donde él sometía genitalmente a la chiquilla mientras esta arqueaba su cuerpo sacando todo su exuberante trasero moviéndoselo sugestiva pudiendo escuchar el resonar de los gemidos de la chamaca como si en verdad se la estuviera culeando.

El corrupto oficial apenas había conocido a la chiquilla y ya estaba maquilando un plan sobre como poder bajársela a su pervertido y gordo amigo, como poder disfrutar de esas selectas carnes que conformaban a esa manzana de la discordia, y es que en ese deshonesto mundo no se podía confiar ni en la sombra propia.

Después de tallarle la concha a sus anchas, el viejo sacó sus dedos y los enseñó a la nena.

-mira puta, y dices que no te gusta, a ver, explícame esto- la chamaca veía dos de los hiperactivos dedos del pervertido empapados en sus jugosas intimidades.

-Don Pancho, por favor- dijo susurrante la acongojada nena.

Sin embargo el viejo volvió a la carga, esta vez tallando aún más descarado sus gruesos dedos por sobre el empapado panuchón, como un auténtico pulpo se enrollaba a modo de formarle con sus brazos una humana prisión a su cautiva, ladeaba su batracio rostro para de este modo lamer depravadamente la limpia orejita de Mar, comenzando con una serie de lamidas en todo el lóbulo y pabellón de la oreja, la nena por más que intentara alejar su rosto del marrano sujeto este siempre lograba alcanzarla, incrustándole su lengua muy dentro de su orejita.

Poco a poco, se fueron uniendo más aficionados al espectáculo, los hombres que después de un arduo día de trabajo desempeñando oficios tan desgastantes como la mecánica, la albañilería, la balconería y uno que otro limpiando el alcantarillado comenzaron a formar un semicírculo alrededor de la contrastante pareja de enamorados.

Margarita, con rostro asustado y cuerpo tembloroso, trataba de cerrar sus carnosos muslos para así evitar el cochino roce de los acorazados dedos del viejo sobre su delicada zona íntima, todo esto era imposibilitado en varias ocasiones pues el grasiento daba algún mordisco o rozaba exquisitamente el botoncito de la joven haciendo que esta sufriera algunos espasmos los cuales relajaban sus músculos logrando que al viejo le fuera posible volver a abrirla de patas.

La nena dio otro vistazo hacia su entorno dándose cuenta de que muchos de los caballeros ya se habían levantado de sus asientos y contemplaban en primera fila como ella estaba siendo masturbada por un tipo de lo más aborrecible y prepotente, y que además la triplicaba tanto en edad como en peso, el gendarme ahí sentado solo se tallaba disimuladamente su arma y de paso le daba otro buen sorbo a su cerveza, mostrando una amarilla risa tan enferma como la del redondo granuja.

Cada vez más público se levantaba de sus asientos para poder apreciar mejor la impúdica escena, y es que los que estaban hasta al fondo tenían que ponerse de pie pues los de las primeras filas les tapaban la acalorante visión. Algunos otros, envalentonados por las copas de más y al ver que el gordo parecía estarles regalando el morboso espectáculo se atrevían de manera zombificada a dar algunos pasos hacia enfrente rebasando la imaginaria línea de tolerancia.

-mira chiquilla, si sigues con tus mamadas de estarte moviendo y no dejarme hacer mi trabajo te echo a esta manada de perros hambrientos jeje, ¿quieres ver que soy capaz?- dijo el viejo aprovechando que su boca casi estaba sepultada en la oreja de Margarita.

La nena se quedó quieta al escuchar esa atroz propuesta no sin antes soportar el tufo a alcohol y cigarro proveniente de la boca del viejo macuarro, ella estaba a punto de pararse y darle una bofetada a tan reprobable canalla sin importar las consecuencias, pero apenas y el gordo sintió el levantamiento de ese cálido y voluptuoso cuerpo enterró con furia excesiva sus grasosos dedos en el bracito de esta casi llegándole al húmero, con esa acción la nena supo que tenía que regresar a su lugar.

-pedazo de puta, ¿no me crees?, orita mismo te echo a los perros- dijo el viejo en voz baja pero con la suficiente intensidad como para que la nena escuchara sus declaraciones.

-a ver bola de pendejos, en vista de lo bien que se la están pasando y de que mi vieja está un poco… caliente, ha decidido obsequiarles…- rápidamente la nena llevó sus sensuales labios hacia las percudidas orejas del porcino para decirle.

-no, por favor señor no, no me eche a esos hombres, por favor- decía la pavorosa muchachita ya casi queriendo romper en llanto, estaba hasta sudando viendo la clase de tipejos y espantapájaros que gozarían de sus servicios.

-muy tarde pendeja, con esto aprenderás que cuando yo digo algo se debe de obedecer a la primera- gruñía el asqueroso sujeto.

-no por favor, estaba nerviosa, por favor no lo haga- la nena, siempre hablado en voz baja trataba por todos los medios de lograr impedir los cometidos del viejo, prefería mil veces ser tocada en su intimidad por tan desagradable pelmazo a ser violada por una bola de malencarados borrachos que sin duda se darían el mayor festín de sus vidas, pero lo que a la nena no la convencía era la notable superioridad numérica que estos presentaban, ella solo era una, mientras que ellos eran alrededor de veinte sujetos.

Entre el público en general había de todo, hombres de apariencia cuarentona y quizás un par de ellos ya demostrando que estaban en los últimos días de su existencia debido a su avanzada edad, pero la gran mayoría siempre con una mirada expectante, un rostro calenturiento, una babeante boca y algo que se estiraba bajo sus pantalones.

-no seas así chiquilla, muchos de ellos no han cogido en meses, apoco los vas a dejar así… ahh ya sé, ¿no quieres que te manoseen ellos?, ¿solo quieres que te toque yo?, ¿por qué te gusta cómo te toco el bollo? jeje, ¿no es así?- la jovencita rápido intuyó que el viejo hablaba en su burlón lenguaje, sabia ella que tenía que seguirle el juego ya que de lo contrario esto derivaría en una noche de sexo desenfrenado con poco más de una veintena de tipos de lo más sucios y viles, y algunos adivinar qué tipo de enfermedad venérea la trasmitirían.

-s… si… si Don Pancho- respondía titubeante una chiquilla que trataba de evitar al máximo que fuera arrojada a los machos, como cual carne se arroja a los perros.

-sí que perra estúpida!!, ya sabes que a mí me gusta que me digan las oraciones completas, así no te entiendo!!, y puedo tomarme como respuesta una que puede ser muy diferente a la que me quieras dar- bramaba el vejestorio, para esto solo se dedicaba a besar el cuellito de la chiquilla.

-s… si… si… Don Pancho, solo usted… me gusta como me toca- dijo la nena.

-jeje, ya sabía, si cada que te toco la panocha pones una cara de puta que ni tú te reconocerías, pero mi niña, ya hice la invitación a todas estas personas, es de mala educación echarse para atrás- dijo el desalmado sujeto apretando a su hembra aún más en su sudado cuerpo.

-no por favor Don Pancho, eso no- los verdes ojitos de la nena ya estaba comenzando a cristalizarse por efecto de sus lágrimas.

-¿te portarás bien a partir de ahora?, pendeja- rebuznaba el caliente sujeto.

-si, si, me portare bien, haré todo lo que usted me diga, todo menos eso, por… por favor, no me eche a los señores esos-

-mm, eso de que harás todo lo que yo diga suena muy tentador, sin embargo creo que ya me lo has dicho antes y no has cumplido, ¿porque tendría que creerte ahora?- la joven tenía ganas de insultarlo, le llegaban a su mente insultos que ni ella había escuchado pero estando en desventaja tenía que guardar la compostura.

-se… se lo digo enserio- dijo la nena y para mostrar su sinceridad ella misma buscó los labios del viejo para fusionarse con él en un viscoso batido de lenguas, ahora era la nena la que trataba de llenarle la alcohólica y antihigiénica boca a ese desvergonzado con su fresco y naturalmente mentolado aliento.

-tóqueme, tóqueme Don Pancho- dijo la aterrada nena llevando ella misma una de las grotescas manos del viejo hacia su sexo para después con sus dos manitas tomar los caídos cachetes del viejo y así poder darle algunas lamidas a las bembas del cetáceo.

No es que la nena quisiera en realidad que el viejo la tocara pero tenía que mostrar su conformidad y su gusto a sus pervertidos toqueteos para así asegurarse que el viejo desechara la idea de ponerla a culear con el conglomerado, además ponía todo su empeño regalando al viejo los mejores y más apasionados besos, más sensuales que aquellos que alguna vez dio a su ex novio.

-te gusta?, te gusta lo que te hago?- preguntaba el porcino mientras estiraba la tanga remarcando escandalosamente los escurridos labios vaginales.

-si, si me gusta- susurraba la nena sin dejar de lamer las negras encías del pervertido.

Los viejos presentes vitoreaban la casi unión marital que se estaba llevando a cabo en tan improvisado tugurio, las chicas que fungían como meseras, entre ellas Silvia, veían incrédulas como esa hermosa chiquilla que las superaba a todas juntas en belleza y porte se pegaba un asqueroso beso con uno de los tipos más feos y viejos del lugar, una de ellas no aguantando el desagradable paladeo tuvo que correr al baño para vomitar.

El suertudo de Pancho nivelaba horizontalmente uno de sus brazos para después levantar el pulgar de esa mano en señal de victoria despertando una notable algarabía, un babelesco bullicio entre los participantes ya que cada uno expresaba sus comentarios al mismo tiempo mientras veían, calientes a mas no poder, como la lengua del gordo realizaba un salivoso y muy pegado movimiento de traslación alrededor de la de la chiquilla, ¿o era al revés?

-Pancho, ¿qué es eso que nos iba a regalar la putilla?- al parecer el público se impacientaba, pero Margarita al escuchar esto comenzó a surtir de besos al viejo tanto en su boca como en sus cachetes de perro bulldog, así como en su mugroso cuello.

-sí, dijites que nos iba a dar algo, jejeje-

-yo le voy por el culo- dijo otro ya dando un par de pasos al frente pensando que la nena ahí enfrente sería de ellos por esa noche.

-jeje, calmados, ¿cómo creen que esta pendeja esté interesada en ustedes?, ¿Qué no ven como me devora a besos como si me estuviera comiendo la verga?, la putilla solo estaba hablando de sus calzones, piensa regalarles el que está usando en este preciso momento, a ver!!!, ¿Quién lo quiere?, con olor a bollo!!- decía el chachalaquero viejo.

-¿solo los calzones?- preguntaba desilusionado uno de los congregados.

-ahh que fraude, yo pensé que nos la íbanos a coger- se quejaba otro.

-yo sí, yo si los quiero!!- dijo uno de los más ancestros estirando la mano como un condenado pidiendo un poco de agua, a partir de que este último habló un nuevo escándalo se apoderó de la pequeña sociedad mostrando el interés de cada uno por un simple pedazo de tela que servía para apenas cubrir el sexo de una curvilínea jovencita.

-mira cuanta fanaticada niña, ¿no pensarás decepcionar a tu público?- decía el viejo aprovechando que sus labios estaban libres pues la chiquilla ahora besaba apasionada el peludo pecho de su hombre.

El conjunto de pervertidos se alteró aún más cuando vieron que la jovencita levantaba un poco sus caderas, juntaba sus brillosas piernotas lo más que podía metiendo ambos pulgares en cada uno de los laterales de la tanga. Admirando, con cara de simios parando la trompa, como esa minúscula prenda iba deslizándose entre los delineados muslos al mismo tiempo que se remolinaba en su camino para terminar quedando enredada entre sus rodillas.

El gendarme que compartía mesa con la exhibicionista pareja no pudo más, y caliente bajó el cierre de su pantalón liberando su venuda tranca completamente parada y amoratada, con una enorme gota trasparente coronándola. Y así como él, otro de los presentes también lo hizo, y después otro, y otro más siguió con la reacción en cadena, para comenzar a realizar obscenos movimientos masturbadores. Para esto el número de personas había aumentado, ya eran aproximadamente unas treinta, completándose con los que hace momentos platicaban afuera.

Silvia aun veía como su amiga estaba siendo tratada como un simple entretenimiento, como era usada para saciar las bajezas de un infame, desde luego que no podía hacer nada para defenderla, quiso decirle a Felipe que pusiera orden pero lo vio igual de caliente que el resto de la multitud, incluso restregando su pelvis en la barra como si estuviera penetrando a alguien, y a unos metros de él, el tortuguesco Atilano masturbándose impúdicamente a sabiendas que la barra lo protegía de las miradas indiscretas, para esto también su vaina se encontraba protegida por su viejo mandil, el ambiente se ponía hostil también para la muchachita de cabellos negros quien tuvo miedo, así que dejó la charola en la barra haciendo acto de abandono.

A este tiempo la íntima prenda de la nena ya había llegado hasta sus tobillos, Mar doblaba un poco su cuerpo para alcanzar a quitársela completamente siendo aprovechada esta sugestiva postura por Pancho para admirar las redondeces de la joven y realizara vulgares movimientos de penetración vaginal o anal haciendo gestos en su feo rostro como si la vida se le fuera, siendo reverenciado por una parte de la muchedumbre, movimientos que Margarita al estar agachada con el culo levantado no pudo sentir ni apreciar.

La nena, ya con tanga en mano, intentaba retrasar al máximo la acción a continuación, mientras tanto los viejos se empujaban unos a otros por ganar una mejor posición, era tanta la felicidad carnavalesca que uno de ellos fue a parar al suelo empujado por otro de los que competían por quedar mejor ubicados. Los descompuestos rostros de los ahí presentes hacia dudar que en verdad se trataran de integrantes de la supuestamente inteligente especie humana, ya que Margarita lo último que veía en esas caras de chimpancés jariosos era raciocinio, y mucho menos, respeto hacia la integridad de ella como mujer.

Sin embargo después de otra advertencia del gordo ella tuvo que arrojar su prenda que para los viejos representaba un verdadero tesoro, los levantados brazos se peleaban como si se trataran de mujeres queriendo ganar el ramo en una boda. La tanga cayó entre las sucias manos de uno de los que ahí se masturbaba, de tanta emoción había dejado sus miserias de fuera sin importarle en lo más mínimo que aun hubiera mujeres presentes (pues otras dos meseras junto con Lencha veían atentas la desequilibrada acción, esta última parecía estar excitada). El triunfo de este personajillo no fue respetado por los demás comenzando una serie de jaloneos entre los presentes, escuchándose claramente gruñidos y berridos como si los que pelearan fueran cerdos queriendo acaparan el tazón más grande de techate.

Por otra orden del viejo Margarita se recostaba en él, entrecerrando sus ojos, sensualizando sus labios pero manteniendo sus piernas lo más cerradas posibles, el viejo levantaba el vestido de la damisela evidenciando un vientre tan plano y trabajado, ella intentó detenerlo pero al parecer algo que el viejo le dijo en secreto la hizo dejarlo seguir desnudándola. Los muslos de la chiquilla comenzaron a abrirse lentamente pero antes de enseñar su depilada vagina a todo el ganado ahí reunido llevó una de sus manitas improvisándola como protección vaginal, abarcando completamente su panocha.

Pero rápidamente la morena mano de Pancho se apropiaba de ese jugoso espacio desplazando a la blanca manita e incrustando el dedo medio dentro de la concha de esta, haciendo que la nena se sonrojara y expresara un ahogado gemido, llevando ella a su boca una de sus manitas para ubicar entre sus carnosos labios el dedo medio de esta.

De pronto el dedo anular del viejo acompañó al medio dentro de esa reducida cueva, el periodo de tiempo que precedió la completa penetración vaginal de la chiquilla fue lo suficiente como para que varios admiraran la lenta irrupción que cada dedo realizó, demostrando lo apretada que se encontraba esa delicada vagina, haciendo escurrir a más de uno por probar esas carnes que se enseñaban a pocos pasos de ellos.

El vestido de la nena lucía enrollado más arriba de su cintura, los morbosos sujetos se deleitaban con esa acalorada visión, muchos ya sudaban manchando de traspiración sus ya de por si sucias camisas, otros espumeaban descontroladamente sus bocas como cangrejos, sin embargo la nena se reusaba a abrir los ojos, solo escuchaba a los viejos mugir, expresando palabrotas o insultos hacia su persona, recalcándole su condición de puta, zorra, güila, así como los usos que para ellos tenía cualquiera de sus orificios. La nena también escuchaba el asqueroso sonido proveniente de la viscosa masturbación que muchos de ellos llevaban a cabo, escuchaba la pesada respiración del gordo así como una conversación que este llevaba a cabo con el comandante en donde el voluminoso hacia alarde de las cargadas eyaculaciones que ella podía realizar, despertando el interés del policía por ser testigo de una.

Fue aquí cuando el viejo realizó un movimiento tembloroso con su mano, esa que mantenía dos de sus dedos bien metidos dentro de la concha de la nena, para esto la otra mano se había escurrido por detrás de la espalda de la chiquilla abarcándole todo el trasero con ella. Ella comenzó a contorsionarse entre los brazos de su amante, intentando ahogar sus gemidos en su garganta, el gordo se daba gusto manoseando esas lubricadas partes la cuales en pocos minutos comenzaron a manifestar el clásico sonido húmedo de la concha de la nena cuando era masturbada a tan agresivas velocidades.

Ella en tanto, completamente apenada por saberse como un simple espectáculo para viejos hambrientos de carne, llevaba esa manita que anteriormente cubría sus labios para tapar sus ojitos, su tremendo cuerpo comenzaba a temblar y a transpirar, algunos gemidos también empezaban a escaparse de sus labios, incluso se le bajó todo el volumen a la música para que los caballeros escucharan con mayor calidad los gemidos que realizaba la muchachita.

La jauría se deleitaba escuchando los quejidos de la joven así como el húmedo sonido vaginal que de su caliente concha brotaba, los dedos del gordo lograban sacar por momentos algunas pesadas gotas de un líquido que emanaban de esa cavidad vaginal salpicando el moreno brazo de Pancho, también veían las carnosas piernas de la chiquilla temblando, las gruesas pantorrillas de la misma intentando elevar su cuerpecito, procurando mantener su posición o fruncir sus dedos ante el prolongado acoso de la que era víctima.

El gordo por su parte no dejaba de masturbar a la vez que de admirar el delineado cuerpo que tenía entre sus manos, la esbelta cinturita al aire libre y cubierta por cantidad incuantificable de gotas de sudor, ver como su morena mano se sumía dentro de esa apretada panocha, sentir el pesado culote descansar sobre su otra mano, notaba los erizados pezones casi queriendo agujerear el sugerente vestido, veía esa carita de zorra cada vez más fruncida y considerando el aumento en su temperatura tanto como de su respiración y latidos del corazón predecía que la nena estaba a punto de chorrearse.

Para esto la espasmada chiquilla había enrollado sus bracitos en el cuello de su torturador, abría sus labios para expresar gemidos cada vez más sonoros hasta que sintió como la lengua de Pancho nuevamente se le enterraba hasta su garganta. El obeso pervertido estaba quizás más caliente que ella, y es que disfrutaba ser el más afortunado de toda la manada, veía a esos humildes obreros en su mayoría conformarse con las migajas cuando él podía comerse a la hora que quisiera el pastel entero.

Uno de los viejos no pudo más y terminó vaciando su asquerosa concentración marfilesca, haciendo sonidos y movimientos raros, su mano rápidamente se cubrió de semen el cual caía pesado hasta el suelo.

-ya Don Pancho pareeee, me voy aaaa…!!!- grito la nena liberando su boquita del viejo bembas de bagre, pero con un gruesísimo lazo de saliva aun uniéndoles las lenguas.

-córrete pendeja!!, córrete puta, puta mamavergas!!!- rugía el viejo moviendo tan fuerte su brazo que sentía el adormecimiento de sus músculos, notándose el movimiento de sus grasas ante cada agitación de su brazo.

La nena comenzó a convulsionarse, una de sus manitas intentaba apoyarse de la mesa mientras la otra se estampaba constantemente en la grasosa voluminosidad de Pancho, este pelafustán sacó sus dedos de la vagina de la chiquilla para que de esta fuera liberada una potente eyaculación de calientes jugos agridulces.

Un verdadero aullido fue escuchado mientras la chiquilla se encontraba descargando su mujeril esencia, todos atentos se bebían con la mirada las sendas eyaculaciones que salían pausadas y acompañadas de un espasmo por parte de la jovencita quien se revolvía y casi desmayaba mientras terminaba de vaciarse.

La femenina expulsión dejó una pequeña poza aceitosa justo debajo de donde la niña yacía patiabierta aun jadeante y jalando aire dificultosamente, su acelerada respiración hacía pensar a los aglutinados que los senos de la señorita tenían pulmones propios. La bella niña llevaba una de sus manitas y la pasaba por todo su rostro en una forma de quitarse el exceso de traspiración que le daban un aspecto sensualmente brilloso.

El asqueroso y enfermo sujeto utilizaba los dos dedos, los cuales le habían servido como auténticos vibradores para lograr el lúbrico cometido, como si se trataran de una especie de destornillador, metía y sacaba los dedos de manera lenta pero pesada, con un rotante movimiento que dejaba ver las desquiciadas intenciones de un viejo que deseaba agrandar de una vez por todas el reducto vaginal de la escurrida chiquilla.

La joven no dejaba de gemir ante tal descarado acto, y es que los dedos del viejo estaba tan gruesos que unidos casi formaban la misma envergadura de su miembro, en pocas palabras era como si el viejo se la estuviera dejando ir toda, pronto los gemidos de la hembra fueron acompañados por una serie de sonidos producidos por el cetáceo como tratando de imitar los gemidos femeninos, en una especie de burla o de señal de triunfo del género masculino sobre el femenino, dejando bien en claro entre todos aquellos que dudaban aún que Pancho se comía todas las noches a la despampanante hembra vestida de blanco que hace unos días entró a la cantina robándose el corazón, e infinidad de chaquetas a su salud, de muchos.

La terrorífica anormalidad que se le formó al vejestorio dentro de sus pantalones fue tal que él mismo tuvo que sacar su pistola (el arma de fuego) para poder dejarle el espacio suficiente a su arma de carne, depositándola arriba de la mesa, justo a la vista del defensor de los derechos civiles y protector de la integridad de la comunidad y al cual parecía habérsele olvidado hace mucho haber jurado por la validez de dichos principios.

Regresando con el gordo, este había vuelto a acomodar dos de sus dedos dentro de la encharcada y olorosa vagina, el olor a bollo escurrido era tal que muchos de los ahí presentes se sentía hipnotizados por tan agridulce aroma, otros veían con una sed enferma esos restos de corrida estancándose entre las viejas maderas que conformaban el piso del establecimiento.

El viejo reinició con el suplicio efectuado a la joven martirizada, sus dedos sentían a carne viva las paredes vaginales completamente húmedas y dilatadas, veía a la nena toda colorada de su carita, cerrando los ojos y sintiendo al máximo los movimientos de esos temblorosos y callosos dedos que la penetraban.

El viejo escuchaba ahora más sonoro un acuoso sonido proveniente de la panocha, era tal el elixir expulsado que la aromatiza emanación podía metérsele hasta los pulmones, Don Pancho hasta prolongaba sus respiraciones expandiendo bruscamente sus enormes fosas nasales queriendo acaparar la mayor cantidad posible del afrodisiaco aroma, el viejo pronto fue testigo de las contracciones orgásmicas que nuevamente atacaron a la chiquilla, ella tuvo que enterrar sus dientes en uno de los fornidos brazos de su macho debido a las placenteras sensaciones que la enloquecían.

La alterada chiquilla realizaba un sonido que no entraba en la clasificación de gemido o pujido, era un sonido agudo como de un animal chillando, trataba de retrasar, de aguantar esa quemante sensación entre sus piernas que al mismo tiempo le causaba una rasquiña insoportable. Para esto el viejo guarro aprovechó otro punto a favor que le brindaba el cuerpo de su diosa.

Desde hace poco rato el viejo había notado lo hinchadísimo del clítoris, estaba tan duro que era más difícil no encontrarlo, una risa extremadamente aberrante y pervertida se le dibujó en su grasienta cara. Sumió lo más que pudo los dedos índice y medio de la mano libre entre las carnes que conformaban los externos labios vaginales, en una posición tan perfecta que el clítoris quedaba justo en medio de ambos dedos, esto permitía al viejo sentirlo desde la raíz o hasta más abajo de su nacimiento, y como si dichos dedos fueran unas tijeras el viejo fue juntándolos hasta que estos se unieron, quedando el palpitante botoncito apretado entre ellos.

Una vez hecho esto Don Pancho prosiguió con un sutil movimiento de fricción entre sus dedos, machacando el sensible frijolito, haciendo que la nena pronto jadeara como una verdadera perra, gradualmente Pancho elevaba la velocidad mientras veía el descompuesto rostro de la bella doncella, pronto la ardiente jovencita estaba tan extasiada con semejante y nunca antes experimentado trato que tuvo la necesidad de jadear con lengua de fuera, completamente roja de sus mejillas, envilecida y enloquecida, temblando de sus bracitos los cuales se abrazaban de la robusta bestia, siendo atacada por olas cada vez más grandes de un placer indescriptible, un placer que la había obligado a la buena a abrirse lo más posible de piernas, de este modo su bollo quedaba completamente expuesto e hinchado para los viejos en toda su pulsante y ovalada forma.

El viejo sudaba debido a la presión calorífica que la nena exudaba de su cuerpecito, tan sudado que ya manchaba completamente su camisa y la parte del pantalón que cubría su zona pélvica, llevado por un inmoral deseo más allá de la lujuria apretó aún más fuerte sus dedos casi triturando el pequeño clítoris, y comenzó con un fino movimiento de estiramiento como si lo quisiera desprender, aprovechaba lo sumidos que se encontraban sus dedos para literalmente masturbar el clítoris, haciendo que la chiquilla se retorciera entre sus bazos, se serpenteara, se ondulara y casi se derritiera, los ojos de la chiquilla casi se querían juntar, en estos momentos la jovencita carecía del conocimiento suficiente para advertir en qué lugar se encontraba y con qué clase de personas, con estos movimientos masturbatorios se le había ido toda la información requerida.

Mar no demoró mucho rato para derramarse con cargados chorros de líquido que terminaron por nutrir las pequeñas pozas en el suelo formando ahora un charco mayor, el cuerpo de la nena evidenciaba un ligero temblor cada que un chorro más se escapaba de su intimidad, el viejo había sacado sus manos cuando sintió ese conjunto de néctares liberarse pero era ahora la misma chiquilla quien se metía los dedos para terminar por descargarse, no sabía porque, pero la intensa picazón que sufrió en su concha la obligó a refregarse ella misma, terminando por secundar sus penetraciones con enloquecedores movimientos de cadera y berridos de hembra.

-¿ahora si me van a creer bola de pendejos?!!, todas las noches me ando comiendo a esta zorra!!, todas las noches le doy verga hasta casi matarla!!, pero es tan puta que siempre termina pidiéndome más!!, jajaja!!, solo véanla como ella misma se dedea la muy cochinota, a ver, ¿quién se carga la vieja más buenota? bola de putos!!!- el viejo Pancho reforzaba su orgullo de macho ante las anteriores burlas que los reunidos le hacían debido a que por su obesidad y vejez posiblemente ya no se las podría con una joven hembrita como la que en esos momentos era conocida como su supuesta vieja.

-tu puta madre Pancho!!, préstamela tan siquiera un día, verás que ya no regresa contigo jajaja!!- decía uno de los satisfechos espectadores.

-estoy tan caliente que hasta te chuparía los dedos- decía otro de los ahí reunidos, ante todo esto el oficial Climaco solo reía divertido mientras limpiaba el exceso de sudor en su frente con una servilleta, sin duda era un momento idóneo para desestresarse del papeleo y las continuas fallas que presentaba la efectiva en su tiempo de ausencia.

-a mí me vale verga, yo los voy a probar de suelo- dijo otro y cuando terminó de decir esta frase otro ya se le había adelantado y sorbía los jugos de la nena directamente del piso, hasta se apoyaba de sus abiertas manos para tener mejor posición, parecía un musulmán rezando en una mezquita.

Desde luego que a este festín se unieron mas creyentes, otros se empujaban como si fueran ñus tratando de acaparan el mejor espacio de la rivera, había un viejillo que no daba abasto sacando y metiendo su camaleónica lengua hábilmente, dándole constantes repasos a ese charco que cada vez se hacía más pequeño hasta que desapareció, los depravados sujetos se consumieron hasta la última gota.

-¿A dónde vas hija e´puta?, todavía no te he dado órdenes de retirarte!!- decía al gordo cuando vio que su nena se incorporaba después de haber analizado la enferma escena y en donde verificó que muchos la habían estado grabando desde quien sabe cuándo con su celular, quería llorar pero no tenía que demostrarle debilidad a este montón de puercos, si lloraría por lo menos lo haría donde no la vieran, en la casa del gordo.

-D… Don Pancho, quiero ir al baño- después del brutal estallido la nena no soportaba sus ganas de mear, hasta cruzaba sus piernas señas de las ganas que tenía, y es que algunas gotitas de orines ya resbalaban por sus muslos, y de paso tomaba esto como excusa para volver a “su casa” lo más rápido posible.

-méate aquí, anda- decía el aborrecible personaje.

Para Mar asimilar eso fue peor que dejarse manosear en público, como se le ocurría a este pedazo de asno que ella haría sus necesidades enfrente de todos los tambaleantes viejos verdes deseosos por admirar nuevamente sus partes, además de darse cuenta de que dos de la meseras, las cuales ni conocía, veían aterradas y asqueadas la recién llevada a cabo inmoral escena, sin duda Margarita sería el motivo de pláticas y chaquetas al menos por unas cuantas semanas.

-p… pero Don Pancho- objetaba la señorita.

-que te orines aquí pedazo de zorra que no entiendes!!!, o te hago entender a golpes pendeja!!!, pa´la puta verga cada generación nacen más pendejas!!!- dijo Pancho en un tono tan cruel y estruendoso que hasta hizo callar a la escandalosa jauría.

-Do… Don Pancho es que aquí… aquí no hay donde-

-me lleva la verga escuincla pendeja!!, ¿siempre tiene que ser a tu modo verdad?, a ver bola de putos!!, mi hembra quiere orinar!!, ¿quién de ustedes quiere beberse sus meados?- preguntó el gordo dirigiéndose a la respetable audiencia.

Muchos candidatos reclamaban para si la anhelada vacante, la gran mayoría hasta Atilano conformaban el conglomerado de reclutados de los cuales uno seria el seleccionado para desempañar tal heroica labor, claro que Pancho al ver las condiciones de la nena tuvo que darse prisa en su decisión, repasando minuciosamente cada una de las descuidadas caras de los aspirantes hasta que dio con uno, un viejo de apariencia ochentera completamente desprovisto de dientes, con un delgadísimo cuello en donde se apreciaba una enorme manzana de Adán, llegándole a dar forma de pescuezo de buitre.

Pancho lo llamó y él, feliz (aunque no parecía pues su cara de pocas pulgas no desaparecía) por haber sido el seleccionado analizaba casi cayéndose de borracho las órdenes dadas por el gordo como si este fuera un pupilo recibiendo las estrategias de su director técnico y se colocaba boca arriba en el suelo, con sus manos en forma de cruz como si este fuera un difunto en pleno velorio, con sus ojos bien abiertos y su boca manifestando una destornillada sonrisa completamente rosada pues carecía de piezas dentales observándose los hundimientos en donde tiempos atrás permanecieron las calcificadas piezas, rápidamente el redondo le ordenó a Margarita como colocarse y ella, con toda la pena y humillación del mundo se posicionaba.

Abría ligeramente sus piernas, colocando cada pie en los costados de donde yacía recostada la cabeza del vejete y lentamente descendía doblando sus potentes piernas hasta quedar en una postura conveniente para la micción, arremangaba su vestido para evitar que este pudiera mancharse de orina durante el acto y comenzaba a dejar salir los chorros de líquido dorado que cayeron en la cadavérica cara del viejo, era por demás notoria la incomodidad de la encuclillada chiquilla.

Nadie, absolutamente nadie, perdía detalle de lo que acontecía, para los viejos la nena quedaba de perfil pero se alcanzaba a ver entre sus escandalosos muslos un ligero chorrito amarillo que entraba limpio en la bocota del vejestorio, para este personajillo la delicada panocha de la nena le quedaba en un exquisito primer plano, podía verle los colorados labios vaginales completamente brillosos así como algunas partes en donde pequeños pelitos comenzaba a florecer. Para los de la barra (Atilano, Felipe y Lencha) era indescriptible la forma que el trasero de Margarita había adquirido, una forma estéticamente acorazonada seguida por una delgadísima cintura que se estilizaba aún más debido a la forma en que se le había enrollado el vestido, Pancho y Clímaco tenían la misma visión que los otros viejos solo que de perfil contrario y las jovencitas meseras procuraban hacer como si nada estuviera pasando. Silvia, quien venía regresando, contempló como su amiga le orinaba la cara a uno de los viejos más aberrantes y encimosos del lugar y que tantas veces le había faltado al respeto al ser ella, de entre todas las meseras, la más presentable anatómicamente, por lo que aun más asqueada que antes nuevamente decidió ir a tomar más aire fresco.

El viejo abría lo más que podía su boca, pronto esta le fue atiborrada con la rasposa sustancia desbordándosele de sus secos labios y bañándole toda la cara, la apenada Margarita se sentía morir de la vergüenza, estando ahí encuclillas emborrachando a un viejo desdentado con su orina, una vez incorporada le costaba un mundo mantener su frente en alto, no tenía autoestima para mirar a alguien a los ojos, fue la vez que sintió que más tardó en orinar y cuando acabó fue, para su suerte, retirada por el viejo.

-mira perra, vete para la casa, te bañas porque estás toda apestosa a concha y te pones bien zorra porque vamos a salir, en veinte minutos te quiero lista o ya sabes, habrá cable jeje- dijo Pancho para seguir dialogando como si nada con su benefactor.

-pues si como te decía, ya aprovechando que estás aquí quisiera pedirte un pequeño favor, se trata de una chiquilla que tengo aquí y quisiera pedirte que si podrías ir con Felipe y regr…- era lo que escuchaba Margarita hasta que la distancia le impidió seguir enterándose de los asuntos que tramaba su propietario, caminando mientras los borrachos admiraban su potente trasero pues sabían que iba completamente descalzonada.

La nena salía por la parte de atrás de la cantina, una vez abandonando por completo el recinto fue jalada por unos brazos hacia una parte aún más oscura, una zona que proporcionaba la invisibilidad precisa para pasar completamente desapercibida ante cualquier mirada curiosa.

-Maguito, ¿qué pasó?, ¿estás bien?, ¿te lastimaron?, discúlpame, quise ayudarte pero no pude- dijo la presencia abrazando con hermandad a la masturbada joven, para esto Margarita ya había reconocido la voz, se trataba de Silvia.

-no!!, no me abraces, estoy sucia!!- advertía Mar.

-ay, eso que, además traigo mandil jijiji, ven déjame darte un abrazo, lo necesitas-

-estoy bien, ¿y tú?, estaba preocupada, pensé que alguno hubiera querido propasarse contigo… aprovechando la confusión- decía Margarita mientras se apretaba fuertemente a su amiga, después de que esta la aceptó en esas condiciones, sudada, lubricada y orinada.

-ay mujer, después de lo que pasó tú preocupándote por mí, sabes que se defenderme, vente conmigo, no vivo bien pero ahí nos hacemos espacio-

-no como crees, estás loca, no puedo- respondía Mar, para esto ambas niñas ya habían bajado su voz.

-pero porque, no ves todo lo que se propasa contigo el… sapo ese, vamos agarra tus cosas y orita mismo te vas conmigo, no pienso dejarte una noche más con ese monstruo- dictaba la envalentonada joven.

Si bien estos últimos días la exquisita Margarita había estado muy ocupada en el ámbito sexual, ella lo que en estos momentos necesitaba era que le brindaran un poco de cariño, cariño de verdad, así que viendo la oportunidad de recibir un poquito de afecto se abrazaba a su amiga mientras recostaba su cabecita en el pecho de la otra joven, Silvia solo se dedicó a acariciarle los cabellos.

-te agradezco pero no, quizás la próxima vez que nos veamos tengamos más tiempo para platicar y darte todos los detalles- y así permanecieron las jóvenes, lapso que duró unos cuantos minutos.

-me voy, no tengo mucho tiempo, me va a llevar a quien sabe dónde- dijo Mar para a la poste ir despegando su cuerpo del de la otra chiquilla.

-cuídate amiga, mira toma- la joven cantinera se desprendía de un crucifijo que adornaba su cuello y se lo colocaba a Margarita.

-para que te cuide como me ha cuidado a mí en todo este tiempo- decía Silvia.

-gracias- dijo Mar, reconociendo la forma del adorno con sus dedos.

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Ya una vez bañada y lista, en el oxidado auto del gordo…

-escúchame bien zorrona, lo normal sería que yo te dejara amarrada en la casa pero como esa opción por el momento no es muy viable que digamos tendrás que acompañarme a todos los lugares donde yo vaya hasta nuevo aviso… otra cosa, en vista de que tú misma dijiste que ibas a realizar todo lo que yo quisiera creo que me deja en posición para mandarme la orden que a mí me dé mi regalada gana, así que como en las últimas horas he estado muy estresado debido a ciertos asuntos que a ti no te incuben y viendo los labios de puta que te gastas a los cuales les traigo unas ganas desde hace rato en el baño quiero que en todo lo que va a durar este viaje me vayas pegando la mejor mamada de verga que hayas dado hasta ahora en tu zorresca vida, entendiste?- croaba el desagradable vejete mientras regalaba un guiño de galanazo de telenovela a su hembra.

La nena no reclamó nada, pero aun así, mantenía su enojada carita viendo fijamente al viejo demostrando rechazo a la desagradable orden pero mucho mas a la desagradable persona que tenía como acompañante.

-anda zorra!!, qué esperas?!!, mámame la verga!!, si bien que sabes jeje- rugía el vejestorio, la nena completamente asqueada veía con terror la espeluznante erección escondida dentro de los pantalones del viejo, además de verle su fea, cachetona y grasosa cara reluciente de brillo.

-p… pero, bájese los pantalones- dijo la chiquilla tímidamente escondiendo su labio inferior detrás de sus dientes superiores.

-la verga!!, eres una perra que no sirve más que para tragar verga, así que anda jeje, se buenita y busca tu propio alimento, además el viaje no será largo, mínimo unos cuarenta minutos jeje- se expresaba la morsa.

La airada señorita, sin dejar de mirar al verraco parlante, llevaba sus manitas para desabrochar el cinturón del vejete, este pelmazo solo la contemplaba triunfante emitiendo una de sus más burlonas sonrisas mientras escuchaba como la hebilla del cinturón sonaba ante las manipulaciones de la jovencita, para esto la jovencita había levantado un poco la percudida camisa del viejo, observando la enorme panza peluda adornada por un ombligo muy salido.

Una vez que Mar destrabó el cinturón, abrió la oxidada cremallera y jaló el pantalón de tan odioso sujeto, pudo reverenciar como la enorme verga de Pancho saltaba como un resorte ante la mirada atónita de sus verdes ojitos, la nena juraba verla más larga, gruesa, venuda y terriblemente inflamada, le daba miedo tocarla porque daba la impresión de que al menor contacto esta se derramaría en la fétida esencia masculina.

-jejeje, siempre que la ves pones esa cara de puta, se nota que le traes unas ganas verdad??, respóndeme o te pego- sentenciaba el viejo ya con su brazo en forma de martillo.

La casi hipnotizada nena asintió con la cabeza, pero sabiendo ella que solamente daba la razón al transpirado puerco para así evitar su castigo, aunque bien reconocía un emanante olor a verga sucia, a verga vieja, a viscosos lubricantes atrayéndola hacia ellos para degustarlos, y es que la verga de Pancho al haber sido tan estimulada momentos atrás estaba completamente embarnizada de lubricantes, sin explicación alguna la boquita de Mar comenzó a producir saliva de manera descontrolada así como su respiración se hizo pesada y su carita colorada.

-anda putilla, no me tortures más y mámamela de una buena vez, mira como la tienes, ¿no te enorgulleces de saber cuál es tu verdadero potencial?, ¿de encontrar tu verdadera vocación?, algo para lo que no necesitaste estudiar y aun así eres más profesional que una putilla que se la pasó años matándose entre libros, anda puta complace a tu macho- dijo el viejo y segundos más tarde sentía como esos sugestivos labios daban la primera y casi mortal chupada a esa tremenda manzana que el viejo tenia por glande.

-siii, siii!!!, que rico, sigue perra, sigue chupándomela, la lengua, usa tu lengua!- dijo el degenerado y entre sus desequilibradas fantasías vislumbraba una gran estatua fálica siendo reverenciada por centenas de mujeres a gatas con dildos en manos, bocas, conchas y culos.

El casi sesentero y sudado gordo encendía su auto después de cuatro intentos en los que su carcacha no arrancaba y salía rumbo a su destino mientras una muchachita de recién dieciocho añitos le iba mamando la verga como condenada, y es que el gordo fue claro al decir que quería sentir la mejor mamada de verga en su vida, la nena solo estaba siendo obediente, pero ¿A dónde se dirigía el gordo?.

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Yago Apolinar Balcázar Moussa, mejor conocido en el bajo mundo como “El Nigeriano”, era un criminal cuyo principal negocio consistía en una de las más complejas redes de prostitución del Estado que se extendía en casi todos los sectores de las tres grandes urbanizaciones principales y las decenas de localidades alrededor de ellas. El apodo de “nigeriano” se debía en buena parte al color de su piel tan negra como el ébano, aunque si bien este personaje no era o fue habitante de ese país africano lo que si era cierto es que sus raíces provenían del continente negro, era más bien angoleño.

Dicho éxito empresarial se debía en mayor medida a que el macro empresario no tenía mucha competencia puesto que al contar con nexos importantes tenía el poder suficiente como para lograr sacar del camino a sus competidores ya sea desapareciéndolos a ellos o haciéndose cargo de las más selectas materias primas de sus contrincantes, además los poquitos que sobrevivían estaban casi en el olvido puesto que la organización de Yago renovaba sus productos constantemente, muchas veces disponiendo de muchachitas que aún estaban muy lejos de la mayoría de edad, y es que Don Apolinar había logrado acaparar clientes tan selectos o raros para sus compras/rentas que muchas veces le eran llegadas nenas cuyas edades apenas rebasaban los dos dígitos.

Don Apolinar era muy estricto en cuanto a su reglamento, no se les permitía a las chicas intentar hacer vida social con los clientes ya que eran estos mismos los que las acusaban por salirse del programa, derecho que estaba especificado en las cláusulas del contrato. Tampoco se les permitía intimar fuera del horario de trabajo, solamente con aquellos cuyo dueño (en este caso Don Apolinar) estipulara, era casi un pecado el que la chica llegara a presentar aumento de peso, pero mayor el que mostrara signos de embarazo, en cualquiera de los dos casos el castigo era la muerte, una vez que una pobre alma pasaba a formar parte de la mercancía de Don Apolinar ya no había forma de abandonar la organización al menos con vida.

Quizás este punto de los embarazos bien podría evitarse si Apolinar modificara un poco su reglamento, pero era tanta su pasión por el cliente que se le permitía a este último soltar sus prolíficos fluidos en donde él quisiera, además de que el uso de condón era un tema opcional para los consumidores. El buen Polo bien pudo evitar muchas desgracias en donde no solo una joven madre moría, pero consideraba al género femenino como el recurso natural más renovable de todos. Era irónico, ya que para cualquier mujer el saber que está esperando un hijo puede ser la dicha más grande de todas, pero para estas pobres almas el enterarse de tal acontecimiento era saber que su existencia en este mundo estaba contada, la posibilidad de que en cualquier momento pudieran manifestar nauseas o mareos las aterraba.

Pues es precisamente esta clase de gente con quien el gordo, junto con Margarita, estaba obligado a reunirse, una vez que la cogida entre Dulce y los pepenadores finalizó el gordo recibió una llamada por el mismísimo Yago advirtiéndole que tenía que presentarse ante él lo antes posible, el gordo no siendo pendejo decidió posponer todo lo que tenía planeado para reunirse con su prestamista, Pancho sabía que Don Polo solo advertía una vez y que era mucho más razonable cuando se dialogaba con él después de ese primer aviso que obligándolo a ir a buscar a quien le debiera o con quien tuviera algún malentendido, el buen Yago aborrecía distraerse de sus actividades por un boca floja o algún cliente moroso.

Esta era la razón por la que Margarita, aun mamando, podía alertar que el gordo manejaba a exceso de velocidad, se le veía molesto pero a la vez extasiado, en todo este tramo el grasoso sudó mucho más que un jugador de futbol rindiendo los noventa minutos en un clima por arriba de los 40 Celsius, por momentos cuando era detenido por algún semáforo aprovechaba para masajear las piernas o tetas de la chiquilla, o para mandarse un cargado escupo dentro de la boquita de Mar pues notaba que la nena no salivaba en ocasiones lo necesario.

Estando solo a unas cuadras de su destino el viejo pegaba un gruñido de cochino siendo capado debido a las potentes descargas de semen que eras inyectadas de manera limpia y directa dentro de la boquita de Mar, esta trataba de no ahogarse con tanto semen que salía sin comprensión lógica alguna de donde podía brotar tanto esperma, sus cachetes se inflaron mientras expresó un sufrido gesto expectorante que terminó por hacerla regar parte de la apestosa esencia la cual quedaba impregnada entre el enjambre de pelos negros y grisáceos que poblaban la obesa pelvis de Pancho, este sujeto al ver eso puso a la nena a limpiar sus cochinadas y de paso dejarle bien limpia la verga, ¿Cómo iba a presentarse en una reunión tan importante todo oloroso a semen?.

Después de poco más de una hora de viaje, lo cual fue un alivio para la entumida mandíbula de Margarita, la pareja llegaba a una discoteca cuya apariencia era la de cualquier establecimiento lujoso de este giro, lugar donde se supone estaba Don Apolinar, era un sitio de temporada puesto que este prófugo se la pasaba cambiando constantemente de residencia, y claro que este sitio no era en donde se tenía a las chicas. Pero el gordo sabía que este tipo de cosas no se resuelven entrando por la puerta principal así que avanzó, con Mar de la mano casi siendo desprendida de su brazo mientras intentaba equilibrar su coqueto caminado, por un estrecho, oscuro y sucio callejón en donde algunos vagos se habían ya instalado con sus cartones, zarapes viejos y páginas de periódicos para pasar la noche, algunos aun despiertos estaban tan agotados, enfermos y desnutridos que no interesaban en el escandaloso taconeo de la chica enfundada en otro minúsculo vestido.

El par llegó a una pequeña puerta que daba la impresión que el pasillo que conectaba se encontraría debajo del nivel de suelo, y así era. Pancho tocó como si hubiera ido a visitar a un familiar, de la puerta una pequeña rendija en donde solo se visualizaban los ojerosos y rojos ojos del que recibía se abrió y el gordo dio sus motivos de visita tratando de sonar lo más claro posible.

-un momento- dijo el hombre detrás de la puerta cerrado la rendija para unos segundos después volverla a abrir haciendo una pregunta.

-nombre?- preguntó el sujeto, volviendo a desaparecer cuando Pancho emitió su respuesta, Margarita veía que al gordo hasta le costaba tragar saliva.

-las armas se quedan aquí- una vez que la pareja ingresó dijo otro hombrecillo de cuerpo deforme y más chaparro que el que en primera instancia había abierto la puerta, Pancho no hubiera hecho caso a no ser que de unas sombras aparecieran otros tres mastodontes fuertemente armados y con cara de perros rabiosos cuyos ojos rápidamente se fueron a saborear las imponentes curvas de la chica apretadas por la tela del vestido.

Rápidamente uno de los recién llegados elementos de seguridad se colocó detrás del gordo para inspeccionarlo de pies a cabeza, el viejillo chaparro con risa de psicópata inteligentemente se colocó detrás de la señorita para proceder con lo mismo y es que este pequeño pervertido de ojos saltones no dejaba de morbosear y salivar desde que el estilizado cuerpo femenino que tenía enfrente hizo acto de ingreso a su guarida, hasta había salivado su mano para peinar sus quebradizos cabellos con tal de verse presentable.

El afortunado viejo se dio vida con sus temblorosas manos recorriendo el cuerpo de tan estética muchachita considerando que el infractor contaba con un brazo mucho más corto que el otro, las inquietas manos del babeante viejo circulaban lentamente las contorneadas piernas de Margarita según él para no encontrar algún micrófono cuando a simple vista se podía hacer la evaluación de dicha teoría, de repente Margarita tensó su cuerpo y es que el degenerado le había metido las manos por debajo de la falda de su vestido palpando libremente las tibias nalgotas de la joven, todo esto mientras Pancho era revisado por dos sujetos hasta de sus esponjados y secos cabellos mientras otros dos vigilaban a cierta distancia con sus armas listas para cualquier necesidad, pero mirando más que nada el voluptuoso cuerpo de la doncella siendo revisado por un pequeño y barrigón vejete con apenas cuatro pelos en su cabeza quien por momentos se abrazaba con total descaro a la nena para después tomar de las caderas a la joven y hacer ademanes obscenos como si se la estuviera culeando.

-uuuuhh, que suavecitas, y que duras están jejeje- decía el depravado dando severos apretones a las nalgas de la colorada joven, enterrando sus dedos en la vigorosa piel que forraba las más levantadas y potentes nalgotas que el viejillo hubiera visto en su vida y observando este descerebrado como un minúsculo hijo salía de entre ellas para dividirse en dos una vez llegando a la espalda baja de la joven, en la cual también observó una línea roja surcándola en donde casi se le desprendía la piel.

Poco después el viejo subía sus cochinas manos recorriendo la perfecta cintura de la chiquilla, levantándole pausadamente el vestido hasta dejar a la vista la casi enterrada tanga tan ajustada a su sexo para deleite de los presentes quienes descomponían su mirada en algo más sádico, el viejecillo presionaba sobre el delicado cuerpecito como si quisiera encontrar anomalías en su anatomía, llegando a esas chichotas y tomándolas de manera sinvergüenza cada una en una mano y levantándolas en determinados lapsos, no contento volvía a levantar un seno primero para después proceder a evaluar la segunda ubre como quien quiere determinar cuál de las dos pesa más, si la izquierda o la derecha, corroborando en base a sus finos y expertos conocimientos en evaluar chiches que estas que tenía a su manipulación pesaban lo mismo y tenían para él las medidas perfectas.

-óigame pero q…- se expresaba la joven quien desde hace rato hacia lucha por tapar sus intimidades con sus manitas, forcejeaba con el viejo pero este a pesar de su edad y estatura era más fuerte que ella.

-sshhhtttt, calla pendeja, deja que nuestro amigo haga su trabajo sino te vas a tragar una pistola más larga que esta jejeje- dijo uno de los cuidadores quienes miraban expectantes cada movimiento manual de su pigmeo amigo así como las defensivas posiciones que adoptaba la nena y que solo escandalizaban aún más sus curvas.

-tranquila culona, es parte del procedimiento- decía otro ya casi a un paso de masturbarse enfrente de ella, Mar volteaba a ver a Pancho, a quien ya habían terminado de revisarlo lográndole decomisar solamente un revolver y una navaja, la nena quizás esperaba cierta respuesta de su protector pero veía que ni él podía ayudarla en dicha situación, solo recibió un asentimiento por parte del obeso para dejarse manosear, para esto el pervertido que tenía detrás ya repegaba y frotaba como un perro caliente su quasimodesco cuerpo en el de ella apretando los senos lo más que pudiera mientras reía jovial por tal hazaña perpetrada.

De repente Margarita sintió que dejaban de tocarla pudiendo ella al fin reacomodar sus vestimentas, pensó que por fin había terminado su revisión, pero no fue así, el viejo chaparro se agachaba con cierta dificultad debido a la discapacidad en uno de sus brazos y se colocaba en medio de las delineadas piernotas de la joven atreviéndose a mirar por debajo del vestido, observando a primer plano la zona de Margarita donde no le llegan los rayos del sol.

-no que hace, viejo cochino- dijo Margarita cerrando rápidamente las piernas y alejándose un poco.

-espera putilla, abre las patas, creo que vi algo, esta puta trae algo aquí adentro!!- decía el pervertido señalando ahí abajo con su manita deforme.

-abre las piernas, o tendremos que abrírtelas a la fuerza mamita- dijo uno de los custodios.

-ábreles las piernas zorra- decía el mismo Pancho, tratando de defender a su adorada, sabía que esto que decía era lo mas prudente.

Margarita tuvo que obedecer no porque ella quisiera pero si por mayoría de votos, lentamente ambos tonificados muslos fueron abriéndose sin llegar a tanto, el pequeño aprovechador demostró honor a su adjetivo y tallaba su callosa mano (la deforme) en ambos muslos de la jovencita, esta demostraba cara de angustia y asco ante lo vivido pero por una situación extraña en su interior no se sentía tan incómoda como en la cantina, se pensaba la joven “¿será que el viejo hubiera hecho eso allá porque sabía que algo parecido me iban a hacer aquí?”, mientras estaba en esas cavilaciones el enano demostraba una habilidad manual casi equiparable a la de un artesano.

De repente las caricias fueron dando paso a tímidas cosquillitas que se extendían en todo el contorno de la zona acariciada, Margarita se notaba menos seria pero con un gesto torcido en su boquita, fue en eso cuando sintió los inquietos dedos del viejo caliente meterse dentro de su tanguita, por la parte de enfrente, sintiendo este desequilibrado una leve elevación debajo del monte venus seguida por una acalorada zanjita completamente desprotegida de vello, el viejo casi se chorrea al meter sus dedos dentro de esa grieta pasional y descubrir una caliente humedad brotándole dentro de ella, impregnando las paredes internas y se dio gusto en recorrer con su mano dicha rajita mientras la otra masajeaba el culo de la muchachita.

-jeje, esta putilla viene caliente, está bien empapada- dijo el pequeño pervertido, Mar se molestó cuando comenzaron estos ultrajes hacia su persona y estuvo a punto de golpear al pequeño trasgo pero sabía que si hacia eso algunos de los rinocerontes ahí presentes podrían meterse en defensa de su compañero, y reconocía que aun el gordo de su lado este estaba en desventaja al estar desarmado y ser solo uno.

Los compañeros del bienaventurado enano pudieron evidenciar una pequeña pronunciación en los pantalones de este, el viejo, quien ahora de su boca escurría baba como aquel que no logra controlar su propia salivación, sacaba sus dedos empapados en lubricantes para llevárselos torpemente a su boca, degustando de manera asquerosa el embriagante sabor de los caldos vaginales y reemplazando esa agridulce sustancia por fétidas y cargadas porciones de saliva para volver a embutir sus dedos en la delicada vagina.

Mar se ponía más nerviosa y para evitar caerse, pues su piernas comenzaban a temblar, se equilibró tomando como apoyo con una de sus manitas la dromedaria joroba del vejete, este seguía feliz metiendo sus dedos, escuchando ese sonido acuoso escaparse de la concha de la chiquilla, por momentos logrando que tímidos gemidos se escaparan de la boca de ella, escuchando incluso como la respiración de la fémina se hacía cada vez más pesada, volteó solo para darse cuenta que el rostro de la señorita estaba completamente sonrojado mientras sus ojos a veces parecían querer cerrarse, y alentado por esta faceta en la niña siguió hasta que uno de los armados gorilas fue cuestionado por Don Apolinar quien le hablaba por teléfono preguntando porque demoraba Pancho cuando ya se había advertido de su llegada, este gendarme terminó por considerar que ya era suficiente de sobajeos para proceder a escoltar a la pareja a su destino pues después de ese pasillo la construcción se dividía en casi un laberinto, mientras el duendecillo llevaba su mano discapacitada de manera dificultosa hacia su boca para probar una vez más los exquisitos néctares caldosos brotados de la sudadita vagina.

Y es que este viejo, debido a su discapacidad, era el único que no portaba un arma, su único y privilegiado puesto era revisar a las muchachitas con el fin de localizar micrófonos o armas, aunque no contaba con certificado que lo acreditara para esculcar a los machos, de estos se encargaban sus camaradas.

Durante el recorrido Margarita fue testigo de las más viles bajezas y atropellos hacia los derechos humanos, principalmente hacia las mujeres, era como recorrer el pasillo del inframundo, en ese estrecho pasillo por el que era conducida estaban ubicadas muchas puertas en donde se realizaban los cortes a las prostitutas que pertenecían a alguno que otro proxeneta que operaba bajo la bandera de Don Apolinar. Margarita avanzaba muy pegada al gordo pero sin dejar de mirar hacia las puertas que estuvieran abiertas, por cada paso que daba sentía como sus jugos se comprimían y batían en medio de sus carnosos muslos debido a la masturbada que le había pegado el deforme hombrecillo mientras escuchaba dentro de algunos cuartos gritos o gemidos como si estuvieran fornicando ahí adentro, la nena se detuvo en una puerta solo para contemplar como un viejo de vestimenta elegantemente ejecutiva hacia la entrega de una buena paca de dinero a otro mientras acariciaba de la espalda a una jovencita aparentemente drogada a la cual Mar estimó no contar ni con catorce añitos, aun con el excesivo maquillaje en su carita.

Más adelante divisó otra puerta en donde otra joven, esta aparentemente de más edad que ella, era violentamente golpeada con un palo por un cobarde vejete de aspecto casi setentero y quien le reclamaba por las pocas ganancias del día.

-nada más esto, nada más esto!!, así no me sirves!!- berreaba el villano dando otro certero golpe que acabó por noquear (eso quiso suponer Mar), a la muy bien arreglada joven, el castigador al ver que alguien (Mar) estaba observando lo sucedido solo hizo una seña a un sujeto que al parecer se encontraba detrás de la puerta y que no había sido advertido por Margarita, luego un calvo y enorme hombre casi fisicoculturista se asomó al tiempo que cerraba la puerta muy lentamente.

-espérame aquí pendeja- dijo el gordo ya una vez llegados al recibidor de Don Apolinar, un complejo amplio con dos barrigones y sombrerudos hombres que la hacían de guardias, uno de los cuales abrió la puerta para que la pareja hiciera entrada al sagrado recinto.

-mientras arreglo mis asuntos hazte amiga de alguno de esos culos, ahí platíquense sus zorrerías, ya regreso- dijo el gordo refiriéndose a dos hembras de apariencia callejera y visiblemente narcotizadas sentadas en un enorme sofá platicando entre ellas como grandes amigas, riendo a carcajadas a veces sin decirse una sola palabra.

El gordo entraba a la oficina de Don Apolinar…

-el gordo Pancho, tiempo sin verte, me alegra que hayas respondido a mi llamado, así me evitas la fatiga de enviar a mis muchachos tan lejos- saludaba el negro una vez alertada la hipopotámica presencia dentro de su oficina, otros tres mamuts sentados acompañaban al negro en su cubículo.

-bueno negro, he venido porque creo que ha habido una confusión, según mis cálculos el plazo para pagarte el dinero que te debo aun no vence, y si no es por ese asunto por el que me llamas, dime porque me has llamado entonces? jeje- decía un nervioso gordo completamente sudado y cuidándose las espaldas de los tres perros ubicados detrás de él.

-ahh, si, el plazo, estás en lo correcto, aun no vence, te mandé a llamar para dialogar sobre un pequeño comentario que me ha llegado a mis oídos y quisiera que me explicaras este… como decirlo… malentendido, ya que estoy seguro que de eso se trata- explicaba el viejo Polo, a pesar de sus rasgos étnicos el residir buena parte de su vida de este lado del mundo lo calificaban para desenvolverse muy bien al hablar en castellano.

-y cuál es ese comentario?- preguntaba el gordo.

-caballeros, por favor, dejarnos solos, vayan a donde les he encomendado si son tan amables- Don Apolinar despachaba a sus matones, sacaba un par de copas y una botella de Royal Salute.

-toma asiento Pancho por favor- el negro vestía un traje completamente blanco y holgado, un sombrero del mismo color y una larga pluma morada saliendo de este, así como un pequeño moñito haciéndole de corbata, su piel completamente oscura contrastaba con sus cejas, pequeña barba de chivo y un semicírculo de cabello rodeándole la parte trasera de su cabeza ya que estos conjuntos de pelos tenían una tonalidad completamente grisácea.

-verás Pancho, me ha llegado el rumor de que por ahí se dice… que la fecha de algunos pagos que me deben ya se vencieron y que yo no los estoy cobrando, además según los comentarios algunos de mis prestatarios ya no piensan pagarme… de hecho en este preciso momento mis muchachos van en busca de un individuo que se está jactado de haberme mandado a la misma chingada, cosa que es indudablemente falsa y que repercute en mi reputación mi buen Pancho, precisamente estoy en proceso de expandir mi negocio fuera del Estado pero… con esto, con este tipo de atropellos hacia mi buena voluntad como samaritano ¿Cómo voy a poder hacer alarde de conducir mi empresa en otras entidades de esta bella República cuando no puedo controlar lo que pasa en mi propio Estado?, ¿Cómo esperas que grupos asociados quieran invertir en este nuevo proyecto cuando escuchan que mis inversiones no son rentables? ¿Qué pensarán cuando lleguen a sus oídos comentarios de que no mantengo al día mis finanzas y concedo muchas facilidades que podrían poner en peligro sus intereses propios?- se expresaba Don Apolinar, dándose un buen trago después de estas letanías.

-mira, la verdad a mí el dinero no me preocupa, no pienses que le estoy llorando al dinero, yo podría permitir que tú no me pagaras y seguiría viviendo en igualdad de lujos y comodidades que me he ganado por ser tan noble y honrada persona, pero ese no es el chiste, según mis informantes tú eres uno de esos bocones que andan poniéndome en mal con la sociedad, y eso no me hace nada de gracia- el negro se dirigía ahora a una jaula con una especie de pajarillo raro dentro de ella para arrojarle un poco de alpiste, dándole la espalda al gordo.

-¿Qué tienes que decir a tu favor mi gordo amigo?- preguntaba Don Polo.

-ja, sabes… que yo nunca haría algo así mi negro, no sé quién es el que te informó dichas calumnias, ¿que yo ando diciendo tales embustes?, por favor jeje, de ser posible quisiera que me proporcionaras el nombre de esa persona o su dirección para yo también arreglar con él este malentendido, me pone en una situación muy incómoda y para nada agradable el hecho de dejarme a mí como una vulgar vieja verdulera, sabes que me manejo como todo un caballero y más cuando son cuestiones que involucran putas o dinero, sino, no me hubieras hecho ese préstamo cuando yo lo necesitaba- abogaba el gordo.

-así mero mi amigo, siempre has sido una persona derecha y cumplidora, que respeta las normas, de hecho me sorprende que algunos aseguren que algunos comentarios tan ofensivos provengan de ti Pancho, un miembro de la cofradía, un casi hermano para mí, el lazo que nos une es quizás más fuerte que aquel que involucra la propia sangre, siempre has sido una persona prudente y juiciosa, que acata las reglas y que comprende que estas no son perpetuas y que en algún momento pueden ir evolucionando conforme lo exija la situación y los cambios en el entorno, y como tal creo que no objetarás a algunos cambios y recortes de fechas de pago que me he obligado a realizar después de este desagradable sinsabor de boca- todo esto lo decía el negro viendo al pajarito.

-jeje, como que… recortes de fecha, no entiendo- parlaba el gordo, tragando saliva cuando escuchó los vocablos “cambios”, “recortes”, “fechas de pago”.

-te explico mi amigo, después de este enredo me puse a reflexionar y creo que me he vuelto algo suave a la hora de hacer mis cobros, suelo dar muchas facilidades a cambio de la tasa de interés más baja del mercado, quizás a esto se deba que muchos me estén perdiendo un poco el respeto y quiero evitar esto antes de que se vuelva un problema mayor y se me salga de control, muchos se crecerán y verán que el sistema es frágil y que el buen Apolinar es un viejo negro sin autoridad que cualquiera puede venir a mangonear por un simple plazo extemporáneo, así que me vi en la necesidad de recortar algunas fechas de pago, incluyendo la tuya- el negro regresaba a su escritorio y se ponía a ojear una revista para caballeros.

-p… pero negro, ¿cómo se te ocurre hacer eso sin mandar un aviso?-

-para eso estás aquí mi buen, para ponernos de acuerdo-

-e… entonces según tú, ¿cuándo seria ahora la fecha en que te tengo que pagar?- dijo Pancho después de quedarse un buen rato casi en estado de coma, pero pelando sus enormes ojos de sapo aplastado en el pavimento.

-a ver permíteme checar por favor, jeje, son tantos que me es imposible memorizarlos a todos- el negro se ponía unos lentes de aumento y sacaba una libretita.

-a ver… a ver… aquí está, según mi asesor financiero quien me ayudó a reacomodar mis cuentas por cobrar la nueva fecha seria… ahh chingao, según esto ya te retrasaste tres días, pero bueno no tomaré ese pequeño detalle en cuenta puesto que no estabas enterado, hagamos que no pasó nada y… pues bien, que sea hoy, ¿Qué te parece?, hoy es la fecha límite de tu pago- sentenciaba el negro quien jugaba con un pequeño bolígrafo además de escribir de vez en cuando algunas notas.

-hoy!!, pero esto es un ultraje!!, una canallada!!, como que hoy?, e… este… negro, no crees que estás siendo un poco incomprensivo?- dijo Pancho levantándose de su asiento.

-yo incomprensivo!!, en que forma, mira que no te estoy cobrando esos días de retraso, creo que estoy siendo muy ético y flexible considerando que no todos tienen los privilegios que a ti te he dado en su momento- el negro servía una segunda copa.

-mira mi buen, te voy a hablar al chile, siendo sincero he andado un poco corto, justo en estos momentos un camarada mío se está arreglando en un negocio en el que formamos parte y cuya ganancia me dejará los dividendos necesarios para liquidarte esa deuda, solo te pediría un día más- casi rogaba el gordo.

Pancho, si bien podría aventársele al negro y estrangularlo ahí mismo sabía que era observado por tres cámaras que vigilaban con lujo de detalles lo que ocurría ahí dentro, lo más seguro era que una vez teniendo al negro en el suelo luchando y pataleando por su vida Pancho tendría todo un regimiento de mastodontes encima apuntándolo a la cabeza. También Margarita desde su ubicación ya había alertado la presencia de una cámara más.

-un día eh, partamos de ahí para solucionarlo, yo podría darte ese día que me pides pero ¿qué me anticipas a cambio?, en dado caso no estoy dudando a tu palabra de que en un día me tendrás el dinero presupuestado pero… verás Pancho que como te digo a partir de hoy ya no seré tan condescendiente para con mis clientes, claro que refiriéndome a los clientes que piden un préstamo, en este caso tú, no aquellos que vienen por un rato de sano esparcimiento, así que no te irás de aquí hasta que me des un anticipo de por lo menos… un diez por ciento, es un trato justo, un favor por otro, que mira que mis muchachos en este momento van en busca de un pillo a quien no darán ningún tipo de beneficio en caso de encontrarlo, las ratas van a tener que comer hoy- dijo Don Polo moviendo su copa para llevársela a su negra boca.

-bueno negro, la verdad es que no traigo dinero- “esa perra, si no le hubiera comprado sus vestidos, mmm, no traigo dinero pero viene esa putilla” -aunque…- el negro quebraba una ceja ante una posible solución pensada por el gordo.

-aunque qué?- peguntaba interesado depositando su copa en el escritorio y entremezclando los dedos de sus manos, echando su cuerpo un poco hacia adelante.

-bueno, me acompaña una chiquilla que está tremenda, quizás te interese como abono- rebuznaba Pancho, este despiadado ser estaba dispuesto a todo con tal de seguir viviendo quitándonos el oxígeno, en sus planes estaba dejar a Margarita como si fuera una prenda que se empeñara.

-una prostituta eh, o sea, ¿no tienes dinero para pagarle al buenito de Yago pero si tienes dinero para contratarte a una prostituta?- Apolinar ponía cara de decepcionado.

-no claro que no, como crees, no es eso, esta puta no me costó ni un centavo- el buen Pancho sudaba hasta del culo, su enorme trasero ya había empapado la silla.

-ahh, vo´a creer, ¿qué clase de prostituta no cobra por sus servicios?, si al diccionario nos vamos entonces esa perra debería de tener otro adjetivo, en todo caso no me interesa esa panocha sacada de quien sabe que alcantarillado, mira que para no cobrar de seguro la muy puta ni siquiera ha de tener dientes, ¿Por qué meter tu verga en hoyos de dudosa procedencia cuando tienes a tu amigo Yago quien puede proveerte de auténticas diosas que cuentan con todas sus vacunas a precios razonables?, estas hembras no son solo para políticos y funcionarios, con un poco de ahorro hasta un huevón como tú podría hacerse de una por unas horas, pero bueno, la clase trabajadora y sus gustos-

-además, en dado caso de que la hembra esté en condiciones medianamente aceptables ¿qué te hace pensar que yo quisiera intimar con ella teniendo el más grande burdel a mi disposición?- cuestionaba el negro.

-mira Yago, soy un fino espectador, aunque no sea degustador, de tus bellas edecanes, le he visto el culo a todas y cada una de ellas y créeme que cuando te digo esto es porque no miento, ni la mejor carne de tu selecto harén le llegaría a los talones a esta chiquilla, mira te la describo, tiene unas tetas que apenas y me caben en la mano, unas caderas y una cinturita que casi parece guitarra, unas piernotas que casi casi me ahorcan mientras le mamo el bollo, hablando de bollo vieras lo exquisito que te exprime la verga cuando te la estás clavando, la carita de pendeja que tiene adornada con unos labios que nada más los ves y te corres, además de su piel bien suavecita y toda durita de donde la agarres- explicaba Pancho mientras con sus manos trataba de dramatizar las medidas de algunas partes del cuerpo de la bella Margarita.

-mm, interesante tu propuesta mi estimado, y te mentiría si te dijera que tu hembra no me ha despertado cierta curiosidad así como me la describes, pero creo que no te servirá como anticipo-

-Por qué?- preguntaba Pancho.

-ya está usada, mira Pancho aun el diez por ciento de lo que me debes es un precio lo suficientemente alto como para equipararlo con un bollo ya desvirgado; verás, los autos indiscutiblemente pierden su valor cada que salen de agencia o dependiendo del total de kilómetros que estos tengan recorridos, los celulares más anticuados se van devaluando cada que un modelo mejor equipado sale al mercado, es una regla básica, con las hembras pasa algo parecido, en un mundo donde la depreciación está a la orden del día nada se escapa, ni siquiera las mujeres, una vez que una mujer ha probado macho pierde considerablemente su valor, está dicho que su precio puede bajar hasta en un cincuenta por ciento del valor con el que se manejaría si estuviera virgen, una vez que sucede esto el cliente está en todo su derecho de considerar una renegociación en caso de que se le venda gato por liebre, o en su defecto la devolución íntegra de su dinero, estamos?, de este modo y sin necesidad de hacer cálculos si comparamos el monto total del diez por ciento de tu deuda contra lo que puede valer ese bollo me atrevo a profetizar que no sería redituable- dictaminaba Don Apolinar.

-es cierto- el gordo reconocía que las premisas del negro tenían toda la razón.

-así mero es esto mi buen, yo también tardé en acostumbrarme a este sistema pero, ya vez, nosotros no creamos las reglas- dijo el negro recostándose en su sillón, cruzando sus brazos por detrás de su nuca.

-pero ahora que recuerdo esa hembra es virgen del culo, considerando que el valor de un culo es mucho más elevado que el de una panocha, puede que sirva como anticipo- Pancho en realidad no sabía si Margarita seguiría virgen de su ano después de cacharla a ella con Lucio, pero estaba tan desesperado por alargar lo más posible su porcina vida.

-mm, interesante, continua- dijo el negro

-sí, sí, estoy seguro, esa hembra es virgen del culo, bueno al menos ella así lo presume y te doy mi palabra que yo no se lo he profanado, sabía que en algún momento podría necesitar de eso- dijo Pancho, el negro sacaba una pequeña calculadora de bolsillo para proceder a representar una sencilla fórmula y de esta manera obtener la cantidad que correspondería al diez por ciento de la deuda de Pancho para de este modo compararla con el valor nominal con el que se cotiza un culo virgen en el mercado, considerando que la edad de la fémina es un importante factor en esta ecuación pues ante mayor edad mayor será el precio de dicho agujero siempre y cuando este se mantenga puro, claro que también hay un límite de tolerancia en cuanto a la edad, pero Margarita estaba aún a varios años de rebasar esa fecha.

-¿Cuántos años tiene la putilla?- preguntaba Don Apolinar.

-18, así lo dice su credencial de elector- respondía Pancho acercando al negro la identificación oficial de la niña, el negro se daba cuenta de que ya no era necesario desarrollar dicha operación, con la edad de la fémina se daba por sentado que el pequeño trato sobrepasaba el punto de equilibrio.

-mm, que hermosa carita aun sin maquillaje, fíjate, que de un momento para acá me ha interesado tu propuesta, y esta damita está aquí?- preguntaba Don Apolinar.

-sí, le dejé en el recibidor,-

-bueno echémosles una mirada, veamos el cuerpo, aún falta que me convenza con su talle- el negro se incorporaba, hacía un pequeño hueco entre la persiana y visualizaba a la joven hembra más perfecta que en su repugnante vida pudo llegar a contemplar.

Veía a una escultural hembra de escandaloso vestido rosita con su espalda recargada en la pared, con sus bracitos cruzados justo debajo de sus senos, con un gesto de impaciencia que se reflejaba en su chapuda carita, labios y en su taconeo en el piso, y corroborado con el constante movimiento de cabeza mirando hacia todas direcciones, la femenina silueta era tan perfecta que podía apreciarse desde esa distancia unas espectaculares curvaturas demostrando la calidad que Pancho presumía, desde luego que el viejo quedó maravillado con tal mujer y de repente fue abordado por unas insanas ganas por poseerla.

La nena despegaba su cuerpo de la pared para mandarse un estirón de brazos señal de que estaba aburrida mandándose un bostezo que alcanzó a tapar educadamente con su manita, utilizaba una de sus manitas como abanico pues el recibidor de Don Apolinar no contaba con el acondicionamiento adecuado, utilizaba ahora sus manitas para bajar el vestido a modo de cubrirse sus tremendas piernas tan delineadas para posteriormente llevarlas hacia el escote de su vestido y subirlo un poco, evidenciando el buen Yago como las enormes tetas se apretujaban entre ellas y contra el sensual atuendo remarcando el contorno de sus inicios, para finalizar la nena se volvía a recargar en la pared haciendo a un lado el flequillo de su cabello.

-ahh, que hembra!!, que feminidad!!, que elegancia!!, que belleza!!, pero si es la mismísima Venus!!, rápido Pancho hazla pasar, checaremos si es verdad lo que predica esa jovencita sobre su cochino- decía Don Apolinar, Pancho salía en dirección a su hembra.

-el negro te quiere ver, así que ándale, moviendo ese culo, yo te esperaré aquí afuera mientras-

-a mí?- preguntaba Margarita dando otro bostezo, ya iban a dar las tres de la mañana, era normal que tuviera sueño.

-si a ti pendeja, pos a quien más?, anda menea ese culo que ya me quiero ir!!-

Margarita salía en dirección a la oficina de Don Apolinar contoneándose sugestiva ante la envidiosa mirada de las no tan agraciadas féminas que yacían sentadas en el sofá y con quienes desde hace rato había estado compitiendo visualmente en una lucha por demostrar quién era más hembra, una contienda consistente en retantes miradas que para los hombres pasan desapercibida, sin embargo también pensaba sobre lo que el negro querría de ella, era más que obvio que de seguro tendría que prestarle algún agujero de su cuerpo y se aterraba pensando en algunas pláticas con su amiga Mary sobre lo que esta le contaba de… los negros, pensaba ella pero también reconocía que ya se había tragado unas que otras herramientas que no estaban del todo pequeñas. Sin embargo, en su inocencia sobre la idea de que todavía quedaban personas buenas, confiaba que tal vez existiera una remota posibilidad de que el individuo ahí dentro no tuviera esos pervertidos fines.

-adelante- dijo el babeante Apolinar cuando veía como la puerta se abría.

-buenas, e… este… Don Pancho me dijo que… me quería ver- dijo nerviosa Margarita, observando a un enorme hombre negro vestido de blanco, parado y expandiendo sus brazos en el escritorio, con una sonrisa que degenerada.

-adelante chiquilla, ahhhh que hermosa voz, el sonido que produces al hablar es comparado con el canto de un bello ángel, sin lugar a duda chiquilla tu voz sería digna para ser la principal entre un coro formado por los ángeles más bellos y melodiosos- Margarita solo frunció su ceja ante tales palabras, preguntándose qué tipo de droga había ingerido el oscuro individuo.

-ehh, gracias- dijo después.

-mi nombre es Don Apolinar, Don Apolinar Balcázar, y tú, mi Venus, cuál es tu nombre?- preguntaba el negro recorriendo con su mirada el estilizado cuerpo ahí presente, si de lejos era exquisito, de cerca era imponente.

-M… Margarita- respondía la chiquilla, mirando curiosamente la pluma en el sombrero.

-ahhh, ahhh, que dicha!!, que dicha!!, y dime mi bella Margarita, que tal te han parecido mis aposentos?- el negro vejete se había detenido en esas piernotas que apenas y eran tapadas por el delgado vestido, Margarita se dio cuenta de ello y dio un tirón para por lo menos hacer notar su incomodidad.

-ehh, bueno, ahora que lo dice, me han parecido algo…- la nena estaba tratando de armar su oración cuando fue interrumpida por el negro.

-pero acércate criatura y siéntate, voy a comunicarte las buenas nuevas que han ocurrido mientras estabas afuera- el negro comenzaba a poner al tanto a la chiquilla de la situación financiera de Pancho y de cómo se había llegado al acuerdo final, Mar se sentaba notando cierta humedad en la silla, tocando el cojín de la misma con sus manos para comprobar su hipótesis.

-pero qué??!!, ustedes dos están locos!!, o sea señor, en qué cabeza cabe el tratarme como si fuera una p…, ¿porque ese gordo no ofreció el suyo?, ahí si no verdad, ¿sabe qué? yo me voy de aquí- dijo Margarita completamente ofendida por lo que se había enterado medio incorporándose de su asiento.

-creo que eso no sería lo más prudente mi bella dama, ahora que Pancho te ha heredado a ti esa parte de la deuda estás obligada a liquidar el pequeño impuesto requerido, y eso solo se podrá hacer con ese pequeño asterisco que tienes entre esas nalgotas- dijo el viejo mientras casi se saboreaba el pequeño agujero.

-pero que cosa de heredar de que, si ese viejo no es nada mío, yo ni lo conozco!!- dijo la bella, levantándose, apoyándose del escritorio con ambas palmas sacando un poco el culo debido a que la posición así lo ameritaba, haciendo que el vestido llegara apenas a lo de cuatro dedos de mostrar el redondo nacimiento de sus nalgas.

-tranquila chiquilla, no son necesarios los gritos para interactuarnos, ¿en serio no lo conoces?, él me ha dicho que ya se conocen íntimamente, creo que debí haberle entendido mal, pero bueno que más da, así como lo oyes Pancho me ha ofrecido tu culo como anticipo a su deuda, pero para concretar esto y que sea una formalidad necesito saber si eres virgen de ahí, así que vamos, respóndeme, eres virgen del culo?- insistía al vejete.

-qué?, señor como se atreve- Margarita se ponía extremadamente colorada.

-responde anda, no seas tímida mi pequeña Venus, eres virgen del culo?- decía el negro quitándose su sombrero, depositándolo en un pequeño perchero, mostrando su brillosa calva.

-oiga señor, yo no tengo porque responderle eso- dijo Mar, el viejo se levantó y caminó hacia la puerta de entrada para bajar una cortinita y de paso aprovechar para poner el seguro a la puerta.

La desconfiada Mar no perdía detalle del andar del viejo por su oficina, escuchó un sonido similar a unos tacones en el suelo llegándose a pensar que el viejo trajera puestos un par, desvió su mirada hacia los pies de Don Apolinar para contemplar que el viejo complementaba su extravagante vestuario con unos suecos.

-claro que debes, es un dato importantísimo para que esta plática continúe, porque si no, sería una pérdida de tiempo, tiempo que estoy desperdiciando dialogando con una jovencita quien no es capaz de responder una sencilla pregunta y que me está haciendo distraerme de otras actividades que si ameritan mi disposición- oraba el negro acercándose peligrosamente a la joven ojiverde.

-señor, usted me hace una pregunta que es de lo más incómoda, ¿cómo piensa que yo voy a andarle contando mis intimidades a un completo desconocido como lo es usted?, ¿por qué esa insistencia en conocer mi estado?, ¿qué tan importante puede ser para usted el hecho de que una mujer aun siga virgen?- preguntaba Margarita alejándose, posicionándose ahora a un costado del escritorio mientras el negro recargaba sus manos en la silla donde estuvo sentada la jovencita.

-la virginidad significa para muchos pureza y recato, para mí es una ideología moral vendida a las señoritas para mantenerlas aisladas de los verdaderos placeres para los cuales fueron creadas!! (el viejo tomaba una pose como de político romano), encadenadas en esas ataduras que por siglos las han restringido bajo el yugo de la castidad y decencia, valores que no han demostrado servir para prosperar, al contrario, las mujeres que suelen liberarse de esa psicológica prisión son irónicamente las más afortunadas en todos los ámbitos de la vida, hay muchos ejemplos de ello- el negro dejaba su posición y se abalanzó sobre la chiquilla, sin lograr atraparla puesto que Mar alcanzó a reaccionar para ubicarse ahora en la silla donde el viejo estuvo sentado.

“viejo loco” pensaba Mar -y según usted ¿para que fuimos creadas?-

-jaja, mi niña no permito que una dama me haga tantos cuestionamientos debido a que su condición no la dota de tales privilegios, pero tratándose de una belleza como tú mi preciosa Venus, haré una excepción y me ofreceré a responderte, según las santas escrituras la creación de ustedes explica una inversión que ni el mismo Dios contempló en realizar cuando ideaba su máxima obra, la mujer en primera instancia no estaba presupuestada, Dios creó a un joven varón llamado Adán, privilegiado por un extenso paraíso que se extendía hasta donde llegaran sus ojos y encomendado a gobernar a las demás criaturas también creadas, pasado un tiempo el joven explicó a Dios que se sentía solitario y que no veía razón alguna para la cual haya sido provisto de órganos sexuales cuando no tenía hembra con la cual aparearse, fue aquí donde Dios se dio cuenta de su estupidez y fue entonces que creó a Eva para que esta desahogara esas penas por las que el pobre Adán pasaba, algo así lo explica esta… religión, no soy un partidario de la Iglesia cristiana pero me inspiré en esa visión que ellos dan a entender de la mujer para yo formar mi propio paraíso, es un concepto frio el que ellos manejan pero que las mujeres no se han quejado de ello como se quejan de otras cosas, ¿acaso no es una ofensa a nuestro señorial mandato el hecho de que la mujer quiera tener los mismo privilegios que el hombre cuando deberían de agradecer que por lo menos existen?, ¿no va eso en contra de la función para la que fueron desarrolladas en primera instancia?, ¿no se le llama a eso desobediencia o acto de rebeldía hacia las tareas que su mismo Dios les ha encomendado?- el viejo mandaba otro manotazo tratando de alcanzar el brazo de la señorita, pero está nuevamente se escabulló, llegando a donde originalmente estuvo sentada.

-viejo loco, si nosotras no existiéramos ¿cómo se reproduciría la especie humana entonces?-

-a mí no me cuestiones cosas que no van de acorde a mis ideologías, fíjate que yo también he meditado ese planteamiento pero no encuentro respuesta que me satisfaga, llegando a pensar que eso que llaman religión es más falso que la virginidad de tu concha; mi hermosa Venus, ¿piensas estar huyendo de mí toda la madrugada?- preguntaba el viejo.

-de ser posible si, desde que llegué aquí no he visto más que bajezas en contra de las mujeres, ¿es necesario eso?, ¿qué le da derecho a tratar así a las personas?, lo voy a denunciar si llega a ponerme un dedo encima y por permitir todo esto- preguntaba la enfadada joven mirando sigilosamente los movimientos del viejo.

-jajajaja, no me hagas reír mi niña, nunca pensé encontrar tanta ingenuidad en una sola persona, pero ya dejémonos de tonterías y venga, ponernos a culiar, vamos, anda, gatea, gatea para tu macho pedazo de zorra, que voy a dejarte llena de leche, tanta que en tres días exudaras solo semen-

-es usted un monstruo, como puede haber gente tan enferma como usted, prefiero estar muerta antes de permitir que usted me ponga una mano encima- dijo Mar y corrió intentando llegar a la puerta, pero el tiempo que demoró jalándola sin éxito, buscando el seguro y el nerviosismo que hacía temblar sus manitas impidieron que pudiera escapar antes de ser sometida por Don Apolinar.

-¿y morir virgen del culo no te hace tan aborrecible como yo?, cada una de ustedes fue provista de tres exquisitos agujeros los cuales están demandadas a utilizar, la naturaleza es sabia y no se equivoca mi bella Margarita (Don Apolinar daba una potente aspiración al cuello de la nena), seguramente en varias ocasiones te han asaltado las ganas de meterte tus deditos por carecer de una buena verga, y si la naturaleza te dotó de tales cavidades es para que cualquier hombre las reclame y utilice, estamos en nuestro derecho de reclamar lo que por ley nos corresponde, con tu actitud y arrogancia solo estás despreciando y desprestigiando tu propia condición de mujer, y estás demostrando un absurdo repudio hacia tus obligaciones como hembra, por no decir que sientes vergüenza del género al que perteneces, lo que te hace quedar en una posición más degradante de la que a tu juicio me estimas- el viejo había sometido a la chiquilla de ambas muñecas y le hablaba directamente al oído con esa característica voz gruesa propia de la raza negra.

-no!!, usted está loco, suélteme!, Don Panchooo!!!- se movía la chiquilla como pez atrapado en el anzuelo mientras su carita se comenzaba a descomponer por un naciente llanto.

-¿para qué lo llamas?, ¿Qué no entiendes que fue él quien te ha puesto precio porque simple y sencillamente para eso sirves?, pero basta de pláticas mi Venus, vamos a tributar a la sabia creación por habernos provisto de órganos sexuales utilizándolos como ella misma lo dicta, anda que ya desde hace rato me está palpitando la verga- el negro comenzaba a palpar las tibias carnes de la bella doncella.

Margarita al escuchar esto innatamente volteó hacia la zona pélvica del negro viejo para contemplar como una bíblica erección era manifestada aun en esos holgados pantalones. Pancho en tanto estaba tan distraído con las no tan voluptuosas féminas que servían como entretenimiento para las visitas de Don Apolinar, era tanta la bajeza de este tipo que les había dado a esas mujeres una función casi comparable a la de una usada revista, de esas que leemos en las peluquerías mientras esperamos nuestro turno.

-un culo virgen es mi máxima debilidad, mi bella, me da rabia el reflexionar que una buena parte de las musas se niegan rotundamente a hacerlo por ahí sin entender las ventajas y los placeres que esto conlleva, pero hoy será tu día mi pequeña- dijo el negro, peinando con una de sus manos los lacios cabellos de la aterrada jovencita, admirando su brillo y sintiendo su sedosidad.

Margarita trataba por todos los medios de zafarse de las garras de tan despreciable villano, sus uñas se clavaban y rasguñaban la puerta como si fuera una gatita intentando treparla, con su mano libre el negro levantó el vestido de la joven enardeciéndose con la perfecta silueta de esas carnosas y relucientes nalgotas, haciendo círculos con su mano en cada cachete y dándole de nalgadas a cada una de ellas para comprobar si existía flacidez en ese cuerpo de diosa, obviamente no encontró tal cosa.

-excelente, está en su punto- dijo el viejo.

El potente trasero de la chiquilla era hipnotizante, en esa pose su tremendo culo se manifestaba en una perfecta curvatura que lo hacía ver más levantado, el cuerpo de la nena lucía proporcionado a manera de dar a entender que el mayor peso de ella radicaba de sus caderas hacia abajo, mostrándonos de la parte de arriba, una brevísima espalda y unos femeninos bracitos, lo único grande es esa parte eran sus senos.

-en vista de que te estás reservando tu derecho a declarar, me tomaré el atrevimiento de cerciorarme por mi mismo si es que sigues virgen del culo, amada Venus- dijo el negro casi tragándose la orejita de la niña, ella podía escuchar un asqueroso sonido a saliva corriendo por entre los dientes del pervertido precediendo a cada palabra, como si este masticara como cerdo.

-no!!, que va a hacer?- la nena comenzó a sacudirse más enérgica el escuchar al viejo decirle que iba a realizarle su auditoria interna.

Don Apolinar chupaba uno de sus larguísimos y toscos dedos medios y procedía a intentar incrustarlo dentro del virginal conducto, sin embargo se molestó que la chiquilla no quisiera poner de su parte.

-no te muevas tanto perra!!!- gritaba sulfurado el africano, en esa oficina la pareja estaba protegida para gritar todas las peladeces que quisieran sin el temor a ser escuchados.

-no por favor, si soy virgen!!, soy virgen de mi colita!!, por favor no me lo haga por ahí!!!-

-ahhh, pero qué barbaridad!!!, que blasfemia estoy escuchando!!!, que sacrilegio tan mas grande hacia tu propio ser!!!, esto es inaceptable bajo cualquier contexto y por lo tanto no puede seguir así!!!, hay que tomar cartas en el asunto, no puedo permitirme que te vayas de aquí virgen de la cola mi preciosa Venus, eso iría en contra de mis principios, así que vámonos, al escritorio!!- dijo el viejo, pero antes de llevarse a la nena hacia su mueble observó que esta traía algo adornándole el cuello.

-pero… ¿Qué significa esto?, ¿Qué acaso no entendiste todo lo que te acabo de explicar?, ¿Cómo puedes adorar a un ser que te considera un proyecto no relevante y que no cree en tus rendimientos?, esta clase de artilugios están prohibidos dentro de mi morada- dijo el negro y de un tirón despojó a Margarita de la prenda que le había regalado Silvia, arrojándola a cualquier esquina, si bien el negro no la había advertido antes era porque dicha alhaja yacía enterrada entre los hinchados senos de la nena.

Como la prenda, del mismo modo la jovencita fue trenzada de sus cabellos y arrojada al escritorio, quedando boca abajo y con su vestido tan levantado que enseñaba todo el inicio de sus redondas nalgas así como parte de su panocha protegida por la tanga, rápidamente el negro fue en busca de someterla antes de que ella pudiera incorporarse, levantó aún más el vestido de la nena para volver a degustarse con cada centímetro de ese culote, utilizando sus negras manos para sobar las dos piernas desde la mitad del muslo, pasando por las imponentes colinas hasta llegar a la cintura, como si Don Apolinar fuera un masajista calificado.

-señor por favor no me lo haga!- dijo la nena sintiendo la aspereza con que era frotada.

-calla zorra!!, te va a doler más si no te relajas!!, vamos a ver- el negro tomaba la tanga de Mar y la deslizaba hasta las rodillas quedando esta prenda aun con la marca de su concha entre su textura.

-pero que tácticas tan tramposas manejas, pequeña ramera, esta conchita casi pareciera de una quinceañera, hasta podría jurar que la tienes así a propósito y todo por puuuta!!!, porque te gusta calentar a los machos para que estos no soporten tanta lujuria y te partan la concha a vergazos!!!, no puedo resistir la tentación a disfrutártela jeje, solo espero que no se lo digas a Pancho, ¿puedo contar con tu silencio?- preguntaba el sinvergüenza al ver la depilada conchita de la nena dando una asfixiante respiración inhalando el dulce aroma a sexo femenino desprotegido.

-solo… si promete no metérmela por mi colita- dijo la ruborizada nena después de pensársela unos minutos, prefería que se la dejaran ir por la panocha, donde según ella ya podría soportar la imponente y negra virilidad, a sentir esa cosota triturándole el culo (recordar que el buen Lucio estuvo a punto de desvírgarselo con un miembro de similares características, en esa ocasión Margarita aceptó pues además de que estaba caliente el prófugo le había dado su palabra de que al primer signo de dolor, él la sacaría).

-no, ese es un trato que ya está pactado y que maneja dinero de por medio, y por lo tanto no es revocable- dictaba el viejo.

-entonces le diré a Pancho- dijo la nena pensando que con esto se intimidaría el viejo.

-ya zorra, dile lo que quieras, Pancho es tan buen amigo mío que estoy seguro que me disculpara por unos veinte pesos más de descuento, es capaz de venderte por un six de cerveza- dijo el negro al tiempo que se desprendía de su camisa, dejando ver un achocolatado cuerpo para nada atlético, más bien flaco del tronco aunque chichón y barrigón y con una importante comunidad de bolitas blancas en su pecho, consistentes en ásperos pelos completamente canos, aunque de sus brazos mostraba mucha rudeza, los antebrazos llenos de venas estaban más musculosos que sus brazos.

Rápidamente el negro tomó posición en el culo de Mar, acoplando su asquerosa y negra boca en el asterisco de esta, comenzado a lengüetear todo el contorno de dicho reducto anal y virginal mientras con su mano acariciaba la delicada y sensible panocha, Margarita callaba ante las repugnantes lamidas y los caninos sonidos que el viejo realizaba, este desalmado ahora apretaba las caderas de Mar para empujarlas hacia su boca, estaba tan concentrado que daba la impresión de que su boca estuviera cosida al ano de la chiquilla.

Por momentos el negro cernía su cabeza como si quisiera arrancar algo, resoplaba, se detenía por tiempos indeterminados y se volvía a hundir en ese paraíso, Mar solo realizaba gemidos ahogados mirando desde su posición como el negro enterraba su cara entre sus nalgas para volver a regresar su rostro hacia cualquier parte que no fuera esa al tiempo que movía sus muslos como intentando patalear.

Después de lamer el recto a sus anchas y de haber dado una incontable cantidad de lamidas a las esponjosas nalgas, el viejo ahora pasaba a hacer lo mismo con la concha de Mar, desgustándose con todos esos néctares que comenzaban a brotarle a tan suculenta chiquilla, Margarita en tanto se mantenía silenciosa sintiendo las irrespetuosas lamidas hacia sus intimidades, apuñando las manitas arriba del escritorio, aplastando sus pechos en contra de la gruesa madera, y sintiendo como el negro cada vez la iba abriendo más de piernas, pero también sintiéndose tan sucia, como una vulgar prostituta pues lo que el negro le había hecho para ella era indeseable y obsceno, producto de los encuentros carnales más depravados de los cuales ella nunca ideó el formar parte.

Mientras estos pensamientos abordaban la mente de la ya sometida nena, Don Polo sacaba su garrote y se lo meneaba orgulloso exhibiendo su brillosa cabezota que casi parecía un zapote prieto, estuvo así unos minutos hasta que dedujo que su verga había alcanzado los niveles máximos de dureza para pasar ahora a incorporarse e impactar el tiznado trozo contra las frondosas nalgas de la joven. Margarita al sentir estas vergales cachetadas hacia sus nalgas por algo tan duro como el hierro y caliente como un tizón recién sacado de las brasas intentó escabullirse moviendo sus brazos de forma torpe, y es que  esa cosota era tan pesada que la joven sentía que le estaban golpeando las nalgas con un marro, el negro al sentir que su presa mostraba nuevamente rebeldía presionó con todas sus fuerzas una de sus manotas sobre la fina espalda de la chiquilla haciendo que esta casi se sumiera en la madera.

El negro tomó a Mar de su vestido levantándola y dándole la vuelta en el aire dejándola caer nuevamente en el escritorio pero ahora boca arriba, admirándola mientras se desprendía de sus holgados pantalones.

El negro sacó completa la tanga y abrió de piernas a la joven maravillándose con el sudado y sonrosado bollito emitiendo un sensual aroma, Don Apolinar escupía una importante cantidad de babas en una de sus manos para lubricar con esta asquerosa mezcla su tremendo aparato de 30 centímetros y colmado de venas hasta en los lugares donde era mas normal no mostrarlas, con una enorme barba ceniza colgándole de los huevos casi en igualdad de proporciones que la que le colgaba de su barbilla, pero sobre todo, con unos oscuros y taurinos testículos que caían pesados estirando a mas no poder el escroto.

-no por favor señor se lo suplico, no me lo haga!!- decía la bella Margarita al tiempo que con sus manitas entrecruzadas intentaba proteger su vaginal entrada, la nena se movía y retorcía arriba del escritorio tirando papeles, la lapicera, el calendario y hasta un pequeño adorno floral, y aunque por momentos intentaba incorporase el negro a base de empujones la devolvía a su posición.

-deja de moverte perra estúpida!!!- rebuznó el viejo y comenzó a surtirse a Mar con fieras cachetadas que terminaron por aturdirla debido a la rudeza de los golpes, sumados a lo pesadas que Don Apolinar tenía las manos.

-ahora aprieta los dientes que ahí te va jjeje- dijo el viejo golpeando delicadamente con su verga el monte venus de la chiquilla, la aterrada Mar por un momento se quedó hipnotizada al ver el grosor de tan imponente trozo y, haciendo las evaluaciones correspondientes, llegaba a la conclusión de que eso era científicamente imposible que cupiera dentro de ella, eso sin considerar que en cada palpitación el mazacuatón engrosaba un par de centímetros más.

Don Apolinar tomó su animalesco barreno y comenzó con una lenta intromisión de su morenazo aparato el cual rebotó en la entrada de la vagina al intentar la primera intromisión, fueron en total tres seguidos golpecitos glandeales en los cuales la verga del viejo se vio impedida para entrar, la comparación era exagerada, solo a un loco se le ocurriría meter esa boa en un espacio tan reducido.

Pero este viejo estaba lo suficientemente embravecido notando que la resistencia de la vagina era muy superior a la de cualquiera de las tantas que había sometido y casi comparada con la de una verdadera virgen, con una de sus manos dirigía su monstruoso instrumento, el cual parecía una lanza, para después de varios intentos considerar que muy posiblemente se quedaría con las ganas, a no ser que estando en esos reflexivos momentos el ya sudado viejo comenzara a notar que las barreras que impedían la penetración vaginal de la bella doncella cedían dejando que el mayúsculo glande se abriera paso en dicho recinto.

Con solo su glande metido, el viejo tiraba toscamente del escote de la asustada niña dejando al descubierto los formidables y jugosos melones en toda su redonda magnificencia, para arrojársele como un voraz ternero cubriendo solamente el pezón de una de las mamas con su boca y comenzar a succionar como si quisiera arrancarlo para después proceder con la otra y así realizar el cambio cada que lo estimara conveniente, la sollozante Margarita comenzó a sentir asco de ella misma, ¿cómo es que permitía que un viejo con esos ideales estuviera teniendo el derecho de disfrutar de su cuerpo con el mayor cinismo?, ¿Cómo es que a raíz de haber conocido al gordo le hubiera tocado ofrecer su cuerpo a tan despreciables seres? y con sus manitas intentaba retirar la casi calva cabeza de Don Apolinar mientras se quejaba por algunos mordisco en sus pezones.

-suélteme, suélteme, por favor!!- decía la nena pero el viejo no hacía caso, solo se dedicaba a chupar pechos como un malnacido.

El negro por su parte ondulaba su cuerpo, como cobra siendo seducida por la melodía de un pungi, con toda la intención de ir ganando más terreno dentro de ese afrodisiaco reducto, pronto su negro cuerpo se calentó a niveles infernales sudando océanos, gruesos goterones de sudor bajaban lentamente recorriendo las arrugadas pieles que conformaban su diabólico rostro, sus potentes brazos y su deforme tronco y es que el visualizar la candente escena de una jovencita tan curvilínea intentando zafarse del el sin éxito alguno lo calentaba. Margarita en tanto apretaba sus dientes debido a la fuerza de compresión que ejercía el equino instrumento tratando de reclamarla, su carita ya estaba completamente colorada, sus castaños cabellos comenzaban a revolotearse y sus senos y pezones iban adquiriendo una tonalidad roja debido a las chupadas, apretujadas y jaloneos por parte de Don Apolinar, quien los amasaba como cual panadero prepara su mezcla.

Misma tonalidad estaba siendo adquirida por su panochita la cual al estar en constante acoso por la mayúscula verga comenzaba, sin que Mar tuviera control sobre ello, a lubricarse preparándose para el desaforado encuentro carnal.

La nena resistía los apretujones cuando sintió que algo la había atravesado hasta el útero, y es que el negro dejaba irle unos 24 centímetros de gruesa carne maciza sin el menor miramiento para detenerse ahí y darle un sorbo a su copa, las paredes vaginales de Mar hacían un esfuerzo sobrehumano por conseguir adaptarse a tan desmesurada envergadura que le palpitaba dentro de ella, la nena con una carita de terror y dolor alcazaba a visualizar la retorcidamente viciosa cara de Don Apolinar, es aquí donde la nena prestaba mayor atención a ese mulato toro de descendencia africana quien se había a apoderado ahora de su cuello y se lo apretaba como si quisiera estrangularla.

La nena veía el enorme esfuerzo del viejo para asfixiarla notándose un sinnúmero de venas a punto de explotarle recorriéndole tora su taurina cara, veía que las arrugas y facciones le daban a entender que este viejo casi vendría siendo de la misma edad que Pancho, notaba ya con un solo ojo (el otro lo había cerrado) ese esponjoso y grisáceo cabello que el viejo aún conservaba en sus laterales craneales tan esponjado que casi tenía la similitud de algodón de azúcar pero que hacían darle parecido al payaso Eso en su singular melena, como sus labios se descomponían por las fuerzas manuales que el negro estaba realizando y como esa barba comenzaba a regarse con las babas que de la boca de este iban cayendo, fue en eso que Mar no pudo seguir vislumbrando tan horroroso espécimen humano porque este despiadado comenzó a moverse dentro de ella causándole dolores que la hicieron revolverse.

El jovial viejo consideraba que el tiempo para que las medidas vulvales se acostumbraran a su grosor incluso se había excedido, así que comenzó con lentos apuntalazos contra esa frágil vagina que se abría al máximo para recibir al lubricado intruso, rápidamente las aceitosas mezclas provenientes de la verga del viejo empaparon toda la panocha de esta, llegando a embarrar los sitios aledaños a la ya colorada concha de Margarita quedando todo el perímetro completamente embarnizado. Poco a poco la apuntaladas comenzaron a ser más viles e inhumanas haciendo que Margarita tuviera que apoyarse con sus manitas de ambos laterales del escritorio, al ser este mueble un poco corto de anchura le permitía a la jovencita aferrarse a el, estirando sus brazos, para evitar caerse pues eso es lo que presentía que sucedería si no encontraba el apoyo suficiente.

-oohhhgggg!!, muuuhhhh!!!, la sienteeess!!!, la sientesss mi pequeña Venuss!!!- mugía el despiadado negro ante cada nuevo embiste que se mandaba en contra de la indefensa criatura, observándola toda estiradita exhibiendo sus orgullosos senos ya babeados por él.

-esss… es muy grandeee!!!… sáquelaaaaa!!!- decía la pobre muchachita completamente sometida por Don Apolinar, la nena en vez de gemir gritaba ante cada azote vergal del que era víctima, sus ojos parecían volteársele

Pero de igual manera, cuando la nena se quejaba debido a la longitud de esa bestial herramienta, su boquita fue asaltada por la enorme y bembona boca de Don Apolinar quien aprovechó que la nena la tenía abierta para verter el resto de su fino whisky en esa carnosa boca, metiéndole su viscosa lengua lo más profundo para saborear el licor mezclado con las babas de la nena, para después, con este músculo, comenzar a ejercer movimientos de penetración tal como los que su verga realizaba, en estos momentos Mar estaba siendo penetrada tanto de su concha como de su boca.

La mano de negro abandonó el cuellito de esta, dejándole una importante marca roja, para ubicarse en su sexo, comenzando con finísimos movimientos de fricción por encima de su placentero clítoris, el negro remolinaba uno de sus dedos alrededor de esta protuberancia de tal manera que pronto el clítoris se sintió cortejado por los expertos movimientos de Don Polo hinchándose y esparciendo las primeras descargas de júbilo que alteraban la mente de la chiquilla al tiempo que asomaba de su capucha, tanto que está en poco tiempo comenzó a mover su lengua al compás de la de Don Apolinar, chocándolas y batiéndolas llenando de babas todo el escritorio pero sin dejar de moverse tratando de liberarse.

La cara de Don Polo era de un verdadero briago de morbo, estas femeninas acciones solo lo alentaba a seguir empujando con más fuerza, su de por si plano y negro trasero se aplastaba aún más cada que el viejo daba un arponazo en contra de la jugosa panocha, salpicando líquidos vaginales y preseminales por doquier en cada colisión que se pegaban ambos órganos, hasta que llegó a la penetración máxima pues Mar ya se tragaba firmemente los 30 centímetros que media la vara del africano, todo esto emitiendo alargados berrido que duraban mucho tiempo sin detenerse y levantando ella misma su vientre, contorsionándolo mientras el negro la aferraba de su esbelta cintura y la seguía penetrando.

Tanto salvaje golpeteo hicieron que la nena dejara de tener agarre de los bordes del escritorio, por lo que sus bracitos al no tener apoyo de ningún tipo no les quedó de otra que aferrarse de la negra espalda del viejo, que viéndolos de otro modo, era como si la pareja estuviera cogiendo mientras se abrazaban.

Si el viejo solo se hubiera dedicado a mancillarla vergalmente lo más probable era que con esas medidas Mar ya estuviera desmayada pues los verdes ojitos de la nena desaparecían constantemente, pero el viejo trataba de mantenerla consiente. En cada arremetida que el viejo se mandara y viera que la nena cerrara sus ojitos como queriendo desconectarse le mandaba una fuerte cachetada que la regresaba a este mundo o a veces un envión aún más fuerte también ayudaba a despertarla, mientras le chiquilla en cada agresión de este tipo solo veía una sombra negra moviéndose entre sus piernas las cuales ya yacían recargadas en los hombros de Don Polo, el viejo alertaba como los ojitos de la nena se perdían quedando solamente visible la esclerótica.

El viejo sentía como su verga era abrazada por una deliciosa sensación térmica más elevada, indicio de que algo sucedía dentro del cuerpo de la nena, su cuerpo ya se había puesto más buenote a raíz de la preparación que manifestaba la nena cada que entraba en cópula, sus senos por ende aumentaban en volumen debido en gran parte a lo erizado de sus pezones, misma condición en que su estimulado clítoris, el cual no aguantando la tortura manual del vejo loco consistente en pellizcos y jaloneos, terminó por enviar a todo el cuerpo de Mar sendas descargas de éxtasis que terminaron por espasmear su frágil pero voluptuoso cuerpecito, terminando esta por descargarse en potentes maguerazos de néctares caldosos y calientes que salpicaron el deforme cuerpo del viejo.

Durante este intenso orgasmo la niña dejó de aferrarse de la ancha espalda para aferrarse ahora de los marcadísimos y venudos brazos del mulato, este había dejado de embestirla pues tal como lo predijo Pancho la vagina de Mar le había succionado tan rico la verga que estuvo a nada de vaciar toda su añejo líquido dentro de ella, el viejo solo permanecía estático pero con su taladro dentro de la papayita, bufando como toro cansado, echándole ese alcohólico aliento sobre el fino rostro de la nena en cada respiración, con su monstruosa lengua de fuera unida a la de la niña por un grueso cordón de saliva, sintiendo cada uno el pesar de sus respiraciones.

Después de un intenso fogueo de casi 20 minutos en donde la casi nula comunicación entre ambos seres sexuados fueros gritos, gemidos, rebuznos y cualquier cantidad de quejidos el negro se dio por satisfecho con la concha para permanecer inmóvil descansado todo sudado después de la exquisita revolcada que se acababa de pegar con la según él, viva imagen de su diosa favorita, o como este individuo suponía que así sería la Venus en su forma humana.

-ahora mi pequeña Venus, antes de probar tu culo acomodémonos en una posición que a mí, en lo personal, me encanta- dijo el viejo saliéndose de la nena, expresando ella facetas de dolor y gemidos ante el lento desacople.

La verga del viejo salía escurriendo en lubricantes, una vez que terminó de salir en todos sus centímetros una buena cantidad de jugos provenientes del orgasmo recién experimentado por Margarita cayeron al suelo debido a que la verga la había hecho de tapón impidiendo su escape.

El viejo rodeaba el escritorio, jalaba a su pequeña de sus temblorosos bracitos y la acomodaba a medida que ahora ella quedara con su cabeza colgando hacia el precipicio, rápidamente el viejo se trepó con un elástico brinco, quedando encuclillado arriba de dicho mueble con su negro culo a escasos centímetros del rostro de Mar. Don Apolinar con una de sus manos tomó su caliente y húmedo miembro tan negro como el color de un refresco de Cola y lo llevó hasta la boquita de la nena, ella al sentir esa deformidad golpeándole su carita, pues el viejo atinaba a todo menos a sus carnosos y rosaditos labios, ladeó su rostro para evitar concretar las claras y enfermas intenciones del vejete.

-no seas tímida mi pequeña, abre tu boquita o en estos momentos te agarro a golpes, ¿quieres eso perra mamavergas?!!!!- ladraba el viejo.

Pero la nena no hizo caso y seguía esquivando las arremetidas del chuzo, su carita ya estaba bañada de lubricantes debido a las tantas erróneas insistencias del viejo, parecía como si se le hubiera untando aceite en su bello rostro, fue hasta que el viejo, cansado de tanto intento fallido regaló una poderosa mordida a una de las piernas de la joven, lanzando ella un grito abriendo su boquita y ahí, durante ese momento, el negro aprovechó para meterle su verga hasta casi su esófago pelando los ojos la pobre martirizada por tan cruenta tortura.

Velozmente el negro comenzó a dar una rutina de sentadillas haciendo que su verga, por razones más que claras, penetrara salvajemente la fresca boquita de Mar, ella en tanto resistía todo lo que podía, pero a raíz que comenzaron a trascurrir los primeros minutos comenzó a  faltarle el aire. Su carita, de roja, cambio a azul y luego a morada, sus ojitos se inyectaban de una importante cantidad de venas, su cabecita se agitaba al ritmo de las sentadillas y los pesados huevotes del verdugo se balanceaban y chocaban contra su bello rostro, antes de liberarla el viejo sumió lo mas que pudo su verga en contra de ella, haciendo que sus huevos se aplastaran contra de la carita de la nena cubriéndosela casi completa, riéndose el pelmazo a carcajadas pues no sentía la respiración de ella en sus grandes bolas y eso le hacía gracia, hasta que por fin la liberó.

La verga salió tan gruesa como siempre había estado, incluso el cuellito de Mar disminuyó en grosor y es que la carne era tanta que le abultaba en su garganta, Mar expresó una desesperada inhalación costándole un mundo jalar aire, sus manitas yacías enrolladas en las dobladas piernas de Don Apolinar quien se daba un respiro pues la posición para él era un tanto agotadora además de no estar acostumbrado al ejercicio, una vez que el viejo estimó que la nena ya estaría renovada y lista para un nuevo asalto atravesó nuevamente con su aberración los carnosos labios de Margarita.

La vista que el negro tenia de la nena consistía en una estilizada cintura y un perfecto vientre cuyos trazos bajaban y se ondulaban formando las prominentes caderas para después dividirse en dos piernas y justo en medio de ellas un colorado y depilado bollito, esta acalorante imagen despertó unas insaciables ganas en Don Apolinar por volver a devorárselo, así que enrolló sus negros brazos entre las blanquitas nalgas de la joven para levantarlas al punto de tener a centímetros de su boca la concha de la nena, para después pegársele como una verdadera garrapata.

El negro quien devoraba panocha como un condenado a la guillotina se aferraba de los torneados muslos de Margarita, arqueándole la espalda, y en esta pose seguía con sus humillaciones orales a la pobre niña, sintiendo hasta los mínimos movimientos de lengua de la señorita tallándole su verga, las potentes embestidas ya habían hecho que Mar casi se doblara del cuello, su cabeza estaba ya casi oculta en el borde del escritorio, ella ahora se apoyaba con sus dos manitas del suelo estirando sus brazos, el negro de repente comenzó a bufar y a hablar incoherencias según Mar, pero era más bien que Don Polo emitía peladeces, insultos y vulgaridades en su natal idioma que la nena no comprendía.

Lo que Margarita no advertía era que el viejo, aparte de estarla llenando de peladeces, también avisaba que estaba a punto de correrse, sus bolas se hincharon hasta la desproporción y su verga manifestó un grosor indescriptible, y fue el mismo viejo quien tomando los muslos de la joven y apretándolos contra su negro cuerpo enterró su estaca hasta lo más profundo que esta llegara y después de un fuerte mugido casi de buey comenzó a sacudirse descargando violentísimas eyaculaciones de amargo líquido blancuzco dentro de la boca de Mar, solo se necesitaron de tres chorros, cada uno secundado con su respectiva sentadilla, para que la cavidad bucal de la nena se viera inundada en leche, no conteniendo tanta mermelada blanca la boquita de Mar comenzó a derramarse en esa fétida sustancia la cual escurrió por toda su carita, además también de su nariz comenzó a brotar la tan olorosa mezcla para unos momentos más tarde comenzar a brotarle hasta de sus lagrimales.

El viejo, con cara de asno cachondo, comenzó a quejarse y moverse descontrolado, sacando su lenguota y revoloteándola al tiempo que giraba su cabeza como un loco, casi pareciendo que lo estuvieran exorcizando pero en realidad estaba realizando una danza extraña. Margarita, aun con su boquita llena de verga regurgitaba gruesas cantidades de semen, teniendo que hacer varios tragos en contra de su voluntad para no ahogarse con este espeso líquido, hubiera limpiado su carita con sus manos pero justo cuando pensaba en esta posibilidad el viejo se acomodó muy concha, sentándose encima del tronco y senos de la señorita, imposibilitándole el movimiento de brazos con su lampiño, negro y sudado trasero y dejándola con muchas dificultades para respirar.

Don Apolinar se tomaba un descanso después de la agotadora faena, su verga escurría un grueso hilo de leche el cual la unía con el cuerpo de la nena, una vez recuperado tomó a la muchachita de sus cabellitos subiéndola por completo al escritorio para volverla a acomodar boca abajo, ubicándose rápidamente para de nuevo lubricar el ano con su saliva.

-ahora si mi pequeña Venus, probemos ese agujerito- dijo esto para sumir nuevamente su aberrante cara en los cachetes de la nena, ella por reflejo acostó su cuerpo completamente pero el viejo en pocos segundos le había levantado las caderas y por ende el culo, sumiendo entre las nalgas de Mar su oscura cara la cual contrastaba de manera increíble con las blanquitas posaderas de la joven.

El viejo atacó en primera instancia la concha, su lengua se revolvía de manera asquerosa haciendo un intercambio de fluidos con la panocha de la moqueada nena, sus labios casi tan gruesos como los vaginales degustaban en demasía de esa agridulce cuevita, ella en tanto comenzó a sentir otra vez, importantes destellos en su vagina que sensibilizaban todas sus demás zonas erógenas, quería detener eso pero algo dentro de ella le impedía moverse, no sabía si era por miedo o porque en realidad ¿le estaba gustando lo que le hacían?, al pensar esto trataba de nublar su mente pero sin que se diera cuenta ya estaba gimiendo nuevamente. Una vez el viejo desprendiéndose de esa olorosa concha pasó al ano el cual palpitaba de puro gusto pues también había estado recibiendo una estimulación consistente en dedeos, y es que mientras el viejo mamaba concha como desesperado uno de sus dedos realizaba el reconocimiento de la zona anal.

Como primera acción el viejo se dedicó a lamer y morder la suave carne principalmente el gran canal que divide cachete con cachete, la nena, a pesar de lo asquerosa que se imaginaba su situación, el recibir esas lamidas estaban, sin que ella quisiera aceptarlo, calentándola de nuevo, y es que las cosquillitas que sentían eran más que eso, Don Apolinar quiso penetrar analmente a Margarita con su lengua, pero este órgano era demasiado flácido como para profanar esa barrera tan heroica, vanos fueron todos sus intentos pues la enorme lengua de sapo del viejo se quebraba en cualquiera de las direcciones al intentar penetrarla, en todos los esfuerzos dicha lengua terminaba doblándose como si fuera de plástico para disgusto del reprobable, el viejo totalmente encolerizado por el juego sucio que estaba empleando la chiquilla tomó su verga para de una vez por todas romperle el culo a tan preciosa señorita.

Don Apolinar se mandó el primer envión, sin embargo la poderosa embestida a pesar de haber hecho un terrible esfuerzo en donde el viejo perdió gran parte de sus energías, no logró traspasar la resistente barrera anal, después de unos cuatro minutos en que el viejo estuvo presionando con su verga al máximo esta terminó por flaquear en su primer intento desviándose hacia arriba, terminando él y ella, mas cansados en este asalto que con todo el anterior, uno por ejercer fuerza pélvica y la otra por apretar su anal esfínter.

Los cuerpos sudorosos reflejaban la amarillenta luz proveniente de la vieja bombilla que alumbraba la oficina, el negro arrodillado y la nena casi en posición de perrito se preparaban para un segundo choque, nuevamente el viejo herido en su orgullo de macho por no poder penetrar a la primera a esta hembra se mandaba otro fiero empujón aun más viril, la batalla que libraron nuevamente estos dos órganos fue titánica, un enorme y negro barreno empujando apoyado en primera instancia por una de las manos del viejo no podía vencer la resistencia de un ano de dieciocho añitos, después el bufante viejo empujaba con las dos manos haciendo descomunales fuerzas pélvicas que se reflejaban en su descompuesto rostro y ni así.

-aaahhhhh!!!, maldita perra!!!, afloja el pinche culo!!!, no lo pongas duro hija de la gran putaaaa!!!!!- el viejo se le marcaba toda la yugular y dejó escapar gruesas gotas de saliva al emitir este último insulto.

-yaaaa!!!, por favoooorr!!!. No sigaaaaaa!!!, me va a partiiirr!!!, eso estaaa… muy grandeeee!!!!, no va a caber!!!!- se quejaba la nena.

-claro que va cabeeeerrr!!!, tiene que caberrr!!! si no tiene mucho se la dejeeee ir a una putilla mucho más chica que tuuu!!!!!- berreaba el viejo.

-es usteddd un monstruooooo!!!!!-

-calladdd, zorraaaaa!!!, o señorrr, o mi Dios Todopoderosoooo!!!, protector de los indefensoooss!!!, rey de reyeeeesss!!!!, dame la fuerza para romperle el culo a esta putaaaaaaa!!!!, y cumplir con tu mandato divinoooooo!!!!- sin embargo al parecer el Dios al que le rezaba Don Apolinar estaba en el baño pues no escuchó sus plegarias terminado este negro por desistir de su segundo intento.

-maldita perra estás bien dura!!, pero eso me excita, me calienta, cuando te penetre hasta van a tronar tus paredes anales jejeje, y el pensar eso me pone duro a mí también-

Las respiraciones eran tan pesadas tanto de uno como del otro bando, la agotada nena permanecía arriba del escritorio confiada en que este negro no lograría su maquiavélico cometido y terminaría rindiéndose mientras el sudor invadía su escultural cuerpo y ya había empapado completamente su vestido el cual seguía enrollado en su cintura, el extenuado viejo analizaba esa abertura anal y se preguntaba el porqué de su desdicha, Margarita estaba apenas recuperando las fuerzas cuando sintió que algo nuevamente empujaba por metérsele, pero este algo era más delgado.

En un instinto de supervivencia la nena quiso incorporarse ayudada de sus bracitos pero debido al desgaste anterior estos no le respondieron, estaba tan agotada que era un milagro que por lo menos hablara.

El africano trataba primero con un dedo y a este se le fue sumando otro, lentamente y después de un asqueroso escupo con todo y gargajos impactado contra el ano de la señorita los dedos fueron buscando un minúsculo reducto para poder atravesar esa férrea entrada hasta que lo lograron a la altura de la primer falange, ambos dedos en forma de gancho intentaban desgarrar ese cerradísimo conducto, una vez que el viejo divisó un estrechísimo espacio brindado por el ano no lo dudó y metió su lengua en el interior de este.

Este órgano gustativo entró de manera dificultosa, aunque el estar demasiado viscosa le permitió lentamente ir ganando más terreno, Margarita sintió como si un animal estuviera violando su posterior salida, rápidamente volteó y vio al viejo nuevamente enterrándole toda su cara en su exuberante trasero, exhibía una cara tremendamente descompuesta, todo se le arrugaba principalmente su frente, ceño y las arrugas que unen la nariz con la boca. El negro volteaba a verla a ella para regalarle un guiño para después volver a cerrar sus ojos y concentrase en lo suyo.

-no haga eso por favoorrr!!!- dijo Mar y con una de sus manitas intentó ahuyentar al animal golpeándolo en su brilloso cráneo pero este viejo no lo despegaban con nada.

Casi a velocidad luz el viejo sacaba sus ganchos llevando ambas manos a enterrarse entre las carnes de la nena, sus dedos apretaban y se sumían en las nalgas como si estas fueran de manteca a pesar de la dureza que las caracterizaban. Al liberar los dedos, la lengua quedó atrapada pero con la suficiente libertad para moverse dentro de la nena y comenzar con su trabajo, Margarita podía sentir la bufante y caliente respiración del viejo recorriéndole toda su raya, llegándole hasta su espalda, y de paso erizarle todos los casi imperceptibles vellitos que cubrían su femenino cuerpo, y es que la espalda de la nena era muy sensible a las caricias.

En varios intervalos de tiempo Don Apolinar cosquilleaba también el clítoris estimando que este ya debería de estar relajado, esta manipulación sumada a las indescriptibles sensaciones que se estaban despertando en Margarita llevaban a la nena a descomponer muy lentamente su carita, el gesto notablemente incómodo y molesto iba cambiando muy pausadamente al de una auténtica zorrita viciosa.

La mano que anteriormente golpeaba al viejo ahora lo hacía con menos ímpetu, así hasta que abandonó esa actividad para intentar ahora disimular los quejidos, su carita de la nena se ladeaba en la madera del escritorio pegándose a dicho material de uno de sus cachetitos y su otra mano se aferraba de una de las esquinas del mueble, notándose en su fina espalda toda la femenina musculatura. Por su parte, el pervertido negro reía dentro de sí al evidenciar que la nena poco a poco era sometida a los placeres anales y ahora su lengua ganaba más espacio mientras una de sus manos masajeaba la dulce papayita y de repente frotaba el hinchadísimo clítoris como si quisiera sacarle brillo.

El viejo también apretaba y estrangulaba las nalgas que estas, en varias de sus partes, esponjaban sus carnes haciendo que las líneas que dividían los músculos de la espalda baja de Margarita se notaran bastante, incluso ese par de hoyitos ubicados en dicha zona se alertaban escandalosamente cada que el viejo masajeaba de abajo hacia arriba las potentes nalgotas. Poco a poco Mar se iba entregando a las sucias caricias, con sus ojitos cerrados su carita se direccionaba como si estuviera viendo hacia abajo, sus pómulos estaban enrojecidos y una pesada gota de saliva caía de su boca la cual permanecía abierta debido a que ya gemía audiblemente observándose su esponjosa lengüita, transformación que al viejo Polo le fascinaba.

El viejo seguía con sus talladas sobre la colorada vagina de Mar, por momentos sus dedos sentían el pesar de una sustancia viscosa de consistencia melosa cayendo sobre ellos y la utilizaba para lubricar sus dedos y comenzar a penetrarla vaginalmente con estos, de manera lenta y cadenciosa pero rozando donde tenía que rozar haciendo casi derretir a la ya entregada señorita quien no quería aceptar lo que le tocaba, pero que después de mucho rato de estarse moviendo o quejándose ahora estaba quietecita y suspirante.

-ahhh!!!, mmm!!!, afffggg!!, mmmhhggggg- Margarita ya no se limitaba al expresar sus gemidos y no solo eso, su mente la traicionaba pensando oraciones que ella juraba no estructurar.

“ayy que rico, que rico se siente esto, tengo… unas ganas de refregarme mmm”,

“maldito viejo, deje de tocarme o me voy a venir otra vez”

“la quiero, la quiero dentroo” todos estos pensamientos asaltaban la mente de Margarita al punto de que cuando se dio cuenta ya estaba meneando su culo como una gatita en celo, movimiento que también mecía la negra cabeza de Don Apolinar.

Una vez alertados estos felinos movimientos Don Apolinar se dijo que ya era mucho de estar lamiendo ano, sacó su lengua y sin esperar más tiempo llevó nuevamente su verga en contra de esa rebelde entrada, mandó un pegajoso escupo que atinó impecable al recto para ahora mandarse un poderoso envión (no sin antes aprovechar los vaginales jugos de la nena como cubierta para su verga) que de igual manera fue detenido por la titánica resistencia, sin embargo el viejo notaba en su enemiga que tal fortaleza comenzaba a derrumbarse, notando también como ella parecía estar parando mas el culo, y con esta motivadora postura tomó las caderas de ella acercándose el culo para dar más fuerza a su empellón sintiendo como el glande se sumió unos centímetros.

-uuuuhhhggggg- un pujido se escapó de los labios de Mar cuando sentía como el glande iba abriéndose el espacio necesario, casi escuchándose el tronar de sus paredes anales ante cada centímetro ganado, tal como el viejo lo había advertido.

Fue algo más que doloroso para Margarita pues a cada centímetro de verga que se comía su ano le correspondía casi un minuto de sufrida lucha a ese miembro para arrebatárselo, faltando casi la mitad del pepináceo barreno el viejo se la dejó ir toda, a lo bestia, provocando un aullido en la jovenzuela la cual se quebró de su espalda al tiempo que temblaba de su cuerpecito y en su carita sus señales de vida iban desapareciendo, la jovencita no pudo asimilar dicho trato y cayó en un estado de semiinconciencia solo sintiendo un mortífero dolor en su ano y una barra ardiente y palpitante atravesándoselo y es que Mar había sido desvirgada analmente por  una verga de 30 centímetros.

La maniaca risa que se dibujó en la cara de Don Polo era como para pintarla en un cuadro teniendo el efecto de que los santos del Vaticano se derretirían al presenciarla, su risa parecía provenir de los más entraño del infierno, sus mugidos eran de un auténtico toro en plena corrida, mientras resoplaba admiraba el femenino cuerpo que tenía atravesado notando como sus manos abarcaba casi toda la breve cintura de la joven caucásica que yacía mancillada.

Entonces el negro jaló aún más hacia él las nalgas de la nena, y así sin importarle que esta estuviera casi inconsciente comenzó a embestirla sin razón alguna como si no hubiera un mañana, el conducto era muy estrecho pero el negro escupía a cada rato procurando mantenerlo lúbrico. Como si se tratara de un luchador este asno llevó una de sus manos a la nuca de la joven para someterla o jalarla de sus cabellos sin dejar de embestirla con crueldad, rudeza que se notaba en sus satánicos semblantes, en los temblores que atacaban el potente cuerpo de la niña en cada arremetida y en los sonidos que producían los astronómicos choques de los cuerpos en colisión.

-escúchame bien perra asquerosa, en este momento te estás tragando toda mi verga, lo que más te conviene es poner tu culo flojito ya que si empiezas a estarlo apretando puede que cuando te la saque me traiga todo el forro interno de tu recto, ¿quieres andar con el ano de fuera?- preguntaba el negro, la semi inconsciente nena respondía negativamente con un movimiento de cabeza.

-entonces ¿vas a tener tu culo flojito para mi? jeje- volvía a preguntar el negro, la nena esta vez asintió afirmativamente.

El negro bajaba su terrible cara de equino caliente buscado con sus bembas la boquita de la nena, la cual yacían abierta con la carnosa lengua de fuera y con una enorme poza de saliva debajo, para pegarse un repulsivo beso, beso que sorprendentemente la nena correspondió gimiendo y pujando, y beso que al negro le supo a su propio semen pues en la boca de la nena aun había vestigio de esta suciedad, pero con mayor presencia en su rostro en donde sendas costras blancas y pegajosas ya un poco secas cubrían en buena parte el bello cutis de Margarita, incluso la nena parecía estar llorando blanco pero era el mismo semen que escurría de sus lagrimales.

Poco después al parecer la panocha también reaccionaba a los ataques anales con descargas de jugos en cada arremetida hasta el punto en que un gran y viscoso cordón de flujo trasparente colgaba desde la elevada concha de la nena llegando hasta tocar el mueble. Cada empujón, en el que el viejo enterraba hasta el fondo su gruesa vara, iba acompañado de una agridulce expulsión de néctares por parte de la panocha de Mar los cuales salpicaban como si de una regadera se tratara, así hasta que la nena se corrió como Dios manda, casi orinando sus hirvientes caldos los cuales cayeron sobre el escritorio empapando algunas facturas que por ahí se encontraban.

-jejej, perra hija de la gran puta, te corres peor que las puercas- bufaba el viejo.

El bembón viejo, sin sacar su taladro, comenzó a retroceder su cuerpo hasta bajarse del mueble  sin salirse de la nena y al mismo tiempo jalando a su doncella hasta que ambos cuerpos genitalmente pegados como perros abotonados yacían semi encorvados y de pie al lado del escritorio, las carnosas piernas de Mar a pesar de su notable dureza temblaban debido a las energías gastadas en el episodio anterior, en tanto el viejo lucía entero, parecía haber recuperado su poderío, este enfermizo sujeto tenia a Mar sometida de su nuca haciendo encorvar un poco la espalda de ella, mientras ella se apoyaba del borde del escritorio con sus dos delicadas manitas al tiempo que sacaba un poco el clavado culo ya que la posición así la ubicaba.

La jadeante nena estaba terriblemente agitada con su cabello cayéndole hacia abajo cubriéndole toda su carita. El brilloso negro decidió invertir posición, quedando él ahora recargado de espaldas en el escritorio mientras que Mar se recargaba con el culo en el recio y negro cuerpo dejando caer sus bracitos los cuales no le respondían, Tomándola de las caderas e inclinándola un poco de espaldas el negro la atraía hacia él, haciendo que la nena se ensartara en su humeante instrumento.

En cada ensartada, se podía observar la femenina corpulencia marcarse un poco más de lo normal, en sus bracitos, en sus piernas y muslos, y sobre todo en su abdomen, la nena evidenciaba un cuerpo tan tonificado como si fuera de una maestra de yoga, su proporción era tan perfecta que en cualquier posición que fuera acomodada esta terminaría enardeciendo a su macho con sus excelsas curvaturas.

Rápidamente, para gusto de viejo, la pequeña hembrita comenzó a gemir debido a los casi sentones que se pegaba arriba del moreno miembro, Don Apolinar se apoderaba de los danzantes senos volviéndolos a estrujar y aplastar como si quisiera sacarles el relleno, como si quisiera sacarle el merengue a tan apetitosas mamas ya que comenzó a jalar los pezones al más puro estilo como se ordeña una vaca empezando a salir un líquido blancuzco semitransparente a partir de los fuertes jaloneos.

El viejo enrollaba uno de sus antebrazos en el cuello de la nena y de este modo la atraía hacia él, arqueándola a la mitad de  su cuerpo, para esto ladeaba el rostro de la viciosa nena para fundirse con ella en un guarro enredo de lenguas, ella tímidamente aceptaba la cochina acción aunque después podía verse más desinhibida intentando por ella misma anudar su lengua con la del viejo mientras este desalmado se dedicaba a sobajear cada milímetro del esbelto vientre de la chiquilla. Las manos del negro viejo no se daban abasto recorriendo cada centímetro del modelado cuerpo de la blanca chica.

En la caliente oficina de Don Apolinar todo eran jadeos, gemidos y berridos, además de que todo el ambiente estaba aromatizado a sexo con penetrantes aromas tanto a agria verga vieja como a concha húmeda, así como un fuerte olor a sudoración masculina, este hedor a macho caliente, a machos rústico, sumado a los potentes embistes tan certeros y placenteros así como a la forma en que el viejo acariciaba todo su cuerpecito y como le comía la boca, y un poco a los escandalosos sonidos provenientes del choque de los desnudos cuerpos estaban haciendo que la nena llegara a otro clímax tan épico que casi se sintió en el cielo de las vergas, donde las huevotes rellenos con crema blanca crecen de los árboles listos para ser degustados así como las enormes vergas brotan del suelo, y una gran cascada de semen caliente en donde hermosas hembras se bañan todos los días corre de manera perpetua por los siglos de los siglos.

Estando en estos fantasiosos momentos la nena, con carita más que viciosa, se dejaba caer de espaldas siento atajada por la negra bestia fornicadora detrás de ella para desbordarse en otro chorreante orgasmo en donde cada eyaculación fue secundada por un ligero movimiento pélvico como abdominal de la nena, llegando a ondular su cuerpo de manera exquisita arriba de la morena tranca al tiempo que también ella misma se daba de sentones comiéndose la verga completa pegando un berrido en cada sentón, el negro tuvo que sostenerla de sus bracitos para que esta no se derrumbara pues sus piernas, a pesar de verse vigorosas, se aguadaron al sentir el desprender de tan importante cantidad de jugos, primero temblaron para después unirse de las rodillas y terminar perdiendo todo el vigor.

En estas condiciones la nena fue chispada de su culo sin el menor cuidado y arrojada al sillón, donde antes estaban sentados los tres mafiosos que salieron en busca de un briboncillo, quedando acomodada boca abajo a todo lo largo del mueble para después el viejo posarse encima de ella, contrastando pieles a mas no poder, Don Apolinar ubicó su tieso miembro a la altura de las nalgas de Mar para dejársela ir primero por la concha, procurando lubricar su miembro lo mayor posible, para después sacarlo e intentar meterlo en el culo de la nena., nuevamente ejercía presión importante hasta lograr embutírselo por el culo a la nena para después sacárselo y volvérselo a dejar ir por la panocha, y así estuvo el viejo realizando un total de casi veinte repeticiones entre ano y concha hasta que al fin se decidió nuevamente por el coloradísimo culo.

De nuevo la venuda verga entraba a marchas forzadas, notándose un poco de dificultad de esta para sumirse en ese apretado conducto, mientras la nena se ponía hasta bizca al sentir otra vez la violenta entrada de tan desmesurado grosor, teniendo que apretar el descanso del sillón tanto con sus manitas como con sus dientes siendo ahora ella la que casi bufaba.

-uuuhhhgggggggfffffsssssss- Margarita dejaba salir un sonido similar a como si le hubieran sacado el aire una vez que sintió el arponazo con el que el chuzo del viejo entró completamente, casi arrancando ella el pedazo de forro del sillón con una mordida.

Así, acostados, la pareja comenzaba nuevamente a fornicar arriba del sillón, Don apolinar moviéndose como gusano y Margarita intentando mantener su culo lo más levantado posible para según ella soportar mejor las embestidas, las cuales eran tan brutales que después de unos minutos de intensa cogidera las patas del sillón comenzaran a crujir y doblarse así como su asiento a sumirse. Un sinfín de cucarachas huyeron despavoridas debido a los temblores que azotaban el sillón representando para estos bichos una señal apocalíptica de su empolillado mundo.

La caliente Margarita procuraba de vez en cuando voltear a ver al viejo a su cara, mirando las terribles facciones de un ser cuya única aspiración en la vida se limitaba a coger a cuanta jovencita le levantara la verga para, pasados unos segundos, retirar su verde mirada al tiempo que cerraba sus ojitos concentrándose en las arremetidas y gimiendo de manera escandalosa y hasta evidenciando una cómplice risilla mientras su compañero de coito la acompañaba con horrísonos graznidos y mugidos.

Y es que la nena recibía azotes con fuerza taurina, ella misma recordaba al gordo, a Felipe, al Lucio llamándola puta, perra y demás y para su sorpresa esto la calentaba hasta la insania, se sentía tan frágil e indefensa en este nuevo mundo lleno de bestias sedientas de sexo y enardecidas por disfrutar de sus orificios, y ahora con este nuevo macho encima de ella solo se disponía a gemir y aullar más fuerte pero convenciéndose ella misma de su posición, calidad o condición como una simple y vulgar puta disponible para el macho que quisiera tomarla pensaba ella, pero cuando se meditaba esta propuesta su mente le dictaminó que estaba equivocada ya que ni siquiera tenía ese derecho, que en realidad era con quien el gordo le ordenara revolcarse, aceptando la nena esta orden con un meneo de caderas tan excelso que alteraron al negro a tomarla de sus cabellos y enterrarla entre los viejos cojines levantándole el culo para mandarse sus más bestiales arremetidas sin importar que en realidad pudiera hasta matar a su víctima.

La concha de Mar escurría harto jugo, el cual caía pesado desde esa cuevita, que ya había formado un visible charco de néctares arriba del sillón de donde era sometida, el negro también aportaba a la causa pues su barreno dejaba escapar ríos de lubricantes los cuales se fusionaban con los de la concha de la nena para formar un viscoso revoltijo de fluidos.

Después de un lapso de casi cuarenta y cinco minutos en donde el africano nunca dejó de mancillar el rojísimo culo de la nena, este depravado sentía como sus mocos ya estaban a la vuelta, dando inhumanas empaladas a la grácil anatomía femenina que yacía ya casi desmayada y convulsionante por otro agotador orgasmo que terminó por vaciarla y que la dejó en un inminente ataque de espasmos, Don Apolinar sentía los espesos litros de marfilesca nata bajar por sus conductos y estando estos en la punta de su glande enterró lo más que pudo su negra vaina haciendo que la nena despertara pegando un lúgubre aullido al tiempo que le llenaba el culo con su pegajosa y cremosa esencia.

El viejo arrojaba las cuantiosas cantidades de condensada leche hasta el fondo del culo de Margarita la cual sentía como iba siendo inseminada por la apestosa esencia, inexplicablemente a raíz de la fuerte descarga la nena comenzó a emitir una ligera risita como si estuviera disfrutando que un negro le estuviera rellenando el culo, mientras el negro se desgargantaba en gritos y casi se dislocaba la cabeza meneándola de aquí para allá, a la vez que notorios temblores asaltaban su abultado vientre dándonos a entender que en cada uno una exagerada inyección de rancio esperma era arrojada a las entrañas de Mar, llenándole todo el culo y parte de los intestinos, para terminar el viejo, desplomándose arriba de la señorita mientras su verga iba perdiendo dureza dentro de ella y terminaba por vomitarse.

Casi una media hora la pareja de amantes estuvo recostada en el sillón, Margarita debajo y el viejo arriba de ella, asegurándose que su verga la drenara completamente, sacándola muy lentamente después de sentirse que se había quedado seco, quedando la verga unida al ano de la joven por un elástico hilo blanco que simulaba un ondulado puente colgante.

———————————-

Pancho, quien yacía sentado en el sofá del recibidor, veía como el sonriente negro venía a hacerle entrega de su curvilíneo y disfrutado paquete, la jovencita con cara de extremo cansancio, sudada, con su pelito alborotado, vestido mal acomodado y un poco roto de su escote, concha escurrida, culo burbujeante y ardiéndole, y con extrañas marcas semitransparentes haciéndole brillar su cara observaba al gordo tan risueño sentado y aferrando de la cintura, con una de sus manazas, a una de las chicas mientras le pegaba tremendo besote de lengua siendo disfrutado por ella, al mismo tiempo que la otra prostituta, arrodillada, solo movía la cabeza ascendente y descendentemente, entendiendo la Margarita que esta otra puta estaba pegándole una mamada a su macho, la nena experimentó un extraño sentimiento, algo como entre enojo combinado con ¿“celos”?, pero quizás sería más bien repulsión a esa rechoncha persona por utilizarla como un artículo de trueque mientras él disfrutaba tranquilo de la vida, estaba intentando convencerse de eso mientras aferraba su escote con una de sus manitas para no enseñar las chiches cuando vio a la puta que mamaba la verga del gordo acomodarse a manera de cabalgarlo, posición que no duró mucho pues el negro fue a entablar una pequeña conversación con Pancho al tiempo que se estrechaban la mano para proceder a despedirse.

Ya en el coche y con la luz del nuevo día, después de haber pasado nuevamente el improvisado retén en donde ahora la nena no fue manoseada, Pancho se mandaba otra orden, la misma de hace rato, la nena tendría que volver a mamarle la verga todo lo que durara el camino con la diferencia de que la verga de Don Pancho esta vez olía a semen, y estaba impregnada de babas y jugos vaginales procedentes de otra mujer.

-Don Pancho, es que estoy muy cansada- se quejaba la nena una vez enterada de la orden al tiempo que se ladeaba en el sillón del coche pues su culo le incomodaba demasiado.

-ora, ora zorra, solo será unos cuantos minutos y por haberme hecho ese otro favorcito te dejaré descansar todo el día jeje- decía el gordo refiriéndose a la forma en que anticipó a su deuda.

La jovencita aceptaba y nuevamente se pegaba a esa verga como si fuera la última que mamaría en su vida, haciendo retorcer al despiadado viejo con semejantes lamidas, chupadas y succiones que le pegaba, esta vez la nena hasta sacaba su lengua para castigársela con la verga del viejo, y de paso aprovechaba para latigarse su rostro de adolecente con dicho aparato, y es que Mar quería derramar al sudado viejo rápidamente para así dejar de mamar y en su afán por conseguir el sucio propósito lo miraba con carita tierna y mimosa mientras se metía la verga lo más que podía

Ni siquiera ella supo por qué le hacía tales cuestionamientos – ¿así le gusta Don Pancho? ¿Lo hago bien?- decía la nena sin poder explicarse el porqué de su actuar, y cuando recordó que esa verga había sido mamada por otra hembra que no fuera ella se le pegó al glande con los puros labios y comenzó a dar de potentes succiones queriendo sacarle hasta la última gota de leche al sudado viejo, cuya traspiración ya aromatizaba el oxidado cacharro, y es que la nena quería demostrarle a su macho que para mamar vergas nadie como ella.

Por momentos la joven hembra tomaba la apestosa verga de su base con una de sus manitas para proceder a mandarse ininterrumpidas chupadas llegando a realizar entre cuarenta y cincuenta repeticiones en un solo minuto para después parar un poco para darse un descanso mirando media coquetilla al gordo a quien ni así se le quitaba la cara de agrio, hasta procuraba que el gordo viera el fino movimiento labial que ella realizaba y en donde se podía observar era para saborearse los líquidos preseminales.

Mientras tanto el viejo con cara de ogro conducía sin dejar de sentir los exquisitos labios y lengua allá abajo haciéndole maravillas, por momentos movía la palanca para cambiar la velocidad y de paso aprovechaba para tallar la cabeza de la niña de la misma manera que se le hace tal cariñito a un perro mientras ella sentía la pesada mano revolviéndole sus cabellitos.

El viejo no demoró mucho en tener su primera corrida la cual fue depositada completa dentro de la boquita de la nena, dictaminándole que le enseñara su lengua llena de semen para después decirle que se la enseñara una vez que se hubiera tragado tal mezcla, aun así el viejo no dejó que Margarita descansara exigiéndole que no parara de chupar hasta que ellos llegaran a su destino, en el camino la nena tuvo que tragarse otra corrida igual de cargada que la anterior pero según ella más espesa para después casi a unas cuadras volver a tragarse otra dejando la verga del viejo completamente desinflada aunque esto no fue motivo para que su lengua siguiera recorriéndola, fue tal la cantidad de semen ingerido por la nena que las nacientes ganas por probar desayuno desaparecieron con las nutritivas raciones espermáticas.

Una vez que Margarita escuchó al motor apagarse pudo respirar un aire de alivio, llevándose sus dos manitas a la cara, tallándosela y subiéndolas hasta peinar su cabello, esperó a que el pesado viejo se bajara del auto para poder hacer lo propio, unos destellos de luces en tonalidades azules y rojas llamaron su atención y más porque se trataban de dos patrullas estacionadas enfrente de la cantina de Felipe, la cansada nena, recuperando todas sus energías como por arte de magia, alcanzó a gritar.

-nooo!!!, que hacen!!!, no se lo lleven!!!- terminó por salir corriendo hacia las patrullas quitándose los tacones durante el trayecto para poder correr más rápido así como aferrando el escote de su vestido para no enseñar sus pesadas y bamboleantes tetas.

Continuará…

Relato erótico: “El ídolo 2: Las nalgas de la profesora fueron mías” (POR GOLFO)

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Sin título1

Tal y como había amenazado, Olvido se encargó que esa noche nadie durmiera en el campamento. Cabreada al descubrir que nuestra jefa había estado espiándonos mientras follábamos en la laguna, decidió vengarse y cómo le interesaba tanto nuestra actividad sexual, le regaló una sinfonía de gritos y jadeos que nunca olvidaría.
Polvo tras polvo, me obligó a acompañarla en su lujuria durante horas y solo cuando comprobó que me había dejado seco y que por mucho que lo intentara, se había convertido en un imposible el reanimar a mi alicaído miembro, solo entonces me dejó descansar aunque fuera por poco tiempo.
Agotado como no podía ser de otra forma pero alegre al haber pasado unas de las mejores noches de mi vida, me levanté a desayunar. La jeta con la que nos recibió nuestra profesora fue increíble pero no hizo ningún comentario. Su gesto enfadado me informó del éxito que había obtenido mi compañera.
“¡Qué se joda!”, pensé descojonado al recordar el volumen de los gritos de Olvido y conociendo su lujuria supe que se iba a repetir durante el tiempo que tardara esa expedición.
Por su parte, mi compañera estaba en su salsa.  Sabiéndose victoriosa, demostró su buen humor a todos repartiendo sonrisas y bromas por doquier, lo que hizo todavía más amarga la derrota de Ixcell.
Media hora más tarde y acompañados por nuestros ayudantes nativos, salimos rumbo al punto donde convergían las pirámides. Lo curioso es que si bien en un principio, los lacandones no mostraron su disconformidad en cuanto se dieron cuenta, empezaron a mostrar su rechazo. En un primer momento fueron susurros entre ellos pero, al irnos acercando su malestar, fue in crescendo hasta que en un  determinado lugar se negaron de plano en seguir adelante.
La doctora intentó dialogar con su jefe pero por mucho que lo intentó no consiguió convencerle. Decidida a seguir adelante, Ixcell les pidió que nos esperaran allí pero entonces el nativo le respondió:
-Ese sitio está maldito, ¡No deben de ir allí!
La arqueóloga asumió que sus creencias y supersticiones le hacían actuar así y sin hacer caso a sus avisos, nos llamó  a los miembros de la expedición y tras informarnos, nos preguntó si alguien ponía algún reparo en continuar.
-No- respondimos casi al unísono los tres.
Una vez de acuerdo cogimos nuestras mochilas y reiniciamos la marcha hacía la montaña. El lacandón haciendo su último intento, nos gritó mientras nos internábamos en la selva:
-Los que osan entrar en esa tierra, o mueren o ¡salen cambiados!
Haciendo oídos sordos continuamos sin variar un ápice nuestro rumbo. Si de por sí sus temores me parecían fuera de lugar, no pude dejar de sonreír cuando acercándose Olvido hasta mí, susurró en mi oído:
-Te imaginas que es cierto y al salir de aquí, me ha crecido una polla. ¡Te juro que sería tu culo el primero que desvirgaría!
La burrada de la muchacha diluyó el escaso resquemor que había en mi corazón y ya completamente seguro que habíamos hecho lo correcto, le contesté:
-A lo mejor te sale otro coño. Si es así, podré decir que también yo fui el primero.
Tras lo cual al darnos cuenta que Luis e Ixcell se habían adelantado un buen trecho, tuvimos que correr para alcanzarlos. Al llegar hasta ellos, de muy mala leche, la doctora nos regañó diciendo:
-No hay que echar en saco roto sus advertencias, puede que haya animales peligrosos o trampas por lo que es mejor que vayamos juntos.
Asumiendo que esa rubia estirada tenía razón, procuré a partir de entonces seguir su ritmo. Ritmo atroz que hizo que Luis no tardara en resoplar y nos pidiera que hiciéramos una parada. Nuevamente, nuestra jefa demostró lo zorra que era y olvidando el sufrimiento de su segundo, se negó y le obligó a reiniciar la marcha. Incapaz de rebelarse y sudando a raudales, el gordito intentó seguir su paso pero no pudo evitar pegar un traspié y caer redondo sobre un matorral. Los alaridos que pegó el tipo nos alertó del problema y al aproximarnos con cuidados, Fue Ixcell la que descubrió que había caído sobre una planta que no solo tenía afiladas espinas sino que era venenosa:
-Esperad, es una “Urera baccifera” y ¡Es peligrosa!
Una vez avisado, me obligó a ponerme guantes y con mucho cuidado, ayudarla a levantar al accidentado. El pobre Luis lloraba de dolor pero eso no fue lo que me dejó aterrorizado sino el observar que en los lugares donde se le habían clavado las púas, se había formado de inmediato una pústula.
-¿Qué hacemos?- pregunté preocupado por el estado del accidentado.
Tomando el mando, la jefa vio que a cien metros había un claro y llamando a Olvido, entre los tres conseguimos llevarle a rastras para atenderlo allí. Una vez en ese lugar, lo tumbamos y con mucho cuidado empezamos a retirar una a una las espinas, aplicando al hacerlo un antiséptico en las heridas. La selva fue testigo de los berridos que pegó nuestro compañero. Su dolor fue tal que en un momento dado se desmayó, lo que facilitó nuestra labor y al fin conseguimos extraerle todas.
Acabábamos de terminar cuando al otear el cielo, vimos que se acercaba una tormenta.
-¡Mierda! ¡Hay que buscar un refugio!- gritó la arqueóloga por primera ocasión preocupada.
Fue entonces cuando mi compañera descubrió lo que parecía una cueva en un montículo cercano y señalándosela a nuestra jefa, esta decidió que valía la pena llevar a Luis hasta ese lugar. Con él a hombros, fue una tortura el recorrer ese kilometro porque una vez despierto, no dejaba de llorar. Por eso fue una liberación llegar hasta la entrada de la supuesta cueva, pero justo cuando estaba a punto de entrar en ella, mi jefa me paró diciendo:
-No es una cueva. ¡Es parte de una pirámide!
Alucinado por la noticia, levanté la mirada para descubrir que lo que suponíamos que era una montaña en realidad se trataba de una pirámide de dimensiones colosales. Os juro que me quedé sin habla al verla porque si no me fallaban mis cálculos debía ser la más grande jamás descubierta en tierras mexicanas.
Depositando al accidentado en el suelo, corrí alrededor de la increíble construcción contando los pasos. Al terminar con la respiración entrecortada por el  esfuerzo, la informé:
-Ixcell, ¡Mide unos novecientos metros de perímetro!
La constatación de que estábamos ante el mayor descubrimiento arqueológico de los últimos cien años, la trastornó y olvidándose del herido, nos exigió que empezáramos a documentar todo. Cuando le recordé que debíamos antes de terminar de cuidar a Luis, me contestó:
-Esa planta es dolorosa pero no mortal y como lo único que podemos hacer por él es esperar: ¡Pongámonos a trabajar! – y recalcando su verdadera motivación, me soltó: -¡Pasaremos a la historia!
Por eso siguiendo sus instrucciones, empezamos a fotografiar y medir la pirámide con el conjunto de aparatos que habíamos traído desde el D.F.  De esa forma confirmamos que con sus 72 metros de altura y sus 926 metros de diámetro, ¡Era mayor que la Pirámide del Sol!
“¡Cómo es posible que no se haya descubierto antes!”, estaba pensando cuando de improviso un grito de angustia retumbó en la selva.
Al reconocer la voz de Olvido salí corriendo a auxiliarla pero cuando llegue hasta ella, la encontré llorando arrodillada ante el cuerpo de Luis:
-¿Qué ha pasado?- pregunté pero al fijarme en el herido comprendí, ¡Había muerto!
Fue entonces cuando llegó nuestra jefa y al constatar el deceso de su  ayudante, se permitió el lujo de soltar una lágrima tras lo cual dirigiéndose a nosotros dos, tuvo los santos huevos de soltar:
-Me equivoqué. Luis debía de ser alérgico pero aunque hubiésemos intentado evacuarlo, su destino estaba marcado. Ahora nuestro deber es enterrarlo y honrarlo con nuestro descubrimiento.
Si no llega a ser mi profesora y necesitar su nota para doctorarme, os juro que le hubiese saltado al cuello por hija de puta. Pero en vez de hacerlo, busqué un lugar donde darle sepultura y cogiendo una pala empecé a cavar. Ixcell al ver donde había decidido excavar la tumba, pegándome un grito me obligó a buscar otro sitio más alejado, diciendo:
-Ahí no, está demasiado cerca y puedes destrozar algún vestigio.
“¡Será malparida!”, pensé y en silencio, me puse a localizar otra ubicación. Para evitar que me hiciera parar otra vez, le pregunté:
-¿Te parece bien en el claro?
La muy zorra ni siquiera me contestó porque ya había vuelto a documentar la pirámide. Gracias a que el terreno resultó blando, en media hora tenía lista la tumba y volviendo hasta donde se encontraban ellas, comenté que necesitaba ayuda para trasladar el cadáver. De muy malos modos y quejándose de tener que abandonar su trabajo, me ayudó junto con Olvido a llevar a Luis hasta su sepultura. Una vez allí y tras un breve responso, lo enterramos sin mayor ceremonia tras lo cual y con una sonrisa en su boca, comentó:
-Ahora que hemos acabado, vamos a por nuestro nombre en la posteridad.
“¡Menuda hija de la chingada!”, mascullé en silencio cabreado por su falta de humanidad pero asumiendo que una queja caería en saco roto, las acompañé de vuelta hasta las ruinas. En ese instante la hubiese matado con mis propias manos pero me tranquilizó observar en los ojos de mi compañera que ella también miraba con rencor a  nuestra jefa. Ella misma me confirmó que  albergaba mis mismos sentimientos cuando aprovechando que Ixcell se había adelantado, se acercó a mí y murmuró:
-Esta tía es una completa zorra. Si fuera por ella, nos mataría a todos para llevarse todo el mérito por nuestro descubrimiento.
Dándole toda la razón pero queriendo quitar hierro al asunto, le dije al oído:
-Quizás se lleve una sorpresa y sea ella quién desaparezca.
Aunque era broma, mis palabras la hicieron recapacitar y tras unos instantes, me soltó:
-Dejemos antes que trabaje y cuando ya hayamos documentado todo, hablamos.
Os confieso que me quedé helado al comprender que esa morena se había tomado en serio mi sugerencia y que esa idea no le desagradaba en absoluto. Si ya de por si eso era macabro, más lo fue percatarme pensando en cómo me cargaría a esa puñetera rubia.
El resto del día lo pasamos estudiando el exterior de la pirámide ya que nuestra jefa había decidido que el interior de la gruta lo haríamos al día siguiente. Faltaban dos horas para anochecer cuando Ixcell dio por terminada la jornada y recogiendo sus notas, nos ordenó volver al campamento.
Al llegar al lugar donde en teoría nos esperarían los lacandones, descubrimos que no estaban y creyendo que nos esperarían junto a las tiendas, seguimos camino hasta la base. Cuando llegamos a donde debían de estar las tiendas, nos encontramos con que no solo no estaban sino que habían desvalijado  parte de nuestras pertenencias y lo peor que habían robado nuestros kayacks.
Curiosamente lo único que no tocaron fueron los víveres y el resto de nuestros instrumentos pero lo que respecta a ropa, herramientas y demás, todo había desaparecido. Desmoralizados, nos sentamos y comenzamos a discutir sobre qué hacer. La postura de Olvido y la mía era intentar volver pero entonces Ixcell, halló que no se habían llevado el teléfono satélite y sonriendo, comentó:
-No hay problema, llamaré a la universidad y nos mandarán suministros y ayuda.  
Y tal y como había anticipado, telefoneó a uno de los catedráticos de arqueología y consiguió que se comprometiera en apoyarnos con nuevos recursos pero que tardarían una semana en llegar. Una vez había colgado, nos ordenó volver a la pirámide porque en el interior de la gruta tendríamos refugio. Retornando con los escasos suministros que habían dejado y al recordar la conversación con su colega, caí en la cuenta que en ningún momento le había mencionado nuestro descubrimiento.
“Lo quiere solo para ella”, me dije.
El camino de vuelta fue penoso porque además del peso extra de nuestras mochilas, nos tuvimos que enfrentar con la oscuridad. Por eso si bien habíamos tardado antes una hora en hacer ese trayecto, esa noche perdimos dos en llegar hasta las ruinas. Ya en la pirámide, Ixcell montó el campamento a la entrada de la gruta pero se negó de plano a que encendiéramos la hoguera en su interior, diciendo:
-Podemos dañar los restos.
Sin faltarle razón, no vi que después de seiscientos años a la intemperie que daño podía hacer un poco de humo pero como no quería discutir la prendí al aire libre. La cena como no podía ser de otra forma, fue extraña por una parte estábamos tristes por la muerte de Luis pero también entusiasmados con la idea de conocer el alcance de nuestro descubrimiento. Fue al final cuando comportándose por primera vez como humana, la profesora sacó una botella de ron y poniéndose en pie, nos pidió que brindáramos por el difunto.
No os tengo que contar que tanto Olvido como yo aceptamos de buen grado el alcohol y rellenando nuestros vasos con esa bebida, brindamos por Luis. Lo cierto fue que una vez abierta la puerta, no solo acabamos con esa botella sino que dejándonos llevar dimos buena cuenta de otra. Ese ron nos unió y empezamos a conversar como si fuéramos viejos amigos. Tras media hora y bastante borracha, la jefa nos mandó a dormir.
Asumiendo que iba a disfrutar del cuerpo de mi compañera y sin importarme que Ixcell me viera, me desnudé y metiéndome en el saco de dormir, llamé a Olvido a mi lado. La morena no hizo ascos a mi sugerencia y quitándose la ropa se unió a mí en su interior.  En cuanto sentí su piel contra la mía, la besé. Fue un beso posesivo, mi lengua forzó su boca mientras mis manos se apoderaban de su trasero. Ella, mas alterada de lo quele hubiera gustado reconocer, frotó su pubis contra mi pene, mientras me decía:
-Mira a la zorra de la jefa, ¡No nos pierde de vista!
-Tranquila, quiero disfrutar de ti-, le dije mientras la despojaba del camisón.
Saberme espiado por esa rubia, me terminó de calentar y bajando por su cuerpo, saqué la lengua dejando un reguero húmedo en su piel. Sus pezones reaccionaron incluso antes de que los chupara, de forma que recibieron las caricias de mi apendice duros y erguidos. Olvido gimió cuando pellizcándolos le dije que eran hermosos.
Tener su botón en mi boca, mientras tocaba su culo, era una gozad por lo que prolongué largo rato mi estancia entre sus pechos. Esa noche quería poseerla lentamente pero ella necesitada de ser tomada, separando sus piernas, restregó su pubis contra mi sexo. No tuve que ser un genio para comprender que buscaba que mi penetración pero decidido a dar un buen espectáculo a la puta que desde su saco nos miraba,  la rechacé diciéndole:
-¡Tranquila zorrita!
Con lentitud, seguí bajando por su cuerpo mientras le acariciaba las piernas. Mi compañera gimió al sentir que me acercaba a su entrepierna y deseando que me diera prisa, me avisó que no podía más. El sexo de la morena olía a hembra hambrienta y viendo lo dispuesta que estaba le separé aún más sus rodillas. Estaba a punto de lanzarme sobre ella cuando escuché:
-¡Déjame a mí!
Al darme la vuelta, me encontré a Ixcell totalmente desnuda frente a nosotros.  Sus pechos eran aún mejores de lo que me había imaginado y sin pedir opinión a mi compañera, dejé que ella me sustituyera entre sus piernas. Haciendome a un lado, observé como la rubia separaba los labios a mi alucinada amiga y antes que se pudiese quejar, la ví sacar la lengua y tantear con ella el botón rosado de la morena:
-No quiero- gritó al sentir que la mujer se ponía a devorar su sexo, pero no hizo ningún intento por evitar sus caricias.
Os reconozco que me puso a mil, admirar con mis propios ojos el modo tan sensual con el que esa zorra se empezaba a comer el coño que tenía a su disposición. Alternado lametazos y mordidas, la profesora llevó a mi amiga al clímax en menos de un minuto.  La morena que llevaba gimiendo un buen rato, aferró con sus manos la cabeza  de su jefa en un intento de prolongar el placer que estaba sintiendo mientras de su cueva brotaba un pegajoso arrollo:
-¡Qué rica estás!- soltó Ixcell paladeando su flujo y sin dejar de beber de su entrepierna, me ordenó: -¿Qué esperas para follarme?
Cumplí su mandato, poniendo la cabeza de mi glande en su abertura. Al hacerlo tuve que admitir que esa zorra estaba buena y mientras jugaba con su clítoris, le pregunté:
-¿Estás segura?
-Sí-, me respondió  con la respiración entrecortada por su excitación.
“Seré idiota”, pensé mientras lentamente le metía mi pene en su interior, “¡me podía haber dicho que no y me hubiera quedado con las ganas!”.
Mi pausada forma de penetrarla, hizo que toda la piel de mi extensión disfrutara  de los pliegues de su sexo al hacerlo. La cueva de esa rubia demostró ser estrecha y suave como si casi no hubiera sido usada.  Ixcell sin dejar de dar placer a Olvido y levantando su trasero, me rogó que acelerara diciendo:
-¡Hazme gritar como a está puta!.
Tras lo cual empezó a meter y a sacar mi pene de su interior a una velocidad inusitada. Estaba como poseída, sus ganas de ser tomada eran tantas que incluso me hizo daño.
-Quieta- grité al sentir que si seguía a ese ritmo iba a dejar mi pene inservible durante semanas.
Al ver que no respondía y seguía descontrolada, le di un duro azote en su culo diciéndole:
-O me haces caso o tendré que castigarte.
Ixcell se quedó parada esperando mis órdenes. Al comprobar que se había quedado quieta, le pedí que siguiera comiendo el chocho de una más que excitada Olvido y reinicié mi cabalgata. La profesora relinchó al sentir que me asía a sus pechos mientras mi pene la apuñalaba sin piedad. Escuchar sus gemidos y los de la morena cada vez que mi sexo chocaba contra la pared de su vagina, fue el banderazo de salida para que acelerara mis incursiones. Comportándonos como un engranaje perfecto, mi pene y su lengua dieron cuenta de sendos chochos mientras sus dueñas no paraban de gemir.
-Me corro- escuché que Olvido gritaba cuando la rubia incrementando su placer metió unos de sus dedos dentro del culo de la morena.
Al comprobar que mi compañera había llegado al orgasmo, decidí ir en busca del mío y cambiando de postura, agarré la melena de la rubia y renovando mis azotes, la azucé a incrementar su ritmo. Eso, la cabreó y chillando me exigió que parara.
-¡No me sale de los cojones!- respondí sin dejar de castigar su trasero.
Con su respiración entrecortada por el placer pero todavía indignada, mi profesora intentó separarse de mí. Sujetándola con mi brazo se lo impedí y riéndome de ella, seguí cabalgando su cuerpo mientras mis manos castigaban sus nalgas.
Todavía no quería correrme, antes me apetecía humillarla y sacar de su cuerpo un orgasmo que recordar en el futuro. Por eso ejerciendo una autoridad que nadie me había dado exigí a Olvido que se apoderara de sus pechos y los torturara.  Mi compañera no se hizo de rogar y cumpliendo mi mandato pellizcó duramente los pechos de su profesora mientras yo seguía follándomela sin parar. El doble maltrato llevó a la rubia hasta el límite y obteniendo un placer no deseado se corrió empapando  mis piernas con su flujo.  Su evidente derrota fue demasiado para mi torturado pene y exploté en el interior de su cueva.
Mi jefa, al sentir que mi simiente bañaba su entrepierna, se zafó de nosotros y poniéndose en pie, gritó:
-Os habéis pasado. Cuando lleguen los suministros, ¡Os iréis de vuelta!
Solté una carcajada al oírla porque me daba igual, ya había tomado mi premio y nada se podía comparar con haber violado a esa estirada. Lo que no me esperé fue que Olvido, abrazándose a mí, murmurara en mi oído:
-Cuando lleguen los suministros, ¡Será su cadáver lo que se lleven!
 
 
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Relato erótico: «El ídolo 3: la profesora y mi compañera, mis putas». (POR GOLFO)

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Al amanecer, me despertó el ruido de Ixcell al levantarse. Zafándome del abrazo de Olvido, salí del saco de dormir y cogiendo un pantalón, me vestí al recordar que la noche anterior y motivado quizás por el alcohol, había medio violado a esa profesora.
La rubia al contemplar que me había despertado, ni se dignó a mirarme y obviándome se puso a preparar el desayuno, sin darse cuenta de la sorpresa que nos tenía preparada esa mañana.
En un principio tampoco yo, advertí que a escasos metros de la hoguera, alguien había dejado frutas y un pequeño cervatillo a modo de ofrenda.
-¡No comprendo!- exclamé al saber que quien lo había dejado allí no podían ser más que los lacandones. Que esos hombres que el día anterior habían robado nuestro equipo hubieran dejado todo eso, era algo que no me entraba en la cabeza. Era como si a su modo, nos estuvieran pidiendo perdón.
Mi exabrupto alertó a la arqueóloga de las viandas y acercándose a ellas, su cara mostró también su extrañeza pero tras pensarlo durante unos instantes, se dirigió a mí diciendo:
-Si hubieses estudiado en vez de andar violando mujeres, comprenderías que por alguna razón nos están reverenciando. Y ya que lo único que hemos hecho ha sido sobrevivir una noche en este lugar, deben vernos como seres superiores dotados con algún poder.
-¿Qué poder? ¡Estamos varados en mitad de la selva!- respondí pasando por alto la pulla que me había lanzado.
Con genuina tranquilidad, peló uno de los mangos que nos habían dejado antes de contestar:
-No tengo ni idea pero sé que no tardaremos en descubrirlo.
Confieso que me deslumbró su serenidad pero aún más su mente porque sin dejarse llevar por el pánico, había buscado una respuesta aceptable a ese cambio de actitud de los indígenas.
“Será una zorra estirada pero tengo que reconocer que sabe de lo que habla”, refunfuñé admirando además lo bella que estaba esa mañana.
Tratando de sacar de mi cerebro la imagen de las piernas de esa rubia, volví a donde seguía durmiendo mi compañera y la desperté. Debido a la resaca, Olvido tardó unos instantes en espabilarse y cuando lo hizo, me sonrió diciendo:
-¿Cómo está la lesbiana? ¿Está escocida?
Su burrada me reveló que al contrario que yo, ella no estaba arrepentida por haber forzado a nuestra jefa. Obviando su comentario, le expliqué lo sucedido y tras escucharme con atención, el único comentario que hizo fue al comerse un plátano y decir lo bueno que estaba.
Descubrimos el ídolo y sufrimos sus consecuencias.
Con el hambre saciada, nos pusimos a preparar nuestro equipo. Como esa mañana íbamos a explorar la cueva que se introducía en la ladera de la pirámide, comprobamos las linternas y sus baterías. Hallándolas en perfecto estado, Ixcell nos ordenó seguirla al interior.
La primera estancia que era la única que veíamos desde el exterior consistía en una cavidad sin ningún tipo de adorno. Eso calmó nuestra inquietud al creer que en contra de nuestras expectativas esa gruta no tendría valor arqueológico más que el de estar ubicada en el interior de esa monumento.
Pero nada más cruzar y vislumbrar la siguiente, pudimos observar que estaba profusamente decorada con símbolos mayas. Pero lo que nos dejó realmente impresionado fue un enorme monolito de más de dos metros en el que habían tallado la imagen del dios Kukulkan. Gracias a haber permanecido siempre en el interior de esa cueva todavía conservaba sus colores y por eso la “serpiente alada” mantenía el esplendor de cuando fue tallada.
-¡Qué maravilla!- exclamó la arqueóloga emocionada.
Dejándose llevar por la emoción de sus ojos brotaron unas lágrimas al contemplar tamaña belleza, tras lo cual, empezó a fotografiar la estancia mientras yo intentaba traducir los mal llamados jeroglificos porque en realidad se trataba de un sistema silábico. Centrándome en los esculpidos en el dintel de la puerta,  fui anotando el significado de cada uno pero no fue hasta que había acabado cuando caí en su significado:
-¡Es una amenaza!- grité consiguiendo obtener la atención de mi jefa.
Llegando a mi lado, la arqueóloga leyó:
“Solos los dignos de Kukulcan serán perdonados por perturbar su descanso”
En cuanto acabó, girándose buscó a Olvido con la vista y al no verla se preocupó:
-¿Dónde está esta pendeja?
La respuesta a su pregunta llegó a nuestros oídos cuando desde el fondo de la gruta, oímos gritar a la morena llamándonos. Sin pensar en la maldición cruzamos dos nuevas habitaciones antes de llegar a donde estaba mi compañera. La encontramos en una estancia mucho mayor que las anteriores señalando con la linterna un altar en honor a ese dios.
-Leed- gritó emocionada.
Al revisar el conjunto de grafías, Ixcell las leyó de corrido:
“KuKulcan elige a sus favoritos con gran sabiduría, solos los dignos podrán lucir su emblema mientras los indignos sufrirán su venganza. El poder sobre la vida y la muerte quedará reservado al elegido”.
-¿De qué emblema habla?- pregunté confundido.
La boba de la morena olvidando todas las precauciones y antes de que pudiéramos avisarle cogió del altar un colgante de oro con el rostro de ese dios. Inmediatamente empezó a sufrir convulsiones E Ixcell queriendo ayudar intentó quitarle la joya de sus manos pero por desgracia sufrió las mismas consecuencias.
Sin saber que hacer me las quedé mirando mientras las veía morir ante mis ojos. El dolor que sufrían debía de ser inmenso puesto que sus rostros se retorcían presos del castigo. En ese momento escuché en mi espalda:
-Si no quiere que mueran debe ponerse a KuKulcan en el pecho.
Al girarme, descubrí al jefe de los lacandones mirándome con respeto. Sus palabras me parecieron una locura y así se lo hice saber. No estaba dispuesto a morir por ellas.
-Si han sobrevivido a esta noche, se debe a que uno de ustedes es el elegido. Como podrá comprobar, ninguna de las mujeres ha sido aceptada por mi Dios, luego usted es su predilecto.
Os juro que fueron los estremecedores gritos de las dos los que me hicieron decidirme y temblando de terror, me agaché a coger el colgante.  Al agarrarlo, en vez de notar dolor solo fui capaz de percibir que estaba templado y ya más tranquilo me lo colgué del cuello.
De improviso, vi que se iluminaba toda la gruta y aunque os parezca una mera alucinación, me vi de frente con KuKulkan. Nuevamente aterrorizado, esperé mi final pero entonces esa gigantesca serpiente con la cabeza repleta de plumas me habló:
-Cinco siglos mi pueblo ha esperado un líder que le haga resurgir de sus cenizas. Sabiéndote digno, te ordeno que recuperes su antiguo esplendor.
Sin ser todavía consciente de los designios de ese Dios, KuKulkan desapareció y con el la luz que iluminaba la gruta, dejándome solo con las dos mujeres y con el indígena que permanecía arrodillado a mis pies.
Halach uinik, su pueblo le espera.
Al escuchar que se refería a mí usando el título que los mayas daban a su rey, me percaté también que me había hablado en ese idioma que llevaba teóricamente desaparecido casi medio milenio. Si ya de por sí eso era imposible, aún más el que yo lo comprendiera como si fuera mi lengua materna. Aturdido como estaba, estuve a punto de acompañarle fuera pero entonces recordando a las dos mujeres, le pedí que me ayudara.
Fue entonces cuando me contestó:
-Si es su deseo que vivan, tóquelas. Con ello, el aliento de la serpiente las sanará.
Haciéndole caso, agachándome a su lado las toqué y como por arte de magia, ambas se recobraron recordando lo que había pasado. Asustadas por lo que habían soportado pero sobre todo por lo que habían visto, me miraron con terror al temer que una `palabra mía haría volver su sufrimiento.
Su miedo me quedó claro cuando quise ayudarlas a levantarse y la propia Olvido se retiró asustada. Incluso la jefa de la expedición rehuyó mi contacto y viendo que ya se acostumbrarían salí de la cueva.
En el exterior me llevé una nueva sorpresa porque a la salida de la pirámide, me esperaban unos quinientos lacandones. Sabiendo que solo seguían vivos unos mil, comprendí que la mitad de todo ese pueblo esperaba en silencio mis palabras y dirigiéndome a Uxmal, el jefe, le pregunté cómo era posible.
-Ayer cuando usted entró en la tierra sagrada, llamamos a nuestros hermanos para que vinieran. Solo los viejos y los niños no han podido venir.
Como sabía que esperaban un discurso, me limité a repetir la misión que me había encomendado el dios. Al oírme se echaron a llorar y a reír agradeciendo el favor divino. Fue entonces cuando Ixcell, ya medianamente recuperada, se atrevió a echarme en cara que los mintiera.
La reacción de los indígenas no se hizo esperar y antes de que pudiera intervenir la despojaron de la poca ropa que llevaba y atándola a un poste me preguntaron:
-¿Qué quiere Halach uinik hacer con su ingrata concubina?
Estaba a punto de obligarles a que la desataran cuando la arqueóloga hecha una furia, me gritó que jamás sería mi esclava.
-Darle cincuenta azotes pero que no le quede marca- respondí y dirigiéndome a Olvido, le pregunté mientras dos mujeres lacandonas empezaban a cumplir con el castigo: -¿Aceptas servirme?
Tras unos segundos de indecisión al oír los gritos que pegaba la rubia, la morena se echó a mis pies diciendo:
-Tú me has salvado, tú eres mi dueño.
Su postración dio inicio a la fiesta y mientras en la selva se escuchaban renovados gritos de guerra, uno a uno los miembros de mi pueblo se arrodillaron ante mí reconociéndome como su rey….
Mi primera noche como Halach uinik
Los cánticos se sucedieron sin pausa y mientras las mujeres preparaban la fiesta, Uxmal y un consejo de ancianos me pidieron permiso para ponerme la túnica sagrada. Aceptando de buen grado, descubrí que lejos de ser algo ostentoso consistía en una espléndida camisola blanca muy parecida a la que portaban los lacandones pero confeccionada de un lino espectacular.
Sabiendo que los más viejos llevaban debajo solamente un taparrabos, me desnudé totalmente suponiendo que me entregarían uno. Lo que no me esperé fue ver llegar a Ixcell totalmente desnuda y con la espalda y el trasero enrojecidos portando esa prenda.
-Concubina, cubre la virilidad de tu amo- le ordenó uno de los ancianos.
La pobre arqueóloga sin poderse negar se arrodilló a mis pies pensando que su única función sería ponérmela, pero entonces recibió un nuevo varazo en la espalda y escuchó:
-Límpiala antes con la boca. Nuestro rey debe estar inmaculado para su fiesta.
Por el brillo de sus ojos comprendí que estaba a punto de llorar al saber que se esperaba que me hiciera una felación enfrente de todo el pueblo. Disfrutando del momento separé mis piernas para que facilitar la labor de esa rubia. Ella al advertir que iba a colaborar con semejante felonía, me lanzó una mirada cargada de odio pero viendo que era inevitable, abrió su boca y sacó su lengua para comenzar a despojarla del polvo acumulado durante el día.
Sus lamidas no tardaron en levantar una brutal erección en mi pene. Los presentes empezaron a murmurar sobre mi tamaño y viendo que ya la había embadurnado por completo con su saliva, aproveché para decirle:
-Métetela toda.
Enfurecida por mi orden, separó sus labios y lentamente fue introduciendo mi verga en su garganta. Al sentir que empezaba a sacársela sin haberla terminado de embutir, agarré su cabeza y presionando se la incrusté hasta el fondo. Sin compadecerme de sus arcadas, una y otra vez usé su boca como si su sexo se tratara y cuando estaba a punto de descargar mi semen en su interior, me dirigí a ella, diciéndole:
-Trágate toda mi lefa si no quieres un castigo.
Temiendo que cumpliera mi amenaza, la mujer buscó complacerme imprimiendo a su lengua nuevos bríos e incluso llegando a estimular a la vez con sus manos mis testículos. Su entrega fue el acicate que necesitaba y desbordándome dentro de ella, mi semen se fue directamente a su estómago. Aleccionada mi antigua jefa no cejó en su mamada hasta dejarme seco. Habiendo comprobado que no quedaba nada en mis huevos, supo que había llegado el momento de ponerme el taparrabos y sin levantar la mirada, me colocó esa prenda.
El único vestigio de su antiguo orgullo, llegó a mis oídos mientras los ancianos me ponían la túnica. En ese momento no supe que solo lo había pensado porque lo escuché como si lo hubiese gritado:
-Mataré a este cabrón.
Agachándome donde estaba ella, murmuré en su oído:
-Soy difícil de matar- y actuando como si fuera de mi propiedad, la levanté y lanzándola a los pies de Olvido y ordené a la morena: -Ata a esta furcia. Esta noche le demostraré quien manda, rompiéndole el culo.
Mi compañera asumiendo su papel de concubina y deseando ser mi favorita, agarró a Ixcell de la melena y mientras tiraba de ella, contestó:
-No tendrá queja de mí, me ocuparé personalmente de que esté preparada.
Solté una carcajada al oírla pero sobre todo cuando se la llevó a rastras. Tras lo cual y olvidándome de ambas me uní a la fiesta de mi pueblo, sentándome en un tronco como improvisado trono. Mis nuevos súbditos recibieron mi llegada con alborozo y con canciones me hicieron saber su alegría mientras un nutrido grupo de mujeres empezaba a repartir las viandas entre los presentes.
El banquete consistió en tamales de maíz con frijoles, hongos, venado y mucho pero que mucho balché (para los que no lo sepan es una bebida alcohólica hecha a partir de la corteza del árbol que le da nombre).  Tras varios vasos de ese brebaje sagrado, vi aparecer a Olvido vestida al modo lacandón y sentándose a mis pies, puso su cabeza en mi rodilla mostrando a todos que ella era la favorita de Halach uinik.
Muerto de risa, levanté su cara y le dije que estaba preciosa vestida así. Fue entonces cuando me respondió:
-Mi rey soy suya y por lo tanto lacandona, por lo que le pido que me dé un nombre de nuestro pueblo.
Tras pensarlo unos instantes y alzando la voz para que todos lo oyeran, contesté:
-Nombre me has pedido, nombre te doy. A partir de hoy todos te conocerán como Yatzil.
Emocionada porque hubiera escogido un nombre que significa “cosa amada”, puso nuevamente su cabeza en mi rodilla y empezó a llorar. En ese momento y de no haber estado en mi fiesta de coronación, la hubiese hecho el amor allí mismo pero haciendo honor a mi papel, seguí disfrutando durante horas del acontecimiento.
Ya en los estertores de la ceremonia, se acercó Uxmall y me dijo en voz baja:
– Halach uinik, usted es el primero que debe irse. Nadie se moverá de su asiento mientras no lo haga. Hemos preparado una choza para que usted y sus concubinas descansen.
Asumí de inmediato que tenía que marcharme y levantándome del tronco, dejé que el indígena me llevara hasta donde iba a pasar la noche. No tardé en ver que justo en la entrada de la pirámide, habían construido a marchas forzadas una típica vivienda lacandona. De forma circular y con el techo formado con hojas de platanero, era la más grande que había visto.
Al entrar en ella, vi que de alguna forma se habían agenciado un colchón y que a sus pies permanecía amordazada y atada mi antigua profesora. Satisfecho por la imagen, me acerqué a ella y mientras Olvido-Yatzil me desnudaba, me entretuve acariciando su sexo. Ixcell incapaz de moverse, tuvo que soportar mis toqueteos con lágrimas en los ojos y sin poder hablar.
-Quítale la mordaza-, ordené a la concubina.
Mientras la morena se dedicaba a soltar las hebillas que la mantenían muda, calmé a la rubia acariciándola el pelo. Con palabras dulces, le dije que no le guardaba rencor pero que ella era la culpable de lo que le había pasado. Totalmente aterrada,al sentir que ya podía hablar me imploró:
-Por favor, no vuelvas a violarme. Te juro que nunca te denunciaré.
Sonreí al escucharla y tirándola sobre el colchón, la contesté:
-Un rey no viola, toma lo que es suyo. Tu destino es servirme y eso harás.
Yatzil sabía en cambio que debía hacer y solo estaba esperando mis órdenes. Cuando le hice la seña, le separó las piernas y comenzó a besarle los pies sin importarle los gritos de su antigua profesora. Descojonado mientras mi concubina cumplía mis deseos, me entretuve acariciando sus pechos. Involuntariamente los pezones de la rubia se erizaron y profundizando en su desesperación, bordeé  con mi lengua su aureola.
-No quiero- la escuché decir con su boca pero en su mente descubrí que había despertado su deseo y por eso me entretuve en morderlos suavemente con mis dientes.
-¿Te gusta putita?
-No- me dijo con la respiración entrecortada pero su cerebro empezaba a cambiar.
Mi otra concubina ya estaba a la altura de sus muslos cuando pellizcando sus pechos, pasé mi mano por su trasero. Valorando que esa mujer tenía un culo, bien formado, sin apenas celulitis disfruté de su indefensión y forzando su entrega, le pedí a Yatzil que introdujera su lengua en su vagina.
-Os lo ruego, dejadme- gritó descompuesta al sentir que iba a ser incapaz de resistir mucho tiempo sin correrse.
Dejé que durante un minuto, la morena le comiese el coño hasta que pegando un grito no pudo evitar sufrir un largo e intenso orgasmo mientras derramaba su flujo sobre el colchón.
-Ves que no somos tan malos- me reí de ella.
Sin dejarla descansar, le di la vuelta y separando sus dos nalgas, le informé que iba a cumplir mi promesa:
– Hoy romperé este culito- y dejando mi lugar a la morena le ordené que me preparara ese virginal ojete.
Yatzil con un brillo en los ojos que nunca le había visto, se puso entre sus piernas y dando primero un sonoro azote a una de las nalgas de la rubia, le dijo:
-Será mejor que te quedes quieta.  Aunque no quieras, nuestro rey tomará lo que es suyo y te aconsejo que te relajes- tras lo cual introdujo un dedo en el rosado ano de la mujer.
Esta lloró y se quejó pero no sé si por la imposibilidad de evitarlo o porque las caricias de la morena le empezaba a hacer efecto pero lo cierto es que cuando Yatzil metió el segundo ningún lamento salió de su garganta. Poco a poco observé que la estirada rubia entraba en calor.  Por mi parte el sentirla en mi poder me excitó y cuando comprendí por el movimiento de sus caderas que estaba empezando a gozar, retirando a mi concubina me acomodé entre sus piernas. Tras lo cual, colocando mi pene en la entrada de su ojete, esperé…
La mujer al sentir mi glande, se quedó aterrorizada pero en vez de penetrarla, ordené a Yatzil:
-Pon tu coño en su boca.
La mujer me obedeció, colocando su sexo a la altura de la boca de Ixcell pero sin forzarla a que se lo comiera. Satisfecho al ver que estábamos listos, me agarré a las sogas que la tenían inmovilizada y tirando de ellas, metí la cabeza de mi pene dentro de su ano. La catedrática jadeó al sentir que su espalda se doblaba y que mi extensión tomaba posesión de su trasero.
-¿Quieres que siga?- pregunté sabiendo que me daba igual lo que respondiera.
Sin ser consciente de que eso significaba su entrega, echándose hacia atrás buscó que la penetrara. Su movimiento no por inesperado resultó menos placentero y tirando nuevamente de las sogas, forcé su entrada dolorosamente hasta que sumergí todo mi miembro en el interior de su intestino.
-¡Viólame!- gritó con una mezcla de dolor y placer.
Apiadándome de ella, no quise forzar aún más su ano y esperé a que se relajara, momento que Yatzil aprovechó para presionar la cabeza de la rubia contra su sexo. Ese fue el instante en que todo se desencadenó. Sus barreras cayeron y olvidando su papel de víctima, hizo que su lengua se apoderara del clítoris de la morena mientras yo penetraba su trasero sin piedad. La estirada rubia no tardó en correrse, y con ella, mi concubina. Los jadeos y gemidos de ambas mujeres fueron la señal que esperaba para lanzarme como un loco en busca de mi propio placer y agarrando firmemente las cuerdas a modo de riendas, inicié la cabalgada.
Mi pene apuñaló su culo impunemente mientras ella se retorcía gritando su sumisión. Disfrutando de mi poder, metí y saqué mi miembro cada vez más rápido, cuando de improviso sentí que mi mente se unía a la de ellas. Fue esa la primera vez que experimenté que el colgante que me regaló KuKulcan servía de amplificador y dominando mi cuerpo, empezó a apoderarse de mí algo que  me obligaba a seguir montando a Ixcell sin importarme su destino. Me dio lo mismo que en ese momento estuviera sufriendo y disfrutando de igual forma de una tortura sin igual.
Al estar atada, su espalda se dobló cruelmente pero el dolor se mezcló con el placer y  pegando sonoros aullidos  se corrió una y otra vez. Dominada por una lujuria suicida, se retorcía buscando sufrimiento al saber que eso acarrearía de igual forma un gozo sin igual. La propia Olvido-Yatzil sin saber por qué,  estaba igualmente dominada por la lujuria y se masturbaba con dedos de las dos manos.  
La escena era dantesca, mientras la morena reptaba por el colchón en busca de la boca de Ixcell, yo empalaba a la susodicha. Fue entonces cuando sin dejar de penetrarla, me vi dominado por el placer y explotando en su culo, derramé mi simiente en su interior.
Cayendo agotado, me desplomé sobre el colchón. Tardé un  buen rato en recuperarme y cuando lo hice, vi que mi concubina estaba desatando a la mujer, la cual permanecía postrada babeando y con la mirada perdida.
-¿Qué ha pasado?-, pregunté viendo su estado.
-No ha aguantado tanto placer – contestó la morena y sonriendo, me preguntó:  -¿Desea mi rey hacer uso de su favorita?

Recalcando sus palabras y abriendo su boca, se puso a reanimar mi alicaído miembro… 

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Relato erótico: «Infiel a mi mujer con la hermana de mi amigo» (POR GOLFO)

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no son dos sino tres2Sé que si se entera mi esposa, me deja. Pero si el que algún día llega a saber de mi desliz es Manuel, él seguro me mata. Lo que os voy a contar ocurrió el pasado verano y aunque no estoy muy orgulloso de ello, no pude evitarlo.
¡Me follé a la hermana pequeña de un amigo!
No lo busqué, me lo encontré sin más y me consta que gran parte de la culpa la tuvo esa zorrita con cara de ángel de Luisa. Todo comenzó durante una comida en casa de Manuel. Mi amigo nos invitó a mi mujer y a mí a una barbacoa en su jardín y allí mientras alternábamos con los amigotes, se presentó esa criatura. No la reconocí cuando entró porque llevaba más de diez años sin verla. La última vez que la vi fue cuando tenía catorce años y la niña mona se había convertido en una diosa. Reconozco que me la quedé mirando pero sin otra intención que disfrutar de la maravillosa castaña de uno setenta que hablaba con el dueño de la casa.
-Javier, ¡Ven! ¿Recuerdas a mi hermana?- me soltó Manuel al ver que los estaba observando.
-¡Coño! ¡Cómo has cambiado!- respondí acercándome y dando un beso en la mejilla a esa monada.
La chavala sonrió al verme y dándose una vuelta completa para que la observara bien, me contestó:
-¿He cambiado para bien?
Estuve a punto de soltar una burrada pero al ser la hermana de mi amigo me corté y respondí:
-¡Por supuesto! ¡Estas guapísima!
La puñetera cría puso cara de satisfacción y prosiguiendo con un flirteo  del que yo no me había dado cuenta, dijo:
-Eso, ¡Se lo dirás a todas!
-¡Ni de coña!- contesté: -Si Carmen me oye, me corta los huevos.
Soltó una carcajada y despidiéndose momentáneamente, fue a saludar a otros amigos. Mientras se iba me quedé extasiado con su culo. Siendo muy delgada, la chavala tenía un pandero cojonudo y solo su parentesco con Manuel, evitó que hiciera el oportuno comentario soez que se merecía. Lo estrecho de sus caderas, dotaba a su trasero de una espectacularidad que me hizo seguirlo con la mirada.
“¡Qué buena está!” exclamé mentalmente al no poder exteriorizar mi opinión en público.
Otro amigo me distrajo al preguntarme algo y por eso me olvidé de ella durante unos minutos. Cuando la volví a ver, estaba con mi esposa charlando amigablemente por lo que me junté con ellas sin levantar suspicacias a mi alrededor.
Al llegar, mi esposa le estaba dando nuestro teléfono y extrañado por que lo hiciera pregunté el motivo:
-Luisa acaba de llegar a Madrid y está buscando un piso. Le he explicado que tenemos uno vacío en espera de ser alquilado.
Os tengo que confesar que me pareció estupendo porque nos vendría estupendamente el dinero si llegábamos a rentarlo y por eso me declaré dispuesto a enseñárselo en cualquier momento. En ese momento no le dí importancia a que dicho apartamento estuviera puerta con puerta con el nuestro.
-Si te gusta, hablaríamos de precio- oí que mi mujer le decía a modo de confidencia.
La cría se mostró entusiasmada porque le gustaba la zona y el tenernos de vecinos, por eso quedó con Carmen en irlo a ver al día siguiente. El resto de la comida transcurrió sin nada digno de mencionar a excepción de que Luisa no se separó de nosotros, riéndole las gracias a mi mujer y demostrando que además de estar buena, era una joven con la cabeza bien amueblada.
Cuando nos íbamos y ya en el coche, mi querida esposa, sin saber en qué lio nos estábamos metiendo, me dijo:
-Me apetece la idea de alquilárselo y no solo por la pasta. Me parece encantadora, aunque después de tantos años fuera, un poco sola.
No pude estar más de acuerdo con ella porque obviando nuestras dificultades de llegar a fin de mes, Manuel me había contado que su hermana había retornado a España porque su novio alemán la había dejado y que estaba bien jodida. Al contárselo, eso afianzó la determinación de Carmen que como buena samaritana decidió ayudarla.
 A la mañana siguiente, Luisa llegó puntualmente y tras ver el apartamento, decidió quedárselo sin pensar en otras opciones.  De forma que me convertí sin saberlo en el casero de la que causante de mi primera infidelidad. La verdad es que ese día y mientras tomábamos el aperitivo con ella, yo también estaba encantado con la idea.
La chavala tardó una semana en mudarse y todavía recuerdo esa tarde como  si fuera ayer porque estábamos ayudando a acomodar sus cosas, cuando me pidió que le llevara una caja a su habitación. Estaba cargándola cuando al tropezarme, la caja se abrió dejando desparramado por el suelo su contenido. Al irlo a recoger, me quedé acojonado al comprobar que consistía en su ropa interior. Más excitado de lo que me gustaría reconocer, fui metiéndola otra vez en su caja pero con tan mala suerte que justo al terminar y cuando solo faltaba por meter un coqueto tanga de encaje, me pilló con él en la mano. Avergonzado le expliqué lo ocurrido y ella soltando una carcajada, quitó importancia al incidente. El problema fue que al enterarme que esa mujer usaba unas prendas tan sugerentes por debajo de la ropa, no pude seguirla viendo como la hermana pequeña de mi amigo sino como el pedazo de hembra que era.
Para terminarla de joder, a partir de ese día su presencia en mi casa fue algo habitual porque habiéndose hecho amiga íntima de mi esposa, raro era el día que no se quedaba a cenar. El continuo trato lejos de aminorar su atractivo lo incrementó, llegándose a convertir en una obsesión. Esa melena larga, esos pequeños pechos y sobre todo ese culo con forma de corazón se erigieron en parte esenciales de mis sueños.  En cuanto Carmen se dormía, no podía dejar de imaginarme como sería poseer a esa niña y en un vano intento por quitármela de la cabeza, me recriminaba por tener tan oscuros pensamientos sobre ella. Desgraciadamente, noche tras noche, su figura aparecía en mi mente y solo liberando mi excitación con una paja, conseguía dormir.
Mi mujer nunca se enteró de la atracción que su nueva amiga producía en mí y por eso una noche a mediados de Julio, le contó que se iba de vacaciones en agosto y que como yo no podía tomármelas en verano, le pidió que me cuidara. Entre risas, le contestó que no se preocupara y que velaría porque no me comportara como el clásico Rodríguez y dirigiéndose a mí, dijo:
-No te voy a dejar que te desmadres y para cerciorarme, vendrás a casa a cenar mientras Carmen esté fuera.
La aludida se mostró encantada porque así se aseguraba que estaría acompañado. Por mi parte, no vi mayor problema porque aunque me sentía atraído por Luisa, no pensé nunca en la clase de marcaje que me sometería aprovechando la ausencia de mi esposa. Por eso esa conversación pasó a segundo plano hasta el viernes en que Carmen se fue. Estaba en el trabajo cuando recibí su llamada recordándome que esa noche tenía cena en su casa:
-Allí estaré- contesté sin darle mayor importancia.
Tras lo cual me sumergí en el día a día. Al salir del trabajo, decidí comprar una botella de vino para no llegar con las manos vacías. Una vez en casa, me cambié de ropa y directamente, toqué a su puerta. Mi inquilina no tardó en abrirla y cuando lo hizo, me quedé  anonadado al ver que se había vestido como para salir de copas. Con un escotado traje rojo, se veía a simple vista que se había pasado toda la tarde arreglándose.
-¿Y eso?- pregunté – ¿No íbamos a cenar aquí?
-Sí- contestó medio confundida- ¿Por qué lo dices?
Sin poder dejar de observarla con detenimiento, le respondí que era una pena que solo yo pudiera disfrutar de tanta belleza. Luisa al oír mi piropo me soltó:
-Tú te mereces esto y más.
Os juro que no caí en la cuenta de que estaba flirteando conmigo. Absorto mirando el cuerpo que lucía esa muchacha, no me fijé en su cara de deseo ni en que involuntariamente había juntado sus rodillas al sentir mi mirada acariciando sus pechos. Rompiendo en silencio que se había instalado entre nosotros, me llevó al comedor. Mientras la seguía por el pasillo, me quedé extasiado al comprobar el meneo que esa mujer daba a su trasero al caminar.
“¡Menudo culo!”, exclamé mentalmente dudando si bajo el vestido llevaba o no ropa interior. Las nalgas duras y bien puestas que se adivinaban al contraluz, me hicieron rememorar el día de la mudanza y las sensuales braguitas que descubrí en esa caja. Luisa, ajena al examen que estaba siendo objeto su anatomía, se entretuvo abriendo una botella de vino mientras yo no cejaba en la contemplación de sus piernas.
La raja a medio muslo de su falda me dejó entrever que la cría tenía una piernas de ensueño y ya bastante excitado, me acomodé el pantalón para que no notara que tenía mi pene medio empalmado. Desgraciadamente, se le dificultó el descorche y poniendo cara de circunstancias, me pidió que le ayudara. Al levantarme, la erección de mi miembro fue patente a sus ojos y relamiéndose los labios, insistió en que la auxiliara. Desconociendo de antemano que iba a aprovechar ese momento, me acerqué a ella. Al ir a coger la botella, pasé mis brazos por detrás de Luisa. Fue entonces cuando echándose para atrás pegó su pandero a mi sexo y ante mi mirada atónita, lo colocó entre sus cachetes y se empezó a restregar.
Olvidando que esa mujer además de ser amiga de mi esposa, era la hermana pequeña de Manuel, dejé que continuara durante unos segundos profundizando esa caricia. Mi polla a punto de estallar, me imploraba que cogiera a esa cría entre mis manos y allí mismo la tomara pero tras unos instantes de confusión, me separé de ella y haciendo como si no hubiese ocurrido nada, quité el jodido corcho. La cría al ver mi estado, muerta de risa, me soltó:
-Poco has tardado en comportarte como un clásico Rodríguez.
-No sé a qué te refieres- contesté confundido por su actitud.
-A mí no me engañas- respondió:-Como todos los hombres, no puedes negar tu género. En cuanto veis una oportunidad os dejáis llevar por vuestro pene.
Cabreado por su insulto y sobretodo porque aunque me jodiera tenía razón, le solté:
-No serás acaso tú, la que aprovechando la ausencia de Carmen, deseas probar lo que es suyo.
-Quizás- respondió y dejando deslizar los tirantes de su vestido, me preguntó: -¿No te parezco atractiva?
Alucinado por su descaro, vi cómo se abría el escote y tapándose su pecho con las manos, insistía:
-¿Te gustaría verme las tetas?- y poniendo cara de putón verbenero, se empezó a acariciar los pezones mientras decía: -Sé que llevas deseando comerme entera desde que me viste en casa de mi hermano.
Involuntariamente y siguiendo los dictados de mis hormonas, me acerqué a ella y agachando mi cara, me puse a mamar  de sus pechos. Descojonada por mi rápida claudicación, me retiró de un empujón y subiéndose el vestido, me soltó:
-¡No te he dado permiso!
Que se comportara como una estrecha cuando me había provocado, me terminó de enervar y cogiéndola entre mis brazos, la llevé hasta su cuarto. En el pasillo y mientras la llevaba en los hombros, no paró de insultar y de gritarme que le iba a contar tanto a su hermano como a mi esposa, lo ocurrido. Dominado por la lujuria, no pensé en las consecuencias y tirándola sobre la cama, me puse a desnudar.
Desde el colchón, Luisa seguía actuando y mientras no perdía ojo de mi striptease, me amenazaba con ir a la policía si la violaba. Cabreado y excitado por igual, me acerqué a ella y desgarrando su vestido con las manos, la dejé desnuda sobre las sábanas.
-¿Qué vas a hacer?
-Lo que llevas deseando desde que aparecí en tu puerta. ¡Voy a follarte! ¡Puta!- respondí separando sus rodillas.
Al hacerlo, descubrí que llevaba el pubis depilado e incapaz de contenerme, bajé mi cabeza entre sus piernas y sacando mi lengua, probé por vez primera el sabor agridulce de su sexo.
-¡Por favor! ¡No lo hagas!- me imploró intentando repeler mi ataque dando manotadas.
Su violenta reacción no hizo más que incrementar el morbo que sentía y dándole un sonoro bofetón, le ordené quedarse callada. La humedad que encontré en su sexo, me informó que esa mujer estaba cachonda y sabiendo que todo era un paripé y que yo era el hombre que había elegido para calmar su calentura, me puse a recorrer con mi lengua los bordes rosados de su vulva.
-¡Eres un cerdo!- gritó al sentir que me apoderaba del botón escondido entre sus labios.
Satisfecho por su silencio, cogí su clítoris entre mis dientes. Ni siquiera llevaba unos segundos mordisqueándolo cuando esa zorra empezó a gemir como una guarra. Azuzado por sus gemidos, seguí comiendo esa maravilla e incrementando el volumen de mis caricias, metí un dedo en su vulva.
– ¡Maldito!
Violentando mi acoso, incrementé la dureza de mi mordisco mientras unía otro dedo en el interior de su sexo. Tras unos minutos, follandola con mis manos y lengua, percibí que esa bruja ya mostraba indicios de que se iba a correr por lo que acelerando la velocidad de mi ataque, empecé a sacar y a meter mis yemas con rapidez. Tal como había previsto, la hermana de mi amigo llegó al orgasmo y berreando de placer, su cuerpo empezó a convulsionar sobre la cama mientras de su sexo brotaba un manantial. Al beber del flujo que salía de su cueva, profundicé y alargué su clímax, de manera que uniendo un orgasmo con otro fui demoliendo sus supuestas reticencias.
-¡Cabrón!- aulló al experimentar la rebelión de sus neuronas y presionando con sus manos mi cabeza, chilló con voz entrecortada: -Ya me has demostrado quién manda pero ¡No me folles!
Aunque de sus palabras se podía deducir que rechazaba la idea, su tono me informó que estaba ya dispuesta y por eso, me incorporé sobre el colchón y cogiendo mi pene entre mis manos, lo acerqué a su vulva.
-Te lo ruego, ¡No me violes!- gritó al sentir mi glande jugueteando con su entrada.
Incapaz de contenerme de un solo empujón, hundí mi extensión en su interior. La calidez que me encontré, me reafirmó su disposición y por eso, sin darle tiempo a acostumbrarse inicié su asalto. El olor a hembra excitada llenó las papilas de mi nariz mientras Luisa no dejaba de chillar que no siguiera follándola.
-¡Soy la hermana de tu amigo!- aullaba mientras sus caderas convertidas en un torbellino, buscaban mi contacto con mayor énfasis.
Con bruscas arremetidas y  golpeando la pared de su vagina con mi glande, busqué mi liberación mientras la cría seguía gritando. Sus lamentos lejos de conseguir su objetivo, me llevaron a un nivel de excitación brutal y por eso, a base de fieras cuchilladas con mi estoque, seguí machacando su sexo. Los sollozos que salían de su garganta no tenían nada que ver con lo que ocurría entre sus piernas. Totalmente anegado, su coño recibía mi pene con autentico gozo ya los pocos momentos, volví a sentir su orgasmo.
-¡Estás disfrutando puta!- grité mientras mis dedos pellizcaban los rosados pezones de la cría: ¡Deseabas ser mía!
-¡No!- chilló descompuesta.
Su mentira espoleó mis movimientos y poniendo sus piernas en mis hombros, seguí tomando lo que sabía que era mío con mayor ardor. La nueva posición hizo que su cuerpo empezara a temblar y pegando enormes gritos, se volvió a correr. Esté enésimo orgasmo, me contagió y uniéndome a ella, mi pene explotó regando su sexo de blanca simiente. La muchacha al sentirlo, lloró de placer y pegando alaridos se dejó caer sobre el colchón.
Agotado, me tumbé en la cama liberándola, momento que Luisa aprovechó para huir de mi lado y levantándose, me dejó solo en el cuarto. Su huida apresurada me hizo temer lo peor y abrumado por los remordimientos, llegué a pensar que había malinterpretado a la cría. Asustado y cabreado por mi actuación, estaba a punto de ir a buscarla para pedirle que me perdonara, cuando la vi entrar con una bandeja.
Ella al ver mi cara de asombro y luciendo una sonrisa, dijo:
-Tenía hambre-
Aliviado por sus palabras, solté una carcajada y ayudándola cogí la comida de sus manos. Luisa, sin esperar a acomodarse en la cama, empezó a comer mientras me decía:
-Me ha encantado que me violaras- y recalcando su respuesta, me soltó: -Después de cenar, quiero que me rompas el culo. ¿Podrás hacerlo?
Solté una carcajada al comprobar su descaro y por medio de un sonoro azote en sus nalgas, le informé de mi disposición. Entonces la chavala me volvió a sorprender y haciendo a un lado la bandeja, se acercó a mí cogiendo mi sexo entre sus manos, se lo llevó a su boca y sensualmente, lo empezó a besar mientras acariciaba mis testículos.
De pie sobre la alfombra, sentí sus labios abrirse y cómo con una tranquilidad pasmosa, esa chavala lo iba introduciendo en su interior. Devorando cada uno de los centímetros de mi piel, la hermanita de mi amigo fue absorbiendo mi extensión hasta que consiguió besar la base. Con él completamente embutido en su garganta, empezó a sacárselo lentamente para acto seguido volvérselo a meter.
-¡Eres una mamadora de lujo!- le espeté al comprobar que estaba utilizando su boca como si de su sexo se tratara y cada vez más rápido me estaba haciendo el amor sin usar ninguna otra parte de su cuerpo.
Me cuesta horrores describir su maestría. Luisa usó su lengua para presionar mi pene, conseguiendo que su boca se convirtiera por arte de magia en  un estrecho coño. Forzando el placer que sentía, llevé mis manos a su cabeza y comencé un brutal mete-saca en su garganta. Satisfecha y estimulando mi reacción, clavó sus uñas en mi culo. El dolor mezclado con la excitación que asolaba mi cuerpo, me dio alas y salvajemente seguí penetrando su garganta. Mi orgasmo no tardó en llegar y conseguí descargar en su boca la tensión acumulada, momento que aprovechó la chavala para recriminarme el modo en que la había usado. 
-Perdona- le dije al comprender que me había pasado.
Luisa soltó una carcajada y con un brillo en sus ojos, sonrió mientras me pedía que quería que cumpliera con su otra fantasía:
-¿Cuál?- pregunté.
-Quiero que me tomes por el trasero- contestó poniéndose a cuatro patas sobre la cama.
Al verla separándose los glúteos con sus manos mientras me exigía que tomara posesión de su ano, fue demasiado la gota que reactivó mi lujuria y agachándome entre sus piernas, me acerqué y recorrí con la lengua los bordes de su ano. La cría pegando un gemido, se puso a acariciar su clítoris con su mano.  Temiendo dejarme llevar demasiado pronto por el deseo y tratando de no desgarrarla, le pregunté si no tenía crema: 
-Tengo algo mejor- contestó sacando del cajón de la mesilla un bote de lubricante anal.
Al ver la enorme sonrisa que iluminó su cara, comprendí que esa mujer había más que fantaseado y que al seducirme, tenía previsto entregarme su culo. Su entrega  me permitió no tener que convencerla de algo que deseaba desde que había visto su culo desnudo y por eso abriendo el bote, cogí un poco de gel entre mis dedos. Sin más prolegómenos, unté su ano y con la tranquilidad que da la experiencia, empecé a relajar su esfínter. 
-¡Cómo me gusta!- aulló descompuesta al sentir uno de mis dedos abriéndose camino en su interior paso. Disfrutando del momento, cerró los ojos y apoyó su cabeza en la almohada mientras levantaba su trasero. 
La nueva posición me permitió observar que sus piernas  temblaban al sentir mi yema en su interior y seguro de lo que estaba haciendo, decidí incrementar el rumbo de mis caricias. Dándole un azote a una de sus nalgas, metí las yemas de dos dedos dentro de su orificio.
-Ahhhh- gritó al notar  un azote en una de sus nalgas mientras metía dos dedos dentro de su orificio.
Su gemido me alertó de que tenía que tener cuidado y por eso volví a lubricar su ano mientras esperaba a que se relajase. Luisa, pegando un gemido, me informó que estaba dispuesta. Con cuidado de no romper el encanto, moví mis falanges alrededor de su cerrado ano, dilatándolo mientras que con la otra mano, la empezaba a masturbar. 
-¡No puede ser!- aulló al sentir sus dos entradas siendo objeto de mi caricias.
Dominada por una lujuria insana, la hermana de Manuel se llevó las manos a sus pechos y pellizcando sus pezones, buscó agrandar su excitación. Increíblemente no esperó a que terminara de meter los dos dedos y pegando un alarido, se corrió sonoramente mientras su cuerpo se estremecía sobre las sábanas. Sin dejarla recuperarse, embadurné mi pene con el lubricante y poniéndome detrás de ella, llevé mi glande ante su entrada: 
-¡Tienes un culo estupendo!- le solté mientras  jugueteaba con su esfínter. 
-Lo sé- respondió y sin esperar a terminar de hablar, llevó su cuerpo hacia atrás.
Lentamente fue empalándose con mi verga, permitiéndome sentir cómo las  rugosidades de su ano se abrían ante el avance de mi miembro. Sin gritar pero con unas lágrimas cayendo por sus mejillas, continuó metiéndoselo hasta que sintió mi cuerpo chocando con su culo y entonces y solo entonces, se permitió quejarse del sufrimiento que había experimentado.
-¡Lo tienes enorme!- exclamó mientras se dejaba caer sobre el colchón.
Aunque no os tengo que contar las ganas que tenía de empezar a disfrutar de semejante culo, esperé que fuera ella quien decidiera cuando comenzar. Mientras lo hacía, aceleré mis caricias sobre su clítoris, de manera que, en medio minuto, la muchacha no solo se había relajado sino que ya estaba claramente excitada. Entonces levantando su cara de la almohada, me ordenó que comenzara mi ataque. 
La expresión de deseo reflejada en su rostro, me  convenció de empezar  y dotando a mi cuerpo de un ritmo pausado, fui extrayendo mi sexo de su interior. Al sentir que casi había terminado de sacarlo, Luisa con un movimiento de sus caderas se lo volvió a introducir. Repitiendo la operación cada vez más rápido, el compás con el que la cabalgaba se fue acelerando, convirtiendo nuestro trote en galope, mientras ella no dejaba de gritar.
-¡No pares!- ordenó a voz en grito al sentir que disminuía el ritmo de mis acometidas.
-¡No lo haré!- contesté tomando aire.
Fue entonces cuando cogiendo su melena, le di un fuerte azote y usando su pelo como riendas, reinicié mi loco cabalgar.
-¡Me encantan tus azotes!- gritó al sentir mi mano y meneando su trasero, me pidió más.
 Convencido por su respuesta que le gustaba el sexo duro, alternando de un cachete a otro, marqué el ritmo de mis incursiones con sonoras cachetadas. Sus nalgas recibieron una caricia cada vez que sacaba mi pene de su interior,  de manera que su cuarto se llenó del sonido  de gemidos, azotes y suspiros mientras yo seguía machacando con gozo su trasero. Con el culo completamente rojo Luisa empezó a estremecerse al sentir los síntomas de un orgasmo brutal y no contenta con ello, me chilló que siguiera.
Si de por si era impresionante ver a esa cría, temblando de placer entre mis piernas, lo fue aún más cuando convertida en un torrente de deseo me gritó:
-¡Llevo años soñando con esto! ¡Maldito!- y mientras el placer desgarraba su interior, prosiguió diciendo. –Desde niña he estado colada por ti y ahora que te tengo, ¡No voy a dejarte escapar!. 
Su confesión fue el aguijón que necesitaba y reanudando mis maniobras, pellizqué sus pezones con dureza mientras usaba su culo para desahogarme.  Luisa al sentir la rudeza de mis dedos, perdió el control y agitando sus caderas,  se corrió. Olvidándome de ella, empecé a usar mi miembro como si de un cuchillo de se tratara y rebanando su cuerpo, seguí violando su esfínter mientras mi víctima no dejaba de aullar desesperada.
El cúmulo de sensaciones y sus gritos me llevaron al borde de la histeria y derramándome en su interior, llegué a un brutal orgasmo mientras disfrutaba de su entrega. Agotado y exhausto, me tumbé al lado de Luisa, la cual me recibió con las brazos abiertos.
-Siempre te he amado- dijo mientras me besaba.
Asustado por la fuerza de sus sentimientos, le recordé que era un hombre casado y que quería a mi esposa. Entonces la puñetera cría, me contestó con una sonrisa en sus labios:
-Carmen me pidió que te cuidara y pienso hacerlo. Voy a ser tu mujer durante este mes y luego ya decidiremos qué hacer cuando vuelva.
La tranquilidad con la que me habló, me dejó helado y temiendo que esa chavala fuera la causante de que mi matrimonio se rompiera, me levanté y terminándome de vestir, salí huyendo de su piso. No había entrado en mi casa cuando escuché el sonido del teléfono.
Al contestar, descubrí con horror que era ella.
-¿Qué quieres?- pregunté mosqueado.
La cría soltó una carcajada y me dijo:
-¡Mira el mail que te acabo de enviar! Cuando lo hayas visto, vuelve. ¡Te espero en la cama!
Sin saber a qué se refería abrí mi correo. Temblando como un niño pillado haciendo pellas, visualicé el video que me había mandado. Aterrorizado comprobé que me había grabado y que ante otros ojos, no cabría ninguna duda  que la había violado. Sabiéndome en sus manos, volví a su piso y llamando a su puerta, esperé oír las condiciones de su chantaje.
-Amor mío, ¡Se está enfriando la cena!- respondió totalmente desnuda y sin hacer mención a lo ocurrido, me llevó de vuelta a su cuarto.
Mientras la seguía, fui consciente de que tenía un mes para convencerla que me dejara en paz o de lo contrario me podía dar por jodido.


Relato erótico: «El florista» (POR WALUM)

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Florista
Hola soy Laura y esto sucedió hace como unos meses atrás, le cuento que soy profesora, tengo 31 años vivo en una linda casa que esta en el centro de la ciudad casi, es muy acogedor y para ser una mujer que vive sola nunca había tenido problemas con ningún vecino, mas que alguno que por ahí intentara invitarme a salir, porque creo que soy una mujer bastante llamativa a los ojos de los hombres, aunque me estatura es mas bien baja 1,60 con tacos altos que siempre ando, hacen que tenga la estatura perfecta, mientras que mis años de gimnasio, en total 5 años de gimnasio han hecho de mi cuerpo que siempre fue bastante desarrollado, algo mas marcado y bien proporcionado con unos pechos normales o grandes, una cintura muy estrecha que me encanta y mi parte posterior que es lo mejor que he tenido siempre, mi cola bien salida para afuera y bien redonda y parada que es una de las causa de las cosas que escucho en la calle y las miradas, me encanta, es mi orgullo en total mis medidas son 90-56-97. Siempre supe que llamaba mucho la atención masculina, pero no siempre me favoreció. Mi vida estaba muy bien, conozco a mucha gente y cosas así.
No había nada que afectara mal mi vida, el único problema y algo que me desagradaba mucho era que siempre para ir a trabajar paso por unos locales comerciales, donde había uno que odiaba sobre todo, un local de flores donde siempre estaban un grupo de señores como de unos 45 – 55 años y siempre se la pasaban bebiendo alcohol, y el dueño de la florería era un gordo pesado, bien panzón medio pelado y baboso a mas no poder y cuando yo salía siempre se me quedaban viendo como queriéndome desvestir.
Pero no había tanto de que quejarme. Los ignoraba, pero un día que yo salí para ir a casa de mis papás de visita como de costumbre, y realmente me gusta vestir bien, me puse un pantalón rosadito súper ajustado y un top blanco, al salir de mi casa estaban otra vez la bola de viejos borrachos riendo y también como era costumbre bebiendo, al pasar por ahí el gordo asqueroso, se paró y me miró fijamente, yo me asuste pero no seguí caminando rápido, cuando pase me dijo -¡¡Mamacita que buen culo, me gustaría tocártelo!! Yo hice como que no oí nada y seguí caminando mas aprisa y solo oí que los viejos reían por que había dicho ese tipo, de regreso a mi casa temí encontrarlos de nuevo pero mi alivio fue que el local estaba cerrado imagine que habían acabado borrachos y se habían ido a dormir.
Después de unos días yo me tranquilice porque no los veía muy seguidos, un día como cualquier otro, fui al local que esta al lado de la florería que es de un amigo de mi padre, don Javier que es un viejito muy bueno que lo conozco de toda la vida, hablamos un rato largo, me contó que estaba mal económicamente que no sabia cuanto mas iba a poder mantener el local y cosas por el estilo, yo me sentí muy mal, de pronto escuche un grito de dolor fuertísimo y un golpe, parecía que venia de al lado, de la florería, yo hice una cara pero no pregunte hasta que se volvió a producir un golpe mas fuerte, entonces don Javier me dijo en tono bajito, que seguramente era el florista que le estaba pegando a su mujer, que era un loco agresivo y la golpeaba seguido.
Yo me sentí con mucho odio, me daba mas asco aun el maldito gordo asqueroso, pero no podía hacer nada, luego la charla duro un rato mas y me fui. Me había quedado media mal, pensaba en esa pobre mujer y ese asqueroso y maldito sujeto. Paso una semana y llego un lunes, pensé en ir a ver a don Javier a la cerrajería, sabia que no estaban los borrachos así que fui a buscarlo. Entre al local y no había nadie, me resulto extraño, dije hola, pero nadie contestó, pensé que tal vez había salido a comprar algo, así que decidí esperar un poco.
De pronto escuche ruidos en la parte de atrás del local, como pude me asomé por una pequeña ventanita que había atrás, se podía ver el patio de una casa, de repente vi a el gordo asqueroso los pantalones bajados y una señora medio gorda como de unos 45 años, debía ser su señora, arrodillada y desnuda haciéndole una mamada, metía y sacaba un miembro de un enorme tamaño, debía ser como de 25 cm y gordísimo, me quede sorprendida de como cabía en esa boca aquel enorme miembro se veía una enorme cabeza roja y brillante por la saliva de la señora, el vil sujeto solo cerraba los ojos y su rostro era de puro placer mientras aquella señora devoraba ansiosamente su miembro el viejo solo exclamaba -¡¡Si puta cometela toda, o no vas a comer nada!! ¡¡AHHh mamamela así puta¡¡¡ ahhh!! Yo escuche eso y me pareció mas que humillante, era su esposa y la humillaba sintiéndose todo poderoso, yo no se como pude estar observando todo eso pero algo no me dejaba irme estaba boquiabierta sorprendida, habrían pasado como unos 10 minutos en los que yo estaba ahí viendo como esa señora se humillaba frente a ese maldito sujeto que era su esposo, el de pronto dijo -¡¡Abrí bien la boquita¡¡ Luego, sacó su enorme miembro de la boca de la señora y la empezó a masturbar, la señora estaba quieta, solo con la boca abierta esperando la descarga, no tardo mucho mas y empezaron a salir los disparos de semen del miembro del gordo y se los hecho en la boca y en toda la cara, ya después de haber descargado todo el viejo agarro su miembro y empezó a pasárselo por la cara de la señora y a darle golpes en las mejillas y en los labios con su verga la señora solo permanecía quieta, todo eso que estaba yo viendo en ese momento me pareció asqueroso y obsceno, yo estaba mirando cuando de repente, el tipo miro hacia la pequeña ventana y yo rápidamente como un impulso reaccione para quitarme de ahí no se si el me reconocería, pero me asuste mucho y me fui a mi casa con miedo. Me parecía demasiado asqueroso lo que acababa de presenciar en esos instantes y en mi mente solo recodaba aquella imagen de la señora totalmente sometida mamando ese enorme instrumento y también estaba sugestionada por si el gordo asqueroso quizás me habría visto espiándolo y tal vez me habría reconocido, llegue a casa con un estado de nerviosismo. Me fui a duchar y otra vez en la soledad imagine esa escena y otra vez volvió el miedo en mi.
Lo peor es que tenia que ir a ver a don Javier para darle unas cosas de mi papá, pensé en positivo y pensé que tal vez no había visto y mucho menos reconocido del todo y no supiera que era yo la que había estado observando, otra vez fui para lo de don Javier con una velocidad impresionante, pensé en dejar los papeles y correr a casa de nuevo, cuando estaba llegando a la cerrajería de el, estaba afuera el gordo florista sentado en la puerta de su local, el corazón latía por que tendría que pasar cerca de ahí y imagine tal vez me diría algo por haberlo espiado a el y a su mujer, pero no podía voltear, así que al verlo solo camine y al pasar me miró, se sonrió con una sonrisa bastante burlona y con eso y su mirada me di cuenta que el ya sabia que yo había sido la que había estado observándolo, voltee la mirada y seguí caminando, me metí en lo de don Javier le deje los papeles sin explicarle mucho y salí rápidamente hacia otro lado, cuando llegue a mi casa estaba asustada pensaba miles de cosas, como de que pensaría de mi el gordo que yo estaba ahí viéndolo y un sin fin de cosas. Como pude intente evitar ese pensamiento y seguí preparando todo para el otro día de clases. Al otro día luego de dar largas jornadas de clases me olvide un poco del asunto, así pasaron los días yo trataba no salir tanto, tenia miedo de toparme con el florista y otra vez sentir su mirada, los días fueron pasando seguía todo bien y de manera simple fui olvidando un poco lo que me había pasado unos días antes.
Una semana después era un lunes salí tarde de mi casa porque no llegaba a clases y en el momento de salir, con la violencia de sacar la llave se me cortó por la mitad, maldije mi suerte pero debía llegar al trabajo, ese día me había puesto una diminuta tanga porque me puse un pantalón ajustado blanco y no tenia que notarse tanto y una camisita ajustada rosadita con mis altos tacos, me veía muy bien, luego que trascurrió todo el día era obvio que tenia q arreglar la cerradura y la llave, así que tenia que ir a lo de don Javier a decirle tenia un pequeño temor de encontrarme con el florista, pero con fortuna mía estaba cerrada la florería, entre a lo de don Javier mucho mas tranquila, le explique lo que me había pasado y el fue hasta mi casa y en unos minutos arreglo todo, cambio la cerradura y me dio nuevas llaves, mientras que hablábamos y me contaba que el negocio seguía muy mal y hasta debía varios meses de alquiler, realmente estaba duro el trabajo. Luego lo acompañe hasta el local sabiendo que la florería estaba cerrada y el seguía contándome sus altibajos, me hacia sentir mal el pobre, pero nada podía hacer, luego de unos minutos mas de charla decidí volver a casa a comer algo, me fui saliendo tranquilamente, pero cuando salí el corazón volvió a latir fuertemente al ver al florista, justo sacando los carteles de su local a la calle, yo pasé caminando rápido y el me miró sonriendo, yo giré la cara y vi a través del vidrio del local como me devoraba con la vista mi trasero, con muy poca discreción, una mirada de morbo total, camine mas aprisa, no me desagrada que miren, pero con discreción, no como ese asqueroso sujeto.
Esa noche, no tenia mucho sueño, así que me quedé en el comedor leyendo una revista y escuchando música, ya me había olvidado de lo que había visto estaba mucho mas relajada, a eso de las 10 me agarró sueño, apagué la luz del comedor, fui al baño y me acosté. Estaba con la luz del velador prendida leyendo hasta que vi que me dormía, justo que la iba a apagar, miré a la ventana y había la sombra de alguien parado justo en la ventana. Lo veía entre las hendijas de la persiana, juntando fuerzas dije «Quien está ahí?, nadie me respondió y la sombra siguió ahí. Cuando me dispuse a tomar el teléfono, la sombra desapareció sin hacer ruido. Me quede muerta de miedo, sin saber que hacer. Esa noche fue terrible, me moría de miedo sin saber que hacer. Pero paso, el otro día fue mas normal, no me tope con el maldito florista, que me daba cuenta que últimamente estaba cerrada la florería, seguramente debía impuestos o cosas por el estilo ese maldito. No le preste mucha atención igual.
Cuando iba llegando la noche todo estaba tranquilo, iba a salir a tomar algo seguramente, así que luego de ver varias veces si todas las puertas estaban cerradas, decidí darme una ducha, preparé el baño y llevé ropa nueva que me había comprado para cambiarme adentro luego de salir de la ducha. Terminé de ducharme, me puse una tanga rosadita bien chica, un pantalón blanco finito y unos tacos altos, arriba me puse una remerita negra media escotada. Fui saliendo acomodándome el pelo y cuando termine de salir del baño sentí un ruido en el comedor, fui rápido y allí lo vi. Quedé dura del terror al ver a un tipo gordo con una pasamontañas que le cubría la cabeza, quise correr a la puerta pero me agarró del brazo y me dio una trompada en el estómago que me hizo perder la respiración, me tiró sobre un sillón, luego se puso delante mío y me dijo -¡¡Mira te portas bien, o te mato a golpes, esta todo cerrado y nadie me ha visto, así que es muy fácil!! Yo llorando lo escuchaba y mire para todos lados dándome cuenta de que estaban todas las cortinas y persianas cerradas, algo que yo no acostumbro a hacer, porque no se ve nada de afuera.
Temblaba de miedo, el sujeto seguía con su pasamontañas en la cabeza dando vueltas. Era bien grande, yo empecé a recuperar el oxigeno y antes de que pudiera gritar me dio un cachetazo diciéndome -¡¡Ni lo intentes zorra!! Yo temblaba de miedo entre lágrimas sin saber que hacer, mi corazón estaba a mil de miedo. Luego de mirarme fijamente mientras yo temblaba de miedo dijo -¡¡Si haces todo lo que te diga, nada malo te va a pasar!! Estaba con el pasamontañas, me levanto del sillón, intenté hacer un movimiento con la mano y me dio un cachetazo tan fuerte que me dobló la cara.
Yo lloraba sin saber a que me sometería ese sujeto. Entonces el sujeto mientras me tenia del brazo dijo -¡¡Sabes Laura, tienes unas piernas preciosas!! Me quede helada, sabía mi nombre. -¡¡Y esa cintura!! ¡¡Y esa cola, es fantástica!! Sentí como dio un paso hacia mí y luego paso sus manos en mi cintura. Yo rogaba un milagro mientras seguía quieta, presa del pánico. De pronto apoyo su bulto en mi trasero, pude sentir sobre mis nalgas su excitación, una fuerte excitación. El maldito me estaba apoyando descaradamente. Mientras me decía al oído -¡¡Tenes un cuerpazo, y siempre lo estas mostrando descaradamente….deberías cuidarte, podría pasarte algo!! El sujeto se reía descaradamente, ante mi miedo total. Luego de estar así, sin saber que intentaría conmigo me dijo al oído -¡¡Tenés un culo divino, paralo y movelo contra mi bulto!! Yo le dije -¡¡No, por favor basta!! El sujeto me apretó fuertemente el cuello y me contesto -¡¡Hacelo o te mato a trompadas!! Yo con muchísimo miedo y sintiéndome totalmente humillada comencé a menear mi cola como me había obligado, su bulto era grande, se podía percibir, yo temblaba mientras seguía haciendo lo que el maldito sujeto me pedía, me decía al oído
-¡¡Que precioso culo tenes Laura redondo, grande y paradito te tengo que decir que es excitante vértelo mover por la calle!! Yo supe entonces que el maldito sujeto me tenia estudiado los movimientos, tal vez era un psicópata, el miedo se apodero aun mas de mi, que no sabia que hacer. Mientras seguía admirando mi hermosa cola, tomo mis nalgas y las separó, para apoyar mejor, su grueso bulto que se le notaba en los pantalones. Mi cola se enterraba bajo su barriga horrible, mientras me apoyaba su miembro con mas fuerza, y decía -¡¡Uyyy….mueve tu culo Laura…menéalo como a los hombres nos gusta!! Yo seguía con su humillante petición y pare lo mas que pude mi cola, la empecé a mover suavemente de lado a lado mientras rozaba su pantalón. De pronto aparto su bulto de mi cola, se paro junto a mí, apoyo su mano sobre mi cola y empezó a estrujar cada una de mis pompas. Deje de mover mi cola, pero el sujeto dijo -¡¿Qué pasa?! ¡¡No he dicho que pares!! ¡Sigue meneando el culo PUTA! Yo seguí moviéndolo, mientras el disfrutaba apretándolo, estrujándolo y sobándolo a mas no poder. Luego volvió a ponerse detrás mío y sus manos me rodearon hasta atrapar mis pechos, yo no hice nada, permanecí inmóvil, mientras que el sujeto decía a viva voz -¡¡Que buenas tetas tenes Laura!! Me apretaba los pechos con énfasis, los amasaba fuertemente murmurándome al oído -¡¡Que tetas!..¡Son enormes y están bien duras! El sujeto me estaba humillando completamente, sabiendo que me doblaba en tamaño, todas las puertas y ventanas estaban cerradas de modo de que nadie escuchara ni viera nada, en otras palabras en esos momentos el sabia que me tenia absolutamente impotente entre sus manos, era suya, a no ser que me salvara un milagro, era suya para gozarme a su voluntad.
Eso me hacia llorar completamente sintiéndome casi muerta. De pronto el maldito sujeto me tomó del pelo fuertemente, tirandoló y me dijo al oído -¡¿Laura que te pareció como mi mujer me la estaba chupando!? ¿¡¡Te gusto!!? ¡¡ Y por eso observabas con la boca abierta!! Yo ahí recordé eso, entonces el sujeto era el maldito florista de la otra cuadra, me empecé a sacudir para todos lados y a gritar, entonces el tiró mi pelo y me dio un cachetazo fuertísimo que me hizo callar, se sacó el pasamontañas y volvió a amenazarme, pero esta vez con una navaja que tenia, mis posibilidades eran nulas, el sujeto tenia mucha fuerza, y me sacaba mucho en tamaño, estaba totalmente indefensa, justo cuando iba a gritar nuevamente el me dijo con vos violenta -¡¡Si gritas te mato a golpes!! Yo me quede helada con su amenaza, no sabia que hacer.
El se puso delante mío, y entonces me rodeo con sus brazos e hizo bajar sus gordas manos mis nalgas agarro cada una con una mano y las apretó fuertemente, en ese instante grité -¡¡Auxiliooo!! ¡¡Soltame loco!! El soltó mi cola y me agarró fuertemente del cuello y volvió a amenazarme apretando fuertemente casi dejándome sin aire, luego me miró fijamente y me dijo -¡¡No me importa nada ricurita, estas bien buena y te voy a gozar, yo te voy hacer gozar y vas a pedir mas verga como mi mujer lo pide a gritos!! Y rió vilmente, yo comencé a llorar sin sentido diciéndole que me soltara, pero el sujeto estaba como poseído completamente. Después el gordo mugriento de decir eso metió su cabeza sobre mis pechos y en un movimiento fugas mordió levemente uno de ellos a través de la tela, como un perro hambriento mordía levemente y succionaba mis pechos por encima de la camisa mientras que sus manos masajeaban rítmicamente mi cola, yo estaba quieta sin reaccionar ante aquella tremenda manoseada que me estaba dando aquel gordo feo y asqueroso sujeto, no podía creer como me podía estar pasando esto a mi, de pronto sentí como el sujeto aparto su boca de mis pechos y en un movimiento rápido jaló mi camisita, dejándome con mi sostén blanco y nuevamente volvió hacia mis pechos lamiendo y mordiéndolos ahora con un poco mas fuerza.
El sujeto lentamente empezó a conducirme a una pequeña mesita donde preparo a mis alumnos, de pronto sentí como sus manos se apartaron de mis nalgas y las llevo donde estaba el botón de mi pantalón, yo furiosa aunque aturdida por la situación saque sus manos violentamente, pero el mordió súbitamente mi pecho y me hizo intentar cubrirme arriba sacando mis manos de abajo a lo cual, el pudo desprender mi pantalón, luego sus manos subieron hacia mis pechos y rompió mi sostén, quedando mis pechos al aire libre. El me miró y dijo -¡¡Estás muy buena de verdad.
Tenés unas tetas divinas y un culo espectacular. Te voy a perforar toda muñeca!! ¡¡Tus tetas las voy a saborear como nunca te lo han hecho!! Agarro con sus gordas manos mis pechos, los chupaba y lengüeteaba yo sentía mucha repulsión, lo observaba como el locamente no paraba de chupar mis pechos, yo estaba casi sobre la mesa, de pronto el gordo asqueroso se aparto de mis pechos y vi como jaló violentamente mi pantalón, dejándome solo en tanga y tacos, el sujeto al ver mi pequeña tanga dijo
-¡¡Heee Laura si que sos una calienta pijas mira la tanguita que usas!! Yo seguía llorando ante sus viles comentarios, totalmente desmoralizada sintiéndome una cualquiera, estaba en sus manos completamente seguramente el asqueroso gordo que siempre odie me iba a poseer y hacer lo que el quisiera conmigo, como lo hacia con su gorda esposa, pero ahora tenia a una mujer mucho mas joven de 33 años y con un buen cuerpo, quizás el siempre estuvo con mujeres viejas y gordas como su mujer, pero ahora era todo lo contrario, ahora iba a gozar un cuerpo joven que en su vida hubiera soñado con tenerlo.
Luego el sujeto dijo en tono de burla y superioridad -¡¡Ahora si mami, prepárate a gozar como nunca!! ¡¡Te voy a clavar como nunca vas a pedir más!! Yo solo lo mire con cara de odio y resentimiento pero no dije nada, enseguida se aparto de mi y bajo su pantalón negro sucio y quedo en slip, yo miré hacia abajo y vi un gran bulto, como que algo intentaba salir pronto, luego se colocó entre mis piernas y pude sentir su enorme bulto en pequeños vaivenes me lo restregaba a la altura de mi vagina por encima de la tanga, estuvo un rato así hasta que se aparto de mi y se bajo el slip, ante mi apareció un enorme miembro de unos 25 cm. gorda, muy gorda y venosa, con la cabeza brillante debido al liquido preseminal que había arrojado, el sujeto me dijo con vos fuerte -¡¡Ahora mámala puta, sabia que te gusto mi verga por eso me estabas espiando el otro día!! ¡¡Ahora es toda para ti cometela!! Me dio asco hacer eso, le grite con violencia y seguridad -¡¡Estas loco degenerado!! El rápidamente con violencia agarró mi mano y la puso en su miembro, estaba caliente me empezó a dirigir mi mano de arriba abajo, el sujeto tomo mis hombros y los hizo hacia abajo y por mas que puse mucha resistencia, me terminó dejando arrodillada como el quería, mi mano subía y bajaba de su enorme miembro, yo estaba justo enfrente de aquel miembro, me daba asco el olor a mugre que tenia, la situación era muy morbosa y bastante asquerosa, nunca habría yo podido imaginar estar en una situación así, el me tomó la mandíbula me obligo a abrir mi boca, como pude ante su violencia en mi, empecé a chupársela, el sabor me desagrado completamente, quería vomitar, era muy desagradable y humillante, ese pedazo de carne no cabía en mi boca así que no me lo metía todo. Miré hacia arriba mirando al maldito sujeto y al verlo llore con mas fuerza al verlo con una sonrisa grande y cara de total locura y placer, mientras que comenzó a decir
-¡¡Así mamita ahhh ahgg mas rápido putita!! Eso me torturaba aun mas, eran escalofriantes sus viles comentarios, el acariciaba mi cabeza dirigía mis movimientos cada vez más rápidos, mientras que gemía fuertemente y yo seguía chupando lamiendo y succionando su asqueroso miembro, no podía pensar en nada que en lo asqueroso de la situación, yo chupándole el miembro a aquel gordo morboso, dándole mucho placer con mi boca algo que nunca había hecho porque me parecía humillante, sin saber porque, el sujeto paró y me levanto, me agarro de mi cintura y me volteo hacia la mesa de espaldas a el, sentía mucho miedo y asco, el dijo fuertemente -¡¡Tenes un culo perfecto, quiero que lo pares para mí!! Luego agarro su miembro duro y empezó a dar pequeños golpes en mis nalgas, luego dijo -¡¡Mové tu colita!! Yo con miedo empecé a menear mi cola en círculos levemente, el rápidamente empezó a golpear mas fuerte mi cola con su miembro. Era lo más bajo que pensé que me sometería, no podía creer que ese gordo se aprovechara completamente de todo mi cuerpo. Yo antes de que el sujeto siguiera torturándome dije -¡¡No por favor ya basta váyase, déjeme se lo suplico!! Pero el hizo oídos sordos a mis suplicas y se burlo contestando -¡¡No te preocupes Laura te va a gustar, vos solo para bien el culo y disfrútala!! Luego con sus manos jalo de los tirantes de mi tanga dejándola a medio muslo, el sujeto se quedo quieto y casi gritó -¡¡Ahhh bueno, que cola impresionante tenes Laura!! ¡¡Esta bien rico paralo más putita!! El sujeto estaba apunto de violarme, estalle en mas lagrimas y luego sentí que la punta de su miembro estaba en la entrada de mi vagina, yo me quede estática esperando que el hiciera la violación y se marchara, poco a poco fue metiendo su miembro dentro de mi vagina el dolor se hizo insoportable y grite un poco
-¡¡Aahhhyyy!! Entonces volví a suplicar gritándole entre dolor y bronca -¡¡Nooooo soltame por favor, basta!! El siguió metiendo su miembro gordo dentro de mi ser mientras que decía burlándose -¡¡AAhhh que apretadita estas Laura, que rico me la aprieta AHHH!! ¡¡Solo falta un poco mas para que te la clave toda putita!! El sujeto llego a meterla toda, haciéndome sentir un dolor terrible y la dejo ahí un rato esperando que mi vagina se acoplara un poco a aquella enorme verga en ese momento miré hacia atrás y vi como el maldito sujeto me tenia totalmente expuesta para el, después me tomo por las caderas y empezó a moverse rápidamente casi violento, yo rebotaba de atrás adelante sintiéndome una cualquiera, totalmente entregada por la violencia y el sometimiento, ahí estaba aquel gordo repugnante haciéndome, disfrutándome y gozándome a su antojo. Luego el sujeto soltó mis caderas y me tomó por los brazos y los jalo hacia atrás y ahí impuso un ritmo violentísimo haciéndome morir de dolor, yo gritaba adolorida y con mucho odio pero el seguía mas fuerte y gritaba -¡¡AAhhh que bonita te vez asiiiii disfrutándoola como una putita!! El me seguía violando con mucha fuerza metía y sacaba su miembro de mi vagina de una manera salvaje increíble yo solo gritaba, luego de un rato de ese enfermizo movimiento se detuvo, sacó su miembro, me volteó y me puso de nuevo de rodillas diciéndome -¡¡Ahora te toca tomarte esta leche que esta guardada para vos puta!!
Su miembro seguía parada igual, parecía no cansarse, la tome con una mano y la empecé a chupar con odio y humillada, quería morir, el al ver mi falta de cooperación grito -¡¡Más rápido putita mas rápido!! Yo seguí igual, entonces el maldito tomó mi pelo desde atrás, lo anudo a su mano e impuso el ritmo que el quería mientras gemía -¡¡AAhh Aohhh así perra asiii ahhhhh mas rápido!! Mis mejillas me dolían de estar chupando ese miembro tan grande y rápidamente hasta que sentí que el cuerpo del vil sujeto comenzó a convulsionarse y grito -¡¡Me vengo putita abre tu boquita yaaaaa ahhhh!!

Saco su miembro, tomó mi cara obligándome a abrir mi boca y comenzaron a caer sus disparos de semen, yo cerré los ojos y sentí los chorros, sentí un liquido caliente y viscoso en mis ojos, nariz y boca. El sujeto me trataba peor que a una puta haciendo cosas que no haría ni por dinero. El luego de terminar de humillarme dijo -¡¡Yaaa, ahhh ahora si Laura has quedado bien cogida y bañada de semen como vos querías!! Yo como pude lo mire con odio de muerte, el sonrío y siguió burlándose diciendo -¡¡Te vez linda con tu cara llena de leche!! Luego fuimos al baño donde me limpio la cara y los restos de semen de mi pelo. Luego me llevo a mi pieza, y seleccionó un pantalón rosado bien ceñido al cuerpo con una mini tanga roja y una remerita ajustada de varios colores, luego me dijo -¡¡Que rica estas!! ¡¡Laura me gusta mucho tu culo y tus tetas bien paraditas, parece mentira que te acabo de culiar!! Yo pensaba lo mismo parecía mentira como yo una mujer soltera de 33 años, linda con un cuerpo envidiable había caído en sus manos, en las manos de un gordo baboso y sucio, que debería haber sido un sueño algún día tocarme y poseerme y que ahora lo había logrado.

El sujeto se aproximo a mi me tomó por la cintura y me aferro a su gordo cuerpo mientras decía -¡¡Ay Laura sabes que, tengo mucha leche para darte y disfrutarte!! Sus palabras vulgares en el tono de burla como me las decía producían mas odio en mí, quería matarlo a ese sujeto asqueroso, pero no podía hacer nada y me quedaba quieta esperando que se marchara, pero el maldito tomó mi mano y la puso sobre su pene, diciendo -¡¡Sentí como me pongo de verte!! Yo lloraba solamente, mientras que el sujeto comenzó a acariciarme un pecho y luego empezó a morder mis senos por encima de mi remerita y los estrujaba desaforadamente, de pronto me arrancó mi remerita de un tirón salvaje, dejando mis pechos libres totalmente el miro mis pechos diciendo -¡¡Que preciosa estas putita eres una muñequita!! Y luego empezó a chupar mis pechos y morderlos como un desesperado total. Eso me asustaba mucho y me daba mucho asco lo vil del sujeto. Luego dijo en todo fuerte -¡¡Quiero que mi pene disfrute estos limones!! Y me tomo de los hombros, me hizo agacharme, ponerme de rodillas enfrente de el, luego el agarro su pene y empezó a golpear mis pechos, era una humillación de sometimiento, pero no podía hacer nada, de pronto dijo -¡¡Ahora quiero que me hagas una paja con tus lindas tetas, quiero ver lo puta que sos!! Puso su miembro hinchado entre mis pechos y tomándome de los hombros comenzó a moverme de arriba abajo rítmicamente. El sujeto me miraba y decía -¡¡Aaahhh que rico Laura sos toda una putita, te encanta la verga se nota mucho que necesitabas algo de esto, pero no te preocupes que yo te voy a dar una culiada que nunca olvidaras!!
Eso era más humillante todavía sus humillaciones verbales, su ironía y que el sujeto se sentía mi dueño, lloraba y no podía creer que esto me pasara a mí. En medio de la humillación que me daba dijo -¡¡Ahora voy a disfrutarte mas todavía, vas a tener toda esta verga adentro de nuevo, pero primero quiero disfrutar mas todo tu cuerpo!! Me levanto de donde estaba agarro mis piernas y sus manos fueron su subiendo hasta agarrar mi cola con sus gordas manos, la estrujo fuertemente y luego me giró violentamente y me agarró por detrás apoyando todo su asqueroso miembro sobre mi pantalón, podía sentir completamente la rigidez de su miembro entre mis glúteos, el sujeto estaba excitadísimo y sus manos recorrían mis pechos y todo mi cuerpo mientras seguía apoyando su asqueroso miembro en mi cola diciéndome al oído -¡¡Tenes un culo perfecto putita quiero que lo pares de nuevo!! Y me sujeto fuertemente del pelo tirando de el, yo lo hice sin dudar por el dolor y el siguió con su tarea de seguir disfrutando de tener a mi cola paradita completamente sobre su asqueroso miembro, el sujeto me refregaba su miembro y decía vilmente algo que me dejo helada y muerta de miedo -¡¡Laura siempre te veía pasar, con este hermoso culito, cuando usas estos pantalones de putita y pasas calentando a todos, no hago mas que pensar en él, pensando en mi pene todo adentro de este divino culito, y ahora por fin lo tengo!! Yo estalle en mas lagrimas, no lo podía creer el sujeto me iba a violar analmente también y le suplique que no, que por favor no, pero el estaba poseído por el deseo y me gritaba que me callara o me mataba a golpes, luego con respiración agitada comenzó a bajar el cierre del pantalón y bajándolo dio un violento tirón dejando mis pantalones en los tobillos, dejándome solo con la diminuta tanga roja que me había hecho poner el maldito, el sujeto se babeo mirándome, luego dijo -¡¡Te ves bien putita con esa tanguita!!
Siguiendo con su miembro apoyado en mi cola, se sentía el calor que despedía ese aparato, yo miraba el espejo de mi pieza viendo a ese gordo teniéndome completamente entre sus asquerosas manos, era indignante. De repente tomándome por la cintura me tiró violentamente sobre la cama, cayendo boca abajo rápidamente intente levantarme pero el sujeto ya estaba arrodillado casi encima mío con una de sus manos sobre la espalda yo mire al gordo baboso que estaba excitadísimo, no podía creer que su miembro estaba totalmente erecto con su cabezota completamente roja, el sujeto comenzó a acariciar mis glúteos agresivamente apretándolos y sobandolos a mas no poder mientras decía -¡¡Que buen culito tenes Laura, grande, duro y bien paradito!! Luego me dio par de palmadas en mis glúteos, para después seguir acariciandolos, el sujeto se puso de rodillas y empezó con su miembro duro a golpearla, el sujeto se divertía conmigo entonces dijo -¡¡Tenés un culito rico, volvelo a sacar para afuera, paralo!! Yo lo hice con mucho miedo, entonces el con sus manos abría mis nalgas y metía su miembro entre medio de ellas, yo sentía su enorme miembro y me invadía un escalofrió terrible y muchísimo pánico, mientras que moría de resentimiento al ver a ese maldito sujeto a través del espejo, veía a ese gordo inmundo teniendo mi cola bien paradita para el.
Luego siguió con sus caricias a mi cola mientras que seguía balbuceando cosas como -¡¡Que bonito culo!! ¡¡Quiero cogerte por acá, te lo voy abrir todo mamita!! De repente en un movimiento violento tomo mi tanga y la jaló dejándola en tobillos, luego empezó a acariciarse su miembro duro y empezó a ponerlo con su dedo dentro de mi cola, yo me movía para todos lados intentado huir, el sujeto se enojó y grito -¡¡Quédate quieta zorra!! ¡¡No te preocupes que te lo voy hacer delicioso, vas aullar de placer cuando lo tengas bien adentro!! Yo veía fijamente al espejo para ver todo lo que pasaba atrás de mí, con sus manos separo mis glúteos y fue poniendo la cabeza de su enorme miembro en la puerta de mi esfínter, luego presiono contra mi haciendo entrar su glande en mi cuerpo, yo con lagrimas solté un grito fuerte de dolor -¡¡AAAhhhyyyyyy aahhh aahhh!! El sujeto seguía lentamente introduciendo su enorme miembro dentro mío desgarrándome mientras decía -¡¡Quédate tranquila putita ahora vas a gozar cuando te lo meta todo, cuando entre toda voy a ser quien mas desearas que te culee estoy seguro!! Yo lloraba mas aun por sus comentarios y por el desgarre de mi hermosa cola que no aguantaba mas el dolor mientras que el gritaba de placer al sentir mi estreches -¡¡AAaaahhh putita, que rico me lo estas apretando, hooooo haaaa!!
Poco a poco siguió metiendo su enorme miembro dentro de mi pequeño esfínter, yo sentía un dolor increíble, mire hacia atrás y ya estaba casi toda dentro de mí, grite suplicando al maldito que me dejara -¡¡AAAhyyyyy ah soltame por favor!! ¡¡¡Soltame!!! Pero su miembro ya estaba dentro de mi, y se perdía entre mis glúteos, después de eso dejo su enorme miembro dentro de mi por un rato sin moverse, mientras que yo miraba por el espejo como me veía, era lo mas terrible que había visto, no lo podía creer, veía mi hermosa cola clavada por la enorme verga de ese gordo asqueroso y sucio que sonreía con aire de victoria, luego comenzó a moverse contra mi despacio, subía sacando casi todo su miembro y lo volvía a meter completamente en mi ser haciéndome dar gritos de dolor fuertísimos -¡¡AAAyy!! ¡¡AAAyy!! ¡¡AAAyy!! ¡¡AAAyy!! Luego el sujeto comenzó a moverse mucho mas fuerte contra mi mientras gritaba de gozo y decía -¡¡AAAhhh tómala putitaaa aaahh que rico se ve tu culito ensartado aaaaaahhhh siempre había soñado este momento asiiiiiiii ahhhh!! Yo lloraba y gritaba de dolor y humillación mientras el sujeto gozaba a más no poder teniendo mi cuerpo a su disposición y aprovechándolo completamente. El sujeto luego comenzó un movimiento desenfrenado, puso sus manos gordas sobre mi espalda y se monto sobre mí aplastándome, su pelvis se movía violentamente contra mí, mientras que gritaba fuertemente
-¡¡Que culo infernal tenes Laura, por Dios!! Y se escuchaba ese asqueroso ¡plop! ¡plop! ¡plop! Por las estocadas salvajes que recibía, los cachetes de mi cola vibraban con cada penetración. El sujeto estaba todo traspirado y medio cansado pero seguía gozando y gritando cosas, me dijo -¡¡Te vez mas linda así, con un macho clavándote así… Ooooohhh, que rico me lo aprietas, este culito es mío!! El gordo asqueroso aullaba de placer, y así estuvo por lo menos 20 minutos aplastándome y penetrándome violentamente, cuando de repente dijo -¡¡Prepárate putita que te voy a bañar de leche!! Y grito -¡¡AAahhhhhhhhhhh!! Yo sentí como un chorro de semen caliente invadía mi interior, después saco su miembro dirigiendo las siguientes descargas hacia mis nalgas, las baño de semen, luego empezó a esparcírmela y a golpearlas con su verga en todo el contorno de mis nalgas. Luego cayó rendido agitado al costado mío, y me explico como había planeado todo, como había conseguido la llave, mientras que yo no podía hacer nada estaba muerta de dolor, el sujeto luego se vistió y me amenazo de muerte diciéndome que sabía todos mis movimientos y tenia varios amigos que podían hacer el trabajo sucio. Yo me quede llorando a más no poder muerta de dolor y miedo.
Hechos ficticios.
 

El cambio de mi vida: De auditora a puta (POR GOLFO Y VIRGEN JAROCHA)

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PORTADA ALUMNA2Antes de nada, la foto que ilustra este relato es REAL. Patricia existe, es la autora que me ayudó en este relato. Solo Sin-t-C3-ADtulo37esta foto es suya el resto es de una modelo. Se mantendrá subida solo el tiempo que ella quiera,  podeis escribirla a la cuenta que ha abierto para responderos:

virgenjarocha@hotmail.com
 
Nunca debí iniciar ese juego. Me pareció fácil provocar a ese hombre, negando la existencia de sus poderes y ahora estoy en sus manos.  Antes de explicaros lo que me pasó y como caí en las manos de ese tipo, quiero presentarme. Me llamo Patricia y soy una chava mexicana que habiéndome reído, desde niña, de la gente que creía en facultades paranormales, llegué  una desdichada tarde a una conferencia que daba él con unas amigas.
Todavía recuerdo el recelo con el que escuché su discurso donde no solo aceptaba que hubiese personas superdotadas capaces de manipular la mente de los demás sino que casi al final de su conferencia, reconoció ante el público que el mismo poseía ese poder. Ahora me arrepiento pero ante semejante insensatez fui incapaz de reprimir una carcajada al oírlo.
-Parece que entre el público tenemos una escéptica- respondió bastante enfadado- ¿Puede pasar al estrado?
Confiada en la inexistencia de esos poderes, subí los cuatro escalones riéndome.  En mi fuero interno estaba nerviosa pero fingiendo un aplomo que no sentía, me enfrenté con descaro a su presencia. Todavía recuerdo que ese día me había vestido con un vestido rojo con un escote que hacía las delicias de todos los que me miraban. Fernando no fue una excepción, al verme subir se me quedó mirando el canalillo como ya habían hecho mis compañeros de trabajo esa mañana.
-Se equivoca señorita si cree que soy un farsante- me dijo nada más llegar a su lado.
-Disculpe si no le creo- respondí con una sonrisa en mis labios y tratando de hacerme la dura, le pregunté si sabía lo que estaba pensando.
Mirándome con desprecio, me contestó:
-Pídame algo más difícil. Cuando subió, se fijó en el modo en que la miré y decidió que era igual que sus subordinados del departamento de auditoría.
Reconozco que me quedé perpleja de que supiera a que me dedicaba pero pensando que conocía a alguien de los que me acompañaban, di por sentado que ese cabrón había hecho trampa. Ya enfadada, me planté frente a él y le pedí que me dominara.
El muy cabrón soltó una carcajada y dirigiéndose a su audiencia, les preguntó:
-¿Desean una demostración?
Unánimemente, el gentío respondió que sí y entonces el orador se dio la vuelta y mirándome a los ojos, me soltó:
-Señorita, ¿Da su email personal al primero que se lo pida?
Indignada, contesté que no. Tras lo cual, destornillándose de risa, me preguntó:
-Entonces ¿Por qué me lo acaba de gritar?
-No lo he hecho- respondí ya francamente enojada.
-Me lo ha dado mentalmente- contestó luciendo una sonrisa- ¿virgenjarocha@hotmail.com no es el correo que usa para sus andanzas?

Ya aterrada traté de negarlo pero todo el mundo se percató que mentía y por eso casi huyendo, volví a mi asiento. Hundida en la miseria, me senté mientras trataba de averiguar cómo era posible que ese sujeto conociera ese mail porque solo lo utilizaba en casa y para meterme en foros de sexo.
Sin darme cuenta del paso de los minutos, la conferencia terminó y entonces perdiendo la oportunidad de escapar, Fernando se acercó a mí, diciendo:
-Le pido perdón por si me he pasado pero es que llevo muy mal que la gente se ría de mis poderes.
Quise contestarle una fresca pero al mirarle a los ojos, no fui capaz y disculpando su falta de tacto, le dije que no pasaba nada. Ahora me doy cuenta que ese patán se aprovechó de su físico y consciente de que le había examinado a fondo, me preguntó si me molestaría que él me escribiera de vez en cuando. Ante mi cara de pavor, siguió diciendo:
-Patricia no tienes nada que temer. Yo vivo en Madrid y tú en Xalapa. Ya que no crees que tenga las facultades de las que hablo, los ocho mil kilómetros que no separan serán tu garantía.
Aturdida por lo sucedido pero sobre todo por qué me hubiese pillado intentando averiguar si el bulto que lucía bajo su pantalón era o no una erección, ni siquiera me digné a contestarle y cogiendo mi bolso, salí despavorida del lugar. Ya en mi carro, me di cuenta que me había llamado por mi nombre y todavía con más confusión en mi mente, me fui directamente a la cantinita, un bar de mi ciudad donde suelo ir a despejarme.
Nada más entrar, pedí al mesero una cerveza y con ella en la mano, me senté a recapacitar sobre ese extraño suceso. Ya en la mesa, traté de comprender como sabía tanto de mí e increíblemente empecé a pensar en él como hombre.
“Está bueno y nada más” me dije para convencerme que la atracción que sentía por ese desconocido no tenía nada de paranormal. Desgraciadamente bajo mis pantaletas, mi sexo opinaba diferente e intentando evitar que alguien me notara que estaba cachonda, cerré mis piernas. Fue un error porque al hacerlo y mis muslos apretar mis labios, sentí que me venía. “¡No puede ser”, exclamé mentalmente al notar los primeros síntomas del orgasmo y ya totalmente acalorada tuve que refrescar mi vulva con el frio de la botella de Corona.
Eso fue mi perdición, al sentir la dureza del cristal, me imaginé que era su pene y sentada en esa butaca mientras me tapaba con la falda, me masturbé pensando en ser suya. No me reconozco en la mujer que esa noche se corrió en público y menos en esa muchacha asustada que tratando de olvidar el placer que acababa de sentir, se lanzó a bailar y a coquetear con los presentes.
Afortunadamente, uno de los ejecutivos que estaban en ese lugar al verme tan “desenvuelta”, intentó aprovechar la feliz circunstancia y mientras hacía que bailaba conmigo, me tocó el trasero. Al notar su mano en mi nalga, se rompió el embrujo y sumida en el llanto, salí corriendo rumbo a mi departamento. Me avergüenza confesar que ya en la seguridad de sus paredes me tumbé en mi cama a llorar pero al hacerlo y buscar un motivo a mi actitud, volví a pensar en ese oscuro sujeto y nuevamente me volví a excitar.
Tratando de calmar la calentura que recorría mi entrepierna,  me fui a duchar. Bajo el chorro de la regadera, seguí pensando en ese tipo e involuntariamente, dejé que mis manos acariciaran mis pechos. Como si fuera una película, le vi desnudándome lentamente y separando mis rodillas, soñé que era él quien me estaba tocando. Al sentir mis yemas separando los pliegues de mi sexo y mis propios dedos dentro de mi vulva, comprendí que estaba perdida si en verdad ese hombre tenía los poderes de los que hablaba. Sin ser capaz de reprimir el deseo que me corroía, me apoderé de mi hinchado botón y jadeando bajo la ducha, me corrí por segunda vez en una hora.
Intento averiguar cosas de él y eso fue su entrada.
Después de una noche en vela, en la que apenas pude dormir, me dirigí más cansada de lo normal a las dependencias de gobierno donde trabajo. Una vez allí, me encerré en mi despacho y con la soledad que eso me confería, decidí descubrir como ese capullo había sabido mi nombre, mi mail y mi chamba. Alguien debía de habérselo contado y por eso lo primero que hice fue llamar a cada una de las amigas con las que había acudido a ese salón de conferencias.
Después de una hora, estaba totalmente confusa al haber recibido puras negativas. Ninguna de las chavas con las que fui aceptó ser ella la que hubiese hecho esas confidencias. Encabronada por minutos, colgué el teléfono a la última con el convencimiento de que mentían y olvidándome de la rutina, me puse a bucear en internet con la intención de averiguar algo más de ese hombre.
Desgraciadamente, la web tampoco me sirvió de nada. Lo único que encontré fue su biografía y varios artículos en los que le tachaban de farsante. Por lo visto Fernando Alcázar había sido un reputado catedrático de psicología de Universidad hasta que sus novedosas ideas sobre el comportamiento de masas habían provocado una dura polémica por lo que el rector de esa institución creyó conveniente cesarle. En ellas, Alcázar sostenía que solamente con televisión se podía manejar a un país a su antojo, nadie podría llevar la contraria al gobierno si utilizaba las técnicas que él proponía.
Su cese fue contestado por una gran mayoría de los estudiantes a su cargo y tras unos disturbios en lo que hubo hasta un muerto, el profesor decidió pedir una excedencia. Ya fuera de la universidad, empezó a dar conferencias y parecía ser que había creado un grupo de opinión que todo el mundo consideraba una secta. Había recibido  muchas denuncias por parte de las familias de sus adeptos. Según ellas, Fernando Alcázar no era más que un gurú que había lavado el cerebro a sus hijos. Lo cierto es que si leías sus ideales, parecía una panda de fanáticos antisistema.
Bastante desilusionada, decidí zanjar el asunto y olvidarme de ese sujeto. De forma que la rutina del trabajo y los problemas que me estaba causando una auditoria a la secretaria de seguridad pública, me hicieron aparcar en un rincón de mi mente a tan extraño individuo. Durante todo ese día, estuve francamente atareada y fue al terminar de trabajar cuando volví a pensar en él y en la rara excitación que me produjo.
Afortunadamente, de mi mente había desaparecido por completo dicha atracción y ya más relajada, me fui a tomar unas birras con un amigo. Como Alberto era un encanto, esa noche fue muy agradable y tras varias cervezas y unos tacos en “El Asador”, decidí volver a casa. Había estacionado mi carro en Ávila Camacho y por eso le dije a mi conocido que no hacía falta que me diera un aventón.
Iba tranquilamente caminando por sus aceras al no ser tarde, cuando de pronto vi bajar a ese tipo de un destartalado Malibú. Alucinada por encontrármelo en ese sitio, le pregunté si me estaba siguiendo. El sujeto me miró como si estuviera loca y bastante enfadado, contestó:
-Seño, a usted no la conozco-.
Me quedé aterrada, aunque estaba convencida que era él, su voz tenía un marcado acento chilango que para nada se parecía al tono duro que los españoles tienen al hablar. Creyendo que me estaba tomando el pelo, insistí:
-¿No es usted Fernando Alcázar?
-Se confunde. Mi nombre es Aurelio Valle.
Confusa y desconcertada, abrí mi auto y casi histérica, me metí en él. Durante unos minutos fui incapaz de arrancar. No me podía creer que me hubiese confundido pero el modo en que se había reído de mí al ver mi error, me hizo dudar. Os juro que llegué a pensar que todo era una broma. Con los nervios de punta, manejé hasta mi departamento y ya en él, me encerré. El sonido de los cerrojos me dio una tranquilidad ficticia que no tenía y acomodándome en el sofá del salón, me puse a ver la tele. En el canal de las estrellas, estaban pasando una telenovela y sin ganas de tragarme ese aburrimiento, decidí encender mi computadora.
Al abrir el Outlook, hallé que Alcázar me había escrito y con una mezcla de asombro, espanto y curiosidad, vi que era un archivo de video.  Nada más empezar, me encontré que era un primer plano de ese hombre donde se dirigía a mí, diciendo:
-Patricia, me he tomado el atrevimiento de contactar contigo de esta manera porque sigo creyendo que la escritura en menos personal y mas fría. Me imagino que ahora mismo tendrás dudas sobre si tengo o no poderes. ¿Verdad?
Para entonces, un sudor frio me recorría de arriba abajo. Estuve a punto de apagar pero algo me obligó a continuar.
-Siento que tenga que ser de esta forma. Me hubiese gustado que te hubiera acercado a mí con respeto pero teniendo en cuenta tu descortesía, tendrás que perdonar la mía. Cómo ya habrás descubierto, no solo eres incapaz de dejar de pensar en mí sino que estoy seguro que me estás empezando a ver en todas partes. Lo siento pero va a ir a peor, llegará el momento que todos los hombres con los que te encuentres tendrán mi cara.
El muy cabrón tomó un sorbo de agua para continuar:
-El castigo a tu osadía, consistirá también en que te vas a encontrar en un estado permanente de excitación y solamente masturbarte pensando en mí, podrá aliviar el escozor de tu entrepierna. Pero como no soy un ser perverso, si deseas que acabe, solo tienes que pedírmelo personalmente. Te espero en Madrid.
Tras lo cual, Fernando Alcázar me lanzó un beso a través de la pantalla. Indignada, cerré la computadora y fuera de mí, maldije a ese malnacido mientras me estremecía por la sentencia que escondían sus palabras.
“¿Quién narices se cree ese condenado para hablarme así?” pensé mientras me iba a la cama y tratando de convencerme de que había usado un doble para hacerme caer en una trampa, me reí de su amenaza. “Tengo que reconocer que se trabajó la broma”,  me dije buscando un sentido a lo ocurrido.
Esa excusa, me permitió dormir aunque en mitad de la noche, ese mentalista se introdujo en mi sueño y sin poderlo evitar me vi con él entre las sábanas:
-¡Estoy soñando!- exclamé en mi sueño al sentir sus manos acariciándome los pechos.
-¿Tú crees?- contestó muerto de risa mientras sus dedos se apoderaban de mis pezones.
Aunque era consciente que nada de eso era real, sentí un latigazo en mi entrepierna al notar su caricia. La forma tan sensual con la que me pellizcó mis aureolas, asoló mis defensas y convencida que no había ningún peligro en dejarme llevar por mi imaginación, sentí su lengua recorriendo los bordes de mis pechos mientras sus manos bajaban por mi espalda.  La temperatura de mi cuerpo subía por momentos. Ese tipejo era capaz de calentarme  a distancia con sus besos y yo los sentía tan reales que incluso me daba miedo. Rendida a sus encantos, gemí al sentir que sus dedos se hacían fuerte en mi trasero.
Traté de despertarme al sentir que si ese sueño se prolongaba iba a correrme:
-No quiero- grité temiendo que mi cabeza sería incapaz de pensar con claridad, si seguía tocándome.
– Patricia, ¡Relájate!- me soltó en voz baja ese Fernando irreal- soy parte de tu imaginación.
– Estoy nerviosa y tengo miedo- contesté.
– Lo sé, pero no tienes nada que temer –dijo sonriendo- ¡Estoy al otro lado del mundo!
Sus palabras no consiguieron tranquilizarme y por eso cuando separándome el pelo, Alcázar me mordió en la oreja,  me estremecí. Mi amante ficticio no se quedó ahí y bajando sus labios por mi cuello, lo recorrió lentamente, poniéndome cada vez más nerviosa pero también más excitada. Su mano había vuelto a apoderarse de mi pecho y lo acariciaba rozándolo con sus yemas. Fue entonces cuando puso mis manos en su cintura y me ordenó que le quitara la ropa.
Reconozco que obedecí y desbocada por la pasión, me mordí los labios al verle con el dorso descubierto. Apreciando mi calentura, me agarró y me sentó sobre él a horcajadas. Sin casi poder respirar, le miré pidiendo una tregua.
-Lo estas deseando- me soltó – Desde que me viste, deseas ser mía.
-¡No es cierto!- exclamé a la defensiva.
-Te voy a follar, putita- susurró a mi oído -¡Desnúdate para mí!
-¡No!- contesté con la voz pero mis manos desobedeciendo a mi mente, desabrocharon mi camisón y sacándomelo por la cabeza, me quedé en pelotas sobre el colchón.
Tragando saliva, esperé su siguiente paso. Fernando me miró  y cogiéndome de la cabeza,  acercó su boca a la mía mientras ponía su mano en mi pecho, ahora desnudo y con una sonrisa en sus labios, escuchó el gemido que salió de mi garganta.
-Tienes una tetas perfectas- dijo satisfecho de mi entrega mientras su lengua se volvía a apoderar de mi erecto pezón. Al verle bajar por mi cuerpo comprendí cual iba a ser su siguiente paso y por eso sabiéndolo estaba más nerviosa me ponía.
– Tranquila, vas a disfrutar como nunca- me soltó sabiendo de mis reparos.
– ¡Esto no es real!- exclamé al sentir noté una mano bajando por mi estómago mientras la otra me acariciaba los muslos. Al percatarme de que me estaba separando las rodillas, traté de evitarlo pero una orden directa suya evitó que las cerrara.
Fue  entonces cuando su mano derecha bajó por el ombligo y rozó el interior de mis muslos. Al sentirlo, temblé de placer y ya dominada por la excitación, quité todos mis reparos. Ese hombre, comprendió su victoria y separando con  sus yemas los pliegues de mi sexo, acarició mi humedad. Al  escuchar mi suspiro, sonrió y me hizo mirar a sus ojos mientras sus dedos  no dejaban de torturar mi clítoris.
Intenté morderle como un último intento de evitar sus caricias:
-No puedes hacer nada por evitarlo… -dijo muy seguro: -Lo quieras o no, ¡Vas a ser mía!
-Por favor, ¡No!
Seguía negando que estaba cachonda pero aun así separé mis muslos ofreciéndome por completo. Fernando Alcázar no se hizo de rogar y deslizándose por mi cuerpo, me besó los bordes de mis pliegues  mientras volvía a recoger mi botón entre sus dedos. Al escuchar mi nuevo gemido, se dejó de prolegómenos y lo acarició, sorbió y lamió todo el tiempo que quiso. Completamente excitada, comprendí que  no podría seguir aguantando mucho más. Al borde del colapso, moví mis caderas deseando que llegara. Fernando lo notó y acelerando el ritmo de su lengua, me llevó desbocada hacia mi primer orgasmo con su lengua mientras, avergonzada, me agarraba a las sábanas y trataba de que no lo notara.
-Tienes un conejito muy rico – me soltó relamiéndose los labios.
-¡Eres un cerdo!- contesté a ese hombre producto de mi imaginación
A modo de respuesta, Alcázar metió con suavidad dos dedos en mi coño,  provocando un nuevo suspiro y sin dejarme de mirar con una sonrisa en sus labios, me susurró:
-Aunque lo niegues, ¡Me deseas!-
Siendo cierto, no se lo podía confirmar por mucho que la humedad de mi entrepierna me traicionara. Asustada y deseosa, le vi incorporarse y cogiendo su pene entre sus manos, acercarlo a la entrada de mi chocho:
-¡Hijo de perra! ¡Ni se te ocurra!
Mi lenguaje soez y mi negativa espolearon su lujuria y colocando la punta de su enorme glande en la entrada de mi cueva, la forzó lentamente, de forma que pude sentir el paso de toda la piel de su tranca rozando mis adoloridos labios, mientras me llenaba.
¡Dios Mío!- aullé  al mismo tiempo que el magnífico pene chocaba con la pared de mi vagina.
No tardé en sentir sus huevos rebotando contra mi culo al ritmo de sus embestidas. Con mi coño convertido en un frontón, sollocé dominada por el placer. Mi captor, conocedor de mi total sumisión, siguió  apuñalando mi interior con su estoque. Mi orgasmo fue brutal, desgarrador al coincidir con el suyo. Su templado semen me quemó al sentirlo rellenando conducto. Cada una de las descargas con las que regó mi interior, me produjo un estertor y licuándome al sentirlo, chillé y lloré a los cuatro vientos mi placer.
Fue entonces cuando diciéndome: – ¡Hasta mañana! ¡Putita mía!- se despidió de mí, desapareciendo de mi lado.
Avergonzada por añorar su presencia, me desperté sola entre mis sabanas. No sé si lloré dando gracias porque todo había sido un sueño o del dolor que sentí al percatarme que nada había sido real.
Su dominio se extiende:
Sin haber casi descansado, me desperté ese viernes con la sensación de que mi vida estaba hecha pedazos. No podía dejar de pensar en él y aunque me doliera reconocerlo, estaba cachonda. Al recordar el sueño, mi entrepierna se llenó de humedad y con una mezcla de disgusto y de terror, terminé de vestirme combatiendo las ganas de masturbarme.
“¡No es posible!” exclamé al hacer la cama y ver en la sábana una enorme mancha de flujo que asemejaba una corrida. “¡Alcázar no ha estado aquí!”, me dije mientras la quitaba y la llevaba a la lavadora.
Temblando, desayuné mientras deseaba que todo quedara en una siniestra pesadilla producto de mi subconsciente.  Agarrando las llaves de mi carro, salí del departamento. Ya en el ascensor, me reí histérica de mis miedos y más confiada por la luz del día, salí al portal.
Pedro, el conserje, estaba limpiando los cristales. Al verme, me saludó como hacía todos los días pero al voltearme a devolverle el saludo, la cara que me sonreía  tras ese uniforme, no era la suya sino la de ese pérfido sujeto.
-¿Se encuentra bien Doña Patricia?- preguntó el portero extrañado de la cara de espanto con la que le miré.
No pude contestarle y saliendo a trompicones hacía el aparcamiento, me subí en mi coche. Hecha un mar de nervios, arranqué y hui despavorida de allí. Aal llegar a las dependencias de gobierno donde trabajaba, respiré aliviada al ver que mis compañeros seguían siendo ellos y que esa maldición todavía no me había afectado hasta esos extremos.
Tratando de conseguir ayuda, recordé que “Golfo”, un amigo de la web vivía en Madrid. “Quizás él sepa algo de ese maldito”, pensé ya que ese autor de relatos eróticos estaba bien conectado en la ciudad donde Fernando Alcázar, tenía su base. Y saltándome una norma auto impuesta que me prohibía usar mi mail personal en el trabajo, nada más acomodarme en mi silla, entré en Hotmail y le escribí pidiendo su auxilio.
“Golfo, ¡Necesito tu ayuda!” tecleé en el título, tras lo cual brevemente le expliqué que me ocurría y al acabar, le rogué que me averiguara si sabía de casos semejantes al mío o como combatirlo, tras lo cual le día al enviar. No había terminado de salir, cuando ya me había arrepentido:
-¡Va a creer que estoy loca!- maldije en silencio, pensando que de recibir yo un correo semejante, eso sería lo que pensaría.
Cómo no podía hacer nada más, decidí ponerme a trabajar y llamando a mi asistente, le pregunté si ya había llegado mi visita. Esa mañana había quedado con el Coronel Ramirez, un sujeto poco recomendable sobre el que tenía pocas dudas. Era un corrupto pero estaba bien relacionado.
-No, señora. Ha llamado que llega tarde.
Su retraso me permitió repasar el expediente. Ese militar tenía que aclarar una serie de gastos de difícil justificación pero aunque le había pillado, debía de andar con pies de plomo porque su padrino era el Secretario de Seguridad Pública del Estado. Conociendo que en estos casos había que nadar guardando la ropa, decidí que si ese hombre no podía justificar esos montos, haría  dos únicas copias del informe, una que se la mandaría a mi jefe y otra que guardaría bajo buen recaudo. Si de ese escrito se deducía una imputación, que fuera mi superior quien lo acusara. La política en México, además de sucia, es peligrosa.
Sobre las diez de la mañana, mi secretaria me avisó de su llegada y previendo problemas, le pedí que le llevara a una sala de reuniones. Antes de encontrarme con ese “servidor del orden” pedí a un subalterno que me acompañara. No quería quedarme a solas con él, no fuera a ser que aprovechara la oportunidad para amenazarme.
Al entrar en la habitación con Miguel, volvió por tercera vez la pesadilla. En vez del gordo seboso de Ramirez, era Fernando Alcázar el que estaba cómodamente sentado en una de las sillas.  Supe de quien se trataba al estar vestido de militar y fingiendo una tranquilidad que no tenía, me acomodé frente a él. Con un sudor frio recorriendo mi cuerpo, empecé a exigirle que me aclarara los dispendios de su departamento.
El sujeto francamente alterado, me soltó que él solo tenía que rendir cuentas a su superior y negando mi autoridad en ese asunto, se levantó encabronado y pegando un portazo, abandonó la sala. Respiré aliviada cuando lo hizo y mirando a mi ayudante, le pedí que hiciera un acta de lo sucedido, tras lo cual, le dejé haciéndolo y sin levantar sospechas me dirigí al baño.
Una vez encerrada en uno de sus compartimentos, me eché a llorar. No solo mis alucinaciones iban de mal en peor sino que con ansiedad recordé que mientras estaba con ese corrupto, me había excitado porque en vez del gordo quien me había devuelto la mirada era el maldito mentalista. Al cabo de un rato, volví a mi despacho completamente desmoralizada. Si tal y como había predicho ese hijo de perra, en pocos días solo vería su cara en los demás hombres, me sería imposible conservar un mínimo de cordura.
Al mirar mi email, Golfo me había respondido. Creyendo que podría ser importante, dejé todo a un lado y abrí su email.
-Querida Virgenjarocha- me contestaba. –Me sorprende que me preguntes si conozco a Fernando Alcázar. No recuerdas que hace más de dos meses, te envié un video con una de sus conferencias y a raíz de ello, hemos discutido sus teorías.
Al leerlo, un escalofrío recorrió mi espalda. Y sabiendo que mi amigo no ganaba nada mintiéndome, releí los correos que me había cruzado con él durante el último mes. Cada vez más aterrorizada, descubrí que durante los últimos treinta días, Golfo y yo habíamos polemizado sobre la verosimilitud de sus planteamientos ya que  Alcázar, antes de dejar la universidad, sostenía que se podía lavar el cerebro a gran escala a una multitud solo con imágenes subliminales.
Mis prejuicios me habían hecho negar esa posibilidad y por eso, Golfo me había estado mandando toda la información que pudo recopilar. Según el historial de mi computadora, había visualizado al menos dos docenas de sus conferencias.
-¡No me acuerdo!- exclamé totalmente confundida.
Pero lo que realmente me dejó aterrorizada fue mi último mail. En él, le decía a mi amigo que esa tarde iba a acudir a con una amigas a verlo in situ y muerta de risa, le informaba que pensaba desenmascararle.
-Ten cuidado. Ese tipo es un mal bicho- me había contestado mi amigo desde Madrid.
Para entonces, mi estado de nervios era tal que no podía seguir trabajando e inventándome que estaba enferma, volví a mi departamento. Nada más llegar, me tomé un tranquilizante y tumbándome en la cama, me quedé dormida hasta bien entrada la tarde. Al despertar, estaba hambrienta y como no tenía comida en casa, decidí irme a un restaurante. Os juro que al salir de la seguridad de mi hogar, temí que se volviera a reproducir la pesadilla pero al ver en la portería que era Pedro quien estaba leyendo el periódico y no ese maldito, respiré más serena.
-Lo único que necesitaba era descansar- pensé mientras salía a la calle.
Y en la acera, miré a mi alrededor. Nada parecía ir mal, los sujetos con los que me cruzaba eran personas anónimas con sus rostros y no la siniestra cara de ese jodido español. Con una alegría desbordante, entré al centro comercial de Las Américas y ya en él, me decidí por un Sanbor´s. como tenía hambre, pedí una arrachera con nopales y me puse a comer.  Recapacitando sobre lo ocurrido en los últimos dos días, comprendí que de no solucionarse, iba a tener que acudir a un psiquiatra.
-¡Me estoy volviendo loca!- exclamé en voz alta.
Al terminar, pagué la cuenta y como todavía eran las seis, decidí tomarme una cuba en una de las terrazas del centro comercial. Reconozco que la primera no me duró casi nada porque tratando de aguar mis penas en alcohol, me la bebí de un tirón. Ya con relajada por el Ron y mientras pedía al mesero que me trajese otra, me puse a mirar a mi alrededor. En una esquina descubrí que un bellezón de hombre me observaba. Al sentir su mirada, me entró una calentura brutal y obviando cualquier tipo de decoro, lo invité a mi mesa. Víctor no se hizo de rogar y acercándose a donde yo estaba, se sentó a mi lado. El sujeto resultó que además de estar bueno era un encanto y por eso tras otras dos cubas, lo invité a mi casa.
-¿Estas segura?- preguntó dotando a su voz de un tono pícaro: -Si voy, ¡Seré muy travieso!
-Eso espero- respondí pasando  mi mano por su entrepierna.
La dureza que hallé bajo su pantalón, me hizo suspirar de gusto anticipando el placer que iba a obtener. Mi acompañante, también excitado, pagó la cuenta y llevándome hasta su coche, me besó con pasión.  Afortunadamente, ese centro comercial estaba cerca porque de haber tardado dos minutos más, me lo hubiera tirado en mitad de la calle.
Nada más entrar a mi departamento, me lancé a su cuello y restregando mi seco contra su cuerpo, descubrí una verga enorme y dura.  Atenazada por los nervios, me agaché y desabroché su bragueta.  Su polla salió disparada como por un resorte y al verla tan rígida frente a mí, me relamí los labios al imaginarme cómo me sentiría con ella en mi boca.  Deleitándome de antemano con su sabor, me levanté y abriéndome el vestido, le ofrezco mis pechos.
Sonriendo, el desconocido rozó mis pezones con la punta de sus dedos y pegando un suspiró, observé a sus manos metiéndose por mi escote. Ya con sus dedos sopesando mis chichis, bajó su cara y besó mis pechos. Fue delicioso sentir su lengua lamiendo mi pezón. El gemido que salió de mi garganta, azuzó sus caricias y ya sin ningún recató, se puso a mamar alternando de un seno a otro.
Ya totalmente dominada por la lujuria, me quité las pantaletas y desesperada, le pedí que me follara.  Con mis niveles de excitación al máximo, me apoye contra la mesa del comedor y separando mis rodillas, sonreí al ver que cogía su pene entre las manos y acercándolo a mi sexo, se disponía a penetrarme.
El tipo colocó su polla a la entrada de mi coño, recreándose en esos últimos instantes previos y pegando un suave empujón, comenzó a penetrarme lentamente. Nunca había estado tan excitada y por eso al sentir ese enorme maromo abriéndose camino en mi interior, deseé que se diera prisa y rellenara mi estrecho conducto con su extensión. Viendo mi entrega, me la enterró por completo, lo que me hizo pegar un grito que tuve que ahogar mordiéndome el labio.
-¡Te gusta putita!- me dijo satisfecho.
Al mirarle, me quedé gélida al descubrir que era Fernando Alcázar el que me estaba follando. Mi primera reacción fue de rechazo y pegándole un empujón me zafé de su acoso. El sujetó creyó que era parte de un juego y atrayéndome nuevamente, volvió a meter su miembro en mi interior. Llorando le pedí que no siguiera pero él no solo no me hizo caso, sino que acelerando el movimiento de sus caderas, forzó mi sexo con salvajes penetraciones. Tratando de huir, le clavé mis uñas en su espalda.
Al sentirlo, sonrió y retorciendome el brazo, me dio la vuelta mientras me decía:
-¡Te gusta la violencia!- y sin hacer caso a mis suplicas, me separó las nalgas con sus manos y de un solo empujón, desfloró mi virginidad trasera. Aunque intenté protestar, el desconocido me embistió con su cuerpo, penetrándome. Mis gritos no se hicieron esperar. Sentía que me estaba rompiendo por dentro. El dolor era insoportable y por mucho que le imploré que parara, no lo hizo y como un energúmeno, empezó a moverse con su verga clavada en mi interior. Mi culo, mientras tanto, se resistía a ser invadido.
–Me encanta lo estrecho que lo tienes- me soltó sin compadecerse de mis lágrimas y tomándome de la cintura y buscó una mejor posición para seguir forzando mi culo.
Mis alaridos eran tales que para evitar que llamaran la atención de algún vecino, ese sujeto me tapó la boca con su mano mientras aceleraba el ritmo de sus penetraciones. Incapaz de soportar el dolor, pataleé tratando de escapar de ese suplicio. Pero entonces pegándome una dura nalgada, dijó con tono amenazador:
-¡Quédate quieta! ¡Puta!
Inmovilizada contra la mesa, no pude hacer nada ante su agresión por lo que cediendo, dejé de protestar y cerré los ojos mientras deseaba que todo pasara con rapidez. Sabiendo que no iba a hacer caso a mis suplicas, me quedé quieta. Mi agresor creyó ver en mi parálisis una aceptación que no existía e imprimiendo a su voz con el orgullo de un macho triunfante, me soltó:
–¿Te gusta cómo te rompo el culo?
Fui incapaz de responder porque el dolor me había dejado muda. Entonces, me obligó a abrir un poco más las piernas mientras seguía penetrándome sin para. Con mi ano ya totalmente destrozado, consiguió meterlo por completo y usándome con una tiranía atroz, tiró de mí clavando su estoque hasta el fondo.
¡Me duele!- grité
Como siempre, me ignoró y machacando sin cesar mi entrada trasera, buscó su placer. El dolor seguía siendo agudo y a lágrima viva, eché la culpa al mentalista de estar siendo sodomizada por ese sujeto. Mi triste situación se prolongó durante largos minutos mientras mi violador disfrutaba de mi desdicha. Supe que faltaba poco para que terminara esa torturo al sentir que me mordía el cuello. La explosión de su miembro no me cogió desprevenida y por eso al notar que eyaculaba en mi interior, recibí agradecida su semen.
Al terminar de eyacular, ese sucio tipo se limpió los restos de mierda que embadurnaban su verga con mis cortinas y con la satisfacción de haber cumplido como hombre, dejó mil pesos en la mesa, diciendo:
-Cuando quieras, ¡Repetimos! Ya sabes dónde encontrarme.
Asqueada, tardé una eternidad en moverme. Me sentía la puta que ese sujeto creía que era y llorando mi desgracia, me tomé una ducha en un vano intento de quitar la degradación que impregnaba todos mis poros. Al salir del baño, había decidido que no podía seguir viviendo así y aunque me resultara humillante, iría a ver a Fernando Alcázar a Madrid.
Mi encuentro con ese maldito:

Por una vez me sonrió la suerte y encontré un vuelo que partiendo de Veracruz, salía al día siguiente rumbo a la capital española. Por eso, me levanté temprano y con mi carro, me acerqué al aeropuerto
General Heriberto Jara. Las dos horas que tardé en llegar hasta esas instalaciones me sirvieron para hacerme una idea de mi desgracia y por eso no me sorprendió al estacionar en el parking, que todos los hombres con los que me cruzaba tuvieran la cara del maldito por el que iba a hacer más de ocho mil kilómetros.
El mesero, el portaequipajes e incluso el policía que me selló el pasaporte, todos lucían el mismo rostro. La belleza de sus facciones no aminoraban el odio que corroía mi cuerpo al contemplarlos y por eso recibí como una bendición que mi acompañante durante el vuelo, fuera una gorda. Al menos, al girarme, me encontraría con una mujer y no con el clon de ese capullo.
Ya en mi asiento, me puse a recordar la llamada que hice la noche anterior a mi amigo “Golfo”. Contando mi situación con todo lujo de detalles, le pedí ayuda para localizar al mentalista.
-No me será difícil, tengo un amigo en su secta- respondió y anticipándome que ese tipo era un verdadero hijo de perra, me preguntó si quería que él me acompañase a la entrevista.
-Te lo agradecería- le dije antes de echarme a llorar conmovida por su gentileza, tras lo cual y a duras penas pedí verle en su casa.
-¿No prefieres que te vea en el aeropuerto?
-No- respondí, explicándole que temía no ser capaz de reconocerle.
Asumiendo que tenía razón, me dio su dirección de tal forma que quedé con él, al día siguiente.
Nada más despegar me chuté un somnífero para no seguir sufriendo la angustia de verme rodeada de tantos Alcázares y por eso no me enteré nada del vuelo, hasta que aterricé en Barajas. Por el cambio horario, eran las seis de la mañana del domingo y debido al retraso de las maletas y a los pesados de la aduana española, agarré el taxi que me llevaría a Madrid, cerca de las ocho.
Para entonces, el no distinguir un hombre de otro me parecía hasta normal y por eso no me molestó dar la dirección al gemelo taxista de mi acosador. La ausencia de tráfico me permitió llegar a la casa de “Golfo” en quince minutos. Aunque había supuesto que mi conocido estaba montado en el dólar, por el modo tan desenvuelto con el que hablaba de dinero, aun así me sorprendió toparme con que vivía en una mansión. El enorme jardín y el tamaño de la casa debían de haberme advertido de que no era normal pero quizás debido al jet-lag del vuelo, tampoco caí cuando una rubia despampanante, me abrió la puerta.
Acomplejada por su belleza, fue entonces cuando me percaté que solo conocía su Nick de internet y bastante cortada, pregunté por “Golfo”. La muchacha sonrió y dejándome pasar, dijo:
-Me imagino que eres Patricia, has llegado ante de tiempo y el jefe todavía sigue en la cama. 
-No hay problema, espero- contesté sintiéndome una piltrafa por resultar una molestia al hombre que se había ofrecido a ayudarme sin pedirme nada a cambio.
La mujer cumpliendo como exquisita anfitriona, me llevó hasta un salón y antes de dejarme sola, preguntó si quería un café:
-Se lo ruego- contesté necesitada de cafeína en mis venas.
Al irse, me senté en un sofá a esperar pero al cabo de cinco minutos, decidí levantarme y chismear a mi alrededor. Reconozco que la curiosidad me pudo y tratando de averiguar algo sobre mi amigo, me puse a mirar unas fotos que había en una de las repisas. Eran imágenes tomadas a un grupo y con un escalofrío descubrí a mi captor en mitad de todas ellas. Se veía a la legua que los restante eran parte de su grupo y no solo por su lugar prominente sino por el modo en que le miraban.
Fue entonces cuando caí en que había conocido de la existencia de cabrón a través de “Golfo” y creyendo que me había metido en la boca del lobo sin saberlo, agarré mi bolso y me dirigí hacia la puerta. Desgraciadamente, en ese momento apareció ese sujeto. Sin saber si era mi supuesto amigo o el mentalista, me quedé paralizada y temblando pregunté:
-¿Eres Golfo?
-Sí- respondió muerto de risa- pero también me conoces por Fernando Alcáraz.  
Aterrorizada, traté de huir pero entonces, tomando asiento, me lo impidió diciendo con voz dulce:
-No tienes donde ir.
Sentí sus palabras como una sentencia de muerte y retrocediendo sobre mis pasos, me enfrenté a él pidiéndole explicaciones. Soltó una carcajada al oír mis reproches y señalando un hueco a su lado, me ordenó que le acompañara a desayunar. Juro que intenté desobedecer pero no pude llevar la contraria a esos ojos negros que me taladraban con la mirada.
-Querida Patricia. Espero que no lo hayas pasado muy mal pero como te dije en Xalapa, odio que alguien me lleve la contraria.
Cabreada y sacando fuerzas de mi interior, le pedí perdón por haber dudado de él para acto seguido exigirle que me liberara y me dejara volver a mi rutinaria vida. Riéndose de mí en mi cara, me  respondió:
-¿Perdonarte? No tengo nada que perdonar. Tenía razón cuando me dijiste que no tenía poderes.
-¿Entonces? ¡Porqué he sufrido estas alucinaciones!, ¡Porqué le veo en los rostros de todos con los que me topo!- contesté confusa.
Destornillándose de risa, soltó mientras ponía su mano en mi rodilla.
-Te he lavado el cerebro por medio de mis teorías. Cada vez que veías una de mis conferencias, quedaba impresa en tu mente la necesidad de servirme. Valiéndome de imágenes subliminales he dispuesto que seas mía.
Asustada e indignada por igual, le recordé su promesa:
-Me prometió que si le pedía perdón en persona, me dejaría en paz.
Frunciendo el ceño, me dio la razón pero poniendo una sonrisa de oreja a oreja, me propuso un trato:
-Durante los próximos diez minutos, me quedaré sentado frente a ti sin tocarte. Si luego quieres que te libere, lo haré encantado.
No creyéndome la suerte contesté sin pensar que aceptaba, pero nada más salir la conformidad de mi boca, me di cuenta que esa oferta escondía gato encerrado.
-¿En qué va a consistir?- pregunté sabiendo que habría una prueba.
-Vas a sentir placer- contestó tranquilamente y chasqueando los dedos, dijo: ¡A partir de ahora!
Como un huracán, me vi envuelta en un mar de sensaciones que naciendo de mis entrañas se extendió por todo mi cuerpo. Una a una, todas mis células explotaron en un clímax que me desarboló por completo. Sin ser capaz de asimilar tanto gozo, me vi lanzada a una vorágine que me llevó en volandas de un orgasmo a otro sin pausa. Convulsionando sobre la alfombra, sentí que moría y renacía un millar de veces antes de alcanzar un éxtasis, donde yo era suya y él era mío. Los diez minutos se alargaron hasta parecerme una eternidad y cuando habiendo transcurrido el periodo prometido fui echada de ese paraíso,  caí a sus pies diciendo:
-Por favor, “Golfo” quiero seguir siendo tuya.
Fernando Alcázar, mi supuesto amigo, se levantó de su asiento y ordenándome que lo siguiera, me llevó hasta su cama. Allí me hizo su feliz esclava y más obediente servidora. Desde entonces vivo entre sus brazos y aunque soy inmensamente dichosa, sigo añorando mi libertad perdida.
 
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Relato erótico: «Vacaciones Frustradas» (POR WALUM)

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Hola soy Vivian, tengo 34 años, realmente siempre me encanto la independencia, es por eso que me independice de mis padres aunque ya tarde tuve que hacerlo, aunque estaba viviendo con una amiga, decidimos cambiarnos por separado, yo conseguí un lindo departamento a muy bajo precio a unas cuadras de mis padres, era hermoso el departamento. Tengo que aclarar que soy muy atractiva, demasiado, o sea en realidad mi cuerpo tuvo mucho que ver mis años de gimnasio, ya que siempre quise mantener todo en su lugar. Junto con mi cabello rubio bien claro y suavemente enrulado. Mis ojos color miel y grandes, mis pechos bien erguidos, desafiantes, incitan, mi perfecta cola, bien parada, resaltada por la ropa que me coloco realmente es tan notorio que es inevitable las miradas continuas cuando ando por la calle, obvio seguidas de mis buenas piernas, no pasan desapercibidas, realmente mis medidas quedaron en 90-55-93.

Buscaba la aventura, rechazar pretendientes, nunca traer hombres a mi departamento, solo tener la cabeza puesta en mis metas, convertirme en una excelente profesora de matemáticas, ir a bailar, salir de compras, era lo que me gustaba.
Comencé a trabajar en un colegio importante de la ciudad, fue un buen salto. Luego de pasar un año excelente había juntado una determinada cantidad de dinero, suficiente como para emprender un lindo viaje a la costa, ya estábamos a fines de Diciembre, y esperábamos con una amiga las vacaciones ansiosamente, organizamos todo, conseguimos un excelente departamento estaba un poco apartada de las otras, pero era hermosa, teníamos la playa casi para nosotras solas.
Se nos hizo bastante corto el viaje y sin problemas por suerte, cuando llegamos me acosté en el dormitorio, mientras que mi amiga se quedo acomodando algunas cosas. Estábamos realmente muy felices. Al fin vacaciones. Al otro día estuvimos en la playa y con el ardor del primer día de sol, nos acostamos bastante temprano. Al otro día fuimos temprano a la playa. Las 2 íbamos vestidas con faldas muy cortitas y los comentarios de los jóvenes que pasaban no dejaban de escucharse, ya en la playa casi desierta estaba con una bikini negra chiquita que me quedaba bárbaro a pesar de ser bastante chica. Luego de ese excelente día de playa decidimos volver para comer algo temprano y salir a la noche, hacer algo. Cuando llegamos a la puerta de nuestro departamento, apareció de atrás de un árbol y de repente asustándonos mucho, un tipo que nos miro fijamente, yo sin saber le pregunte -¿Que desea?
El tipo alto flaco, pelo medio largo, bastante sucio enrulado, de tez media oscura, su ropa parecían harapos. Sus manos tenían las uñas largas y sucias. Con el pantalón como todo sucio y manchado. Luego de un rato en silencio y con mucha dificultad, como tartamudeando, dijo con una voz de ultratumba -¿Tienen algo de comer? Con un fuerte olor a alcohol, mientras nos miraba de arriba abajo sudando, mi amiga rápidamente contestó -Ah si, espere un poquito que le traemos algo de la casa. Las dos entramos rápidamente hacia el departamento. Mientras íbamos, me di vuelta y vi al tipo con sus ojos clavados en mi cola. Típico pero me dio risa verlo así con cara de tonto. Luego bajamos y le llevamos unos sándwich. Luego a la noche decidimos quedarnos a descansar porque el sol nos había cansado mucho, mi amiga se fue a dar un baño y yo me fui a ver el mar desde el balcón y escuchar las olas romper en la playa, como hacía calor, estaba solo con ropa interior, compuesta por una tanguita muy chiquita blanca y un corpiñito de levante blanco. Luego de terminar mi ceremonia me fui a acostar.
Al otro día volvimos a ir a la playa, salimos a comer de todo un poco, cuando volvimos al departamento casi al anochecer, apareció de nuevo el sujeto medio raro pidiendo comida nuevamente, las dos volvimos a ir a buscar algo, dándome cuenta como sus ojos se clavaban en mi cola de nuevo. Esa noche había buena tele así que vimos la tele y después a dormir, antes me fui al balcón como siempre lo hacia, siempre con ropa interior, contemplando la paz. Así pasaron dos o tres días, siempre muy parecido, el sujeto siempre iba a buscar comida, yo me reía de la cara de tonto al mirar mi cola, mientras que yo la movía mas aun para que pusiera esa cara. Un día íbamos con mi amiga con pantalones bien ajustados, ella verde claro y yo rosadito de gasa bien livianito hermoso, y nos encontramos con el mendigo en la puerta como siempre, fuimos a buscar algo, mientras que seguía mirando como se quedaba con cara de tonto, hasta que cuando volvimos, mire en su parte baja, un bulto sobre su bolsillo, pensé que seria algo que tenia guardado, igual no le di mucha importancia. Al otro día paso lo mismo, solo que ahí me di cuenta de que el sujeto se excitaba de sobre manera al vernos y era su bulto ese bulto, yo me reía con la idea y me movía mas vivamente. A la noche mi ceremonia en el balcón y así.
Llego el viernes y nos levantamos temprano, de repente a eso de las 10 de la mañana suena el celular de mi amiga. Veo que su cara empieza a cambiar para mal, corta y me cuenta que necesitaba volver para arreglar un tema en el trabajo si o si y volvía. Yo le dije que bueno nos fuéramos, pero ella me dijo que no tardaba, seguramente el domingo a la noche estaba acá. Yo con medio desgano acepte porque todavía nos quedaban días para disfrutar.
El día sin mi amiga fue distinto, la playa me aburrió así q fui a dar unas vueltas por ahí, después volví al departamento, para mi sorpresa no estaba el mendigo, me pareció muy raro. A la noche hice lo de siempre contemplando el mar y la soledad. Fue aburrido en realidad, al otro día hice lo mismo, volví a la hora de siempre, el mendigo tampoco estaba, me pareció mejor al estar sola. Cayó la noche rápidamente, salí al balcón con una tanguita rosadita bien calada, y un sostén de levante bien lindo rosadito también, era unos de mis conjuntos de ropa interior más lindas y chiquita de todas.
Estaba muy tranquila fumando un cigarrillo, cuando de repente escucho gritos de ayuda bien fuertes -¡¡Ayuda!! ¡¡Me muero!!Yo empecé a mirar para todos lados, hasta que pude asomarme sin que se viera mi cuerpo y vi que estaba el mendigo este de siempre, tirado casi en la puerta del departamento gritando y gritando -¡¡Me muero!! ¡¡Ayuda!! Yo me quede quita entonces el me vio justo, y gritó -¡¡Por favor señorita me muero de hambre!! ¡¡Ayudeme!! Y su voz se entre cortaba, yo me sentí muy presionada y con cargo de conciencia si no hacia nada, así que rápidamente me metí adentro, agarre la primer ropa que encontré, que era una remerita blanca media ajustada, un pantalón celeste ajustadito y unos tacos bien altos porque no encontré los otros, saque un sándwich de la heladera y baje rápidamente. Mientras seguía escuchando sus gritos de ayuda, baje, salí rápido a abrir la puerta del consorcio, cuando salí no había nadie, me pareció muy extraño así que salí unos metros mas, pero cuando iba menos de un metro una mano me tapó la boca violentamente desde atrás, entre en pánico extremo no sabia que pasaba, el miedo me invadió completamente intente gritar o morderlo pero quien me tenia, tenia mucha fuerza, me volteo y me metió al consorcio nuevamente yendo hacia el departamento, yo intentaba soltarme, pataleaba me sacudía, pero me tenia muy fuerte agarrada.

No sabia que hacer, llegamos al departamento y vi por el espejo que se trataba del mendigo, el que me sujetaba desde atrás fuertemente, entonces ya dentro del departamento me dijo al oído con su asquerosa y mal oliente voz -¡¡Tranquila gatita, me parece que no entendés. Estoy acá porque te vengo a coger toda la noche, me tenés loco yegua, te quiero romper el culo!! ¡¡Te cagabas de risa de mí y me mostrabas tu rico culito, pero ahora lo tengo en mis manos!! Y metió su asquerosa mano en mi hermosa cola. Yo estalle en llantos al escuchar sus aberrantes intenciones, el miedo me sobrepaso no sabia q hacer lloraba desesperada, el me dijo al oído nuevamente -¡Si gritas te mato a golpes! Y luego me empujo fuertemente, cuando estaba por gritar me dio un cachetazo fuertísimo, y otro así me dejo mas muerta de miedo sin saber que hacer, solo llorar. Luego me tomó fuertemente del brazo con su enorme y áspera mano, mientras me decía

-¡¡Todas las noches mirando el mar y con esas ricas tanguitas, me has estado calentado puta!! Yo lloraba, solamente las lagrimas se esparcían por mi rostro, mientras el se baboseaba, estaba aislada en un departamento sin nada para defenderme, el sujeto se debía sentir triunfador, al tenerme absolutamente impotente entre sus manos, era suya, suya para gozarme a voluntad, suya para satisfacer cualquier capricho de sus depravados instintos y desenfrenados deseos. No sabia que hacer el miedo era superior a cualquier cosa, el de pronto me giró y me tomó por detrás fuertemente apoyando todo su miembro en mi cola, se refregaba de lado a lado mientras me decía
-¡¡Estas infernal, putita, tenes un culo perfecto, quiero que lo pares para mí!! Yo escuchaba sus sucios comentarios y no hacia nada, entonces el me dio un golpe diciendo nuevamente -¡¡Vamos para tu culito zorra!! Yo ante el fuerte golpe lo hice sin dudar nuevamente y sentía su bulto que era bastante sobre la delgada tela del pantalón celeste, mientras el disfrutaba teniendo mi cola en popa totalmente. De pronto jaló mi remerita blanca arrancándola, yo sentí mucho miedo estaba solo con mi sostén blanco que rápidamente lo arrancó al no poder abrirlo, sus manos se apoderaron de mis pechos completamente y los comenzó a estrujar desesperadamente, mientras que seguía apoyando su enorme bulto en mi hermosa cola riéndose y diciéndome al oído -¡¡Estás muy buena de verdad. Tenés unas tetas divinas y un culo espectacular. Te voy a perforar toda muñeca!! Yo me moría de miedo sabia que iba a cumplir con lo que decía y le suplicaba contaste mente pero a el maldito solo le causaba risa. El silencio de afuera era espantoso, nadie en muchos kilómetros, el vil sujeto lo sabia, que por mas que gritara era poco probable que alguien me escuchara, el sujeto lo sabia y en esos momentos lo estaba haciendo saber, sabia que en ese momento era como mi dueño, que podía hacerme lo que quisiera, que podía apoderarse completamente de mí, y que sólo me iba a violar cuando y como él quisiera, y cuantas veces quisiera. Eso me daba un bajón emocional que casi me desmayo.
El sujeto de pronto me tomó del pelo y me dijo al oído fuertemente -¡¡Hace todo lo que te digo o te mato a golpes!! Luego jaló de mi pelo fuertemente hacia la pared, el dolor fue enorme, el sujeto me soltó y se apoyó contra la pared, yo estaba muerta de miedo frente a el no sabia que hacer, entonces el sujeto dijo -¡¡Vamos puta de rodillas!! Yo lo hice ante sus fuertes gritos y el miedo me invadió completamente al estar debajo de él, sometida completamente sin saber que se le ocurría hacer al maldito sujeto. Luego se bajó sus pantalones y su slip dejando su enorme miembro colgando, todo sucio y muy gordo, lo tomó con su mano teniéndolo fuerte riéndose, y me pegó con él en la cara, me lo pasó por la nariz, los ojos y luego se detuvo en mis labios, como demostrando su poder. El olor de su miembro era asqueroso y la humillación mas asquerosa todavía. Yo lloraba desconsoladamente sin remedio alguno. Luego me tomó por la mandíbula y a duras penas pudo colocar sólo parte de la gigante cabeza en mi boca, yo no hice nada, entonces el gritó
-¡¡Vamos chupa rápido o te mato!! Yo con mucho miedo obedecí rápidamente y chupaba rápidamente haciéndolo gemir desenfrenadamente. Luego de un largo rato, me sujetó la cabeza, gritó y acabó dentro de mi boca, manteniéndome sujeta a su pene para que ella trague todo. El líquido espantoso me lleno la boca, y como pude saque mi boca de allí, escupiendo mientras que chorreaba su asqueroso líquido blanquecino. Yo lloraba a más no poder, quería vomitar, era espantoso, el sujeto como si nada y rápidamente, él me tomó de la cintura, y me llevó a la cama, con su pene todavía duro, me dijo -¡¡Ponete en cuatro nena!! Yo completamente sometida lo hice, entonces el jaló mi pantalón dejando mi tanguita diminuta a su devoción. Rápidamente comenzó a acariciarme desenfrenadamente mientras que decía -¡¡Que rica estas, estas tanguitas de puta que usas demuestran que te gusta!! Yo lloraba desconsoladamente, pero poco a poco mi cuerpo empezaba a jugarme en contra, de prontos él se acomodó atrás y apuntó su pene a mi vagina. Yo con el último aliento grité -¡¡Noo, por favor!! Pero el maldito sujeto metió la cabezota de un golpe, y seguía metiendo el resto lo que me provocó un grito fuerte
-¡¡Noooooo, hijo de puta me reventaste, me duele sacala!! El tipo riéndose, metió mas hasta el fondo y comenzó a gran velocidad a meter y sacar. Mis gritos eran dolorosos -¡¡Ahhyyyy!! ¡¡Ahhyyyy!! ¡¡Ahhyyyy!! Mientras que intentaba acomodarme, porque cada empujón me tiraba para adelante. Después de seguir con la tortura del vaivén acelerado logré mantenerme, y despacio comencé a moverme para adelante y atrás acompañando su inmundo ritmo. Mis gemidos eran cada vez mas fuertes en cada empujón, mezcla de dolor y un calor extraño que empezaba a sentir todo mi cuerpo y no podía disimular, el sujeto se percató de eso rápidamente y gritaba al mismo ritmo que me embestía brutalmente
-¡¡Pero que puta sos, te gusta que te cojan como a una zorra!! Yo lloraba, pero mis gemidos seguían sin poder controlarlos para su asqueroso placer y seguía gritándome barbaridades -¡¡Ves como te gusta, puta!! ¡¡Querías que te cogiera!! ¡¡Desde el primer día que te vi, querías que te la meta toda!! ¡¡Puta!! ¡¡Tomá!! ¡¡Como te gusta!! Yo me sentí totalmente humillada frente a sus insultos y el vaivén asqueroso que mantenía sobre mi y grite como pude -¡¡Noooooo… no me digas asiiiii… aaaahhhhhh… por favooooor….. Ahhhhhh… ya bastaaaaaaahhhhhhh!! El sujeto siguió con sus violentos movimientos no sé cuanto tiempo, pero me pareció una eternidad, hasta que él volvió a gritar fuerte y acabó dentro mío. Esperó un rato atrás mío y sobre mí, bombeó otro poco, y la sacó, provocándome un dolor y una repulsión total. Luego se levantó para mi alivio, yo me quede tirada, rendida en la cama, el reviso un poco y tiró sobre mi pantalón rosado de gasa ajustadísimo, diciéndome -¡¡Vestite!! Yo rápidamente accedí sin preguntar suponiendo que por lo que me dijo pronto partiría, me levante, me puse el pantalón y el se acercó nuevamente, era enorme, me intimidaba su presencia, se puso bien adelante mío y llevó una de sus asquerosas manos a mis glúteos, apretándolos fuertemente, mientras me miraba libidinosamente y me decía babeando
-¡¡Me mostrás la concha y el culo y te reís de mí desde el primer día, te voy a destrozar puta!! Yo solo lagrimeaba sabiendo que la pesadilla no había terminado aun, de pronto tomó mi mano y la puso sobre su enorme miembro que ya estaba duro nuevamente, yo con bronca y muchas lagrimas en los ojos le dije -¡¿Que carajo querés ahora hijo de puta?! Las palabras me salieron del alma, el resentimiento era enorme, pero me quede muerta de miedo cuando el sucio sujeto contestó sádicamente -¡¡Quiero tu deliciosa colita!! Yo me morí de bronca y grite -¡¡Noooooo, hijo de puta, cualquier cosa menos eso!! Pero el sujeto me giró violentamente y apoyó su miembro sobre mi pantalón y comenzó a refregarlo vilmente, yo peleaba por impedirlo pero el sujeto me tenia fuertemente, mientras que comenzaba a decirme cosas al oído, el muy maldito disfrutaba completamente de la situación diciéndome –¡¡Desde que ví tu hermoso culito, cuando entrabas a buscarme comida, no hago mas que pensar en él, no dormí pensando en mi pene todo adentro de este divino agujerito, y ahora lo tengo aquí totalmente indefenso esperando que lo entierre hasta el fondo!! Yo estalle en mas lagrimas, no podía contenerme ante sus asqueroso comentarios, me superaban, estaba a punto de un ataque de nervios, cuando de repente jaló mi pantalón hasta abajo y me dio un empujón hacia la cama diciéndome –¡¡Volvete a ponerte en cuatro, pero apoyá el pecho en la cama para no irte para adelante!! Yo no lo hice, pero el me levantó de los pelos violentamente y enfurecido, luego me dejó como el quería, con mi cola apuntando hacia arriba, completamente indefenso, me sujetaba fuertemente del pelo sometiéndome a su antojo y me decía burlándose -¡¡Mirá como lo tengo a tu culo, parado, desafiándome para que lo rompa!! Se reía completamente, hasta que se puso detrás mío y dijo

-¡¡No te quisiera asustar mas, pero te digo que te lo voy a romper, porque estoy desesperado por penetrarlo, te voy a bombear peor que por la concha!! Yo cerré los ojos, y pedí un milagro, pero no iba a llegar, puso una de sus manos sobre mi espalda y me apretaba contra el colchón y con la otra empezó a dirigir su enorme y asqueroso miembro hacia mi cola. Empezó a empujar, sentía el calor de su miembro detrás mío, hasta que sentí que la cabeza de su miembro empezaba a romper mi orificio para entrar, solté un grito fuertemente con desesperación -¡¡Noooooo, pará hijo de puta que no entra!! ¡¡AAahhhhhyyyy!! Pero el seguía metiendo ese enorme miembro sin compasión y yo seguía gritando desaforadamente de dolor -¡¡Sacala turro degenerado, aaaayyyyyyyyy!! El maldito enfermo nuevamente como antes empujó violentamente, haciéndome ver las estrellas del terrible dolor, le daba trompadas al colchón mientras abría toda la boca buscando desesperadamente aire. Parecía que me iba a morir, cuando metió todo su miembro en mí, con su boca en mi nuca me dijo burlándose -¡¡Sentila bien yegua que te va a quedar el culo bien abierto!! Y comenzó a meter y sacar violentamente.

A un ritmo acelerado, haciéndome gritar de puro dolor, era impresionante, pensé que me iba a desmayar, gritaba de dolor permanentemente. No podía mas le grité suplicando casi -¡Aaaaaaaahhh!… Aaaaaaaaaaayyy….deja mi culo, por favor me duele!! ¡¡Ya no aguanto más!! El sujeto largo una carcajada espeluznante, asustándome más aun y dijo -¡¿A quién crees que engañas?! ¡¡Sé muy bien que té esta gustando, si me pides que te suelte es para calentarme y que té de más duro!! Y acelero su ritmo mas aun, haciéndome morir completamente de dolor, era insoportable y brutal. Estuvo casi dos horas así hasta que con un grito fuertísimo acabó en mi interior. Luego sacó su miembro, provocándome otro grito al salir la cabeza, y una vez afuera con los dedos le abrió los costados de agujero. Al ver que mi orificio estaba súper abierto, largó una carcajada y dijo -¡¡Que rica estaba tu colita zorra, ha sido deliciosa!! Luego se vistió rápidamente y salió sin dejar rastro, dejándome casi muerta física y psíquicamente, seguí llorando hasta el amanecer.
 

Relato erótico: «Las tortuosas vacaciones de una inocente jovencita 2» (POR GOLFO)

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Para los que no hayáis leído la primera parte, me llamo Esthela y para mi desgracia, durante un viaje de placer fui secuestrada por un millonario texano que me recluyó en una finca. Allí, he sufrido humillaciones de todo tipo: teniendo todo a mi disposición, debía de pagar en carne por ello. De forma que he sido su conejita de laboratorio y mediante hormonas, me ha convertido en  una vaca lechera a la que ordeña a su antojo.

Mis días han sido una sucesión de agravios, dolor y sexo. Para comer he tenido que mamársela, dejar que me sodomice y solo he mantenido mi virginidad a salvo porque ese malvado dice que la tiene reservada para un evento especial. Aunque no me he atrevido a preguntar cuándo va a hacer uso de ella porque temo su respuesta, sé que pronto lo averiguaré y que lo que ha planeado no va ser de mi agrado.

Os lo digo porque mi “dueño”, así quiere que le llame, hoy me ha traído ropa y me ha ordenado que me la ponga para dormir. Nada más verla, comprendí que esa túnica blanca podría ser mi “traje de novia y que con ella, ese pervertido me va a desflorar y quitar con ello, la poca autoestima que me queda.

¡Odio a ese cabrón! Ojala tuviera fuerzas para suicidarme y que terminar así con mi sufrimiento…

Mi despertar en unas ruinas.

A la mañana siguiente desperté completamente desnuda en una especie de catre. Recordaba haberme vestido con la túnica que me entregó mi secuestrador por lo que alguien debió de quitármela. Durante unos segundos dudé si esa habitación era parte de la finca pero rápidamente comprendí que estaba en una choza al ver a través de los huecos de los troncos que sostenían el tejado, que estaba en mitad de la selva.

«¡Hay gente!», exclamé esperanzada al oír voces en el exterior.

Creyendo que me había liberado, no me importó el salir corriendo sin nada que me tapara. Nada más irrumpir al exterior, se me cayó el alma a los pies al descubrir que estaba en mitad de la selva, dentro de una especie de aldea. Viendo que había un grupo de mujeres de aspecto oriental en una de las chozas, me acerqué a donde estaban y les pregunté:

-¿Dónde estoy? ¿Pueden ayudarme?

Las indígenas me miraron y mediante señas me hicieron entender que no me comprendían. Insistiendo, repetí mis preguntas en inglés con el mismo resultado, para ellas mis palabras eran ininteligibles. Casi llorando intenté explicarle que me habían secuestrado y que necesitaba su ayuda, pero lo único que conseguí fue que con una sonrisa una de las más ancianas me diera agua en un cazo de barro.

-No tengo sed, ¡lo que quiero es volver a casa!- grité derrumbándome al saber que ese sujeto había planeado todo y que me había dejado esperanzarme para que así fuera todavía más duro el saber que seguía en sus manos.

Sentada en un  tronco, me dejé llevar por mi angustia y comencé a sollozar desconsoladamente mientras esas mujeres me sonreían. Su actitud amable lejos de confortarme, azuzó mis llantos y durante largo rato, no hice otra cosa que llorar hasta que una joven de ojos rasgados se acercó a mi con un crio en sus brazos.

– Cho bú, cho bú- me pidió.

Al no comprender que era lo que quería, me la quedé mirando y entonces, me pasó al bebé mediante gestos me explicó que quería que le diera de mamar. Estaba a punto de negarme cuando el puñetero enano al sentir mis pechos repletos, llevó su boca hasta uno de mis pezones y se puso a chupar con desesperación. La  sensación de esa boquita mamando de mi teta me gustó e incluso solté un suspiro, al notar que al vaciar mi seno estaba rebajando el dolor que sentía al tenerlo lleno.

Todavía no me había acostumbrado a tener al crio colgado de mi pecho cuando otra madre viendo que del otro brotaba un chorrito de leche, trajo a otro crio y lo puso también a mamar. La sorpresa de sentirme ama de cría me paralizó y aunque estaba indignada, no pude reaccionar al saber que dependía de la buena voluntad de los habitantes de ese poblado para sobrevivir. Mi decisión resultó acertada porque mientras los dos bebés me ordeñaban, llegó otra indígena con un plato de frutas y sin pedirme opinión, comenzó a darme de comer en la boca.

«Me están cebando para obtener mi leche», comprendí desesperada cuando la madre del chaval viendo que el niño ya se había atiborrado lo recogió, cediendo  su puesto en mis tetas a los retoños de otras dos mujeres que esperaban haciendo cola frente a mí.

Humillada hasta decir tuve que aguantar que, de dos en dos, los pequeños de la aldea mamaran de mis pechos hasta que consiguieron vaciarlos. Al darse cuenta que ya habían ordeñado todo su contenido, las mujeres cogieron a su hijos y reanudaron sus labores cotidianas, dejándome allí tirada.

«Para ellas, ¡soy ganado!», comprendí mientras volvía llorando a la choza en la que desperté y aunque fuera por un momento, eché de menos a mi captor porque al menos él era uno.

No llevaba ni diez minutos, escondida y llorando mi desgracia en la penumbra de esa cabaña cuando un ruido en la entrada me hizo levantar la mirada. Al hacerlo descubrí a dos muchachos todavía adolescentes observándome desde la puerta. En sus ojos detecté un extraño brillo, que se incrementó cuando en silencio se acercaron hasta el catre donde yo estaba.

-¿Qué queréis?- grité angustiada al no saber sus intenciones.

No tardé en comprobar qué era lo que les había llevado allí porque sentándose uno a cada lado, tapándome la boca, me hicieron callar mientras llevaban sus bocas hasta mis pechos. Al contrario que los niños que solo se alimentaban, la forma en que esos dos recorrieron con sus lenguas mis pezones me hizo saber que sus razones eran otras y más cuando el más avispado de los dos, llevó su mano hasta mi entrepierna y se puso a pajearme obviando mis protestas.

« ¡Van a violarme!», incapaz de gritar pensé mientras intentaba zafarme de su acoso.

A los mocosos les hizo gracia mi rebeldía y reteniéndome entre los dos, sin dejar de intentar succionar mi leche, se dedicaron a recorrer mi cuerpo con sus manos mientras intentaba defenderme con un frenesí que me dejó agotada. Cuando dejé de debatirme, las caricias de los chavales se hicieron más sensuales pero no por ello menos humillantes. Usando sus dientes mordisquearon mis pezones al tiempo que con sus dedos hurgaban en mis dos agujeros. La ausencia de violencia no consiguió tranquilizarme y por ello, intenté gritar cuando obligándome a ponerme a cuatro patas uno de ellos, separó mis nalgas con  sus manos y hundiendo su cara en ellas, comenzó a lamer mi ojete con su lengua.

-¡Por favor! ¡No lo hagas!- chillé al sentir su apéndice hurgando dentro de mi culo.

Pero entonces su acompañante, tirando de mi melena hacia abajo, introdujo su falo hasta el fondo de mi garganta evitando de ese modo mis quejas. Afortunadamente el tamaño de ambos miembros nada tenían que ver con la verga de mi captor porque de haber tenido la longitud y el grosor al que me tenía acostumbrada ese indeseable, a buen seguro me hubieran roto el culo de una manera cruel. Aun así al no haber preparado con anterioridad mi esfínter, su intrusión me dolió atrozmente.  

Con su pene en el interior de mis intestinos, el puñetero chaval llevó sus manos hasta mis ya adoloridos pezones y cogiéndolos entre los dedos, comenzó a tirar de ellos con pasión.

-¡Dios!- chillé al sentirlos maltratados.

La tortura de tetas produjo un efecto no previsto y como si esas adolescentes yemas hubiesen abierto un grifo en mis areolas, de  estas comenzó a brotar un chorro de blanca leche que emocionó al muchacho que tenía su polla en mi boca.  Sacando su miembro, se tumbó debajo de mí y se puso a mamar de mis pechos mientras su amigo machacaba sin parar mi entrada trasera.

-¡No quiero!- chillé angustiada al sentir que los dientes del puñetero crio alternando entre mis pechos y el pene  del otro campeando en mi culo estaban elevando la temperatura de mi cuerpo.

La mezcla de humillación, dolor y excitación me tenía confundida. Mientras mi mente se revelaba ante tamaña agresión, mi cuerpo comportándose como un traidor me pedía más. La humedad de mi chochito era una muestra evidente de mi calentura pero más aún que involuntariamente llevara una mano entre mis piernas y sin pensar, me pajeara mientras esos dos me forzaban. Mis agresores se rieron de mis gritos de angustia y mientras uno se daba un banquete con el nutritivo producto de mis tetas, el otro comenzó a azotarme en el culo pidiéndome mediante gestos que me moviera.

-¡Dejadme!- imploré descompuesta al notar que contra mi voluntad todas mis neuronas estaban en ebullición.

Sé que de haberme entendido, tampoco me hubiesen soltado ese par de energúmenos porque para ellos yo solo era un medio para satisfacer sus oscuras necesidades. Al no comprender siquiera mis palabras, los dos indígenas siguieron  a lo suyo hasta que sentí que el pene que estaba martilleando dentro de mi trasero, eyaculaba rellenando con su semen mi culito.

-¡Maldito!- aullé menos indignada de lo que debería porque en ese momento mi coño parecía un ardiente polvorín a punto de explotar.

Sin títuloLa gota que derramó el vaso y que me llevó en volandas hasta el mayor orgasmo que nunca había sentido, fue levantar mi mirada y ver a mi “dueño” sonriendo a dos metros del catre donde estaba siendo violada. Su presencia y la satisfacción que sentía al verme disfrutando de esa agresión, hizo que mi cuerpo colapsara y liberando mi tensión, me corrí en voz en grito mientras increíblemente le pedía perdón a ese sujeto por hacerlo. Os juro que todavía hoy no comprendo que fue lo que me motivó a disculparme.

Muerto de risa, mi captor echó a los críos de la cabaña y sentándose en el catre, me contestó mientras acariciaba mi melena:

-Putita mía, no has podido evitarlo. Desde que conocí a esta tribu hace años y descubrí que estaban esperando que su diosa les mandara una reina, te he estado buscando por todo el mundo. Sabiendo que según sus creencias esa deidad les mandaría una virgen de cuyos pechos brotara leche, te capturé y te estoy condicionando para ser su representante terrenal.

-No entiendo- respondí limpiando las lágrimas que surcaban mis mejillas.

Mi “dueño” me regaló un lametazo en un pezón antes de contestar:

-Para ellos, esa reina les procurara alimento mientras ellos le ofrecen placer. Todas las penurias a las que te he sometido tenían una razón, está noche te desvirgaré en su presencia mientras amamantas a los miembros de la tribu.

Al conocer mi destino debía de haberme sentido molesta pero mi cuerpo me traicionó al notar su lengua recorriendo mis pechos y pegando un grito, me volví a correr sin poderlo evitar. Aun sabiendo que era producto del lavado de cerebro al que me tenía sometida, me retorcí sobre ese catre pidiendo que me tomara. Necesitaba ser desvirgada por “él” y por eso comportándome como su puta, me arrodillé frente a mi captor para rogarle que me hiciera suya.

Ese cabrón sonrió al ver mi entrega y manteniéndose de pie junto a mí, se bajó su bragueta. Comprendí que se esperaba de mí y por vez primera mi sexo se encharcó mientras metía una mano dentro de su pantalón para sacar su verga. Al sentir entre mis dedos ese duro tronco, mi boca se me hizo agua y como si me fuera mi vida en ello, se la saqué mientras babeaba.

-Necesito chupársela- susurré obsesionada mientras acercaba mi boca a su miembro.

En ese momento, mi mente estaba dividida. Una parte estaba avergonzada por mi claudicación pero la otra se sintió  arrastrada a devorar esa morbosa tentación que tenía a mi alcance. Sacando mi lengua me puse a lamer su extensión con lágrimas en los ojos.

« ¿Qué estoy haciendo?», maldije al tiempo que recorría golosamente los bordes de su glande. Cómo un ser sin voluntad, abrí mis labios y agachando lentamente mi cabeza, experimenté como ese pene se iba introduciendo en el interior de mi boca. La satisfacción que experimenté al sentir su erección llenando mi garganta y el latigazo de placer que inundó mi coño, me hicieron saber que estaba perdiendo la batalla contra ese sujeto.

El que se autodenominaba como mi dueño gruñó al experimentar la húmeda caricia con la que yo, su puta, le estaba regalando y presionando con sus manos sobre mi cabeza, hundió su verga por completo en mi interior mientras me ordenaba que me masturbara. Os juro que intenté hacer oídos sordos a su mandato pero entonces me vi contrariando mis deseos y separando mis rodillas, hundí un par de dedos en mi sexo al tiempo que su glande se hacía presente contra mis amígdalas.

« ¡No puedo parar!», casi llorando pensé al comprobar el ardor con el que torturaba mi clítoris.

Cuanto más intentaba evitar seguir pajeándome, con mayor énfasis introducía sin pausa mis yemas en mi vulva. Dominada por una pasión incontrolable buscaba que el placer de mi secuestrador coincidiera con el mío y por eso al sentir la explosión de su polla en mi boca, me corrí nuevamente mientras mi mente sollozaba de vergüenza.

Habiendo satisfecho sus oscuras apetencias, el sujeto me obligó a limpiar su verga con mi lengua para acto seguido desaparecer sin despedirse.

Durante el resto de la mañana, me quedé encerrada en la choza. Una vez que mi secuestrador me había dejado sola, la certeza que nunca volvería a mi país me hizo llorar desconsoladamente. Hundida en mi depresión, me acurruqué en un rincón del camastro dando rienda suelta a mi dolor. Fueron horas duras en las que añoré mi vida anterior dándola por perdida.

Mi humillación fue máxima cuando sobre sobre las doce, tres jovencitas llegaron cargadas con frutas. Al verlas me recluí todavía más en mi sufrimiento pero entonces ellas me forzaron a comer. En un principio incluso me abrieron la boca para que tragara hasta que viendo la inutilidad de mi rebeldía dejé que me fueran dando uno tras otro trozos de lo que ellas consideraban un manjar. El problema vino cuando al terminar y tal como me había anticipado el sujeto esas tres crías exigieron su recompensa.

Sacándome de mi sopor una de las muchachas me abrió la camisa y antes que me pudiese quejar acercó su boca a mi pezón para comenzar a mamar. Jamás en mi vida me imaginé amamantando a una mujer y menos a dos, porque a los pocos segundos una segunda se apropió del pecho libre y buscó mi leche. Os parecerá extraño pero tras la sorpresa inicial, la sensación de esas dos lenguas ordeñando mis ubres me gustó y por eso relajándome sobre el catre, dejé que siguieran ordeñándome. Lo que no me esperaba fue que la tercera, viendo mi disposición, se acomodara entre mis piernas y separándolas, hundiera su cara entre ellas.

-¡Qué haces!- protesté pegando un gemido.

La oriental malinterpretó mi queja y creyendo que era de placer, usó su lengua para dar un largo y profundo lametazo a lo largo de mi sexo. La ternura y sensualidad con la que esa jovencita trató mi coñito, me hizo gritar pero esta vez de gusto, tras lo cual sus dos compañeras sin dejar de mamar quisieron también agradecer mi leche por medio de caricias. Esas seis manos y esas tres bocas al unísono, me hicieron boquear y sin poderlo evitar, la calentura me dominó. Colaborando con mis captoras, separé aún más las rodillas al notar las manos de las chicas torturando mi clítoris mientras su amiga seguía dando buena cuenta de mi coño.

-¡Parad!- les pedí sabiendo que estaba a punto de correrme sin percatarme que, según sus creencias, ellas debían de procurar el placer de su reina para que sus pechos nunca se vaciaran.

Azuzadas por mis gritos, esas crías me hicieron ponerme en pie y mientras dos de ellas se ocupaban de mi sexo, sentí que la otra separaba mis nalgas y hundía su lengua dentro de mi ojete. Al experimentar esa intrusión, me volví loca y presionando las cabezas de las que tenía frente a mí, me corrí dando aullidos. Ellas al sentir el geiser en el que se había convertido mi coño, se alternaron en el intento de secar ese manantial mientras a mi espalda, la tercera seguía follando con su lengua mi culito.

-¡Dios!- gemí llena de gozo ya entregada al placer.

La persistencia y la profundidad de las caricias de las orientales hizo que uniera sin pausa un orgasmo con el siguiente al tiempo que en mi mente la idea que ese destino no iba a ser tan malo empezaba a florecer….

Relato erótico: “Mi tia, el celador y yo” (POR WALUM)

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Mi tia, el celador y yo.

Sin títuloCon mis 18 años, era una chica excepcional, me gustaba que todos me miraran y debo admitir que tenia con que, mi altura 1.75 con mi cabellos rubios lacios, unos pechos muy erguidos medianos, una cintura estrechísima y mi cola bien paradita y menudita. No me podía quejar, llamaba mucho la atención.

Esto sucedió en el transcurso del ciclo escolar, yo iba a un colegio normal, me divertía mucho hacia lo que quería, entre todo lo que hacia, me hacia muchos amigos, por ejemplo el celador del colegio, un tipo de unos 45 años, gordo sucio y enorme, re baboso, pero conmigo era buenísimo, yo me reía mucho viendo la cara de bobo con la que me miraba todo el tiempo. Siempre me decía que le presentara a mi tía, que era la profesora de matemáticas, pero yo me reía y lo tomaba como un chiste, ya que mi tía lo odiaba, decía que era un baboso asqueroso y que iba a hacer todo lo posible para echarlo.

Mi tía, Roxana, tiene 33 años, linda por donde se la mire, castaña oscura con el cabello apenas pasando los hombros, unos pechos medios grandes bien parados, una cintura diminuta, era como de avispa y terminaba en esa cola tan salida para afuera y redonda y bien parada que es lo que mas llamaba la atención, ella siempre se viste muy sexy, con pantalones bien ajustados o polleras ceñidas al cuerpo que marcan su curva posterior.

Todos los días la saludaba en la escuela, baja la atenta mirada de Mario, el celador.

Un día al llegar a mi casa, mis padres me comunicaron de que les había salido un viaje a Europa y que se irían el lunes, siendo yo tan chica me dijeron si no tenia problema en quedarme en lo de mi tía, yo triste por no ir, pero feliz por quedarme libre de padres, acepte sin dudarlo aunque fuera por un mes aproximadamente, estaba acostumbrada a estar con mi tía y salir a divertirme con ella.

Con el correr del tiempo Mario me preguntaba mas sobre mi tía, me preguntaban si estaba casada, cuantos años tenía, si salía con algún tipo, si le gustaba salir. Yo le contestaba sinceramente y teniéndole un poco de lastima, ya que mi tía en su vida se fijaría en el, siendo que lo odiaba.

Luego en uno de los recreos me fui a hablar con ella, ese día llevaba puestos unos pantalones negros que le marcaba mucho la cola, apuntaba directamente al cielo, mientras hablábamos, miré para el lugar de Mario y ahí lo vi mirándola, babeando casi, estaba como segado.

Al otro día en el recreo como siempre me fui a hablar con el, estaba mas insoportable que nunca con el tema de que le presentara a mi tía y yo no sabia como decirle que mi tía no se fijaría en el ni por un millón de dólares, sin que lo tomara a mal, pero bueno después de darle unos rodeos, pude salir de la situación sin tener que decirle la verdad.

Al llegar la salida, el se acerco a mi y me dijo –Flor, le voy a mandar un mensajito al cel a tu tía, me voy a hacer el anónimo, después decime que dijo.

Al llegar a la casa de mi tía, ella estaba en el baño, así que con muchísima curiosidad, decidí ir su cuarto y tomar el celular, rápidamente entre a los mensajes y leí el mensaje, eran pocas palabras y directas, decía “No puedo parar de mirarte todo ese cuerpazo que tenes, me gustaría probarlo y ver si me resiste”, yo deje el celular donde estaba y salí de su cuarto pensando en lo desubicado que podía ser Mario. Me daba vergüenza preguntarle a mi tía e iba a quedar más que evidente que yo tenía algo que ver, así que no le pregunte nada, y ella tampoco me dijo nada. Al otro día Mario me dijo “Le llego?? Te dijo algo?? Yo con nervios, le dije que no, el puso cara de disgusto, entonces me dijo “A la salida le voy a mandar otro”, yo sonriendo y ocultando la incomodidad le dije que bueno.

Al llegar a casa, repetí la misma formula, y leí el nuevo mensaje que decía “Un fin de semana te aguantaras?” Yo sin saber que hacer, salí del cuarto callada, mientras almorzábamos ella y me comento de un admirador anónimo, así me dijo y que si yo no sabia quien podía ser. Yo le dije que no tenia ni idea, y ella me dijo “-Bueno si mañana me vuelve a escribir, le voy a contestar”

Al otro día en el recreo Mario me volvió a preguntar, yo le dije lo que me había dicho mi tía textualmente, el sonrió de oreja a oreja, bueno a la salida le escribo.

Cuando llegue a casa, no perdí tiempo y fui directamente a leer lo que había escrito abrí y leí, decía -“Te aseguro que nunca probaste algo como lo que yo tengo, hasta duele un poco” Yo lo deje rápidamente, pensando en que estaba enfermo con lo que decía.

Mi tía no me dijo nada hasta el almuerzo cuando se sentó frente a mi y me dijo “Flor, este sábado que vos salís con tus amigas, yo quiero conocer al admirador del celular, así que vos salí y yo lo conozco”. Yo no dije nada, solo afirme la opción y no pensé en nada mas, cuando me fui a dormir no entendía como una mujer como mi tía le gustaba recibir esos mensajes tan directos y desubicados, pero bueno, tal vez era todo un juego y cuando viera que era Mario lo iba a dejar tirado.

Al otro día en el colegio, Mario se acerco rápidamente a mi en el colegio y me dijo en tono feliz -¡Mira lo que me escribió tu tía! Yo agarre su celular escépticamente y leí, decía “Hay que ver para creer, el sábado próximo si queres vení a cenar a las 10 y vemos”

Al llegar el sábado como a las 8 de la noche, mi tía se había bañado y perfumado, al salir de su cuarto como a las 9, vi que se había puesto un pantalón ajustado blanco y un top ajustado también blanco, junto con unos tacos altísimos de unos 10 cm. mas o menos, la verdad que se veía increíble, cuando se daba vuelta se le veía mucho la cola a través de la delgada tela del pantalón. Yo rápidamente me fui a juntar con mis amigas y al no encontrarlas no sabia que hacer, si volvía que iba a hacer, iba a molestar y hasta tal vez mi tía me regañara enfrente de Mario y nos mandara a los dos bien lejos, por no decir otra cosa. Quedarme dando vueltas por ahí, de noche, tampoco era buena idea, así que decidí volver y entrar por el garaje hasta mi pieza y acostarme sin que ella lo notase.

Ya estaba adentro cuando sonó el timbre a las 10 en punto y llego. Ella fue a atender y se quedo callada un rato, supuse que al verlo, lo insultaría y lo echaría a volar, pero no fue así, hablaron no se que, porque estaba yo muy lejos y no podía escucharlos, y entraron, luego de comer, casi callados todo el tiempo, se pararon y fueron para el cuarto de mi tía. Entraron rápidamente y dejaron la puerta junta, yo tarde unos minutos hasta escuchar unos sonidos raros, en acercarme, cuando me asome por la junta de la puerta, vi a mi tía en los brazos de Mario, el le tocaba el culo con las dos manos, abriéndole los cachetes.

Ella bajaba su mano hasta la cremallera de el, una vez que le desabrochó el pantalón se lo bajó y le bajo el calzoncillo y apareció un miembro muy gordo y largo, muy grande y venoso, ella no perdió el tiempo y lo agarró y lo acariciaba con una mano.

Mario le metió un dedo en la raya del culo a mi tía y ella comenzó moverse como meneando su cola, incitando a que le tocara mas el culo.

Mario, con un movimiento rápido soltó la cola de mi tía y saco el top de ella, para comenzar a apretar sus grandes pechos, los estrujaba fuertemente mientras que le decía que estaban muy ricos y grandes, luego se los llevo a la boca, metiendo toda su cabezota entre ellos, mi tía levantaba la cabeza gimiendo y le decía que siguiera. Yo estaba boca abierta observando y poco a poco sintiendo una sensación rara atravesando todo mi cuerpo.

Paso poco tiempo así, cuando mi tía voluntariamente se puso de rodillas, agarro ese miembro enorme y comenzó a pasárselo por la cara mientras que lo miraba a Mario y le preguntaba si le gustaba eso, el gemía y le decía que se la tragara toda, ella rápidamente lo hizo, pero solo entraba hasta la mitad, ella succionaba fuertemente, parecía estar obsesionada por ese miembro, lo acariciaba, besaba y recorría entero con su lengua.

Al parecer Mario no aguanto mas el deseo y con un movimiento violento levanto a mi tía del cuello, y le bajó de un solo tirón su pantalón blanco, dejándola casi totalmente desnuda, solo tenia una minúscula tanga blanca y sus tacos, el la miro diciendo “Que putita sos, mira las tanguitas que te pones, te gusta que te la pongan, por eso las usas” mi tía en lugar de contestar solo gimió o dio un si gimiendo, Mario se recostó en la cama dejando su gran estaca apuntando al techo y le dijo a ella “Vamos putita, vení y cabalgame” mi tía con una caminada bien exagerada se acerco hasta la cama, se sacó la tanga y se puso sobre el, poco a poco fue metiendo ese miembro enorme en su interior, al copas de sus gritos de placer y dolor, hasta que se la metió entera, se quedo un rato quieta y luego comenzó a moverse sobre el, primero despacio y luego con toda la furia que parece que tenia, clavándose todo ese enorme aparato en su ser, mientras gritaba de placer, estaba sacada totalmente, sus pelos se sacudían para todos lados, Mario también gozaba mientras que sus dos manotas se habían aferrado a la hermosa cola de mi tía y la movía contra su miembro a su antojo. Mi tía no paraba de gemir y moverse, al poco rato Mario le dijo “Me vengo putita!!”, mi tía lejos de decir algo, acelero sus movimientos y Mario gimió fuertemente acabando dentro de ella, mientras que ella también parecía que acababa y se desvanecía sobre el cuerpo de el. Ambos estaban bastante sudados y cansados parecían, mientras que Mario le decía “Sabia que tarde o temprano ibas a ser mía, sos la mujer mas exquisita que me he cogido”.

Yo pensé en lo que el decía y era un poco obvio, el no era un tipo atractivo, en realidad estaba muy lejos de serlo, pero mi tía había accedido totalmente a el, siendo que ella tiene un cuerpazo y puede tener al hombre que quiera, lo había elegido a el y se le notaba feliz. No lo podía entender mucho.

No paso mucho tiempo y ahora ambos hablaban muy bajo, así que solo veía que movían los labios, de pronto ambos se levantaron, Mario entonces la tomo por el cuello a mi tía y la giró indicándole la cama, ella puso cara de desaprobación primero, pero luego accedió y luego el le decía “Vamos acomódate como lo perrita que sos” mi tía sonreía ante el insulto y obedecía como si estuviera feliz, al estar en cuatro patas, se podía notar aun mas la tremenda cola de mi tía, era perfecta, bien redonda y pulposa, Mario se puso detrás suyo y se escupió la cabezota de su miembro, para luego apoyarla en la entrada de la cola de mi tía. Ella no tardo en reaccionar y grito “Ahhhh, no para” el no hizo caso y siguió entrando en su hermosa cola. Ella se quejaba mas fuerte a medida que ese moustroso miembro le seguía entrando, de pronto Mario la metió mas, lo que hizo que ella levantara la cabeza gritando “Ahhhhhhyyyy no, por favor, sacala noooo ahhhhh” pero el la sujetaba de las caderas fuertemente y le decía “Falta poco, aguanta putita, después vas a pedirme que no te la saque”, en realidad faltaba bastante entrar, así que Mario se inclinó un poco sobre la espalda de ella y empujo un poco mas, metiendo otro pedazo. Ella se inclinó, quedando casi su cabeza sobre las sabanas y tomo mucho aire y lo soltó. Mario empujó más y ya casi la tenía toda adentro. Ella volvió a gritar “Nooooo, bastaaaa, sacalaaaa ahhhhhhyyy!!” Y movía la cabeza para los costados negando. Pero Mario empujo lo ultimo de su enorme miembro y termino metiéndosela toda en el interior de su hermoso culo, ella se quejaba y seguía gritándole “¡¡¡Sacala, basta, por favor ahhhhhyyy, me duele mucho!!!”, pero no era la intención de Mario obviamente, el se la dejó adentro y le decía “Aguanta un poco perrita, que ahora se viene lo bueno”, ella había dejado su cabeza ya sobre las sabanas y respiraba hondo y soplaba fuerte soltando el aire, era obvio que le dolía mucho. Tardo bastante, hasta que su respiración se hizo normal, Mario al darse cuenta, ahí empezó a bombearle el culo sacando y metiendo su miembro primero lentamente, pero igual mi tía volvió a sentir dolor y gritó “¡¡Mas despacio cabrón!! El paro un poco y de a poco iba subiendo el ritmo, el gemía cada vez mas y empezó a darle mas duro, ahora los golpes eran fuertes en cada embestida y mi tía se iba cada vez mas para adelante dejando su culo mas y mas parado, Mario cada vez aceleraba su ritmo, al tiempo que ella seguía gritando pero con algunos gemidos en cada metida, de pronto ella se puso de nuevo firme y colocándose en cuatro patas nuevamente, entonces Mario sin perder el tiempo se subió un poco sobre ella y rodeándola con sus brazos, le agarro sus tetas mientras que la seguía cogiendo fuertemente, en realidad el le daba muy duro y mi tía gritaba “¡¡Mas despacio te dije, por favor!!” “¡¡Me duele mucho!!” Pero él debía estar muy caliente teniendo la posibilidad de romper ese hermoso culo, lo agarraba fuertemente de los glúteos, se los abría bien y se la enterraba cada vez con mas fuerza, chocando sus huevos con el cuerpo de ella, de pronto comenzó a gemir cada vez mas fuerte y grito “¡¡Ahhyyy ya acabo, te voy a llenar este rico culito de mi leche puta!!” Y le dio con todo hasta que acabó, haciendo gritar más a mi tía por la fuerza del empuje. Luego de estar quietos unos cuantos minutos, yo estaba con la boca abierta sin poder creer lo que acababa de ver, como podía ser que mi tía que lo odiaba hubiera estado con Mario y se dejara hacer todo eso que se dejo hacer, pero de pronto mi tía le dijo a Mario que se saliera de encima, que quería ir al baño, yo rápidamente y en silencio me fui para mi habitación pensando en acostarme y esperar que no me descubriera.

No se cuanto tiempo habrá pasado que yo estaba acostada, tal vez media hora, eran como las 3 de la mañana cuando escuche un fuerte grito de mi tía, mas fuerte que ninguno, rápidamente me levante para ir a ver que sucedía, cuando llegue al mismo lugar a donde había estado viendo hace unos minutos, escuche el fuerte ruido de la cama, parecía que se estaba por quebrar, miré detenidamente y vi a mi tía boca abajo con las piernas juntas y a Mario dándole por el culo con una velocidad tremenda, era terrible como le daba y en cada enterrada ella gritaba “¡¡Aaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhggggg!!” pero él disfrutaba cada vez mas y tomaba mas envión para clavarla de nuevo, la cama parecía que se caería haciendo un ruido espantoso, Mario estaba transpirado totalmente y colorado y le gritaba a mi tía “¡¡Vamos, pará bien el culo carajo, que te lo quiero romper putita!!”, ella lejos de enfadarse por la forma en que el la trataba, levantaba mas su cola.

La tuvo mucho tiempo embistiéndola fuertemente contra su culo, hasta que acabó de nuevo y la sacó, gimiendo fuertemente, mi tía gemía aliviada, no se como resistía.

Mario se levanto y se empezó a vestir, yo supuse que para irse, pero cuando el lo estaba haciendo, mi tía se levanto, con algo de dificultad y le dijo “Ya te vas??, no sos tanto como decías?? Esa pijita no aguanta mas??” Mario sonrió maliciosamente pero enfadado al haber tocado su orgullo, y dándose vuelta rápidamente, tomó a mi tía de los pelos y la tiró sobre la cama, para luego sujetándola de los pelos dejarla en cuatro patas, sin nada de preámbulos, metió todo su miembro en su interior y empezó a moverse salvajemente, haciendo crujir increíblemente la cama, mi tía intentaba mantenerse y paraba aun mas su cola, mientras que gritaba desaforadamente y buscaba aire, sus manos comenzaron a intentar manotear a Mario, como intentándoselo sacar de arriba mientras que le decía “Pará, pará, basta cabrón” “Mas despacio, me estas partiendo” pero Mario estaba enceguecido con su culo y parecía que se lo taladraba, ella temblaba y su cara de dolor era apreciable, ella gemía y lloraba del dolor a la que la sometía “agggghhhhhhh” “Ahhhhggyyyyyy” Mario seguía transpirando y acelerando cada vez mas su ritmo, lo que hacia que el cuerpo de mi tía fuera y viniera a un compás salvaje, sus pechos se sacudían fuertemente y Mario se subió un poco mas arriba de ella para alcanzarlos con sus manos a la vez que seguía montándola, mientras que le gritaba casi al odio “¡¡Esto es lo que querías puta, es esto ¿no?!!” “¡¡Te voy a destrozar este rico culo, puta de mierda, sos mi puta ahora!!” y aumentaba el ritmo de su bombeo, mi tía no paraba de gritar y entre sus gritos decía casi gimiendo “¡¡Siii, soy tu puta, sigue por favor, voy a dejarte que vengas a mi casa a cogerme cuando quieras y como quieras, seré tuya y haré lo que me digas, además dejare que te cojas a mi sobrina si queres!!” yo me quede helada al escuchar eso de mi tía, pero una sensación de intriga y excitación atravesó todo mi cuerpo, algo que nunca había sentido, curiosidad de porque mi tía hacia eso, que se sentiría, porque estaba fuera de si, tanto le gustaba?? Realmente no lo podía entender, pero mi cuerpo sentía mucha curiosidad.

Seguí observando, y mi tía gritaba ante cada embiste brutal de Mario, el la agarraba de los pelos y la hacia atrás, los gritos y gemidos de mi tía debían oírse en toda la cuadra casi, sudaba mucho también y se aferraba a las sabanas con fuerza, resistiendo la brutalidad de la penetración que sufría, porque Mario casi saltaba arriba de ella, haciendo que la cama hiciera unos ruidos infernales, entraba y salía su miembrote de ese hermoso culo y ella lo paraba mas, para recibirla mejor, no se cuanto tiempo estuvieron así, hasta que Mario no pudo aguantar mas y acabó dentro de ella gimiendo descontroladamente “Ahhhhhhhhuuhhhhh”, luego la sacó y se la puso en la boca, ella como pudo, totalmente desvanecida chupó para limpiar los restos de semen que tenia su gordote miembro, el gemía levemente, con aires de grandeza y de pronto sentí que miraba para donde yo estaba, era imposible que me viera, imagine yo, pero su mirada tan directa me hacia sentir una sensación extraña de miedo e intriga imposible de entender.

Cuando llego el lunes, estuve hablando con Mario, el se veía muy contento realmente, casi no me pregunto por mi tía, yo me reía por dentro, sabiendo que el creía que yo no sabia nada, pero era todo lo contrario.

Al otro fin de semana, supe que ambos se iban a volver a ver, ese fin de semana salí a bailar, así que no se que pudo pasar, pero se que el estuvo ahí, mi tía también estaba muy eufórica y simpática, mas que de costumbre, no podía entender como al gordo baboso, como ella decía, ahora lo quería tanto. Esa duda me recorría por dentro con ánimos de preguntar, pero no podía decirle que había visto, así que pensé en intentar preguntárselo a Mario.

No sabia como hacer para preguntárselo, ni como encarar el tema, era muy prohibido para mi, un jueves como cualquier otro, mi tía me dijo que el fin de semana se iba a una convención y que me dejaba sola, que tuviera cuidado, yo lo vi perfecto para poder citar a Mario y que el me contara todo.

Llego el sábado y a Mario le dije que fuera a eso de las 7 de la tarde, como siempre me vestí muy bien, pero me puse ropa un poco provocativa, unas botas altas, un pantalón blanco ajustado que se traslucía un poco mi tanguita blanca también, una remerita blanca también ajustada con una escritura, y mi pelo bien suelto, así generalmente me visto para salir a bailar, pero ese día me vestí así para ver la reacción de Mario.

Rápidamente se hizo la hora y Mario llego puntualmente, pude sentir su mirada en todo mi cuerpo, me miro detenidamente mis pechos y cuando me di vuelta para que pasara, gire y puede ver como se quedo mirándome fijamente la cola, yo me sentí muy bien al ver que había llamado su atención y tal vez competía con mi tía en atractiva. Luego se sentó, y empezamos a hablar de cosas sin sentido, yo me paraba de vez en cuando y sacaba cola para ir a buscar algo, o me pasaba cerca de el, jugaba al ver que el me desvestía con la mirada. De pronto, sonó el teléfono, yo fui a atenderlo y como esta en una mesita chiquita, me agache en ángulo de noventa grados para atenderlo, sacando mi cola más y dejándola bien a la vista de Mario. Yo me sorprendí al saber que era mi tía, y me gire para ver a Mario cuando decía que era ella, el de pronto cambio la cara y se le hizo una gran sonrisa. Yo no entendí pero me ríe también y luego mi tía me despidió.

Volví a sentarme y yo entonces le dije que ya venia, me pare y cuando me estaba yendo hacia la cocina, el me tomó del brazo y luego sentí un cachetazo fuerte, yo grité de dolor y me asuste y entonces Mario me tomo de la cara y me dijo -¡¡Quedate quieta y tranquila gatita, que estoy acá porque tu tía me dejo que te cogiera toda la noche!! ¡¡Me tenés más caliente que tu tía, yegua, te quiero romper el culo!! Yo temblaba de miedo y no lo podía creer, cuando fui a gritar el me puso la mano en la boca y me empujó contra la pared, y luego me dijo amenazantemente -¡¡Quedate callada, y no te preocupes que este pedazo te va a comer por todos lados!! Y luego me punteo con su entre pierna sobre la mia, yo comencé a llorar, pensando en mi tía y en como me podía haber entregado, aunque al mismo tiempo sentía mucho calor interno al sentirme sometida igual que ella. El me tomó mis manos con una sola mano de el y las puso sobre mi cabeza, luego con su mano libre me empezó a manosear violentamente mi cola, mientras que su boca me besaba y yo intentaba oponerme, eso pareció no gustarle porque se separó de mi y con su mano libre me sacó a la fuerza mi remerita y mi corpiño rompiéndolo a los tirones, yo quede con mis pechos al aire, yo intente soltarme, pero el me dijo -¡¡Quedate quieta!! Y luego me comenzó a tocar mis tetas de forma desesperada, los apretaba, juntaba y separaba y lamía por ahí, era realmente muy asqueroso, de pronto su otra mano me soltó y se fue directamente a seguir manoseando y apretando los cachetes de mi cola. Yo no sabia que hacer y me quedaba quieta, llorando. De pronto me sujeto fuerte, tomándome por la cintura y me dio un beso muy fuerte y asqueroso, apoyando su bulto contra mi.

Luego, me agarro los pelos con una mano y con la otra se bajo el pantalón y su slip, dejando ver su miembro enorme completamente duro frente a mi, yo me quede helada, nunca había visto un miembro en vivo y en directo, y menos tan gordo, el sujeto aprovechando mi asombro, rápidamente se puso contra la pared, y tirandome del pelo me hizo arrodillar, tomó su gran pene con la mano y comenzó a luchar para ponerlo en mi boca, yo lo esquivaba como podía, y no abría la boca, pero el sujeto me pasaba su miembro por la cara, ya el gozaba con esa humillación, pero luego me grito y tiró de mi pelo fuerte hacia arriba -¡¡Vamos abrí la boca o te dejo pelada pendeja!! Yo medio que intente abrir la boca y el aprovecho rápido para meter por lo menos la gigante cabeza de su miembro, el sabor y olor eran repugnantes, quería vomitar me sentía demasiado humillada, lloraba desconsoladamente esperando que la pesadilla terminara pronto. Luego de moverse un poco intentando hacer entrar un poco su miembro en mi boca, me levantó y me agarró de la cintura, y me llevó a la cama. Yo estaba muerta de miedo, pero sabia que no había vuelta atrás, estábamos los dos solos y el aprovecharía muy bien la oportunidad, cuando estuvimos parados frente a la cama, el me giró y quedando de espaldas a el, pude sentir como me apoyaba vilmente sobre mi pantalón, luego sus manos se las ingeniaron para rápidamente despojarme de el, quedando solo con mi pequeña tanguita blanca de algodón, yo temblaba al sentirme completamente desnuda y teniendo detrás a ese sujeto que había estado haciéndole un montón de cosas a mi tía, a el debió gustarle lo que vio, porque rápidamente se puso atrás mío y me punteo fuertemente, y sus manos me sujetaron por delante de mis pechos, su aliento agitado en mi nuca me hacia sentir presa de su incontrolable deseo y morbo al tenerme absolutamente impotente entre sus gordas manos, luego me dijo al oído con tono meloso -¡¡Vamos bebe, subite a la camita y ponete en cuatro!! Yo lagrimeando, pero sin protestar lo hice, mientras que él, se acomodaba atrás y seguía apoyándome hasta el cansancio, luego bajo mi tanguita dejándola a la altura de mis rodillas y paso su mano por mi vagina, la cual estaba húmeda, pero virgen todavía, poco a poco sentí como su miembro se acercaba mas a la entrada de mi ser, entonces me voltee y le dije -¡Suavecito, por favor! Y volví a darme vuelta sonrojada por lo q acababa de decir, sintiéndome una puta, de pronto sentí un fuerte dolor en mi vagina, el sujeto acaba de meter la cabezota de su miembro de un golpe, con mucha fuerza, y seguía metiendo el resto lo que me provocó un fuerte dolor y grite bien fuerte -¡¡Noooooo, hijo de puta, soltame!! Pero el lejos de hacerme caso me dijo -¡¡Tu tía siempre dice lo mismo y significa que quiere mas!! Y riéndose, me penetró el fondo y comenzó a gran velocidad a penetrarme, yo no paraba de llorar y gritar, las lagrimas me desbordaban y el dolor era intenso, mientras que sentía como el gemía y estaba agitadísimo por la violencia de sus movimientos, no se cuanto tiempo el sujeto me tuvo así, creo que perdí la noción del tiempo, solo pensaba en el dolor, hasta que de pronto el gimió fuerte y sentí como acababa dentro mío. Yo me sentí muy mal, humillada completamente, y llore desconsoladamente sin parar, el se salio de mi y se quedo parado al costado de la cama, yo no podía moverme del dolor que sentía, y solo lloraba sin parar. El estaba parado y me dijo:

-¡¡No llores tanto, que ahora viene lo mejor, le toca el turno a tu rico culito!! ¡¡Me va a costar metértela, pero como sea te la voy a meter!! Y luego se rió a carcajadas, yo no podía imaginarme nada, solo lloraba y me sentía usada y abusada, entonces el me dijo -¡¡Volvé a ponerte en cuatro!! Yo temblando lo hice, tal vez después se iría rápido, luego el se coloco atrás y con una mano me apretó fuerte sobre la espalda, haciendo quedar mi cara contra el colchón y con su otra mano empezó a dirigir su gordo miembro hacia mi cola, poco a poco empezó a empujar, hasta que sentí que me empezaba a romper mi orificio y grité aullando -¡¡Nnnnnooooo, pará hijo de puta, Nooo entra!! ¡¡Ahhhhhhhhhhhgggggggggggg!! ¡¡Sacala hijo de puta degenerado aaaahhyyyyyy!! El mundo estalló a mi alrededor, era brutal, bestial, indescriptible el dolor, no imaginable, por dentro la presión seguía y yo sentía que el maldito quería perforarme hasta los intestinos. Como podía movía la cabeza para los costados desesperada. Mientras lloraba sin parar, el gozaba y gritaba -¡¡Este es el culo más estrecho y pequeño que me he cogido!! Yo gritaba desesperada y golpeaba el colchón, entre lagrimas, mientras que abría la boca buscando desesperadamente aire, no se cuanto tiempo fue, pero sentí como su ingle se apoyaba sobre mi cola, entonces el se puso sobre mi y con su boca en mi nuca me dijo -¡¡Sentila bien pendeja rica, que te voy a dejar este culito mas abierto que el de tu tía jajajajajaaj!! Y luego comenzó un vaivén violentamente contra mi, yo gritaba de dolor y buscaba aire ante tanto dolor, me embestía fuertemente, como queriéndome partir, y yo solo lloraba, cuando empecé a acostumbrarme al sufrimiento instintivamente intente parar mi cola en cada empujón, no se cuanto tiempo paso, hasta que de pronto él con un nuevo grito acabó -¡¡Ahhuuuugggggg!! Y lleno mi cola de su asqueroso liquido. Luego se acostó al lado mío y me dijo -¡¡Voy a esperar un rato y te la voy a volver a poner en el culo, me ha encantado!! Yo me quede tirada, no podía moverme del dolor que sentía, y lloraba desconsoladamente.

Después de un rato de estar acariciarme el pelo, me dijo -¡¡Vamos es hora de volver a gozarte pendeja!! Y con un movimiento rápido, me levanto y me acomodó de rodillas con las manos apoyadas en el respaldo de la cama, quedando mi cola a su disposición, rápidamente él se puso detrás, se escupió un poco la mano, y se paso la saliva por la cabeza de su hinchado miembro, luego casi gritando apoyó la cabeza en mi cola y empezó a presionar, volví a sentir ese terrible dolor que instintivamente tiré una mano para atrás para intentar frenarlo, pero el me agarró la mano y mi dijo con un grito -¡¡Nada de manotazos, no te pongas histérica y empezá a sentirla que te voy a volver a partir!! Y empujó mas fuerte y me penetro completamente, yo di un alarido de dolor -¡¡Aaaagggggggggggyyyyy!! Era brutal el dolor y me retorcía del dolor, mientras él me decía -¡¡Sentila adentro de tu hermoso culo pendeja!! Y comenzó un vaivén salvaje que duro unos interminables y dolorosos 10 minutos creo, hasta que se quedo quieto, con su miembro todo clavado en mi, después empezó a sacarla casi toda y empujar con todo para adentro, sus huevos golpeaban contra mi cola y yo gritaba en cada embiste, hasta que se puso casi encima mío y tomándome de los pechos me bombeo en movimientos cortos y termino nuevamente en mi cola aullando de placer y yo gritando de dolor, humillación y un poco de placer prohibido.

Desde ese momento empecé a entender porque mi tia se sumía a el, y desde ese momento el comenzó a venir seguido a vernos a ambas.

 

Relato erótico: “Asalto a la casa de verano (1)” (POR BUENBATO)

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NOTA DEL AUTOR

 

Sin títuloSiempre he tenido la mala costumbre de dejar los relatos a medias. Ya sea por falta de tiempo, por la saturación de ideas para otros relatos o simplemente la falta de atención. Mi intención es que eso ya no suceda; creo que esta serie – que no espero que pase de las cinco partes – será la primera de muchas que escribiré con la firme intención de empezar-terminar. Es decir, no comenzar otra historia hasta que no termine otra.

 

Es obvio, lo sé, pero a veces se me han dificultado esa clase de cosas.

 

Junto con este relato, he creado una “portada” con los personajes de la historia (este lo pondré en Comentarios, una vez que se publique la historia). Simple ocurrencia, pero que servirá de algo para quienes quieren guiarse acerca del aspecto fisico de los personajes que aparecen en la historia. Quienes prefieran dejarlo a su imaginación, excelente, simplemente ignoren el link con la imagen.

 

Espero les guste, personalmente creo que es una historia buena y que he cuidado en redactar lo mejor posible. Cualquier error o desacuerdo, por favor haganmelo saber, siempre es bueno mejorar.

 

Pasenla bien, saludos.

 

BUENBATO

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ASALTO A LA CASA DE VERANO

 

Ayer había sido su cumpleaños y, a pesar del desvelo del festejo, se había levantado temprano para nadar. Quizá la piscina era lo que más disfrutaba de aquel lugar. Adentro, su madre y su hermana debían seguir dormidas; eran apenas las 8 de la mañana, pero Mireya había madrugado como muy comúnmente solía hacerlo.

El agua estaba fría, pero el sol comenzaba a salir, y el calentador de piscina, aún en su nivel más bajo, era suficiente para que aquel baño fuera disfrutable. Nadaba de un lado a otro, avanzando principalmente con la fuerza de sus piernas.

Ya llevaba casi una hora nadando, pero el desayuno – pan y un vaso de leche – que había ingerido hacia unas horas tuvieron su efecto. Sintió ganas de cagar, y salió de la alberca para dirigirse al baño del patio, un cuartito en medio del pasto del jardín.

Entró e hizo sus necesidades, mientras tarareaba una canción. Sintió como si alguien estuviese afuera, pero pronto comprendió que, si alguien era, se trataría de su madre o su hermana. Terminó, se limpió el exterior de su esfínter con papel higiénico, bajó la palanca del inodoro, se subió el bikini de su traje de baño y salió del cuarto de baño.

Caminó de vuelta hacia la piscina, pero sintió una presencia extraña. Apenas iba a voltear hacia atrás cuando una mano la rodeó por la cintura y otra más le tapó su boca y rostro.

Arriba, su hermana mayor, Sonia, apenas despertaba. Como toda muchacha de su edad, lo primero que hizo fue revisar su celular. Como cada verano, estaba pasando las vacaciones de verano con su familia, y como cada verano, su padre no estaba presente. Era de entender, trabajaba en cruceros caribeños, de modo que aquella época era la que más le mantenía ocupado. Ella iba a la universidad desde hacia un año, y aquel era su primer verano como universitaria.

Pero en realidad se aburría en aquel lugar, no era la ciudad capital donde solía vivir antes, sino la casa de verano que sus padres habían comprado desde hacia cinco años y donde había pasado, para su desgracia, los últimos cinco veranos.

Era una casa de verano colocada sobre una pequeña colina, en un apacible pero pequeño pueblo al interior del país, lejos de las costas. Ni siquiera tenia vecinos, la casa más cercana estaba a doscientos metros y era ocupada principalmente por turistas extranjeros. El pueblo, una ciudadela de menos de cinco mil habitantes, se hallaba a cinco minutos en auto, y era tan aburrido como quedarse en casa.

Pero al menos había internet, y con eso era suficiente para mantenerse en línea durante todo el día, planeando las cosas que pensaba hacer una vez que terminara aquel infierno de vacaciones. Pero sintió calor, y entonces comprendió que, de nuevo, Mireya había apagado el aire acondicionado.

Aquello irritó a Sonia, por que detestaba amanecer sudada; se quitó la bata de dormir y salió del cuarto en bragas y con las tetas al aire. Entró al baño, y cuando estaba a punto de cerrar la puerta una fuerza la detuvo.

– ¡Me voy a bañar! – se quejó, intentando cerrar la puerta – ¡Mireya!

Pero de pronto, las cortinas de baño a su espalda se movieron y una figura salió de estas, tapándole el rostro con un trapo y haciéndola perder el conocimiento en menos de un minuto.

Ya eran las nueve de la mañana cuando Leonor despertó; hacia frio, por que el aire acondicionado se había quedado encendido toda la noche. Salió de entre las sabanas, con pantalones de pijama y las tetas desnudas, y corrió a ponerse la cálida bata de dormir. Se hubiese vuelto a arrojar a la cama, para dormir más, pero ya era demasiado de día para eso.

Se acicaló un poco frente al espejo, y salió de la recamara. Se dirigió al cuarto de sus hijas, pero no las encontró ahí. Tampoco en el baño había nadie, así que bajó las escaleras. Aun no llegaba a la planta baja cuando un sonido, como gemido, la alertó. Venía de la sala, y ahí se dirigió de inmediato. Su corazón pareció detenerse cuando se encontró con sus dos hijas.

Ambas se encontraban atadas, sentadas en las sillas del comedor. Pero estas estaban sentadas al revés, de manera que sus pies habían sido atados a las patas delanteras de la silla, en tanto que sus manos habían sido esposadas abrazando el respaldo de las sillas. Estaban alejadas a dos metros una de otra.

Mireya, la menor, llevaba aun su traje de baño y una playera de su padre. Aun llevaba el cabello húmedo por la piscina. Sonia, la mayor, vestía sólo con sus bragas y con una blusa blanca. Les había dejado cubrirse la parte superior de sus cuerpos.

Más que estar sentadas, parecían mantenerse recargadas a duras penas sobre la silla, con el culo volando en aquella incomoda posición que provocaban sus ataduras. Les podía ver sus rostros asustados; y parecía que intentaban decirle algo, pero no podían debido a la mordaza acallaba sus bocas.

Los gemidos aumentaron más, como si sus hijas quisieran decirle algo. Intentó acercarse a ellas, para auxiliarlas, pero una fuerza la detuvo por la espalda. Rápidamente fue rodeada por unos fuertes brazos; intentó zafarse, pero era inútil.

– ¡Será mejor que se tranquilice! – dijo una voz, que provenía de la cocina.

Segundos después, un segundo sujeto de camisa amarilla entró a la sala desde la cocina, con el rostro cubierto por un pasamontañas y con una pistola en sus manos. Debía tener, a juzgar por su voz y su complexión, unos 25 años. Hizo un movimiento, quitándole el seguro al arma y preparando aparentemente un disparo.

– No queremos que ocurra una desgracia – dijo, mientras jalaba una silla que después arrastró hasta ponerla en medio de las sillas donde estaban atrapadas las hijas de Leonor.

– ¿Q…qu…qué es lo que quiere? – preguntó Leonor, aterrorizada

– Muchas cosas – dijo el hombre, sentándose en la silla – pero eso lo iremos viendo sobre la marcha. Por lo pronto necesito que se tranquilice.

– Suelte a mis hijas y me tranquilizo. – espetó Leonor, tratando de verse fuerte

– No estamos aquí para seguir su ordenes señora, primera lección.

– ¿Entonces qué quiere?, dígame

– Lo que queramos nos lo darán, por las buenas o las malas, segunda lección.

Leonor no entendía nada, pero aquello le aterrorizaba en toda proporción. Temía por la seguridad de sus hijas, pero no se le ocurría algo que pudiera hacer.

– Déjenos ir, y quédese con lo que quiera – ofreció.

El hombre le sonrió, maliciosamente. Tomó el arma con su mano derecha y con la izquierda pasó su mano sobre la espalda de Sonia, recorriéndola con la yema de sus dedos. Tras esto, tomó el arma con la mano izquierda, y con la derecha hizo lo mismo sobre la espalda de Mireya. Las muchachas temblaron, y Leonor sentía que perdía el conocimiento de sólo ver aquello.

– Ahí si se equivoca, doña Leonor, no venimos por otra cosa que no sea usted y sus hijas.

La mujer intentó comprender lo dicho, pero de pronto el hombre que la sostenía por detrás la soltó, pero sólo para empujarla y hacerla caer sobre el suelo boca abajo. Ella intentó aprovechar esto para alejarse a rastras, pero el pesado pie del hombre la detuvo dolorosamente. Escuchaba sollozar a sus hijas a través de las mordazas, pero por más que intentaba levantarse aquello se le volvía imposible.

Dejó de intentarlo cuando los zapatos del hombre que estaba sentado entre sus hijas aparecieron frente a ella; alzó la vista y lo vio sonriendo, mientras parecía desabrocharse sus pantalones. Aquello aterró a Leonor, que no era incapaz de comprender a qué iba aquello.

– ¡No! – imploró – ¡No por favor!

– ¿De verdad? – dijo burlón el hombre – Bien, si no es contigo será con alguna de ellas… – giró y comenzó a avanzar hacia las hijas de la mujer.

– ¡No! – dijo esta desde el suelo, haciéndolo detenerse – ¡Por favor! Lo que quiera menos esto.

El hombre regresó hacia ella, mientras terminaba de sacarse el cinturón.

– Ya le dije señora, no tiene más opción que colaborar. Lo que queramos lo conseguiremos, por las buenas o por las malas.

Se acercó, y bajó el cierre de su bragueta. Parecía a punto de sacarse el miembro cuando una gruesa voz interrumpió.

– Yo primero – dijo el hombre que pisaba sobre Leonor – Acuérdate que yo primero.

Sólo entonces Leonor prestó su atención al sujeto que la había mantenido forzadamente sobre el suelo. Volteó lo que pudo, era un hombre fuerte y alto, y su voz le parecía extrañamente conocida, pero fuera de ello también llevaba un pasamontañas y una camisa azul.

Dejó de pisarla, y entonces Leonor vio cómo el sujeto de la camisa amarilla regresaba a la silla, junto a sus hijas. Se acomodó haciéndose hacia atrás, de manera que podía tenerlas en la mira; o al menos esas creyó que eran sus intenciones, pues el hombre no dejaba de apuntarles amenazadoramente.

– Le voy a explicar lo que hará – dijo la gruesa voz del hombre de azul, que le quitó de encima su pesado pie – Usted obedece lo que le digamos o nos cobramos cualquier tontería que se le ocurra con la dignidad o la vida de sus hijas. ¿Estamos?

Leonor se levantó, parecía diminuta frente a aquel hombre que parecía mucho mayor que su compañero; debía tener la misma edad que ella, y eso que ella tenía 42 años de edad. Pero además de todo eso, debía medir un metro y ochenta centímetros de altura. Y si no era más alto, sería por el ancho de sus hombros y la grandeza general de su complexión. Todo eso la hizo sentirse definitivamente impotente, y pareció quedarse sin opción.

– Está bien – dijo con una voz queda – Pero por favor, no le haga nada a mis hijas, se lo ruego.

El hombre pareció no escucharla, la tomó groseramente de los cabellos y la arrastró hacia uno de los sofás de la sala. Leonor tenía 42 años, pero aun conservaba bastante la belleza de su cuerpo; era de complexión bajita, pero tenía unas curvas que apenas comenzaban a tener el desgaste de los años. De su último embarazo, hacia apenas catorce años, no parecían quedar muchas secuelas.

La forma de sus glúteos aun se antojaba apetecible bajo las telas de su pantalón de pijama, y la bata de dormir mostraba parte de sus aun bien formadas tetas con las que contaba.

Su cabello era largo y negro, lo que le iba bien con la tez clara de su piel. Tenía un rostro sonriente, que no era evidente en ese momento, con una boca grande, dientes alineados y labios carnosos. Su mirada era inquietante, en un sentido erótico, pues tenía unos ojos ligeramente rasgados que le daban cierto aire exótico.

Pero en aquel momento, recién levantada de la cama, tenía más características de un ama de casa que de modelo; pero en realidad aquello poco importaba, por que, fuese como fuese, era fundamentalmente bonita. Parecía una niña castigada frente a aquel hombre; y todo lo que sucedía podían verlo sus hijas, amarradas a las sillas, soportando los constantes manoseos del hombre de la camisa amarilla.

Pero Leonor no se podía enterar de aquello, por que el enorme hombre de azul la arrojó pesadamente sobre el sofá grande. Ella creyó que se la follaría ahí mismo, frente a sus hijas, pero se sorprendió al ver cómo aquel hombre se sentaba al extremo del sofá.

Entonces comprendió; él comenzó a sacarse el cinturón y bajarse la bragueta. Ella, arrodillada al otro extremo del sofá, parecía adivinar su destino cercano. Él se bajó los pantalones y calzoncillos hasta sus pies, dejando ver por fin la forma de su verga.

Eran 21 centímetros de una verga venosa y gruesa; tan morena como la piel de aquel hombre. Ya estaba en pleno proceso de erección, y bastó una sencilla sobada para que se parara completamente.

– Ven acá – dijo el hombre, golpeando pesadamente el asiento del sofá con la palma de su mano

– ¡No! – imploró Leonor

– ¡Lucas! – gritó al muchacho de amarillo, que en seguida se levanto.

El tal Lucas se colocó detrás de Sonia, la hija mayor de Leonor y, jalándole de los cabellos, la hizo doblar el cuello hacia atrás. Apunto el arma a su sien, pero no pasó mucho cuando Leonor pidió perdón e imploró que la dejaran en paz.

– Suéltala – dijo el hombre de azul – Creo que Doña Leonor está entendiendo de qué se trata esto.

En efecto, Leonor supo entonces que en realidad no había escapatoria. Con aquel individuo apuntándole a sus hijas, lo menos que podía hacer era obedecerlos, evitando lo más posible que abusaran de sus hijas. De ella dependería que no hicieran daño a sus hijas, y ahora estaba consiente de eso.

No tuvo aquel hombre que repetirlo; ella se acercó gateando hasta la altura de la entrepierna de aquel sujeto. Sabía que sus hijas miraban, y que vería todo lo que sucedería, pero no pensaba quejarse. Obedecería con tal de que no hubiera alguna represalia contra ellas.

Quedó a un lado del hombre, como si se tratará de su mascota. Él la miraba a través del pasamontañas, y no terminaba de parecerle familiar aquel sujeto. De pronto el abrió la boca.

– Chúpamela – dijo

Y no tuvo que insistir, la mujer bajó la cabeza y se llevó aquella verga a su boca. No era la primera vez que mamaba una verga, ni de esas características ni en aquella posición; pero por dentro quería morir sólo de pensar que sus hijas la miraban con angustia.

Comenzó a mamar aquel falo; primero trató de acostumbrarse al sabor. Nunca le había gustado el sabor de una verga, pero junto a su marido había ido acostumbrándose al fuerte sabor – y olor – que conllevaba realizar sexo oral. De manera que, por ese lado, no había mayor diferencia.

Lo hizo bien, por que, a pesar de todo, las felaciones se le facilitaban bastante gracias a su amplia boca y sus labios carnosos. El hombre no podía quejarse; pero tampoco pudo evitar colocar su mano sobre la nuca de la mujer y comenzar a pujarla; esto provocaba en ella pequeños atragantos que parecían gustarle a aquel cruel sujeto.

Leonor comenzaba a fastidiarse con aquella fuerza sobre su nuca que por poco y le provocaba el vomito; de modo que se atrevió a imponer fuerza en su cuello para evitar aquello. Pareció funcionar por un momento, pero, cuando menos se lo esperaba, la mano del hombre cayó sobre su cabeza y la mantuvo durante casi cinco segundos tosiendo con su verga entera atragantando a la pobre mujer.

Cuando por fin la liberó, la pobre Leonor tuvo que respirar profundamente mientras un rio de saliva corría por sus mejillas. Miró asustada a aquel hombre.

– Vas a ser mi puta, y como tal me obedecerás – dijo, para después volver a dejar caer su mano sobre Leonor, haciéndola regresar a su tarea.

Por fortuna, él ya no volvió a atragantarla; ella pudo seguir con la felación tranquilamente. De vez en cuando recordaba a sus hijas, y volteaba a verlas de vez en cuando. Ellas trataban de no mirar, llevando sus ojos hacia el suelo; pero de vez en cuando sus miradas se entrecruzaban en una especie de terror y apoyo de ánimos.

El sujeto no sólo recibía la felación; sus asquerosas manos la acariciaban por todo el cuerpo. A veces las tetas, a veces su espalda, su vientre, a veces su cabello o sus nalgas; durante un momento que pareció eterno, se instalaron bajo su pijama y sus bragas para acariciar con la palma su culo, y para recorrer con su dedo índice la línea que dividía sus nalgas.

Ella continuó con aquel estremecedor trabajo, soportando todo aquello, hasta que de pronto el hombre la detuvo. La hizo a un lado, cómo si se tratara de una perra, y se puso de pie. La colocó en cuatro sobre el sofá, y él se colocó detrás de ella, mientras la sostenía por las caderas. De pie, las dimensiones de su verga parecían evidenciarse aun más.

Leonor no tenía que ser adivina; sabía que aquel hombre la penetraría. En efecto, las manos del sujeto la desvistieron de un solo y violento movimiento de sus pantalones de la pijama, y lo mismo con sus bragas. No se las quitó completamente, sino que las arrinconó hasta sus pies.

Ella se estremeció al sentir la desnudez en la parte baja de su cuerpo, y de sus nalgas brotaron sus poros, enchinados por aquella sensación. Él le acarició, atraído por aquella situación; y concluyó las caricias con una suave nalgada. Aprovechó también para manosear el coño velludo de Leonor; eran unos vellos recientes, que evidenciaban la costumbre de ella de rasurárselos. Pero era evidente que, a falta de su marido, no había mucha necesidad; de pronto que los alrededores de su concha se hallaban rasposos.

Estaba claro qué era lo que seguía. Pensaba oponerse, pero no soportaba la idea de que, el otro sujeto, volviera a hacerle daño a alguna de sus hijas. Aceptó con resignación su destino, y espero el momento en que la verga de aquel hombre la atravesara.

Y no tuvo que esperar mucho; pronto el sujeto colocó la punta de su falo en la entrada del coño, y lenta pero progresivamente, la penetró hasta el fondo. Aquello consterno a Leonor, por que, aun con todo su pesar, se dio cuenta de que estaba excitada y de que su coño estaba completamente lubricado. Se sintió culpable, pero la verdadera vergüenza vino cuando el hombre abrió la boca.

– ¡Que fácil entró! – ladró – ¿Vieron a la puta de su madre? La muy zorra esta completamente mojada.

Las niñas ya ni siquiera lloraban, por que sus lágrimas se habían agotado; pero evidentemente aquellas palabras le dolían más que cualquier cosa. Era evidente: su madre no había podido evitar excitarse con aquella situación.

– ¿Te gusta perrita? – continuó humillándola el sujeto – ¿Te gustó cómo te la metí?

Leonor no contestaba, hasta que sintió un pellizco en su teta, a través de la tela de su bata de dormir. El hombre repitió.

– ¿Te gusta o no?

– Si – dijo ella, al fin

– ¿Si qué, putita?

– Si me gusta – repitió ella, la voz de aquel sujeto no dejaba de resultarle conocida

– ¿Te gustó chuparme la verga? ¿Eh? ¿Te gustó que tus niñas te vieran mamándomela como una zorra?

Leonor tardó en contestar, las lágrimas volvían a recorrer su rostro y su garganta se había ennudecido. Detestaba aquella situación; detestaba tener la verga de aquel sujeto clavada totalmente en su coño.

– Si – dijo, tras unos segundos – Si me gustó.

Él ya no dijo nada; comenzó a bombearla. Metía y sacaba su verga del humedecido coño de Leonor. A ella le causaba dolor y una evidente molestia; pero conforme avanzaba aquello, no pudo evitar comenzar a sentir placer. Primero su respiración se aceleró, pero al poco rato comenzó a gemir sin posibilidad de evitarlo.

Aquel pene era, de entrada, más grande y grueso que el de su marido; pero no había querido admitirlo hasta que no sintió el placer de tenerlo dentro de ella. Se comenzaba a sentir culpable, por disfrutar de aquello cuando se suponía que era lo peor que le podía haber pasado en la vida. Gemía de placer, lloraba de culpa.

El sujeto de la camisa azul, por su parte, parecía interesado en dar placer a la mujer de la que se aprovechaba; variaba velocidades, lanzaba embestidas repentinas que provocaban gritos en Leonor. Y todo aquello daba resultado entre las piernas de aquella mujer que no paraba de morderse los labios ante las arremetidas.

Ni siquiera habían cambiado de posición; y Leonor parecía haber olvidado su situación puesto que en ningún momento intentó detener aquello. Con sus bragas y pijama en sus pies y su culo alzado, no paró de ser penetrada por aquel desconocido; sintió el primer orgasmo, pero intentó no evidenciarlo, aunque las contracciones de su coño lo demostraban, al menos para el hombre que la penetraba.

– ¿Te viniste, perrita? – murmuró aquel hombre en su oído

– No – mintió Leonor

– No me engañas, Leonor, te has venido como una verdadera zorrita.

– Nooo… – insistió Leonor, antes de perder la voz ante la respiración entre cortada que le provocaban las embestidas.

El hombre se mantuvo inclinado sobre ella, y aprovechó para tomarle las tetas con las palmas de sus manos. Las apretujó y manoseó todo lo que quiso, y no tardó en deslizarlas bajo la bata de dormir para poder apretujar las tetas desnudas de la mujer. Pero aquello no fue suficiente, y no tardó en detenerse un momento para desvestir de plano el torso de la mujer.

Ella ya no opuso resistencia alguna; de alguna forma, en su interior, deseaba continuar siendo bombeada de inmediato, y así lo fue una vez que sus tetas quedaron al aire, a merced total de aquel hombre que no las desaprovechó, sino que se agasajó de lleno magreándolas con sus grandes manos.

De pronto se acordaba de sus hijas, de sus pobres hijas que tenían que ver aquella terrible escena. Ya no volteaba a verlas, porque le dolía la idea de que supieran que estaba disfrutando de aquello. Había tratado de que sus gemidos parecieran de dolor, y no quería que fueran sus ojos los que delataran el placer que recorría su cuerpo y su mente.

Pero sus hijas no la estaban pasando muy cómodo; el sujeto de la camisa amarilla hacía rato que se entretenía con sus cuerpos. Los tocaba, las lanzaba suaves nalgadas y apretujaba lo que se podía de sus expuestos culos. Apretujaba sus tetas y pellizcaba suavemente sus pezones; les besaba sus mejillas. Había comenzado a hacerlo sólo con Sonia, la mayor, y la que más tenia formas de una mujer; pero con el tiempo comenzó a perder toda moral e inició también los manoseos contra Mireya, casi una niña.

En una de esas, el sujeto se había puesto de pie; se había colocado tras Sonia, masajeándole primero la espalda, pero bajando lentamente. Así siguió hasta que terminó por deslizar su pervertida mano por debajo de las bragas de la muchacha, recorriendo con sus dedos el canal que se formaba en medio del culo de la muchacha. Ella lloró, ya sin lágrimas, y comprendió que de ninguna forma estaba a salvo.

Después, y contra todo pronóstico, el sujeto sacó su mano y se dirigió tras de la pobre Mireya. Ella comenzó a temblar desde el primer contacto, y comenzó a gritar como pudo pese a la mordaza, pero fue inútil. Nadie más que su hermana mayor miraba la forma en que aquel hombre metía sus manos por debajo de su bikini, hasta magrear con sus dedos su coño virgen y tierno. También comenzó a imaginar lo que en aquel día le esperaría.

Ambas habían estado llorando por aquello, y por la horrible escena de su madre siendo abusada por aquel desconocido. Habían tratado de mantenerse fuertes, especialmente cuando su madre había tratado de calmarlas con la mirada; pero habían terminado por perder, al igual que ella, toda esperanza. Estaban a merced de aquellos sujetos, y ya no podían engañarse.

– ¡Ya! – comenzó a decir Leonor, de pronto, en un aparente recuerdo de la verdadera naturaleza de los hechos – ¡Por favor! ¡Ya déjeme!

Pero el hombre parecía no escucharla, parecía inmerso en aquello, y sus movimientos acelerados recordaban la imagen de un perro montado. Las nalgas de Leonor estaban húmedas de sus jugos y sudores combinados.

– ¡Por favor! – repitió Leonor, con la voz entrecortada, en un evidente reinicio de su llanto.

Entonces el hombre paró; pero parecía evidentemente molesto. La jaló de una pierna y la hizo caer de bruces sobre el suelo. Cuando ella se intentó incorporar, él la jaló terriblemente de los cabellos, obligándola a arrodillarse. Entonces el hombre comenzó a masturbar furiosamente su verga y, cuando la madre de las muchachas comenzaba a recuperar la compostura, un chorro de esperma y semen salpicó sobre su rostro. No podía alejarse, porque el hombre la mantenía con fuerza de su cabello, de modo que tuvo que soportar aquella humillación de la que sus hijas eran espectadoras.

Finalmente la soltó, con la cara completamente matizada de semen y esperma que se le había metido hasta en los ojos. Lloraba, humillada y agotada, mientras seguía rogando que las dejaran en paz.

– ¡Por favor! – insistió, llorando de lleno – Sólo déjennos ir. ¿Qué más quiere de mí?

– Por el momento de ti nada – dijo el hombre, que sacudió los últimos restos en su verga sobre la mujer; al tiempo que sonreía maliciosamente.

CONTINUARÁ…

Relato erótico: ” Las tortuosas vacaciones de una inocente jovencita “. (POR GOLFO)

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Este relato lo escribi junto con una de mis lectoras (E.R.)
El día que salí de Tuxtla rumbo a Houston no me esperaba que ese viaje cambiara para siempre mi vida. Mi idea era disfrutar de semana de compras y descansar. Agotada de tanto estudiar, el pasarme siete días sin tener que ver un libro era una especie de paraíso.
«¡Podré hacer lo que me venga en gana!»,  pensé mientras pasaba el control de pasaportes ya en Texas.
Para una joven de veinticuatro años como yo, esas vacaciones eran un breve paréntesis antes de volver a la universidad.  Habituada a estudiar como una mula, había decidido que me iba a tomar el sol y vaguear durante una semana. Por yo nada mas inscribirme en el hotel, me cambié de ropa y me puse el bikini que me había comprado exprofeso para ese viaje. Como no podía ser de otra forma, en cuanto me lo hice busqué en el espejo de mi habitación el comprobar cómo me quedaba.
-¡Me queda de miedo!- exclamé al verificar que ese traje de baño realzaba mi ya de por sí exuberante pecho. Dando media vuelta, miré mi trasero y sonreí también satisfecha por la firmeza de mis nalgas.
Desconociendo el efecto que causaría mi joven culito en los otros huéspedes, agarré una toalla y me dirigí a la alberca del hotel. Ya en el pasillo, las miradas que me echaron un par de  gringos me incomodaron por el brillo asqueroso de sus ojos:
«Son unos viejos verdes»,   sentencié y deseando huir del deseo que exteriorizaban  ese par de maduros, salí corriendo meneando mi trasero al ritmo de la  música que oía a través de los cascos de mi iPod.

Los tipos no pudieron evitar mirar mi culo ni mis tetas y eso lejos de agradarme, me enfadó  porque me parecía inconcebible que se fijaran en una cría que bien podía ser su hija. Afortunadamente ese mal rato acabó en cuanto crucé la puerta que salía al exterior ya que esos malditos prefirieron quedarse bajo el aire acondicionado del hall.
Todavía sintiéndome sucia por el modo que esos babosos me habían mirado, me tumbé en una hamaca y me puse a darme crema mientras echaba un vistazo a mi alrededor. La piscina estaba casi vacía. Únicamente un matrimonio chino jugaba con su hijo en la parte menos profunda. Eso me dio la tranquilidad de esparcir el bronceador  por mis nalgas.

Estaba terminando cuando sentí una presencia a mi lado y al girarme, comprobé que un hombretón enorme se había sentado en una mesa cercana y desde allí me observaba. Me puse colorada al notar sus ojos recorriendo mi trasero y por eso dejé de inmediato el bote de crema en el suelo y me giré para que no me siguiera mirando el trasero.
Fue entonces cuando escuché que me decía mientras tomaba un sorbo a su cerveza:
-Cómo no te eches crema en el pecho, esas tetitas blancas van a ponerse muy rojas.
No me digné a contestar y agarrando todas mis pertenencias, me cambié de lugar para evitar su cercanía. Lo que no me esperaba fue que ese tipo soltara una carcajada y mientras huía por segunda vez en menos de una hora, me soltara:
-¡Tienes un culo precioso! ¡Quién fuera su dueño!
«¡Menudo cerdo!», maldije en silencio al dejar mis cosas sobre la nueva hamaca, «¿Quién se cree que soy? ¡Una de sus putas!».
Todo mi ser seguía molesto con ese individuo y quizás por eso, de vez en cuando me giraba a ver que narices hacía. Afortunadamente, se había olvidado de mí y estaba charlando amigablemente con el empleado del bar. Observándolo de lejos, sospeché que debía de tener dinero por la forma de actuar pero lo confirmé cuando vi que una rubia con pinta de secretaria se sentaba junto a él y le empezaba a dar papeles para que firmara.
Durante cinco minutos, estuvo ocupado firmando  como el típico ejecutivo pero algo me decía que el respeto que le mostraba su empleada era excesivo y qué había algo raro entre los dos. No fue hasta que hubo terminado y la muchacha se hubo levantado, cuando comprendí que les unía algo más que una relación de trabajo porque antes de irse la rubia le beso una mano, la misma con la que dio un sonoro azote mientras le decía:
-Espérame en la cama desnuda, zorrita mía.
En ese momento, me indigné tanto con él como con la mujer. Con el tipo por el modo humillante con el que la había tratado y con ella, por permitírselo.
«Esa chava es idiota», pensé, «si tuviera un poco de dignidad, le mandaría a la fregada».
Encabronada sin motivo, decidí irme y no queriendo pasar por delante de ese cerdo, di la vuelta a la alberca entrando por una puerta lateral al hotel.
Ya en mi habitación, me desnudé y me metí a la regadera sin parar de pensar en esa pareja y en el extraño modo en que la mujer lo miraba:
«¡Parecía una perrita rogando el cariño de su dueño», dije escandalizada.
Aunque había leído 50 sombras de Grey, siempre lo había visto como literatura e increíblemente, esos dos me hicieron saber que ese tipo de relaciones enfermizas eran más comunes de lo que mi mente inexperta creía hasta entonces.
Continúe con mi baño, disfrutando el agua helada caer por mi cuerpo. Después de quince minutos disfrutando, salí a mi cuarto y comencé a buscar algo para salir a comer, hacia un día hermoso como para quedarme encerrada en mi cuarto así que busqué entre mi ropa algo para salir a comer.
Mientras me cambiaba miraba en el espejo toda mi anatomía, aunque soy una chica de estatura baja (154 cm) tengo una lindas piernas y un abdomen plano, a pesar de solo salir a correr por las tardes, mi piel es de color claro y resalta mi cabello rizado de color rojo y por ultimo mis pechos, que son un poco grandes resaltan muchas veces con la ropa que utilizo, además de mi estatura que también ayuda a que resalten.
Para salir a comer me recogí el cabello y me puse una camisola un poco holgada, unas mallas de color negro junto con un short corto por encima de ellos y para finalizar unas botas de color café.
« ¡Estoy esplendida! » me dije mirándome al espejo. Y salí directo a uno de los restaurantes de la ciudad. A pocas calles del hotel había uno agradable y decidí comer ahí, mientras esperaba a que me atendieran una chica se me acercó y me pidió permiso para sentarse junto conmigo. Cuando la miré, me quedé sorprendida. Era la chica que vi con aquel tipo asqueroso de la alberca.
Tartamudee un poco por la petición pero al final acepté que se sentara conmigo. 
 Hola, antes que nada quisiera disculparme por la actitud de mi jefe contigo esta mañana yo…
-No se preocupe, no le tome importancia – le dije interrumpiendo en eso llegó la camarera, que nos preguntó que queríamos tomar. -Una piña colada por favor – ordené-
La rubia ordenó lo mismo que yo pero al hacerlo noté que le tiró una mirada a la camarera y pensé que de seguro algo quiere con ella.
Seguimos hablando, pero no había mucho tema de conversación, sentía que ella quería hacerme su amiga, pero yo no se lo permitía, me incomodaba su presencia. De pronto se me quedó mirando y me dice:
-Sabes, tienes bonitos pechos.
Al oírla, me quedé con cara de “¡¡¡what!!!”.
-Eres muy hermosa, tienes un cabello fantástico y de color rojizo y tu piel parece muy suave.
En eso llego la camarera con las bebidas y agradecí que lo hiciera porque me estaba incomodando mucho. No espere a que me la sirviera y tomé mi bebida dando un gran trago.
Los próximos 3 minutos fueron de silencio y se me hicieron eternos, decidí que tenía que salir de ahí. Me puse de pie pero de forma inmediata me sentí muy mal y la vista se me empezó a oscurecer.
Cuando desperté estaba en un cuarto muy arreglado y sobre una cama muy cómoda, me dolía un poco la cabeza y no sabía dónde me encontraba. Durante unos instantes, traté de recordar cómo había llegado a ese lugar pero mi último recuerdo era en ese restaurant. Mi sorpresa no acabó ahí porque al fijarme en cómo iba vestida, me encontré que llevaba un uniforme de colegiala.
Os reconozco que me empecé a asustar y levantándome, busqué infructuosamente mi ropa mientras intentaba saber quién me había desnudado y vestido con ese disfraz. El convencimiento que me habían secuestrado iba creciendo en mi mente.
«Ha sido esa rubia», pensé y tratando de huir, fui hasta la puerta pero no se abrió. « ¡Estoy encerrada!», concluí muerta de miedo.
Durante una hora y a pesar que voz en grito llamé  a la causante de mi retención, nadie hizo acto de presencia. La soledad incrementó mi miedo y estaba ya francamente aterrorizada cuando se encendió una televisión que estaba colgada en la pared y empezó a mostrar diferentes partes de una finca. Sabiendo que mi futuro dependía de esa pantalla, me senté sobre el colchón y seguí atenta la evolución de la filmación.
En un momento dado, la imagen se mantuvo fija mostrando un elegante despacho. De improviso, el hombretón de la piscina entró a esa habitación y mientras se servía una copa, se dirigió a mí diciendo:
-Buenos días, jovencita. Antes de nada quiero presentarme, soy Alfonso Cisneros y estás en una de las fincas que poseo en Texas. Ayer cuando nos conocimos, tendrás que reconocer que te comportaste de un modo muy maleducado y por eso he decidido educarte.
Dando un sorbo a su bebida, esperó a que asimilara la noticia antes de proseguir diciendo:
-Considérate mi alumna porque dependiendo de tu evolución serás premiada o castigada. A partir de este momento, comienza tu educación y por eso te pido que abras el cajón que tienes a la derecha y enciendas el iPad que encontrarás en él.
Tan asustada estaba que no pude más que obedecer. Al encender  la tableta, apareció en ella el hombretón que sonriendo maléficamente, me pidió que con ella en la mano abriera la puerta. En esta ocasión no tuve problemas al girar el pomo y saliendo del cuarto donde había permanecido encerrada, observé que había un salón con amplias ventanas. Corriendo hacia ellas buscando averiguar que había en el exterior, observé con disgusto que alrededor de la casa se extendía una especie de desierto y que no había ningún signo de civilización.
-Tienes razón- dijo mi captor leyendo mis pensamientos- estás a veinte kilómetros de la primera carretera y a cincuenta del primer pueblo. Y por si fuera poco, verás que hay una verja que circunda la casa. Está ahí para protegerte porque fuera de ese límite, empieza mi parque zoológico particular. Lo creas o no, estás en medio de una reserva natural de cien mil hectáreas donde he recreado la fauna de la sabana africana. Si intentas huir, caerá en las garras de los leones o de las mandíbulas de alguna hiena.

Con lágrimas en los ojos y mirando su figura en esa pequeña pantalla, pregunté qué era lo que quería de mí. El malvado soltó una carcajada y respondió:

-Todo y nada. Eres mi experimento. Tus necesidades estarán plenamente cubiertas pero para conseguirlas tendrás que pagar un precio.
-No entiendo- respondí con el sudor ya recorriendo mi frente.
-Ya lo entenderás. Ahora quiero que salgas al jardín para que te vayas familiarizando con tu hogar- contestó cerrando la comunicación.
Con mi moral por los suelos, salí fuera de la casa y allí me encontré con un maravilloso vergel al que no le faltaba nada. Parecía el sueño de cualquier humano pero no pude  disfrutar de su belleza al saber que era mi jaula, de oro pero mi jaula.
« ¡Maldito perturbado!», exclamé mentalmente temiendo que de exteriorizarlo, ese hombre me oyera y me castigara.
Mi desazón se incrementó al recorrer la verja y descubrir a lo lejos a una leona con sus cachorros bebiendo de un pequeño riachuelo que cruzaba esa zona. Al verificar que ese hijo de puta no me había mentido, comencé a tiritar de miedo al saber que de algún modo ese tipo quería poseerme tanto física como mentalmente. Actuando como una autómata recorrí el resto del jardín. Tras lo cual volví al interior de la mansión y mecánicamente fui grabando en mi cerebro las diferentes habitaciones sin atreverme a tocar nada.
«Ese loco ha pensado en todo», sentencié al verificar que exceptuando un teléfono y un ordenador, esa casa disponía de todas las comodidades.
Al cabo de media hora deambulando sin rumbo fijo, decidí encender la televisión del salón pero entonces el iPad comenzó a sonar y al mirarlo, apareció en la pantalla:
“Para ver la televisión, deberás quitarte el jersey y la corbata”.
« ¡Maldito cerdo!», protesté en silencio y aunque esas prendas realmente me sobraban, no quise complacerle y por eso preferí quedarme sin ver la jodida tele.
Lo peor no fue eso sino que confirmé de esa forma las palabras de mi secuestrador cuando me dijo que tendría que pagar un precio. Tratando de saber cuál era el costo que tendría que asumir para cubrir mis necesidades, fui a la cocina y al intentar abrir la nevera, en la tableta pude leer:
“Quítate la falda y mastúrbate”.
Ese mensaje me trastornó y con todos los vellos de mi cuerpo, fui probando cada uno de los aparatos, descubriendo que cada uno encerraba un mensaje y que estos cambiaban cada vez que repetía esa acción. Así la primera vez que quise abrir el grifo del agua fría, leí que debía tocarme un pecho mientras que a la siguiente vez, ese cabrón me pedía que me descalzara.
Hundida en la miseria al saber que ese malvado me tendría como rata de laboratorio y que gobernaría cada uno de mis pasos, no pude soportar la angustia y me tiré en la cama a llorar. Durante dos horas no hice otra cosa que berrear y arrepentirme de haber iniciado ese viaje hasta que habiendo agotado todas mis lágrimas, comprendí que aunque no me gustara y hasta que averiguara el modo de huir tendría que obedecer si no quería fallecer de inanición.
«Obedeceré para que se confíe y en cuanto pueda: ¡Le mataré!», me dije en silencio declarando abiertas las hostilidades contra ese malnacido.
Lo avanzado de la hora y el tiempo que llevaba sin comer, me hicieron volver a la cocina y  que fuera por comida el primer pago. Al intentar abrir nuevamente la nevera, pude leer el siguiente mensaje:
“Abre el primer cajón de la derecha y bébete uno de los frascos que encuentres. Aviso es un potente afrodisiaco”.
La certeza de que ese loco nunca exageraba y que por tanto con ese líquido quería forzar mi excitación, me hizo dudar pero asumiendo la inutilidad de mis esfuerzos y creyendo que al estar sola en ese lugar el estar bruta no sería para tanto, decidí obedecer y abriendo el puñetero cajón, me bebí el contenido de uno de los botes.
En un principio, solo sentí  su sabor excesivamente dulzón por lo que abriendo la nevera, me puse a revisar los estantes:
« ¡Hay de todo!», mascullé entre dientes y sacando una bandeja con lasaña, quise calentarla en el microondas.
“Enciende el equipo de música”, con disgustó leí al comprobar que no servía.
Al seguir sus instrucciones comenzó a sonar  una canción que conocía de Jane Birkin, su Je t´aime. Curiosamente me hizo gracia que ese capullo creyera que me iban a afectar los gemidos que esa cantante daba a lo largo de esa melodía y muerta de risa me puse a tatarearla mientras se calentaba mi comida. No me percaté del modo subliminal que esa canción me fue preparando y tranquilamente me puse a comer cuando de pronto empecé a sentir calor.

Os juro que no había asumido esa sensación como producto del afrodisiaco y por eso me quité el jersey, mientras seguía tenedor a tenedor disfrutando de la lasaña. Pero cuando el calor seguía en aumento y ya me sobraba la corbata de colegiala, asustada comprendí la razón de tal sofoco. Aterrorizada y dejando al lado el dichoso plato, luché durante unos segundos que me parecieron eternos contra esa calentura química.

«Agua, un vaso de agua», suspiré ya con el rubor cubriendo mis mejillas.
Al intentar abrir el grifo y ver que estaba bloqueado, con angustia giré mi cabeza para leer la pantalla de la tableta:
“Abre el primer estante de la izquierda, saca el arnés y póntelo”.
Sin conocer realmente el significado del mensaje, fui a ver qué era lo que quería ese maldito. Al abrir la puerta de ese estante, descubrí entre sus baldas una especie de cinturón de castidad que llevaba adosado un pene.
-¡No pienso ponerme esa mierda!- grité a las paredes sabiendo que mis palabra serían escuchadas por mi captor. Sudando copiosamente pero decidida a no colocarme ese instrumento, me desabroché un par de botones de la camisa y usando un plato como abanicó, intenté refrescarme.
Desgraciadamente, el estimulante sexual que había tomado lentamente se iba apoderando de mi cuerpo y sufriendo lo indecible, noté como mi clítoris se empezaba a hinchar en mi entrepierna.
-No. ¡Por favor!- rogué al vacío mientras la calentura se incrementaba a tal grado que el mero roce de mis bragas contra ese botón ya erecto me producía espasmos de placer.  Sin dudarlo, me quité el tanga traidor  y liberada momentáneamente de esa tortura, recordé que había una piscina. En ella, creí encontrar la solución:
«Un capuzón es lo que necesito”, sentencié bastante segura que con eso podría apaciguar el incendio que en ese momento calcinaba mi cuerpo.
Desgraciadamente al intentar salir de la cocina,  la puerta se negó a abrirse y con un sonido, el iPad  me informó que tenía instrucciones. Desesperada, leí el mensaje:
“Para salir, ponte el arnés”.
-¡Maldito hijo de puta! ¡Te odio!- chillé mientras descargaba mi ira cogiendo una silla y estrellándola contra el suelo una y otra vez.
Histérica por el conjunto de sensaciones que se iba acumulando en mi entrepierna, intenté tirar la maldita puerta de un empujón pero solo conseguí hacerme daño.
-¡Nunca me lo pondré!- aullé derrotada al notar la calidez de mi flujo goteando por mis piernas.
Todo mi cuerpo me pedía lo liberara llevando mis dedos hasta mi sexo pero reuniendo la poca voluntad que me quedaba, continué luchando con todas mis fuerzas contra mi captor que seguía manteniéndose invisible pero que sabía que me miraba a través de las innumerables cámaras.
La certificación que ese maldito seguía atentamente la evolución de su experimento llegó a modo de ola de calor. Trabajando al cien por cien, el fan-coil del aire acondicionado escupía fuego.
-¡No me atormente más!- lloré tirada sobre el suelo de la cocina.
Un nuevo “vip” de la tableta me informó que mi secuestrador me mandaba un mensaje:
“Ponte el arnés. Si lo haces, funcionará toda la casa durante doce horas”.
-¡Hijo de puta!- grité al leerlo porque comprendí que lo quisiera o no, tenía que ponerme ese instrumento. Aun así, durante cinco minutos batallé contra la idea de sucumbir mientras mi cuerpo sufría el acoso de la sustancia que me había hecho beber.
Con mi camisa casi totalmente desabrochada, el sudor campeando por mi escote y mis pezones inflamados por el mismo ardor que sacudía mi sexo, me levanté y cogí el arnés. Tratando de averiguar cómo se colocaba leí su etiqueta y me eché a llorar:
“Aviso: una vez se cierre, este cinturón no podrá abrirse hasta el día siguiente”.
Mi pataleta debió de hacer gracia a mi captor porque se aminoró el calor que salía del fan-coil. Esa migaja de piedad me encolerizó porque no quería agradecerle nada a ese maldito y mirando a una de las cámaras, chillé mientras me ponía ese siniestro artilugio:
-¡Nunca me vencerás!
Para colocármelo, tuve que incrustar el pene que llevaba adosado en mi sexo y aunque no me costó que entrara gracias a lo lubricado que lo tenía, en mi interior me sentí violada y odié cada uno de los veinte centímetros que tenía de longitud. Con mi conducto atiborrado hasta límites impensables, cerré su hebilla sabiendo que no podría quitármela hasta que hubiesen pasado veinticuatro horas.
-¡Ya está maldito!- grité mientras me encaraba con mi oculto enemigo cuando de improviso ese enorme consolador empezó a vibrar y a moverse dentro de mi coño.
La intensidad con la que mi cuerpo recibió esas indeseadas caricias me dejó paralizada y ni siquiera había llegado a la puerta cuando pegando un berrido me corrí por primera vez.
«¡Aguanta!», me rogué a mi misma mientras gateaba rumbo a la cama en la que había despertado,«¡ No le des el gusto de ver tu orgasmo!”.
Lentamente y con mi cuerpo presa de un placer desconocido por mí, fui arrastrándome hasta esa habitación mientras me mordía los labios intentando que de mi garganta no saliera un ruido que confirmara a ese cabrón lo que realmente estaba sucediendo en mi cuerpo.
«¡Ya falta poco! », pensé al cruzar la puerta y ver que apenas un metro me separaba de las sábanas en las que pensaba ocultar mi gozo de ese sujeto.
Esos pocos palmos de distancia me parecieron una montaña insalvable porque a cada movimiento de cualquier parte de mi cuerpo, mi cerebro recibía una sacudida de placer que me hacía parar durante muchos segundos hasta que me relajaba.
Tras un buen rato e innumerables orgasmos, al fin conseguí escalar ese colchón y usando la manta como escudo ante sus miradas, mordí la almohada y liberando la tensión que se iba acumulando clímax tras clímax,  sucumbí de placer mientras mi mente lloraba de vergüenza e ignominia.
Los espasmos y orgasmos siguieron llenando todo mi cuerpo hasta que sin darme cuenta me quedé profundamente dormida. Durante toda la noche tuve sueños muy extraños, sueños donde yo me encontraba en situaciones sexuales y que las sentía de forma real, producto de los efectos de aquella bebida que tomé.
A la mañana siguiente el vibrador que aún seguía dentro de mi comenzó a vibrar con todo su poder y eso me despertó de mi letargo, aun con algo de sueño trataba de sacármelo pero era imposible. Me tomó algunos minutos poner mis pensamientos en orden y comprender de nuevo la situación en la que me encontraba.
Me senté en la cama sintiendo mi interior vibrar y miré a una de las cámaras que había en mi habitación.
– ¡Ya deja de torturarme! – le grité y casi de forma inmediata dejé de sentir las vibraciones en mi conchita.
Me puse de pie y lo primero que hice fue entrar al baño, como no quería que me espiara, tapé con una toalla la cámaras que había en las paredes y de forma inmediata me saqué el asqueroso uniforme de colegiala que tenía puesto desde ayer. Ya desnuda, lo único que tenía puesto era ese maldito arnés. Observé mis piernas cubiertas de mis juguitos secos de anoche y pude notar que mi sexo estaba muy rojo y sensible.
Comencé a llorar en silencio hasta que me quedé un poco más tranquila y me tomé una ducha.
Después de salir del baño me sentía mejor y con más fuerzas, me envolví en una toalla y salí al cuarto. En la cama había un conjunto y una nota que decía:
“ Para hoy, usa esto”.
Miré el conjunto y decidí probarlo.  No era nada del otro mundo, era un camisón azul un poco transparente que dejaba ver un poco el brasier blanco que venía, unos short cortos que realzaban mis piernas y unas botas cafés.
« Maldito pervertido, al menos esta vez no me veré como colegiala».
En eso sonó la Ipad dejando un mensaje:
“Dirígete al comedor para desayunar “.
Me dirigí hacia el comedor y al parecer todo estaba como ayer, solo y bien acomodado, incluso el desorden que dejé ayer en la cocina estaba acomodado.
«Hay alguien en la casa», comprendí mientras todos los vellos de mis brazos se erizaban.
En la mesa había servida una charola con algunos huevos, pan tostado, jugo y un poco de tocino, al solo verlo mi estómago comenzó a gruñir pero como a mi captor le hacía gracia, tenía que darle algo para poder comer. Mire la tableta:
“Para poder  disfrutar de tu desayuno sácate el brasier”.
« ¡Desgraciado! », maldije pero no me importo sacármelo, ya que mi blusa me cubría un poco, al instante que me lo saqué, la bandeja se abrió y pude por fin disfrutar de mi desayuno.
Una vez terminado, me puse de nuevo el brasier y revise la Ipad:
“ Si quieres deshacerte de mí regalito de anoche, dirígete hacia el sótano”.
 « Y ahora, ¿Qué pretende?», pensé con desánimo.
Tras lo cual y durante quince minutos busqué la puerta del sótano hasta que la encontré. Con una mezcla de miedo y desesperación,  bajé por las escaleras. Iba por el segundo escalón cuando a mi espalda, la puerta  se cerró de golpe dejándome completamente a oscuras.
“Continua bajando”, decía la IPad y así lo hice.
El corazón me latía muy fuerte y estaba en alerta contante, de pronto llegué a una mesa iluminada por una lámpara y encima de ella había una caja con una jeringa de vidrio.
“Bueno preciosa, esta es tu sorpresa”, leí en la pantalla, “si quieres salir de aquí inyéctate el contenido de esa jeringa”.
Me quedé estupefacta con su petición. Aunque sabía que era su peculiar rata de laboratorio, la idea de inyectarme otro químico me enervó y a oscuras grité:
– De ninguna manera me voy a inyectar algo que tú me pidas.
Un ruido me hizo mirar el iPad:
“Sabía que dirías eso, así que si no haces lo que te digo mis amigos se van a divertir contigo”.
Nada más terminar de leer esa amenaza,  dos luces se prendieron detrás de mí. Al girarme descubría que tras de unas rejas había dos tipos altos y descuidados, con pinta de locos, que para colmo de males empezaron a piropear mis pechos mientras en sus bocas babeaban lujuria.
Fue entonces cuando la reja que los contenían se empezó a abrir lentamente. Los sujetos al advertir que en pocos segundos podrían cruzarla, comenzaron a golpear los barrotes mientras chillaban dando gracias a mi secuestrador por el bombón que les regalaba.
Desesperada, sabiendo  que iban a violarme si no hacía algo, grité:
– ¡¡¡Esta bien, tu ganas!!!-  y sin pensarlo dos veces, me inyecté todo el contenido de la jeringa en mi pierna.
“Demasiado tarde preciosa”, escribió ese maldito antes de apretar el botón que abrió de golpe esa reja.
Los dos tipos salieron disparados hacia mí. Al verlo, comencé a correr por la oscuridad, recordando los pasos por los que había llegado ahí y mientras lo hacía, el consolador que se encontraba dentro de mi comenzó a vibrar muy fuerte ocasionando que mis piernas flaquearan. Sin mirar atrás, me puse de pie y seguí corriendo, Subí las escaleras, sintiendo los gemidos de mis persecutores muy cerca de mí cuando de pronto algo me toma de mi tobillo y me hace caer.
Afortunadamente el terror me repartir patadas al aire, algunas de las cuales debió de acertar porque sentí que dieron en algo blando y de inmediato me soltó. En eso la puerta detrás de mí se abrió y salí de ese infierno inmediatamente.
“Te has librado por poco”, leí, “esto te enseñara a obedecer a la primera. Recuerda que soy tu dueño y mientras sigas mis indicaciones, nada malo te pasara“.
Tirada en el suelo del hall, lloré mi desgracia durante más de una hora, hasta que ya con mis lagrímales secos, empecé a sentir una comezón en mis pechos. Asustada me quité el sujetador sin importarme que ese voyeur me viera para descubrir que se me habían hinchado y que mis pezones estaban extrañamente erectos:
-¡Cerdo!, ¿Qué me he inyectado?- chillé enfrentándome a uno de las cámaras.
“No te preocupes, no es peligroso. ¡Solo es un estimulador usado para la producción de leche!”. No me costó comprender cuál era la fantasía que ese fetichista quería ver cumplida porque el mismo me lo dijo al escribir: “Tu tarea esta mañana es ser mi vaca lechera, si quieres comer tendrás que ordeñarte y rellenar un vaso para que yo me lo beba”. Tras lo cual me envió una serie de instrucciones que harían más llevadera esa láctea función.
«¡Maldito degenerado!», pensé al leer que si no quería sufrir dolor debería masajearme tanto los pechos como mis areolas durante horas  y que además podía acelerar  mi producción lechera por medio del placer: «¡Quiere que me masturbe para él».
Tontamente, creí que la fama de buenas amas de cría que tenían las mujeres de mi familia me evitaría sentir los rigores de esa estimulación y por eso en vez de hacerle caso, me puse a leer un libro tirada cómodamente en el sofá del salón.
A la media hora, me di cuenta del error que había cometido al sentir una  dolorosa punzada en mis senos. Mi captor debió observar eufórico como me doblaba en el suelo presa de una agonía sin par. Sabiendo que ese sufrimiento se aminoraría amasando mis tetitas, me quité ese incómodo camisón y usando mis manos comencé a darme un masaje.
-¡Dios! ¡Como duele!- exclamé descompuesta al sentir como si unas agujas se estuvieran clavando en mis más que abultados pechos.
Durante largos minutos, sufrí los embates de mi estupidez hasta que mi sufrimiento físico fue menguando gracias a la acción de mis dedos pero por contrapartida, el psicológico  se vio incrementado al advertir que contra mi voluntad mi sexo se estaba encharcando.
-¡No quiero!- grité en cuanto sentí los primeros síntomas de un cruel orgasmo.
Incapaz de parar de masajear mis pechos y de estirar de mis pezones al conocer el destino que de dejar de hacerlo sufriría, la calentura se fue incrementando en mi entrepierna a pasos agigantados. Sabiendo que no tardaría en correrme, me puse a pensar que razones tendría mi secuestrador para torturarme de esa forma y entonces comprendí que en su perversa mente, era un objeto de estudio y que tanto el arnés como esa inyección cumplía un propósito:
« ¡Quiere lavarme el cerebro a través del sexo! Con el arnés me indujo un placer mecánico, con esta inyección me está obligando a buscarlo con mis manos… ¡Me está preparando para que me entregue a él!”.
Ese descubrimiento lejos de aminorar la excitación que ya nublaba mi entendimiento, la incrementó y gimiendo de vergüenza, llevé una de mis manos a mi entrepierna y escarbando entre los labios de mi vulva, busqué mi clítoris con ardor. Nada más posar una de mis yemas en ese botón, todas las neuronas de mi cerebro explosionaron y pegando un berrido, me corrí.
-¡Te detesto!- llegué a gritar antes que con renovada pasión mis manos reanudaran los pellizcos sobre los sensibles pezones de mis tetas y la dulce tortura sobre mi sexo. Pronto la leche empezó a emanar de mis pechos y mis manos se empaparon del líquido blanco que producía.
“Eso es preciosa, mastúrbate para mi” – escuché que desde unos altavoces me decía mi captor.
Todavía no me había repuesto de oír su voz cuando me ordenó:
-Ahora, sé una buena cría y llena el recipiente de vidrio que está en la mesa con esa rica leche que produces.
Humillada escuché sus órdenes mientras el placer de los orgasmos invadía mi cuerpo por completo. Luchando contra las sensaciones que asolaban mi cuerpo, tomé el camisón y cubrí mis pechos mientras trataba de ponerme de pie. Cuando lo logré un fuerte espasmo seguido de un orgasmo intenso me hizo caer de rodillas.
-Mmmm…. Aaaahhhh…. Uuuummmm…. –gemí sin reprimirme por primera  vez y desconociendo que esos ruidos eran el inicio de mi claudicación.
Gateando conseguí llegar al sofá y allí di rienda suelta a mi calentura mientras mi secuestrador me azuzaba a masturbarme mientras seguía ordeñando mis pechos.  Uniendo un orgasmo con el siguiente la lujuria me dominó y por eso no caí en que el tipo que me mantenía cautiva allí se había presentado ante mí cuando me hizo entrega de un vaso donde depositar mi leche.
-Dame de beber- ordenó con tono duro.
Abducida y sin voluntad, rellené ese envase al tiempo que todo mi cuerpo colapsaba por el placer hasta que perdí el conocimiento. Cuando desperté, todo el cuerpo lo sentía entumecido y no sabía que había pasado conmigo. El terror me paralizó al descubrir frente a mí al tipo observándome. Durante un minuto, reuní los pocos arrestos que me quedaban para preguntar:
-¿Qué quiere de mí?

 

Mi grito hizo gracia a mi captor que con una cruel sonrisa en sus labios contestó al tiempo que acercándose, hundía sus dedos en mi melena:
-Jajajaja, excelente pregunta, princesa.  Lo quiero todo de ti- y soltando una carcajada prosiguió diciendo: -Muñequita, quiero tu odio, quiero tu miedo, tu desesperación, tu placer y tu cuerpo.
La excitación que leí en sus ojos me aterró y más cuando al descubrir una gota de leche brotando de uno de mis pezones, se acercó y la recogió entre sus dedos para acto seguido llevársela a la boca.
Al ver el modo que se relamía saboreando el producto de mis pechos, sollocé aterrada más que por el miedo que ese tipo me producía, por el latigazo de placer que experimenté entre mis piernas.
-¡No me haga nada!- rogué tapando mis pechos con mis manos.
El siniestro sujeto sonrió y disfrutando de mi angustia, se sentó junto a mí mientras me decía:
-Eso no lo decides tú. Aunque no lo aceptes todavía eres mía y te usaré cuando y como me venga en gana.
No había todavía asimilado sus palabras cuando haciendo realidad su amenaza, me atrajo hacía él y retirando mis manos, se puso a admirar mi cuerpo sin importarle la vergüenza y el asco que se reflejaban en mi cara.
-Tienes unas tetas excelentes- susurró en mi oreja mientras me tocaba los pechos y jugaba con mis pezones sin que pudiera hacer nada por evitarlo.
Fue entonces cuando agarró el camisón que todavía llevaba puesto y lo bajó por mis hombros, dejándome totalmente desnuda. Indefensa y consciente que estaba en su poder, dos lagrimones recorriendo mis mejillas fueron el acicate que ese perverso necesitaba para sacando la lengua, comenzar a lascivamente lamer mi cara mientras yo tenía que refrenar las ganas de vomitar.
Obviando mi sufrimiento, me puso encima de sus rodillas. Tras lo cual se dedicó a satisfacer sus necesidades magreando mi trasero y restregando su miembro contra mi vulva mientras su boca se deslizaba por mi cuello.
-Por favor, ¡No me viole!- sollocé sabiendo que nada que dijera le iba a convencer.
Mis palabras lejos de hacerle apiadarse de mí, incrementaron el morbo que sentía y pegando un gemido, se apoderó de uno de mis pezones con su boca. Al notar sus labios mamando de mis pechos, experimenté una vergüenza doble, porque a la angustia de esa caricia forzada se sumaba la desesperación de sentir  que mi sexo se encharcaba.
Ajeno a lo que ocurría entre mis piernas, me obligó a ponerme a cuatro patas sobre el sofá y mientras sus yemas iban recorriendo todos los puntos sensibles de mi cuerpo, se desabrochó su pantalón y sacando su pene, se puso a juguetear con su glande en mi clítoris. Al descubrir la humedad de mi vulva, soltó una carcajada y pegándome un azote, el muy cerdo me preguntó:
-¿Qué prefieres que use antes? ¿Tu coño o tu culo?
Sabiendo que inevitablemente ese sujeto iba a violarme, creí que era menos humillante que me follara a que me sodomizara y por eso, reteniendo las ganas que tenía de arañar su cara, contesté:
-Mi coño.
Malignamente, mi captor soltó una carcajada y aprovechando que en esa posición tenía mi culo en pompa, cambió de objetivo y poniendo su glande en mi ojete de un golpe, me clavó todos sus centímetros en mi interior.
-Maldito- grité al sentir mi esfínter desgarrado.
El dolor que experimenté con ese maromo destrozando mis entrañas fue brutal y por eso intenté zafarme tirándome sobre el sofá pero el cabrón agarrándome de las caderas lo impidió. Os juro  que nunca en mi vida había sentido una invasión tan masiva. Era tanto mi sufrimiento que me costaba hasta respirar.
-¡Me duele!- grité paralizada por el martirio al que estaba siendo sometida cada vez que sentía su pene estrellándose una y otra vez contra mi culo.
El instrumento con el que me acuchillaba era tan enorme que cada vez que me forzaba el ojete pensaba que no era posible tanto dolor. Chillando con todas mis fuerzas imploré que dejara de sodomizarme pero cuanto más me quejaba mayor era la violencia de su asalto. Con cada estocada me faltaba el aire y solo cuando lo sacaba, mis pulmones podían respirar. No sé las veces que rogué que  cesara mi castigo, de lo único que soy consciente es que ese indeseable siguió con su falo castigando mi maltrecho ojete hasta que pegando un aullido me informó que se corría.
Al hacerlo, me mordió el hombro mientras su miembro explotaba dentro de mi culo. El copioso semen que se desparramaba por mi interior al menos sirvió como lubricante y por eso recibí con gozo cada una de sus explosiones. El desalmado malinterpretó mi suspiro y penetrando por última vez mi esfínter, se dejó caer a un lado mientras me decía:
-Esto solo ha sido un aperitivo. En cuanto me reponga, ¡Me harás una mamada!
Conociendo de antemano que siempre cumplía sus amenazas, lloré en silencio mi desgracia…..
 
 
Para comentarios, también tenéis mi email:
golfoenmadrid@hotmail.es
 

¡SEGURO QUE TE GUSTARÁ!

 

Relato erótico: “En mi finca de caza (1.-con la ex de mi amigo)” (POR GOLFO)

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DE LOCA A LOCA PORTADA2Sentado un viernes en mi oficina, enfrascado en mi trabajo, no me había dado cuenta que estaba Sin títulosonando el teléfono. Al contestar la voz de la telefonista de mi empresa me informó:
-Don Manuel, una señora pregunta por usted, dice que es personal-.
Molesto por la interrupción, le pedí que me la pasara, esperaba que fuera importante y no la típica empleada de una empresa que utiliza esta estratagema con el objeto que le respondas. Era Patricia, la esposa de Miguel, mi mejor amigo. Nunca me había llamado, por lo que al oírla pensé que algo grave ocurría.
-Pati, ¿en qué te puedo ayudar?-, le pregunté extrañado por su tono preocupado.
-Necesito hablar contigo-, en su voz había una mezcla de miedo y vergüenza, ¿me puedes recibir?-.
-Por supuesto, te noto rara, ¿ocurre algo?-, le dije tratando de sonsacarla algo, ya que su hermetismo era total.
Me fue imposible descubrir que es lo que le rondaba por la cabeza, debía de ser algo muy íntimo y necesitaba decírmelo en persona. Viendo el tema, quizás lo mejor era el encontrarnos en algún lugar donde se sintiera cómoda, lejos de las miradas de mis empleados, en un sitio que se pudiera explayar sin que nadie la molestara. Le pregunté si no prefería que le invitara a comer, y así tendría tiempo para explicarme tranquilamente su problema, sin las interrupciones obligadas de mi trabajo. La idea le pareció bien, por lo que quedamos a comer ese mismo día en un restaurante cercano.
El resto de la mañana fue un desastre, no me pude concentrar en los temas, ya que continuamente recordaba su llamada, la tensión de sus palabras. Conocía a Pati desde los tiempos del colegio, siendo una niña empezó a salir con Miguel, todavía me es posible verla con el uniforme del Jesús Maestro, una camisa blanca con falda a cuadros que le quedaban estupendamente. En esa época, todos estábamos enamorados de ella, pero fue él quien después de un partido de futbol, quien tuvo el valor de pedirla salir, y desde entonces nunca habían terminado. Eran la pareja perfecta, él un alto ejecutivo de una firma italiana, ella la perfecta esposa que vive y se desvive por hacerle feliz.
Llegué al restaurante con cinco minutos de adelanto, y como había realizado la reserva no tuve que esperar la larga cola que diariamente se formaba en la entrada. Tras sentarme en una mesa de fumadores, y previendo que tendría que esperar un rato, debido al intenso tráfico que esa mañana había en Madrid, pedí al camarero una cerveza. No tardó en llegar, como siempre venia espléndida, con un traje de chaqueta y falda de color beige, perfectamente conjuntada con una blusa marrón, bastante escotada y unas gafas de sol que le tapaban totalmente sus ojos.
Me saludo con un beso en la mejilla, todo parecía normal, pero en cuanto se sentó se desmoronó, por lo que tuve que esperar que se calmara para enterarme que es lo que le ocurría.
Estaba un poco mas tranquila cuando me empezó a contar que es lo que le ocurría.
-Manu, necesito tu ayuda-, me dijo entrando directamente al trapo, -Miguel lleva unos meses, bebiendo en exceso y cuando llega a casa, se pone violento y me pega-. No me lo podía creer hasta que quitándose las gafas, me mostró el enorme moratón que cubría sus ojos por entero.
Nunca he aguantado el maltrato, y menos cuando este involucra a dos personas tan cercanas. Si Miguel era mi mejor amigo, su mujer no le iba a la zaga, eran muchos años compartiendo largas veladas y hasta vacaciones en común, les conocía a la perfección y por eso era mas duro para mí el aceptarlo.
-¿Quieres que hable con él?, le indiqué sin saber que realmente que decir, esta situación me desbordaba.
-No, nada que haga me hará volver con él-, me dijo echándose a llorar, -no sé donde ir. Mis padres son unos ancianos y no puedo hacerles eso. ¡Está loco!, si voy con ellos, es capaz de hacerles algo, en cambio a ti te respeta-.
-¿Me estas pidiendo venir a mi casa?-, supe lo que me iba a responder, en cuanto se lo pregunté.
-Será solo unos días, hasta que se haga a la idea de que no voy a regresar a su lado-, en sus palabras no solo me estaba pidiendo cobijo, sino protección. Su marido siempre había sido un animal, con mas de un metro noventa, y cien kilos de peso, cuando se ponía agresivo era imposible de parar.
No pude negarme, tenía todo el sentido. Miguel no se atrevería a hacerme nada, en cambio si se enfadaba con su suegro con solo soltarle una bofetada lo mandaba al hospital, pensé confiando en que la amistad que nos unía fuera suficiente, ya que no me apetecía el tener un enfrentamiento con él. Por eso y solo por eso, le di mis llaves, y pagando la cuenta le expliqué como desactivar la alarma de mi piso.
Salí frustrado del restaurante, con la imagen de mi amigo por los suelos, cabreado con la vida, y con ganas de pegar al primer idiota que se cruzara en mi camino. Tenía que hacer algo, no podía quedarme con las manos cruzadas, por lo que cogiendo mi coche me dirigí directamente a ver a Miguel, quería que fuera por mi, como se enterara de que lo sabía todo y que no iba a permitir que volviera a dar una paliza a su mujer.
Me recibió como siempre, con los brazos abiertos, charlando animadamente sin que nada me hiciera vislumbrar ni un atisbo de arrepentimiento. En cuanto cerró la puerta de su despacho, decidí ir al grano:
-He comido con Patricia, y me ha contado todo-, le dije esperando una reacción por su parte.
Se quedó a cuadros, no se esperaba que su mujer contara a nadie que su marido la había echado de su casa al descubrir que tenía un amante, y menos a mí. Sorprendido, al oír otra versión de lo ocurrido, le dije que no me podía creer que ella le hubiera puesto los cuernos y que en cambio si había visto las señales de la paliza en su cara. Sin inmutarse, abrió el cajón de su mesa y sacando un sobre me lo lanzó para que lo viera.
Eran fotos de Patricia con un tipo en la cama. Por lo visto, llevaba mas de un año sospechando sus infidelidades y queriendo salir de dudas contrató a un detective. El cual, en menos de una semana descubrió todo, con quien se acostaba y hasta el hotel donde lo hacían.
“¡Que hija de puta!”, la muy perra, no solo se los había puesto sino que me había intentado manipular para que me cabreara con él. Hecho una furia, le conté a mi amigo como su mujer me había mentido, como me había pedido ayuda por miedo a que le diera una paliza, no podía aceptar que me hubiera intentado usar. Miguel me escuchó sin decir nada, por su actitud supe que no se había enfadado conmigo por haber dado crédito a sus mentiras, al contrario mientras yo hablaba el no dejaba de sonreir, como diciendo “fíjate con quien he estado casado”. Al terminar, con tranquilidad me contestó:
-Esto te ocurre por ser buena persona-, mientras me acompañaba a la puerta,-pero ahora el problema es tuyo, lo que hagas con Patricia me da igual, pero lo que tengo claro es que no quiero saber nada de ella nunca mas-
Cuando me subí en el coche, todavía no sabía que carajo hacer, no estaba seguro de cómo actuar, lo que me pedía el cuerpo era volver a la casa y de una patada en el trasero echarla, pero por otra parte se me estaba ocurriendo el aprovechar que ella no tenía ni idea que su marido me había contado todo, por lo que podía diseñar un castigo a medida, no solo por mí sino también por Miguel.
Llegué a casa a la hora de costumbre, la mujer se había instalado en el cuarto de invitados, colocando en la mesilla una foto de su ex, al verla me hervía la sangre por su hipocresía, si necesitaba un empujón para mis planes, eso fue suficiente. Se iba a enterar. Me la encontré en la cocina, en plan niña buena estaba cocinando una cena espléndida, como intentando que pensase lo que había perdido mi amigo al maltratarla. Siguiéndole la corriente, tuve que soportar que haciéndose la victima, me contara lo infeliz que había sido en su matrimonio y como la situación llevaba degenerando los últimos tres años, yendo de mal en peor y que la paliza le había dado el valor de dejarle.
-Pobrecita-, le dije cogiendo su mano,-no sé como pudiste soportarlo tanto tiempo. He pensado que para evitar que Miguel te encuentre lo mejor que podemos hacer es irnos unos días a mi finca en Extremadura-.
Su cara se iluminó al oírlo, ya que le daba el tiempo para lavarme el cerebro y que cuando me enterara de lo que realmente había ocurrido, ya estuviera convencido de su inocencia y no diera crédito a lo que me dijeran. Todo iba a según sus planes, lo que no se le pasó por la cabeza es que esos iban a ser los peores días de su vida. Esa noche llamó a sus padres, diciéndoles que no se preocuparan que se iba de viaje y que volvería en una semana.
Nada mas despertarnos, cogimos carretera y manta. Iba vestida con unos pantalones cortos y un top, parecía una colegiala, los largos años de gimnasio le habían conservado un cuerpo escultural, sus pechos parecían los de una adolescente, la gravedad no había hecho mella en ellos, se mantenían erguidos, duros como una piedra, y sus piernas seguían teniendo la elasticidad de antaño, perfectamente contorneadas. Era una mujer muy guapa, y lo sabía, durante todo el camino no paró de ser coqueta, provocándome finamente, sin que nada me hiciera suponer lo puta que era, pero a la vez buscando que me calentara. Sus movimientos eran para la galería, quería que me fijara en lo buena que estaba, que me encaprichara con ella. Nada mas salir se descalzó, poniendo sus pies en el parabrisas, con el único objetivo que mis ojos se hartaran de ver la perfección de sus formas. Poco después, se tiró la coca-cola encima, y pidiéndome un pañuelo se entretuvo secándose el pecho de forma que no me quedara mas remedio que mirar sus senos, que me percatara como sus pezones se habían erizado al tomar contacto con el hielo de su bebida.
Medio en broma le dije que parara, que me iba a poner bruto, a lo que ella me contestó que no fuera tonto, que yo solo podía mirarla como un hermano. Si lo que buscaba era ponerme a cien, lo había conseguido. Mi pene estaba gritando a los cuatros vientos que quería su libertad, ella era conocedora de mi estado, ya que la descubrí mirándome de reojo varias veces mi paquete.
Llegamos a “el averno”, la finca familiar que heredé de mi familia. La mañana era la típica de septiembre en Cáceres, calor seco, por lo que le pregunté si le apetecía darse un remojón en la piscina. Aceptó encantada yéndose a poner un traje de baño, mientras le daba las ordenes oportunas al servicio. Me quedé sin habla cuando volvió ataviada con un escasísimo bikini, que difícilmente lograba esconder sus aureolas, pero que ni siquiera intentaba tapar las rotundas curvas de sus pechos. Si la parte de arriba tenía poca tela, que decir del tanga rojo, que al caminar se escondía temeroso entre sus dos nalgas y que por delante tímidamente ocultaba lo que se imaginaba como bien rasurado sexo. Solo verla hizo que mi corazón empezara a bombear sangre hacia mi entrepierna, y que mi mente divagara acerca de que se sentiría teniendo encima.
Patricia sabiéndose observada se tiró a la piscina, manteniéndose unos minutos dando largos, pero al salir sus pezones se marcaban como pequeños volcanes en la tela. Viendo que me quedaba mirando, sonrió coquetamente, mientras me daba un besito en la mejilla. Tuve que meterme en el agua, intentando calmarme. El agua estaba gélida por lo que me contuvo momentáneamente el ardor que sentía, pero no sirvió de nada por que al salir, la muchacha me pidió que le echara crema en la espalda.
Estaba jugando conmigo, quería excitarme para que bebiera como un gatito de su mano, sabiéndolo de antemano me dejé llevar a la trampa, pero la presa que iba a caer en ella, no era yo. Comencé a extenderle la crema por los hombros, su piel era suave, y estaba todavía dorada por el verano. Al sentir que mis manos bajaban por su espalda, se desabrochó para que no lo manchara, dejando solo el hilo de su tanga como frontera a mis maniobras. Sabiendo que no se iba a oponer, recorrí su cuerpo enteramente, concentrándome en sus piernas, deteniéndome siempre en el comienzo de sus nalgas. Notando que no le echaba ahí, me dijo que no me cortara que si no le ponía crema en su trasero, se le iba a quemar. Fue la señal que esperaba, sin ningún pudor se lo masajeé sensualmente, quedándome a milímetros de su oscuro ojete, pero recorriendo el principio de sus pliegues. Mis toqueteos le empezaron a afectar, y abriendo sus piernas me dio entrada a su sexo. Suavemente me apoderé de ella, primero con timoratos acercamientos a sus labios, y viendo que estaba excitada, me puse a jugar con el botón de su clítoris, mientras le quitaba la poca tela que seguía teniendo.
Su mojada cueva recibió a mi boca con las piernas abiertas, con mis dientes empecé a mordisquearle sus labios, metiéndole a la vez un dedo en su vagina. Debía de estar caliente desde que supo que nos íbamos de viaje por que no tardó en comportarse como posesa, y cogiéndome la cabeza, me exigió que profundizara en mis caricias. Mi lengua como si se tratara de un micropene se introdujo hasta el fondo de su vagina, lamiendo y mordiéndola mientras ella explotaba en un sonoro orgasmo.
Me gritó su placer, derramándose en mi boca, ella estaba satisfecha, pero yo no, me urgía introducirme dentro de ella, y cogiendo mi pene, coloqué el glande en su entrada, poniéndole sus piernas en mis hombros. Despacio, sintiendo como cada uno de los pliegues de sus labios acogían toda mi extensión, me metí hasta la cocina, no paré hasta que la llené por completo. Ella al sentirlo, empezó a mover sus caderas en busca del placer mutuo, acelerando poco a poco sus movimientos. Era una perfecta maquina, una puta de las buenas, pero en ese momento era mía y no la iba a desperdiciar, por lo que poniéndola a cuatro patas, me agarré a sus pechos y violentamente recomencé mis embestidas. Ella seguía pidiéndome mas acción, por lo que sintiéndome un vaquero, agarré su pelo y dándole azotes en el trasero, emprendí mi cabalgada. Nunca la habían tratado así, pero le encantaba, y aullando me pidió que siguiera montándole pero que no parara de pegarle, que era una zorra y que se lo merecía. Su sumisión me excitó en gran manera, y clavándole cruelmente mis dientes en su cuello, la sembré con mi simiente. Eso desencadenó su propia uforia, y mezclando su flujo con mi semen en breves oleadas de placer se corrió por segunda vez.
Agotado me tumbé a su lado en la toalla, satisfecha mi necesidad de sexo, solo me quedaba mi venganza, sabiendo que me quedaba una semana, decidí dejarlo para mas tarde. Ella por su parte, tardó unos minutos en recuperarse del esfuerzo, pero en cuanto su respiración le permitió hablar, no paró, diciendo lo mucho que me había deseado esos años, pero que el respeto a su marido se lo había impedido, y que ahora que nos habíamos desenmascarado quería quedarse conmigo, no importándole en calidad de que. Le daba igual ser mi novia, mi amante o mi chacha, pero no quería abandonarme.
Mi falta de respuesta no le preocupó, supongo que pensaba que me estaba debatiendo entre mi amistad por Miguel y mi atracción por ella, y que al igual que yo, tenía una semana para hacerme suyo. Lo cierto es que se levantó de buen humor y riendo me dijo:
-Menudo espectáculo le hemos dado al servicio-, y acomodándose el sujetador, me pidió que nos fuéramos a vestir, que no quería quedarse fría.
Entramos en el caserío, y ella al descubrir que nos habían preparado dos habitaciones, llamó en plan señora de la casa a la criada, para que cambiara su ropa a mi cuarto. María, mi muchacha, no dijo nada pero en sus ojos vi reflejada su indignación, mi cama era su cama, y bajo ningún concepto iba a permitir que una recién llegada se la robara. “Coño, esta celosa”, pensé sin sacarla de su error. Error de María y error de Patricia, mi colchón era mío y yo solo decidía quien podía dormir en él.
Comimos en el comedor de diario, por que quería la cercanía de la cocina, permitiera a la muchacha el seguir nuestra conversación, y convencido que no se iba a peder palabra, estuve todo el tiempo piropeando a la esposa de mi amigo. Buscando un doble objetivo, el cabrear a mi empleada, y que Patricia se confiara. Nada mas terminar la comida, le propuse salir a cazar, me apetecía pegar un par de tiros de polvora, antes que en la noche mi escopeta tuviera faena. Aceptó encantada, nunca en su vida había estado en un rececho, por lo que recogiendo mis armas, nos subimos al land-rover. En el trayecto al comedero no dejaba de mirar por la ventana, comentando lo bonita que era la finca, creo que sintiéndose ya dueña de las encinas y los alcornoques que veía.
Durante todo el verano mis empleados habían alimentado a los guarros, en un pequeño claro justo detrás de una loma, por lo que sabía que a esa hora no tardarían en entrar o bien una piara, o bien un macho. No se hicieron esperar, apenas tuvimos tiempo de bajarnos cuando un enorme colmilludo, ajeno a nuestra presencia, salió de la espesura y tranquilamente empezó a comer del grano allí tirado. Tuve tiempo suficiente para encararme el rifle, y con la frialdad de un cazador experimentando, le apunté justo detrás de su pata delantera, rompiéndole el corazón de un disparo. En los ojos de Patricia descubrí la excitación del novato al ver su primera sangre, era el momento de empezar mi venganza y acercándome al cadáver del jabalí, saqué mi cuchillo de caza y dándoselo a la mujer, le exigí, que lo rematara.
Ella no sabía que había muerto en el acto, y temiendo que la atacara, se negó en rotundo. Cabreado la abofeteé, diciendo que no se debe hacer sufrir a un animal, por lo que recuperando el cuchillo, le abrí sus tripas sacándole el corazón. Patricia estaba horrorizada por mi salvajismo, por lo que no se pudo negar cuando le ordené que se acercara. Teniéndola a mi lado, le dije que como era su primera vez, tenia que hacerla novia, y agarrándole del pelo, le introduje su cara en las entrañas del bicho. Estaba asqueada por el olor y la sangre, pero la cosa no quedó ahí, y obligándola a abrir la boca le hice comer un trozo del corazón crudo que había cortado.
La textura de la carne cruda le hizo vomitar, solo el sentir como se pegaba a su paladar le provocó las arcadas, pero cuando se tuvo que tragar la carne, todo su estomago se revolvió y echando por la boca todo el alimento que había ingerido. Yo solo observaba. Al terminar, se volvió hecha una furia, y alzando su mano, intentó pegarme. Me lo esperaba, por lo que no me fue complicado el detener su mano, e inmovilizándola la tiré al suelo. Patricia comenzó a insultarme, a exigirme que la llevara de vuelta a Madrid, que nunca había supuesto lo maldito que era. Esperé que se desfogara, y entonces me senté a horcajadas sobre ella, con una pierna a cada lado de su cuerpo, y dándole un tortazo le dije:
-Mira putita, nunca me creí que tu marido te maltratara-, mentira me lo había tragado por completo,- es mas, al ver las fotos tuyas retozando con tu amante, decidí convertirte en mi perrita-.
Dejó de debatirse al sentir como con el cuchillo, botón a botón fui abriéndole la camisa, se paralizó de miedo al recordar como había destripado al guarro con la misma herramienta con la que le estaba desnudando. Realmente, estaba bien hecha medité mientras introducía el filo entre su sujetador y su piel, cortando el fino tirante que unía las dos partes. Su pecho temblaba por el terror cuando pellizqué sin compasión sus pezones erectos. Me excitaba verla desvalida, indefensa. Sin medir las consecuencias, le despojé de su pantalón y desgarrándole las bragas, terminé de desnudarla. Al ver que liberaba mi sexo de su prisión intentó huir, pero la diferencia de fuerza se lo impidió.
-Patricia, hay muchos accidentes de caza-, le dije con una sonrisa en los labios,-no creo que te apetezca formar parte de uno de ellos, ahora te voy a soltar y tendrás dos posibilidades, escapar, lo que me permitiría demostrarte mi habilidad en el tiro, o ponerte a cuatro patas para que haga uso de ti-.
Tomó la decisión mas inteligente, no en vano había estado presente cuando de un solo disparo acabé con la bestia y con lagrimas en los ojos, apoyándose en una roca, esperó con el culo en pompa mi embestida. Me acerqué donde estaba, y con las dos manos le abrí las nalgas de forma que me pude deleitar en la visión de su rosado agujero. Metiéndole un dedo, mientras ella no paraba de llorar comprobé que no había sido usado aun, estaba demasiado cerrado para que alguna vez se lo hubieran roto, saber que todavía era virgen análmente, me encantó, pero necesitaba tiempo para hacerle los honores, por lo que dándole un azote le dije:
– Tu culito se merece un tratamiento especial, y la berrea no empieza hasta dentro de unos días-, me carcajeé en su cara, dejándole claro que no solo no iba a ser la dueña, sino que su papel era el de ser objeto de mi lujuria.
El primer acto había acabado, por lo que nos subimos al todoterreno, volviendo a la casa. Esta vez fue un recorrido en silencio, nunca en su vida se había sentido tan denigrada, era tal su humillación que no se atrevía ni a mirarme a la cara. Yo por mi parte estaba rumiando la continuación de mi venganza.
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